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HTP y KFD 

House-Tree-Person y Kinetic Family Drawing de Louis Corman 

Los trazos de todos los dibujos comenzaron con líneas no continuas y suaves. Este trazo
hipertónico y “lento” es indicador de inseguridad, falta de decisión y sensación de fragilidad.
Después los fue remarcando, algunas áreas con más énfasis que otras y en el que trazó con más
firmeza fue en el dibujo de la casa (aquí se representa el papel de su propia forma de vida, los
vínculos afectivos que le unen a su familia y también su relación con el mundo exterior). Este trazo
hipertónico refiere una forma de descarga de la agresión. El mismo se observa más en los límites o
contornos de las figuras que dibujó, interpretándose como una necesidad de protegerse del
ambiente que lo rodea y diferenciarse del mismo.
La posición de la figura del árbol y la casa están al centro con tendencia a la izquierda.
Puede ser interpretado como una necesidad de independencia, pero dentro de un ambiente en el
cual se sienta protegido. También una sujeción al pasado, al ayer, a las figuras paternas y lo que
representan. Se observa igual en el dibujo de la familia (KFD). La posición de la persona está
centrada hacia la derecha, mostrando deseos de voluntad y disciplina, a la vez que obstinación.
Particularmente porque está jugando fútbol y con el balón de ese lado, cerca de la portería (más
adelante se explica el tema del dibujo). Esta figura está rodeada por el campo, el sombreado en el
borde superior es más pasto, así como el contorno de los bordes. Esto suma a la interpretación del
árbol y la casa: estar en un ambiente en el que se sienta contenido. No bastó dibujar el suelo, que
brinda sustento, fue necesario que toda la hoja simbolizara el piso. 
El tamaño del árbol es grande, indicando una exaltación del ego en relación a una
infravaloración del medio ambiente o necesidad de expandirse por lo mismo. También, una
tendencia a la fantasía. El tamaño de la persona es pequeño, indicando una sobrevaloración del
medio ambiente en contraste con un yo poco valorado, introversión, posible ocultamiento o pasar
desapercibido por el medio ambiente, y una reacción sumisa. Esto se interpreta como un
repertorio conductual de sumisión o de empoderamiento/desacato, dependiendo de las personas
que lo rodean y cómo valora el ambiente. Sea cual sea la conducta, debajo de la misma existen
sentimientos de inferioridad, incapacidad o vulnerabilidad frente a su medio. 
El rostro del sol en el dibujo del árbol, él y su papá en KFD y en la figura humana, denotan
una sonrisa forzada, con línea amplia tornada hacia arriba, queriendo agradar o tener una simpatía
forzada; buscando tal vez aprobación o un afecto inapropiado. La boca enfatizada en él mismo en
KFD manifiesta ser agresivo verbalmente y con tendencia a irritarse fácilmente (recordemos que él
se encuentra a lado de su papá). Cuando el mentón se borra o se acentúa, manifiesta una fuerte
tendencia a ser socialmente poderoso, agresivo y dominante (acentuada en la persona y borrada
en su papá). El pelo se relaciona con la sexualidad, en la persona (donde se dibujó a él mismo) sí
tiene, sin embargo, en KFD, ninguno de los integrantes tiene pelo. Existe la hipótesis de que hay
algún conflicto en la identificación con su papá u alguna otra área de su sexualidad que sería
importante indagar. También porque hay signos de agresividad, por lo cual descartar algún abuso
sexual sería importante. Esta hipótesis se fortalece porque el área genital en KFD de Isidoro,
prácticamente no está. Otro indicador de conflictos sexuales. 
En el dibujo que más se llevó tiempo fue en el de la casa, tardando 30 minutos. En este, él
expresó al final de hacerlo, que se le venían muchos pensamientos en relación a sus hijos quienes
viven en Estados Unidos. Con nostalgia y llanto expresó lo mucho que los extraña. Sin embargo, al
haber un solo niño jugando en el jardín en el cuadrante izquierdo (el cual simboliza la vida pasada
e infancia) y por otros elementos que se explican más adelante se hipotetiza que la proyección era
sobre sí mismo, su infancia y seno familiar.
