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d,os ensayos sobre charles darwin

georges canguUhem Traducción: María Luisa Jaramillo.

l. LOS CONCEPTOS DE "LUCHA POR LA EXISTEN- nificación importante que se le dio al centenario
CIA" Y DE "SELECCION NATURAL" EN 1858: de una revolución en biología. En efecto, al simpli-
CHARLES DARWIN Y ALFRED RUSSEL WALLA- ficar las denominaciones de las especies, y al con-
CE * siderar insignificantes las variedades de las cuales el
botánico no tiene por qué preocuparse (Philosophia
botánica, 1751, 100) Linneo, sea cuales hubiesen sido
Para el historiador de las ciencias de la vida, el por otra parte sus incertidumbres referentes a la
año de 1958 es el del centenario de la publicación relación numérica entre especies creadas y espe-
simultánea de las teorías de Charles Darwin y de cies actuales, acreditó entre los naturalistas la idea
A. R. Wallace referentes al mecanismo de la evolu- de la especie como una unidad biológica real (l).
ción biológica, en 1858, y este año es también el bi- De manera que cuando Darwin y Wallace declara-
centenario de la fijación de la nomenclatura binaria ron, en 1858, que se debía considerar la formación
en botánica y en zoología, en la décima edición del de las variedades, de las subespecies y de las espe-
Systema Naturae de Linneo en 1758. Aunque la re- cies como fenómenos susceptibles de ser explica-
memoración de esta fecha haya sido eclipsada por dos a partir de la variación individual de los organis-
la conmemoración, sobre todo en los países an- mos, ellos se despiden de una filosofía biológica,
glosajones, de la primera publicación de las ideas cuyos fundamentos explícitos datan entonces exac-
de Darwin, es necesario ver en el bicentenario de tamente de un siglo atrás.
una reforma de taxonomía la razón mayor de la sig-
¿Son los primeros en haberlo hecho? La clase de

* Conferencia
dictada en el Palacio del Descubrimien-
to, el 10 de enero de 1959 (Serie de Historia de las l. Cf. Lucien Cuénot, L'Espece (Doin, ed., 1956), pp. 20-
Ciencias). 22.
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respuesta dada a esta pregunta compromete ya la la historia de las ciencias que es la que se esfuerza nes a la morfología zoológica y botánica de los ex- gia, durante los años d~ 1s;~:tf'al lado de ganaderos,
idea que nos hacemos de la historia de las ciencias. por restablecer una continuidad latente de los pro- ploradores, los administradores y los militares colo- propietarios terratenientes, oficiales del ejército de
gresos del espíritu, es la que busca volver aprehen- nialistas de la época victoriana. Esta renovación del las Indias, todos naturalistas y más preocupados por
Existen varias maneras de hacer historia de las cien-
cias. La que tiene un éxito más asegurado inmedia- sible y sorprendente la novedad de una situación, tipo y casi de la silueta del naturalista, de su estilo y observaciones y experiencias que por sistematiza-
el poder de ruptura de una invención. Es a esta cla- de sus métodos de trabajo fue percibida, en ese mo- ción y clasificación. Fue sólo por su Monografía de
tamente porque es la más conciliadora, la más
"amable", se esfuerza por encontrarle a cada inven- se de historia a la que quisiéramos aportar una con- mento, por el ojo aguzado de Michelet. En un curio- los Cirrípedos (1851-1854) que Darwi n tuvo algo
ción de un concepto, de un método o de un dis- tribución. so pasaje de su libro l'lnsect (1857), escribe a propó- que ver, de manera poco consecutiva con las colec-
positivo experimental, anticipaciones o bosquejos. sito del esudio de Darwin sobre La estructura y la ciones del British Museum.
En un trabajo de primer orden, insuficientemen-
Es raro que la investigación de los precursores no distribución de los arrecifes de coral (1842): "Ingla- El beneficio intelectual de esta formación de na-
te conocido y utilizado por los historiadores y los
haya que pagarla, pero es también igualmente raro terra, ese pólipo inmenso cuyos brazos circundan el turalista fue evidenciado por Henri Daudin con una
filósofos de la biología, en la tesis de Henri Daudin planeta y lo palpan incesantemente, sólo podía ob-
que ella no sea artificial y forzada. La historia de sobre Cuvier et lamarck: les daJSses zoologiques et rara penetración. Como Darwin estaba por fuera de
los precursores de lo que hemos llamado, muy tar- servarlo bien en estas soledades lejanas, en donde él las prácticas de los sistematizadores, se encontró,
l'idée de série animale (1926) la novedad de la obra continúa sin dificultad su eterno alumbramiento.
de en el siglo XIX, el transformismo ha sido hecha de Darwin está señalada en cuanto ella es el fruto al mismo tiempo, liberado de toda obedi,encia, aun
cien veces, pero ella conlleva varias anotaciones y Nos damos cuenta de que una literatura completa inconsciente, con relación a un postulado hasta en-
de métodos de estudio radicalmente diferentes de
reservas. Si entendemos por transformismo lo que ha salido de la Gran Bretaña desde hace veinte años. tonces común a todas las empresas de clasificación,
aquellos que habían estado en uso y casi en regla
hemos llamado primero teoría de la descendencia Yo la califico de una inmensa investigación del glo- a saber "la creencia en la existencia necesaria y en
en el siglo XVIII y en los treinta primeros años del
y si le atribuímos a Lamarcfi! la primera exposición bo por los ingleses. Sólo ellos podían hacerlo. ¿Por la estabilidad de un orden natural" (7l. Era, en efec-
siglo XIX. Hasta entonces, el zoólogo observador, el
explícita general y sistemática de esta teoría, la his- qué? Las otras naciones van de viaje, pero los ingle- to, la prenoción que la metafísica de Aristóteles ha-
explorador de las formas vivas, se encontraba subor-
toria de los precursores del lamarckismo, es tam- ses pasan aJIIí una temporada. Ellos vuelven a empe- bía legado, a través de la teoría de las clasificaciones,
dinado al sabio del Museo o de la Academia cuyas
bién, hasta Lamarck, la historia de los precursores zar todos los días, en todos los puntos de la tierra, a todos los naturalistas anteriores, incluso a Lamarck,
colecciones o bibliotecas constituían el material de
del darwinismo. En este aspecto, esta historia es el estudio de Robinson, y esto por una multitud de la que lo había convertido a la idea de una serie
estudio. Darwin, dice Daudin, es un "naturalista
más la de un mito que la de una teoría específica. observadores aislados, llevados allí por sus queha- única, graduada y progresiva, de todas las formas
de campo", un viajero, un investigador en su país,
Nada menos científico y menos instructivo que el ceres y por ello menos sistemáticos" <4 l. vivas. Aun cuando Lamarck admitía la multiplicidad
al regreso (2l. Esta anotación es de gran alcance. Sí,
acercamiento desordenado, de los nombres de Em- Darwin escapó de la Universidad, era lo contrario En suma Michelet y Daudin valoran, en el retra- de las series genéticas, la explicaba por causas
pédocles y Lucrecio, de Maillet y de Robinet, al la- de un espíritu libresco. Como lectura de vi:aje llevó, to que ellos hacen del nuevo naturalista inglés, du- "accidentales", ,es decir las circunstancias variables
do de los Maupertius, Buffón, Erasmo, Darwin a bordo del Beagle, los Principios de Geología de rante las dos últimas décadas de la primera mitad según el espacio y el tiempo, que habían, de algu-
y de Etienne Geoffroy-Saint-Hilaire. Pero si se des- lyell y para distraerse un día de 1838 leyó el Ensa- del siglo XIX, los rasgos de personalidad y de pro- na manera, obligado a la naturaleza a diversificar sus
compone el transformismo en teoría de la descen- yo sobre el principio de la Población de Malthus. fesión que sirvieron a la Academia de Ciencias de producciones. Fue solamente en la obra de Darwin,
dencia y en teoría causal de los mecanismos de evo- Debemos recordar que Wallace no procedió al prin- pretexto, si no de razón, para no elegir a Darwin dice Daudin, que "desaparecería de la representa-
lución, entonces el darwinismo es esencialmente cipio de una manera diferente a la de Darwin. Vis- entre sus correspondientes, durante una primera ción científica del mundo animal y vegetal la idea
