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ARLA 30,4
444
Recibido el 19 de septiembre de 2016 Revisado el 21 de noviembre de 2016 4 de julio de 2017
Aceptado el 18 de julio de 2017
Innovación y desarrollo: una revisión del pensamiento latinoamericano
Innovación y desarrollo. una revisión del pensamiento latinoamericano
Javier Jasso
Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Contaduría y Administración, Coyoacán,
México y
Maria del Carmen Del Valle e Ismael Núñez
Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Económicas, Ciudad de
México, México
Abstracto
Propósito - El propósito de este trabajo es revisar los aportes de lo que se ha establecido como
pensamiento latinoamericano, ya que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) en América
Latina han estado fuertemente relacionadas con el desarrollo.
Diseño / metodología / enfoque - El método de análisis se basa en la revisión de un grupo de
autores latinoamericanos y latinoamericanistas (latinoamericanistas) que fueron seleccionados en
base a sus aportes a la explicación y propuestas de políticas públicas relacionadas con la CTI. Las
siguientes son algunas de las preguntas que orientan el análisis. ¿Cuánto ha contribuido la CTI en
el pensamiento latinoamericano a la teoría del desarrollo? Dado que existen otras corrientes
dominantes, ¿podemos decir que el pensamiento latinoamericano sigue siendo relevante?
Hallazgos - La principal conclusión de este trabajo es que el pensamiento latinoamericano todavía
se aplica a las discusiones actuales sobre el desarrollo latinoamericano. Esto puede demostrarse
mediante la creación de conceptos y marcos analíticos particulares como la heterogeneidad
estructural, los estilos de desarrollo, la competitividad auténtica y espuria, el triángulo de Sabato,
el modelo centro-periferia y las prácticas de políticas de CTI.
Originalidad / valor - Este trabajo recopiló aportes y los categorizó en tres dimensiones:
participación estatal (intensidad, composición), industrialización como impulso al desarrollo e
instrumentos y acciones de política pública que se pueden implementar o ya se han
implementado.
Palabras clave Ciencia, Tecnología, Innovación en el pensamiento latinoamericano, Países de
centro y periferia, Desarrollo, Dependencia
Tipo de papel Revisión de la literatura
Resumen
Propósito - El propósito de este trabajo es el de reflexionar sobre algunas aportaciones
provenientes de lo que hemos denominado pensamiento latinoamericano en relación con la
innovación, la ciencia, la tecnología y su relación con el desarrollo.
Diseño / metodología / enfoque - El método de análisis se basa en la revisión de un conjunto de
autores latinoamericanos y latinoamericanistas que hemos seleccionado con base en sus
aportaciones para la explicación y sus propuestas de política pública en relación con la CTI. Algunas
preguntas que guían nuestro análisis son las siguientes: ¿en qué medida el pensamiento
latinoamericano en CTI ha contribuido a la teoría del desarrollo? y ¿dada la existencia de otros
enfoques que predomina como pensamiento único, podemos hablar de una vigencia del
pensamiento latinoamericano?
Academia Revista Latinoamericana de Administración Vol. 30 núm. 4, 2017 págs. 444-458
© Emerald Publishing Limited 1012-8255
DOI 10.1108 / ARLA-09-2016-0249

Conclusiones - La principal conclusión de nuestro trabajo es que hay un pensamiento


latinoamericano Innovación y
vigente que ha sido y aún es un referente actual para la discusión del desarrollo en la región
latinoamericana, como lo muestra la creación de conceptos y esquemas analíticos como los de
heterogeneidad estructural, estilos de desarrollo, la competitividad auténtica y espuria, el
Triángulo de Sábato , centro-periferia, así como estrategias de política en CTI.
Originalidad / valor - Como parte del marco analítico hemos agrupado al conjunto de aportaciones
en tres direcciones: a) la participación del Estado (intensidad, composición); b) la industrialización
como impulso al desarrollo y c) los instrumentos y medidas de política pública a implementar o
que han sido implementados.
Palabras clave Ciencia, tecnología, innovación en el pensamiento latinoamericano, países centro-
periferia, desarrollo, dependencia
Tipo de documento Revisión de literatura
Introducción
La ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) son materias que están fuertemente relacionadas con
los temas del desarrollo latinoamericano y han sido estudiadas por varios autores
latinoamericanos y latinoamericanistas (latinoamericanistas) [1]. El objetivo principal de este
trabajo es explorar, analizar y evaluar la relevancia del pensamiento latinoamericano [2]. Estos
trabajos enfatizan la necesidad de establecer e implementar prácticas de CTI, especialmente en un
contexto altamente dominado por políticas públicas, con resultados que reflejan la incapacidad de
la CTI para generar bienestar y desarrollo entre la población de los países en desarrollo,
especialmente en América Latina. Estos enfoques afectan el desempeño y la dirección de las
políticas públicas, las organizaciones y las empresas, quienes resultan ser los actores generadores
de innovaciones. Para ilustrar los aportes latinoamericanos al discernimiento y explicación de los
fenómenos del desarrollo en la región, se han recopilado los aportes de dos perspectivas
económicas, sociales e históricas de una manera que enfatiza la naturaleza compleja de la CTI y el
desarrollo: nivel macro y meso-micro -nivel.
La perspectiva a nivel macro tiene un punto de vista más amplio y generalizado sobre el desarrollo
y sigue siendo fundamental para los enfoques convencionales para el crecimiento económico y el
uso de la ciencia y la tecnología. Algunas preguntas que surgen en este punto son las siguientes:
¿Por qué América Latina tiene logros limitados en CTI y por qué estos logros no han promovido el
desarrollo? ¿Cómo se debe definir el desarrollo de los países de la periferia en la era de la
globalización, durante la regionalización y los peligros ambientales globales? ¿Qué tipo de
sociedad queremos?
La perspectiva meso-micro-nivel surge de marcos donde se enfatizan, proponen y diseñan
instrumentos de política pública; estos instrumentos provienen de estudios sectoriales, regionales
y firmes para avanzar en la idea de desarrollo. Bajo esta perspectiva, nos preguntamos: ¿Hasta
dónde puede avanzar el proceso de innovación endógena si hay un camino de dependencia que
tiende a repetirse? ¿Cómo ocurre la coevolución de los sistemas tecnológicos e institucionales en
los países en desarrollo? ¿Es posible aspirar a un desarrollo endógeno sostenible e igualitario?
Las explicaciones para estos y otros tipos de preguntas provienen de todos los grandes pensadores
a los que se refiere este artículo. El documento también es una referencia, que puede orientar la
discusión sobre el desarrollo latinoamericano desde una perspectiva crítica. Hemos integrado
ideas y preguntas sobre la relación entre ciencia, tecnología, innovación y desarrollo en un ámbito
territorial, geopolítico, nacional e internacional. Queremos señalar que el concepto de innovación
no fue inicialmente parte del pensamiento latinoamericano; a pesar de que el progreso técnico, el
desarrollo tecnológico y el cambio están fuertemente implícitos al enfocar la discusión en las
aplicaciones productivas y económicas de la ciencia y la tecnología. De acuerdo con el
pensamiento de Schumpeterian, el concepto de innovación surgió del crecimiento económico de
los países del sudeste asiático, como Corea del Sur y China, durante las décadas de 1960 y 1990, y
fue rescatado y reincorporado a la discusión relacionada con la ciencia y la tecnología.
desarrollo
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Pensamiento latinoamericano ARLA: la idea de desarrollo y la crítica del modelo neoliberal


