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La construcción del machismo en Los gallos salvajes

de Hugo Argüelles

Español A, Categoría 1
Número de candidato: 001464-0019
Colegio Alemán de Guadalajara
Atzin Morán Mendoza
Supervisor: Rodrigo Holguín
3851 palabras
Resumen
El problema sometido a estudio en esta monografía es la construcción del machismo y su
función en la tragedia Los gallos salvajes. En este trabajo se analiza a profundidad qué
función dramática, social y política juega el machismo en esta obra literaria de Hugo
Argüelles. Parte del análisis de la obra fue definir bien la construcción del machismo
presentada a través del personaje Luciano Miranda, con base a diferentes percepciones
culturales del macho mexicano rural. Es visible que Argüelles no crea un ideal del macho
mexicano que defina con claridad su percepción del machismo, sino que en cambio crea
una figura caricaturesca y exagerada que engloba todos los defectos del estereotipo
machista rural mexicano. A través de un análisis extenso del conflicto filial-paternal
representado en la tragedia, se estableció la función a nivel dramático del machismo. Se
llegó a la conclusión de que si bien el machismo no es el conflicto que desata el error trágico
de la obra, ciertamente es un catalizador que conlleva a ella. Aunque en menor medida, el
problema sociopolítico del México rural de la segunda mitad del siglo XX también es
abordado por Argüelles, y una parte importante de la investigación fue el de establecer en
qué medida y con qué eficacia es el machismo un medio para expresar el problema social
del México rural, tomando como referencia un estudio que habla sobre el caciquismo en el
México rural. En este aspecto es claro que el machismo se usa como medio para denunciar
la violencia y las estructuras de poder corruptas e imperantes en el México rural de la
segunda mitad del siglo XX, sobre todo por la aparición del machismo como un rol abierto,
exagerado y satirizado con un personaje saturado de estereotipos rurales machistas:
Luciano Miranda.
Índice
Introducción…………………………………………………………………………………………………. 3

Argumento…………………………………………………………………………………………………… .
4

Capítulo 1 – El macho
mexicano……………………………………………………………………. 4

1.1 La construcción de Luciano Miranda como encarnación del macho


mexicano…………………………………………………………………………………………....6

Capítulo 2 – El conflicto filial-


paternal…………………………………………………………… 8

2.1 La función dramática del


machismo………………………………………………. 8

Capítulo 3 – El rol del machismo como medio de denuncia………………………… 10

Conclusión…………………………………………………………………………………………………... 1
2

Bibliografía………………………………………………………………………………………………….. 1
3
Introducción

Hugo Argüelles (1932-2003) fue un dramaturgo mexicano, originario del estado de Veracruz. Figura
entre los grandes representativos del teatro mexicano del siglo XX. Los gallos salvajes es una de las
muchas obras que escribió este autor. En su obra se aprecian diferentes temáticas, pero todas
girando alrededor de la cultura y sociedad mexicana, en un teatro que la académica española
Rosario Alonso Martín califica como el “teatro de identidad”. En Los gallos salvajes, Argüelles aborda
varios temas, entre los que más destacan el del incesto, la violencia y el machismo, ambientada en
una sociedad mexicana retrógrada. El propósito de este trabajo es el de explorar más a fondo uno
de los temas de mayor importancia en toda la obra: el machismo, y responder la siguiente pregunta
de investigación: ¿Cómo se construye el machismo en la obra de teatro Los gallos salvajes?

Se analizará la función de este aspecto no sólo a nivel dramático, sino también a nivel social.
Para la culminación de este objetivo se recurrirá más que nada a fuentes literarias que sirvan de
apoyo para el análisis de la obra, obras donde se aborde el machismo desde un punto de vista social
y cultural. Cabe mencionar que a pesar de esto, la monografía estará mayormente conformada por
un análisis propio extensivo, aunque sí habrá partes en las que se recurra a análisis de terceros para
sustentar algunas ideas.

