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dó y le dijo en broma: –Don Marcelino, ¿a Voces relacionadas: Actividad del Opus Dei; De-
quién he saludado primero? El arzobispo voción, devociones.
respondió: –Primero, a mí. –No, le dijo el
Padre. He saludado primero al personaje. Bibliografía: C, 562-570; Jean Daniélou, Les an-
Don Marcelino repuso, perplejo: –Pero, en- ges et leur mission d’après les Pères de l’Église,
tre mi secretario y yo, el personaje soy yo. Paris, Desclée de Brouwer, 1990; Joseph Duhr,
Entonces nuestro Fundador explicó: –No, “Anges”, en DSp, I, 1937, cols. 580-625; Renzo
el personaje es su Ángel Custodio” (Del Lavatori, Gli angeli. Storia e pensiero, Genova,
Marietti, 1991; Id., “Gli angeli: la loro presenza e
Portillo, 1993, pp. 159-160).
la loro azione nella vita cristiana secondo il bea-
Citemos dos manifestaciones más. En to Josemaría”, en GVQ, V/1, pp. 137-156; Álva-
primer lugar, su conciencia de la relación ro del Portillo, Entrevista sobre el Fundador del
de los ángeles con la Sagrada Eucaristía. Opus Dei, Madrid, Rialp, 1993; George Tavard,
Tenía la firme convicción de que, a modo “Los ángeles”, en Bernard Sesboué (dir.), Historia
de adoración y veneración, los ángeles es- de los dogmas, II, 2, Madrid, BAC, 1973.
tán presentes en la celebración de la santa Gabriela AYBAR PERLENDER
Misa: “(...) la tierra y el cielo se unen para
entonar con los Ángeles del Señor: «Sanc-
tus, Sanctus, Sanctus»... Yo aplaudo y
ensalzo con los Ángeles: no me es difícil, APOSTOLADO
porque me sé rodeado de ellos, cuando
celebro la Santa Misa. Están adorando a 1. Una vocación universal. 2. “Sobreabun-
dancia de la vida interior”. 3. “Apostolado
la Trinidad” (ECP, 89). Fruto de una fe plena
de amistad y confidencia”. 4. “Santificar
en la presencia real de Cristo en la Eucaris-
a los demás con el trabajo”. El ámbito del
tía, al hacer la genuflexión ante el Sagrario, apostolado personal. 5. “Vibración apostó-
agradecía siempre a los Ángeles, allí pre- lica”.
sentes, la adoración que continuamente
prestan a Dios. Solía comentar: “Cuando “Apostolado” es el término utilizado
voy a un oratorio (…) donde está el taber- para designar la misión confiada por Cris-
náculo, digo a Jesús que le amo, e invoco to a sus discípulos, a los que el propio
a la Trinidad. Después doy gracias a los Jesús llamó “apóstoles”, término que en
Ángeles que custodian el Sagrario, ado- griego significa “enviados”. Los apóstoles,
rando a Cristo en la Eucaristía” (Del Porti- en particular los denominados Doce en el
llo, 1993, p. 159). Nuevo Testamento, que tuvieron una lla-
Y en segundo lugar, su confianza en la mada singular por parte de Jesús, fueron
ayuda del ángel custodio en ese momento enviados por el Maestro a “predicar la Bue-
supremo que es el fin de la vida terrena: na Nueva y curar toda enfermedad” (Mt 9,
“El Ángel Custodio nos acompaña siempre 35), con un mandato que fue ratificado de
como testigo de mayor excepción. Él será manera especial en la “oración sacerdotal”
quien, en tu juicio particular, recordará las de la Última Cena, cuando Jesucristo les
delicadezas que hayas tenido con Nuestro dijo “como Tú me has enviado al mundo,
Señor, a lo largo de tu vida. Más: cuando yo también los he enviado al mundo” (Jn
te sientas perdido por las terribles acusa- 17, 18) y de nuevo, cuando después de la
ciones del enemigo, tu Ángel presentará Resurrección, los envió a “bautizar a todas
aquellas corazonadas íntimas –quizá ol- las naciones, en el nombre del Padre, del
vidadas por ti mismo–, aquellas muestras Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 18-20).
de amor que hayas dedicado a Dios Pa- Este envío aparece anunciado en nu-
dre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo (...)” merosas parábolas y episodios del Evan-
(S, 693). gelio, a menudo comentados por san

