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TEMA 12

TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS-VALORES. LA LETRA DE CAMBIO


1. TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS VALORES

1.1. Concepto, funciones y notas características

Los títulos valores pueden definirse como documentos necesarios para la transmisión y el ejercicio de un
derecho a él incorporado. Los títulos valores incorporan una promesa unilateral de realizar una determinada
prestación a favor de su legítimo tenedor, así como el derecho de éste de exigir el cumplimiento de esa
prestación.

La función esencial de los títulos valores consiste así en facilitar la circulación rápida, ágil y segura de los
derechos de contenido patrimonial permitiendo su transmisión y ejercicio sin tener que recurrir a los
procedimientos ordinarios de transmisión de créditos.

Podemos decir que sus notas características son las siguientes:

a) Incorporación del derecho al título

El derecho de crédito se materializa en el documento, quedando unido a éste, de forma que el mismo no
puede ser ni transmitido ni ejercitado sin entregar el documento.

Normalmente, el derecho que se incorpora al documento nace con anterioridad a la emisión del título valor,
en concreto, de un negocio jurídico que se llama denomina “subyacente” (por ejemplo, una compraventa).
De esta relación jurídica subyacente surge una acción causal ( acción causal: derecho del portador de la letra a
recibir su importe, que trae causa de los negocios jurídicos subyacentes, y ejercitable únicamente contra el sujeto que en
éstos haya sido parte con el tenedor; se ve al final del tema ), pero una vez que dicho negocio se hace constar en
un documento cambiario, surgen dos obligaciones:

-La derivada de la relación jurídica subyacente.

-La derivada del título cambiario (deuda cambiaria).

La relación entre estas dos obligaciones la regula el artículo 1170 CC, que dice que “La entrega de pagarés a
la orden, o letras de cambio u otros documentos mercantiles, sólo producirá los efectos del pago (extinción
de la obligación y liberación del deudor) cuando hubiesen sido realizados, o cuando por culpa del acreedor se
hubiesen perjudicado (ver nota*). Entretanto la acción derivada de la obligación primitiva quedará en
suspenso”.

Esto significa lo siguiente:

a) mientras el derecho no se haya hecho constar en un documento cambiario, el acreedor sólo podrá
ejercitar la acción causal, es decir, la derivada del negocio subyacente;

b) una vez emitido el título valor, y mientras éste no venza, el acreedor no podrá ejercitar ninguna acción; si
el acreedor reclama el pago antes de ese momento, el deudor puede oponerle su derecho a suspender el
pago ex artículo 1170.II CC.
c) si llegada la fecha de vencimiento del título valor, éste ha sido realizado (es decir, cuando el acreedor
obtiene satisfacción de su interés, normalmente mediante el pago del título valor; si el deudor de la letra no
paga no hay realización), se extingue la acción causal y no surge la acción cambiaria;

d) si llegada esa fecha, el título valor no se ha realizado (no obtiene satisfacción), el acreedor podrá optar por
la acción causal o por la cambiaria.

(*Nota: el título valor se perjudica por la culpa del acreedor cuando el acreedor pierde la acción para cobrar
el importe del título-valor, debido a su falta de diligencia, básicamente por no presentar la letra al pago o no
levantar el oportuno protesto, consistiendo éste último en dejar constancia notarial o judicial de la falta de
pago o aceptación del título valor, en los plazos y en la forma prevista en la ley. En estos casos el deudor
puede oponerse a la reclamación de pago de la obligación causal instada por el acreedor mediante la
excepción de perjuicio del título cambiario. Lo veremos al finalizar el tema.)

b) Legitimación por la posesión

La posesión del documento resulta indispensable (aunque no siempre suficiente, como ahora veremos en la
clasificación de los títulos) para poder ejercitar el derecho incorporado. Desde el punto de vista activo, será
titular del derecho incorporado la persona que esté en posesión del documento (en algunos casos serán
precisos otros requisitos, en función de si estamos ante títulos al portador, nominativos y a la orden); desde
el punto de vista pasivo, el deudor pagará y quedará liberado si paga a alguien, creyendo de buena fe, que es
legítimo tenedor del documento.

c) Literalidad

El art. 619 CCom establece que los títulos valores son “documentos necesarios para legitimar el ejercicio del
derecho literal y autónomo que en ellos se incorpora”. Esta literalidad implica que, en un título valor como
una letra o un cheque, es válido única y exclusivamente lo que esté escrito en él, por lo que no se podrá
exigir un derecho verbal que supuestamente se quiso incorporar en el título valor por las partes de forma
voluntaria.

En base a esta nota de literalidad, podemos clasificar los títulos valores en títulos completos o perfectos, y
títulos incompletos o imperfectos. Los primeros son la letra de cambio, el chequé y el pagaré: todo el
contenido del derecho está en el documento cambiario, mientras que en los segundos el contenido no está
sólo en el título valor, sino que es necesario acudir a otros documentos (por ejemplo, las acciones de una
sociedad anónima).

d) Autonomía

La autonomía significa que el poseedor tiene un derecho propio, nuevo, originario y, por lo tanto, no le son
oponibles las excepciones que el deudor del título-valor podría invocar frente a los anteriores tenedores
del título, a no ser que el poseedor actual de la letra actuara de mala fe al adquirirla.

En otras palabras, el derecho del poseedor es autónomo, como si el documento hubiera sido creado
directamente a favor de él aunque haya tenido anteriores poseedores. Cada adquirente recibe el título “ ex
novo”. De esta forma se garantiza la transmisibilidad del documento, ya que nadie aceptaría recibir un título
valor en el que el deudor puede oponer las excepciones que se derivan de su relación con tenedores
anteriores.
Así, el deudor solo podrá oponer frente al tenedor actual:

-Las excepciones basadas en las relaciones personales que tiene con ese tenedor, llamadas extracambiarias.