La importancia de esta investigación radica en varios aspectos. Uno de ellos es el de retomar


la literatura nacional mexicana, en especial el teatro de Hugo Argüelles, que, desde la perspectiva
del autor de este trabajo, no es apreciado como se debería. Por otra parte, el análisis de este tipo
de temáticas en la literatura nos lleva generalmente a alguna relación con la sociedad en la que se
ha escrito. A lo largo de la historia, la literatura ha sido un espejo, en donde los problemas políticos
y sociales se reflejan claramente. Un análisis profundo de estos temas nos llevan en la mayoría de
las veces a una imagen muy clara de los problemas sociales o políticos de una sociedad, que, aunque
matizada con la perspectiva del autor, nos hace conscientes de los problemas que aquejan a una
sociedad cualquiera. Los gallos salvajes está ambientada en una población rural del estado de
Veracruz, México, en la segunda mitad del siglo XX. Aunque se trata de una obra de ficción, se
plasma una imagen clara de las poblaciones rurales no sólo de Veracruz, sino de México en general,
donde aún en pleno siglo XX se mantuvieron estructuras políticas obsoletas y retrógradas. Un
aspecto importante de esta monografía es cómo y con qué eficacia logra Argüelles incorporar el
machismo para destacar el problema sociopolítico presentado, así como la identificación de los
elementos machistas que crean la imagen del macho mexicano en Los gallos salvajes, y el rol que
juega a nivel dramático.
Argumento

Antes de iniciar el análisis de la obra, se ha decidido redactar brevemente el argumento de la misma,


con el propósito de contextualizar al lector en el objeto de estudio en cuestión. Los gallos salvajes,
de Hugo Argüelles, es una tragedia, estrenada en el año de 1986, dividida en dos actos, los cuales
están subdivididos en dos y tres cuadros, respectivamente. En la obra no se menciona de manera
explícita la ubicación temporal de la misma, sin embargo, es probable que se encuentre en la
segunda mitad del siglo XX, en alguna población rural del estado de Veracruz, México. En esta
tragedia se representa la historia de Luciano Eduardo (Luciano), que, después de 2 años de
esconderse en la Ciudad de México vuelve, según dice el brujo personal de su padre, para matar a
Luciano Miranda (El Padre), narcotraficante y cacique de una población veracruzana. La visita del
Hijo genera dudas en el padre sobre los motivos de su visita, lo que provoca una discusión con su
hijo sobre la naturaleza de su relación. A lo largo de la obra se exploran varios aspectos psicológicos
de los personajes, que van desenmascarando poco a poco la naturaleza ineludible de su relación
incestuosa. El shock de la revelación finalmente incita al Padre a matar a su hijo, y posteriormente
cometer suicidio.

Capítulo I

El macho mexicano
Es difícil (si no es que imposible) hacer una definición clara y universalmente aceptada de la palabra
“machismo”. La percepción de lo que significa ser “macho” puede variar enormemente en función
de la clase social o cultura en cuestión. Si se consulta en un diccionario el término “machismo”,
frecuentemente se obtendrá una definición por lo menos parecida a la siguiente:

“Actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres”1

Pero, ¿es esta una definición precisa? ¿Es realmente posible definirlo universalmente? Ante
esta disyuntiva, el académico Matthew C. Gutmann escribió: “Quién llama macho a quién, por qué
y cuándo, constituye, […] una pregunta clave que no tiene respuestas fáciles”.

Al ser el machismo el tema principal de este trabajo, resulta conveniente identificar qué
caracteriza al machismo mexicano en Los gallos salvajes. Mientras Gutmann afirma que el
machismo se percibe de manera diferente en diferentes regiones, también se habla de una
estereotipación sobre el mismo. En una entrevista realizada por Gutmann a varios ciudadanos
provenientes de la ciudad capital de México, que trataba del machismo, se nota un claro estereotipo