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Josemaría, que ilustran la necesidad del obispos a los sucesores de los apóstoles,
apostolado para extender el reino de Cristo les atribuyó de manera eminente la misión
en los corazones: la cosecha, la pesca, la apostólica. Al mismo tiempo, en varios tex-
luz del mundo y la sal, el fuego que Cristo tos de san Pablo –que se llamó a sí mis-
ha venido a traer a la tierra (Lc 12, 49), los mo apóstol– se pone de relieve que, en
frutos que permiten reconocer el árbol (Mt un sentido más amplio y sin referencia a
7, 17-20), el compelle intrare (“obligadlos funciones de gobierno, todos los fieles son
a entrar”) dirigido a los criados para que también enviados por Cristo. Los Hechos
llenaran la fiesta de las bodas (Lc 14, 23), o de los Apóstoles confirman esa misma rea-
incluso la queja de los obreros de la última lidad, proporcionando, además de las pre-
hora (“nadie nos ha contratado”: Mt 20, 7), dicaciones multitudinarias de Pentecostés
y la del paralítico de la piscina de Bezatha y más tarde de Pedro o de Pablo a las gen-
(“no tengo a nadie que me acerque a las tes, episodios de encuentros apostólicos,
aguas recién removidas”: Jn 5, 7). como el de Felipe con el intendente de
la reina de Etiopía (Hch 8, 26-40), o el de
San Josemaría pone de manifiesto la
Priscila y Aquila con Apolo, al que “le ex-
importancia, junto a los sermones dirigidos
pusieron con más exactitud el camino del
por Cristo a las muchedumbres, de los en-
Señor” (Hch 18, 26), y a los que el mismo
cuentros personales de Jesús, modelos de
Pablo dirigió dos veces el elogio de “cola-
ese apostolado de amistad y confidencia
boradores” valientes y figuras significadas
que él no dejaba de predicar. Ante todo,
de la comunidad cristiana (cfr. Rm 16, 3-5;
la llamada del Señor a los Apóstoles (“Ven
1 Co 16, 19).
y sígueme”), sea directamente, sea reali-
zada a través de algunos de ellos: Andrés Junto a la enseñanza oficial y auténti-
lleva a su hermano (Jn 1, 41-42), Felipe a ca propia del Magisterio de los Apóstoles y
su amigo Natanael (Jn 1, 45) y Juan a su de sus sucesores, el cristianismo conoció
hermano Santiago. Y también el encuen- desde los comienzos un apostolado reali-
tro con Nicodemo; con la Samaritana, que zado por los fieles corrientes, que contribu-
a su vez da noticia de Jesús a todos los yeron en gran parte a difundir el Evangelio.
habitantes de su aldea; o, en los últimos Algunos de los textos más antiguos de la
momentos de su vida, el encuentro con el comunidad cristiana muestran este apos-
“buen ladrón”. La actuación de Cristo, por tolado ejercido en todos los estratos de la
tanto, es el modelo de cualquier aposto- sociedad. Los cristianos se extendieron
lado: rezuma de su amor a los hombres, hasta los confines del mundo conocido,
a los que Jesús llama sus “amigos”; viene como dice Tertuliano en un texto que san
precedida por la oración se dirige a todo Josemaría citó algunas veces: “Somos de
tipo de personas sin restricción de edad, ayer y ya llenamos el orbe y todo lo vues-
de sexo, de profesión, de situación religio- tro: las ciudades, las islas, las alturas, los
sa o incluso moral. municipios, los conciliábulos, los mismos
campamentos, las tribus, las decurias, la
corte, el senado, el foro. Os hemos deja-
1. Una vocación universal do a vosotros solamente los templos” (El
Se podría decir que el primer elemen- Apologético, XXXVII, 4). Y también: “Con-
to de la enseñanza de san Josemaría so- vivimos con vosotros en este mundo, sin
bre el apostolado es que se trata de una evitar el foro, el mercado, los baños, ta-
vocación-misión (“un mandato imperativo bernas, oficinas, albergues, vuestras ferias
de Cristo”: C, 942), que es universal, ya y los demás lugares donde se comercia.
que nadie está excluido, aun cuando se Con vosotros navegamos también no-
concreta de diversos modos. Desde muy sotros, con vosotros hacemos la milicia,
pronto la Iglesia, que reconoció en los cultivamos la tierra y comerciamos; por

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tanto intercambiamos nuestras artesanías su familia, de sus colegas, de sus amigos”


