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Inteligencia emocional

Daniel Goleman

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento
oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso no resulta tan sencillo.”

Las emociones son impulso que nos llevan a actuar, son programas de reacción con los que nos ha dotado la evolución.

La distinta impronta biológica propia de cada emoción, evidencia que cada una de ellas desempeña un papel único en nuestro repertorio
emocional.

Dos mentes

 una mente que piensa, RACIONAL, la modalidad de comprensión de la que solemos ser conscientes, más despierta, más
pensativa, capaz de ponderar y reflexionar.
 Una mente EMOCIONAL, conocimiento impulsivo (ver apéndice B)

La mayor parte del tiempo, estas dos mentes operan en estrecha colaboración, entrelazando sus diferentes formas de conocimiento para
guiarnos adecuadamente a través del mundo.

 EQUILIBRIO la emoción alimenta y da forma a las operaciones de la mente racional y la mente racional ajusta y a
veces censura las entradas provenientes de las emociones.
 La pasión rompe el EQUILIBRIO y la mente emocional desborda y secuestra a la racional.

I- Desarrollo del cerebro

 Evolución: desde abajo hacia arriba.


a. Tallo encefálico: región más primitiva, ubicado en la parte superior de la médula espinal.
i. Regula las funciones vitales básicas.
ii. Mantiene el funcionamiento del cuerpo y asegura la supervivencia.
iii. No aprende, tampoco piensa.

EMOCIONAL
b. Lóbulo olfatorio: se ocupa de registrar y analizar los olores. Órgano sensorial clave para la supervivencia (alimento,
veneno, pareja sexual, predador)
c. Sistema límbico: anillo que envuelve al tallo encefálico.
i. Emociones.
ii. Aprendizaje y memoria: permitieron ir más allá de las reacciones automáticas predeterminadas y afinar
las respuestas para adaptarlas a las exigencias cambiantes del medio.
iii. Decisiones más inteligentes.

RACIONAL

d. Neo córtex: asiento del pensamiento y de los centros que integran y procesan los datos registrados por los
sentidos.
i. Planifica, comprende lo que siente y coordina los movimientos.

II-Anatomía de un secuestro emocional

Las explosiones emocionales constituyen una especie de secuestro neuronal. El centro del sistema límbico declara el estado de urgencias
y recluta todos los recursos del cerebro para llevar a cabo la tarea. Este secuestro tiene lugar en un instante y desencadena una reacción
decisiva antes de que el neo córtex tenga la posibilidad de actuar.

El rasgo distintivo es que el sujeto no sabe bien lo que acaba de ocurrir.

 Perdió el control de la situación.


