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EL PAPA FRANCISCO NOS HABLA DEL

VALOR DE LA ESCUCHA
Exponemos a continuación algunas intervenciones o frases del Papa Francisco sobre la necesidad de
encontrarnos y saber escuchar.

A.- CINCO CLAVES PARA SABER ESCUCHAR

Donde hay ruido, haz que practiquemos la escucha”, reza el Papa Francisco inspirándose en una oración
franciscana. Cada uno de nosotros necesita de ser escuchado. En el mundo tecnológico es imperativo salir
de la lógica de las estrategias y asegura que el mejor antídoto ante el mal de la falsedad son las “personas
dispuestas a escuchar”. Pues, “la verdad emerge “a través de la fatiga de un diálogo sincero”. De sus
intervenciones podemos entresacar las siguientes claves para aprender a dialogar.

1. Cuidado con las palabras


Los psicólogos concuerdan que decir a un niño: “eres un estúpido”, no es lo mismo de decir: “haz hecho algo
tonto”. La primera frase condena en primera persona. La segunda corrige sin herir.
Francisco invita a hacer un uso responsable del lenguaje, incluso misericordioso, para dejar atrás el aspecto
“engañoso” que termina por “ofuscar la interioridad de la persona”.
El Papa cita a Dostoyevski, en este sentido: «Quien se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras,
llega al punto de no poder distinguir la verdad, ni dentro de sí mismo ni en torno a sí, y de este modo
comienza a perder el respeto a sí mismo y a los demás”.

2. Búsqueda de la relación
Los adolescente particularmente detestan cuando sus padres se ponen en una posición de ‘oír’ desde el
acento de la ‘superioridad’ y pierden legitimidad al ser percibidos como incoherentes. Y posiblemente
también daña la escucha entre subalternos y jefes. El Papa señala que, en cambio, la búsqueda de la verdad
“brota de relaciones libres entre las personas, en la escucha recíproca”.
“Liberación de la falsedad y búsqueda de la relación: he aquí los dos ingredientes que no pueden faltar para
que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos, auténticos, dignos de confianza”.

3. Escuchar no es oír
“Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que
oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y
necesita cercanía”. En este sentido, la escucha y las relaciones recíprocas, ayudan a las personas compartir
“compartir preguntas y dudas”, salir del miedo o de las incógnitas de las relaciones. Eso es “liberarse de
cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios
dones” al servicio del otro.

4. Escuchar no es fácil
Pero, Francisco advierte que “escuchar nunca es fácil”. “A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar
significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro”.
“La escucha es una especie de martirio”. Escuchar es como “un sacrificio de sí mismo”. Significa, “quitarse las
sandalias en el ‘terreno sagrado’ del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una
gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo”.

5. Internet para favorecer la escucha y las relaciones


El Papa tampoco denigra la escucha que puede tener la mediación de la tecnología: correos electrónicos, los
mensajes de texto, las redes sociales, los foros. Pero, advierte que “no es la tecnología la que determina si la
comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su
disposición”.

B.- ESCUCHAR SIN PREJUICIOS, DIALOGAR SIN IMPONER


Escuchar sin prejuicios, dialogar sin imponer siempre con la verdad del Evangelio porque la realidad es
“soberana” y hoy en día no hay “autopistas” para la evangelización, sólo caminos humildes que llevan hacia
adelante. Son algunos de los conceptos que expresó el Papa Francisco en un discurso improvisado a los
redactores y colaboradores revistas de la Compañía de Jesús
Escuchar sin prejuicios
El Papa Francisco tomó inspiración de una de las palabras pronunciadas del padre Costa, ”escuchar”,
afirmando que “nunca se puede dar una orientación, un camino, una sugerencia sin escuchar”.
La escucha – dijo – es precisamente la actitud fundamental de cada persona que quiere hacer algo por los
demás.
Esta escucha debe hacerse también “sin prejuicios”, puntualizó Francisco, porque no se trata de decir “sí, sí,
sí, he entendido”, reduciendo a las propias categorías lo que se nos está comunicando. Se trata de “dejarse
impresionar por la realidad”, porque “el mundo de los prejuicios y de las escuelas de pensamiento”, hacen
"tanto mal":
Hoy, por ejemplo, en Europa estamos viviendo el prejuicio de los populismos, los países se cierran y vuelven
las ideologías. Pero no sólo nuevas ideologías -algunas las hay-, sino también las viejas, viejas ideologías que
hicieron posible la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué? Porque no se escucha la realidad tal como es. Hay
una proyección de lo que quiero que se haga, de lo que quiero que se piense, que haya... Es un complejo que
nos hace reemplazar a Dios creador.