Comenzó dibujando el techo (símbolo del mundo de la fantasía, las ideas, cómo concibe el
mundo, el espíritu y la moral) y al ser más grande en proporción a la casa, indica un temperamento
o personalidad idealista, soñadora o con poco contacto con la realidad. Se observa también, en
que tiene tejas y es muy elaborado, su personalidad creadora, racional, con gusto por el mundo
del pensamiento e ideales. El mismo, al ser muy ancho, sugiere problemas en su familia nuclear;
una sensación de estar oprimido por conflictos o a causa de que los padres sean demasiado
exigentes o severos.
En el árbol, el techo se asemeja a la copa (el follaje y las ramas). También es símbolo del
“Super-yo”. Al estar completamente sombreada, indica que está bloqueado por un fuerte estado
angustioso. Puede interpretarse tanto en relación con sus padres de familia como su propia
mente. La copa en ramadas hacia abajo, péndulas y caídas refleja sentimientos de soledad,
abandono y frustración.  Al tener también forma de larva, se supone cierto grado de infantilismo,
inmadurez o necesidad de apoyo que asegure sus decisiones y acciones. La forma de las ramas (las
cuales arrojan información acerca de la modalidad de sus relaciones interpersonales), caída
también, indica un sentimiento de falta de libertad, opresión, decaimiento y falta de motivación
interna. 
En la casa, las ventanas fungen como las ramas y los brazos en la figura humana. Éstas
están mal alineadas, indicadoras de impulsividad, inseguridad, falta de motivación, problemas de
aprendizaje y organización, poco interés en la relación social o ésta se produce de forma
inadecuada (agresividad, falta de empatía, etc.). Al igual que las ramas, que no tienen los
contornos bien definidos, que puede también simbolizar poca claridad en su manera de
relacionarse ya que no hay límites o roles correctamente establecidos. Las ventanas están cerradas
como la puerta, signo de introversión, evasión del exterior y necesidad de proteger su intimidad o
protegerse de sus propios miedos.
Los brazos en los dibujos humanos, tienen relación con el desarrollo del yo y la adaptación.
La dirección de las líneas de estos se relaciona con el grado de espontaneidad en sus relaciones
interpersonales con las personas que lo rodean. Al ser extendidos, indica agresión, pero también,
al ser grandes, particularmente el brazo izquierdo en la persona humana (izquierda es el área del
pasado), sugiere necesidad de protección. Simbólicamente, Isidoro necesitaba ser protegido en su
niñez. Los brazos de la persona en el dibujo de la casa, están doblados, indicando una actitud
hostil y sentimientos de rechazo (otra vez, en su infancia). Las manos en KFD del paciente, no
están bien definidas. Sugiere pobre adaptación en la relación con su padre y no saber cómo
relacionarse con él. Además, están en forma de manoplas, signo de represión agresiva. Sus dedos
cortos y redondos indican poca habilidad manual. En la escena donde se encuentra en KFD
(ayudando a su padre en el campo) necesita sus dedos para poder tomar las semillas y
herramientas, aun así, no están presentes. Puede significar sentimientos de incompetencia frente
a su padre o frente al trabajo que hace con su padre.
Las paredes representan la fortaleza del yo, es decir cómo se sostiene a sí mismo frente a
las adversidades y se diferencia del mundo. La de lado derecho está contorneada por una línea
chueca o torcida, representando fragilidad posiblemente por carencias afectivas. Llama la atención
que esta misma pared es más alta que la izquierda. Recordemos que el cuadrante derecho
simboliza la vida por venir o más próxima. Pudiera ser que hay y habrá una lucha con el medio
externo como forma de sobrevivir, por lo que es necesario tener más fuerza (o más altura
simbólicamente) ya que en la infancia experimentó opresión, impotencia, agobio, malestar e
inseguridad en su entorno más cercano, por ende, mayor introversión. Además, las paredes, como
el techo, están sumamente remarcadas y sombreadas, dando la impresión que experimenta una
insatisfacción y ansiedad con su autopercepción de fortaleza y manera de marcar su límite con
otras personas. 