1
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, 22.ª edición. En:
http://lema.rae.es/drae/?val=machismo fecha y hora de consulta: 06/02/2014 11:33 p.m.
al abordar el tema del macho rural. En el estudio de Gutmann2 Eugenia, habitante genérico de la
Ciudad de México, asegura “En los pueblos, los hombres son unos verdaderos salvajes” también se
notan respuestas como “Por supuesto que todavía hay mucho machismo en los pueblos. Ahí son
verdaderamente diferentes”. A partir de estas y otras descripciones de los entrevistados se llega a
una conclusión: aunque los habitantes de la población urbana no tienen un concepto claro de qué
es ser macho en la ciudad, ciertamente tienen una imagen muy “clara” de los “machos” en
poblaciones rurales. La recopilación de las características descritas nos lleva al estereotipo del
macho rural mexicano: personas violentas, primitivas, salvajes, donde los conflictos con armas de
fuego son comunes. Una percepción exagerada y sensacionalista, pero aceptada. Esta descripción,
aunque es inexacta y tiene poco valor desde el punto de vista sociológico, resulta útil para la
monografía, pues muchas de las características mencionadas resultan encajar bien en la
caracterización de Luciano Miranda (en la obra acotado “Padre”): “PADRE: […] ¡Y ya ves: me salí con
la mía! (Ve satisfecho hacia las fotos) ¡Y ganada así: a punta de balazos y cicatrices!”3

Debido a esto resulta conveniente analizar otros puntos de vista respecto al macho
mexicano, y no sólo basarse en la estereotipada opinión urbana sobre macho rural mexicano.
Alfredo Mirandé adopta una aproximación diferente ante el problema de definir al macho
latinoamericano. Mediante una encuesta, Mirandé recopila las características que, según los
encuestados, definen al machismo. La gran diferencia está en que, al presentar los datos, decide
clasificar estas características en “negativas” y “positivas”. Esta aproximación resulta interesante
para esta investigación, pues da una visión un poco más global de la percepción del machismo en
Latinoamérica. Los cuatro rasgos “negativos” que según Mirandé caracterizan al macho latino son:
La masculinidad sintética/exagerada, la dominancia/autoritarismo masculino, la
violencia/agresividad y el egoísmo. En cuanto a los rasgos positivos descritos se encuentran: la
asertividad/defensa de los derechos, responsabilidad y el respeto de un código ético genera4l. Si se
comparan tanto rasgos positivos como negativos con la concepción del macho mexicano a través de
Luciano Miranda, es destacable la concordancia entre la presentación del carácter de Luciano
Miranda y los rasgos negativos del machismo descritos por Mirandé, sobre todo la violencia, que es
mencionada en repetidas ocasiones en la obra: “PADRE: […] y al otro le cortaré las manos y luego,
dobladas, hechas puños, se las meteré por el culo”5

Octavio Paz, premio Nobel mexicano, tiene su propia definición del macho mexicano en su famoso
ensayo El Laberinto de la Soledad, en el capítulo titulado “Los hijos de la Malinche”, Paz escribe:

2
GUTMANN, Matthew C. Ser hombre de verdad en la Ciudad de México: Ni macho ni mandilón. México.
Editorial el colegio de México. 2000 p. 101
3
ARGÜELLES, Hugo. Los gallos salvajes. México. Editorial Gaceta. 1994. p.242
4
MIRANDÉ, Alfredo. Hombres y machos. Masculinity and Latino Culture. Estados Unidos. Westview Press.
1997. p. 69 (traducción libre realizada por el autor de esta monografía)
5
Op. cit ARGÜELLES p.244
“El "Macho" es el Gran Chingón. Una palabra resume la agresividad, impasibilidad, invulnerabilidad,
uso descarnado de la violencia, y demás atributos del "macho": poder. La fuerza, pero desligada de
toda noción de orden: el poder arbitrario, la voluntad sin freno y sin cauce.”6

El ensayo de Paz es mucho más extenso, y se profundiza de manera más detallada todo el
tema, no obstante, este fragmento contiene una idea fundamental de su concepción del macho
mexicano. Paz menciona que el poder distintivo del “macho” es la capacidad de herir, humillar, que
siguen las representaciones feudales y caciquistas. Luciano Miranda presenta también un gusto por
humillar, esta faceta se representa de manera muy clara casi al final de la tragedia, justo antes de
asesinar a su hijo, Luciano le dice a su hijo que se quite los pantalones, se siente en el sillón, y le
dice. “PADRE: Quédate así… cordero del sacrificio… Cristo marica…”7, demostrando un gusto por la
denigración intencional de su propio hijo.