 Actuó de manera desproporcionada.
 Se origina en la amígdala.
o Se hallan (son 2) por encima del tallo encefálico, cerca de la base del anillo límbico, ligeramente desplazado hacia
adelante.
o Especializada en cuestiones emocionales y ligada a los procesos de aprendizaje y memoria emocional.
o La interrupción de las conexiones entre la amígdala y el resto del cerebro provoca ineptitud para calibrar el significado
emocional de los acontecimientos – CEGUERA AFECTIVA.
o La ausencia funcional de la amígdala impide todo reconocimiento de los sentimientos y todo sentimiento sobre los
propios sentimientos.
o También está ligada a las pasiones. Aquellos animales que se le ha extirpado quirúrgicamente la amígdala, carecen de
sentimientos de miedo y de rabia, renuncian a la necesidad de competir y de cooperar, pierden toda sensación del
lugar que ocupan dentro del orden social y su emoción se halla embotada y ausente.
o Una de las funciones de la amígdala consiste en explorar las percepciones en busca de alguna clase de amenaza. En
caso positivo, la amígdala, reaccionará poniendo en funcionamiento todos los recursos neurales, mandando al
cerebro mensajes para que este impulse mecanismos de defensa corporales.
o La primera estación cerebral por la que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos y de los oídos, es el
tálamo, y a partir de allí con una sola sinapsis, a la amígdala. Otra vía procedente del tálamo, lleva la señal hasta el
neo córtex (cerebro pensante). Esta ramificación permite que la amígdala comience a responder antes que el neo
córtex haya ponderado la información y emita una respuesta más adecuada a la situación.
o El sistema emocional puede actuar independientemente del neo córtex. Existen ciertas reacciones y recuerdos
emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente.
o Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la amígdala. El hipocampo registra y da
sentido a las pautas perceptivas. La principal actividad del hipocampo consiste en proporcionar una aguda memoria
del contexto (hechos puros), la amígdala es la encargada de registrar el clima emocional que acompaña a esos
hechos.
o Como almacén de la memoria emocional, la amígdala escruta la experiencia presente y la compara con lo que sucedió
en el pasado. Su método de comparación es asociativo, es decir, equipara cualquier situación presente a otra pasada
por el mero hecho de compartir unos pocos rasgos característicos similares. No se detiene a verificar la adecuación de
sus conclusiones, nos hace reaccionar al presente con respuestas grabadas hace mucho tiempo. Tal imprecisión
emocional, se ve acentuada por el hecho de que muchos de los recuerdos más intensos provienen de los primeros
años de vida y de las relaciones de los niños con las personas que los criaron. Durante este tiempo, estructuras
cerebrales como hipocampo y neo córtex no se encuentran maduros, mientras que la amígdala está madura.
o El poder de la amígdala radica en impulsarnos a la acción en caso de peligro antes que el neo córtex tenga tiempo de
registrar lo ocurrido. El atajo que va desde el ojo o el oído al tálamo y a la amígdala permite una respuesta inmediata,
pero la información transmitida por este circuito es vaga, solo una pequeña fracción de los mensajes sensoriales; la
mayor parte de la información circula por la vía principal al neo córtex.
o El córtex prefrontal parece ponerse en funcionamiento cuando alguien tiene miedo o está enojado, pero controla el
sentimiento para afrontar de un modo más eficaz la situación presente o evaluar una respuesta posterior diferente.
De este modo, el área prefrontal constituye una especie de modulador de las respuestas proporcionadas por la
amígdala, permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y relacionada. -
o En el neo córtex, una serie de circuitos registran y analizan la información, la comprenden y organizan gracias a los
lóbulos prefrontales y si requiere una respuesta emocional, el lóbulo prefrontal es quien la dicta trabajando en equipo
con la amígdala y otros circuidos del cerebro emocional.
o El secuestro emocional parece implicar dos dinámicas diferentes:
 Activación de la amígdala
 Fracaso en activar los procesos neo corticales que suelen mantener equilibradas nuestras respuestas
emocionales.
o Lóbulo prefrontal:
o Derecho: sede de los sentimientos negativos como el miedo y la agresividad.
o Izquierdo: “apaga” la emoción perturbadora (Inhibe al lóbulo derecho).
o Memoria de trabajo: capacidad de la atención para mantener en la mente los datos esenciales para el desempeño
de una determinada tarea o problema. La corteza prefrontal es la región del cerebro que se encarga de la memoria
de trabajo. Pero, existe una importante vía nerviosa que conecta los lóbulos prefrontales con el sistema límbico, lo
que significa que las señales de emociones intensas pueden sabotear la capacidad del lóbulo prefrontal para
mantener la memoria de trabajo, motivo por el cual, no podemos “pensar bien” o puede obstaculizar las facultades
intelectuales del niño y dificultar su capacidad de aprendizaje.
o Los sentimientos son indispensables para la toma racional de decisiones, porque nos orientan en la dirección
adecuada para sacar el mejor provecho las posibilidades que nos ofrece la fría lógica.

III- Cuando el listo es tonto


La competencia emocional constituye una meta-habilidad que determina el grado de destreza que alcanzaremos en el dominio de todas
nuestras otras facultades (entre las cuales se incluye el intelecto puro). Existe una clara evidencia de qu las personas emocionalmente
desarrolladas (personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos y saben interpretar y relacionarse efectivamente con los
sentimientos de los demás) disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida. Suelen sentirse más satisfechas, son
más eficaces y capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la productividad.

o 7 variedades de inteligencia:
 Capacidad verbal. Inteligencia Académica
 Aptitud lógico- matemática
 La capacidad espacial.
 El talento kinestésico
 Musical
 Inteligencia interpersonal.
 Liderazgo.
 Aptitud para establecer relaciones y mantener amistades.
 La capacidad de solucionar conflictos.
 Habilidad para el análisis social.
 Inteligencia intrapsíquica.

La inteligencia interpersonal, según Gardner, consiste en la capacidad de comprender a los demás: cuáles son las cosas que los motivan,
cómo trabaja y la mejor forma de cooperar con ellos, es decir, la capacidad de discernir y responder apropiadamente a los estados de
ánimo, temperamentos, motivaciones y deseos de los demás. La inteligencia intrapersonal por su parte, constituye una habilidad
correlativa – vuelta al interior - que nos permite configurar una imagen exacta y verdadera de nosotros mismos y que nos hace capaces
de utilizar esa imagen para actuar en la vida de un modo más eficaz.