y ponemos a vuestra disposición nuestras (CONV, 21). Y también en referencia tanto
obras” (El Apologético, XLII, 1). Los cristia- al varón como a la mujer: “No veo ninguna
nos son como la levadura en la masa o el razón por la cual al hablar del laicado –de
alma en el cuerpo, dice la Carta a Diogneto su tarea apostólica, de sus derechos y de-
(nn. 5-6). Las primeras comunidades con- beres, etc.– se haya de hacer ningún tipo
sideraban que el Bautismo, por sí mismo, de distinción o discriminación con respec-
implicaba una responsabilidad apostólica to a la mujer” (CONV, 14).
con respecto a la familia (esposo, hijos),
San Josemaría valoró las obras de
a los allegados y a otras personas cerca-
apostolado asociado, es decir, las iniciati-
nas. El apostolado es una parte integran-
vas, empresas o instituciones que los fieles
te, esencial, de la vocación cristiana y del
cristianos, por sí mismos o unidos a otras
compromiso bautismal.
personas de buena voluntad, pudieran pro-
La comprensión del apostolado como mover. De hecho las impulsó en bastantes
vocación cristiana universal se ha abier- casos. Pero, como se advierte en sus es-
to camino a lo largo del siglo XX y se en- critos y en su predicación, el “apostolado”
cuentra hoy comúnmente aceptada. Pero por antonomasia era para él la acción per-
en las sociedades católicas de la primera sonal del cristiano, ejercida cada día entre
mitad del siglo XX no lo era tanto, al igual sus iguales, para exhortarles –con su pa-
de lo que ocurría con respecto a la llamada
labra y su conducta– a ser discípulos de
universal a la santidad. Una y otra llamada
Jesús. De ahí que, como escribió Álvaro
constituyen dos caras de una misma vo-
del Portillo, entendiera siempre “la respon-
cación cristiana, como lo ha proclamado
sabilidad apostólica de los seglares como
el Concilio Vaticano II (cfr. LG, 39-42), que
un mandato divino –dinamismo de la gra-
considera parte principal de su mensaje el
cia sacramental–, porque el mismo Cristo
anuncio de la universalidad de la llamada a
ha confiado a los bautizados el deber y el
la santidad y al apostolado, y que recuerda
derecho de dedicarse al apostolado, sobre
que “lo propio del estado de los seglares
todo y primariamente, en y a través de las
es el vivir en medio del mundo y de las
ocupaciones temporales, ellos son los lla- mismas circunstancias y estructuras se-
mados por Dios para que, fervientes en el culares –no eclesiásticas–, en las que se
espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en desarrolla su vida cotidiana y ordinaria de
el mundo a manera de fermento” (AA, 2; ciudadanos y cristianos corrientes” (Del
cfr. LG, 33). Portillo, 1992, p. 75).
Esta universalidad fue predicada por Ser apóstol es, en suma, un deber
san Josemaría en referencia a personas de primario de todo cristiano: “no tenemos
las más diversas profesiones y condicio- más remedio que trabajar, al servicio de
nes: “Hay que rechazar el prejuicio de que todas las almas. Otra cosa sería egoísmo.
los fieles corrientes no pueden hacer más (...) No imaginéis que es este afán como
que limitarse a ayudar al clero, en apos- una añadidura, para bordear con una fili-
tolados eclesiásticos. El apostolado de grana nuestra condición de cristianos. Si
los seglares no tiene por qué ser siempre la levadura no fermenta, se pudre. (...) No
una simple participación en el apostolado prestamos un favor a Dios Nuestro Señor,
jerárquico: a ellos les compete el deber de cuando lo damos a conocer a los demás:
hacer apostolado. Y esto no porque reci- por predicar el Evangelio no tengo gloria,
ban una misión canónica, sino porque son pues estoy por necesidad obligado, por el
parte de la Iglesia; esa misión la realizan mandato de Jesucristo; y desventurado de
a través de su profesión, de su oficio, de mí si no lo predicare (1 Co 9, 16)” (AD, 258).

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El apostolado prolonga la mediación caridad es la sal del apostolado de los cris-


de Cristo y manifiesta que en el cristianis- tianos; si pierde el sabor, ¿cómo podremos
mo juega un papel decisivo la mediación. presentarnos ante el mundo y explicar, con
La narración de la conversión de san Pablo la cabeza alta, aquí está Cristo?” (AD, 234).
comporta la mediación de Ananías, a quien
Jesús envía a Pablo, que le pregunta: “Qué 2. “Sobreabundancia de la vida interior”
debo hacer” (Hch 9, 6). El relato pone de
San Josemaría se refirió frecuente-
relieve sin duda alguna la necesidad de
mente a los primeros cristianos para expli-
una dirección o de un consejo espiritual
car su concepción del apostolado de los
para orientarse en la vida cristiana. Pero,
laicos tal como lo esperaba de los miem-
en sentido más amplio, expresa la volun-
bros del Opus Dei o, en términos más am-
tad de Dios de servirse de un intermediario
plios, tal y como lo consideraba en cuanto
a la hora de darse a conocer o de dar a
llamada de Dios a todos los bautizados.
conocer sus deseos. Se puede igualmente
Al citar en numerosas ocasiones la breve
llegar a la conclusión de que la dirección
pero profunda descripción de la vida de la
espiritual es una forma del apostolado cris-
primera comunidad que nos trasmiten los
tiano, o que el apostolado cristiano supone
Hechos de los Apóstoles (“eran asiduos
una forma de consejo espiritual para con el
a la enseñanza de los apóstoles, a la co-
prójimo y en servicio del prójimo.
munión fraterna, a la fracción del pan y a
El apostolado personal es manifes- las oraciones”: Hch 2, 42), san Josemaría
tación de la caridad, que lleva a compar- ofrecía reinterpretado el dicho de un autor
tir con los que amamos aquello que más francés –J. B. Chautard–: “una superabun-
amamos. Este es ciertamente uno de los dancia de tu vida «para adentro»” (C, 961).
fundamentos de la enseñanza de san Comprendemos así que el apostolado se
Josemaría sobre el apostolado: “Univer- funde con la vida de trato con Dios, es
salidad de la caridad significa, por eso, su prolongación natural, análogamente a
universalidad del apostolado; traducción como la caridad fraterna prolonga y vuelca
en obras y de verdad, por nuestra parte, en el prójimo el amor de Dios. De ahí se
del gran empeño de Dios, que quiere que deriva igualmente la conexión constante
todos los hombres se salven y lleguen al entre la santidad y el apostolado a la hora
conocimiento de la verdad (1 Tm 2, 4)” de definir la vocación cristiana.
(AD, 230). “Mirad además que Dios, al fijarse en
Si el apostolado es manifestación de nosotros, al concedernos su gracia para
caridad, en cierto sentido todo acto de ca- que luchemos por alcanzar la santidad en
ridad es apostólico. Aun cuando san Jose- medio del mundo, nos impone también la
maría no se expresó nunca en estos térmi- obligación del apostolado. Comprended
nos, podría haber hecho suya la expresión que, hasta humanamente, como comenta
de Benedicto XVI cuando habla en la Cart. un Padre de la Iglesia, la preocupación por
Enc. Deus Caritas est de un “servicio de las almas brota como una consecuencia
la caridad”, que precede al apostolado de lógica de esa elección: cuando descubrís
la fe (la predicación, el testimonio, la con- que algo os ha sido de provecho, procuráis
versación apostólica), y que, aunque en atraer a los demás. Tenéis, pues, que de-
ocasiones no dé lugar a una efectiva trans- sear que otros os acompañen por los ca-
misión de la fe, mantiene siempre abierta minos del Señor. Si vais al foro o a los ba-
esa posibilidad. Pero si la caridad es siem- ños, y topáis con alguno que se encuentra
pre apostolado, también es cierto que el desocupado, le invitáis a que os acompa-
apostolado no puede ser practicado sin ñe. Aplicad a lo espiritual esta costumbre
caridad, porque la caridad es su alma. “La terrena y, cuando vayáis a Dios, no lo ha-