1.1 La construcción de Luciano Miranda como encarnación del macho mexicano

Con este análisis es pertinente decir que Luciano Miranda es, en efecto, una imagen de todos los
estereotipos del macho rural mexicano. Sin embargo, también se presenta un elemento clave en la
construcción del machismo en Luciano Miranda: el ámbito sexual, y la reafirmación constante de la
virilidad. En la obra se evidencia que El Padre incurre en la poligamia, y no sólo eso, sino que además
expresa su deseo de “satisfacer” a cinco mujeres a la vez, diciendo que es “un capricho suyo”. El
Padre intenta así afirmar su virilidad y su potencial sexual. Los elementos machistas se extienden
incluso a los recursos dramáticos como lo es el vestuario. Así lo señala Raúl Jiménez Barrera en su
ensayo Los elementos trágicos en Los gallos salvajes. Jiménez menciona: “En este acto además se
aclara que como buen matón Luciano Miranda trae una pistola, extensión de su virilidad”8. Su deseo
sexual y su libido son tan grandes que llega a la perversión y a fetiches sexuales inusuales. “PADRE:
[…] ¡mira, el darle un beso a una ahijadita así, de cariño nomás, un beso limpio pues, a una niña de
diez años… no sólo me llena de algo sabroso y agradable. Si no que además… me para el rifle.” 9“El
rifle” es una alusión fálica. Otoniel, A manera de cumplido, le contesta: “OTONIEL: Es que trae
sobrado lo animal, patrón”10

La relación con el mundo animal y lo salvaje es también parte del machismo en Luciano
Miranda, y el mismo Otoniel alaba su machismo, diciendo que su deseo sexual es provocado, porque
su instinto animal está más desarrollado. La misma alusión a lo salvaje se encuentra en el título, los
gallos salvajes, haciendo referencia al instinto animal y hostil de los personajes, no es coincidencia

6
PAZ, Octavio. El Laberinto de la Soledad. México. Fondo de Cultura Económica. 1972 p. 73
7
Op. cit ARGÜELLES p.315
8
JIMÉNEZ Barrera, Raúl. Los elementos trágicos en Los gallos salvajes. p.41 en:
http://ru.ffyl.unam.mx:8080/jspui/bitstream/10391/2857/1/02_LEL_17_2011_JimenezR_33-52.pdf fecha y
hora de consulta: 11/01/2014 04:57
9
Op. cit ARGÜELLES p.241
10
Ibid p. 242
que las peleas de gallos fueran en su tiempo vistas en su tiempo como un deporte nacional
masculino en México11, ni que el apodo de Luciano Miranda sea “el gallo rojo”.

No solo es este fetiche el que tiene Luciano Miranda, sino que demuestra también otro
trastorno, el sadismo: “PADRE: […] la “Semana Santa” cuando “troné” con mi gente a los levantados
esos que andaban queriendo formar una guerrilla […] algo me traía rete excitado con eso de verlos
retorcerse y soltar sangre”12. Si bien el sadismo no necesariamente forma parte del estereotipo del
macho mexicano comúnmente aceptado, es justo decir que en el caso de Luciano Miranda se
produce como una yuxtaposición de dos elementos que sí son característicos del machismo, que
son el potencial sexual y la violencia.

Con toda esta evidencia se llega a una conclusión muy importante respecto al machismo
presente en el personaje Luciano Miranda, la cual es que las prácticas de este personaje no
representan un macho argüellano idealizado por el autor, sino que es más bien una caricatura, un
símbolo satírico en donde Argüelles engloba todos los defectos del estereotipo del macho rural
mexicano, en donde si bien no se presenta a un personaje “irreal”, ciertamente es una figura
exagerada del machismo mexicano.

11
Op. cit GUTMANN p. 311
12
Op. cit ARGÜELLES p.242
Capítulo II

El conflicto filial-paternal
El conflicto de la tragedia Los gallos salvajes gira en torno a la compleja relación entre Luciano
Miranda y Luciano Eduardo. A lo largo de la obra es muy claro que no llevan una convivencia común.
Argüelles aborda esta relación, nuevamente, de manera sumamente cruda, pues no sólo representa
un complejo de Edipo freudiano moderno, sino que también incurre en el incesto. En medio de este
enfrentamiento está Otoniel, que, como brujo y análogamente una especie de Oráculo, se convierte
en el mediador entre Luciano Miranda y Luciano Eduardo. Luciano Eduardo desarrolla un complejo
amoroso desde su infancia con su padre. Ambos homosexuales, el hijo se enamora de su padre no
sólo de manera filial, sino sentimental y hasta carnal. A lo largo de la obra, se van revelando detalles
que ayudan a entender la naturaleza tan compleja de esta relación. Luciano Miranda abusó
sexualmente de su hijo. El padre, inmerso en su mundo machista y caciquista, niega cualquier
actitud homosexual.