-Las excepciones derivadas de su relación con antiguos tenedores, solo cuando el tenedor actual obró de
mala fe.

-Las excepciones cambiarias, es decir, las que se derivan (objetivamente) del propio documento o título
(p.ej. vicios en la letra).

Todas estas reglas están recogidas en el artículo 20 de la Ley 19/1985, Cambiaria y del Cheque, en sus
artículos 20 y 67:

Artículo 20 LCch

El demandado por una acción cambiaria no podrá oponer al tenedor excepciones fundadas en sus relaciones
personales con el librador o con los tenedores anteriores, a no ser que el tenedor, al adquirir la letra, haya
procedido a sabiendas en perjuicio del deudor.

Artículo 67LCch

El deudor cambiario podrá oponer al tenedor de la letra las excepciones basadas en sus relaciones personales
(extracambiarias) con él. También podrá oponer aquellas excepciones personales que él tenga frente a los
tenedores anteriores si al adquirir la letra el tenedor procedió a sabiendas en perjuicio del deudor.

El demandado cambiario podrá oponer, además, las excepciones siguientes (cambiarias):

1ª La inexistencia o falta de validez de su propia declaración cambiaria, incluida la falsedad de la firma.

2ª La falta de legitimación del tenedor o de las formalidades necesarias de la letra de cambio, conforme a lo
dispuesto en esta Ley.

3ª La extinción del crédito cambiario cuyo cumplimiento se exige al demandado.

Frente al ejercicio de la acción cambiaria sólo serán admisibles las excepciones enunciadas en este artículo.

1.2. Clases de títulos valores

Podemos clasificarlos en función de diversos criterios:

1. Según la forma de emisión: pueden ser singulares (responden a negocios jurídicos concretos, de modo
que cada uno tiene un contenido singular) o en serie (se emiten en masa y con un contenido uniforme, por
ejemplo, las acciones de una sociedad anónima).
2. Según el contenido del derecho incorporado:

a) Títulos de pago: se incorpora un derecho de crédito, como la letra de cambio, el cheque y el pagaré.

b) Títulos de participación: atribuyen la condición de socio en una sociedad, como las acciones de una
sociedad anónima.

c) Títulos de tradición: atribuyen a su poseedor el derecho a la entrega de una determinada mercancía, la


posesión de las mismas y el poder de disponer de ellas mediante la transferencia del título (p.ej.
conocimiento de embarque y la carta de porte).

3. Según la designación del titular:

a) Títulos nominativos: son aquellos que designan como titular a una persona determinada, con su nombre
y apellidos, de forma que para reclamar el derecho incorporado al título no basta con la posesión del
documento, sino que es necesario también identificarse como la persona titular del derecho incorporado y
que aparece designada en el título valor. Su transmisión se rige por las normas de la cesión de créditos, lo
que requiere la notificación al deudor del nuevo tenedor del documento cambiario. Pertenecen a esta
categoría aquellos que no contengan la expresión “a la orden”.

b) Títulos a la orden: son títulos que se transmiten por endoso (el titular, endosante, legitima a otra
persona, llamada endosatario, a ejercer los derechos incorporados al título) de modo que el pago se debe
producir bien a la orden del titular originario, o bien a la orden de quienes adquieran el título por endoso, el
cual no es necesario notificar al deudor (a diferencia de los anteriores). Para reclamar el pago no basta, pues,
la posesión, sino que también se requiere bien ser el titular originario, bien tener a su favor una cláusula de
endoso.

Pertenecen a esta categoría aquellos que contienen la expresión “a la orden”, aunque, dentro de estos
títulos, encontramos los llamados títulos a la orden nato o por excelencia – la letra de cambio-, que significa
que se transmiten por endoso aunque no contengan la cláusula “a la orden”.

c) Títulos al portador: son aquellos no designan titular o persona legitimada para el ejercicio del derecho, o
bien sustituyen la designación de la persona por la expresión “al portador”, por lo que basta con ser
poseedor del documento para reclamar el pago. Se transmite mediante la tradición o entrega.

Vista esta clasificación, nosotros nos vamos a centrar en los títulos de pago: la letra de cambio, el cheque y el
pagaré, regulados en la ya mencionada LCch.

2. LA LETRA DE CAMBIO

2.1. Concepto, caracteres y función económica

Se define como un título valor a la orden cuyas características son:

-Es un título valor a la orden nato, es decir, se transmiten por endoso aunque no se contemple en ellos la
cláusula “a la orden”.

- Es formal: ha de reunir los requisitos exigidos en la legislación para ser válido.

- Es literal: todo su contenido está en el documento cambiario.


-Es abstracto: en el documento no se contempla la causa de la obligación cambiaria.

-Consiste en que una persona (librador) ordena a otra (librado) el pago de una determinada cantidad de
dinero llegada la fecha de vencimiento, de forma que el pago de la letra se puede realizar al propio librador,
o a un tercero llamado beneficiario, tomador o tenedor, a quien el librador ha transmitido o endosado la
letra de cambio.

Por tanto, intervienen los siguientes sujetos:

-El librado: es el deudor, quien debe pagar la letra de cambio cuando llegue la fecha de vencimiento. Sin
embargo, no se considera obligado cambiariamente hasta cuando haya aceptado, mediante la firma, la letra,
pasando entonces a denominarse aceptante.