El tronco en el árbol tiene la misma función que las paredes, además de representar el
nivel de estabilidad emocional y el grado de autoevaluación. Psicoanalíticamente es el “Yo” de la
personalidad. La corteza manchada indica que el sujeto ha experimentado mucho sufrimiento en
su vida: traumas, angustia, falta de claridad y visión hacia adelante. Una visión negativa del futuro
basada en un pasado doloroso y traumático que no le permite tener razones con esperanza.  La
forma irregular del mismo está presente en sujetos vulnerables y fragilidad para “estar de pie con
seguridad”, con ciertos conflictos, inhibición y dificultades en la adaptación. También se
encuentran estos contornos en personas obstinadas con carácter difícil.
El órgano de la comunicación social son los ojos. También sirven para prevenir al individuo
de los elementos amenazantes que le rodean. En la figura humana, carecen de pupilas, es decir
están blancos o vacíos. Esto indica introversión, inmadurez emocional o no querer mirar lo que
hay delante. Es propio de las personas que han sufrido maltrato. También en el sol dibujado arriba
del árbol. Algunos autores interpretan el sol como la figura paterna. Por lo que sus ojos así
pudieran significar que mira a su padre con problemas de egocentrismo o que él mismo los tiene.
La presencia del sol en dos dibujos y la luna en el de la casa, sugiere un reclamo hacia la
presencia del padre para ocuparse de su familia: que el padre ocupe el rol en la familia que le
corresponde. Este mismo tiene un rostro dibujado muy infantil, de una cara feliz. Aquí se observa
la ambivalencia que representa su padre para él: ausencia y a la vez mirando (pero con ojos vacíos
o con ojos bizcos), con aparente felicidad, lo que sucede. Sin embargo ambos están sombreados,
lo que expresa una insatisfacción consciente hacia él y cómo es figura de ansiedad para el sujeto.
Los rayos que le rodean en el dibujo de la casa son como picos y están trazados vigorosamente,
representando una figura agresiva y/o una descarga de agresividad por parte de Isidoro hacia su
padre.
La chimenea es un elemento en el que se proyecta la calidez, afecto y recogimiento en las
relaciones familiares. Un ambiente tranquilo y acogedor. Sin embargo, la que ha dibujado el
paciente es muy angosta y pareciera más una válvula de escape de un tren, que una chimenea.
Esto también porque el humo es denso y se observa como si saliera disparado hacia arriba, en
forma de rayón. Además que antes de sombrearlo o mancharlo con su dedo como técnica de
dibujo, hizo rayas verticales. Este tipo de humo indica tensión, problemas en el ámbito familiar y el
deseo inconsciente de canalizar esa energía negativa y desprenderse de ella lanzándola al exterior.
El jardín de la casa refleja el gusto por los espacios abiertos, las actividades al aire libre y la
naturaleza. Es propio en individuos extrovertidos, sensibles y abiertos a los demás.
Contrariamente, ha dibujado unas plantas al frente que dan la impresión de fungir como una
marca de territorio, con puntas en forma de picos y trazos vigorosos. Otro símbolo de agresión
hacia las personas que quisieran entrar “a la casa” o a su intimidad. Es curioso cómo, a pesar de
tanto esfuerzo en el dibujo por mantener la casa protegida o cerrada al exterior, deja entrever los
focos de la sala, las luces. La luz es símbolo de claridad y esperanza. Es como si Isidoro mantuviera
la esperanza de poder abrirse al exterior y dejar la actitud tan defensiva que aparentemente
posee.
Las piedras dibujadas en el camino o los ladrillos con los que está hecho, son una muestra
de los obstáculos o problemas que se encuentran en la salida de la casa hacia el exterior, la
dificultad para salir del hogar o núcleo familiar al mundo. El camino es una mezcla entre ondulado
y lineal. Esto indica un carácter intermedio entre exigente y abierto, una mayor tendencia a buscar
sus propias soluciones antes que se las impongan. Por el lado positivo, curiosidad y capacidad de
exploración, gusto por los detalles e inteligencia selectiva. 
Las raíces  simbolizan el mundo inconsciente y de los impulsos, el “ello”. Al ser de un solo
trazo podría indicar una actitud infantil ante aquello oculto para él o aquello que reprime. Se dejan
entrever con el sombreado que hizo en el piso aunque la intención fue enterrarlas. Esto puede
mostrar cierto criterio de realidad ya que las raíces están debajo de la tierra, naturalmente.
Aunque igual puede sugerir más represión inconsciente, mostrando sólo una parte de sí mismo. Y
deseando conscientemente mostrar a otros lo que él desea, ocultando lo demás. Similar a las luces
que dejó entrever en la casa, decide mostrar “la luz”.
