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ERBOL

RESPONSABILIZAN A GANADEROS INCREMENTO

Contracabol sugiere que se paralice la exportación de carne de res para frenar el contrabando

Una variedad de productos de carne de res. Foto: internet

Lunes, 22 de Noviembre del 2021

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Una paralización a la exportación de carne de res permitirá  que se pueda frenar el contrabando y
garantizar el abastecimiento en el mercado interno, sugirió el secretario ejecutivo de la
Confederación Nacional de Trabajadores en Carne de Bolivia (Contracabol), Jesús Huchani.

El pedido se dio luego que en las últimas semanas se haya determinado incrementar el precio de la
carne de res en Tarija, Cochabamba y Santa Cruz, mientras que en el resto del país será de manera
paulatina.

“Si es no cierran las fronteras para el contrabando de ganado, si es que para el 2022 se vuelve a
firmar la exportación, estaremos ya en otra escalada de precios”, advirtió en entrevista con ERBOL
Radio.

Desde el Gobierno, se el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca,


insistió que no existe ningún motivo para el incremento del precio del kilo de carne de res y
recordó el acuerdo que fue suscrito en octubre, que establecía evitar ajuste de precios.

Según Huchani, quienes subieron el precio de la carne son los ganaderos.

“Si es que bajaran (el costo), nosotros, automáticamente, bajamos precios, porque, en este
momento se encuentra encarecido el precio (de la carne)”, dijo.
Un eventual cierre de la exportación de ganado permitirá que se pueda asegurar el abastecimiento
del mercado interno, insistió.

El diario

Portada  Economía

En casi seis años

Productores aumentan solo 20 centavos precio de la carne

> Autoridades aseguran que el abastecimiento del producto está garantizado

El Diario

24/10/2021 5:40 am

A A

EL GOBIERNO pidiÓ A LOS FRIGORÍFICOS EXPORTADORES DE CARNE BOVINA Y AL SECTOR


PRODUCTOR PRIORIZAR EL ABASTECIMIENTO DE CARNE AL MERCADO. UNITEL

Los productores de carne en Bolivia aumentaron solo 20 centavos el precio del alimento en casi
seis años y con un salario mínimo se puede adquirir 89,4 kilos, según medio de Santa Cruz.

Bolivia es uno de los mayores consumidores de carne del mundo, por debajo de Alemania, España
y Costa Rica.
Estos indicadores son posibles por la estabilidad de los precios de la carne. Según datos del
Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras el valor del kilo/gancho en Bolivia ha aumentado de Bs
18,8 en enero de 2016 a Bs 19 en octubre de 2021.

“El kilo/gancho en Bolivia es el más barato de todos los países del Cono Sur, o sea de Sudamérica”,
dijo Alejandro Díaz, presidente de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz, entrevistado por
Unitel.

En los últimos meses los ganaderos han experimentado un incremento en el precio de los
alimentos para el ganado. Las sequías de junio afectaron las pasturas y mermaron la producción
de granos hasta en un 50 %.

Fidel Flores, presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), señaló


que “los factores adversos presentados en esta campaña de invierno 2021, principalmente de
sequía en los últimos días de intenso frío y heladas” han generado pérdidas de hasta $us 240
milones para el sector.

Esto provocó un aumento de los costos de producción para los ganaderos. El maíz pasó de Bs 48 el
quintal en junio a Bs 78 en octubre. El sorgo subió de Bs 43 el quintal en junio a Bs 69 en octubre.
Esto no se tradujo en un incremento del precio del kilo/gancho de carne, que según datos del
Ministerio de Desarrollo Rural se mantiene estable.

En ese contexto, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, informó
ayer que se garantiza el abastecimiento de carne bovina en el mercado interno y anunció que
harán inspecciones a los centros de remate.

“A la fecha nos han informado que están abasteciendo de la manera más normal a precios justos
excepto algunos problemas que se han presentado en Santa Cruz”, dijo la autoridad según un
reporte de Bolivia Tv.

Recordó que en reuniones con las empresas Frigor, Fridosa, BFC y la Confederación Nacional de
Trabajadores en Carne de Bolivia (Contracabol) se acordó emitir el certificado de abastecimiento
de ese producto al mercado interno a precio justo y con el objeto de controlar el proceso de las
exportaciones.

