Está en la página 1de 2

CARTA PERSUASIÓN

¿Es viable o no la decisión que en materia económica y en específico en la energía eléctrica


despliega el presidente de México?

El pasado 1 de febrero, el jefe del Ejecutivo federal envío a la Cámara de Diputados una iniciativa
para reformar la Ley de la Industria Eléctrica, que busca fortalecer a la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) y modificar el mecanismo del despacho de las centrales y plantas eléctricas.

¿Qué implicaciones tiene esta propuesta para el sector energético nacional y para los usuarios? ¿Y
dónde nos colocaría una legislación de este tipo, con respecto a las tendencias mundiales?

El principal contenido de esta propuesta es modificar el esquema legal que tenemos para la
generación y aprovechamiento de la energía eléctrica. En ese sentido, hay cuatro puntos a partir
de los cuales se busca transformar el modelo vigente y darle preponderancia a la Comisión Federal
de Electricidad (CFE):

La iniciativa pretende acabar con el mecanismo de despacho de energía de las centrales eléctricas
que hoy opera, de manera independiente, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), para
dar prioridad a las plantas de la CFE. El criterio de despacho es la forma en la que se define qué
centrales inyectan su energía a la red y en qué momento

La iniciativa elimina la obligación de despachar primero la energía más barata y da prioridad, en el


proceso, a las centrales generadoras de la CFE. En primer lugar, a las hidroeléctricas; en segundo, a
las demás centrales de la CFE; posteriormente, a la energía eólica y solar de los particulares; y,
finalmente, a las centrales de ciclo combinado (centrales que operan a partir de un ciclo de gas y
otro de vapor) de particulares.

Como las centrales hidroeléctricas no pueden satisfacer la demanda de electricidad del país, las
principales beneficiadas serían las plantas más contaminantes de la CFE, que generan energía
eléctrica a partir de combustóleo y carbón y que tienen costos más altos que el resto, lo que
tendría implicaciones económicas y ambientales negativas a nivel local y global. Las principales
perdedoras de esta propuesta son las centrales de energías renovables y limpias.

El segundo punto es que, hasta la fecha, la CFE está obligada a comprar electricidad a través de
subastas, para elegir el precio más barato, y ahora le pretenden quitar esa obligación. Con las
modificaciones a la ley, podría optar por la electricidad de cualquier planta o fuente, de acuerdo
con el nivel de prioridad que mencionamos antes, y sin hacer subastas, lo que puede afectar en el
bolsillo de los usuarios finales.

El tercer tema es que los Certificados de Energía Limpia (CEL)1 se van a otorgar a cualquier
productor de energía, sin importar si las plantas donde se generan son nuevas o antiguas, o su
fecha de entrada en operación. Eso significa que ya no habrá incentivos para que puedan crearse
nuevas plantas, sino que, si ya existía una vieja, ésta tendrá la posibilidad de obtener un
certificado, con lo que la opción de invertir en una nueva planta perderá importancia.
El cuarto punto es que la iniciativa da opción a revocar permisos que se habían dado bajo la
anterior ley, a pequeños generadores denominados de autoabastecimiento o cogeneración2, los
cuales han funcionado como una alternativa para cubrir las necesidades propias de generación de
energía. Tales permisos pueden ser revocados por una revisión de la Comisión Reguladora de
Energía (CRE). Eso pone en una situación de inseguridad jurídica a todas las empresas que
funcionaban bajo este esquema.

Esos cuatro puntos principales impactan tres garantías: la libre competencia, la competitividad en
el sector eléctrico y procuración de un medio ambiente sano y sustentable.

ATTE

JOSE LUIS VILLALBA SANTIUSTE

También podría gustarte