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gáis solos (San Gregorio Magno, Homiliae apóstoles y enviados, y fe en su ayuda


in Evangelia, 6, 6)” (AD, 5). para la acción apostólica. Amor a Dios
Se puede distinguir así entre la edifi- para hacer accesible a todos al Bien So-
cación personal en la relación con Dios y berano y amor al deseo divino de ser se-
en la virtud (santidad), y la relación con el cundado por las criaturas. San Josema-
prójimo que recibe el nombre de caridad. ría pone en guardia contra toda forma de
Pero estas dos dimensiones se reclaman activismo, que descuidaría los “medios
la una a la otra; no son dos más que en sobrenaturales” y reduciría el apostolado
apariencia: la santidad alcanza su plenitud a una simple propaganda para incorporar-
en el apostolado y el apostolado requiere se a un movimiento, a un partido o a una
la santidad. secta: “Pienso, efectivamente, que corren
un serio peligro de descaminarse aquellos
El primer acto de caridad con el próji-
que se lanzan a la acción –¡al activismo!–, y
mo es la oración. Es más, la razón de ser
prescinden de la oración, del sacrificio y de
de la actividad apostólica se enraíza en la
los medios indispensables para conseguir
unión con Dios, que se alcanza en los sa-
una sólida piedad: la frecuencia de Sacra-
cramentos y en la oración: “Te diré, plagian-
mentos, la meditación, el examen de con-
do la frase de un autor extranjero [alude a
ciencia, la lectura espiritual, el trato asiduo
J. B. Chautard], que tu vida de apóstol vale
con la Virgen Santísima y con los Ángeles
lo que vale tu oración” (C, 108). Y, en otro
custodios...” (AD, 18).
lugar, “Si no tratas a Cristo en la oración y
en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?” Piedad a la que debe unirse, como es
(C, 105). Sin vida de oración, el apostola- obvio, la práctica de las virtudes, indispen-
do –la acción, aun realizada con intención sables para mantener la “vibración apos-
apostólica– quedaría sin fruto: “Me resulta tólica”; en particular la virtud de la pure-
muy difícil creer en la eficacia sobrenatu- za, sin la cual “no se puede perseverar en
ral de un apostolado que no esté apoya- el apostolado” (C, 129), ya que implica la
do, centrado sólidamente, en una vida de superación de toda actitud egocéntrica y
continuo trato con el Señor” (AD, 271). Por abre el corazón al amor y al servicio. Y la
eso recomendó mantener, en toda labor mortificación (la expiación de que habla el
apostólica, el siguiente principio: “Primero, punto 82 de Camino), la clara conciencia
oración; después, expiación; en tercer lu- no solo de que ninguna virtud se adquie-
gar, muy en «tercer lugar», acción” (C, 82). re sin empeño y entrega (cfr. C, 175, 180),
Y, a la inversa, que se pudiera afirmar que sino del valor redentor y apostólico del do-
“la santificación forma una sola cosa con el lor cuando se une a la cruz de Cristo. “Si el
apostolado” (ECP, 145), hasta sostener que grano de trigo no muere queda infecundo.
la vida interior puede medirse por el celo – ¿No quieres ser grano de trigo, morir por
apostólico que se posee, pues éste deno- la mortificación, y dar espigas bien grana-
ta el grado de identificación con la misión das? – ¡Qué Jesús bendiga tu trigal!” (C,
redentora de Cristo: “el afán de apostolado 199). “¿La Cruz sobre tu pecho?… – Bien.
es la manifestación exacta, adecuada, ne- Pero… la Cruz sobre tus hombros, la Cruz
cesaria, de la vida interior. Cuando se pa- en tu carne, la Cruz en tu inteligencia. –Así
ladea el amor de Dios se siente el peso de vivirás por Cristo, con Cristo y en Cristo:
las almas. No cabe disociar la vida interior solamente así serás apóstol” (C, 929).
y el apostolado” (ECP, 122). El apostolado cristiano consiste en dar
La oración agudiza el deseo de co- a conocer el Evangelio y ayudar a vivirlo,
municar el objeto de su fe y de su amor, cualquiera que sea el punto de partida del
y aumenta esta fe y este amor. Fe en Dios interesado: ignorante, poco dispuesto, no
que quiere servirse de los cristianos como practicante o, por el contrario, ya avan-