Dialogar con la realidad


La realidad, dice el Papa, “es soberana”, “guste o no”, y hay que “dialogar con la realidad”. Por lo tanto, no
hay que “imponer caminos de desarrollo, o de soluciones a problemas”:
Si tengo que escuchar, tengo que aceptar la realidad tal como es, para ver cuál debe ser mi respuesta. Y aquí
vamos al corazón del problema. ¿Cuál es la respuesta de un cristiano? Dialogar con esa realidad a partir de
los valores del Evangelio, de las cosas que Jesús nos enseñó, sin imponerlas dogmáticamente, sino con el
diálogo y el discernimiento.

Nunca cubrir la realidad


El punto final que el Santo Padre dejó para los redactores de la revista fue el de “nunca cubrir la realidad”,
sino decirla “tal como es”, y “tratar de entenderla en su autonomía interpretativa” porque “incluso la
realidad tiene una manera de interpretarse a sí misma”.
“Adelante, – concluye el Papa - con valentía”. Porque “si la crítica es buena, te hará crecer”:
“Pero mantengan siempre la libertad interior, y la libertad interior la tienen sólo los que rezan, los que se
ponen ante Dios”. “Con las manos en el trabajo, y con el corazón escuchar lo que pasa en las personas.
Escuchar”.

C.- ENCUENTRO Y ESCUCHA


El encuentro nos cambia y con frecuencia nos sugiere nuevos caminos que no pensábamos recorrer. Muchas
veces es este justamente el modo en que Dios nos indica la vía a seguir. Todo cambia cuando somos capaces
de encuentros auténticos con Él y entre nosotros. Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es
más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del corazón que hace posible la
proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el
gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de
esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento.
“Atrapados en nuestras prisas, con mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a
escuchar a quien nos habla. Corremos el riesgo de volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a
quienes necesitan ser escuchados: pienso en los niños, en los jóvenes, en los ancianos, en muchos que no
necesitan tanto palabras y sermones, sino ser escuchados”.

¿Qué tanto escucho?


Para reflexionar sobre la escucha personal, el Papa pidió hacerse estas preguntas:

-¿Cómo va mi escucha?

-¿Me dejo tocar por la vida de las personas?

-¿Dedico tiempo a los que están cerca de mí para escucharlos?

¿Por dónde empiezo? Escucha y luego responde


El Papa recordó que muchas veces incapaces de escuchar, decimos siempre las mismas cosas, o no dejamos
que el otro termine de hablar, de expresarse, y nosotros lo interrumpimos.

“El renacimiento de un diálogo a menudo no viene de las palabras, sino del silencio, del no obcecarse, de
volver a empezar con paciencia a escuchar a la otra persona, sus afanes, lo que lleva dentro. La curación del
corazón comienza con la escucha. Escuchar. Y esto, sana el corazón. “Pero, padre hay gente aburrida que
siempre dice las mismas cosas” ¡Escúchalo! Y luego cuando termine de hablar; di tu palabra, pero escucha
todo”.

“He aquí la medicina: cada día un poco de silencio y de escucha, algunas palabras inútiles de menos y
algunas Palabras más de Dios. Escuchemos hoy, como el día de nuestro bautismo, las palabras de Jesús:
“Efetá, ábrete”. Jesús, deseo abrirme a tu Palabra, abrirme a la escucha. Sana mi corazón de la cerrazón, la
prisa y la impaciencia”.

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