Entre el período de entreguerras y desde la crisis de 1929, nuevas ideas, muchas de ellas
desarrolladas por Keynes, promovieron una nueva regulación del orden mundial con participación
estatal influyente. La crisis económica internacional que resultó de la Primera Guerra Mundial tuvo
enormes efectos en la economía global de la década de 1920, la Gran Depresión, y también en la
Segunda Guerra Mundial, ya que el nivel de vida cayó en los países del centro y la periferia. Por
tanto, era necesario redefinir el sistema económico internacional a un nuevo sistema que
incluyera la idea de promover el progreso económico y social a partir de instituciones como las
Naciones Unidas y sus agencias especializadas (Sunkel y Paz, 1970). El “centro” abandonó su
pretensión hegemónica sobre el pensamiento periférico y una etapa teórica (Ferrer, 2013), y se
creó un vacío geopolítico en el que América Latina impulsó una visión original del desarrollo y
potenció su presencia internacional. Se promovieron nuevos enfoques basados en las realidades
locales, con sus marcos separados de los creados desde y para los países desarrollados.
Prebisch (1949) es el creador del pensamiento del desarrollo latinoamericano. En la década de
1940 crea la Escuela Latinoamericana de Pensamiento Económico, que se basa en el enfoque
teórico que podríamos denominar estructuralismo cepalino (estructuralismo de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL)) [3].
El pensamiento económico latinoamericano se fundó en la década de 1940 y se basa en el enfoque
teórico denominado estructuralismo histórico. Esta escuela creía que el mecanismo de
subordinación económica se generaba en la constante disminución del valor de las materias
primas que exportaban los países menos desarrollados, en comparación con el valor agregado de
los productos manufacturados importados de los países ricos. Los países ricos fueron considerados
los enclaves de exportación, teniendo términos comerciales desiguales con los países
industrializados.
De 1950 a 1970, la región logró una recuperación impresionante del crecimiento económico, pero
también aumentaron los problemas financieros y tecnológicos. Por ejemplo, durante varios años, y
durante el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (SI) de 1965 a 1981, el PIB
de Brasil fue del 7,2% y el de México del 6,7% (CEPAL, 2012). Si bien es cierto que la productividad
creció en los países latinoamericanos, creció mucho más rápido en los países del centro, mientras
que los tipos de cambio se movieron en la dirección opuesta. Aprovechando los crecientes
mercados periféricos, la presencia, el crecimiento y la participación Se fortaleció la participación
de las empresas transnacionales, que incursionaron en los sectores de valor agregado más
dinámicos: la tecnología y aquellos en los que tenían una ventaja competitiva frente a las
empresas locales. La tecnología se centró en gran medida en solo una parte de la estructura
productiva y social, lo que llevó a un proceso en el que gran parte de la población permaneció al
margen del desarrollo. Los modelos explicativos aplicados a las políticas de desarrollo, CTI se basan
en propuestas de “han sido”, en su mayoría basadas en las condiciones de los países
desarrollados. Estos estuvieron muy influenciados por las creencias liberales del siglo XIX hasta la
década de 1930 (con un repunte después de la caída del keynesianismo y la idea del estado de
bienestar europeo de finales del siglo XX), en lo que se ha llamado neoliberalismo; esto se ha
convertido en la corriente dominante global ortodoxa dominante actual.
Así, en economía, el enfoque neoclásico consideró que el cambio técnico se incorpora a los
equipos de producción, porque se infiere que la productividad funcional es parte de la
acumulación de capital. Esta perspectiva establece que la tecnología es un factor productivo
muchas veces insuficientemente utilizado y que se puede encontrar libremente en el mercado, por
lo que la tecnología puede ser considerada un insumo disponible e independiente en el proceso de
progreso. Bajo esta premisa, es innecesario explicar las causas del fenómeno de la tecnología,
porque ocurre de la misma manera en cualquier momento y en cualquier situación; por tanto,
vemos la tecnología con lentes estáticos y no como un proceso (Jasso, 2004). Las soluciones
económicas convencionales y neoliberales resultaron insuficientes e inadecuadas para un
problema mucho más complejo.

El pensamiento latinoamericano trajo nuevas explicaciones e interpretaciones de la CTI y el