-El librador: es la persona acreedora de la deuda y quien emite la letra de cambio para que el deudor o
librado la acepte y se haga cargo del pago del importe de la misma. El librador puede coincidir con el propio
librado (lo que se denominan letras al propio cargo) o con el propio tomador (lo que se denominan letras a
la propia orden). En todo caso, como hemos dicho, es imprescindible que se firme la letra pues en caso
contrario ni siquiera llegaría a existir este documento cambiario, ya que el librado no está obligado
cambiariamente hasta que la firma.

-El tomador, portador, tenedor, o beneficiario: el tomador es la persona a favor de la cual el librador gira la
letra. Posteriormente, el tomador puede endosar la letra a sucesivos sujetos denominados tenedores o
beneficiarios.

Esquemáticamente:
También pueden intervenir en la circulación de la
letra, como veremos, las siguientes personas:

-El endosante, que endosa una letra a un tercero.

-El endosatario, que recibe la letra a su favor.

-El avalista, que es la persona que garantiza el pago


de la letra.

En relación con el origen histórico, éste se sitúa en la Italia medieval de los siglos XII y XIII, con el llamado
contrato de cambio trayecticio, mediante el cual el comerciante de la Edad Media pedía a su banquero que
le procurase dinero en una plaza extranjera; el banquero remitía una orden de pago, por escrito formalizada,
a su corresponsal en dicha plaza, sirviendo la letra como medio de prueba de la existencia del contrato.

Esta figura fue evolucionando, utilizándose hoy día (función) como medio de pago aplazado de
obligaciones. En relación con esto ha surgido una práctica por las entidades de crédito, que recibe el
nombre de “descuento de letras de cambio”, consistente en que, en virtud de un contrato de descuento, se
endosa la letra de cambio a un banco, que nos paga anticipadamente el importe de la letra pero reducida en
una determinada cantidad, el tipo de descuento fijado en el contrato, y que variará en función del tiempo
que falte para el vencimiento de la letra.
Aunque lo habitual es que exista una relación jurídica de fondo subyacente a la letra de cambio, puede
ocurrir que no sea así, en cuyo caso hablaremos de una letra de favor. En principio, son lícitas, salvo cuando
se empleen para cometer fraudes o engaños.

Ejemplo:

Andrés –fabricante- vende a Paco –titular de una tienda de zapatos- una partida de zapatos (este contrato de
compraventa constituye cambiariamente la relación causal o relación de provisión). Paco desea pagar
aplazadamente, es decir, retrasar el pago hasta que haya conseguido vender los zapatos a los clientes. Sin
embargo, Andrés no desea o no puede financiar a Paco.

Solución: Andrés emite una letra de cambio (librador) contra Paco (librado) por el importe correspondiente al
precio de los zapatos. Paco se comprometerá a pagar la letra firmándola (convirtiéndose así en aceptante)
devolviéndola a Andrés que podrá dirigirse a un banco (tomador) pidiéndole que le adelante el importe
correspondiente contra la entrega de la letra (mediante un contrato de descuento). El banco, a su vez, puede
entregar la letra a otro banco (endoso) a cambio de que éste le adelante, también a su vez, el importe
correspondiente (redescuento). En tal caso, el banco 1 es el endosante y el banco 2 el endosatario.

2.2. La letra de cambio como título formal

La letra de cambio es, como hemos dicho, un título formal, debiendo reunir una serie de requisitos para su
validez, recogidos en los artículos 1 y 2 LCch, de forma que el incumplimiento de éstos dará lugar a que el
documento no se considere letra de cambio, con algunas excepciones. Son los que siguen.

 Relativos al título

a) Ha de estar en papel timbrado: la STS 10 de julio de 2009 declaró que el incumplimiento de este requisito
no afecta a la validez de la letra de cambio, pero excluye la posibilidad de acudir al juicio cambiario
(procedimiento previsto en la LEC para casos en que la letra de cambio resulta impagada).

b) Cláusula cambiaria: en algún sitio debe constar la expresión “letra de cambio”, debiendo en todo caso
aparecer en la misma frase en la que se contiene la orden de pago. Es un requisito esencial: si falta, el
documento no vale como letra de cambio, sino simplemente como expresión de una manifestación de
voluntad.

c) Debe establecerse la fecha y el lugar en que la letra se libra. Le fecha es un requisito esencial. En cuanto
al lugar, el artículo 2c) LCch establece que “la letra de cambio que no indique el lugar de su emisión se
considerará librada en el lugar designado junto al nombre del librador”. Es decir, se establece una solución
integradora, ya que se considera que el lugar de emisión de la letra es el domicilio del librador. Puesto que
no es obligatorio indicar el domicilio del librador, si no consta ninguno de los dos lugares, la letra será nula.

 Relativos a los sujetos cambiarios

a) Designación del librado: es un requisito esencial.


b) Designación del tomador: es un requisito esencial, por lo que no es posible la emisión de letras al
portador. No obstante, puede conseguirse el mismo efecto mediante su libramiento a la propia orden y
posteriormente haciendo una cláusula de endoso en blanco (aquel endoso que solo lleva la firma del
endosante, sin designar endosatario, por lo que en la práctica se convierte en un título al portador).

c) Firma del librador: es un requisito esencial. Es facultativo indicar también el nombre y el domicilio, pero
recuérdese que si este último no consta, y tampoco se ha indicado el lugar de libramiento, la letra es nula.
Desde el momento en que el librador firma la letra, se convierte en obligado cambiario y asume la
responsabilidad de asegurar y garantizar el buen funcionamiento de la letra, hasta el punto de que, en
determinados casos, cabe ejercer la acción cambiaria de regreso contra el librador. Como establece el
artículo 11 LCch: “El librador garantiza la aceptación y el pago. Podrá eximirse de la garantía de la
aceptación, pero toda cláusula por la cual se exonere de la garantía del pago se considerará como no
escrita”.