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zado y deseoso de progresar en la fe. Se ducta cristiana: la vida interior y la forma-


apoya en la vida de oración y en la santi- ción doctrinal, el conocimiento profundo
dad personal de quien lo ejerce: es decir, de nuestra fe” (ECP, 8).
en la búsqueda de la santidad y el ejercicio De acuerdo con estas premisas se
de las virtudes cristianas. El ejemplo de entiende que san Josemaría definiera el
vida cristiana constituye un requisito bási- Opus Dei como una “gran catequesis” y
co para el apostolado, como lo pone de re- que viera en el deseo de promover la for-
lieve el resumen de la vida de Cristo que se mación doctrinal una “pasión dominante”.
encuentra al comienzo de los Hechos de Considerando, como muchos otros, que
los Apóstoles (1, 1), que a san Josemaría el primer enemigo de Cristo y de la Iglesia
le gustaba repetir: coepit facere et docere, es la ignorancia, san Josemaría suscitaba
empezó a hacer y a enseñar. Ejemplo, por constantemente formas diversas de este
supuesto, tanto en relación con las virtu- “apostolado de la doctrina” (cfr. S, 172). La
des que se refieren más específicamente a piedad es fundamentalmente una actitud
la vida social (justicia, lealtad) y las que las del corazón, una expresión del amor, y por
completan (educación, afabilidad), como tanto debe ser alimentada por el conoci-
en referencia al resto de las virtudes mora- miento, no sólo por medio de clases o de
les (templanza, fortaleza de ánimo). conferencias para un público numeroso,
Pero si la oración es el fundamento sino también en el ámbito del apostolado
de la actividad apostólica, es también su de cada uno con sus amigos.
término: “Haced de vuestros amigos al-
mas de oración”, es el consejo, la indica- 3. “Apostolado de amistad y confidencia”
ción que repitió en numerosas ocasiones. Una de las expresiones más habitua-
En una dedicatoria de una vida de Jesús les de san Josemaría a propósito del apos-
a uno de los primeros miembros del Opus tolado es la de “apostolado de amistad y
Dei, san Josemaría dejó escrito: “Que bus- confidencia”. Se refería esencialmente a
ques a Cristo: Que encuentres a Cristo: ese apostolado personal, sencillo y ordina-
Que ames a Cristo”. En el punto de Ca- rio, llevado a la práctica por cada bautiza-
mino que recoge esta anécdota, añade: do en su familia, en el ámbito profesional,
“–Son tres etapas clarísimas. ¿Has inten- en los diferentes círculos en los que se
tado, por lo menos, vivir la primera?” (C, desenvuelve; en suma, con todas aquellas
382). Se podría ver aquí una sucesión de personas con las que mantiene una rela-
los fines o etapas del apostolado cristiano: ción de amistad.
romper la indiferencia y espolear a la bús-
El vínculo que une este apostolado de
queda de Dios y de Jesucristo, transmitir
amistad y confidencia con las considera-
la doctrina, encaminar hacia la vida de pie-
ciones precedentes sobre la llamada uni-
dad. Y, como para cerrar el círculo, la for-
versal a la santidad, sobre la caridad y la
mación de nuevos apóstoles que a su vez
vida de oración, sobre el ejemplo o testi-
ayudarán a los que tengan a su alrededor a
monio y sobre las virtudes, está especial-
recorrer esas mismas etapas (cfr. C, 809). mente bien recogido en un punto de Con-
Junto a la vida de oración, ocupa pues versaciones: “Querer alcanzar la santidad
un lugar en el desarrollo del apostolado la –a pesar de los errores y de las miserias
formación doctrinal, es decir, el deseo de personales, que durarán mientras viva-
formarse en la fe con la profundidad que a mos– significa esforzarse, con la gracia de
cada uno le sea dado alcanzar. “¿Y cuáles Dios, en vivir la caridad, plenitud de la ley
son los medios principales para lograr que y vínculo de la perfección. La caridad no
la vocación se afiance? Te señalaré hoy es algo abstracto; quiere decir entrega real
dos, que son como ejes vivos de la con- y total al servicio de Dios y de todos los