desarrollo a partir de la evaluación y el estudio de la realidad latinoamericana, y de la crítica de
modelos teóricos y antiguas recomendaciones de políticas públicas neoliberales diferenciadas de
los hechos reales. En su fase contemporánea, la economía en torno al desarrollo latinoamericano
se concibió de manera diferente y dependía del rumbo de un país. Políticamente independientes
cientos de años antes, estos países han tenido sistemas de investigación científica y educativa y
han poseído tradiciones disciplinarias e intelectuales que son bastante diferentes de las
dominantes en el pensamiento anglo (Puchet, 2004). Por lo tanto, se desarrollaron nuevas
interpretaciones para explicar las diferencias entre países del centro y de la periferia; además, se
formularon caminos y recorridos a partir de cuestionar aquellas interpretaciones que habían
surgido en los países desarrollados. Varsavsky (1975) criticó el concepto de subdesarrollo porque
implica que el objetivo principal era lograr un cierto desarrollo empleando el estilo de los países
desarrollados. La brecha entre las etapas de la teoría del crecimiento en la década de 1950 era
clara. La idea por la que se había guiado América Latina, que partía de un impulso regional de las
Naciones Unidas y su sede regional, la CEPAL, era lograr un desarrollo que se entendiera como un
proceso que debía incluir el progreso económico y el desarrollo social.
La Tabla I ilustra el marco a partir del cual se establecen los aportes teóricos, metodológicos y
políticos del pensamiento latinoamericano y de los autores mencionados [4].
Algunos autores pueden repetirse en esta taxonomía por sus aportaciones a ambas perspectivas.
Esta figura es solo un intento de recoger los aportes de un grupo de pensadores latinoamericanos
que han criticado el enfoque neoliberal ortodoxo de la ciencia, la tecnología, la innovación y el
desarrollo. El marco analítico se analiza ampliamente en las siguientes secciones.
Innovación y desarrollo
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La idea de desarrollo desde una perspectiva de CTI
Perspectiva crítica neoclásica sobre:
El modelo de desarrollo estático y lineal La perspectiva de progreso basada en el modelo de
equilibrio general
El punto de vista del mercado como el mecanismo más eficiente para lograr el desarrollo El
supuesto de que la tecnología es un bien de libre mercado
La consideración de que las empresas son una especie de "caja negra"
La idea de desarrollo
Intercambio desigual
Teoría de la dependencia
Periferia y capitalismo monopolista Heterogeneidad estructural
CTI y el modelo de desarrollo
Macro
Propuesta de modelo industrial endógeno
El Estado como generador y promulgador del desarrollo El reconocimiento de la no neutralidad de
la tecnología CTI como elemento primario del desarrollo
Autores:
Prebisch, Furtado, Dos Santos, Marini, Gunder Frank, Pinto, Carmona, Fanjzylber, Sunkel, Paz,
Cardoso, Herrera, Varsavsky Hirshman, Alonso Aguilar, Sagasti, Salama, Tavares, Sábato, Nadal,
Pérez, Katz, Urquidi
Meso-micro
Políticas públicas activas, selectivas, explícitas e implícitas Marcos de cooperación y transferencia
de tecnología Regulación de la transferencia de tecnología (Inversión Extranjera Directa, licencia,
patente)
Elaboración de estudios y diagnósticos de un sector, región y actor específico
Producción, consumo y comercialización interna de productos de alto valor agregado
Cadena de valor de la innovación ocasionalmente preenviado en latín
Autores de América:
Sagasti, Wionczek, Pérez, Urquidi, Herrera, Pinto, Sábato, Katz, Ferrer, Varsavsky, Nadal, Unger,
Tavares, Teitel, Corona, Dagnino
Tabla I.
Aportes teóricos y metodológicos de política del pensamiento latinoamericano

Perspectiva macro-socio-histórico-económica de ARLA


30,4
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La escuela cepalina (Escuela CEPAL), que se inició en la década de 1940, consideró que el
mecanismo de subordinación económica se generaba por una disminución constante en el valor
de las materias primas que exportaban los países menos desarrollados, en comparación con el
valor agregado de los bienes manufacturados. importados de países ricos. Esto significa que los
términos comerciales entre bienes industriales y commodities tenían una relación de valor medida
por precios internacionales desiguales. Esta escuela argumentó que la exportación de materias
primas se articulaba productivamente con las estructuras productivas de las economías centrales y
no con sus propias necesidades. Con el tiempo, las materias primas incorporadas en el valor y la
tecnología requerida se adquirieron de los países centrales a través de compras extranjeras
demoradas, o se volvieron obsoletas y dejaron de aumentar el valor agregado de las materias
primas exportadas.
Con las ideas de Prebisch (1949), y además de un nutrido grupo de pensadores latinoamericanos
[5], se propuso el SI, lo que significó que las importaciones de bienes de capital y de consumo
fueran reemplazadas por una producción industrial nacional. La estrategia involucró una
intervención estatal planificada para proteger los mercados internos, levantar barreras
arancelarias al comercio y ahorros directos. La teoría del comercio internacional de la competencia
perfecta ha pasado a la historia. Furtado (1993) explicó que los problemas de América Latina se
encontraban en: cómo el progreso técnico se extendió desde los centros industriales hacia la
periferia de la economía mundial, lo que generó una división del sistema internacional del trabajo
que operaba como un mecanismo de concentración de los beneficios del progreso técnico
presentes en esos mismos sectores industriales. centros; y que la industrialización periférica no
podría realizarse con el mismo modelo de centros industriales. Furtado advirtió que, en ese
momento, la tecnología correspondía a las necesidades de economías con altos niveles de
productividad y ahorro, y los patrones de consumo que se extendían universalmente
correspondían a mayores niveles de ingresos. En la última etapa del modelo SI, las lecciones
extendidas y la difusión de la tecnología en América Latina estuvo determinada principalmente por
la demanda de bienes de consumo, y que esto eventualmente crearía estructuras productivas que
impidieran la transición del crecimiento al desarrollo [6].
El pensamiento latinoamericano era consciente de que la estructura productiva de la región era
muy diferente en su composición y evolución a la presentada en los países industrializados, y que
la idea de una estructura heterogénea era el centro de discusión. Enfocado en la perspectiva de los
fenómenos tecnológicos, el argumento plantea que las condiciones en las que se desarrollan los
procesos de CTI en los países de la periferia genera una estructura productiva heterogénea y una
débil infraestructura científica y tecnológica incapaz de generar capacidades para el uso adecuado
del conocimiento científico y tecnológico. Esto puede ayudar a lograr una distribución más
equitativa de los beneficios y promover el desarrollo inclusivo; es decir, una integración global más
equitativa. Sunkel y Paz (1970) creían que lo anterior es un problema fundamental porque genera
diferentes tipos de productividades que aún mantienen la heterogeneidad que se ha manifestado
como una mayor desigualdad e injusticia del ingreso (CEPAL, 1964). Para solucionar este problema
de heterogeneidad productiva, Cardoso y Faletto (1969) propusieron la intensificación de la
internacionalización del mercado interno, lo que significaba que era necesario fijar los salarios,
mientras se incentivaba a las empresas nacionales a incorporarse a los circuitos internacionales.
Esto debería resultar en una mayor productividad con métodos de producción más sofisticados, un
efecto de atracción y un aumento del empleo. Dijo que se trataba de romper la historia de la
dominación extranjera corporativa y tecnológica (Nefrin, 1978).
Para otros autores, como Pinto y di Filipo (1979), el problema no fue visto como una desviación de
las cuentas nacionales sino como una evolución histórica dual que impide la difusión hacia atrás de
la productividad; como resultado, muchas actividades siguieron centrándose en el pasado
económico. Pinto dudaba que el desarrollo pudiera llegar alguna vez a la región latinoamericana
como lo hizo en los países centrales. Para Pinto, las relaciones asimétricas no eran conjeturas sino
más bien la forma normal en que funcionaba un sistema global. Dentro de las relaciones de
dependencia, era imposible esperar algún tipo de evolución que pudiera llamarse desarrollo.

