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BADAJOZ, MESÓPOLIS1

Artemio Baigorri, Sociólogo


Facultad de CC. Económicas y Empresariales/UEx

De los 8.047 municipios españoles, Badajoz está entre los 50 primeros en población, y tiene
uno de los términos municipales más extensos. Con 1500 km2, el municipio (reducido en unos
30 km2 al segregarse Valdelacalzada) es mayor que algunos Estados reconocidos por la ONU,
y casi tan grande como la provincia de Guipúzcoa. De Norte a Sur, la distancia entre los extremos
del municipio es de 70 kms, y Este a Oeste hay 50 kms. Se trata de un territorio complejo, con
zonas de sierra cercanas de los 500 metros de altitud, y mínimas de 180 metros en las Vegas del
Guadiana. Con sólo el doble de superficie y de población (y la misma densidad), la provincia de
Álava es un territorio foral, con Diputación e incluso policía propia, anterior a la policía
autonómica. En el centro de Europa, este municipio podría haber llegado a ser un micro Estado.
La población de Badajoz, que según el Padrón supera ya los 130.000 habitantes (según mis
estimaciones supera las 150.000), no ha dejado de crecer en los últimos años. Badajoz es hoy una
de las ciudades españolas de más rápido crecimiento y ni siquiera el relativo vaciado
administrativo de la ciudad, tras la implantación de la capitalidad regional en Mérida, ha tenido
efectos reseñables en la demografía local. Y ello sin que Badajoz haya actuado, al contrario que
otras capitales provinciales, como polo vaciador de la provincia (sólo un 24% de la población
censada en 1991 había nacido en municipios de la provincia). Probablemente la ubicación
periférica de la capital ha dificultado durante décadas esa función captadora de migraciones
rurales: la vía de salida de la miseria iba en dirección inversa, de SO a NE, hasta el punto de
haber existido municipios mejor comunicados en ciertos momentos con Barcelona que con
Badajoz.
Ahora bien, si las hipótesis que manejamos en nuestro trabajo son correctas, la situación
puede cambiar hacia el futuro: el fuerte desarrollo de la ciudad, unido a la consolidación de un
área mesopolitana todavía poco definida, así como la definición de un eje hasta Lisboa que
prolongue el de las Vegas del Guadiana, provocará duda a corto/medio plazo una intensificación
de los movimientos migratorios hacia Badajoz, tanto desde las áreas más rurales de la provincia
y la región, como de las comarcas vecinas de Portugal.
Naturalmente, el crecimiento que se observa en Badajoz no ha existido siempre. Como
hemos mostrado en un documentado estudio2, únicamente cuando la ciudad se ha abierto al
exterior ha renacido y florecido. Ocurrió con la declaración de Badajoz como capital provincial,
y un siglo más tarde de la mano del Plan Badajoz, que sigue influyendo en el dinamismo local
mucho más de lo que creemos. Y ha ocurrido en las últimas dos décadas, ‘gracias’ primero a la
crisis económica de los ‘70 -que cerró las vías de la emigración, y provocó retornos con
mentalidades diversas-; gracias luego al incremento de los servicios públicos -crecimiento de la
Universidad, del sistema público de salud, de las dotaciones escolares- que ha traído la era del
Welfare State; y gracias ahora, en una parte importante, a la desaparición de la frontera.Pero
sobre todo -críticas aparte-, es preciso señalar aquí lo mucho que Badajoz debe a los regadíos del
Plan Badajoz, y a la savia nueva que, una vez más, llegó a la ciudad junto con el agua de los

1
Artículo publicado en la revista O Pelourinho, 1997
2
A.Baigorri (dir.), Estudio socioeconómico de Badajoz, Ayuntamiento de Badajoz, 1995