 Relativos a la obligación cambiaria

a) Orden de pago de una suma determinada de dinero, pura y simple –esto es, no sometida a condición-. Es
un requisito esencial. La suma de dinero suele expresarse tanto en cifras como en letras. En caso de
discrepancia entre ambas, prevalecerá lo expresado en letras. Si se expresa varias veces en letras y existe
discrepancia entre unas y otras, prevalecerá, a favor del deudor, el importe menor.

b) Indicación del vencimiento: en principio es un requisito esencial, si bien la ley contempla también una
solución integradora: si no se dice nada sobre el vencimiento, la letra será pagadera “a la vista”: vencerá en
el momento en que se muestre al deudor, según el artículo 2a) LCch.

c) Indicación del lugar en que se ha de efectuar el pago: no es un requisito esencial, si se omite, según el
artículo 2b) se considerará como lugar del pago el lugar designado junto al nombre del librado (su domicilio).
Pero si tampoco consta éste, la letra será nula.

Por otra parte, el artículo 9 LCch regula la representación cambiaria, señalando que “Todos los que pusieren
firmas a nombre de otro en letras de cambio deberán hallarse autorizados para ello con poder de las
personas en cuya representación obraren, expresándolo claramente en la antefirma”. En virtud de este
último inciso, debe indicarse de manera expresa que se actúa en nombre o representación de otro, pues en
caso contrario, el representado no quedará obligado. En el caso de sociedades mercantiles, se presumirá que
los administradores están autorizados por el sólo hecho de su nombramiento. En cualquier caso, los
tomadores y tenedores de letras tendrán derecho a exigir a los firmantes la exhibición del poder.

Como hemos dicho, una letra a la que le falta alguno de sus requisitos esenciales es una letra nula: no
produce efecto alguno. Sin embargo, en relación con esto surge la doctrina de las letras incompletas y las
letras en blanco.

-En las letras en blanco, librador y librado dejan sin rellenar alguno de los elementos esenciales, pero entre
ellos pactan cumplimentarlos con posterioridad, antes de su vencimiento. Por tanto, la letra en blanco es
válida siempre que se cumplimente antes del vencimiento y en virtud de lo pactado. Así, según el artículo 12
LCch, “cuando una letra de cambio, incompleta en el momento de su emisión, se hubiese completado
contrariamente a los acuerdos celebrados, el incumplimiento de estos acuerdos no podrá alegarse contra el
tenedor, a menos que éste haya adquirido la letra de mala fe o con culpa grave”.
-En cambio, la letra incompleta es aquella que se emite intempestivamente, antes de estar completa, sin
haber pacto entre las partes en el sentido de completarla posteriormente. Pero si se rellenan
posteriormente por un tercero de buena fe, sí despliegan efectos, siempre que estén completas al tiempo
del vencimiento.

2.3. La aceptación

La aceptación es la declaración de voluntad del librado que figura en la propia letra de cambio o en su
suplemento, pura y simple, por la que éste se compromete a cumplir la orden de pago recibida del
librador, en la fecha de vencimiento. Sus rasgos esenciales son:

-Desde la aceptación, el librado se convierte en aceptante, esto es, en obligado cambiario principal y directo
del pago de la letra (art.33 LCch).

-La aceptación no constituye un requisito esencial para la validez de la letra de cambio. Simplemente, si no
hay aceptación, el librado no quedará obligado cambiariamente, por lo que no cabe ejercer contra él la
acción cambiaria directa, sin perjuicio de las acciones que se puedan ejercitar contra él por la negativa a
firmarla.

Lo habitual es que la aceptación del librado ya se haya producido cuando la letra llega al poder del tomador
o tenedor (beneficiario). Sin embargo, en los casos en que no sea así, para que el librado acepte cabe la
presentación a la aceptación de la letra por parte del tomador. Se trata de una presentación facultativa,
que deberá hacerse en el lugar del domicilio del librado y antes de su vencimiento (art. 25 LCch).

Sin embargo, hay casos en que la presentación no es facultativa, sino que se convierte en una carga para el
tenedor. Son:

a) Letras giradas a un plazo desde la vista: son aquellas en las que se impone que para que se inicie el
cómputo del plazo de vencimiento de la letra, se debe presentar la letra a la aceptación . Para no
sorprender al deudor ni dejarle a expensas del tenedor, la ley fija un plazo máximo de un año para presentar
la letra a la aceptación en este supuesto. El librador podrá acortar o alargar el plazo, mientras que los
endosantes sólo podrán acortarlo. Si no se respeta dicho plazo, se perderá la acción de regreso. (Art. 27
LCch)

b) Cláusula “contra aceptación”: es decir, cuando el librador o el endosante han establecido la necesidad de
presentar la letra a la aceptación, fijando o no un plazo para ello. En el caso del endosante, este solo podrá
hacerlo si el librador no ha prohibido la aceptación, ya que según el artículo 26 LCch “el librador podrá
prohibir en la letra su presentación a la aceptación…”. No obstante, si pese a la prohibición se lleva a cabo la
presentación y el librado la acepta, éste se convierte igualmente en obligado cambiario. Solo habría
consecuencias si el librado se negase a la aceptación, ya que no cabría la acción de regreso anticipada frente
al librador o anteriores endosantes (antes del vencimiento)

Por último, el librador puede también establecer que la presentación a la aceptación no podrá efectuarse
antes de una determinada fecha.

c) Consecuencias del incumplimiento de la presentación obligatoria: perjuicio de la letra de cambio: se


pierden las acciones de regreso, esto es, la posibilidad de reclamar el pago de la letra al librador o, en caso
de haberlos, a los endosantes anteriores a dicho tenedor, así como los avalistas de todos ellos.
Dicho esto, la declaración de aceptación de la letra debe cumplir, según la LCch, una serie de requisitos:

-Ha de constar en la propia letra o en su suplemento.

