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RAMA JUDICIAL

CORPORACION UNIVERSITARIA MINUTO


DE DIOS

FUNDAMENTOS DE DERECHO

RAMA JUDICIAL

JAHELYS EL PRADO
YURANIS ORTEGA
SHAILYN NAVARRO
EMILIO ARROYO
Rama Judicial

 La Rama Judicial se encarga de hacer cumplir las
leyes que hay en nuestro país, proteger los derechos
y decidir qué sucede con las personas y las
instituciones que no los cumplen. Buscamos que
nuestros funcionarios actúen en beneficio de los
derechos de los ciudadanos.
 Es la encargada hacer efectivos los derechos,
obligaciones, garantías y libertades consagradas en
la Constitución y en las leyes, con el fin de lograr y
mantener la convivencia social.
MISIÓN DE LA RAMA JUDICIAL

Impartir Justicia de la mejor manera para que haya una convivencia


pacífica y se resuelvan los conflictos o problemas, respetando la dignidad
del hombre, la diversidad racial y cultural, de acuerdo a la organización
de nuestro País.

VISIÓN DE LA RAMA JUDICIAL

Las instituciones de la Rama Judicial, esperan impartir justicia de manera


más rápida, tratando de que las faltas contra las leyes no queden sin
castigo y buscando evitar que se presenten problemas o conflictos
utilizando mejores herramientas.
ÉTICA Y JUSTICIA
Dos palabras muy importantes para poder cumplir con la misión de la Rama
Judicial son:

Ética: La ética es uno de los valores más importantes ya que busca que las
personas nos comportemos de acuerdo con las normas que nos rodean.

Justicia: La Justicia como valor busca la equidad, es decir la igualdad entre los
ciudadanos para que haya armonía en nuestra sociedad, esta igualdad se basa
en un conjunto de normas que permiten o prohíben que las personas y las
instituciones actúen de cierta forma.
RAMA JUDICIAL

CORTE CONSTITUCIONAL CONSEJO SUPERIOR DE


LA JUDICATURA

CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA FISCALIA GENERLA DE
LA NACION

CONSEJO DE ESTADO

JURISDICCIONES
ESPECIALES
La Corte Constitucional es una institución de la Rama Judicial del Poder Público
creada mediante la adopción de la Constitución de 1991 con el fin de guardar la
integridad y supremacía de la Carta Política. La Corte está integrada por nueve
magistrados, nombrados por el Senado de la República para períodos
individuales de ocho años de ternas enviadas por el Presidente de la República,
la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado. La Corte Constitucional fue
instalada el 17 de febrero de 1992 por el entonces presidente César Gaviria
Trujillo.
La Corte Suprema de Justicia es el máximo tribunal de la jurisdicción
ordinaria y se compondrá del número impar de magistrados que determine la
ley. Esta dividirá la Corte en Salas, señalará a cada una de ellas los asuntos que
deba conocer separadamente y determinará aquellos en que deba intervenir la
Corte en pleno.

Artículo 235. Son atribuciones de la Corte Suprema de Justicia:

1. Actuar como tribunal de casación .

2. Juzgar al Presidente de la República o a quien haga sus veces y a los altos


funcionarios de que trata el artículo 174, por cualquier hecho punible que les
impute, con forme al artículo 175 numerales 2 y 3.

3. Investigar y juzgar a los miembros del Congreso.


El Consejo de Estado de Colombia es el tribunal supremo de la
jurisdicción de lo contencioso administrativo de Colombia, y en tal virtud
conoce de las acciones de nulidad por inconstitucionalidad contra los
decretos dictados por el Gobierno Nacional que no sean de competencia
de la Corte Constitucional, de los casos de pérdida de investidura de los
congresistas y de la acción de nulidad electoral de acuerdo a la ley,
resuelve las controversias y litigios de mayor importancia originados en
actos, contratos, hechos, omisiones y operaciones sujetos al derecho
administrativo, en los que estén involucradas las entidades públicas o los
particulares cuando ejerzan función administrativa. Asimismo fija las
pautas jurisprudenciales que las autoridades, magistrados y jueces de la
jurisdicción deben atender para resolver casos similares.
JURISDICCIÓN ESPECIAL

La presente rama judicial reconoce la jurisdicción especial indígena y autoriza a


la ley para la creación y administración de jueces de paz al interior del territorio
nacional, encargados de resolver conflictos a partir de un criterio de equidad y
con la característica especial de ser elegidos por votación popular.