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hombres; de ese Dios, que nos habla en que siente” (San Jerónimo, Cartas, 81, 1).
el silencio de la oración y en el rumor del Toda manifestación de caridad con el pró-
mundo; de esos hombres, cuya existencia jimo es ya, en este sentido, apostolado: “El
se entrecruza con la nuestra. Viviendo la deber de la fraternidad, con todas las al-
caridad –el Amor– se viven todas las vir- mas, hará que ejercites el “apostolado de
tudes humanas y sobrenaturales del cris- las cosas pequeñas”, sin que lo noten: con
tiano, que forman una unidad y que no se afán de servicio, de modo que el camino
pueden reducir a enumeraciones exhausti-
se les muestre amable” (S, 737).
vas. La caridad exige que se viva la justicia,
la solidaridad, la responsabilidad familiar y Según san Josemaría, la amistad per-
social, la pobreza, la alegría, la castidad, la sonal lleva naturalmente a la confidencia,
amistad... Se ve en seguida que la práctica a la puesta en común de las alegrías y de
de estas virtudes lleva al apostolado. Es las penas, y a la posibilidad de meterse sin
más: es ya apostolado. Porque, al procurar violencia en la intimidad del amigo: “Esas
vivir así en medio del trabajo diario, la con- palabras, deslizadas tan a tiempo en el
ducta cristiana se hace buen ejemplo, tes- oído del amigo que vacila; aquella conver-
timonio, ayuda concreta y eficaz; se apren- sación orientadora, que supiste provocar
de a seguir las huellas de Cristo que coepit oportunamente; y el consejo profesional,
facere et docere (Hch 1, 1), que empezó a que mejora su labor universitaria; y la dis-
hacer y a enseñar, uniendo al ejemplo la creta indiscreción, que te hace sugerirle
palabra. Por eso he llamado a este trabajo,
insospechados horizontes de celo... Todo
desde hace cuarenta años, apostolado de
eso es «apostolado de la confidencia»” (C,
amistad y de confidencia” (CONV, 62).
973). En la confidencia, recibida o hecha,
La amistad es una virtud y un gran el cristiano ejerce el apostolado del Señor,
bien en sí misma (el mayor de los bienes de haciendo las veces de su intermediario:
los hombres, según Dante), y para el cris-
“Cuando te hablo de «apostolado de amis-
tiano la amistad es caridad. Entre la pasión
tad», me refiero a amistad «personal», sa-
y el eros, cuyo objeto es un único ser, y el
crificada, sincera: de tú a tú, de corazón a
ágape, que se extiende a todos los hom-
bres, ha podido parecer que la philia, la corazón” (S, 191).
amistad, ocupaba un espacio intermedio: Es en el marco de la confidencia don-
más amplio que la pasión, más restringido de un amigo, además de mover a esa con-
a un pequeño número, esos “otros yo” que versión que solamente el Espíritu Santo
son necesarios para la vida lograda según realiza en las almas, puede proporcionar
Aristóteles. Pero la amistad cristiana ha de una formación personalizada y llevar por el
participar de la extensión universal de la camino de la santidad a cualquier alma: “El
caridad, sin dejar de ser amistad, afecto, apostolado cristiano –y me refiero ahora en
comunidad de objetivos y de preocupa- concreto al de un cristiano corriente, al del
ciones. No se funda necesariamente sobre
hombre o la mujer que vive siendo uno más
la base natural de singularidades entrela-
entre sus iguales– es una gran catequesis,
zadas, ya que la visión de fe, que permite
en la que, a través del trato personal, de
considerar a cada hombre como un herma-
no en Cristo, y el mandamiento del amor una amistad leal y auténtica, se despierta
llevan a buscar la amistad del mayor nú- en los demás el hambre de Dios y se les
mero posible de personas, a hacerse “todo ayuda a descubrir horizontes nuevos: con
para todos, para salvar a todos” (1 Co 9, naturalidad, con sencillez he dicho, con el
19-22). Sin instrumentalización, el aposto- ejemplo de una fe bien vivida, con la pa-
lado es la plenitud de la amistad, porque labra amable pero llena de la fuerza de la
“la verdadera amistad no debe ocultar lo verdad divina” (ECP, 149).

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4. “Santificar a los demás con el traba- lo demás, no es el mero rendimiento profe-


jo”. El ámbito del apostolado personal sional o en los estudios, que debe ser es-
El apostolado personal de amistad y timado, lo que hace del trabajo el ámbito
confidencia se desarrolla en todas las cir- natural del apostolado, sino la práctica de
cunstancias, pero principalmente en el ám- las virtudes cristianas, la alegría, la cohe-
bito de la vida ordinaria del cristiano: en el rencia entre las obras y la fe profesada. Así
de su familia y en el de su profesión. Para escribe: “Ojalá fuera tal tu compostura y
san Josemaría, esta es una enseñanza de tu conversación que todos pudieran decir
raigambre evangélica: “Lo que a ti te ma- al verte o al oírte hablar: éste lee la vida
ravilla a mí me parece razonable. –¿Que te de Jesucristo” (C, 2). Y también: “Sólo te
ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu preocupas de edificar tu cultura. –Y es pre-
profesión? Así buscó a los primeros: a Pe- ciso edificar tu alma. –Así trabajarás como
dro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a debes, por Cristo: para que Él reine en el
las redes: a Mateo, sentado en el banco de mundo hace falta que haya quienes, con
los recaudadores... Y, ¡asómbrate!, a Pa- la vista en el cielo, se dediquen prestigio-
blo, en su afán de acabar con la semilla de samente a todas las actividades humanas,
los cristianos” (C, 799). y, desde ellas, ejerciten calladamente –y
eficazmente– un apostolado de carácter
El trabajo profesional –o el oficio o
profesional” (C, 347).
profesión que cada uno desarrolle, tam-
bién para una madre de familia la adminis- En ese contexto “el apostolado resulta
tración doméstica de su hogar, o el estudio connatural: no es algo añadido, yuxtapues-
durante la época escolar o universitaria– to, externo a su actividad diaria, a su ocu-
constituye una ocupación que llena gran pación profesional (...). El apostolado es
parte de la vida y en la cual o por la cual como la respiración del cristiano: no puede
el cristiano debe esforzarse en “santificar vivir un hijo de Dios, sin ese latir espiritual”
a los demás”, santificándose a sí mismo y (ECP, 122). Y eso no sólo en el ambiente
santificando su trabajo. “El apostolado (...) de trabajo, sino en general: la familia, las
no es algo diverso de la tarea de todos los relaciones establecidas en el entorno de la
días: se confunde con ese mismo trabajo, vida asociativa, de las responsabilidades
convertido en ocasión de un encuentro públicas, del deporte o del tiempo de ocio,
personal con Cristo. En esa labor, al es- son igualmente circunstancias naturales
forzarnos codo con codo en los mismos del apostolado personal. Realizado en me-
afanes con nuestros compañeros, con dio del mundo, basándose en la amistad,
nuestros amigos, con nuestros parientes, y comenzando por las relaciones surgidas
podremos ayudarles a llegar a Cristo” (AD, en la vida ordinaria, ese apostolado es
264). De ahí una de las expresiones más auténtico, no es llamativo, sino impreg-
conocidas de san Josemaría: “santificar nado de naturalidad: “Quieres ser mártir.
el propio trabajo, santificarse en su traba- –Yo te pondré un martirio al alcance de la
jo, y santificar a los demás con el trabajo” mano: ser apóstol y no llamarte apóstol,
(CONV, 55). ser misionero –con misión– y no llamarte
El prestigio profesional adquirido en el misionero, ser hombre de Dios y parecer
plano humano inspira con frecuencia entre hombre de mundo: ¡pasar oculto!” (C, 848;
los colegas y los compañeros de trabajo cfr. C, 648).
esa confianza que facilita la iniciativa apos- El capítulo “El apostolado” de Cami-
tólica. La cumplida realización de las tareas no completa la exposición de los amplios
se convierte así en “anzuelo de pescador campos de apostolado que se les ofrecen
de hombres” (C, 372), cuya necesidad no a los cristianos, señalando al efecto va-
ha cesado de recordar san Josemaría. Por rias ocasiones propicias. San Josemaría