1
canales: la maduración de aquellas inversiones -tanto en capital como en recursos humanos- ha
sido en mi opinión un caldo de cultivo para que, con la caída de la frontera, Badajoz se haya
disparado hacia el futuro.
El hecho cierto es que, ahora mismo, Badajoz más que una simple capital de provincia. Es
el principal núcleo habitado en un gigantesco término municipal; el principal centro agropolitano
de una extensa y fértil comarca de regadío; la capital de una también extensa provincia, y la
principal ciudad fronteriza en la raya de Portugal, asentada sobre uno de los ejes radiales de la
península.
En realidad, en la ciudad sólo habita una parte de los 130.000 habitantes censados. En las
Vegas diez poblados de colonización agrupan a más de 10.000 personas, a las que hay que sumar
otras 1.200 que residen en viviendas construídas por el INC y vinculadas a la explotación. Y al
menos otras tantas -es difícil fijar una cifra- residen en viviendas vinculadas a las explotaciones,
en fincas de secano y regadío, así como en urbanizaciones ilegales. Si a ello añadimos la
existencia de tres grandes acuartelamientos desperdigados en el territorio, podremos concluir la
complejidad de este territorio.
Pero además, el término municipal está prácticamente rodeado de núcleos de población,
constituyendo a su vez una corona de influencia directa y potente, tanto en el lado español como
en el lado portugués de la frontera. En conjunto, la corona de municipios colindantes
(Campomaior, Elvas, Olivenza, Valverde de Leganés, La Albuera, Entrín, Corte de Peleas,
Talavera, Valdelacazada, Puebla de la Calzada, Lobón, Montijo, La Roca o Villar del Rey)
suman casi 100.000 habitantes, por lo que podemos estimar en casi 250.000 habitantes la
población real de la corona metropolitana más inmediata de Badajoz. En el núcleo,
constituído por el contínuum agropolitano Montijo-Elvas, se concentran, en un eje de menos de
50 kms de longitud y algo más de 10 kms de anchura, unos 200.000 habitantes, además de una
buena parte de la industria de la provincia, y también las principales infraestructuras (autovía,
ferrocarril, gaseoducto, aeropuerto...). A causa del crecimiento de estos núcleos -empezando por
la propia capital-, siguiendo las leyes de la urbanización, la red de carreteras se va constituyendo
en una malla por la que se extienden los usos y actividades urbanos (residenciales, industriales,
equipamentales). El tejido intersticial formado por esta red radial de carreteras va formando
lentamente una malla metropolitana, aunque también constituye un caldo de cultivo para la
urbanización espontánea -y en consecuencia caótica, y de peligrosos efectos urbanísticos-, a costa
a menudo de buenas tierras de regadío.
Por otra parte, aunque el hinterland inmediato de Badajoz en buena parte coincide con lo que
fue el territorio de Badajoz, su gran espacio de influencia está hoy constituído por el eje de las
Vegas del Guadiana: un territorio vertebrado por el cauce y, sobre todo, por los regadíos e
infraestructuras que se concentran a ambas márgenes del río Guadiana.
Badajoz, aunque geográficamente no esté en la cabecera de las Vegas, constituye en
cualquier caso la cabecera económica y funcional de un territorio, de 120 kms de largo y menos
de 20 kms de anchura en el que se concentran casi 400.000 habitantes y el mayor potencial
económico de la región. La forzada capitalidad regional de Mérida ha potenciado a esta ciudad,
que se ha visto también beneficiada por su ubicación en el centro geográfico de las Vegas, y en
el cruce con la Ruta de la Plata; y se ha producido un fuerte crecimiento de la conurbación
Villanueva-Don Benito (en íntima conexión con Miajadas). Todo lo cual ha mermado el peso de
Badajoz en el conjunto de las Vegas -equilibrando a la vez el territorio-; pero sigue siendo, no