una teoría causal (lo que es también por otra parte tos por los naturalistas de gabinete, ellos son unos candidatura en 1870 (sJ. El juicio de la Academia se de un sistema de relaciones necesarias y permanen-
el lamarckismo) y es en esta relación exclusivamen- aficionados. Más que al aire de la época, es a las encuentra en el fondo confirmado por el estudio tes entre los seres que la componen. Ningún rasgo,
te donde ,es necesario buscar los precursores de costumbres de la época a las que conviene referir- que R. A. Crowson, maestro de conferencias de ta- en la disposición de ·este mundo, es de una esencia
Darwin. Esta operación es menos fácil que la pri- nos aquí. xonomía en la Universidad de Glasgow, acaba de superior a la de los hechos que suscitan y que abo-
mera. Ella nos lleva a encontrar en las lecturas de consagrar a Darwin y la Clasificación <6 l. Sin duda len las circunstancias y que, por ello mismo, pueden
Darwin, en las obras del Lyell, de Auguste-Pyrame En su Histoire de la Zoologie (1872, trad. fr, caer bajo el control de la experiencia y del arte hu-
Crowson ve en Darwin más a uno de los últimos
de Candolle, de Malthus, fuentes de reflexión, nom- 1880) Víctor Carus ha insistido sobre la unión siste- representantes de los naturalistas del siglo XVIII que mano" <8 l. Y Daudin agrega: "Gran resultado, aun-
bradas por el mismo Darwin en su Autobiografía, mática establecida durante la primera mitad del si- cuando la comparación de fórmulas casi la haga juz-
a un precursor del grupo de sus sucesores del siglo
pero propiamente hablando no encontramos nin- glo XIX entre las expediciones de navegación em- . gar en primer lugar negativo: él transporta, en rea-
XX, los biólogos de laboratorio ... Pero es bajo el
gún esbozo de concepto digno de hacer de alguno prendidas con fines de reconocimiento geográfico lidad, toda la morfología al terreno de las ciencias
aspecto de devoción a las ideas, del culto a la ac-
de ellos un precursor de Darwin. Sin duda, el hecho y las exploraciones de los naturalistas. Bajo este as- físicas; abre sin reservas al análisis experimental el
titud puramente especulativa que Crowson juzga
de que a mediados del siglo XIX Darwin y Wallace pecto el célebre viaje del Beagle no es sino un epi- acceso de los materiales inmensos que ella ha reuni-
así a Darwin. Por su estilo de vida y de trabajo,
hayan llegado simultáneamente, aunque por separa- sodio en la historia de estas empresas, organizadas do" (9 l. He aquí lo que conviene, según nosotros,
Darwin le parece uno de esos aficionados de for-
do a la misma teoría biológica, autoriza para de- primero por los franceses, luego por los ingleses Y recordar en 1958 para ver allí la novedad de 1858.
mación liberal que animaban la Sociedad de Zoolo-
cir, como Darwin lo dijo textualmente, que su idea los rusos y finalmente por los americanos {3J. Pero Sabemos que el mismo Darwin, en una reseña his-
estaba en el aire. Pero esta banalidad, ritual en todo más fuertemente todavía que este hecho general de tórica preliminar al Origen de las Especies, a partir
comentario de convergencia heurística, no explica la época, es necesario tener en cuenta el estilo es- de la tercera edición (1861), estaba interesado en
4. Octava edición, Hachette, 1876, p. 377.
y no esclarece nada. El aire de la época es un con- pecíficamente inglés de las numerosas contribucio- atribuirse predecesores. Cortesía de sabio y segura-
5. Darwin debía ser elegido en 1878 pero en la sec-
cepto precientífico de la historia de las ciencias, ción de Botánica.
un concepto vago de geografía de organismos, im- 2. Tomo II, pp. 259-264. 6. Un siglo después de Darwin, editado por S. A. Bar-
portado sin crítica al arsenal de la crítica literaria. 3. Cf. pp. 531-550 de la traducción francesa de la nett, Heinemann. Alianza Editorial, 1971, Tomo II, 7. Op. cit., II, p. 252.
obra de Víctor Carus. pp. 27-60. 8. y 9 !bid., p. 262.
Por el contrario, existe otra manera de escribir
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mente deseo de desarmar a aquellos lectores para en 1855 <11 l y de haber seguido su consejo, Darwin, ta a Asa Gray del 5 de septiembre de 1857, por una mutabilidad de las especies gracias a las observacio-
quienes la teoría de la selección natural era más el con su acostumbrada gentileza, le habría hecho sa- parte, y la memoria de Wallace, por otra. En una nes de orden morfológico, pal'eontológico, ecoló-
objeto de un escándalo que el de una sorpresa. ber a Wallace con cuánto interés la había leído. Al nota introductoria la cual firman Lyell y Hooker 'ex- gico que hizo durante el viaje del Beagle, Darwin,
enviar su memoria a Darwin, Wallace le ruega que ponen la sucesión y el sentido de los acontecimien- se interesó, desde su regreso a lngla~erra, por el pro-
En este hecho histórico, Darwin distingue aque- le pida su opinión a Ly:ell si a él le parece. El mismo tos que llevaron a esta publicación común, dan blema de los efectos de la domesticación y la selec-
llos que formaron o aceptaron antes de él la idea día, Darwin le comunicó a Lyell el envío de su co- cuenta de Jos escrúpulos de Darwin y del argumento ción hecha por el hombre de los animales y las
de la mutabilidad de las especies y a aquellos para rresponsal, sin poder disimular su emoción, nacida por el cual ellos los han hecho a un lado: "Nosotros plantas. Lo que él buscó apasionadamente fue el
quienes, en rigor, podríamos encontrar una antici- del conflicto entre la decepción de un autor por le explicamos que no considerábamos únicamen- equivalente en el estado natural del artificio huma-
pación de los mecanismos de evolución propuestos haber sido precedido en la publicación de ideas te los derechos relativos de prioridad de su amigo o no que por la acumulación y l:a acentuación de las
por él. Entre estos últimoos encontramos a Naudin. que son las suyas, y la alegría de un sabio confirma~ de él mismo, sino los intereses de la ciencia en gene- variaciones individuales hereditarias, fija variedades
Este en un artículo de 1852, Considérations philoso- do en sus mismas ideas que hasta entonces había ral". Y he aquí como la historia de la ciencia fue pri- vegetales o ~animales cuyas estructuras, constitucio-
phiques sur l'espece et la variété, había propuesto dudado publicar: "Su profecía se verificó de una vada de una de las querellas de prioridad que for- nes o instintos aparecen deseables en función de su
no ver sino una diferencia de grado 'entre las varie- manera singular: se me han adelantado. . . no ha- man a menudo su alimento. La cortesía sincera con utilidad. Por el contrario, Wallace captó directamen-
dades creadas por el hombre y las especies natura- bía visto nunca una coincidencia tan sorprendente; la cual, después de esta comunicación, cada uno de te, en las poblaciones naturales, el paso de las va-
les. Pero además de esta afirmación lo que se desta- si Wallace hubiera leído 'el manuscrito de mi esbozo los dos naturalistas reconoció y celebró los méritos riaciones a la variedad. Opuso, desde el punto de
ca sobre un fondo de teoría más cerca del lamarckis- de 1842 no hubiera podido hacer un mejor resumen del otro puede tener dos interpretaciones, según la vista de sus efectos, la lucha por la existencia en
mo que del darwinismo, es:~ (mico que Darwin ol- de él ... Sus propios términos son los títulos de mis filosofía del historiador. Se puede decir, con el can- ~estado natural, y la condición de los animales en el
vida, en su modestia intele~tual ejemplar, y es que capítulos ... Wallace no me dice que desea publi- dor del idealista, que la ciencia auténtica tiene la vir- 'estado doméstico: "Vemos pues que la observación
el año de 1852, si precede a 1858 y 1859, sucede a car su manuscrito, sino que naturalmente yo le ofre- tud propia de sustituir las competencias del amor de los animales domésticos no puede ofrecernos
1842 y a 1844. Es pues en estos años en los que Dar- ceré enviarlo a cualquier periódico. De tal manera propio por la comunión en la verdad. De una mane- ningún dato sobre la permanencia de las variedades
win, que perseguía su idea desde 1838 con el temor que mi originalidad, cualquiera que ella sea, se va ra diferente, algún realista, más atento al comporta- en estado natural" (16).
