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12. Ordenación de los ecosistemas frágiles: lucha contra la desertificación y la sequía.

Los ecosistemas frágiles son sistemas importantes, con características y recursos


singulares. Comprenden los desiertos, las tierras semiáridas, las montañas, las marismas,
las islas pequeñas y ciertas zonas costeras.
La desertificación es la degradación de los suelos de zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas resultante de diversos factores, entre ellos las variaciones climáticas y
las actividades humanas.
a) Fortalecimiento de la base de conocimientos y elaboración de sistemas de información
y observación sistemática respecto de las regiones propensas a la desertificación y la
sequía, y de los aspectos económicos y sociales de esos sistemas;
b) Lucha contra la degradación de las tierras mediante, entre otras cosas, la
intensificación de las actividades de conservación de suelos, forestación y reforestación;
c) Elaboración y fortalecimiento de programas integrados para la erradicación de la
pobreza y la promoción de sistemas de subsistencia distintos en las zonas propensas a la
desertificación;
d) Fomento de los programas amplios de lucha contra la desertificación e integración de
esos programas en los planes nacionales de desarrollo y en la planificación ecológica
nacional;
e) Elaboración de planes amplios de preparación para la sequía y de socorro en casos de
sequía, incluidos arreglos de autoayuda, para las zonas propensas a la sequía, y
formulación de programas para hacer frente al problema de los refugiados ecológicos;
f) Fomento y promoción de la participación popular y la educación sobre el medio
ambiente, con especial hincapié en la lucha contra la desertificación y las actividades para
hacer frente a los efectos de la sequía.
13. Ordenación de los ecosistemas frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de
montaña.
Las montañas son muy vulnerables al desequilibrio ecológico provocado por factores
humanos y naturales. Las montañas son las zonas más sensibles a los cambios
climáticos de la atmósfera. Es indispensable contar con información específica sobre la
ecología, el potencial de recursos naturales y las actividades socioeconómicas. Las
laderas de las montañas presentan una gran variedad de sistemas ecológicos. Debido a
sus dimensiones verticales, las montañas generan gradientes de temperaturas,
precipitación e insolación.
Generación y consolidación de conocimientos sobre la ecología y el desarrollo sostenible
de los ecosistemas de montaña.
14. Fomento de la agricultura y del desarrollo rural sostenible.
Para el año 2025, el 83% de la población mundial, que según se prevé será de unos
8.500 millones de personas, vivirá en países en desarrollo. Ahora bien, la capacidad de
recursos y tecnologías disponibles para satisfacer las demandas de alimentos y otros
productos básicos agrícolas de esta población en constante crecimiento sigue siendo
incierta. La agricultura tendrá que hacer frente a este reto, sobre todo mediante el
aumento de la producción en las tierras que ya se están utilizando, y evitando asimismo el
aprovechamiento aún más intenso de tierras que sólo son marginalmente aptas para el
cultivo.
a) Estudio, planificación y programación integral de la política agrícola en vista del aspecto
multifuncional de la agricultura, sobre todo en lo que respecta a la seguridad alimentaria y
el desarrollo sostenible;
b) Logro de la participación popular y fomento del desarrollo de los recursos humanos
para la agricultura sostenible;
c) Mejoramiento de la producción agrícola y los sistemas de cultivo mediante la
diversificación del empleo agrícola y no agrícola y el desarrollo de la infraestructura;
d) Planificación de los recursos de tierras, e información y educación para la agricultura;
e) Conservación y rehabilitación de tierras
15. Conservación de la diversidad biológica.
Pese a los crecientes esfuerzos hechos en el curso de los 20 últimos años, ha continuado
el proceso de pérdida de la diversidad biológica del mundo, principalmente a causa de la
destrucción del hábitat, el cultivo excesivo, la contaminación y la introducción inadecuada
de plantas y animales foráneos. Los recursos biológicos constituyen un capital con un
gran rendimiento potencial de beneficios sostenibles. Es preciso tomar urgentemente
medidas decisivas para conservar y mantener los genes, las especies y los ecosistemas,
con miras a la ordenación y la utilización sostenibles de los recursos biológicos. Hay que
reforzar en los planos nacional e internacional la capacidad de evaluación, estudio y
observación sistemática de la biodiversidad.
16. Gestión ecológicamente racional de la biotecnología.
Aumentar, en la medida óptima posible, el rendimiento de los principales cultivos, la
ganadería y las especies acuícolas, valiéndose de la combinación de los recursos de la
biotecnología moderna y el mejoramiento por métodos convencionales de las plantas, los
animales y los microorganismos, sin descontar la utilización más diversa de los recursos
del material genético, tanto híbrido como original. De igual modo se deberían aumentar
los rendimientos de la producción forestal para velar por el aprovechamiento sostenible de
los bosques.
17. Protección de los océanos y de los mares de todo tipo, incluidos los mares cerrados y
