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QUIRÚRGICA
Octubre, 2020
AGRADECIMIENTO
para formar parte de ella y abierto las puertas para poder estudiar mi carrera. Así
de este proyecto. A cada uno de mis docentes que se esforzaron para que sus
DEDICATORIA
ha forjado como la persona que soy en la actualidad; la cual me formo con reglas
por el camino del bien, su presencia ha sido mi pilar en los momentos más
para seguir adelante es por esto y más que te doy este trabajo en ofrenda a tu
I. Introducción 1
1. Estados Hipertensivos 7
a. Preeclampsia 8
b. Eclampsia 11
b. Placenta previa 14
c. Ruptura uterina 16
d. Acretismo placentario 17
3. Emergencias ginecológicas 18
a. Torsión tubárica 19
b. Embarazo molar 20
a. Desproporción cefalopélvica 22
Nombre y apellido/Sello
I. INTRODUCCIÓN
1
En Honduras, una de las especialidades con más afluencia de pacientes, tanto en
hospitales de tercer nivel, como en centros de salud y el sector privado, es
Ginecología y Obstetricia. En lo que respecta a esta área, debemos señalar que,
dentro del contexto nacional, la tasa de mortalidad materna y la tasa de morbilidad
obstétrica son sumamente graves. De acuerdo a la Organización Mundial de la
Salud, se define como morbilidad obstétrica al resultado de complicaciones
relacionadas con el embarazo, parto y puerperio, de intervenciones, omisiones,
tratamiento incorrecto, o de una cadena de acontecimientos que resulta de
cualquiera de los anteriores. Por otro lado, se define a la mortalidad materna
como la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días
siguientes a la terminación del embarazo, independiente de la duración y el sitio
del embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o agravada por el
embarazo mismo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales.
La evidente relación entre estos dos conceptos, es que todo aquello que pueda
provocar morbilidad obstétrica, como una complicación, por ejemplo, puede tener
como consecuencia una muerte materna o fetal.
Toda esta problemática compleja acarrea consigo una serie de dificultades para
todo el proceso reproductivo, colocando en riesgo la vida de la madre y del feto,
puesto que no siempre es posible proveer una atención especializada para el
trascurso completo del embarazo. Es debido a esta clase de problemas, que
resulta de vital importancia identificar, prevenir y saber manejar todos aquellos
2
aspectos que puedan incidir en el desarrollo de comorbilidades, siendo las
complicaciones ginecoobstétricas, uno de los factores más contribuyentes.
3
Entre las indicaciones para la realización de la histerectomía obstétrica diversos
estudios reportan que más de las tres cuartas partes se deben a trastornos
placentarios y trastornos de la inercia uterina, entre los que se encuentran el
acretismo placentario o la placenta previa. Después de estas causas se
encuentran con menor frecuencia la rotura uterina, y la enfermedad trofoblástica.
4
OBJETIVOS
5
MATERIALES Y METODOS
6
II. MARCO REFERENCIAL
7
1. ESTADOS HIPERTENSIVOS
a. Preeclampsia
Existen algunos factores de riesgo que pueden predisponer a que una paciente
embarazada padezca de preeclampsia, el Colegio Estadounidense de Obstetras y
Ginecólogos nos enlista los más relevantes en sus guías para ginecoobstetras: 1.
Nuliparidad, 2. Gestaciones multifetales, 3. Preeclampsia en embarazo previo, 4.
Hipertensión crónica, 5. Diabetes gestacional, 6. Trombofilia, 7. Lupus eritematoso
sistémico, 8. Embarazo con IMC mayor de 30, 9. Síndrome de anticuerpos
antifosfolípidos, 10. Edad materna de 35 años o más y, 11. Enfermedad renal.2
Por definición, hablamos de preeclampsia cuando hay una presión arterial por
encima de 140/90mmHg asociado a proteinuria (más de 30 mg en muestra única o
más de 300mg en muestra de 24 horas el cual es diagnóstico de elección) por
encima de la semana 20 de gestación. Es un síndrome multisistémico con severidad
variable. Se caracteriza por una reducción en la perfusión sistémica generada por
8
vasoespasmo y activación de los sistemas de coagulación. Esto es debido a que
existe un defecto en la placentación y un fallo en la reorganización de las arterias
espirales lo que conlleva a liberación de factores tóxicos circulantes con disfunción
endotelial, vasoconstricción y estado de hipercoagulabilidad. Como resultado de este
procedimiento se produce hipertensión arterial, lesión glomerular con proteinuria,
trombocitopenia, hemolisis, isquemia hepática, e isquemia del sistema nervioso
central. La presencia de estos hallazgos, sirven para determinar la severidad de la
preeclampsia, en base a ciertos criterios que toman en consideración la presión
arterial mayor a 160/110mmHg en al menos 2 tomas con al menos 4 horas
diferencia, más dos de las siguientes manifestaciones: 1. Proteinuria mayor a 5g en
orina de 24 horas, 2. Creatinina sérica mayor a 1.2mg/dl, 3. Dolor epigástrico o de
hipocondrio derecho intenso y persistente, 4. Oliguria menor a 500ml en 24 horas 5.