Jueces Indígenas (Const. 1991, Art. 246)

Artículo 246: Las jurisdicciones de los pueblos indígenas podrán ejercer


funciones jurisdiccionales al interior de su ámbito territorial, de conformidad con
sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la
Constitución y a las leyes de la República. La ley establecerá las formas de
coordinación de esta jurisdicción especial con el sistema judicial nacional.

Jueces de Paz (Const. 1991, Art. 247)

Artículo 247 C.P. La Ley podrá crear jueces de paz encargados de resolver en
equidad conflictos individuales y comunitarios. También podrá ordenar que se
elijan por votación popular.
JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA

La Jurisdicción disciplinaria básicamente es la encargada de administrar


el presupuesto, la disciplina y la organización de la rama judicial
colombiana. El Consejo Superior de la Judicatura (CSJ) es el estamento
máximo de esta jurisdicción y en materia organizacional y de gestión es
la última autoridad del sistema judicial nacional. El CSJ inició labores el
15 de marzo de 1992 en Colombia y está integrada por 13 magistrados
divididos en dos salas (Administrativa y Disciplinaria).

El Consejo Superior de la Judicatura se dividirá en dos salas:

 La Sala Administrativa, integrada por seis magistrados elegidos para


un período de ocho años, así: dos por la Corte Suprema de Justicia,
uno por la Corte Constitucional y tres por el Consejo de Estado.
 La Sala Jurisdiccional Disciplinaria, integrada por siete
magistrados elegidos para un período de ocho años, por el Congreso
Nacional de ternas enviadas por el Gobierno. Podrá haber Consejos
Seccionales de la Judicatura integrados como lo señale la ley.
Artículo 255: Para ser miembro del Consejo Superior de la Judicatura se requiere
ser colombiano por nacimiento, ciudadano en ejercicio y mayor de treinta y cinco
años; tener título de abogado y haber ejercido la profesión durante diez años con
buen crédito. Los miembros del Consejo no podrán ser escogidos entre los
magistrados delas mismas corporaciones postulantes

Funciones del Consejo Superior de la Judicatura


(CSJ) (Const. 1991, Artículo256-257)

Artículo 256: Corresponden al Consejo Superior de la Judicatura o a los Consejos


Seccionales, según el caso y de acuerdo a la ley, las siguientes atribuciones:

Administrar la carrera judicial.


Elaborar las listas de candidatos para la designación de funcionarios judiciales y
enviarlas a la entidad que deba hacerla. Se exceptúa la jurisdicción penal militar que
se regirá por normas especiales.
Examinar la conducta y sancionar las faltas de los funcionarios de la rama judicial,
así como las de los abogados en el ejercicio de su profesión, en la instancia que
señale la ley.
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN

La Fiscalía General nació en 1991 con la promulgación de la nueva


Constitución Política y empezó a operar el 1 de julio de 1992.

Es una entidad de la rama judicial del poder público con plena autonomía
administrativa y presupuestal, cuya función está orientada a brindar a los
ciudadanos una cumplida y eficaz administración de justicia.