“Teníamos comprometido 16.000 toneladas (de carne bovina) a exportar con estas empresas y al
mes de octubre tenemos el dato de que prácticamente ya hubieran cumplido con las
exportaciones”, señaló.

Enfatizó que tomando en cuenta que ya se cumplieron las exportaciones, “estos meses esas
empresas deben priorizar el abastecimiento de ese alimento en el mercado interno, para que las
amas de casa no se vean afectadas”, reportó ABI.

“Se quejan de que en los centros de remate hubiera algún incremento de precio para vender a los
comercializadores de carne; en ese sentido, vamos a tomar acciones conjuntas, vamos a hacer las
inspecciones respectivas en los centros de remate para verificar este comportamiento”, anunció.
(Agencias)

 
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Un grupo de funcionarios y exfuncionarios de los gobiernos de Hugo Chávez,


Nicolás Maduro y de Evo Morales han controlado durante 12 años la mayor
exportadora de soya de Bolivia, Gravetal. La empresa privada, asentada en el
departamento de Santa Cruz, es considerada un gigante agroindustrial en el
rubro de las oleaginosas, uno de los más competidos del mercado agrícola
internacional. Ha vendido en la última década más de 1.800 millones de
dólares, incluidas cuantiosas sumas en materia prima a empresas públicas
venezolanas.

En la página web de la exportadora se afirma que en 2008 “empresarios


bolivianos” compraron la compañía. Nada se dice sobre el impulso y los
recursos millonarios que empresas filiales de Petróleos de Venezuela (Pdvsa),
corporación pública que entonces dejaba ganancias siderales al gobierno de
Chávez, dieron a una firma con tres semanas de existencia y un capital de
menos de 15.000 dólares para adquirir 99 por ciento de las acciones de la
principal soyera de Bolivia. Esa compañía recién creada, denominada
Inversiones de Capital Inversoja, fue el vehículo que finalmente permitió a un
diputado del partido de Evo Morales tomar el control de Gravetal y disimular la
mano venezolana.

Juan Valdivia Almanza, presidente y accionista mayoritario de Gravetal, no


había concluido en Bolivia el mandato como diputado del Movimiento al
Socialismo (MAS), entre 2006 y 2010, cuando se dio la transacción que
formalmente lo puso al frente de Gravetal. Un antiguo colega presentó una
denuncia en su contra en el Ministerio Público por delitos que incluyen la
legitimación de capitales y la defraudación impositiva en conexión con el
manejo de la empresa Inversoja, cuyos balances auditados están llenos de
irregularidades, según el denunciante, incluida la no declaración oportuna de
la compra de Gravetal y el ocultamiento del dato en la declaración jurada que
presentó al terminar su función parlamentaria.

A Valdivia Almanza lo han acompañado en el directorio de Gravetal casi una


decena de funcionarios públicos venezolanos que, con nula rendición de
cuentas al público, fueron directivos de Gravetal hasta noviembre de 2019. La
mayoría han estado relacionados con el Ministerio de Alimentación de
Venezuela, entidad que ha sido controlada principalmente por oficiales del
Ejército, algunos de los cuales han sido denunciados por sobreprecios en la
importación de alimentos o incluso han sido sancionados por Estados Unidos.

El funcionario venezolano que más tiempo ocupó en la directiva de Gravetal


fue Juan Moisés Lares González. En 2013 estaba en el directorio de la
compañía soyera y se desempeñaba simultáneamente en posiciones
gerenciales en la estatal venezolana Lácteos Los Andes, que compraba materia
prima a la empresa boliviana. Fue denunciado por trabajadores que por esa
razón le atribuyeron un conflicto de interés que debía investigarse. La justicia
no se hizo eco de las denuncias. Lares González encabeza en el presente una
compañía que produce harina de maíz, ingrediente de las arepas, en
Venezuela.