-La expresión a emplear ha de ser “acepto” o una expresión equivalente suscrita con la firma del librado o de
su representante. No obstante, la simple firma en el anverso de la letra equivale también a la aceptación.

-La fecha de la aceptación sólo será necesaria en las letras giradas a un plazo desde la vista o sujetas a un
plazo de presentación a la aceptación. En los demás casos, será facultativa.

-Es pura y simple: no puede estar sujeta a condición. Sin embargo, el librado podrá hacer ciertas
modificaciones cuando acepta:

o En primer lugar, se admite la aceptación parcial, esto es, de sólo una parte de la cantidad, lo que
equivale a negativa de aceptación de la otra parte y permite el ejercicio de la acción de regreso. No
obstante, el aceptante quedará obligado en los términos de su aceptación, aunque sea parcial, por lo
que cabe contra él la acción cambiaria directa en la cuantía aceptada.
o En segundo lugar, podrá indicar el domicilio de pago, así como designar a un tercero a quien deba
reclamarse el pago, cuando no hubiese sido designado por el librador.

-Tiempo: en principio, la aceptación se hace de forma inmediata a la presentación, si bien se concede al


librado un día de reflexión.

Por último, las consecuencias de que no haya aceptación de la letra son:

-El librado no se convierte en obligado cambiario, por lo que no cabe contra él la acción cambiaria directa,
sin perjuicio de las acciones que se puedan interponer contra él por no aceptarla. Como ya hemos
mencionado, si hay aceptación parcial, solo se podrá ejercer la acción en la parte aceptada, no en la
rechazada.

-En el caso del tenedor, las consecuencias para él variarán en función de determinadas circunstancias, entre
las que están:

 Si la presentación de la letra a la aceptación era facultativa, obligatoria, o prohibida;


 Si presenta o no presenta la letra a la aceptación;
 Si protesta o no ante la no aceptación del librado.

Combinando todas estas circunstancias surgen diferentes posibilidades, por lo que lo mejor es verlo
esquemáticamente (siguiente página).
2.4. La circulación de la letra de cambio: modalidades y caracteres (en diapositivas es el t13.1ª parte)

A) EL ENDOSO

El endoso puede definirse como una declaración cambiaria unilateral escrita en la letra de cambio por la que
el tomador o tenedor (endosante) ruega al librado el pago de la letra a la orden de otra persona
(endosatario), a quien transmite la letra, legitimándolo para ejercitar los derechos derivados del título.

Para que surta efecto, el endoso ha de reunir los siguientes REQUISITOS:

-Debe hacerse por medio de una declaración pura y simple –no sujeta a condición-, manifestada en una
cláusula de endoso. La consecuencia de someterla a condición no es la nulidad del endoso (como sí ocurre en
el caso de que se someta a condición la orden de pago en la letra de cambio, que determina la nulidad de
ésta), sino que la condición se tendrá por no puesta, según el art. 15 LCch. Debe hacerse por el importe total
de la letra, ya que el endoso parcial será nulo.

-Se hace a favor del endosatario, que pasará a ser el legítimo poseedor de la letra. Puede ser endosatario
cualquier tercero o un obligado cambiario (p.ej. el librador).
-El endosante ha de ser el legítimo tenedor de la letra de cambio. El primer endoso, pues, lo realizará el
tomador de la letra, los posteriores los harán los sucesivos tenedores que la hayan adquirido por endoso. En
todo caso, ha de constar la firma del endosante, siendo un requisito esencial, ya que así manifiesta su
voluntad de endosar.

-Debe hacerse en la propia letra de cambio, o en su suplemento, entregando la letra.

-Debe constar la fecha, aunque no se trata de un requisito esencial, pues conforme al artículo 23.2 LCch, si
no consta la fecha, el endoso se considerará hecho antes de terminar el plazo fijado para levantar el
protesto, salvo prueba en contrario.

-Tiempo: puede hacerse antes y después del vencimiento de la letra, si bien no podrá hacerse una vez
hecho el protesto o una vez finalice el plazo para levantar protesto.

Dice el artículo 23 LCch que “el endoso posterior al vencimiento, que no podrá ser realizado por el
aceptante, producirá los mismos efectos que un endoso anterior al mismo. Sin embargo, el endoso posterior
al protesto o a la declaración equivalente por falta de pago o al vencimiento del plazo establecido para
levantar el protesto no producirá otros efectos que los de una cesión ordinaria”.

En cuanto a las CLASES de endoso, podemos utilizar dos criterios:

1) En función de sus efectos: son plenos los endosos que transmiten la disponibilidad de la letra y de todos
los derechos incorporados a la misma. En cambio, los endosos limitados sólo transmiten la posesión de la
letra y la legitimación para el ejercicio de los derechos incorporados, pero no la disposición sobre la letra (no
se puede transmitir).

2) Según la forma o las menciones escritas: a) es endoso completo el que contiene todas las menciones que
pueden hacerse constar, b) es endoso en blanco aquél que no designa endosatario o aquél en que sólo
consta la firma del endosante, c) el endoso al portador, que equivale a un endoso en blanco, siendo la única
diferencia que en la letra de cambio se incluirá la expresión “al portador”. Cuando el endoso esté en blanco,
el endosatario podrá: a) completar el endoso en blanco con su nombre o con el de otra persona, b) endosar
la letra nuevamente en blanco o hacerlo designando un endosatario determinado, c) entregar la letra a un
tercero, sin completar el endoso en blanco y sin endosarla.