semicerrados, y de las zonas costeras, y protección, utilización racional y desarrollo de
sus recursos vivos.
Los recursos costeros son vitales para muchas comunidades locales y para muchas
poblaciones indígenas. La zona económica exclusiva también es una importante zona
marina en la que los Estados se encargan del desarrollo y la conservación de los recursos
naturales en beneficio de sus pueblos. En el caso de los pequeños Estados o países
insulares, son las zonas más disponibles para las actividades de desarrollo.
18. Protección de la calidad y el suministro de los recursos de agua dulce: aplicación de
criterios integrados para el aprovechamiento, ordenación y uso de los recursos de agua
dulce.
Los recursos de agua dulce son un componente esencial de la hidrosfera de la Tierra y
parte indispensable de todos los ecosistemas terrestres. El medio de agua dulce se
caracteriza por el ciclo hidrológico, que incluye las inundaciones y sequías, cuyas
consecuencias se han vuelto en algunas regiones más extremas y dramáticas durante los
últimos años. El cambio climático mundial y la contaminación atmosférica podrían también
tener consecuencias para los recursos de agua dulce y su disponibilidad y, con la
elevación del nivel del mar, poner en peligro las zonas costeras bajas y los ecosistemas
de las islas pequeñas.
El objetivo global es satisfacer las necesidades de agua dulce de todos los países para su
desarrollo sostenible.
19. Gestión ecológicamente racional de los productos químicos tóxicos, incluida la
prevención del tráfico internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos.
En los últimos tiempos se ha seguido produciendo una enorme contaminación química en
algunas de las zonas industriales más importantes del mundo, que entraña graves daños
para la salud, las estructuras genéticas y la reproducción humanas, y para el medio
ambiente. La rehabilitación exigirá grandes inversiones y el desarrollo de nuevas técnicas.
Sólo se está empezando a comprender y a reconocer la importancia que tiene la difusión
de la contaminación a grandes distancias, cuyos efectos pueden hacerse sentir incluso en
los procesos químicos y físicos fundamentales de la atmósfera y el clima de la Tierra.
a) Expansión y aceleración de la evaluación internacional de los riesgos de los productos
químicos;
b) Armonización de la clasificación y el etiquetado de los productos químicos;
c) Intercambio de información sobre los productos químicos tóxicos y sobre el riesgo que
entrañan los productos químicos;
d) Organización de programas de reducción de riesgos;
e) Fomento de la capacidad y los medios nacionales para la gestión de los
productos químicos;
f) Prevención del tráfico internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos.
20. Gestión ecológicamente racional de los desechos peligrosos, incluida la prevención
del tráfico internacional ilícito de desechos peligrosos.
Para velar por la protección de la salud y del medio ambiente, una ordenación adecuada
de los recursos naturales y un desarrollo sostenible es de extrema importancia controlar
eficazmente la producción, el almacenamiento, el tratamiento, el reciclado y la
reutilización, el transporte, la recuperación y la eliminación de los desechos peligrosos.
21. Gestión ecológicamente racional de los desechos sólidos y cuestiones relacionadas
con las aguas cloacales.
La gestión ecológicamente racional de los desechos debe ir más allá de la simple
eliminación o el aprovechamiento por métodos seguros de los desechos producidos y
procurar resolver la causa fundamental del problema intentando cambiar las pautas no
sostenibles de producción y consumo. Ello entraña la aplicación del concepto de gestión
integrada del ciclo vital que representa una oportunidad única de conciliar el desarrollo
con la protección del medio ambiente.
En consecuencia, el marco de la acción necesaria debería apoyarse en una jerarquía de
objetivos y centrarse en las cuatro principales áreas de programas relacionadas con los
desechos, a saber:
a) Reducción al mínimo de los desechos;
b) Aumento al máximo de la reutilización y el reciclado ecológicamente racionales de los
desechos;
c) Promoción de la eliminación y el tratamiento ecológicamente racionales de los
desechos;
d) Ampliación del alcance de los servicios que se ocupan de los desechos.
22. Gestión inocua y ecológicamente racional de los desechos radiactivos
La gestión inocua y ecológicamente racional de los desechos radiactivos, incluidos los
aspectos de minimización, transporte y eliminación, es importante, dadas las
características de esos desechos. En la mayoría de los países con programas de energía
nuclear importantes se han tomado medidas técnicas y administrativas para poner en
práctica un sistema de gestión de los desechos. En muchos otros países que están
todavía en la etapa preparatoria de un programa nuclear nacional o sólo tienen algunas
aplicaciones nucleares, subsiste la necesidad de sistemas de ese tipo.
El objetivo de esta área de programas es velar por la gestión, el transporte, el
almacenamiento y la eliminación inocua de los desechos, con miras a proteger la salud
humana y el medio ambiente, en el marco más amplio de un enfoque interactivo e
integrado de la gestión de los desechos nucleares y la seguridad.