La teoría de la dependencia, propuesta en la década de 1970, es otro referente teórico


importante motivado por el pensamiento latinoamericano [7]. Esta teoría postula que la relación
entre los países en desarrollo (periféricos) y los países centrales repitió las relaciones de
dependencia entre ellos mediante el uso de mecanismos internacionales de intercambio y
transferencia de bienes and tecnología (Cardoso y Faletto, 1969; Sunkel y Paz, 1970; Marini, 1974).
Asimismo, Gunder Frank (1979) dijo que en la década de 1960, una metrópoli y sus satélites
profundizaron y mantuvieron relaciones de dependencia, considerando su dinámica tecnológica,
comercial económica y de inversión extranjera [8]. Dentro de estas posiciones más radicales, Dos
Santos (1989) sostenía que desde la década de 1970 se había establecido un nuevo marco de
relación mundial, en el que se destruían las estructuras agrícolas tradicionales, se presentaba una
gran penetración de capital en la agricultura y una industrialización basada en la importación de
tecnología ( que abre nuevas formas del fenómeno de la dependencia) (Dos Santos, 1989). Unos
años más tarde, Dos Santos (2015) argumentó que hay un “retraso” (que toma la forma de
subdesarrollo) que no es una expresión del precapitalismo; más bien, es una articulación
dependiente y subordinada del sistema mundial económico, social, político y cultural que produce
diferentes centros hegemónicos en el movimiento geopolítico permanente y también se está
desarrollando en movimientos de ciclo corto y largo, vinculándolo a diferentes formas productivas
de organización y desarrollo. relaciones.
Estos movimientos cíclicos también ayudan a explicar las hegemonías geopolíticas impuestas en
cada etapa de la evolución del sistema global y a vislumbrar las dificultades de su indefinido
avance frente al creciente dinamismo del cambio tecnológico bajo la acumulación capitalista del
ímpetu del modelo productivo.
Salama (1976) reconsideró el planteamiento de la relación centro-periferia, propuesto por
Prebisch y otros, para explicar la relación dominante entre países industrializados y en desarrollo,
lo que implica la existencia de barreras a la incorporación de nueva tecnología. Salama explica el
proceso de la siguiente manera: para producir ciertos bienes “dinámicos”, duraderos e
internacionales, se adoptan técnicas productivas intensivas en capital relativamente avanzadas
(que son más avanzadas que las técnicas de los países predominantes; sin embargo, los países
desarrollados aún están rezagados), en el que hay un aumento de las dimensiones óptimas de
producción. La deprimida demanda local de dichos bienes no solo castiga a esa industria en
particular, sino también a la industria de bienes intermedios y equipos (con el alto margen de
capacidad no utilizada), provocando una disminución de la inversión industrial que conduce con
bastante lentitud al dinamismo económico. Hoy, Salama advierte que el predominio del capital
financiero sobre el productivo explica también las menores tasas de inversión en el sector
industrial. Según Salama (1976), las actividades productivas se trasladan de los países centrales a
los periféricos, y de estos últimos a países aún más subdesarrollados; esto se debe a que una
tecnología productiva rezagada puede generar tanto retorno de capital (o incluso más) en un país
periférico que el proceso productivo de última generación en un país central. En un mundo
globalizado donde los movimientos de capital se explican no solo por el mercado de productos
(comercio de bienes) sino también por el mercado de factores, aprovechar los costos laborales
unitarios más bajos, las leyes laborales débiles, las políticas fiscales y la legislación ambiental
tienden a conducir a un aumento en beneficios firmes. Sin embargo, este proceso de relocalización
no es estable y, ante un cambio tecnológico en países desarrollados que permita un aumento de
ganancias o regulaciones en países periféricos, se producirá una relocalización a países centrales o
una nueva relocalización hacia un país con un desarrollo relativamente menor. Así, los países no
pueden generar un tejido industrial sólido y son vulnerables a los movimientos productivos de
capital y al proceso de financiarización. Sin una participación estatal adecuada, las personas de los
países en desarrollo son mucho más vulnerables y están expuestas a una mayor desigualdad y
pobreza.
Otros pensadores, como Urquidi (1979), Noyola (1956), Carmona (1964), Aguilar (1983) y Tavares
(1981), coincidieron con las propuestas y críticas iniciales al capitalismo. Muchos de ellos,
planteados inicialmente por Prebisch, crearon la idea de promover la industrialización nacional,
Innovación y desarrollo
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ARLA reduciendo la dependencia de la tecnología externa y guiando este proceso junto con un
Estado fuerte
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participación. Para Urquidi (1979), gran parte de la ineficacia de las acciones estatales se debió a
que las condiciones históricas se vieron teñidas por el desastre financiero de la década de 1980 y
la sobreprotección de los estados que generó un sector empresarial débil. Urquidi insistió en la
importancia del Estado y definió una prioridad de política pública para impulsar el desarrollo
económico y generar nuevos escenarios de planificación. Su principal preocupación parece haber
sido la generación endógena de innovaciones para disminuir la “subordinación tecnológica” de la
región. Urquidi favoreció una solución de compromiso, con respecto a la inversión extranjera y su
transferencia de tecnología relacionada. Coincidió con la necesidad de este flujo de capital
extranjero pero advirtió sobre sus consecuencias, especialmente en cuanto a los compromisos
financieros y de empleo. Generacion. Luego, propuso potenciar las importaciones con el desarrollo
nacional y seguir una estrategia progresiva que permitiera el crecimiento de las capacidades
locales. Estas propuestas incluyeron implementar tecnologías adecuadas a las condiciones
domésticas, aprovechar los materiales locales, crear un mercado interno que sustentara la
generación a largo plazo del proceso tecnológico endógeno y promover la cooperación tecnológica
regional.
Carmona (1964), Aguilar (1983), Ferrer (1974), Katz (1976) y algunos otros autores propusieron
una estrategia de desarrollo eminentemente endógena para evitar que las empresas
transnacionales monopolizaran el uso del conocimiento científico y tecnológico en el proceso
productivo. Insistieron en la necesidad de hacer local el proceso científico y tecnológico, como una
vía más exitosa para lograr el desarrollo económico y la independencia política de América Latina.
Carmona planteó la cuestión de la necesidad de producir para las mayorías nacionales, desterrar la
sub y sobreexplotación de los recursos naturales nacionales, consolidar la economía y fortalecer
los niveles de educación de los aprendices. Una de las estrategias para reducir las limitaciones de
la globalización transnacional sería la aplicación de tecnologías adecuadas en función de las
condiciones locales. Con esto en mente, Tavares (1981) impulsó el modelo de SI como uno de los
principales objetivos para promover la industrialización latinoamericana para incentivar la
creación y fortalecimiento de mecanismos internos, como la creación de la banca de desarrollo;
inversión en educación, investigación y desarrollo; expansión del mercado interno con mejoras en
el empleo; un mayor nivel de inversión; y la cantidad óptima de planificación para fortalecer la
institucionalidad de los agentes económicos necesarios para promover el desarrollo. Las
principales preocupaciones de Tavares eran romper el atraso y trascender a la era de la
industrialización y dejar de ser el proveedor de materias primas del mercado internacional. El
estrangulamiento externo debido a la creciente dificultad de importar los bienes necesarios para
el crecimiento fue una de sus principales preocupaciones (Guillén, 2007). Ella replantea y ajusta el
consumo de las élites, como también argumentó Furtado, en políticas industriales, tecnológicas y
sociales inclusivas.
Otros pensadores también criticaron las propuestas iniciadas desde el modelo IS. Hirschman
(1958, 1996) es, quizás, un pionero que enfatiza las diferencias sectoriales al sugerir que la
innovación debe surgir durante la “fase difícil” del SI de bienes de capital; sin embargo, al
enfrentarse a los eslabones hacia atrás, eventualmente surge un freno en algún lugar de la cadena.
En el mismo trabajo, Hirschman enfatiza que esta “extrañeza tecnológica” es una característica de
las cadenas productivas subdesarrolladas. Las características de la dinámica de una región
productiva interfieren con la innovación y el cambio tecnológico. Unger (1988) también enfatizó la
necesidad de caracterizar la dinámica competitiva y de aprendizaje en los países en desarrollo a
partir de las reacciones y actitudes de los empresarios para complementar los objetivos de micro y
macro industrialización.
Un tema importante para discutir es el trasfondo de la concepción de las ITS, especialmente
porque no son variables independientes. Nadal (1977) dedujo que la investigación científica o el
uso del conocimiento son hechos sociales y no insumos y no pueden considerarse independientes
del esfuerzo de desarrollo; por lo tanto, su tema, metodología y propósitos están sometidos a la
forma particular en que se organiza la producción, las fuerzas e ideas a nivel productivo.