En relación a los EFECTOS del endoso, vamos a centrarnos en la distinción entre endoso pleno y endoso
limitado. El endoso pleno produce los siguientes efectos:

a) Efecto traslativo: transmite la letra con todos los derechos incorporados a ella, así como la disponibilidad
de la misma.

b) Efecto legitimador: mediante el endoso, se legitima al endosatario para el ejercicio de los derechos
incorporados a la letra. Ahora bien, para poder exigir el pago, se deberá acreditar la regularidad en la cadena
de endosos, de modo que en cada endoso, el endosante sea el endosatario del endoso anterior, hasta llegar
al tomador originario. Cuando un endoso en blanco vaya seguido de otro endoso, el firmante de este se
entenderá que adquirió la letra por el endoso en blanco.

c) Efecto de garantía: el endosante, salvo cláusula en contrario, garantiza la aceptación y el pago frente a los
tenedores posteriores.
Por tanto, el endosatario podrá ejercitar frente a él las acciones de regreso por falta de aceptación o falta de
pago. Ahora bien, a diferencia del librador, el endosante puede exonerarse tanto de la aceptación como del
pago (el librador no puede exonerarse de la garantía del pago).

Asimismo, el endosante puede prohibir nuevos endosos, aunque ello no conlleva la nulidad del endoso
posterior, sino que el endosante únicamente asume responsabilidad frente a su endosatario respectivo,
pero no frente a los posteriores.

El endoso limitado únicamente legitima para ejercitar los derechos incorporados, como dijimos.

a) Puede hacerse un endoso de apoderamiento o para la cobranza, en el que se legitima al endosatario para
cobrar como apoderado. En este caso, al actuar el endosatario como apoderado, se le pueden oponer las
mismas excepciones que al endosante. Para ello, se habrá de incluir la mención “valor al cobro, para
cobranza, o por poder, o cualquier otra que indique un simple mandato”.

b) En cambio, en un endoso en garantía (esto es, cuando incluya la expresión “valor en garantía, valor en
prenda o cualquier otra que implique una garantía”), el endosante utiliza la letra para garantizar una deuda
extra cambiaria que tiene con el endosatario, de forma que éste último podrá ejercer todos los derechos
que derivan de la letra de cambio, pero el endoso hecho por él sólo valdrá como comisión de cobranza (si
finalmente se paga la deuda extra cambiaria, se devuelve al endosante).

Las personas obligadas no podrán invocar contra el tenedor de una letra recibida en prenda o en garantía
las excepciones fundadas en sus relaciones personales con el endosante que la transmitió en garantía, a
menos que el tenedor, al recibir la letra, actuase de mala fe en perjuicio del deudor.

B) CIRCULACIÓN ORDINARIA DE LA LETRA DE CAMBIO: CESIÓN ORDINARIA

Como sabemos, la letra es un título a la orden nato, de modo que se transmite por endoso aun cuando no
conste la cláusula “a la orden”. Pero si se incluye la expresión “no a la orden”, entonces no circulará por
endoso, sino por los mecanismos ordinarios de cesión.

La cesión implica subrogación, por lo que al cesionario sí se le pueden oponer las excepciones que el librado
tuviera frente a los tenedores anteriores (principio de no empeoramiento del deudor). Se discute en la
doctrina si la cesión implica la transmisión de las acciones cambiarias que tuviera el cedente, aunque
ligeramente parece inclinarse por la respuesta afirmativa. El cedente sólo garantiza la legitimidad del crédito
y la personalidad con que hizo la cesión, pero no la solvencia del deudor, salvo pacto expreso en contrario.

Diferente de la cesión ordinaria es la cesión de la provisión. Ocurre cuando el librador inserta en la letra de
cambio una cláusula que indique que cede la provisión, lo que implica que en caso de endoso, no sólo se
transmite la letra, sino que se ceden también al tenedor los derechos relativos a la provisión, esto es, las
acciones causales, las derivadas de la relación jurídica subyacente.

2.5. Aval cambiario. Concepto, caracteres y efectos

El aval es una declaración escrita en la letra de cambio o en su suplemento en cuya virtud una persona
llamada avalista garantiza la obligación de pago que soporta otro obligado cambiario (avalado). Es una
garantía accesoria solo formalmente, en el sentido de que la nulidad de la obligación garantizada solo afecta
a la validez del aval cuando esa nulidad se produce por un vicio de forma (en cambio, la fianza siempre es
accesoria).
El aval ha de cumplir una serie de requisitos formales que establece la LCch en su artículo 36:

-Ha de hacerse en la letra de cambio o en su suplemento, siendo un requisito esencial. Se expresará


mediante las palabras “por aval” o cualquier expresión equivalente.

-Ha de constar la firma del avalista, siendo también un requisito esencial. Cualquier firma en el anverso
equivale a un aval siempre que no sea la del librado (porque equivale a aceptación) ni la del librador (porque
equivale al libramiento de la letra).

-Tiempo: puede hacerse en cualquier momento de la vida del título cambiario, incluso después del
vencimiento y denegación del pago de la letra, siempre que al otorgarse no hubiere quedado liberado ya el
avalado de su obligación cambiaria. El aval puede ser, pues, anterior, simultáneo o posterior al nacimiento
de la obligación cambiaria. Será anterior cuando se haga antes de la aceptación del librado, si bien no
producirá efectos hasta el nacimiento de la obligación cambiaria (se dice en tal caso que el aval está sujeto a
condición: el nacimiento de la obligación).

-Debe indicarse a quién se avala. A falta de indicación, se entenderá avalado el aceptante, y en defecto de
éste, el librador. Además, esta garantía puede prestarla un tercero o también un firmante de la letra.