El Hijo, por otra parte, después de su regreso de la Ciudad de México, representa el


racionalismo. Está consciente de su homosexualidad, y le empieza a platicar a su padre sobre ello.
Le aclara sobre la práctica de algunos griegos que practican el sexo oral como parte de un ritual de
iniciación, donde el padre le transmite su masculinidad a su hijo. Luciano Miranda acepta el
argumento de inmediato y justifica su fellatio, creyendo la idea de que de esa manera le podría
“entregar el poder a su hijo”. De este modo, el machismo tiene de nuevo una influencia en las
acciones del padre, tomando esta concepción cultural del sexo oral no sólo para justificar sus
acciones, sino también para demostrar aún más su virilidad y tratar de eliminar cualquier
interpretación homosexual de sus acciones con su hijo: “PADRE: ¿Ah sí? ¡Ahora resulta que…! Vaya,
pues que bueno que mi instinto como dices, me haya llevado a darte no sólo cariño, sino también…
a transmitirte mi poder de ese modo!” 13 . Luciano Eduardo buscaba venganza contra su padre, por
el trauma que le causó en su infancia.

2.1 La función dramática del machismo

En el caso específico del conflicto filial-paternal, el machismo tiene una función importante a nivel
dramático, que se hace más notable si se analiza el error trágico que provoca la tragedia: “El error
trágico, piedra angular de la tragedia, es una inconcebible y aberrante forma de incesto que, y eso
es otro error trágico, ni siquiera nace del amor. Nace del poder como una representación más de
fuerza, como una expresión abyecta de dominio”14

13
Ibid p.282
14
ALONSO MARTÍN, Rosario. Hugo Argüelles, el teatro de identidad. México. Editorial Conaculta y
Escenología. 2003. p. 156
La relación homosexual entre el padre y el hijo es asumida de maneras diferentes por las
dos partes. El hijo lo ve como una relación de incesto, homosexual, mientras que el padre afirma
que es un acto totalmente normal, y que su único propósito es transmitirle las fuerzas a su hijo.

Esta disputa se intensifica más y más. El conflicto, cargado de un matiz sexual, tiene un punto
tenso al final del primer acto, donde, después de golpear a su hijo, éste se le arrodilla y se le acerca
a la pelvis, que representa un símbolo de dominio tanto físico, como emocional y por supuesto,
también sexual.

La postura machista sigue siendo sumamente importante en estos puntos. Al final del
primer cuadro del segundo acto, por ejemplo, después de una acalorada discusión, el hijo empieza
a llorar, a lo que el padre le responde:“PADRE: ¡No llore! (lo sacude) ¡No llore, cabrón! Sea usted
macho! (Le golpea en el rostro.) ¡No llore!”15.Posteriormente, Luciano Eduardo besa a su padre y
luego lo golpea en los genitales. El hijo, al golpear los genitales de su padre y besarlo, ataca de
manera simbólica su hombría, sabiendo que afectaría su orgullo.

El título de la obra, Los gallos salvajes es una metáfora que se refiere al conflicto filial-
paternal que se desarrolla. Dentro de la obra hay un fragmento que representa muy bien el conflicto
mencionado, se trata de un diálogo entre Otoniel, brujo personal de Luciano Miranda y El Hijo:

“OTONIEL: Te vi en un sueño que todavía traes en la mirada: soñaste a dos gallos


picoteándose, peleando… dos gallos salvajes. Tú te reconocías en uno (el más
golpeado) y pensabas del otro: “¿Cómo matarlo?”… y te respondiste: “picándolo bajo
la cresta”. La cresta es el Poder y el símbolo del gallo. Tú quieres matar a tu padre
quitándole el Poder… quitándole lo que él llama: “su imagen”. No me digas ni que sí ni
que no. Yo sé.”16