han progresado, el nivel al que se han desarrollado las fuerzas productivas, ya través de las ideas a
partir de las cuales la sociedad explica su universo y justifica la racionalidad del sistema socio-
económico y político.
Perspectiva socio-histórico-económica meso y micro-CTI
Desde una perspectiva histórica y dinámica, otros autores han propuesto diversas metodologías;
han creado conceptos y diagnósticos de diseño que apoyaron nuevas acciones de política pública.
Muchos pensadores latinoamericanos no solo desarrollaron propuestas teóricas y empíricas, sino
que también formaron parte de, y en ocasiones administraron, varias instituciones en sus países
de origen. El origen de esta perspectiva se remonta a finales de la década de 1960 y especialmente
desde la década de 1970, cuando se elaboraron los primeros éxitos y fracasos de los estudios de
“balances” (Sagasti, 1981).
Wionczek y col. (1974), Herrera (1978), Teitel (1973) y Fajnzylber (1989) elaboraron un mapa
completo del escenario mundial con la posición de América Latina en él; este mapa proporciona
explicaciones particulares sobre los problemas económicos y tecnológicos específicos que enfrenta
cada país.
Estos y otros estudios más detallados sobre CTI propusieron medidas de política pública más
específicas y selectivas que indicaron la complejidad y diversidad del fenómeno tecnológico,
tomando en cuenta la diversidad y matices de los estudios sectoriales, empresariales y regionales.
Estos estudios suelen coincidir con la propuesta de acciones para definir una
endógenamenteestrategia basada en la generación de capacidades para adoptar, adaptar y
administrar tecnología en América Latina. Para estos autores, el desarrollo no se logra
simplemente aplicando la tecnología en sí, sino que debe estar enmarcado y guiado por un plan
que establezca dónde y cómo aplicar la tecnología. En América Latina, la tecnología no se aplica a
un terreno vacío ni a una estructura productiva homogénea, como suele ocurrir en los países
industrializados. Por tanto, la dificultad de crear círculos virtuosos es mucho mayor para los países
latinoamericanos que para los países desarrollados.
Los estudios iniciales eran bastante conscientes de la necesidad de crear mecanismos para
mejorar las condiciones tecnológicas en los países de la periferia y de la importancia de hacerlo
considerando sus propias condiciones y no las necesidades de los países centrales.
Los constructos teóricos sobre tecnologías endógenas, intermedias y apropiadas se pueden
encontrar en los esfuerzos mencionados anteriormente (Sábato, 1971). Sabato también enfatizó,
desde una perspectiva endógena (ver nota a pie de página 8), que la existencia y naturaleza del
proceso de aprendizaje en los países en desarrollo es un elemento importante a través del cual el
proceso de producción puede adaptarse a las condiciones operativas después de cambios e
innovaciones menores o incrementales. Otros autores que siguieron este camino fueron Sagasti
(1981), Teitel (1973) y Unger (1988). Tras la experiencia del modelo SI, Katz (1976, 1998) destacó la
idea de aprendizaje y desarrollo tecnológico en cada país.
Algunos otros autores, como Pérez (1986), hicieron importantes estudios que enfatizan la
relevancia de las diferencias dinámicas, ciclos o trayectorias y la identificación de dinámicas
sectoriales, firmas y regionales, quienes dejaron claro que dada la etapa de transición tecnológica
que Se experimentó, cualquier estrategia que pudiera seguirse requeriría de la tecnología como
elemento central, donde nuevos campos y nuevos actores brindarían ciertas “ventanas de
oportunidad” a los países latinoamericanos. Unger (1988, 1994), por ejemplo, estudió la evolución
en función de cada sector y organización industrial y sus territorios, a partir de lo cual se
subrayaron los estudios a nivel micro y se incorporaron diversas variables para analizar y
profundizar en la comprensión de la estrategia empresarial, desempeño productivo y
comportamiento innovador. Corona (2004) enfatizó el análisis histórico de ciencia y tecnología
para explicar las actuales condiciones rezagadas. Estas condiciones han existido desde el siglo XVI
cuando México era una colonia; incluso entonces, existía una separación entre ciencia y
producción, y se pensaba que esta última evolucionaría bajo la tecnología
Innovación y desarrollo
451