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obstante, la principal ciudad del corredor, y centralizando servicios esenciales.
En fin, para atender a la verdadera significación actual de la ciudad debemos ubicar la ciudad
en el marco del conjunto del Estado, de la península ibérica y del espacio comunitario. Pues lo
que durante siglos ha sido una ubicación periférica, y en cul de sac y sin salida directa al océano,
va a transformarse, por efecto de la UE y gracias a las nuevas infraestructuras (en el supuesto de
que todas lleguen a materializarse: gaseoducto, autovía al Mediterráneo, autovía de la Plata,
ferrocarril de alta velocidad o velocidad mejorada a Lisboa...), en una situación, si no
privilegiada, sí francamente beneficiosa, tanto para el conjunto de la región como para la propia
mesópolis pacense. Una posición central en el triángulo formado por Madrid, Sevilla y Lisboa,
un vasto hinterland en el que se desenvuelven las vidas y actividades económicas de más de diez
millones de personas. Podría hablarse en el futuro de Badajoz como de la Zaragoza del Sur, por
estar destinada a cumplir un papel muy semejante al que la capital aragonesa ha cumplido, en las
últimas décadas, tanto respecto del corredor del Ebro (similar, aunque más antiguo y poderoso,
al del Guadiana), como respecto al triángulo del desarrollismo español (Madrid-Bilbao-
Barcelona).
Después de todo lo expuesto, ¿cómo podríamos definir a Badajoz?. No es un ejercicio vanal,
pues sólo en la medida en que ubiquemos a esta ciudad dentro de una categoría podremos
servirnos de los conocimientos desarrollados sobre otras ciudades, o aplicarle políticas y
estrategias que en otras ciudades similares hayan tenido éxito.
Sintetizando podríamos decir que Badajoz se constituye en una ciudad media, subordinada
por -y que subordina a- un extenso corredor agropolitano (las Vegas del Guadiana) de una
elevada productividad agraria. Su extenso término municipal, en el que se desparraman diversos
núcleos urbanos y una multiplicidad de usos, junto a los términos, pueblos y ciudades
circundantes, conforman un área metropolitna, pequeña en población pero grande en extensión,
que constituye el hinterland esencial de la ciudad. Y su tradicional ubicación, periférica a los
principales flujos económicos del país, se ve modificada (por ahora a nivel de tendencia) por la
instauración de la UE, que la sitúa en el centro de un triángulo de ciudades con un buen
pronóstico de futuro (Madrid, Lisboa y Sevilla).
¿Pero es exactamente una ciudad media?. En primer lugar es un denominación tremenda-
mente confusa. Según autores y países, se consideran ciudades medias aquellas que oscilan desde
25.000 hasta 100, 200 ó 500.000 habitantes. Demasiada variabilidad. Además, cuando pensamos
en una ciudad media pensamos en un sistema articulado, dentro del cual cumplen un papel
subordinado, lo cual no es el caso de Badajoz -salvo que trabajemos a escala de un sistema
urbano nacional, o al nivel de la urbe global-. Pero Badajoz tampoco es una gran ciudad, y mucho
menos una metrópolis. De ahí que optemos por introducir ese neologismo, mesópolis, para
definir a cierto tipo de ciudades de más de 100.000 habitantes -de las cuales, para el caso español,
Badajoz puede ser representativa entre otras-, que tienen un comportamiento claramente
metropolitano en diversos aspectos. En torno a este concepto trabajamos actualmente.
Pero es que además hemos insistido en su ubicación fronteriza, lo que le otorga una
especificidad nueva que no hallamos en otras ciudades (el caso de la conurbación San Sebastián-
Irún sería el más parecido, con distintas escalas).
Hablamos, por tanto, de un tipo muy particular de ciudad, que cumple funciones claramente
metropolitanas (o mesopolitanas, si se acepta el término) tanto respecto a su hinterland
tradicional como hacia un nuevo hinterland transfronterizo. Y, naturalmente, si nuestra hipótesis