Salovey, subsume a las inteligencias personales de Gardner y las organiza hasta llegar a abarcar 5 competencias principales:

1. El conocimiento de las propias emociones: capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece.
2. Capacidad de controlar las emociones: controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.
3. La capacidad de motivarse a uno mismo: el control de la vida emocional y la subordinación a un objetivo resulta esencial para
espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. El autocontrol emocional (capacidad para demorar la
gratificación y sofocar la impulsividad) constituye un imponderable que subyace a todo logro.
4. Reconocimiento de las emociones ajenas: la empatía.
5. El control de las relaciones: habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.

o El CI y la inteligencia emocional no son conceptos contrapuestos sino tan solo diferentes. Todos nosotros representamos una
combinación peculiar entre el intelecto y la emoción.

IV- Conócete a ti mismo

Darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que éstos tienen lugar constituye la piedra angular de la inteligencia
emocional.
La toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental, el cimiento sobre el que se edificará otras
habilidades como el autocontrol emocional.

o Mayer: “ser consciente de nuestro estado de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de esos estados de
ánimos”. Estilos de personas en cuanto a la forma de entender y tratar las emociones:
 La persona consciente de sí misma: la persona que es consciente de los estados de ánimo
mientras los está experimentando, goza de una vida emocional más desarrollada. Son personas
cuya claridad emocional impregna todas las facetas de su personalidad; personas autónomas y
seguras de sus propias fronteras; psicológicamente sanas que tienden a tener una visión positiva
de la vida y que cuando caen en un estado de ánimo negativo, no le dan vuelta obsesivamente y
tratan de salir de él. Su atención les ayuda a controlar sus emociones.
 Las personas atrapadas en sus emociones: personas que suelen sentirse desbordadas por sus
emociones y son incapaces de escapar de ellas. Personas volubles y no muy conscientes de sus
sentimientos. Sienten que no pueden controlar su vida emocional y no tratan de escapar de los
estados de ánimo negativos.
 Las personas que aceptan resignadamente sus emociones: son personas que, si bien pueden
percibir con claridad lo que están sintiendo, tienden a aceptar pasivamente sus estados de ánimo
y, por ello, no suelen tratar de cambiarlos. Dos tipos de aceptadores:
 Los que están de buen humor y se hallan poco motivados para cambiar su estado de
ánimo
 Los proclives a estados de ánimo negativos y los aceptan con una actitud laissez-faire
que les lleva a no tratar de cambiarlos a pesar de la molestia que supone. Personas
deprimidas, resignadas con la situación en que se encuentran.
o El apasionado y el indiferente: ante una situación angustiante, el tipo de respuesta que tengamos, refleja la actitud de
nuestra atención ante el estrés. Quienes tiende a centrar su atención en todos los detalles de la situación, tienden a
amplificar inconscientemente la magnitud de sus propias reacciones con el resultado de que sus propias emociones
parecen más intensas. Quienes se desconectan y se distraen, perciben menos sus reacciones, y así no solo minimizan,
sino que disminuyen la intensidad de su respuesta emocional. Esto significa que, en casos extremos, la consciencia
emocional de algunos es abrumadora mientras que la de otros es casi inexistente.

Según Diener, las mujeres suelen experimentar las emociones en general, tanto las positivas como las negativas, con
más intensidad que los hombres.

o El hombre sin sentimientos: alexitimia es la incapacidad para expresar con palabras sus propios sentimientos, no la
ausencia de ellos. Carecen de la principal habilidad de la inteligencia emocional, la conciencia de uno mismo, el
conocimiento de lo que está sintiendo en el mismo momento que las emociones bullen en su interior. Cuando algo o
alguien les hace sentir, se quedan tan conmocionados y perplejos que tratan de evitar esa situación a todo precio.

Aunque la causa de la alexitimia no está claramente establecida, el Dr. Sifneos apunta a la posibilidad de que radique
en una desconexión entre el sistema límbico y el neo córtex.
o Elogio de las sensaciones viscerales: Los sentimientos desempeñan un papel fundamental para navegar a través de la
incesante corriente de decisiones personales que la vida nos obliga a tomar. Es cierto que los sentimientos muy
intensos pueden crear estragos en el razonamiento, pero también lo es la falta de consciencia sobre ellos,
especialmente en aquellos casos en los que tenemos que sopesar cuidadosamente decisiones de las que depende
nuestro futuro. Las señales intuitivas que nos guían en estos momentos llegan en forma de impulsos límbicos que
Damasio denomina “indicadores somáticos”, sensaciones viscerales, un tipo de alarma automática que llama la
atención sobre el posible peligro de un determinado curso de acción y también puede alertarnos de una oportunidad
interesante.
o Sondeando el inconsciente: gran parte de nuestra vida emocional es inconsciente, y nuestros sentimientos no
siempre logran cruzar el umbral de la consciencia, pero tienen un impacto poderoso en nuestra forma de percibir y de
reaccionar a pesar de que el sujeto no es plenamente consciente de ello. En la medida en que esa emoción
preconsciente sigue intensificándose, llega a atravesar el umbral y emerge en la consciencia registrándose en el
córtex frontal evaluando éste, las cosas de un nuevo modo. Así es como la consciencia emocional de uno mismo
conduce al siguiente elemento constitutivo esencial de la inteligencia emocional: la capacidad de desembarazarse de
los estados de ánimo negativos.