Este fragmento es en extremo importante, y engloba todo el conflicto entre el padre y el


hijo. Padre e hijo se enfrentan simbólicamente en esta pelea de gallos, que además es en ocasiones
percibido como un deporte nacional masculino. El hijo pretende atacar a su padre en la “cresta”, es
decir, en lo que identifica al gallo, es decir, pretende destruir la imagen de “macho supremo”, cosa
que le quitaría no sólo su orgullo, sino también todo su poder de cacique, que sólo mantiene por su
reputación. Des este modo se reconoce al machismo como una parte esencial de esta tragedia, pues
si bien el machismo de Luciano Miranda en sí no representa el error trágico, efectivamente funciona
como una especie de “catalizador” de la tragedia.

15
Op. cit ARGÜELLES p.286
16
Ibid p. 294
Capítulo III
El rol del machismo como medio de denuncia

En la escritura teatral, existen los así llamados roles. Según el autor José Luis Alonso de Santos,
existen tres tipos de roles que pueden cargar un personaje: el rol abierto, el rol secreto y el rol
inconsciente.17 Los roles abiertos son aquellos que son públicos, que no se ocultan o no se pueden
ocultar.

El poder que Luciano Miranda tiene está basado en su imagen machista y su exacerbada
hombría. El machismo en Luciano Miranda es, por lo tanto, un rol abierto, algo que se admite
públicamente y sin miedo. Algo que llama la atención es cómo roles que normalmente son secretos
pasan a ser completamente abiertos en Los gallos salvajes. Normalmente, roles de origen sexual,
sádicos, de intento de poder y posesión del otro sólo se muestran en intimidad, sin embargo, está
claro que el Los gallos salvajes este tipo de roles son abiertos, y no sólo eso, sino que son estas
características las que destaca El Padre de su personalidad, y de las que más orgulloso se siente.

Sin embargo este rol abierto del machismo mexicano estereotipado no es el único rol
interesante en la tragedia. La exagerada preocupación de Luciano Miranda por mantener una
imagen de macho no sería tan grande de no ser por su homosexualidad. Al principio puede parecer
paradójico, ya que Luciano Miranda expresa un supuesto repudio por los homosexuales, no
obstante, es esto mismo lo que potencializa su machismo. La necesidad de encubrir su identidad
homosexual lo obliga a exagerar el lado “contrario”, es decir, dar una impresión aún más machista
de lo normal.

En Los gallos salvajes existe, aunque de manera secundaria, la intención de hacer una
denuncia a la situación social y política del México rural de la segunda mitad del siglo XX. Luciano
Miranda logra, a través de su imagen de “macho” hacerse de un gran poder en la comunidad rural
en la que vive, aprovechándose del sistema político corrupto, en donde el caciquismo, la violencia y
el clientelismo político reinan abrumadoramente. El caciquismo era, en efecto, un fenómeno en las
poblaciones rurales mexicanas en la segunda mitad del siglo XX, y era común que se empleara la
violencia para lograrlo: “Para asegurar la continuidad del sistema, los caciques se han servido de la
violencia física así como de formas de control ideológico.”18 Luciano Miranda, macho admitido,
utiliza este argumento para justificar su manera de actuar, alegando que su hombría le ha llevado
poder y éxito: “PADRE: […]¡Y por mi animal o lo que sea, pero acabé por imponer mi propia ley!
¡Ley! ¿Me oyes? ¡No escrita, pero vale igual o más! ¡Mi Ley! ¡Esa con la que uno se hizo de un
respeto, un miedo y un poder!”19

17
ALONSO DE SANTOS, José Luis. La escritura dramática. Madrid. Editorial Cristalia. 1998. p.242
18
BARTRA, Roger. Caciquismo y poder político en el México rural. México. Siglo Veintiuno editores. 1975 p.
37
19
Op. cit ARGÜELLES p.242
Luciano Miranda no sólo acepta ser un “macho”, sino que lo reitera repetidamente a lo largo
de toda la obra. A El Padre le gusta presumir su gusto por la violencia. Argüelles le da un gran énfasis
al tema de la violencia que, además de ser muy recurrente en la obra, es presentada de una manera
sumamente grotesca.