y el temblor de equivocarse, compuso primero un a ver aniquilada, etc. ... <12). En sus cartas a Lyell miento del sabio que a la esencia del saber, podría
Esta diferencia de aproximación tuvo un r'esulta-
borrador de unas treinta páginas, luego un Ensayo de del 25 y 26 de junio, Darwin insiste en los medios preguntarse si una preocupación de esta clase no de-
do al cual parece que Darwin no fue inmediatamen-
más de doscientas, que conservó en su escritorio. con los que pudiera probar que sus ideas, si él hi- be también algo a la geografía y a b historia, por el
te receptivo. Ella conllevó, en la explicación de
1858 es la fecha en la cual se hizo pública una teo- ciera ahora un resumen, no le deben nada a Wallace, hecho dé que, en el caso que nos ocupa, los intere-
Wallace, la 'economía de un concepto cuya forma-
ría que asedia y atormenta desde hace veinte años pero se pregunta, teniendo en cuenta que no tenía sados eran ingleses tanto el uno como el otro, y que
ción se le impuso a Darwin por los estudios y el ti-
el pensamiento de su autor. la intención de publicar un primer resultado de sus los Premios Nobel todavía no se habían fundado.
po de observaciones que habfa adoptado. Los tér-
investigaciones, si sería elegante y honesto hacerlo minos de selección natural no figuran en la memo-
¿Qué ocurre exactamente en 1858? El 18 de ju- Si conviene tener en cuenta este caso de cor-
ahora, siendo las cosas en adelante lo que son, y si ria de Wallace. En la medida 'en que las ideas de
nio, Darwin, al que sus amigos Lyell y Hooker aco- tesía, es en la medida en que depasa las caracterís-
no parecería obedecer a motivos mesquinos <13 ). El Darwin parecían organizarse bajo la expresión de
saban desde hacía varios años para que publicara ticas de las costumbres científicas, en la medida en
29 de junio le confiesa a Hooker: "Estoy avergon- selección natural como bajo un estandarte, no es
una exposición de sus ideas (Hooker tuvo ocasión que ha habido, en este caso, un efecto de hipérbole
zado de interesarme por la prioridad" <14). Tanta extraño que Darwin reconociera sus propias ideas,
de conocer el manuscrito de 1844) recibió de A. R. en cuanto a la apreciación por las dos partes de la
honestidad y delicadeza piden y sugieren una solu- hasta el punto de temer que se pusiera en duda
Wallace, que se encontraba entonces en Malasia, consonancia de sus teorías, enmascarando en parte
ción de buen sentido y de equidad que Lyell y Hoo- la paternidad, en el 'escrito de un autor en donde
una memoria de algunas páginas titulada Sobre la la diferencia real, sino profunda, de sus vías de apro-
ker inventan rápidamente. La tarde dei1Q de agosto las palabras claves están ausentes?
tendenda de las vaJriedades a separarse indefinida- ximación al mismo tema, de la amplitud respectiva
de 1858, Lyell y Hooker hacen leer en la Linnean So-
mente del tipo original. Sir Gavin de Beer hizo no- de un material de prueba, del orden de condiciona- Además, Darwin y Wallace no se interesaron por
dety, bajo un título común: Sobre las tendencias de
tar, en lo que a esto se refiere, que Wallace, catorce miento de sus principales conceptos. No queremos los mismos efectos de la lucha por la existencia, qU'e
l~s espedes a formar variedades y sobre la perpetua-
años más jóven que Darwin, tenía la misma edad hablar naturalmente, sino de las diferencias que po- ellos admiten en común como la ley natural general
ción de las variedades y de las espedes por los me-
que él cuando escribió el Ensayo de 1844 <10 l. ¿Por dios naturales de selecdón, dos textos de Darwin, dían aparecer desde 1858, sin ocuparnos de lo que del mundo vivo. Wallace es receptivo únicamente
qué Wallace le dirigió su memoria a Darwin? Porque una parte del ensayo de 1844 y una parte de una car- el desarrollo de la teoría inicial debía contribuir a a los efectos de adaptación. Los individuos, las es-
el año precedente, Lyell le había aconsejado a Dar- acentuar y especialmente la que debía conllevar la pecies, las variedades en las que su organización
win la lectura de un artículo publicado por Wallace hostilidad de Wallace a la explicación darwiniana y su tipo de vida s'e adaptan lo mejor posible a su
11. De la loi qui a régi l'introduction de nouvelles espe-
de los orígenes del hombre. Notemos por otra parte medio son necesariamente conducidos, debido a la
ces (Annals and Magazine of natural History, sep- que Darwin, desde el primer día, vio, con la pers-
tember 1855). Traducción en La Sélection Naturelle, por picacia que da la preocupación de defender una
10. Darwin había nacido en 1809; Wallace en 1823. S. A. R. Wallace, en francés por L. de Candolle, 1872, pp. originalidad, que su proceso intelectual personal no 15. Vie et Correspondance de Ch. Darwin, trad. de H.
Gavin de Beer, Foreword to Evolution by Natural 1-27. de Varigny, 1888, I, p. 622 (Carta a Lyell del 25 de
Selection, Cambridge, University Press, 1958. Esta obra era el de Wallace: "Nosotros diferimos en un solo junio de 1858). En castellano en Charles Darwin, Auto-
contiene, además de los dos ensayos de Darwin de 1842 12. Vie et Correspondances de Darwin, traducción de punto, y es que yo he sido llevado a adoptar mis biografía y cartas escogidas, selección de Francis Darwin,
y 1844, los textos de Darwin y de Wallace presentados Varigny, 1888, I, pp. 620-21. puntos de vista como consecuencia de lo que la se- Alianza Editorial, Tomo II, p. 290.
a la Linnean Society el 1? de julio de 1858, por Lyell y 13. !bid., pp. 621-23. lección artificial ha hecho por los animales domés-
Hooker. Los ensayos de 1842 a 1844 habían sido ya pu- 16. La Sélection Naturelle, por A. R. Wallace, trad. frqn-
14. !bid., p. 625. ticos" (ls). Es cierto que, convertido a la idea de la cesa de L. Candolle, 1872, p. 41.
blicados en 1909 por Francis Darwin.
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se han podido hacer luego a estos trabajos tueron ceptuales. Inversamente fue él mismo el que tra-
competencia, a soportar las vicisitudes del medio rencia y de la concurrencia vital. Sin duda, una fra- contradictorios. los unos no encontraron allí sino bajó siempre en varios temas a la vez. Pero la bús-
ambiente, a pasar a través del cedazo ciego de los se, en el extracto de su carta a Asa Gray, podía llevar una mirada teórica. Fue el caso de los positivistas queda de la diversidad y la multiplicación de cam-
cambios que ocurren en el medio cósmico y orgá- a 'este contrasentido a los lectores apresurados o franceses y especialmente de Charles Robin, uno de pos de investigación, en pocas palabras la apertura
nico. Wallace, en su memoria de 1858, no se inte- prevenidos, frase en la cual se trata de la selección los miembros de la Academia de Ciencias más hosti- o la riqueza de la experiencia no es empirismo, ya
resa por los progresos de la organización sino en la natural como "potencia infalible" de escogencia. les en esa época, a la candidatura de Darwin. los que el empirismo no es a menudo sino una apolo-
medida en que las variaciones favorecen la adapta- Pero no era, como lo acabamos de ver, sino una otros, y es un poco ·el caso de Radl (lSJ tuvieron en gía de las anteojeras.