V- Esclavos de la pasión
El dominio de uno mismo es la capacidad de afrontar los contratiempos que nos deparan los avatares del destino y que nos
emancipan de la esclavitud de las pasiones, la templanza. Pero el objetivo de la templanza no es la represión de las emociones sino el
equilibrio, porque cada sentimiento es válido y tiene su propio valor y significado. El objetivo consiste en albergar la emoción
apropiada, un tipo de sentimiento que se halle en consonancia con las circunstancias. El intento de acallar las emociones conduce a la
apatía, mientras que su expresión desenfrenada puede acabar en situaciones extremas (patologías).
Llegar a dominar las emociones constituye una tarea tan ardua que requiere dedicación completa y es por ello que la mayor parte de
nosotros podemos llegar a controlar el estado de ánimo que nos amarga. Todo lo que hacemos, desde leer una novela hasta los
amigos que elegimos, no son más que intentos de llegar a sentirnos mejor. El arte de calmarse a uno mismo constituye una habilidad
vital fundamental. Los niños emocionalmente sanos aprenden a calmarse tratándose a sí mismos del mismo modo en que han sido
tratados por los demás.
o La anatomía el enfado: ante una situación que poner en peligro nuestra seguridad, lo que resulta decisivo para el
desarrollo de la rabia es que ese primer pensamiento de enojo (maldito Hijo de P) vaya seguido de otros
pensamientos de irritación y venganza. En tal caso nuestro cuerpo se prepara fisiológicamente para la lucha no para
la huida. La alternativa para evitar la escalada de la rabia son pensamientos que atemperen nuestro enfado con la
compasión.
Existen diferentes tipos de enfado. Es muy probable que la amígdala sea el principal asiento de la ira que
experimentamos en la situación extrema, pero el neo córtex tiende a fomentar un tipo de enfado más calculado
como la venganza fría o las reacciones que suscitan la injusticia. El enfado es el estado de ánimo más persistente y
difícil de controlar porque el monólogo interno que lo alienta proporciona argumentos convincentes para justificar el
hecho de descargarlo contra alguien. El enfado resulta energizante y euforizante.
La cadena de pensamientos hostiles que alimenta al enfado nos proporciona una posible clave para poner en práctica
uno de los métodos más eficaces para calmarlo. En primer lugar, debemos tratar de socavar las convicciones que
alimentan el enfado. Cuanto más vueltas le demos a los motivos que nos llevan al enojo, más buenas razones y más
justificaciones encontraremos para seguir enfadados. Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego
de la ira, un fuego que solo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente, un marco
más positivo.
 La irrupción de la rabia: si tenemos en cuenta que la raíz de la cólera se asienta en la vertiente beligerante
de la respuesta de lucho o huida no es de extrañar que el detonante universal del enfado sea la sensación de
hallarse amenazado, no solo física sino también a cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o
nuestro amor propio, percepciones que actúan a modo de detonante de una respuesta límbica que tiene un
doble efecto sobre el cerebro. Por una parte, libera la secreción de catecolaminas, energía necesaria para
emprender una acción decidida de lucha o de huida dependiendo de la magnitud que nuestro cerebro
asigne a la amenaza. Mientras tanto, otra oleada energética activada por la amígdala, se desplaza a lo largo
de la rama adrenocortical del sistema nervioso, aportando tono general de respuesta. Esta excitación puede
perdurar horas e incluso días manteniendo al cerebro emocional predispuesto a enfadarse con mayor
celeridad.
El estrés también provoca una excitación adrenocortical que contribuye a enfadarse por razones
insignificantes desencadenando un secuestro emocional.
 El enfado se construye sobre el enfado: cuando el cuerpo se encuentra en un estado de irritabilidad y algo
suscita un secuestro emocional, la emoción subsecuente, sea de enfado o de ansiedad, revestirá una
intensidad especial. En esta secuencia, cada uno de los pensamientos o percepciones irritantes se convierten
en un mínimo detonante de la descarga catecolamínica de la amígdala, y cada una de esas descargas se ve
fortalecida, a su vez, por la descarga hormonal precedente. De este modo, una segunda descarga tiene lugar
antes que la primera se haya disipado, y una tercera se suma a las dos precedentes y así sucesivamente.
Cualquier pensamiento que tenga lugar durante este proceso provocará una irritación mucho más intensa
que la que tendría lugar al comienzo de la secuencia.
En este momento, la persona se siente incapaz de perdonar y se cierra a todo razonamiento. Todos sus
pensamientos giran en torno a la venganza y la represalia (Agresividad), sin detenerse a meditar las posibles
consecuencias de sus actos.
 Un bálsamo para el enfado: dos posibilidades de intervención en el proceso de enfado. El primer modo de
restar fuerza al enfado consiste en prestar máxima atención y darnos cuenta de los pensamientos que
desencadenan la primera descarga de enojo y aplicar el poder de la comprensión. El momento del ciclo de
enfado en el que intervengamos resulta sumamente importante, porque cuanto antes lo hagamos, mejores
resultados obtendremos. Existe otra posibilidad de desarticular el enfado y que solo resulta posible en casos
de irritación moderada (enfriamiento).
 El enfriamiento: tratar de aplacar la excitación fisiológica ligada a la descarga de adrenalina en un entorno
en el que no haya peligro de que se produzcan más situaciones irritantes. Las distracciones son un recurso
sumamente eficaz para modificar nuestro estado de ánimo por la sencilla razón de que es difícil seguir
enfadado cuando uno se lo está pasando bien. El truco consiste en darnos permiso para que el enfado vaya
enfriándose mientras tratamos de disfrutar un rato agradable.
Pero el periodo de enfriamiento no servirá de nada si seguimos alimentando la cadena de pensamientos
irritantes, ya que cada uno de ellos constituye, por sí mismo, un pequeño detonante que hace posible
nuevos brotes de cólera.
 La falacia de la catarsis: el hecho de expresar abiertamente el enfado constituye una de las peores maneras
de aplacarlo, porque los arranques de ira incrementan necesariamente la excitación emocional del cerebro y
hacen que la persona se sienta más irritada. Parece mucho más eficaz que la persona comience por calmarse
y que posteriormente, de un modo más asertivo y constrictivo, entable un diálogo para tratar de resolver el
problema. No obstante, existen ciertas condiciones concretas en las que el hecho de expresar nuestro
enfado puede resultar apropiado como, por ejemplo, cuando se trata de comunicar algo directamente a la
persona causante de nuestro enojo; cuando sirve para restaurar la autoridad, el derecho o la justicia; o
cuando con ello se inflige un daño proporcional a la otra persona que lo obliga a cambiar la situación que
nos agobia.