Los anteriores son parte de los hallazgos basados en el examen de


documentos públicos y entrevistas en Bolivia como parte de la investigación
colaborativa Chavismo INC. realizada en alianza entre Transparencia
Venezuela, la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS y la
Alianza Rebelde Investiga (ARI). En el proyecto participaron periodistas
basados en Venezuela, Estados Unidos, España, Nicaragua, El Salvador,
República Dominicana, Argentina y Uruguay que han contribuido a construir
una base de datos que documentó los flujos de dinero asociado a personas de
interés relacionadas con los gobiernos de Chávez y Maduro. Los datos se han
basado en el procesamiento de investigaciones judiciales, ejecutivas y
parlamentarias como las que involucran a Valdivia Almanza.

Los negocios de Gravetal, presentados por la empresa como un tema privado


y boliviano, en realidad formaron parte de los esquemas de cooperación
entablados por Chávez y Morales y continuados por Maduro en el marco de
una alianza estratégica fraguada gracias a la identidad política e ideológica,
pero sustentada también con millones de petrodólares venezolanos, más de
5.000 millones, según algunos analistas.

La ayuda no sólo incluyó el financiamiento, fuera de los mecanismos de


Tesorería, a programas sociales como “Bolivia Cambia, Evo Cumple” u otros
planes solidarios canalizados a través de la Alternativa Bolivariana de los
Pueblos de Nuestra América (ALBA). También implicó la compra del fondo
financiero privado Prodem, que llegó a ser uno de los mayores bancos de
Bolivia con una cartera de créditos de 1.180 millones de dólares, por parte del
Banco Nacional de Desarrollo de Venezuela (Bandes), entidad que algunos
funcionarios convirtieron en una escala de la corrupción y que ha sido vetada
por Estados Unidos. También supusieron proyectos fracasados como la
producción de alimentos con la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL) o
el intento de convertir a Bolivia en una potencia petroquímica a través de la
binacional Petroandina.

Valdivia Almanza no contestó la solicitud de entrevista dirigida a cinco de sus


empresas. Las solicitudes también se hicieron llegar por correo electrónico a
Gravetal e Inversoja para conocer detalles de la compra de la soyera y del
porqué de la participación en el directorio de funcionarios venezolanos. Yimy
Montaño, abogado de Valdivia Almanza a quien se pudo contactar para este
reportaje, dijo que el caso de su patrocinado se está ventilando en las
instancias competentes y que no comentaría más.

Ingeniería financiera para la geopolítica


Las negociaciones para la compra de la sojera boliviana ocurrieron en 2008 en
un contexto en el que Morales enfrentaba una crisis por un abierto desafío a
su autoridad por parte de los prefectos departamentales opositores de Santa
Cruz, Tarija, Beni y Pando, región conocida como “Media Luna”, que
impulsaban la constitución de gobiernos autónomos.

El sector empresarial del oriente del país también mantenía una postura
contra el gobierno de Morales por la regulación de las exportaciones. La
compra de Gravetal resultaba crucial para sofocar la rebelión porque
implicaba el control del sector productivo cruceño, el más vigoroso de Bolivia,
y en particular de los productores de soya y de las industrias oleaginosas que
guardaban una relación casi de dependencia con la empresa.

Para concretar la compra, sin embargo, se debió recurrir a un elaborado


esquema de circulación de fondos que disimulara la mano del gobierno de
Chávez y evitara cuestionamientos ante la prohibición constitucional que
establece que en un rango de 50 kilómetros dentro de las fronteras ningún
extranjero puede poseer títulos de propiedad salvo en casos excepcionales.
Gravetal está afectada por esa disposición debido a su ubicación en Puerto
Quijarro, en los límites con Brasil. Sus antiguos dueños estaban liderados por
un empresario que compartía la nacionalidad boliviana, con la colombiana. En
ese momento algunos medios se hicieron eco de la posible llegada de capital
público venezolano.

Inversoja fue constituida bajo ese clima de confrontación, el 13 de junio de


2008, con un capital de apenas 100.000 bolivianos, equivalentes a 13.927
dólares. Entre sus fundadores, todos bolivianos, figuraban dos accionistas de
Gravetal: Jorge Arias Lazcano y Gabriel Pabón Gutiérrez. El otro propietario era
Jorge Toyama Urehara, que fungió como subgerente de contabilidad y
miembro del directorio de Gravetal. El primero tenía 34 por ciento de las
acciones y los restantes poseían dos porciones idénticas de 33 por ciento.

