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Ninguna relación es perfecta, y mucho menos una tan intensa como la de los padres con sus
hijos. Siempre habrá momentos de contradicción o de conflicto y eso es algo perfectamente
normal.
Puede que con el maltrato se logre intimidar a un hijo para que haga exactamente lo que el
padre quiere. Pero esos malos tratos se convertirán en el germen de la falta de autoestima
y en una fuente de rencor.
Ponen al niño en una situación muy compleja: ama y odia al mismo tiempo. También aprende
a temer. El corazón de un niño es muy susceptible, y si se hiere de manera constante, con el
tiempo se convertirá en alguien insensible.
La manera en la que se relacionen los padres, influirá en las relaciones futuras de los
hijos.
Piensa que los conflictos entre los padres generan angustia en el hijo. Una de las posibles
consecuencias será que se meterá en problemas solamente para atraer la atención de unos
padres que no le atienden porque están centrados en el conflicto que mantienen. Además,
disfrutará o no de las relaciones afectivas según esos patrones aprendidos.
4. La falta de atención
Para un niño, el amor que le profesan sus padres está íntimamente relacionado con la atención
que reciben de ellos. Para los hijos no existen expresiones de afecto tales como trabajar más
de la cuenta para poder pagarle un colegio caro. Ellos no creerán que tú los amas si no
compartes tiempo con ellos para conocerlos y estar al tanto de su mundo.
Tener en tu vida personas que te quieren y te apoyan y en quien puedes confiar te hace mucho
más resiliente que si estás solo.
– Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser
capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir alguna emoción y centrar tu mente en
alguna distracción.
– No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar soluciones. Implica ver los problemas
como retos que puedes superar y no como terribles amenazas.
– Tomarte tiempo para descansar y recuperar fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y
cuándo debes parar.
Acabaré este artículo con una cita de Marc Levy que reza así:
El tiempo cura todas las heridas, aunque nos deje algunas cicatrices.
saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida
tiene sentido; y tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.
Además…
De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus
necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
– Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar
pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo.
Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el
hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran
capacidad de aceptación.
Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y
zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y
preocupaciones.
Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el
mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para
asombrarse ante la vida.
resilencia1
– Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las
personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los
recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas.
Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que
generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y
evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales.
De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los
momentos más difíciles.
Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos
los aspectos de nuestra vida.
Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e
inseguros.
Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las
situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque
no tengan el control.
A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben
perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para
adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario.
El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que,
a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente
sanos y exitosos.
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda.”-Bob
Marley
Cabe decir, que la resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros
genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un
“buen carácter”.
Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano
un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí
solas.
Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos
de nuestros hábitos y creencias.
De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido
que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del
fracaso y no se han dado por vencidas.
Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las
habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.
Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las
adversidades.
La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas
financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas,
produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional.
Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse
bien a lo largo del tiempo.
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de
conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Leyes de la Creación
1. Ley de la atención: Focalizar nuestra atención en aquello que deseas, provocara que
el universo conspire para que lo consigas. Pon tu atención de forma decidida y
acertada y solo será cuestión de tiempo. La cantidad de atención que dediques a
aquello que buscas será proporcional a la cantidad que consigas de aquello que
manifiestes.
2. Ley del fluir: Nada es estático y todo fluye, esta es la premisa básica. No debes
enquistar tus sentimientos, ni tus posesiones mas preciadas, permite que fluyan y
volverán a ti multiplicadas. Fluye con la vida, permite que suceda y llegaras a lo que
quieres. Deja que fluyan tus emociones y tus sentimientos, estos son como el agua, si
se estancan se pudre, debes permitir que salgan y se manifiesten sin temor como un
río, puro y fresco.
3. Ley de la abundancia: Toma la abundancia como algo innato en ti. Permite que esta
llegue a ti y no sientas culpa. Se agradecido y permite que la abundancia llene tu vida.
Felicidad, amor, alegría, éxito, prosperidad y generosidad, fluirán en ti, si no lo
impides con falsos méritos y creencias culpabilizadoras. Te mereces la abundancia en
tu vida y es hora que la disfrutes.
4. Ley de la claridad: Si eres claro en lo que quieres no habrá ninguna traba para que
lo consigas. Cuanto más concreto y más conciso en tu foco psíquico más fácil será su
concreción. Conseguir tus metas de forma rápida y concisa dependerá de tu claridad a
la hora de enfocarte.
5. Ley de la intención: La intención es poderosa, más aun que tus querencias y tus
deseos. Tu intención es concisa y concreta y por lo tanto rápidamente evaluada y
asumida por el universo. Poner una intención correcta en tus actos será suficiente para
que estos se concreten y se manifiesten en consecuencia. Esta ley esta sujeta al karma
y las consecuencias de tus intenciones serán asumidas y sumadas.
6. Ley de la prosperidad: Eres un ser prospero por defecto. Ser tierra fértil o yerma
depende de tu enfoque mental. Esta ley implica un cambio sistemático en tu enfoque
para ser aplicada en tu beneficio. Piensa, habla y actúa como alguien prospero y veras
crecer los frutos. La apatía, el miedo y la pasividad juegan en tu contra, siéntete
capaz, potencia tus virtudes y serás un ser prospero.
7. Ley de la manifestación: Eres un ser espiritual y estas en contacto permanente con
el universo y este tratara por todos los medios darte aquello que le pides y
manifestarlo para ti. Enfoca tus pensamientos hacia eso que deseas y se manifestara.
Nosotros creamos nuestra propia realidad y esta toma forma a nuestra voluntad,
puedes hacerlo de forma consciente o inconsciente. Tener este conocimiento implica
que podamos manipular nuestra realidad conscientemente y amoldarla a nuestros
deseos, solo debes querer.
8. Ley del éxito: Se suele relacionar el éxito con los bienes materiales, pero esto no es
éxito. El éxito es la total y sincera creencia en ti mismo, la confianza depositada en tus
propios actos determinaran el éxito en la consecución de los mismos. El éxito en tu
vida es proporcional a la confianza que deposites en ti para lograrlo. Vivir de forma
exitosa dependerá únicamente de la fe ciega puesta en ti.
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