o Aplacar la ansiedad ¿Qué es lo que me preocupa?: toda preocupación se asienta en el estado de alerta ante un
peligro potencial. Cuando el miedo activa nuestro cerebro emocional, una parte de la ansiedad centra nuestra
atención en la amenaza, obligando a la mente a buscar obsesivamente una salida y a ignorar todo lo demás. La
preocupación constituye una especie de ensayo en la que consideramos todas las alternativas de respuesta posibles.
El problema surge cuando la preocupación se hace crónica y reiterativa, cuando se repite continuamente sin
procurarnos nunca una solución positiva.
La preocupación crónica evidencia todos los rasgos característicos propios de un secuestro emocional moderado:
parece no proceder de ninguna parte, es incontrolable, genera un ruido constante de ansiedad, se muestra
impermeable a todo razonamiento y encierra a la persona preocupada en una actitud unilateral y rígida sobre el
asunto que la preocupa. El ciclo de la preocupación se intensifica y persiste hasta desembocar en arrebatos
nerviosos, fobias, obsesiones, compulsiones y verdaderos ataques de pánico. El denominador común de todas estas
condiciones es una falta de control sobre el ciclo de la preocupación.
Se puede cortar con el circulo vicioso de la preocupación cambiando el foco de atención. Sin embargo, la mayoría de
las personas aprensivas (miedo exagerado) no parece responder a este método, esto se debe a que el ciclo de
preocupación proporciona una recompensa parcial que refuerza el hábito. La gente suele preocuparse por cosas que
tienen pocas probabilidades de ocurrencia. Así, del mismo modo que un amuleto nos protege un daño anticipado, la
preocupación proporciona la confianza psicológica necesaria para hacer frente a los peligros que nos obsesionan.
 Una forma de trabajo con la preocupación:

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