En cuanto a las clases, puede ser general/total (cuando abarca todo el importe de la letra), o puede ser
limitado/parcial (solo una parte del importe). Además, pueden ser sometidos a condición o a término
(avales condiciones y temporales).

Por último, analizaremos los efectos del aval, según la relación:

a) En la relación entre el tenedor-avalista

-El avalista responde de igual manera que el avalado. El avalista del aceptante responde como un obligado
directo, mientras que el de un obligado en vía regresiva, responde en vía de regreso.

-Autonomía: el avalista no podrá oponer las excepciones personales que correspondieran al avalado

-Solidaridad: impagada la letra de cambio, el tenedor podrá dirigirse indistintamente contra el avalado o
contra su avalista, o conjuntamente contra ambos.

b) En las relaciones del avalista con el avalado y los demás obligados cambiarios: el reembolso de lo pagado:

-Si el avalista avaló y pagó por el librador, deberá dirigir su acción de reembolso contra éste y el aceptante (o
su avalista si lo hubiera).

-Si avaló y pagó por un endosante, podrá dirigirse contra éste, contra los endosantes precedentes (y sus
avalistas), contra el librador y el aceptante (y sus avalistas).

-Si avaló y pagó por el aceptante, sólo podrá dirigirse contra éste.

2.6. El pago de la letra de cambio: presentación al cobro y pago

En primer lugar, se distinguen cuatro tipos de vencimiento de la letra:

-A fecha fija: vencerá el día señalado en la propia letra de cambio.


- A un plazo desde la fecha: vencerá transcurrido un plazo desde la fecha de su emisión, que se señalará en
la propia letra. El cómputo se hará en la forma determinada por el Código Civil.

- A la vista: vencerá con la presentación al librado. Ahora bien, esta presentación deberá hacerse como
máximo en el plazo de un año desde la emisión, si bien el plazo puede ser alargado o acortado por el
librador, mientras que el endosante sólo puede acortarlo.

-A un plazo desde la vista: vencen transcurrido un plazo desde la aceptación o, en su caso, del protesto por
falta de aceptación.

Vistas las formas de vencimiento, en cuanto al tiempo, la letra ha de ser presentada al cobro el día de su
vencimiento o en uno de los dos días hábiles siguientes, según el artículo 43 LCch. En principio, la
presentación al cobro es una carga del tenedor, si bien la ley permite no hacerlo cuando ya se ha producido
un previo protesto por falta de aceptación. En casos de fuerza mayor en los que no se pueda presentar al
cobro, se prorroga el plazo por otros 30 días.

En cuanto a la forma de realizar la presentación, ésta se hace mediante la exhibición material de la letra al
deudor. Puede haber otras formas. Por ejemplo, si la letra se encuentra en poder de una entidad de crédito,
la presentación podrá realizarse mediante el envío de un aviso al librado con antelación al vencimiento. Hay
otras formas relacionadas con letras domiciliadas, las cuales se exhiben ante la entidad de crédito.

Así, la presentación al cobro es el presupuesto para que el librado pague voluntariamente, pero también
para poder ejercitar las acciones cambiarias en vía de regreso contra los otros obligados cambiarios. Por
tanto, en caso de no presentación de la letra al cobro:

-La letra se perjudica, perdiendo las acciones cambiarias de regreso. Sin embargo, si hay aceptante o avalista
de éste, nada impide que ejercitemos la acción directa. También es necesario presentar la letra al cobro y
levantar el oportuno protesto en caso de impago para poder ejercitar la acción causal.

-Además, faculta al deudor para consignar su importe a disposición del tenedor (judicialmente,
notarialmente, en una entidad de crédito…).

En relación ya con el PAGO de la letra, éste puede ser:

a) Voluntario o forzoso: será forzoso cuando el pago se produce de manera coactiva como consecuencia del
ejercicio de las acciones causal o cambiarias, por lo que el pago voluntario es el que se produce
extrajudicialmente.

b) Ordinario y extraordinario: ordinario es el que hace el librado, mientras que extraordinario es el pago
realizado por cualquier otro (librador, avalista, endosante…).

Por último, en cuanto a las condiciones y efectos del pago:

o Pago ordinario (tanto voluntario como forzoso)

El ordinario dará lugar a los efectos típicos del pago, esto es, la satisfacción del acreedor, con la consecuente
extinción de las obligaciones cambiarias y la liberación de las partes. Además, cuando el librado paga,
rescata la letra, lo que supone que el tenedor ha de entregarle la letra si se lo solicita (se presume que,
cuando la letra está en poder del librado, es que ha sido pagada). Si no se lo solicita y la letra de cambio llega
a manos de un tercero de buena fe, el librado habrá de pagarle nuevamente a éste.

o Pago extraordinario (tanto voluntario como forzoso)

-Si lo realiza el endosante, quedan extinguidas las obligaciones de todos los endosantes posteriores (y sus
avalistas), pero no las de los endosantes anteriores, la del librador y la del aceptante (y sus avalistas),
pudiendo el pagador repetir su importe contra éstos.

-Si lo realiza el librador (el origen de la letra), se extinguen todas las obligaciones cambiarias, excepto la del
aceptante (y su avalista) contra el que puede dirigirse.

-Si lo realiza el avalista, se extinguen todas las obligaciones que se hubieran extinguido de haber pagado su
avalado, y podrá repetir el pago de éste y de sus deudores cambiarios.

Dos apuntes más:

-El pago puede ser parcial, sin que el tenedor pueda rechazarlo. Pero para que el tenedor pueda conservar
las acciones de protesto, debe levantar protesto por el impago de la parte no pagada. Además, en caso de
pago parcial, el librado podrá exigir que este pago se haga constar en la letra y que se le dé recibo del
mismo.