De este modo nos damos cuenta la crudeza con la que Argüelles maneja la obra, haciendo
públicos y explícitos temas que normalmente están marcados como tabú. El sadismo, la aceptación
de la manipulación y el servilismo en la vida política son roles que uno podría espera fueran roles
secretos20, sin embargo no lo son. Ésta es la manera de Argüelles de denunciar la corrupción
mexicana y la sus obsoletos sistemas de caciquismo. El macho reconocido y el político corrupto sin
vergüenza es una denuncia a un problema sociopolítico que si bien actualmente no tiene tanta
trascendencia, en su tiempo fue un problema preocupante. Mediante la exagerada y satirizada
representación del macho violento sale a relucir de manera muy eficaz un problema no sólo de
dimensión social, sino también política, sacando a flote las prácticas caciquistas en el México rural.

20
ALONSO DE SANTOS, José Luis. La escritura dramática. Madrid. Editorial Cristalia. 1998. p. 243
Conclusión
A manera de conclusión de este trabajo de investigación se pueden mencionar varios aspectos.
Primeramente, después de un análisis de la obra, el carácter de Luciano Miranda y sus prácticas se
pudo desentrañar la construcción del macho mexicano según Argüelles. No se trata de un intento
de crear a un personaje realista que represente al macho mexicano rural promedio, sino que se trata
de una imagen satírica, caricaturesca, que recopila todos los estereotipos negativos del macho rural
mexicano.

El machismo tiene una función sumamente importante en esta tragedia en la mayoría de


sus aspectos. Desde la perspectiva técnica de la dramática, el machismo forma parte esencial al
momento de caracterizar al personaje Luciano Miranda, y tiene la función de rol abierto, de manera
que todos los estereotipos machistas rurales son no sólo visibles, sino que reiterados por Luciano
Miranda. Sin embargo, es importante mencionar que este machismo como rol abierto en El Padre
es parte del rol secreto de Luciano Miranda: la homosexualidad. De este modo el machismo sirve a
modo de fachada para ocultar su rol secreto.

Aunque la intención principal de Argüelles no es tratar la situación rural mexicana, el


machismo juega una función importante al tratar el tema sociopolítico, pues se muestran las
prácticas machistas como causa indirecta del problema rural del caciquismo, donde la violencia
preponderante se ven magnificadas con la imagen hiperbólica del machismo rural mexicano a través
de Luciano Miranda, dotándole de un tono crítico en algunas partes de la obra.

Esta monografía está centrada en la exploración y análisis del machismo en Los gallos
salvajes, sin embargo, otro tema interesante de analizar sería cuán importante es la presencia de la
homosexualidad, pues aunque no se analizó a profundidad en este trabajo, parece ser un tema de
suma importancia, en lo que valdría la pena profundizar.
Bibliografía
- ALONSO DE SANTOS, José Luis. La escritura dramática. Madrid. Editorial Cristalia. 1998.

- ALONSO MARTÍN, Rosario. Hugo Argüelles, el teatro de identidad. México. Editorial Conaculta y
Escenología. 2003.

- ARGÜELLES, Hugo. Los gallos salvajes. México. Editorial Gaceta. 1994.

- BARTRA, Roger. Caciquismo y poder político en el México rural. México. Siglo Veintiuno editores.
1975.

- FREUD, Sigmund. Obras completas V. 7. Argentina. Amorrortu editores. 1989.

- GUTMANN, Matthew C. Ser hombre de verdad en la Ciudad de México: Ni macho ni mandilón.


México. Editorial el colegio de México. 2000.

- MIRANDÉ, Alfredo. Hombres y machos. Masculinity and Latino Culture. Estados Unidos. Westview
Press. 1997.

- PAZ, Octavio. El Laberinto de la Soledad. México. Fondo de Cultura Económica. 1972.

Fuentes virtuales
- Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, 22.ª edición. En:
http://lema.rae.es/drae/?val=machismo

- JIMÉNEZ Barrera, Raúl. Los elementos trágicos en Los gallos salvajes. En:
http://ru.ffyl.unam.mx:8080/jspui/bitstream/10391/2857/1/02_LEL_17_2011_JimenezR_33-
52.pdf

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