El suelo en todos los dibujos indica la línea de base, de sustentación. En el árbol, separa lo
inconsciente de lo consciente. El mismo se encuentra sobre suelo sinuoso y manchado,
sombreado. Puede existir un sentimiento y actitud de ambivalencia entre la autoprotección (o
defensa) y la receptividad (o apertura). Entre las rayas dibujadas del suelo, puede mirarse como un
suelo seriado, un indicador más de impulsividad. Al estar tan sombreado se vuelve a inferir que
presenta ansiedad, angustia y/o depresión. Estando también desordenado o entrecruzado, sugiere
descontento e inconformidad.
Refiere que los rayos que dibujó son de una tormenta que se avecina. Ella es la
escenificación del temor o miedo a situaciones que puedan venir. Se interpreta como un estado de
ansiedad en su infancia, donde se anticipaba a situaciones amenazantes. Isidoro comentaba que
están el sol y la luna porque está a punto de anochecer por lo que es el momento en el que
alcanzan a verse ambos astros. Él contaba que la casa se llamaba “La Casa de Isidoro, La Casa de
Campo” y que en ella vive una pareja con su hijo. 
Es el niño quien juega en el jardín con su papalote. Explicaba que mientras es de día, la
casa está feliz, pero al anochecer, se entristece. Ya que ya no puede jugar más en el jardín y es por
la noche cuando vuelve el padre de trabajar y todos van a cenar. Se hipotetiza que sus
circunstancias de vida no le permitían jugar, desarrollarse y ser un niño. Como si hubiera tenido
que madurar prematuramente o tomar roles de adulto que no le correspondían. No hizo
referencia sobre la madre, si estaba dentro de la casa o fuera, simplemente permite ver la
ausencia de ella mientras el niño juega solo en el jardín, sin supervisión alguna. Puede ser que así
haya sido infancia en relación con el estilo de crianza de sus padres.
Respecto a la historia del árbol, el paciente comentó que su nombre era “El Árbol de la
Historia”, ya que había visto pasar a mucha gente frente a él. Hizo especial énfasis en: parejas.
Dibujó una pareja debajo de las ramas, sentadas en una banca. Decía que el árbol, aunque parecía
que no, sí estaba vivo. Se observaba seco pero por estar en la estación que estamos (otoño-
invierno) además de ser un árbol viejo, de más de cientos de años. Él decía que los ancianos
también se ven deteriorados, con muchos años encima, pero no por eso están menos vivos o
tristes. Este árbol estaba feliz. 
Es importante resaltar que Isidoro decía que el árbol estaba en un cementerio. Uno
americano (pues él vivió en Los ángeles). En la pareja proyectó a él y a su ex esposa mientras vivió
en Estados Unidos, pues solían ir al cementerio a visitar a la abuela de sus hijos. Comenta que le
gustaba pasar el tiempo ahí, pues todo era muy tranquilo y silencioso. Aunque refiere que sí
estaba vivo el árbol, hay que considerar los elementos de muerte en el dibujo: seco, sin frutos ni
hojas, en un cementerio y muy viejo. El tipo de árboles muertos puede encontrarse en sujetos
depresivos que no logran adaptarse adecuadamente, tal vez con ideas suicidas o conductas
suicidas. Agregar paisajes o en este caso, el sol y la banca, es indicador de evasividad. Esto es
propio en personas imaginativas, soñadoras, introvertidas.. donde su mundo interior escapa a
estos lugares inventados o soñados.
Como en la persona que plasmó: él jugando fútbol en una cancha. Disfrutando del partido
en donde lo que lo pone feliz es anotar un gol y lo que lo entristece, fallar un penal ya que lo
puede frustrar pues otros de su equipo estarían descontentos con aquello. Es interesante que las
porterías, simbolizando la meta según su narración, están fuertemente contorneadas,
interpretándose como posibilidad que le causa ansiedad seguir sus metas o es sumamente difícil
“anotar” o alcanzarlas. Mencionaba que le encanta jugar porque ahí se olvida de sus problemas y
del mundo. Se relaja. Otro signo de su necesidad de evadir su realidad y los problemas que lo
atañen. 

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