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André-Marie Ampere

(Lyon, 1775 - Marsella, 1836) Físico francés. Fundador de


la actual disciplina de la física conocida como
electromagnetismo, ya en su más pronta juventud destacó
como prodigio; a los doce años estaba familiarizado, de
forma autodidacta, con todas las matemáticas conocidas en
su tiempo.

En 1801 ejerció como profesor de física y química en


Bourg-en-Bresse, y posteriormente en París, en la École Centrale. Impresionado por su
talento, Napoleón lo promocionó al cargo de inspector general del nuevo sistema
universitario francés, puesto que desempeñó hasta el final de sus días.

El talento de Ampère no residió tanto en su capacidad como experimentador metódico


como en sus brillantes momentos de inspiración: en 1820, el físico danés Hans Christian
Oersted experimentó las desviaciones en la orientación que sufre una aguja imantada
cercana a un conductor de corriente eléctrica, hecho que de modo inmediato sugirió la
interacción entre electricidad y magnetismo; en sólo una semana, Ampère fue capaz de
elaborar una amplia base teórica para explicar este nuevo fenómeno.

Esta línea de trabajo le llevó a formular una ley empírica del electromagnetismo,
conocida como ley de Ampère (1825), que describe matemáticamente la fuerza
magnética existente entre dos corrientes eléctricas. Algunas de sus investigaciones más
importantes quedaron recogidas en su Colección de observaciones sobre
electrodinámica (1822) y su Teoría de los fenómenos electromagnéticos (1826).

Su desarrollo matemático de la teoría electromagnética no sólo sirvió para explicar


hechos conocidos con anterioridad, sino también para predecir nuevos fenómenos
todavía no descritos en aquella época. No sólo teorizó sobre los efectos macroscópicos
del electromagnetismo, sino que además intentó construir un modelo microscópico que
explicara toda la fenomenología electromagnética, basándose en la teoría de que el
magnetismo es debido al movimiento de cargas en la materia (adelantándose mucho a la
posterior teoría electrónica de la materia).
Ampère fue asimismo el primer científico que sugirió cómo medir la corriente:
mediante la determinación de la desviación sufrida por un imán al paso de una corriente
eléctrica (anticipándose de este modo al galvanómetro). Su vida, influida por la
ejecución de su padre en la guillotina el año 1793 y por la muerte de su primera esposa
en 1803, estuvo teñida de constantes altibajos, con momentos de entusiasmo y períodos
de desasosiego. En su honor, la unidad de intensidad de corriente en el Sistema
Internacional de Unidades lleva su nombre.

Aportes a la electricidad

Ampère tuvo noticias del increíble descubrimiento realizado por


Oersted, ese “conflictus electrici” que era capaz de hacer que se desviara una aguja
imantada. Oersted había comprobado que la electricidad produce efectos magnéticos. A
diferencia de otros científicos franceses que pensaban que los grandes descubrimientos
sólo podían realizarse en Francia, Ampère estudió y obtuvo importantes conclusiones de
este experimento que, hasta el momento, era un gran descubrimiento, pero nada más.
Durante el verano de 1820 repitió el experimento de Oersted y concluyó que, si una
corriente eléctrica produce efectos magnéticos sobre un imán, “¿por qué no iba a
producir efectos magnéticos sobre otra corriente?”. En septiembre de ese año expuso
sus resultados ante la Academia de Ciencias en varias sesiones. En una de esas charlas
presentó la regla del hombrecillo (“reglè du bonhomme”):

“Este hombrecillo se coloca en el sentido de la corriente (la corriente recorre su cuerpo


desde los pies a la cabeza), el hombre mira el punto que nos interesa y extiende su brazo
izquierdo de modo que el brazo indica la dirección del campo magnético”.

El newton de la electricidad

En 1826 publicó “La teoría matemática de los fenómenos electrodinámicos deducida


únicamente de la experiencia”, libro en el que afirma que “el magnetismo es electricidad
en movimiento” y que “los fenómenos magnéticos dependen sólo de la existencia y del
movimiento de cargas eléctricas”. Ampere explicó la existencia de imanes permanentes
introduciendo la idea de que el magnetismo de los imanes permanentes está producido
por una pequeña corriente a nivel molecular que él llamó molécula electrodinámica y
cuyo resultado es una corriente superficial, la corriente amperiana, semejante a la
corriente real que circula por un solenoide. De este modo, todos los efectos magnéticos
se deben al movimiento de cargas eléctricas, tanto a nivel macroscópico como
microscópico. El amperio, unidad de intensidad de corriente eléctrica, una de las
unidades básicas del Sistema Internacional de Unidades, se denomina así en su honor.

Michael Faraday

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