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Decides escribirle
una carta
expresándole
todo lo que
sientes y quieres
decirle.
«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en
práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre
roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y
embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba
cimentada sobre roca.
Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica,
será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos,
irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
Palabra del Señor.
San Agustín: “Cuantos aman a Dios y por su piedad son mansos, buscan en estos libros la
voluntad de Dios”.
Heb 4,12-13 Pues, viva es la palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada
alguna de dos filos. Penetra hasta la división entre alma y espíritu, articulaciones y
médulas; y discierne sentimientos y pensamientos del corazón. No hay criatura invisible
para ella: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta.
PALABRA DE DIOS ESCRITURA
“dice” Representación gráfica de un vocablo o
“habla” conjunto de vocablos mediante símbolos
“llama” representativos de los golpes de los
“actúa” sonidos.
“La Escritura ha de ser proclamada, escuchada, leída, acogida y vivida como Palabra de Dios.”
Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini 7
1. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO “BIBLIA” Etimológicamente “Biblia” significa “libros o conjunto de libros”. Estos, a
pesar de su número y diferente contenido, guardan una perfecta unidad, porque tienen en común el
desarrollo del Plan de Dios y han sido escritos bajo la inspiración del mismo Dios. Realmente: La Biblia es
la Palabra de Dios que se comunica al hombre para descubrirle su Plan de Salvación.
2. OTROS NOMBRES DE LA BIBLIA: “Sagradas Escrituras”, “Libros Santos o Sagrados”, “La Palabra de Dios”, “La
Escritura”, etc.
3. DIVISIÓN DE LA BIBLIA
La Biblia se divida en dos partes fundamentales: el Antiguo Testamento (Antigua Alianza) y el Nuevo
Testamento (Nueva Alianza). Los dos Testamentos suman un total de 73 libros: 46 libros del AT escritos
antes de la venida de Cristo y 27 del NT escritos después de su venida.
4. AUTORES. Dios y el hombre son los autores de la Escritura. Dios se valió de algunos hombres de la
comunidad que, como verdaderos autores, pusieron todas sus capacidades para la composición de los libros
bíblicos. Estos hombres, en la tradición posterior, son llamados hagiógrafos o escritores sagrados.
5. LENGUAS Y VERSIONES DE LA BIBLIA
LENGUAS BÍBLICAS
➢ En hebreo: Fueron escritos casi todos los libros del AT.
➢ En arameo: Algunas partes de los libros de Esdras y Daniel.
➢ En griego: Algunos libros del AT: Sabiduría y II Macabeos; partes de Ester y Daniel; y todos los libros del NT.
6. VERSIONES O TRADUCCIONES
a). Dos son las principales versiones antiguas de la Biblia: la de los LXX y la Vulgata. La primera es una
traducción del hebreo al griego hecha por diversos autores judíos entre el s. III y II a.C., contiene sólo el AT en
griego. La segunda, fue realizada en el siglo IV d.C. por San Jerónimo, contiene el Antiguo y el Nuevo
Testamento en latín.
b). Muchas y muy variadas son las traducciones modernas de la Sagrada Escritura. Entre las principales, en
español, enumeramos las siguientes: Biblia Latinoamericana, Nueva Biblia Española, Biblia de Jerusalén, Dios
habla hoy, la Sagrada Biblia, Nácar-Colunga, Bover-Cantera, Cantera-Iglesias, etc. La diferencia entre ellas
radica no en el contenido, que es el mismo, sino más bien en la técnica, el estilo y el lenguaje de la traducción,
y en sus notas explicativas
INSPIRACIÓN – CANON - VERDAD
INSPIRACIÓN
a). Por inspiración de la Sagrada Escritura, entendemos, aquella luz y fuerza del
espíritu que Dios comunica a los autores para que pongan por escrito todo y sólo
aquello que El quiere, de tal forma que lo consignado en los libros, será
verdaderamente Palabra de Dios y palabra humana.
b). Hay que tener en cuenta sin embargo, que esta inspiración divina se da no sólo en
el redactor último de un libro, sino en todas aquellas personas que de una u otra
forma intervinieron para la puesta por escrito de un determinado libro bíblico.
c). De esta manera, la Iglesia tiene por santos e inspirados, según la fe apostólica,
todos los libros del AT y del NT, porque los considera como realmente escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo (2Tim. 3, 15-16; 2Pe. 1,19)
CANON
Por Canon se entiende “el conjunto de libros admitidos y reconocidos por la Iglesia
como inspirados”
Dos son los cánones del AT que conviene especificar: El primero de ellos es el Canon
largo (o alejandrino); consta de 46 libros. Este canon es seguido por católicos y
ortodoxos.