Inversoja con sólo 18 días de existencia compró 99 por ciento de las acciones
de Gravetal gracias a un préstamo del gobierno de Venezuela. El mismo día
que le fueron transferidas las acciones se las otorgó, en calidad de garantía
por la deuda, a la empresa Monómeros International LTD, último eslabón de
una cadena de propiedad que lleva a la estatal venezolana Pdvsa. La compañía
es filial de Monómeros Colombo Venezolanos, una subsidiaria de Pequiven,
que a su vez es el brazo petroquímico de la petrolera venezolana.
Monómeros Colombo Venezolanos es una empresa basada en Colombia y es
de las más importantes del mercado de fertilizantes en ese país. Fue adquirida
por Pdvsa en 2006. Desde mayo del año pasado, se encuentra bajo el control
de funcionarios designados por el diputado Juan Guaidó, presidente de la
Asamblea Nacional de Venezuela y también reconocido por ese órgano y por
más de 50 países, incluida Colombia, como presidente interino de Venezuela.

Los accionistas de Inversoja reconocieron en una reunión de directorio


celebrada el 24 de julio de 2008, que tenían una deuda por un préstamo
recibido de Monómeros International LTD, de acuerdo con documentación a la
que tuvo acceso Chavismo INC. En los registros de la sesión, no obstante, se
omiten los datos precisos del monto y detalles sobre la transacción. Los
estados financieros de 2013, también consultados para el trabajo, mencionan
una deuda por un préstamo a largo plazo e intereses por pagar que eran
equivalentes a 82.6 millones de dólares. Los estados financieros de 2018
muestran que esa deuda había saltado a 132 millones de dólares.  En ningún
caso se presenta información sobre de quién proviene el dinero, cómo se
consiguió, cuándo y por qué vía ingresó.

Antes de ser desembolsado, el préstamo venezolano siguió una ruta sinuosa.


Aunque Monómeros International LTD es la empresa que recibió formalmente
las acciones de Gravetal como garantía, los fondos con los que Inversoja
realizó la compra provienen de una filial de Pequiven denominada
International Petrochemical Sales LTD, registrada en las Islas Vírgenes
Británicas, que permaneció activa hasta 2013 y la cual aparece en la base de
datos de los Off Shore Leaks del Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación.

“El dinero no salió de los estados de cuenta de la caja de Monómeros, sino de


Pequiven a través de otra figura”, afirmó a Chavismo INC. Carmen Elisa
Hernández, designada por Guaidó como presidenta de la junta de accionistas
de Monómeros Colombo Venezolanos. No precisó montos, pero sí hizo otra
aseveración: “El régimen chavista fue muy hábil en generar muchas figuras en
países como las Islas Vírgenes o Panamá. Algunas de estas incluso están
desactivadas porque fueron objeto del tema del Panamá Papers”.

Las acciones de Gravetal siguieron además un camino por la burocracia


venezolana que también permaneció bajo las sombras. En documentos a los
que ha accedido Hernández, se deja constancia que Monómeros Colombo
Venezolanos traspasó sus derechos con respecto a Gravetal a otra empresa
que fue filial de Pdvsa hasta 2010: Pdval, una compañía importadora de
alimentos también marcada por escándalos de corrupción y que en el
presente es manejada por el Ministerio de Alimentación.

Pdval recibió 99 por ciento de las acciones de Gravetal endosadas al portador


en agosto de 2008 y asumió también las acreencias originadas en el préstamo
a Inversoja. A su nombre también fueron entregadas en garantía dos
porciones de 0,5 por ciento a nombre de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos y de la petrolera binacional Petroandina, según los documentos a
los que accedió Hernández.

Con el control asegurado, Gravetal se convirtió en un activo estratégico para


Chávez y Morales. Un ejemplo de ello se hizo evidente en octubre de 2010
cuando la empresa fue la escogida para hacer la primera venta a través del
Sistema Único de Compensación Regional (Sucre), un esquema mediante el
cual los países del ALBA procuraron establecer, con apoyo de sus bancos
centrales, un espacio para el comercio regional y una moneda común que a la
larga naufragó entre denuncias de haber servido para el lavado de dinero y
para ventas ficticias.