Trombocitopenia por debajo de 100 mil, 6. Alteración en las pruebas de función
hepática con valores que doblan su nivel normal, 7. Trastornos visuales
caracterizados principalmente por fosfenos o la presencia de tinnitus o acufenos, 8.
Cefalea, y 9. Edema pulmonar.3
La vía por la cual debe interrumpirse el embarazo por otro lado, resulta una situación
de debate. De acuerdo a las guías para ginecoobstetras del Colegio Estadounidense
de Obstetras y Ginecólogos, el modo de parto en mujeres con preeclampsia (con o
sin datos de severidad) debe determinarse mediante consideraciones obstétricas de
rutina. El parto vaginal a menudo se puede lograr, sin embargo, en la preeclampsia
con datos de severidad esto es menos probable debido a la edad gestacional
decreciente en el momento del diagnóstico. La probabilidad de parto por cesárea en
menos de 28 semanas de gestación podría ser tan alta como 97.0%, y a las 28-32
semanas de gestación tan alta como 65.0%. Estas mismas guías sugieren que es
9
preferible dar prioridad al parto vaginal por sobre la cesárea, tanto para la
preeclampsia sin datos de severidad como la preeclampsia con datos de severidad,
debido que la inducción del trabajo de parto puede ser razonable y no resultar
perjudicial para los lactantes de bajo peso al nacer; no obstante, también consideran
que la decisión de realizar un parto por cesárea debe individualizarse, tomando como
base la naturaleza y progresión de la preeclampsia. 1
Una de sus complicaciones más graves, aunque menos frecuentes del Síndrome de
HELLP, es el hematoma subcapsular hepático con rotura hepática, el cual tiene una
incidencia del 1% de los casos de síndrome de HELLP. Sin embargo, la posibilidad
de recurrencia en embarazos posteriores oscila entre el 4.0 y 27.0%. La sospecha
clínica, el diagnóstico rápido y un tratamiento multidisciplinario son fundamentales
para mejorar la morbimortalidad de estas pacientes. El tratamiento abarca desde la
conducta expectante y seguimiento clínico, la embolización de las arterias hepáticas
o tratamiento quirúrgico en presencia de inestabilidad hemodinámica, persistencia de
10
sangrado o aumento del dolor. El tratamiento clásico se basa en el abordaje
quirúrgico de la rotura hepática. Pueden ser el empaquetamiento con gasas o la
ligadura de las arterias hepáticas, e incluso trasplante hepático. 5
b. Eclampsia
Este último dato, se asemeja a los valores manejados por el Colegio Estadounidense
de Obstetras y Ginecólogos, quienes, de acuerdo a un estudio publicado en 2019,
documentan que un 2.0 – 8.0% de las pacientes embarazadas se complican con un
trastorno hipertensivo.2
El inicio de los síntomas puede ser anteparto, intraparto o postparto si ocurre durante
el lapso de las primeras 4 semanas del puerperio. Los síntomas premonitorios de
eclampsia, y que nos pueden llevar a la sospecha de la misma, son la cefalea
occipital o frontal, visión borrosa, fotofobia, dolor epigástrico o en cuadrante superior
derecho abdominal y alteración del estado de conciencia. 7
12
Aproximadamente el 6.0% de muertes maternas son debidas a hemorragias de
la segunda mitad del embarazo, que producen hemorragias abundantes, shock
hipovolémico y alteraciones de la coagulación; también repercuten en la incidencia
de la morbimortalidad perinatal, pues es responsable de 15 a 20% de todas las
muertes perinatales debido al riesgo de hipoxia en el desprendimiento prematuro de
placenta previa normo inserta. Se debe hacer mención también, que la incidencia del
desprendimiento prematuro de placenta normo inserta varía entre 0.49% - 1.8%. 1
14
b. Placenta Previa
15
incluso ser necesario para las placentas previas marginales pues el borde inferior de
la placenta puede quedar descubierto conforme el cérvix dilata llevando a un
sangrado vaginal profuso. Tradicionalmente, una distancia de 2cm o menos del OCI
ha sido aceptada como el umbral para realizar una cesárea para prevenir la
hemorragia obstétrica resultante de la proximidad de la placenta al cérvix. Así mismo,
una cobertura del OCI de 2cm o más en cualquier momento del 3er trimestre es
altamente predictivo de la necesidad de cesárea y en general, cualquier grado de
cobertura del OCI después de las 35 semanas es indicación de cesárea. 10
c. Ruptura Uterina
Entre los factores que predisponen a una ruptura uterina, se encuentran la presencia
de cicatriz uterina previa, el parto espontáneo rápido, la estimulación excesiva con