Dependencia ARLA, restricción científica y subordinación económica y cultural, destacando


30,4
452
el impacto de la tecnología en la sociedad.
El pensamiento latinoamericano sobre CTI incorpora el análisis de la agricultura, pero requiere
distancia de las ideas más industrializadas, por ejemplo, Arroyo Correa (1988), en Chile, y
Hernández Xolocotzi (1987), en México. Estos autores realizaron contribuciones muy importantes
a los estudios sociales sobre ciencia y tecnología para el desarrollo económico en el sector
agroalimentario. Arroyo impulsó nuevos paradigmas en sectores tradicionales, como la
agricultura. En sus propuestas anticipa el concepto de paradigma tecnológico (Dosi, 1982; Cimoli y
Dosi, 1994) y el paradigma tecnoeconómico (Pérez, 1986), explica que esto ocurre cuando el
proceso de desarrollo emergente en la agricultura se basa en el avance de la biotecnología. y
aspectos institucionales como la reforma agraria y la autonomía alimentaria. Hernández Xolocotzi
(1987) reconoció la importancia de la tecnología agrícola tradicional basada en la vida de los
agricultores y el conocimiento antiguo para descubrir nuevas versiones de la ciencia y la
tecnología. Son muy importantes sus aportes conceptuales sobre los agroecosistemas, su crítica de
lo puramente técnico y su visión epistémica de la agronomía multidisciplinar.
Dentro de todas las propuestas de estos autores sobre el diseño de políticas públicas que ayuden a
orientar la CTI, fue explícita e implícita una participación decisiva del Estado como regulador y
controlador del mercado. Por ejemplo, Sagasti (1981, 2011) ilustró los problemas del diagnóstico
de ciencia y tecnología en la región latinoamericana que luego llevaron a propuestas de políticas
de ciencia y tecnología. Como advirtió Herrera (1978), el papel de los agentes y los intereses
dentro de su definición es una política implícita o explícita [9]. Desde las políticas públicas, y desde
el inicio de su obra, Nadal (1977) enfatizó su posición crítica sobre el alcance de las políticas de CTI
para impulsar el desarrollo económico en los países de la periferia, haciendo algunas críticas
sociales. Destacó la necesidad de regulaciones de planificación y el uso de instrumentos de política
científica y tecnológica. En palabras de Ferrer (2013), “La represión salarial ha sido un elemento
clave para mantener la demanda agregada y alejarse de lo que el capital financiero considera la
amenaza inflacionaria”. Como servidor público, y en base a su relación con Sábato (1971), Ferrer
(1974, 2013) propuso un modelo “industrial abierto-integrado” basado en el “aprender haciendo”,
a diferencia de Katz (1976), que incorpora el aprendizaje en la implementación de políticas
públicas. Ferrer sugirió que el modelo debe ser integrado y abierto, y debe estar dirigido a
incrementar la productividad, especialmente en sectores dinámicos para la innovación
tecnológica; además, debería ser desarrollado por empresas locales privadas y estatales en una
dirección tecnológicamente autónoma. Ferrer impulsó el financiamiento de la tecnología cuando
asumió la presidencia del Banco Provincia, en sustitución de Sabato, y lo convirtió en un
instrumento que extendió las interrelaciones científico-técnicas propuestas por el Triángulo de
Sabato (1971), cuyas ideas precedieron a los modelos de la Triple Hélice (Etzkowitz y Leydesdorff,
1995). Frente a este escenario, la participación estatal planificada es crucial, porque el Estado es el
único actor que debe eliminar las estructuras económicas duales; debe autorizar el acceso a
paquetes de tecnología utilizando compras estatales y de grupos privados como mecanismos de
incentivo para promover la ciencia y la tecnología.
Resumen y conclusiones
Como hemos visto en este trabajo, los aportes de pensadores latinoamericanos señalarían que
existe un conocimiento teórico-metodológico latinoamericano que ha contribuido a la explicación
y comprensión del desarrollo desde una perspectiva más amplia, en la que debemos tomar en
consideración la CTI. Estas propuestas deben ser reconsideradas y reevaluadas, a pesar de que los
problemas presentados hace medio siglo no han cambiado mucho.
Si bien las ideas presentadas en este artículo son sólo un breve recordatorio, queda bastante claro
que el pensamiento sobre el desarrollo y las CTI es más un proceso, como un fenómeno complejo
y dinámico que involucra enfoques multidisciplinarios y transdisciplinarios. Han pasado cuatro
décadas desde la implementación del ajuste del "consenso de Washington"