ción. metáfora para designar una :analogía causal. Una cuenta el hecho de que Darwin era un biólogo no
Finalmente, mientras que la memoria de Wallace frase, en el extracto del Ensayo, hubiera debido evitar sistemático, que no estaba interesado en reducir la He aquí por qué acabamos de poner especial-
no le da importancia a la selección sexual -y Wa- a todo lector atento el contrasentido posible: "La diversidad de los hechos 'a la unidad de un principio. mente atención en los conceptos fundamentales del
llace llegará a ser a continuación cada vez más hos- naturaleza puede compararse a una SUP'erficie sobre Radl hace alusión al pasaje de La Descendence de darwinismo tal como se los puede captar en la co-
til a este elemento del darwinismo- un extracto del la cual se encuentran diez mil picos cortantes que se I'Homme <19 l en el cual Darwin admite con Nageli municación de 1858 'a la linnean Society. Debemos
segundo capítulo del Ensayo <de. 1844, publicado en tocan unos con otros y que se hunden con golpes que él le dio mucha importancia inicialmente a los resaltar la frescura de 'estos conceptos más bien que
en 1858, contiene, al final, un resumen de las ideas incesantes". Aquí nada P'ermite imaginar a la natura- efectos de la selección natural. Pero los conceptos probar su validez, a la que la evocación de un acon-
de Darwin en este punto. leza como a un hombre ... ¡o como a una mujer! no son ni miradas teóricas ni principios dogmáti- tecimiento centenario debería inclinarnos. Mostrar
Pero si Darwin no le dio importancia en la me- cos, son herramientas y modelos. De hecho Darwin en qué medida lo que tratamos de hacer revivir en
¿Qué concluir de esta confrontación? Que si
Darwin encontró 'en el escri~ de Wallace lo esencial moria de Wallace a la ausencia de un concepto que no es un empirista ni un sabio de principios. Es él su instante de surgimiento sigue estando todavía
contenía ante todo para él la referencia a un mo- el que ha dicho que "para ser un buen observador vivo sería, literalmente, otra historia (ZlJ.
de sus propias ideas, a pesir de la ausencia de tér-
delo de explicación intermedia, fue porque encon- es necesario ser un buen teórico" <20 l. Pero teórico
minos de selección natural, es que estos términos
tró, en esta memoria, la presencia de un mismo mo- no quiere decir sistemático. Darwin teorizaba en la
ya no designaban en su pensamiento otra cosa di-
delo de explicación fundamental, el modelo econó- medida 'en la que trataba de utilizar modelos con- 21. Nos agrada señalar que una tesis de doctorado de
ferente a la totalización de ciertos elementos con-
mico malthusiano. Ya que Wallace también había tercer ciclo, sostenida recientemente por el señor
ceptuales. La selección natural no es una fuerza que Camille Limoges, sobre La constitution du concept dar-
se agrega a la lucha por la existencia, ella no es una leído a Malthus en 1845 y se acordó de éste en 1858.
18. /bid., pp. 25-31. winien de sélection naturelle, que deseamos sea publi-
causa suplementaria, es un concepto recapitulativo El también había encontrado en la ley de Malthus cada, llega a conclusiones alejadas de las nuestras. El
la ocasión y el permiso para formular, desde un 19. Trad .. francesa por Barbier, 3~ edición, 1891, p. 62.
que implica, sin realizarlo, con mayor razón sin per- señor Limoges critica la importancia generalmente atri-
punto de vista de biología general, el concepto de 20. La cita la trae Francis Darwin, in Vie et Correspon- buída a la lectura que Darwin hizo de Malthus y señala
sonificarlo, el sentido de un procedimiento humano dance de Darwin, I, p. 161.
lucha por la existencia. La biología ha proveído a las la diferencia de la problemática en Darwin y Wallace.
utilizado, a título de mecanismo análogo, en la ex-
plicación del fenómeno natural. La teoría de Darwin ciencias sociales de los modelos y demasiado a me-
encierra en el concepto de selección natural, la re- nudo de modelos falsos. Nosotros estamos aquí en
ferencia a uno de sus modelos de explicación. Por presencia de un caso particularmente notorio en
donde es la ciencia social la que brinda un modelo BIBUOGRAFIA
no haber comprendido eso, espíritus de segundo or-
den, como lo era Flourens, creyeron que podían a la biología. Hace mucho tiempo e independiente-
mente de toda referencia a la sociología marxista l. Evolution by Natural Seledion. Darwin and Wa- trad. francesa de H. de Varigny, Reinwald éd., París,
reprocharle a Darwin, sus ilusiones antropomórficas.
del conocimiento, que un ilustre histori·ador de la llace. Darwin's Sketch of 1842, his Essay of 1844, 1888, tomo 1, p. 625ss. El extracto de esta carta pu-
En su Examen du livre de M. Darwin sur !'origine des
biología, Radl, dijo que Darwin había compuesto and the Darwin-Wallace Papers of 1858. With an blicada en 1858 corresponde a las páginas 628-632.
especes (1864), Flourens escribe:
una Sociología de la Naturaleza <17l, según el prin- lntroduction by Sir Francis Darwin and a Foreword e) La memoria de Wallace ha sido traducida en La
"Con Darwin tenemos dos clases de seres: los cipio prestado ·a Adam Smith y a Malthus, del "de- by Sir Gavin de Beer (Cambridge University Press, Sélection Naturelle, Essais, por Alfred Russel Wa-
seres elegidos que la selección natural mejora sin jar hacer, dejar pasar, la natural'eza va por sí misma". 1958). llace, traducidos del inglés en la segunda edición
cesar, y los seres abandonados que la competencia El modelo común 'a Darwin y a Wallace es el mal- por Lucien de Candolle, Reinwald éd., París, 1872,
vital está siempre lista a exterminar. Ayudándose El lector que desee le'er la traducción francesa
thusianismo, como teoría económica, a la vez cau- pp. 28-44.
entre sí, la competencia vital y la elección natural de los documentos de 1858 puede proceder como
sa y efecto de cambio de estructura de la sociedad sigue: 11. A Century of Darwin, edited by S. A. Barnett,
conducen todas las cosas a buen fin". Flourens se inglesa, que la sustitución del capitalismo agrario
a) El ensayo de 1844 ha sido traducido casi comple- Heinemann, London, 1958. (Selección de 15 ar-
equivoca aquí radicalmente sin darse cuenta de que por el capitalismo industrial transforma bajo el im-
tamente por Aug. lameere en un Darwin (Collec- tículos escritos por biólogos de Gran Bretaña y de
la selección natural no es otra cosa, una vez dada la perativo de la libre competencia.
tion des Cent Chefs-d-Oeuvre étrangers, la Renais- Estados Unidos de América).
variabilidad, que el efecto necesario de la compe-
Parece, pues, que en 1858, Darwin, más clara y
tencia vital. Darwin no dejó de decir desde 1859, sance du livre, París, 1922). El extracto de este en- 111. Henri Daudin: Cuvier et lamarck: les dasses
deliberadamente qu'e Wallace, introduce en el mé-
desde las primeras reacciones de los naturalistas por sayo, publicado en 1858, corresponde a las páginas zoologiques et l'idée de série animale, Alean, éd.,
todo biológico dos medios de investigación real- 66-72 de la traducción L'ameere.
la publicación Del origen de las especies, que la se- París, 1926, tomo 11, Conclusión.
mente inéditos: ·la investigación y el modelo. Como
lección natural no es un poder de escogencia, que
esto no fue percibido al principio, los juicios que b) La carta del 5 de septiembre de 1857 dirigida a IV. The History of Biological Theories, by Emanuel
el término no recubre ninguna representación an-
Asa Gray ha sido traducida en la Vie et la Corres- Padi., translated :and, adapted from the German,
tropomórfica de un poder natural divinizado, que pondance de Charles Darwin avec un chapitre auto- by E. J. Hatfield, Oxford University Press, london,
designa solamente una l'ey que expresa los efectos 17. The History of Biological Theories, translated by biographique, publicados por su hijo Francis Darwin, 1930.
de composición de la variación 1accidental, de la he- Hatfield, Oxford, 1930, p. 18.