oxitocina, la multiparidad con desproporción céfalo-pélvica, la situación transversa no
reconocida y el acretismo placentario.12
Se puede clasificar como incompleta cuando se trata de una rotura segmentaria, que
conserva el peritoneo visceral. Las membranas ovulares pueden estar íntegras o
16
rotas. No suele asociarse a hemorragia materna o complicaciones neonatales porque
el feto permanece en la cavidad uterina. 14
Por otro lado, cuando la rotura uterina es completa, se acompaña de la expulsión del
feto hacia la cavidad abdominal y un cuadro clínico caracterizado por el shock
hipovolémico y la muerte fetal, requiriendo intervención médica quirúrgica de
emergencia.12
d. Acretismo Placentario
17
La incidencia de los síndromes de acretismo placentario es de 1 en cada 533 partos
y ha aumentado 10 veces en los últimos 20 años, convirtiéndose actualmente en uno
de los problemas más serios de la obstetricia moderna. El aumento en la incidencia
de los síndromes de acretismo placentario se debe al uso indiscriminado que se le ha
dado a la cesárea como método de parto. La probabilidad de acretismo placentario
se relaciona directamente con la cirugía uterina previa. Por esta razón, los factores
de riesgo importantes más son el antecedente de placenta previa y el antecedente de
cesárea en embarazos anteriores. Otros factores de riesgo son la edad materna
avanzada y la multiparidad.10
En cuanto al manejo, las acciones deben estar orientadas a tomar en cuenta el grado
de invasión placentaria y la situación hemodinámica de la paciente. El tratamiento es
quirúrgico y su abordaje dependerá de los hallazgos encontrados en quirófano y
condiciones médicas asociadas, no obstante, la mayoría de casos termina
resolviéndose mediante histerectomía obstétrica. 17
Según los miembros de The Society for Maternal-Fetal Medicine (SMFM), cerca del
80% de los especialistas procedió con una histerectomía para el manejo de
acretismo placentario, contrario al 15.0-30.0% que mantuvo un manejo conservador.
La histerectomía peri-parto sigue siendo el tratamiento quirúrgico definitivo para todo
el espectro de desórdenes de placentación anómala, especialmente en sus formas
invasivas (invasión de vejiga, intestino, cérvix y parametrios). La edad gestacional de
interrupción exacta permanece en estudio, sin embargo, la recomendación actual es
entre las 35 - 36 semanas de gestación debido a que ha demostrado disminución
18
estadísticamente significativa en cesáreas de urgencias, lográndolo sin resultados
clínicos desfavorables para los neonatos.16
3. EMERGENCIAS GINECOLÓGICAS
a. Torsión Tubárica
19
El tratamiento y diagnóstico definitivo de la torsión aislada de trompa, se hace
mediante laparoscopia o laparotomía. Es dependiendo del estado en el que se
encuentre el conducto tubárico, lo que marcara la conducta quirúrgica a tomar. 19 Si el
tejido tubárico parece viable, se puede llevar a cabo una detorsión y fijación de la
trompa para prevenir una recurrencia. En cambio, si se encuentra una trompa
gangrenada y necrótica, se debe llevar a cabo una salpinguectomía, es decir, la
extirpación de la trompa de Falopio afectada. Además, ha de llevarse a cabo de
forma sistemática una fijación de la trompa contralateral, en especial en presencia de
factores de riesgo.18
b. Embarazo Molar
20
resultado, el material genético del espermatozoide se replica a sí mismo, el tejido
resultante es de origen completamente paternal, usualmente con un cariotipo 46XX. 20
Los dos factores de riesgo clínicos más importantes para desarrollar un embarazo
molar, son los extremos de edad reproductiva en las mujeres (<15 o >45 años) y el
antecedente de un embarazo molar previo. El riesgo en mujeres menores de 15 años
es hasta 20 veces mayor. Posteriormente, la incidencia vuelve a aumentar de forma
progresiva a los 35 años, con 5-10 veces más riesgo luego de los 45 años de
presentar mola, y un riesgo 200 veces mayor en mujeres con 50 años o más
respecto a mujeres entre los 20 y 35 años.21
a. Desproporción Cefalopélvica
Se habla de parto prolongado cuando hay una detención del trabajo de parto luego
de la aparición de contracciones uterinas intensas y vigorosas, sin progresión del feto
por causas mecánicas o dinámicas. Entre sus posibles etiologías, podemos
encontrar las distocias cervicales o de contracción, mala situación o presentación
fetal y, el tema que nos compete en este momento, la desproporción cefalopélvica. 1
22
Mientras que puede ser relativa en casos como una presentación de cara, posiciones