-El tenedor no podrá ser obligado a recibir un pago anticipado, es decir, antes del vencimiento de la letra. El
librado que pagare antes del vencimiento lo hará por su cuenta y riesgo.

2.7. El pago forzoso de la letra de cambio: las acciones

Como hemos mencionado anteriormente, el pago forzoso es el que se produce como consecuencia del
ejercicio de una acción causal o cambiaria. También se prevé una acción de enriquecimiento injusto como
acción residual, es decir, que solo se ejercitará cuando no se pueda ejercitar otra acción.

1) ACCIONES CAMBIARIAS

Existen, como sabemos, dos tipos de acciones cambiarias: la acción directa, que es la que se ejercita contra
el aceptante o sus avalistas, y la acción de regreso, que se ejercita contra el librador y los endosantes o sus
avalistas. Todos los obligados cambiarios responden solidariamente frente al tenedor de la letra, que por
tanto, podrá acumular la directa y la de regreso.

a) Acción directa (3 años desde el vencimiento): se ejercita, como hemos dicho, contra el aceptante o sus
avalistas, por falta de pago de la letra de cambio. No requiere levantamiento de protesto. La legitimación
activa la ostenta el legítimo poseedor de la letra, esto es, el tenedor de la letra a su vencimiento o el que
hubiera reembolsado su importe. Las partidas reclamables difieren en función del sujeto legitimado.

b) Acción de regreso (1 año desde la fecha del protesto o declaración equivalente: La acción de regreso se
ejercita contra el librador, los endosantes o sus avalistas. Procede en los casos de falta de pago tras el
vencimiento, y en determinadas circunstancias que hacen prever que la letra no será pagada a su
vencimiento (en este caso, se tratará de una acción de regreso para reembolso anticipado de la letra). Tales
casos son los siguientes:

-Falta total o parcial de aceptación por el librado.


-Cuando el librado, sea o no aceptante, haya sido declarado en concurso o resultado infructuoso el embargo
de sus bienes.

-Cuando el librador de una letra cuya presentación a la aceptación se haya prohibido sea declarado en
concurso.

La legitimación activa la ostenta el legítimo poseedor de la letra, sea el tenedor de la misma a su


vencimiento, sea el que hubiera reembolsado su importe. Para la legitimación pasiva, nos remitimos a los
efectos del pago extraordinario para saber quién ha sido liberado y quién sigue obligado.

Un presupuesto formal para el ejercicio de estas acciones es el levantamiento de protesto o declaración


equivalente. Este protesto cumple principalmente dos funciones: probatoria (acredita la no aceptación o el
impago) y conservativa (permite conservar las acciones en vía de regreso). La forma normal es el protesto
notarial, pero puede sustituirse por ciertas declaraciones equivalentes:

a) La declaración del propio librado, que conste en la propia letra, firmada y fechada, en la que se deniegue
la aceptación o el pago de la letra.

b) La declaración del domiciliario o, en su caso, de la Cámara de Compensación, mediante la cual se


deniegue el pago o se declare que la letra no ha sido pagada.

c) Se excluyen estas declaraciones equivalentes sustitutorias cuando el librador haya exigido expresamente
en la letra el levantamiento del protesto notarial.

La ley prevé una serie de excepciones para conservar las acciones de regreso sin necesidad de levantar
protesto:

-Mediante la cláusula de devolución “sin gastos”, “sin protesto”, o cualquier otra indicación equivalente
escrita en el título y firmada, el librador, el endosante o sus avalistas dispensan al tenedor de hacer que se
levante protesto por falta de aceptación o por falta de pago para poder ejercitar sus acciones de regreso.

-El protesto por falta de aceptación eximirá de la presentación al pago y del protesto por falta de pago.

-Tampoco es necesario levantar protesto en el caso de declaración de concurso del librado o del librador.

Esquema:
2) ACCIÓN CAUSAL

La acción causal es aquella que tiene su origen en las eventuales y distintas relaciones jurídicas
extracambiarias causantes de la emisión de la letra o de sus sucesivas transmisiones. Por tanto, la acción
se tendrá contra la otra parte en la relación subyacente. El presupuesto para su ejercicio reside en que la
letra haya sido presentada al cobro y protestada por falta de pago en tiempo y forma.

3) ACCIÓN DE ENRIQUECIMIENTO INJUSTO O CAMBIARIO

No es una acción cambiaria, sino residual o subsidiaria: sólo procede para el caso de que no sea posible
ejercitar ninguna acción cambiaria ni causal (por ejemplo, por haber prescrito todas ellas).

Se ejercita contra aquel obligado cambiario que, habiendo recibido el valor de la letra, se hubiera lucrado en
perjuicio del tenedor, es decir, se fundamenta en recuperar el importe de quien recibió un incremento
patrimonial sin haber realizado una contraprestación.

Esta acción prescribe a los tres años de haberse extinguido la acción cambiaria.

2.8. Las excepciones cambiarias y extracambiarias

Por último, vistas las diferentes acciones de las que dispone el legítimo portador de la letra para intentar
cobrarla, hay que tener en cuenta que el demandado (deudor cambiario) por esas acciones puede oponer
excepciones frente a éstas para evitar que los efectos de las acciones jueguen contra él. Están:

a) Cambiarias: derivan del propio documento o de la obligación cambiaria. Se distinguen las personales
(oponibles únicamente frente a un determinado tenedor) de las reales (oponibles contra cualquier tenedor).
Se encuentran enumeradas taxativamente en la LCCh (remisión al derecho procesal).

b) Extracambiarias: basadas en las relaciones personales entre el deudor demandado y el demandante.

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