12 13
V. Evolution, Die Geschichte ihrer Probleme und VI. A. R. Wallace, by Loren C. Fiseley; Scientific ella, ésta se ha constituído metodológicamente en Así se explica que Darwin haya in~erpretado, en
Erkentnisse, von W. Zimmermann, Freiburg, ed., American, vol. 200, N? 2 february -959. parte contra ella. anatomía humana, los órganos rudimentarios como
Munich, 1953. signos que ~emiten a formas ancestrales acabadas
* * * aunque inferiores, y, en embriología humana, las
detenciones de la ontogénesis como regresos a un
Cuando Darwin comenzó a ,elaborar su teoría de estadio filogenético anterior. Este último punto so-
la concurrencia vital y de la selección natural, la bre todo es importante. Al distinguir precisamente
11. EL HOMBRE Y EL ANIMAL DESDE EL PUNTO tra la teoría de la selección natural. Demasiado ho-
anatomía comparada ya había encontrado, en la crecimiento y desarrollo, Darwin opone 'el adulto
DE VISTA SICOLOGICO SEGUN CHARLES nesto, sin embargo, para disimular que para él el al embrión bajo las dos relaciones de la dimensión
obra de Cuvier y von Baer, graves oposiciones a la
DARWIN * poder de la selección natural es universal, Darwin, y de la estructura. Todo ser vivo puede seguir cre-
idea de la serie animal única y lineal, así como ,el
anota, en las últimas páginas de su obra: ciendo y cesando de desarrollarse. Comparable
postulado de la unidad del tipo animal diversifica-
"Veo, en el futuro, campos abiertos ante bús- do por las circunstancias. Georges Cuvier habíamos- a un adulto, en peso y volumen, se fijará en tal o
" ... Y Bouvard, acalorándose, ¡llegó hasta decir cual estadio de su infancia específica, bajo la rela-
quedas más importantes. La sicología se apoyará trado que comparar, es 'evidenciar tanto las diferen-
que el hombre descendía del mono! ción del desarrollo. El desajuste entre dimensiones
sobre una nueva base, ya establecida por Herbert cias como las semejanzas, y se le había reprochado
"Todos los fabriqueros se miraron, muy sorpren- Spencer, es decir, en la adquisición necesariamente de ser a menudo más sensible a aquéllas que a es- Y estructura da al biólogo la posibilidad de consi-
didos, como para asegurarse qe que ellos no eran gradual de cada facultad mental. Una viva luz acla- tas. K. E. von Baer había combatido la ley del para- derar al ser cuyo crecimiento ha continuado des-
monos. rará entonces el origen del hombre y de su histo- l,elismo que la Anatomie trascendante de E. R. A. pués de haber parado el desarrollo no como a un pe-
ria". Serres había instituído, según los naturalistas de la queño de su propia especie, sino como a un adulto
Bouvard continuó:
escuela de la Naturphilosophie, en las formas tran- de otra especie al que llamaremos ancestro, en la
-Comparando el feto de una mujer, de una perra, Los darwinianos trataron de proyectar esta luz sitorias del desarrollo embrionario humano y las for- medida ,exacta en que, bajo la relación del desarro-
de un pájaro, de una rana ... antes del mismo Darwin. Huxley, Vogt, Büchner y mas permanentes adultas en las clases inferiores de llo ella es inferior y, en virtud del postulado evolu-
sobre todo Ha'eckel, por así decirlo, presionaron al la escala animal. Según Von Baer, la separación ra-- cionista, anterior. A es inferior a B, en la medida en
-¡Basta! maestro para que hiciera como sus discípulos. Por dical de cuatro tipos de organización no permite que es necesario dar 'el complemento de A para
-Yo voy más lejos -gritó Pécuchet-, el hombre otra parte, las reservas de Wallace referentes a la considerar las semejanzas entre el embrión de un encontrar una analogía entre A y un B que se ha
desciende de los peces. acción de la selección natural sobre 'el desarrollo vertebrado y de un invertebrado adulto, por ejem- desarrollado de una manera incompleta. Por lo tan-
del hombre que obligaban a Darwin a refutar esta plo, como transgrediendo realmente la obligación es- to, las analogías entre los animales y los hombres
Estallaron unas risas. Pero sin mol'estarse: objeción. la descendencia del hombre * (1871; 2é!. tructural hecha a todo vertebrado de ser, desde sus no son ya, para Darwin, correspondencias simbóli-
-¡El Teliamed! ¡un libro árabe! ... edición, 1874) fue compu'esta con miras a estable- comienzos, un vertebrado auténtico. Johannes Mü- cas entre unas partes y un todo, como lo son para
cer que, según una fórmula literalmente paradoja!, ller, en la segunda edición del Handbuchder Phy- los adeptos de la Naturphilosophie, ellas son cone-
-Vamos, señores, a sesión. "el hombre desciende de un tipo inferior". Parado- xiones etiológicas.
siologie se colocó al lado de von Baer. Y es a Mü-
Y entramos a la sacristía". ja que es, 'en realidad, la simple ,expresión del prin- ller al que se refiere Darwin en el Ensaryo de 1844. "Podemos ... considerar como un caso de re-
cipio del evolucionismo: la identidad naturalmente
Con Darwin, lo que no era sino paralelismo pa- troceso el cerebro simple de un idiota microcefáli-
En este pasaje de Bouvard y Pécuchet <22 l, Flau- fundamentada, de dos relaciones de anterioridad a
ra los Naturphilosophen (Kielmeyer, Oken), y para co, en tanto que se asemeja al de un mono" <24 l.
bert llevó a dos dimensiones del ridículo las discu- posteridad y de inferioridad a superioridad.
siones y polémicas suscitadas por una tesis que los embriólogos de la escuela de Etienne Geoffroy Comparaciones como estas se pueden prestar a
El origen de las especies autorizaba sin contenerla. En cuanto a su proyecto, la Descendencia puede Saint Hilaire, se convierte en genealogía. El hombre risa, pero eso l'e importa poco a Darwin. Aristóteles
Desde 1860, el Congreso de l~a British Assodation, considerarse la primera obra de antropología siste- ya no es considerado como la única forma viva ca- ya había considerado la risa como propia al hombre,
realizado en Oxford, había visto los enfrentamientos máticamente purgada de antropocentrismo. En cuan- paz de un desarrollo integral, por la medida dada, pero por el contrario, para el autor de la Expresión
de los darwinianos y los clericales, y Thomas Huxley to a su influencia, es cierto que la obra reforzada a priori, de los desarrollos respectivos de todas las de las emociones, es una prueba suplementaria del
había reivindicado el honor de ser el descendiente en 1872 por la Expresión de las emociones en el otras formas, desigualmente aproximativas por una origen y de la naturaleza animal del hombre:
de un mono, incluso antes de haber publicado su hombre y en los animales dio bases y cauciones realización singular. El hombre es presentado como
científicas a la sicología comparada, de la cual las "Podemos decir :audazmente que la risa, en tan-
obra El lugar del hombre en la naturaleza (1863). la realización efectiva de una descendencia y no co-
publicaciones de Spencer y de Lewes con~enían, en to que signo de placer, fue conocida por nuestros
mo el polo ideal de una ascensión. Acumula toda la
Si El origen de las especies no dice nada de los l~a misma época, más bien anuncios que esbozos. ancestros mucho tiempo antes de que fueran dignos
herencia animal. El no culmina en la cima de una
orígenes humanos, no es porque Darwin no hubie- del nombre de hombre <25 l.
jerarquía, puesto que puede ser depasado:
ra pensado, desde 1838, en el problema, pero era Pero nosotros quisiéramos tratar de mostrar que Aquel que rechace con desprecio la idea de que
por no suscitar un motivo mayor de prevención con- la Descendencia no podría considerarS'e como la "Podemos excusar al hombre de sentir cierto or-
primera antropologfa sin antropomorfismo y que gullo por lo que S'e ha elevado, aunque no haya sido
si la sicología comparada de los animales y del hom- por sus propios esfuerzos, a la cumbre verdadera 23. Descena'ance, 3~ edición, fr., por Barbier, según la 2~
* Tomado de la Revue d'histoire des sciences et de bre se ha desarrollado históricamente a partir de de la escala orgánica; y el hecho de haberse elevado edición inglesa, París, Reinwald, 1981, p. 678.
leurs applications, XIII, l, enero-marzo 1960. de esta man'era, en lugar de haberse encontrado allí 24. !bid., p. 35.
22. Flaubert trabajó en Bouvard et Pécuchet, desde desde el principio, puede hacerle esperar todavía 25. L'Expression des émotions, trad. fr., 2~ edición, Rhe-
1872 hasta su muerte. * The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex. un destino más alto en un futuro lejano" <23J. inwald, París, 1890, p. 388, cf. también p. 13.
14
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la forma de los caninos y el desarrollo excesivo de sis. la animalidad es el recuerdo del estado preciren-
nes. Y lo mismo Goethe, del cual sabemos que fue "El estudio de la teoría de la expresión confirma
estos dientes 'en :algunos individuos resultan de que tífico de la humanidad, es su prehistoria orgánica
el corresponsal y colaborador de Lavater. Pero este en cierta medida la concepción que hace derivar
nuestros primeros ancestros poseían estas armas for- y no su antinaturaleza metafísica.