occipito-posterior y cabeza en deflexión.25
La incidencia del prolapso del cordón umbilical, se calcula entre el 0.1% y el 0,6% de
todos los partos.29 En contraste con estos datos, la incidencia del prolapso de cordón
umbilical es un poco más elevada en el contexto nacional. En un estudio llevado a
cabo en el año 2016 en el Hospital Mario Catarino Rivas, se evidenció que el 2.2%
de las pacientes embarazadas tuvo prolapso del cordón umbilical. 30 Cabe señalar que
este tipo de distocias se presentan con más frecuencia en situaciones transversas,
presentaciones podálicas, partos pretérminos, placenta previa parcial y maniobras
obstétricas, como la rotura de las membranas cuando la cabeza no apoya en el
estrecho superior.28
Otra causa que puede determinar una reducción del flujo de sangre materna a la
placenta es cuando la paciente se coloca en decúbito dorsal, por las modificaciones
de posición y forma que sufre el útero en los últimos meses de embarazo y que
durante la contracción pueden provocar la compresión de la aorta y/o las arterias
ilíacas contra la columna vertebral (Efecto Poseiro). El efecto Poseiro se puede
detectar clínicamente por la disminución de la amplitud del pulso femoral durante la
contracción uterina, y se puede suprimir en forma instantánea colocando a la
paciente en decúbito lateral. Existen también causas que determinan una alteración
en la circulación de sangre en el útero como ser las contracciones excesivas durante
el trabajo de parto o en partos prolongados.34
Por último, las alteraciones de la circulación del feto producen disminución del riego
sanguíneo, y son: circulares del cordón al cuello del feto, nudos verdaderos del
cordón umbilical, anemia fetal y hemorragias placentarias. 33
25
La incidencia de una asfixia fetal intraparto que genere una acidosis metabólica
significativa al momento del nacimiento es de aproximadamente un 20 a 25 por 1.000
nacidos vivos, o en otros números, es un 2.0% de los nacidos vivos. En muchos de
estos embarazos el feto presentó solo una asfixia leve sin disfunción o daño cerebral,
mientras que de 3 a 4 neonatos por 1.000 nacidos soportaron incidentes de asfixia
moderada o severa conllevando a encefalopatía neonatal y daño a otros órganos.
Dentro del segmento de asfixia severa 1 por 1.000 nacidos pueden tener daño
cerebral, corroborado como hallazgo neuropatológico postmorten (necropsia) a una
muerte fetal o neonatal precoz, o como deterioro cognitivo y/o motor en la evaluación
de un infante sobreviviente.35
El tratamiento del sufrimiento fetal agudo debe estar destinado a corregir las
alteraciones del intercambio fetomaterno para mejorar el aporte de oxígeno al feto a
la vez que se favorece la eliminación de catabolitos ácidos. Cuando el sufrimiento
fetal agudo persiste o sus causas no pueden corregirse, se debe extraer el feto por el
procedimiento que corresponda según las circunstancias, ya que el sufrimiento fetal
agudo representa un estado de shock. En lo posible, debería tratarse de reanimar al
feto in útero antes de extraerlo. Cuando los esfuerzos de reanimación intrauterina
son insatisfactorios para resolver la intolerancia fetal al trabajo de parto, el parto debe
realizarse en forma inmediata. Las opciones, que dependen de la situación clínica
comprenden el parto vaginal intraoperatorio o la cesárea. Si se opta por la cesárea,
se recomienda que el lapso entre la toma de decisión hasta la incisión sea menor de
30 minutos.34
26
III. CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES
27
1. La vía de resolución para un embarazo complicado con preeclampsia o
eclampsia, deberá ser individualizado para cada paciente, tomando en
consideración las indicaciones obstétricas y no a la patología como tal. En
situaciones donde las condiciones cervicales sean desfavorables por la
edad gestacional, pero se encuentre conservada la estabilidad
hemodinámica de la paciente, será preferible considerar la cesárea.
28
ruptura uterina. Esta tiene un manejo completamente quirúrgico, donde la
histerectomía total es el método de elección.
29
10. En el sufrimiento fetal agudo, cuando los esfuerzos de reanimación
intrauterina son insatisfactorios el parto debe realizarse en forma
inmediata. Si se decide optar por la cesárea como manejo, la
recomendación es que esta se efectué en menos de 30 minutos.
IV. BIBLIOGRAFÍA
30
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35
V. ANEXOS
36