En ese entonces, sin embargo, el Sucre se estrenó con una transmisión en vivo
que pudo ser seguida desde el piso 28 del Banco Central de Bolivia en La Paz.
En pantalla gigante aparecían Chávez y Morales enlazados a través de una
conexión satelital. Gravetal vendió el equivalente a cinco millones de dólares
en aceite desgomado de soya a Industrias Diana, empresa estatizada en 2008,
en Venezuela. A los periodistas convocados, entre quienes estaba quien
suscribe este trabajo, se les anunció que presenciaban un hecho histórico.

Gravetal en los últimos años exportó 230.000 toneladas métricas de aceite


crudo y torta de soya, por 150 millones de dólares, principalmente a Venezuela
y Colombia, según su memorial institucional. En el presente, los ejecutivos
designados por Guaidó afirman que su intención es rescatar la empresa, como
ya se ha hecho con otros activos venezolanos en países donde el diputado es
reconocido como presidente, lo que ahora ocurre en Bolivia después de la
salida de Morales del poder. Una consulta escrita sobre Gravetal fue dirigida a
correos de contacto del Ministerio de Alimentación y de PDVAL, pero al cierre
del presente trabajo no había sido respondida.

Una pantalla con saldo en rojo


Valdivia Almanza todavía ejercía funciones como parlamentario del MAS por
Cochabamba, el mismo departamento donde Evo Morales tiene su mayor
bastión de militantes, cuando se convirtió en agosto de 2009 en el propietario
de la mayoría accionaria de Inversoja: 34 por ciento, según la Junta Ordinaria
de Accionistas de la empresa. Con ello se hizo del control formal de Gravetal,
en cuyo directorio ya había sido nombrado cinco meses antes. Ahora es
presidente del directorio de Gravetal y de Inversoja.

No ha sido la única persona con vínculos políticos relacionada con los


negocios. En el presente, Katarina Gumucio Stambuk, es accionista de 33 por
ciento de Inversoja y 0,5 por ciento de la empresa soyera. Fue delegada
presidencial de Morales también para Cochabamba y exgerente general de
Abya Yala Tv, canal vinculado a la fundación Juan Evo Morales Ayma (JEMA),
con recursos de la cooperación iraní en Bolivia. También se le solicitaron
comentarios para este trabajo y no respondió. Antes de ella, Sebastián Rivero
Guzmán, hermano de una exministra de Morales, también fue accionista de
Inversoja y Gravetal.

Los estados financieros de Inversoja revelan que la empresa nunca aumentó


su valor, ni mejoró su posición luego de la adquisición de Gravetal. Los
números siempre fueron rojos. La compañía solo declaró ganancias de 13,2
millones de dólares en 2013 y de 3 millones de dólares en 2018. La totalidad
del dinero fue utilizado en gastos administrativos en ambos casos. Eso a pesar
de que Inversoja solo cuenta con un funcionario ocupado, de acuerdo con el
documento de actualización de matrícula de comercio consultado para la
investigación. Al cierre del ejercicio de 2018, tenía la deuda ya mencionada de
más de 132 millones de dólares.

El exdiputado Bernardo Montenegro denunció a su antiguo homólogo Valdivia


Almanza ante el Ministerio Público basado en documentos como memorias y
balances públicos que ha presentado Inversoja a Fundempresa, organización
que opera el Registro de Comercio de Bolivia: “Se observa un gran número de
irregularidades”. El antiguo parlamentario cuestiona el hecho de que la
compra de Gravetal apenas fue reflejada en los balances auditados cinco años
después de consumada cuando se dejó constancia del préstamo millonario
recibido para adquirir la empresa cruceña. En 2009 Inversoja registró un
patrimonio total de 1.606 dólares y un pasivo de 1.555 dólares: apenas 56
dólares de diferencia. Los números en nada expresaban los movimientos de
dinero implicados en la compra de la soyera en 2008.
“Pudo haber una defraudación impositiva al Estado”, dijo entrevistado para
esta investigación. Para Montenegro esa es solo una parte de una lista más
amplia. La denuncia atribuye a Valdivia Almanza la supuesta comisión de
delitos como enriquecimiento ilícito, enriquecimiento ilícito de particulares con
afectación al Estado, legitimación de ganancias ilícitas y falsedad en la
declaración jurada de bienes y rentas.
Juan Valdivia Almanza,  presidente y accionista mayoritario de Gravetal, fue diputado del MAS,