último, por una parte 'estaba más atento :a las dis- al hombre de un animal inferior" <33 >.
midables, revela probablemente al reir sarcástica-
continuidades entre especies animales, y por otra
mente su propia lín'e:a de filiación" <26 >. *** Pero, en l:a Descendencia, la semejanza de las
por las que existen entre las especies más el'evadas
y el hombre <29 >. emociones S'entidas por ellos no son sino argumen-
El concepto darwiniano de regreso (reversión)
Una concepción como esta de la relación 'entre tos de la comparación entre el hombre y los ani- .
funda, en el siglo XIX, una concepción nueva de las "La humanidad siempre ha tenido ese carácter
el animal y el hombre no conlleva, sin embargo, in- males. la enumeración de los poderes síquicos que
relaciones entre la humanidad y la animalidad *. de superioridad a la que el animal no puede alcan-
mediatamente, en el terreno de la sicología compa- le son comunes adopta el orden tradicional de la
La humanidad no es una esencia originaria en zar de ninguna otra manera. . . la distancia es in-
rada, todas las consecuencias que podríamos espe- sicología sensualista y asociacionista, a partir de la
la cual la animalidad aparece, por la serie de sus mensa entre la naturaleza del hombre y la del mo-
rar. En lo referente a las facultades mentales, Darwin sensación. El hombre y los animales poseen los mis-
clases, géneros y especies, como una escala de apro- no. Repito: ¡Goza hombre de tu humanidad! Si-
se propuso en la Descendencia, "mostrar que no hay mos órganos sensoriales, tienen las mismas intuicio-
ximación sin paso al límire, como en el siglo XVII, tuado en un rango al cual nadie más puede Hegar,
ninguna diferencia fundamental entre el hombr'e y nes fundamentales y 'experimentan las mismas sen-
o con paso a éste, como en el siglo XVIII. El hom- ¡goza de este lugar, únicamente tuyo! No busques
los mamíferos más elevados" <27 l. Pero hay dos ma- saciones <34 >. En consecuencia, Darwin dota al ani-
bre es el ser más reciente, cuyo devenir generador grandeza en adoptar la pequeñez del bruto, ni hu-
neras de abolir una diferencia entre los términos, mal de: atención, curiosidad, memoria, imaginación,
dejó en la estructura terminal los hitos de un re- mildad al rebajar tu natural'eza" <30 >. Reeditados por
según que tomemos, como término de referencia, lenguaje, raciocinio y razón, sentido moral y sentido
corrido. El hombre es para sí mismo su archivo or- Moreau de la Sarthe, en 1806-1809, las ob~as de La-
el uno o el otro. La condición, por lo menos necesa- religioso. Lo dota incluso de la capacidad de volver-
gánico. Solamente al mi puede reconstruir una vater no enriquecen solamente a los novelistas co-
ria, de una filogénesis auténtica, en el orden del se loco <35 >. Y esto es admirablemente coherente.
buena parte del camino de regreso hacia sus oríge- mo Balzac, sino a los caricaturistas, fuente inagota-
siquismo, es comenzar por el :animal, estudiado en Vimos que el idiota humano, por detención de de-
nes. El es una repetición, es decir, una recapitula- ble de temas y de inspiraciones. Grandville puede
la especificidad de su siquismo. Ahora bien, Darwin sarrollo, es asimilable al mono. Como contraparte,
ción de su linaje animal. El término repetición toma llamar Animalomanie a uno de sus álbumes (1836)
que procede exactamente como Bergson le repro- el animal superior debe estar sujeto a la locura. Si
un nuevo sentido. Mientras que la idea de una se- y cuando, en 1844, invierte la línea de animalidad
chará más tarde a Spencer el haberlo hecho <28 l: él el hombre no tirene el privilegio de poseer la ra-
rie animal gradual y coronada por el hombre ha que Lavater había representado "de la rana a Apo-
esboza, :a grandes rasgos, la continuidad del desa- zón, no tiene tampoco el privilegio de perderla. To-
obsesionado la conciencia -o el inconsciente- de lo" <31 >, para representar "el descenso de Apolo ha-
rrollo intelectual del animal al hombre, conside- das estas -asimilaciones reposan, sin duda, en algunas
los naturalistas y de los filósofos, es la animalidad cia la rana", es como si ilustrara en el mismo año
rando con anterioridad, la inteligencia humana co- observaciones hechas por Darwin, pero sobre todo
en general la que era la repetición de la humanidad, en el que Darwin redacta su Essai, el argumento
mo presente en todos sus elementos, 'en los :antece- en las lecturas de obras de etiología de Georges
pero en el sentido teatral del término repetición. que opondrían en los Orígenes y en la Descendance
dentes del hombre. En 1871, hacía mucho tiempo Leroy, de Brehn, de Houzeau, etc. Uno sola experi-
Que se quiera tomar literalmente el título de la a los que Lavater había convencido de no buscar la
que desarrollo dejó de significar preformación. Y sin mentación propiamente dicha es invocada, la de
obra publicada por Robinet en 1768: Considérations humildad en el rebajamiento de la naturaleza hu-
embargo, parece que subsiste en la obra de Darwin, Mobius sobre su famoso lucio <36 >. Experiencia de
philosophiques sur la g~aidation naturelle des formes mana. D'e hecho, la Expresión de las emociones
a propósito de la mentalidad humana, una especie condicionamiento que Darwin cita a título de 'ejem-
de l'etre, ou les Essais de la nature qui apprend a puede pasar como refutación de la Physiognomonie.
de creencia en la posibilidad de descubrir, por la plo de razonamiento animal. Es necesario reconocer
former l'homme. Pero, para Darwin, la naturaleza En 1872, la fisiología neuro-muscular liberó a la
observación de los animales, los rasgos ilusoriamen- que dentro de los :argumentos propuestos por
no es ni un teatro ni un taller de artista, allí nada anatomía descriptiva que usaban los artistas del cui-
te considerados característicos. Darwin, los argumentos de autoridad son los más
se prepara ni se aprende. La selección no es sino un dado de explicar los mecanismos de la expresión, en numerosos. Después de los capítulos de compara-
cernido, pero el cedazo no -es :aquí un instrumento En el siglo XVIII, la comparación entre el animal la misma medida exactamente que l!a anatomo-fisio- ción, referentes a las facultades mentales y al sen-
y lo que este deja pasar no era, por adelantado, juz- y el hombre desde el punto de vista del siquismo, logía del encéfalo terminó por arruinar la influencia tido moral, Darwin pudo esbozar la curva sin devol-
gado más precioso que lo cernido. En 'el árbol ge- había tomado dos vías: el estudio fisionómico y la primero considerable de la craneología de Gall, verse ni desviarse del desarrollo intelectual, en cuan-
nealógico del hombre -sustituí do a la serie :animal génesis sensualista. Darwin se acerca a una y otra émulo de Lavater a su manera. Darwin leyó a Char- to a la filogénesis y a la ontogénesis humanas. Por
lineal- las ramificaciones marcan las etapas y no de estas tradiciones, pero refutando la intención de les Bell, a Duchennre de Boulogne y a Gratiolet, y una parte, la diferencia entre el espíritu del hombre
los esbozos, y l·as etapas no son los ·efectos ni los la primera. Después de Charles le Brun (1678) y Pie- midió el progreso llevado a cabo antes de él, desde y el de los :animales más elevados no es sino de
testimonios de un poder plástico que iba más allá rre Camper (1774), Lavater había comparado (1776- Le Brun, Camper y Lava ter <32 l. Sus propias investi- grado y no de especie <37 l; por otra parte, la grada-
de ellos mismos, son causas y agentes de una his- 1778) al hombre con los animales, en cuanto a la gaciones le fortaleci'eron la idea en la dirección en ción es perfecta entre el estado mental del idiota
toria sin desenlace anticipado. expresión de afectos o de "carácter", según la for- la cual las emprendió: más completo, muy inferior al animal, y las faculta-
ma del rostro o la arquitectura del cráneo. Camper
Ahora bien, al mismo tiempo que la humanidad des intelectuales de un Newton <38 l.