La Fiscalía es el órgano encargado de la investigación y acusación de


personas que cometen delitos al interior del país. La Fiscalía es entonces la
responsable de la etapa de investigación penal de los procesos judiciales
colombianos. La Fiscalía General de la nación es su máximo estamento, y
su representante, el fiscal general, es elegido por la Corte Suprema de
Justicia a partir de una terna enviada por el Presidente de la República.
FUNDAMENTO DE DERECHO

Fundamentos de derecho

Actividad 2
Escrito de los hechos históricos y antecedentes a la creación de la constitución del
1991

JAHELYS DEL PRADO


YURANIS ORTEGA
SHAILYN NAVARRO
EMILIO ARROYO

2022
FUNDAMENTO DE DERECHO

Hechos históricos y antecedentes a la creación de la constitución del 1991

Este año se conmemoran tres décadas de la expedición de la Constitución de 1991. En


este artículo exploramos los antecedentes históricos mediatos e inmediatos que llevaron a
la expedición de una de las constituciones más revolucionarias en América Latina, a la
vez que determinamos su significado filosófico. Argumentamos que la carta sigue siendo
aún hoy una “utopía inconclusa”.
La Constitución Política del 91 también se conoce como la Constitución de los Derechos
Humanos.

En su libro Modernidades periféricas (2020) el filósofo Adolfo Chaparro sostiene lo


siguiente: “la Constitución de 1991 es una respuesta inesperada a la fuerte presión de los
movimientos sociales, estudiantiles y de opinión, en la expectativa de crear condiciones
para ayudar a resolver, entre otras cosas, las condiciones de miseria y exclusión de la
mayoría de la población, las causas del conflicto armado y la corrupción generalizada en
el ámbito político e institucional, acentuada por la influencia cada vez mayor del
narcotráfico durante la década de 1980”. Es decir, la carta del 91 puede verse como el
intento de solución de las múltiples violencias que venía atravesando el país por lo menos
desde la segunda mitad del siglo XX y como refundación de la nación con miras a un
nuevo futuro. Esto explica su valor simbólico como mito fundacional para la creación de
un nuevo orden social en Colombia.

En efecto, la violencia desatada en Colombia en 1948 con el asesinato del caudillo Jorge
Eliécer Gaitán es considerada el parteaguas de la historia reciente del país. Lo cierto es
que esa violencia no es un punto de partida, sino que ya es parte de la contrarreforma del
partido conservador frente a los logros del gobierno liberal de Alfonso López Pumarejo y
su tinte social. La verdad es que para 1947, como muestra Salomón Kalmanovitz en su
libro Economía y nación. Una breve historia de Colombia (1988), “los conservadores
comenzaron a ejercer una estrategia de violencia en Boyacá, los Santanderes y Nariño, la
cual tenía por finalidad obtener hegemonía en los comicios… del mismo año”, de tal
manera que el asesinato de Gaitán sólo profundiza un conflicto subterráneo que se venía
desplegando en las entrañas de nuestra conflictiva historia. El resultado: la violencia
bipartidista atizada por los dos partidos tradicionales desde sus cómodas oficinas urbanas
y el desangre correlativo en los campos y en los pueblos donde liberales y conservadores,
defendiendo su adscripción partidista hereditaria, se asesinaban entre sí. En fin, fue la
materialización concreta de lo que el filósofo Estanislao Zuleta llamaría después “la fiesta
de la guerra”.

La violencia de mitad de siglo generó desolación y muerte: a la vez que fue funcional al
despojo y la acumulación de tierras en el país, generó desplazamientos de población, dio
origen al proto-paramilitarismo en Colombia en manos del gobierno conservador (y su
aliada histórica, la iglesia), con los llamados “pájaros”, propició la formación de las
guerrillas liberales del Llano donde destacó Guadalupe Salcedo; y, ya desde 1953,
ocasionó el ascenso al poder del general Rojas Pinillas con su “Dictadura civil”. Como se
sabe, Rojas ascendió gracias a un acuerdo del bipartidismo que temía a los planes de una
constitución proto-fascista del ultraconservador Laureano Gómez. Aquí se cumplió, una
vez más, lo que el brillante sociólogo Fernando Guillén Martínez llamó, en su libro El
poder político en Colombia (1979), “la estructura asociativa de los dos partidos”, que
FUNDAMENTO DE DERECHO
cuando veían amenazada por un tercero su libre competencia por el poder, creaban ciclos
de “violencia, alianza, progreso”. Fue la misma táctica frente a Gaitán y fue la que usaron
posteriormente, en 1956, con el acuerdo bipartidista que dio origen al Frente Nacional,
cuando decidieron tumbar a Rojas Pinilla (a quien empezaron a ver como un peligro para
sus intereses) para repartirse por mitad el poder burocrático y alternarse la presidencia del
país.