Según afirma, suexcolega presentó ante la Contraloría General del Estado una
declaración jurada con información falsa sobre sus activos al terminar el
ejercicio parlamentario. “Dijo tener un patrimonio de 1,1 millones de dólares,
pero omitió mencionar la compra de Gravetal”. Sus cálculos indican que debió
declarar otros 24 millones de dólares. “Por más que el señor diga que se le
prestó el dinero, la procedencia de esos fondos debió ser declarada”.

A Montenegro también le llama la atención el súbito incremento del


patrimonio de Valdivia Almanza, que actualmente registra 15 empresas. De
2010 hasta 2019 registró siete, pese a los resultados negativos de Inversoja.
Entre las nuevas inversiones están una fábrica de hormigón, una heladería,
una importadora de productos de acero, una agencia de vehículos, una firma
hotelera y dos compañías dedicadas al sector de los bares y restaurantes.

“Toda esta información e inversiones multimillonarias deja en evidencia que


dicho ciudadano aprovechando su condición de diputado y dirigente del MAS,
además de su cercanía con el expresidente Morales, amasó una incalculable
fortuna, con recursos de dudosa procedencia”, dice. El exdiputado se ha
quejado de que pasados ya siete meses de presentada su denuncia, la
investigación permanecía paralizada. El denunciado se presentó
voluntariamente para acogerse al derecho del silencio y “lamentablemente a
partir de eso no avanzó más en el caso”.

Luego se supo que Valdivia Almanza interpuso dos incidentes en el proceso. El


primero se conoció el pasado 13 de julio y en virtud de la petición recibida por
la defensa del exdiputado, Montenegro fue apartado como parte activa del
caso por no ser considerado ni víctima ni querellante. Con el segundo
incidente, el juez le concedió a Valdivia Almanza la exclusión del delito de
falsedad en declaración jurada y solo mantuvo los enriquecimiento ilícito y
legitimación de ganancias ilícitas. Montenegro se ha manifestado en
desacuerdo con ambas decisiones y lamenta que la Procuraduría del Estado
no haya actuado todavía en el caso.

Valdivia Almanza como político fue de pocas comparecencias públicas. Son


contadas las veces que se le vio junto a Evo Morales, como en el cierre de
campaña de 2005. En 2015 dio su última entrevista pública a un medio de
Santa Cruz, donde está la mayoría de sus negocios. Antes que él, su hermano
había sido más identificado con un perfil de empresario ligado a los negocios
hoteleros.

El exdiputado como presidente de Gravetal tiene una relación de negocios con


el multimillonario venezolano-paraguayo Carlos Gill Ramírez, quien es
accionista de Ferroviaria Oriental, uno de los proveedores de transporte de la
empresa soyera.  En una entrevista con el periodista Carlos Valverde dijo que
esa es su única conexión con Valdivia Almanza. La aclaratoria surgió porque
tanto Montenegro como Óscar Ortiz, exsenador han señalado que ambos
tienen relaciones que van más allá.

El propio Ortiz adelantó una investigación desde el Parlamento, pero no pudo


demostrar las conexiones de Gill Ramírez con Gravetal. En cambio, sí hizo una
síntesis del emporio del magnate en Bolivia que también incluye acciones en
Ferroviaria Andina, los diarios La Razón y Extra, la Sociedad Constructora
Gómez Núñez Bolivia, la constructora Terravías y la Sociedad Administradora
de Puertos Continental. En todas estas operaciones ha invertido más de 320
millones de dólares en los últimos nueve años. También recibió contratos para
las obras civiles de la red de teleféricos y los radares militares por parte de Evo
Morales.

Gill Ramírez tuvo una relación cercana con el fallecido embajador venezolano
Julio Montes, quien incluso terminó siendo ejecutivo de una de sus empresas.
A pesar de todo ello, ha afirmado nunca se apoyó en favores de Chávez,
Maduro o Morales. “Soy un empresario que no se mete en el mundo de la
política”, dijo a Valverde.