El otro canon es llamado Canon corto (o palestinense); consta de 39 libros, es
admitido por judíos y hermanos separados. Tanto judíos como hermanos separados,
excluyen de su canon bíblico 7 libros llamados por nosotros “deuterocanónicos” y por
ellos “apócrifos”.
La razón de esta exclusión es porque en la antigüedad se pensó que no fueron
escritos originalmente en lengua hebrea. Estos libros son: Tobías, Judit, Sabiduría,
Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos. Lo mismo las partes griegas de los libros de
Ester y Daniel. El canon del NT está formado por un total de 27 libros y es aceptado
por católicos y hermanos separados; los judíos no lo admiten.
MÉTODO PARA LA LECTURA DE LA BIBLIA
- ANTES DE COMENZAR LA LECTURA
Primero debemos dirigirnos a Dios por medio de una corta oración. Conectarnos con Él, puesto que es el Señor el
que nos va a hablar. No se necesita para ello ninguna oración prefabricada. Basta que elevemos nuestra mente al
Señor y hagamos una oración cualquiera, la que nos inspire el corazón. Por ejemplo la de Samuel: “Habla, Señor, que
tu siervo escucha”
- DURANTE LA LECTURA
a. Leer las Sagradas Escrituras, no corriendo, sino despacio, meditando lo que se lee.
b. Leer las Escrituras con espíritu de humildad. Cuando acudimos a sus páginas en plan científico, histórico o cultural.
Dios no se manifiesta porque no hay diálogo con Él. En cambio cuando nos acercamos a ellas con disposición sencilla,
como el discípulo ante el maestro, el Señor nos va revelando “El gran amor con que nos ama” (Ef. 2,4).
c. Leer la Biblia con espíritu de fe. Es decir, creyendo firmemente que es el mismo Dios el que nos habla ahora. La Biblia
no es sólo el testimonio de un pasado; tiene una dimensión eterna y siempre actual. Por ello, es también la fe de la
Iglesia de hoy que sigue escuchando al Padre y Señor que nos habla constantemente.
d. Leer la Biblia, con espíritu de oración. “La Biblia hay que leerla de rodillas”, decía un autor. En realidad hay
muchísimos pasajes que se prestan para rezar y meditar:
Para rezar: “Leer la Biblia es rezar; reverenciarla es adorar la grandeza divina; familiarizarse con ella es entrar en
diálogo frecuente con Dios y empezar a gozar de Él”. En los Salmos, Ester, Tobías, Judit, Jeremías y, en general, en
casi todos los libros, hay plegarias que se prestan muchísimo para la oración personal y comunitaria.
Para meditar: La Biblia nos ofrece muchos temas de meditación reposada. Tan cierto es esto, que abundan libros
que tratan de comentar frases y pasajes bíblicos al respecto. Así sus enseñanzas penetran más eficazmente en el
corazón del hombre. Leemos en Hebreos 4,12: “Porque la Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una
espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta lo más profundo del ser y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón”
e. Leer la Biblia con inteligencia: Nuestra fe debe ser una fe racional. Por lo mismo, nuestra inteligencia debe ponerse al
servicio de la fe, con el objeto de penetrar, lo mejor que se pueda, en el contenido de los textos. Por eso, nunca se
insistirá bastante sobre la necesidad que tiene el cristiano de una preparación o iniciación bíblica.
La Lectio Divina, más que un método de lectura es una
forma de entrar en diálogo con la Palabra de Dios, pues
cuando nos acercamos a la Biblia no nos acercamos a
unas palabras vacías, sino a Aquel que nos habla a través
de su Palabra.
Hay cuatro momentos importantísimos en
este diálogo con Dios:
1. LECTURA: ¿qué dice el texto? ¿Qué dice
Dios?
2. MEDITACIÓN: ¿qué me dice a mí?
3. ORACIÓN: ¿qué me hace decirle a Dios?
4. CONTEMPLACIÓN: ver la vida con la
mirada de Dios.
Escucha: Es necesario acercarse a la Palabra de Dios con
reverencia y en actitud de escucha. Hay un pasaje en la Biblia
que ilustra bien lo que supone esta actitud de escucha.
Cada uno exprese sus intenciones y respondemos GRACIAS SEÑOR, POR TU CARTA DE AMOR