SECCIÓN III. Fortalecimiento del papel de los grupos principales


23. Preámbulo.
Uno de los requisitos fundamentales para alcanzar el desarrollo sostenible es la amplia
participación de la opinión pública en la adopción de decisiones. Además, en el contexto
más concreto del medio ambiente y el desarrollo, se ha hecho evidente la necesidad de
emplear nuevas formas de participación. Se trata de la necesidad de que las personas,
los grupos y las organizaciones participen en los procedimientos de evaluación del
impacto ambiental, conozcan el mecanismo de adopción de decisiones y participen en él,
sobre todo cuando exista la posibilidad de que esas decisiones afecten a las comunidades
donde viven y trabajan.
24. Medidas mundiales en favor de la mujer para lograr un desarrollo sostenible y
equitativo.
Se propone a los gobiernos los siguientes objetivos:
a) Aplicar las Estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro para el adelanto de la
mujer, sobre todo en lo que respecta a la participación de la mujer en la ordenación
nacional de los ecosistemas y la lucha contra la degradación del medio ambiente;
b) Aumentar el número de mujeres en los puestos de adopción de decisiones,
planificación, asesoramiento técnico, dirección y divulgación en las esferas del medio
ambiente y el desarrollo;
c) Considerar la posibilidad de elaborar y proclamar a más tardar en el año 2000 una
estrategia de cambios necesarios para eliminar los obstáculos constitucionales, jurídicos,
administrativos, culturales, sociales, económicos y de comportamiento que impiden la
plena participación de la mujer en el desarrollo sostenible y en la vida pública;
d) Establecer mecanismos en los plazos nacional, regional e internacional, a más tardar
en el año 1995, para evaluar la aplicación y las consecuencias para la mujer de las
políticas y programas sobre medio ambiente y desarrollo y velar por que la mujer
contribuya a esas políticas y programas y se beneficie de ellos.
25. La infancia y la juventud en el desarrollo sostenible.
Es una necesidad imperiosa que la juventud de todas partes del mundo participe
activamente en todos los niveles pertinentes de los procesos de adopción de decisiones,
ya que ello afecta su vida actual y tiene repercusiones para su futuro. Además de la
contribución intelectual y de la capacidad de movilizar apoyo que tiene la juventud, los
jóvenes tienen una manera particular de analizar las cosas que es menester tener en
cuenta.
Cada país debería instituir, en consulta con sus círculos de jóvenes, un proceso para
promover el diálogo entre los círculos de jóvenes y el gobierno a todos los niveles y
establecer mecanismos que permitieran el acceso de los jóvenes a la información y que
les aseguraran la posibilidad de presentar sus opiniones sobre las decisiones oficiales,
incluso sobre la ejecución del Programa 21.
Todos los países y las Naciones Unidas deberían apoyar la promoción y creación de
mecanismos para hacer participar a la representación juvenil en todos los procesos de las
Naciones Unidas, a fin de que influyera en esos procesos.
26. Reconocimiento y fortalecimiento del papel de las poblaciones indígenas y sus
comunidades.
Las poblaciones indígenas y sus comunidades representan un porcentaje importante de la
población mundial. Durante muchas generaciones han acumulado conocimientos
científicos tradicionales holísticos de sus tierras, sus recursos naturales y el medio
ambiente. Las poblaciones indígenas y sus comunidades habrán de disfrutar a plenitud de
los derechos humanos y las libertades fundamentales sin trabas ni discriminación. Su
posibilidad de participar plenamente en las prácticas de desarrollo sostenible en sus
tierras ha tendido a verse limitada como resultado de factores de índole económica, social
e histórica.
Al prestar su plena cooperación a las poblaciones indígenas y a sus comunidades, los
gobiernos y, según procediera, las organizaciones intergubernamentales deberían
proponerse el cumplimiento de los objetivos siguientes:
Instituir un proceso encaminado a investir de autoridad a las poblaciones indígenas y a
sus comunidades, mediante la adopción de medidas que incluyan:
a) La adopción o ratificación de las políticas o instrumentos jurídicos apropiados a nivel
nacional;
b) El reconocimiento de que las tierras de las poblaciones indígenas y sus comunidades
deben estar protegidas contra actividades que presenten riesgos para el medio ambiente
o que la población indígena de que se trate considere improcedentes desde los puntos de
vista social y cultural;
c) El reconocimiento de sus valores, sus conocimientos tradicionales y sus prácticas de
ordenación de los recursos, con miras a promover un desarrollo ecológicamente racional y
sostenible.

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