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de trabajo es correcta, debería tener consecuencias, en la planificación estratégica de la ciudad
y en el planeamiento urbanístico. Veamos algunas de las urgencias sobre las que, en esta línea
habría que meditar.
a) La tradicional salida al mar por Huelva, que en realidad nunca ha llegado a consolidarse,
deberá sustituirse por Lisboa, metrópolis hacia la que debe orientar fuertemente sus intereses
Badajoz. Lo prolongaría de forma natural el eje de las Vegas del Guadiana, y daría fuerza a la
futura formación de un eje económico transversal en la península (Lisboa-Badajoz-Ciudad
Real-Albacete-Valencia/Alicante, para el que sólo hacen falta 320 nuevos kms de autovía).
b) Estos nuevos condicionantes territoriales exigen prestar especial atención al conjunto de
las comunicaciones del triángulo Madrid-Lisboa-Sevilla. Y no hablamos únicamente de la
terminación, urgentísima para el progreso de Badajoz y su proyección transfronteriza, del tramo
portugués de la autovía Madrid-Lisboa. Sino también, y sobre todo, de la dotación de un
ferrocarril de velocidad alta (que no es lo mismo que la alta velocidad, pero también es muy
distinto del ferrocarril tercermundista que sufrimos) que sitúe los tiempos de transporte
ferroviarios entre Badajoz y las dos capitales peninsulares en equivalencia con los tiempos por
carretera. Así como la conversión del aeropuerto de Badajoz en aeropuerto regional ibérico,
pudiendo ofrecer sus servicios a un radio de 120 kms., y la dotación, a medio-largo plazo, de
trazado de autovía para la conexión de Badajoz, por Zafra, con la futura autovía de la Plata.
c) La consolidación de Badajoz como mesópolis postindustrial, orientada a la prestación de
servicios del cuaternario (basados en la información) hace ineludible el diseño de una estrategia
propia en un aspecto tan fundamental como es la Universidad. La cual, además de a las
necesidades regionales, debe responder a las necesidades de está mesópolis que articula a más
de un cuarto de millón de habitantes, y que alcanzará antes de quince años -periodo para el que
ahora se está planificando la Universidad de Extremadura- más de medio millón de habitantes
dentro de un círculo de 100 kms.
d) La proyección institucional hacia el área mesopolitana transfronteriza, que debería
conducir, más allá de la proyección cultural y comercial, hoy apropiadamente gestionadas, a la
creación de instituciones administrativas transnacionales adecuadas a las particularidades de este
territorio. Definiendo además estrategias comunes con las ciudades alentejanas del hinterland
pacense -especialmente con Elvas y Évora-.
e) Badajoz, como mesópolis, debe prepararse para soportar, en los próximos años, no sólo
un fuerte crecimiento demográfico (con el profesor Fernández Díaz hemos estimado que antes
de quince años la población de Badajoz se habrá incrementado en una cifra que oscilará entre los
50.000 y los 70.000 nuevos habitantes), sino también un incremento de las migraciones
procedentes de Portugal (en los últimos años se están instalando una media de 170 portugueses
anuales, con un crecimiento exponencial, y son muchos y muchas más los que ya acuden a diario
a trabajar a Badajoz). Por lo cual la ciudad debe prepararse para la multiculturalidad: Badajoz
-y no sólo su comercio- debe aprender a convivir de verdad con un pueblo que es vecino, primo
incluso, pero que es culturalmente distinto.
f) En el ámbito del planeamiento urbanístico, todo esto significa que el PGOU de Badajoz
no debería ya plantearse en modo alguno de forma aislada, sino que debería partirse de un plan
director territorial mesopolitano que afectaría a ambos lados de la frontera, y que debería tener
en cuenta a los municipios extremeños colindantes. A partir de la conformación espontaneista
y caótica de la mesópolis es posible construir una imagen de orden -no otra cosa es un plan que

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la racionalización del crecimiento espontáneo-; pero por su escala no puede ser diseñado
únicamente desde Badajoz, y afectando sólo a Badajoz, sino que debe ser pactado con el conjunto
mesopolitano.
g) Las tendencias que venimos apuntando deberían llevar a las instituciones políticas a
reflexionar sobre la posibilidad de segregar todos los poblados de colonización del municipio,
y sobre el papel que éstos deben y pueden jugar. La consecución de autonomía financiera les
otorgaría mayor capacidad para su desarrollo económico, siendo beneficiario del mismo el
conjunto mesopolitano y en concreto la capital. La situación actual probablemente esté
perjudicando fiscalmente tanto a Badajoz como a los habitantes de los poblados, en beneficio de
otras ciudades de la región que no sufren esa dispersión geográfica de su población.

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