Evo Morales y Hugo Chávez,  fallecido.


Foto: Connectas

Los venezolanos de la soya

Después de la compra de Gravetal por Inversoja, funcionarios venezolanos


comenzaron a figurar en puestos clave de los directorios de la empresa
boliviana. Incluso algunos, en los meses iniciales, compartieron
simultáneamente posiciones de comando en esa compañía y en Inversoja. De
la lista destacan Pedro Lugo Gómez, quien llegó a ser presidente de
Monómeros Colombo Venezolanos. En Gravetal resalta Juan Moisés Lares
González. Entre todos fue quien permaneció mayor tiempo en posiciones
directivas: ocho años, hasta el 25 de noviembre de 2019. Lo removieron dos
semanas después de la renuncia de Morales de la presidencia boliviana. En
paralelo, Lares González desempeñó otras funciones. En 2016, por ejemplo,
fue designado presidente de la Empresa Alba Alimentos de Nicaragua S.A.
(Albalinisa), una compañía binacional de los gobiernos nicaragüense y
venezolano, y antes había estado en el equipo gerencial de Lácteos Los Andes.

Lares González encabeza hoy una empresa que produce en Venezuela la


marca de harina de maíz Don Juan. Según dijo en una entrevista, es un
emprendimiento de escala reducida, respaldado por maquinaria comprada en
China. En los empaques se señala que el producto es fabricado por la empresa
Cipralba domiciliada en Caracas. A ella se enviaron correos electrónicos para
Lares González, que no fueron respondidos. Tampoco se le pudo contactar a
través de sus redes sociales. El nombre de Cipralba coincide con el de una
firma fundada en Bolivia por otros exfuncionarios venezolanos que trabajaron
para la filial boliviana de la estatal CVAL en un proyecto de alimentos. La casa
matriz fue intervenida y eliminada por órdenes de Maduro en medio de una
reorganización general y denuncias de desvíos de fondos públicos.

Esquilo Pérez Valladares, quien presidió CVAL Bolivia, es el presidente de


Cipralba y afirma para este trabajo que no tiene relación alguna con la
empresa de Lares González, que es una coincidencia y que de ella solo existe
el nombre porque no pudo culminar su constitución. Dice que se vio obligado
a emprender en Bolivia luego de ser apartado de CVAL sin que se le
reconocieran sus pasivos laborales. CVAL Bolivia estuvo a cargo de un proyecto
piloto de producción de alimentos, que fracasó según asegura por falta de
apoyo de Caracas.

La misma suerte corrió Petroandina, creada en 2007 y repotenciada cuatro


años más tarde cuando Chávez anunció desembolsos de 1.500 millones de
dólares “para convertir a Bolivia en una potencia petroquímica”. Morales
reconoció en 2016 que Petroandina estaba en problemas. Al principio, la
petrolera, constituida con la asociación de Pdvsa y Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos, fue parte del esquema de adquisición de Gravetal.

Cuando fue creada, el Estado boliviano le asignó a Petroandina una docena de


áreas de exploración. De la mayoría no se conocen resultados. La petrolera
fracasó en la búsqueda de volúmenes comerciales de crudo y gas natural en
dos pozos, en el Norte de La Paz y Tarija, en los que Morales tenía optimismo.
Tras la muerte de Chávez, en marzo de 2013, la petrolera entró en debacle y
Pdvsa suspendió de forma temporal sus inversiones en exploración en nuevos
campos. Su matrícula de funcionamiento expiró en 2018.

Recursos públicos  venezolanos también  compraron Prodem.


Foto: Página Siete.

Además de Gravetal, el gobierno venezolano cuenta en Bolivia con un brazo


financiero: el Fondo Financiero Privado Prodem, originalmente especializado
en microcréditos y que se convirtió en un banco múltiple, hoy banco Prodem.
Fue fundado en Bolivia en 1998. Hoy cuenta con 128 agencias a nivel nacional,
2.784 trabajadores, casi 300.000 clientes y ocupa el lugar 11 en el sistema
financiero. Su cartera está dedicada a la pequeña y mediana industria.