El Frente Nacional no sólo no retornó el país a la democracia (como argumentaban


eufemísticamente), ni solucionó las violencias en el campo, sino que generó otras
violencias, como la de los bandoleros (“Chispas”, “El Capitán Venganza”, “Desquite”,
“Sangre-negra”, etc.), que al igual que en los años anteriores, desataron la venganza y la
barbarie, como mostraron Gonzalo Sánchez y Donny Meertens en su investigación
Bandoleros, gamonales y campesinos (1983). En esos años la violencia del país tomó
formas macabras. Decía monseñor Germán Guzmán, coautor junto con Eduardo Umaña
Luna y Orlando Fals Borda del famoso libro La violencia en Colombia de 1961: “miembros
mutilados, lenguas y ojos arrancados. Entrañas abiertas a barbera y machete, cabezas
cortadas, pies y rostros desollados; hombres, mujeres y niños crucificados, bienes
materiales robados. El infierno en la tierra”.

Pues bien, el maridaje entre liberales y conservadores, su monopolio del poder con la
concomitante exclusión política y desigualdad social, la postergada Reforma Agraria, el
desplazamiento interno causado por la violencia; junto a la geopolítica atravesada por la
influencia de la Unión Soviética y su pasado revolucionario marxista-leninista, el triunfo de
la Revolución cubana en 1959, la paranoia americana con su terror rojo y sus políticas
desarrollistas (Alianza para el progreso) y asesoría militar para este continente (Escuela
de las Américas), se convertirán en las causas inmediatas del surgimiento de las FARC
en 1964 y del ELN en 1965. A estas guerrillas se sumará la aparición del M-19 en 1970
cuando Misael Pastrana Borrero presuntamente roba las elecciones a Rojas Pinilla y su
movimiento La ANAPO. De ahí que el conflicto en Colombia tiene claras causas sociales y
políticas, por más que el poder oligárquico de la “República señorial” (como la llamaba
Antonio García) intente reescribir la historia y refundar el pasado.

El escenario para los años setenta, cuando termina el Frente Nacional, no es el mejor. La
despolitización de los partidos, la lucha interina de los mismos por quedarse con los
puestos públicos en la paridad burocrática, el atraso de la agenda legislativa por falta de
mayorías absolutas en el congreso, el poco avance en la agenda social, etc., al margen
de algunos logros de los gobiernos de Lleras Restrepo y López Michelsen (modernización
institucional del Estado, intervencionismo, reforma constitucional, lucha contra la inflación,
etc.,), llevaron al estallido de la crisis social y a la famosa huelga popular de 1977, tan
bien estudiada por el profesor Ricardo Sánchez Ángel en su libro ¡Huelga! Luchas de la
clase trabajadora en Colombia 1975-1977, publicado en el año 2009.

Para finales de los años setenta, la guerrilla de las FARC ya había entrado al negocio del
narcotráfico. De hecho, en el gobierno de López Michelsen ya existía el tráfico de
marihuana y de hoja de coca, lo cual le insuflaba recursos a la economía nacional junto
con el buen precio internacional del café. Con todo, el desplazamiento de población que
había generado La Violencia seguía produciendo sus efectos: los desplazados y también
quienes buscaban sobrevivir colonizaban grandes territorios, como el pie de monte
llanero, y se dedicaban a los cultivos de pan coger y al de hoja de coca, según mostró
Alfredo Molano.

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