políticas como parte del llamado paradigma económico neoliberal en América Latina y sus
grandes promesas: fuerte crecimiento, disminución de la pobreza y reducción radical de la
desigualdad. Estas promesas no parecen un fracaso del modelo económico sino una estafa. De
hecho, resultaron en todo lo contrario: crecimiento débil, aumento de la pobreza y una alta
concentración de la riqueza en América Latina. Se registra que en 2014, América Latina fue
considerada una región desigual en el mundo.
En la necesidad de alternativas, las sociedades latinoamericanas han probado varios caminos
diferentes para lidiar con los problemas que han sido causados por la aplicación perpetua del
modelo neoliberal: los ensayos del buen vivir de Ecuador y Bolivia, la combinación de medidas de
austeridad de Brasil y una fuerte industrialización patrocinadora, La búsqueda de Perú para lograr
la globalización a través de las exportaciones a China y los esfuerzos de Chile y Argentina para
impulsar las exportaciones de productos básicos. Sin embargo, entre los países latinoamericanos,
México quizás haya aplicado la guía neoliberal por más tiempo. Sigue siendo un importante
exportador de productos manufacturados (algunos de estos productos tienen una gran
complejidad tecnológica), pero las exportaciones son fabricadas por empresas extranjeras con
muy pocos vínculos con la producción nacional.
A pesar de la variedad, en todos los países latinoamericanos persisten importantes dificultades
estructurales que ya han sido identificadas y analizadas por el pensamiento latinoamericano. Estas
diferencias se encuentran en términos de desarrollo y también en el papel de la ciencia y la
tecnología: en la heterogeneidad estructural que genera dificultades para la especialización
económica; en una importación de tecnología que no logra reducir tal heterogeneidad estructural,
que eventualmente muestra una incapacidad para convertir algún crecimiento logrado en
desarrollo real, y cuando ocurre parece más un comportamiento tecnológico inusual; en
relaciones comerciales asimétricas con países desarrollados, que explotan sus ventajas científicas y
tecnológicas.
Este artículo no revisa completamente los enfoques teóricos de CTI y la perspectiva de desarrollo
latinoamericana. Por ello, proponemos diferentes temas de investigación para orientar la
discusión sobre la relevancia y conveniencia del pensamiento latinoamericano sobre CTI. Así,
incorporamos estas ideas y las reunimos en tres marcos analíticos: el primero refleja la
participación y el rol del Estado, el segundo establece la relevancia del modelo industrial
productivo y el tercero aborda la idea de dependencia y desarrollo.
Participación, instrumentos e incentivos estatales
En el modelo neoliberal, el mercado es el único elemento que dicta los precios. Como tal, indica el
rumbo de la economía, haciendo innecesaria la función planificadora y reguladora del Estado. Sin
embargo, su papel histórico ha sido relevante incluso en aquellos países considerados más
liberales. Esta idea valida el pensamiento latinoamericano, que ha enfatizado la importancia del
Estado, más que del mercado, en la orientación y dirección de los países, especialmente dada la
desigualdad y la falta de diversidad imperantes en c. capitalismo temporal.
Algunas de las aportaciones latinoamericanistas mencionadas en este trabajo se ubican en función
del tema: desigualdad, heterogeneidad y hegemonía, es decir, a quién se dirige (el objetivo social),
identificándolo como el pilar del desarrollo. Gran parte del pensamiento definido se ha centrado
en el cómo, pero no ha reconocido el quién ni para quién. Para esta idea, nos preguntamos:
(1) ¿Cómo debería la orientación en CTI tomar en consideración el dilema del incentivo y la
naturaleza privada y social del conocimiento?
(2) ¿Cómo evaluamos la tecnología e innovación nacional frente a los procesos de deslocalización
productiva que vienen con las cadenas globales?
(3) ¿Quién debería gobernar estos procesos globales, fuertemente impulsados por agentes, firmas
y organizaciones, que son parte del bien común?
Innovación y desarrollo
453

ARLA Modelo de producción endógena y estilos de desarrollo


30,4
454
Desde nuestra perspectiva, la necesidad de la endogenización (utilizar recursos internos y crearlos
para uso local) de la CTI sigue siendo relevante para la generación de spillovers que otorguen
beneficios más equitativos y estimulen encadenamientos productivos y tecnológicos orientados a
la actividad productiva nacional, y no solo los que se dirigen a grandes grupos corporativos,
nacionales o extranjeros. Esta consideración nos lleva al ámbito territorial, a los dilemas locales
(nacionales y endógenos) y globales, y a la creciente actividad económica que se originó en la
década de los cuarenta. Ferrer (2013) nos advirtió que fenómenos básicos ocurren en el ámbito
transnacional sin una gobernanza global clara.
Para satisfacer las necesidades de producción nacional, nuestros países necesitarán la capacidad
de producir ciencia y tecnología más complejas, cuanto más mejor, sin abandonar los objetivos de
exportación. Esto es especialmente cierto si consideramos que el propio modelo exportador
tiende a atrincherarse y concentrarse en ciertos bienes y grupos corporativos que no promueven
la creación o distribución de riqueza. Además, el pensamiento latinoamericano nos dio una de las
claves para hacer de la introducción y desarrollo de tecnología en la estructura productiva un
camino más virtuoso que satisfaga las necesidades de la población; convertir las necesidades de
las poblaciones, países, regiones y territorios en problemas científicos y tecnológicos.
A continuación se presentan algunas preguntas: ¿Es la heterogeneidad estructural una
característica inherente de los países de la periferia o es una condición generalizada que apunta a
la diversidad, que también puede ser una ventaja? Ante la dificultad y complejidad que significa la
especificidad micro-local y con dinámicas globales más concentradas y fragmentadas, ¿cuál es el
rol del Estado Nacional y la idea rectora de los proyectos nacionales?
Dependencia e integración
Desde nuestra perspectiva, el desarrollo conduce necesariamente a la idea “endógena” de
desarrollo a nivel local, pero también se enmarca en un entorno de convivencia con otros países y
territorios. Por lo tanto, la transferencia de tecnología es algo más complejo que la importación de
bienes de capital, ya que requiere de capacidades técnicas para operar una planta específica. Por
tanto, el desarrollo científico y tecnológico no debe utilizarse ni como marco de adquisición
permanente ni como mecanismo para reducir la brecha tecnológica. Además, la idea de adquirir
tecnología externa sin asimilarla y adaptarla, como advirtió Varsavsky (1975), puede generar un
peligro implícito de adquirir un estilo de vida que puede no ser del todo deseable para un país o
una región.
El problema de la dependencia continuará mientras exista el dominio. La dependencia puede
convertirse en cooperación si cada país define su propio desarrollo. No se trata de promover la
autarquía, sino de motivar el respeto, la soberanía y la colaboración entre países muy diferentes y
muy diversos. Los procesos de integración económica y monetaria deben responder a lo que
sugirió Déniz (2010) sobre tener en cuenta la perspectiva del desarrollo y conducir a una
redistribución de la renta entre y dentro de los países.
La idea de desarrollo
El desarrollo implica un fenómeno muy complejo que también implica que se deben evaluar
situaciones y aspiraciones de cada país, región y sector. Para los países de América Latina, este ha
sido un intento continuo y constante de lograr un desarrollo que parece inalcanzable y, a veces,
esquivo, principalmente porque no solo es un proceso de acumulación de capital, como se concibe
en la teoría neoclásica del crecimiento, sino que también involucra la creación de una estructura
productiva capaz de generar por sí misma un crecimiento endógeno; como se señaló
anteriormente, un crecimiento que también es capaz de reorganización institucional y un aumento
del bienestar de toda la población (Sunkel y Paz, 1970; Ferrer, 2013). No se trata de implementar
las recomendaciones que han funcionado bajo otras condiciones y otras