El Bandes adquirió en 2008 el 94 por ciento de las acciones del grupo


boliviano. La operación fue criticada por expertos y economistas nacionales.
“Al ser de capital (estatal) venezolano, la compra de Prodem responde a una
línea política” y que “trabajar con microcréditos puede ser utilizado para
hechos políticos”, dijo al diario El Mundo el entonces presidente del Colegio de
Economistas de Santa Cruz de la Sierra, Teófilo Caballero.

Al igual que Gravetal, tiene entre su directorio y ejecutivos a funcionarios que


han ejercido o ejercen altos cargos importantes para la administración de
Maduro. Prodem, pese a que fue incluido entre los sancionados por el
Gobierno de Estados Unidos por ser filial del Bandes, no sufrió amonestación
del gobierno de Morales, por el contrario, señaló que esa acción “no afecta” a
su filial boliviana Prodem. Como Gravetal, otro diamante d

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García Linera admite que veto a las


exportaciones es político, no económico
Cadex dice que las restricciones solo le ponen freno a la recuperación. IBCE, CAO y Anapo
optaron por el silencio
OCT. 15 2021 | por Carla Paz Vargas

Foto: Ricardo Montero

El Gobierno boliviano restringe las exportaciones de productos


agrícolas desde 2008. ¿La razón? durante décadas las autoridades
justificaron que lo hacen para precautelar el mercado interno y la
seguridad alimentaria de los bolivianos. Sin embargo, ayer el
exvicepresidente Álvaro García Linera, admitió que las razones son
políticas, no económicas.

“Se trata de cruzarle el camino a los sectores empresariales que tienen


demasiado poder de veto. No necesariamente estatizas todo, pero sí
cortas la cadena, los debilitas, y eso hicimos con la soya; ya nunca más
volvió a ser un problema. Desde 2009 hasta el 2020 ese mecanismo de
chantaje que existía con la soya nunca más volvió. Y si molestan un
poco más, les suspendes las exportaciones, porque como Gobierno
tienes el monopolio de decidir si se exporta o no se exporta”, indicó en
una entrevista con la revista Jacobin América Latina.

García, que renunció el 10 de noviembre de 2019, fue presentado como


“uno de los más destacados intelectuales latinoamericanos” y se le
consultó respecto al “viejo debate sobre cómo los gobiernos populares
deben enfrentar la reacción de las clases dominantes”.

Precisó que el Estado puede implementar un conjunto de políticas


económicas que “rompan el poder de veto empresarial”.

Y recordó que “allí donde el poder de veto es demasiado fuerte,


simplemente lo quiebras: te metes y construyes una empresa del
Estado”.

Como ejemplo puso el caso de la soya en el país, y que cuando gobernó


con Evo Morales debilitó al sector empresarial soyero cortándole las
exportaciones.

Daño de $us 4.000 millones


Las restricciones a las exportaciones de soya provocaron una pérdida de
$us 380 millones por año desde 2008, por lo que desde esa gestión a 2018
se estiman en $us 4.000 millones.

El año pasado José Luis Parada, el entonces ministro de Economía del


Gobierno de transición, explicó la importancia de liberar la economía,
dejando de lado la política de cupos impuesta por la administración del
Movimiento Al Socialismo desde 2008.

“Por ejemplo, en Santa Cruz, el 20% de la producción de soya cubre el


mercado interno y el 80% necesitaba cupo para exportarse; y por eso se
perdieron, casi $us 380 millones por año. Entre 2008 y 2018 se perdieron
más de $us 4.000 millones por trabas burocráticas”, dijo Parada.

La política de cupos también alcanzó este año a los ganaderos que


lograron abrir los mercados de China y Rusia para exportar, pero ante
el reclamo de los carniceros, el Gobierno impuso restricciones.

En criterio del presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y


Promoción de Inversiones de Santa Cruz, Osvaldo Barriga, es
lamentable que haya primado una gestión política por sobre la
económica, afectando no solo al sector si no al país. “Estas políticas de
restricciones solo le ponen un freno a la recuperación económica.
Demostramos que el mercado estaba abastecido y no había un daño al
consumidor final, pero nada cambió”.

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