~ra más sensible al paso de formas 'animales a la
deja de considerarse como promesa inicial -y para forma humana por continuidad de las deformado- 29. La Physiognomonie, trad. fr. de Bacharach, París,
algunos naturalistas, inaccesible- de la animalidad 1841: cap. 29 a 35.
ésta deja de considerarse la :amenaza permanente de 33. !bid., p. 393.
30. !bid., pp. 91 y 100.
la humanidad, por la imagen de un riesgo de caída y 27. Descendance, p. 68. 34. Descendance, pp. 68 y 82.
de ruina presente en el seno mismo de la apoteo- 31. Para un estudio de conjunto sobre este problema, 35. !bid., p. 83.
28. Evolution créatrice, chap. III: "Explicar la inteligen- ver Aberrations, de J. Baltrusaitis, París, 1957: Phy-
cia del hombre por la del animal consiste, pues, sim- sionomie animale. 36. !bid., p. 79.
plemente en desarrollar humanamente un embrión de 37. !bid., p. 136.
26. La Desc~ndance de l'homme, pp. 39-40. la humanidad", 32. Sobre todo esto, ver Expression, Introduction, pp.
1-27. 38. !bid., p. 137.
16 17
c.-; ,:,,'·;,2~~J::;:;>U~[:f{'

Aquí no podemos dejar de preguntarnos si no no tienen el mismo proyecto: éste apunta :a realzar para él mismo un reino separado. Pero él no percibe rior al polvo inorgánico que arrastramos con los
fue debido a la insertación, sin crítica suficiente en la inteligencia de los animales, el otro a rebajar la que en una buena lógica, una vez que se ha afirma- pies" (45 >.
lo referente a la descripción del siquismo animal, ciencia del hombre. Pero <ellos utilizan de manera do la homogeneidad de las facultades mentales de
¿Quién puede habl·ar así de polvo, sino un ser
de los conceptos de la sicologí·a inglesa de su época diferente los mismos clichés de etología animal, ese un Newton (o de un Darwin) y la de los animales,
vivo que no es humilde, si es cierto que la humil-
como Darwin logró reconstruir tan fácilmen~e la viejo fondo legado por los Estoicos, a través de Rora- aún los llamados superiores, todas las clasificacio-
dad es el estatuto del humus arrastrado con los pies?
filogénesis intelectual del hombre. ¿Comparación y rius. Evidentemente Darwin no cultiva de ninguna nes, explícitas o implícitas, formadas por seres vi-
¿No hay aquí biomorfismo? ¿Pero se puede ser bió-
génesis no estarían, en la Descendencia, sino en manera lo maravilloso, sólo tiene aversión por la te- vos se valen, en tanto que procedimientos vitales de
logo sin sentirse al lado de los seres vivos, aun cuan-
intención y en apariencia? En 'el Essai sur les fonde- leología, y no sería él quien escribiría una Théologie organización y de reconocimiento de sus medios
do busquemos formas de pasaje entre la materia y
ments de la psychologie 11 Maine de Biran se pregun- des insedes (40 >. Pero finalmente, acepta muchas respectivos de vida, puesto que en todas estas cla-
la vida? Además, no podríamos hacerle reproches al
taba si Condillac, en el Traité des sensations, había anécdotas de las cuales algunas se parecen mucho sificaciones, todo ser vivo relaciona su experiencia
pensamiento de un antropólogo, que tratara del si-
realmente expuesto una génesis, si más bien que a fábulas. Confrontemos a Darwin y a Montaigne. a sus intereses específicos. Darwin admite que en
quismo comparado del animal y del hombre desde
ponerse en el lugar del ser que siente, había puesto Sus animales tienen un lenguaje, el discernimiento el animal existe un cierto sentido de afinidades zoo-
un punto de vista genético por un resto de adheren-
la estatua en el lugar de la inteligencia humana. Pa- reflexivo de lo útil, una industria, astucias, el senti .. lógicas (43 > y la capacidad de adoptar actitudes
cia a la forma hombre. No es según las normas de
rece que, de la misma manera, la génesis darwiniana do de la belleza, la capacidad de abstraer y la de ra- idénticas con relación a una consigna indetermina-
una mentalidad de animal que podríamos explicar
de la inteligencia humana, er;npírica en apariencia, si- 4.0nar. En este último punto, el ejemplo es idéntico da, y que por lo tanto puede gen'eralizar (44 >. Es de-
la mentalidad del hombre, si es cierto que el único
gue siendo 'en realidad exclu~ivamente lógica, por en Montaigne y en Darwin. Al zorro de la Apologie, cir, que, según él, nada en estas clasificaciones ope-
animal capaz de percibir el hombre como hombre
lo tanto guiada :al principi!fpor la ambición de pro- cuya facultad de "raciocinio utilizan los habitantes radas por el hombre trasciende las posibilidades
-condición necesaria para explicar su naturaleza-
ducir. El esbozo de evolución sicológica, en la Des- de Tracia, con miras a determinar el grosor de una del animal. Entonces, para poder reprochar al hom-
es •el hombre.
cendencia, consiste en volver a encontrar el hom- capa de hielo, corresponden, en la Descendencia, bre el antropocentrismo de sus clasificaciones, sería
bre en 'el animal, más bien que en examinar, a par- los perros de trineo del doctor Hayes (41 >. Montaigne necesario admitir, bien que las clasificaciones ani- Es que en efecto los estudios recientes en sicolo-
tir de las experiencias del animal auténticamente re- le concede al elefante "alguna participación de re- males no son zoocéntricas, o bien que la razón hu- gía :animal llevan, entre otros resultados más intere-
constituídas, lo que ellas permiten -y lo que even- ligión", Darwin le da a su perro una forma de mana es capaz de clasificaciones según normas di- santes, a •establecer que el hombre es percibido por
tualmente no permiten- explicar en la experiencia "creencia en los espíritus", y :al mono un sentimien- ferentes a las que están sometidos los animales. Si e! animal como animal-estímulo, congénere, aso-
del hombre (39>. to para con su guardián, que es "adoración". Y, formul-amos pues un reproche como este, en el Ciado o enemigo desencadenando u orientando reac-
evitando encontrar en la obra de Montaigne una contexto de una teoría evolucionista de las faculta- ciones, en situaciones cuya configuración está de-
anticipación del concepto de selección sexual, re- des ~entales, es que de hecho se continúa prestan- terminada por constantes innatas específicas del :ani-
*** cordamos que éste escribió: "Los animales, como do_ sm tomar conciencia de ello, a la inteligencia mal que percibe, tales como la distancia de huída,
nosotros, en sus amores, seleccionan sus hembras". an1mal, precursora de la inteligencia humana, los ~emarcaciones de territorio, relación jerárquica, ac-
Aceptamos que la sospecha de antropomorfismo En conclusión, Montigne y Darwin se burlan aun poderes de una inteligencia humana capaz de ins- titud nupcial. El ganso Martina, observado por Kon-
en la antropología darwiniana pueda sorprender. Y cuando con fines opuestos, de la estupidez :antro- tituirse como juez de una inteligencia animal es :ad ~orentz, no se parece al ganso que Montaigne
sin embargo no queremos decir con esto: si el dar- pocentrista, "La presunción, dice el primero, es decir, en el fondo de separarse de ella. ' 1magma que percibe :al hombre en un universo de
winismo es indiscutibl'emente una de las causas de nuestra enfermedad natural y original". Si 'el hombre ganso, bajo la forma de un señor que se ha conver-
la constitución de una sicología comparada del ani- En suma, la Descendencia del hombre habría tido en servidor. Desde su nacimiento, 'el ganso
no hubiera sido su propio clasificador, dice el se- operado solamente un abuso en la nomenclatura.