veces; en cambio, se trata de que los países latinoamericanos aprendan de su pasado histórico y
teórico para facilitar la tarea de crear mejores estrategias de CTI y lograr el desarrollo. El desarrollo
que se ha asociado con la igualdad wcapitalismo temporal.
Algunas de las aportaciones latinoamericanistas mencionadas en este trabajo se ubican en función
del tema: desigualdad, heterogeneidad y hegemonía, es decir, a quién se dirige (el objetivo social),
identificándolo como el pilar del desarrollo. Gran parte del pensamiento definido se ha centrado
en el cómo, pero no ha reconocido el quién ni para quién. Para esta idea, nos preguntamos:
(1) ¿Cómo debería la orientación en CTI tomar en consideración el dilema del incentivo y la
naturaleza privada y social del conocimiento?
(2) ¿Cómo evaluamos la tecnología e innovación nacional frente a los procesos de deslocalización
productiva que vienen con las cadenas globales?
(3) ¿Quién debería gobernar estos procesos globales, fuertemente impulsados por agentes, firmas
y organizaciones, que son parte del bien común?
Innovación y desarrollo
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ARLA Modelo de producción endógena y estilos de desarrollo


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Desde nuestra perspectiva, la necesidad de la endogenización (utilizar recursos internos y crearlos
para uso local) de la CTI sigue siendo relevante para la generación de spillovers que otorguen
beneficios más equitativos y estimulen encadenamientos productivos y tecnológicos orientados a
la actividad productiva nacional, y no solo los que se dirigen a grandes grupos corporativos,
nacionales o extranjeros. Esta consideración nos lleva al ámbito territorial, a los dilemas locales
(nacionales y endógenos) y globales, y a la creciente actividad económica que se originó en la
década de los cuarenta. Ferrer (2013) nos advirtió que fenómenos básicos ocurren en el ámbito
transnacional sin una gobernanza global clara.
Para satisfacer las necesidades de producción nacional, nuestros países necesitarán la capacidad
de producir ciencia y tecnología más complejas, cuanto más mejor, sin abandonar los objetivos de
exportación. Esto es especialmente cierto si consideramos que el propio modelo exportador
tiende a atrincherarse y concentrarse en ciertos bienes y grupos corporativos que no promueven
la creación o distribución de riqueza. Además, el pensamiento latinoamericano nos dio una de las
claves para hacer de la introducción y desarrollo de tecnología en la estructura productiva un
camino más virtuoso que satisfaga las necesidades de la población; convertir las necesidades de
las poblaciones, países, regiones y territorios en problemas científicos y tecnológicos.
A continuación se presentan algunas preguntas: ¿Es la heterogeneidad estructural una
característica inherente de los países de la periferia o es una condición generalizada que apunta a
la diversidad, que también puede ser una ventaja? Ante la dificultad y complejidad que significa la
especificidad micro-local y con dinámicas globales más concentradas y fragmentadas, ¿cuál es el
rol del Estado Nacional y la idea rectora de los proyectos nacionales?
Dependencia e integración
Desde nuestra perspectiva, el desarrollo conduce necesariamente a la idea “endógena” de
desarrollo a nivel local, pero también se enmarca en un entorno de convivencia con otros países y
territorios. Por lo tanto, la transferencia de tecnología es algo más complejo que la importación de
bienes de capital, ya que requiere de capacidades técnicas para operar una planta específica. Por
tanto, el desarrollo científico y tecnológico no debe utilizarse ni como marco de adquisición
permanente ni como mecanismo para reducir la brecha tecnológica. Además, la idea de adquirir
tecnología externa sin asimilarla y adaptarla, como advirtió Varsavsky (1975), puede generar un
peligro implícito de adquirir un estilo de vida que puede no ser del todo deseable para un país o
una región.
El problema de la dependencia continuará mientras exista el dominio. La dependencia puede
convertirse en cooperación si cada país define su propio desarrollo. No se trata de promover la
autarquía, sino de motivar el respeto, la soberanía y la colaboración entre países muy diferentes y
muy diversos. Los procesos de integración económica y monetaria deben responder a lo que
sugirió Déniz (2010) sobre tener en cuenta la perspectiva del desarrollo y conducir a una
redistribución de la renta entre y dentro de los países.
La idea de desarrollo
El desarrollo implica un fenómeno muy complejo que también implica que se deben evaluar
situaciones y aspiraciones de cada país, región y sector. Para los países de América Latina, este ha
sido un intento continuo y constante de lograr un desarrollo que parece inalcanzable y, a veces,
esquivo, principalmente porque no solo es un proceso de acumulación de capital, como se concibe
en la teoría neoclásica del crecimiento, sino que también involucra la creación de una estructura
productiva capaz de generar por sí misma un crecimiento endógeno; como se señaló
anteriormente, un crecimiento que también es capaz de reorganización institucional y un aumento
del bienestar de toda la población (Sunkel y Paz, 1970; Ferrer, 2013). No se trata de implementar
las recomendaciones que han funcionado bajo otras condiciones y otras

veces; en cambio, se trata de que los países latinoamericanos aprendan de su pasado histórico y
teórico para facilitar la tarea de crear mejores estrategias de CTI y lograr el desarrollo. El desarrollo
que se ha asociado con la igualdad w

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