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APOSTOLADO

se refiere así al apostolado epistolar (cfr. el propio apóstol (a modo de lecciones de


C, 976-977); al apostolado “del almuerzo” humildad, de corrección o de caridad): “No
(“Es la vieja hospitalidad de los Patriarcas, admitas el desaliento en tu apostolado. No
con el calor fraternal de Betania. –Cuando fracasaste, como tampoco Cristo fracasó
se ejercita, parece que se entrevé a Jesús, en la Cruz” (VC, XIII Estación).
que preside, como en casa de Lázaro”, C, Damos un paso más: “La sola presen-
974); al apostolado de la diversión (cfr. C, cia no basta”, dijo en más de una ocasión.
975); al apostolado de no dar (cfr. C, 979), No basta con estar, ni siquiera con un estar
para estimular la generosidad de cada uno que pueda servir de ejemplo. El cristiano
y la misma justicia, sin dar lugar a la menor debe hablar, haciéndose eco de san Pablo:
forma de “mercadeo” apostólico. Y, refi- “¿Pero cómo invocarán a Aquél en quien
riéndose a la necesaria formación doctrinal no creyeron? ¿O cómo creerán, si no oye-
de las almas, hablaba también de “aposto- ron hablar de él? ¿Y cómo oirán sin alguien
lado de la inteligencia”: “«Venite post me, que predique? ¿Y cómo predicarán, si no
et faciam vos fieri piscatores hominum” hay enviados?” (Rm 10, 14-15). Y esto a
–venid detrás de mí, y os haré pescado- pesar de los eventuales fracasos, ya sea
res de hombres. –No sin misterio emplea en el apostolado ad fidem o en el intento
el Señor estas palabras: a los hombres – de calentar corazones enfriados en la fe. El
como a los peces– hay que cogerlos por la modelo viene dado por Cristo y su conver-
cabeza. ¡Qué hondura evangélica tiene el sación con los peregrinos de Emaús: les
“apostolado de la inteligencia»!” (C, 978). da el valor y la audacia en la fe, los vuelve
capaces de creer y de predicar la Buena
5. “Vibración apostólica” Nueva: “«Nonne cor nostrum ardens erat
Entre los obstáculos, de cara al apos- in nobis, dum loqueretur in via?» –¿Aca-
tolado personal, reconocibles y particu- so nuestro corazón no ardía en nosotros
larmente reconocidos por san Josemaría, cuando nos hablaba en el camino? Estas
figuran los “respetos humanos”, la falsa palabras de los discípulos de Emaús de-
vergüenza para hablar de Dios. Esta ver- bían salir espontáneas, si eres apóstol, de
güenza es paradójica, ya que lo que se labios de tus compañeros de profesión,
teme mostrar, los temas que se teme abor- después de encontrarte a ti en el camino
dar, no tienen nada de “vergonzosos”, y de su vida” (C, 917).
también porque, en cambio, se actúa, en En suma, los obstáculos se reducen a
ocasiones, con falta de vergüenza o de falta de fe, de una fe viva, de una fe que
pudor en numerosos asuntos que debe- desemboca en visión sobrenatural y que
rían avergonzar. San Josemaría lo denun- se traduce, por lo que se refiere al aposto-
ció siempre: “Hay un obstáculo real para lado, en audacia, o lo que es lo mismo, en
el apostolado: el falso respeto, el temor a una desvergüenza a la que san Josemaría
tocar temas espirituales, porque se sos- calificó de “santa” para evitar toda ambi-
pecha que una conversación así no caerá güedad: “Ríete del ridículo. –Desprecia el
bien en determinados ambientes, porque qué dirán. Ve y siente a Dios en ti mismo y
existe el riesgo de herir susceptibilidades” en lo que te rodea. Así acabarás por con-
(ECP, 175). seguir la santa desvergüenza que precisas,
También los fracasos pueden enfriar el ¡oh paradoja!, para vivir con delicadeza de
afán apostólico, si bien san Josemaría deja caballero cristiano” (C, 390).
claro que cuando se ha actuado con recti- Un concepto original subrayado por
tud de intención, son fracasos solo aparen- san Josemaría para significar el estado
tes. Pueden incluso ser victorias a largo pla- de espíritu y de gracia que debe tener el
zo y, en todo caso, son siempre útiles para apóstol es el de “vibración apostólica”:

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APOSTOLADO AD FIDEM

una disposición siempre presente para en- en la vida ordinaria, en medio de los anhe-
tablar conversación, para orientarla, o sim- los y los desafíos que plantean el mundo y
plemente para actuar de una manera o de la historia, con una labor que puede, sobre
otra con el fin de acercar las almas a Dios. todo en algunas ocasiones, ser lenta, pero
El término de “vibración” evoca a la vez que posee siempre gran alcance: “Eres,
una actividad constante y continua, y una entre los tuyos –alma de apóstol–, la piedra
transmisión inmediata del estado vibrato- caída en el lago. –Produce, con tu ejem-
rio sin otra causa que dicho estado en sí plo y tu palabra un primer círculo... y éste,
mismo y la puesta en contacto de objetos otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.
(de personas) aptos para recibirlo. El res- ¿Comprendes ahora la grandeza de tu mi-
peto humano es con frecuencia una “falta sión?” (C, 831).
de vibración”: “Te falta «vibración». –Esa
es la causa de que arrastres a tan pocos. Voces relacionadas: Actividad del Opus Dei;
–Parece como si no estuvieras muy per- Amistad; Ejemplo, Apostolado del.
suadido de lo que ganas al dejar por Cristo
esas cosas de la tierra. Compara: ¡el ciento Bibliografía: AD, 1-22, 222-237; C, 929-959,
por uno y la vida eterna! –¿Te parece pe- 960-999; CONV, 1-23, 58-72; S, 34-51; Luis
queño el «negocio»?” (C, 791). Alonso, “La vocación apostólica del cristiano en
la enseñanza de Mons. Escrivá de Balaguer”, en
Confiando, es decir teniendo fe, en la
Pedro Rodríguez - Pío G. Alves de Sousa - José
misión encomendada por Cristo a sus dis- Manuel Zumaquero (dirs.), Mons. Josemaría Es-
cípulos, y en la elección que hizo de ellos crivá de Balaguer y el Opus Dei. En el 50 ani-
(“no me habéis elegido vosotros a mí, sino versario de su fundación, Pamplona, EUNSA,
que yo os he elegido a vosotros, y os he 19852; José Luis Illanes, La santificación del
destinado para que vayáis y deis fruto, y trabajo. El trabajo en la historia de la espiritua-
vuestro fruto permanezca”, Jn 15, 16), el lidad, Madrid, Palabra, 200110 rev. y act.; Paul
cristiano no puede privarse de practicar O’Callaghan, “The inseparability of holiness and
apostolate. The christian, «alter Christus, ipse
este apostolado personal de amistad y
Christus», in the writings of blessed Josemaría
confidencia, de testimonio, de sobreabun-
Escrivá”, AnTh, 16 (2002), pp. 135-164; Álvaro
dancia de su vida interior, mandato impe- del Portillo, Una vida para Dios. Reflexiones en
rativo del Señor: “«Id, predicad el Evange- torno a la figura de Monseñor Josemaría Escrivá
lio... Yo estaré con vosotros...» –Esto ha de Balaguer. Discursos, Homilías y otros escri-
dicho Jesús... y te lo ha dicho a ti” (C, 904). tos, Madrid, Rialp, 1992.
Prolongación y profundización de la Cyrille MICHON
vida de trabajo, del trato personal en el
seno de la familia y de la sociedad, “el
apostolado cristiano –y me refiero ahora en
concreto al de un cristiano corriente, al del APOSTOLADO AD FIDEM
hombre o la mujer que vive siendo uno más
1. Alcance y sentido de la expresión. 2. As-
entre sus iguales– es una gran catequesis,
pectos históricos. 3. Características gene-
en la que, a través del trato personal, de rales.
una amistad leal y auténtica, se despierta
en los demás el hambre de Dios y se les San Josemaría concedió una gran
ayuda a descubrir horizontes nuevos: con importancia a la relación con los no cris-
naturalidad, con sencillez he dicho, con el tianos, o con los cristianos no católicos,
ejemplo de una fe bien vivida, con la pa- o con los católicos alejados de la Iglesia.
labra amable pero llena de la fuerza de la Respetando siempre sus creencias y su
verdad divina” (ECP, 149). San Josemaría libertad, aspiró a la vez a atraerlos hacia
invita, en suma, a un apostolado realizado la plenitud de la verdad. A este campo

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