mal y del hombre, éste no conlleva en sí mismo si- gundo, nunca hubiera soñado en fundar un orden Martina adopta a Lorenz como a su madre, pero en
cología comparada, por no haber buscado previa- El adjetivo sapiens hasta entonces unido al de horno la medida en que Lorenz se las ingenia para com-
mente las condiciones de posibilidad de una sicolo-
separado para situarse en él" (42 >. e~taría en adelante unido al de animal, compren~ portase ante él como su madre gansa (46). Y ade-
gía :animal independi'ente. Su sicología de los ani- El antropocentrismo es más fácil de rechazar que d1endo allí al de horno. Pero, en esta transferencia más Hediger mostró que: "la tendencia a la asimi-
males se parece más a la que existía desde la anti- el antropomorfismo, Montaigne da testimonio de el adjetivo conservaría alguna huella del sustantiv~ lación que aparece en el hombre bajo l·a forma de
güedad griega que a la que va a nacer, bajo su in- ello cuando, después de haber notado que cada al cual estaba inicialmente aplicado. antropomorfismos diversos, toma en los animales la
fluencia, en 'el último cuarto del siglo XIX. ¿Por qué ser vivo relaciona a sus propias cualidades las cua- forma de un verdadero zoomorfismo" (47>. '
. No se trataría, si es necesario decirlo, de recri-
disimular que los ejemplos invocados por Darwin, lidades de todas las otras cosas -"el l<eón, el águila,
minar a Darwin. Se trata, por el contrario, de captar, El animal percibe al hombre cuando lo animali-
en la Descendencia son en su mayorí·a, réplicas de el delfín no aprecian nada más allá de su espe-
:n la limitación interior de su proyecto, una 'ense- za, y, por ejemplo, al incorporarlo a su jerarquía
los que invoca Montaigne en la Apologie de Ray- cie"- él imagina, pero de un modo humano, cuál
nanza sobre la naturaleza misma de este proyecto. social (problema del cornaca, del guardián del zoo-
represen~ación de su universo pu<ede hacerse un
mond Sébond? Ciertamente, Montaigne y Darwin Nos parece que no se ha prestado la suficiente aten- lógico, del domador).
ganso o una grulla. Lo mismo Darwin. Denuncia el
ción a un pasaje de la D·escendenda en el cual
prejuicio que, en la elaboración de la sistemática
Darwin le reconoce al ser vivo, en tanto que ser vi-
39. Sobre esta manera de abordar el estudio de los zoológica, condujo al hombre primero :a reservars'e
vo, su originalidad con relación a la materia. 45. !bid., pp. 180-81.
comportamientos humanos, cf. Tinbergen, L'étude
de l'instinct (Payot, 1953), pp. 285 sgs: Estudio etológico "El organismo más humilde es algo más supe- 46. A un hombre activo, diligente, le parecería insen-
del hombre. Podemos citar, como ejemplo de estudio 40. Este es el título de una obra de Lesser, traducido sato vivir como un ganso, entre los gansos, todo un
etológico del hombre, con miras a determinar lo que le del alemán al francés por L. Lyonnet en 1745. verano como Io hice yo ... " dice Lorenz (Les animaux
corresponde respectivamente a la naturaleza y a la cul- ces inconnus, París, 1953, p. 91).
41. Descendance, p. 78. 43. Ibia'., p. 75.
tura en un comportamiento humano, las investigaciones 47. Les animaux sauvages en captivité, p. 211 (Pay?t,
44· !bid., pp. 87-88.
del zoológo americano Kinsey. 42. !bid., p. 163. 1953).
18 19
Esta manera de considerar al animal como el este concepto, Morgan ilustra el alcance del princi- animal evolucionado, es decir, perfeccionado. De mo animal, sin llevarlo hacia el porvenir humano
"sujeto" de su experiencia desde el punto de vis- pio comparatista sobre el cual él funda una sicología esta manera se veía reconocer, por la explicación de que le asignaba sin embargo la teoría de la evolu-
ta del cual nos interesa situarnos, para poder ha- animal sin referencia a la sicología humana: para humanidad, un valor positivo. Pero estudiar el ani- ción. Este estudio, en lo referente a la sicología ha
blar de él sin asimilación antropomórfica, negó a interpretar un comportamiento animal, es necesario mal como un ser positivo, y ya no como ser priva- sido favorecido por el darwinísmo, sin que se pue-
ser posible en la historia de l:a sicología, al pasar evitar suponer más -es decir poderes síquicos más tivo, obligaba a estudiar positivamente al animal co- da decir sin embargo que Darwin lo ha inaugurado.
por tres etapas sucesivas y subordinadas la una a "altos"- si eso basta. Jacques Loeb, hace un uso
la otra. radical del principio de Morgan, poniendo en cero;
es decir hasta el mecanismo, el nivel de siquismo
En primer lugar, fue necesario considerar que requerido para la interpretación de ciertos compor-
las conductas animales, no pueden recibir sentido tamientos de orientación. Aunque, en sus primeros
sino por interpretación analógica, a partir de una trabajos, en 1899, j. Von Uexküll se une a l·a escuela
experiencia humana conscientemente vivida. Fue de la mecánica animal, es él el que, después de Mar-
necesario luego, que el €Studio objetivo del com- gan, aporta a la sicología animal un segundo prin-
portamiento animal abandonara su referencia inicial cipio fundamental. J. Von Uexküll estudia el com-
a la sicología, considerada como una provincia de portamiento según la idea de una rel·acíón funcional
la mecánica, con el fin de referirse a la biología, entre el organismo del animal y el medio que él de-
entendida como ·estudio ~specífico de las relaciones termina por su estructura. En el medio ambiente
entre el organismo y el m\JC!io. Convenía finalmente (Umwelt) del animal, el que percibe ·el observador
que l·a experimentación perdiera la forma exclusiva humano, es solamente con un medio específico de
de una inserción del animal en un medio de vida estímulos e influencias (Merkwelt) que el animal se
analítica, es decir artificialmente creada, y que ella encuentra relacionado en su género de vida.
toma también la forma de una reconstitución de
situaciones espontáneamente vividas por el animal, De esta manera la noción de medio específico
en un medio lo más cercano posible de aquel en de vida se ha substituído, en sicología animal, por
que él ejerce naturalmente su modo de vida espe- la noción de medio geográfico que Darwin había
cífico <48 l. tomado prestado a los trabajos de los naturalistas
y de los geógrafos de los primeros !años del siglo
Con este cambio de perspectivas, los principios
XIX. A esos medios específicos de vida correspon-
y las consecuencias de la biología darwiniana con-
den modos de vida que pueden en adelante sopor-
tribuyeron manifiestamente en la medida en que los
tar comparaciones que transgreden las :afinidades de
conceptos de competencia, de lucha por la vida,
la estructura anatómica. La sicología animal pudo,
de adaptación por sel·ección natural se convirtieron
pues, renunciar a l·as rúbricas abstractas que la sico-
progresivamente, en parte bajo la influencia de la
logía humana, así hubiera sido la de los asociacio-
filosofía pragmatista, en conceptos de sicología "ins-
nistas, imponía todavía en la Desoendenda del hom-
trumentalista" u "operacionista", en la medida tam-
bre, a la comparación entre el hombre y los animales.
bién en que las polémicas entre darwinianos y la-
Darwin hablaba de la atención, de la curiosidad, etc.,
marckianos condujeron a la institución de experien-
como de facultades comunes, vari·ables simplemen-
cias destinadas a distinguir, en los comportamientos
te en su amplitud. Pero la curiosidad de un mono
de los animales, lo que viene por la herencia gené-
es la de un ·animal arborícola <49 l y, por esta rela-
tica y lo que depende del aprendizaje.
ción, el mono se parece más a una ardilla que a un
En 1833, la obra de Romanes, Mental Evolution in perro. La atención de un animal es inseparable de
Animals se presenta todavía .!=omo un:a suma de his- su manera de capturar sus presas. La rana espera y
torias y de relatos en los cuales, como lo indica el el sapo busca. Hay disociación del comportamiento
título, se da mucho campo a la "mentalidad" ani- y de la estructura.
mal. Pero esta noción de mentalidad está ausente,
En conclusión, es bien cierto que Darwin tiene
en 1900, del título de la obra de C. Lloyd Morgan,
el mérito de haber substituído la idea según la cual
Animal Behaviour. Por la eliminación explícita de
el animal es una aproximación o un defecto del
hombre, por la idea según la cual el hombre es un
48. Este fue el caso de las célebres observaciones de W.
Kolher, en la estación de Tenerife, en donde los an-
tropoides gozaban de toda la libertad compatible con 49. Cf. Buytendijk, Traité de psychologie animale, Pa-
todas las exigencias de la observación. rís, 1952, pp. 288-9.

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