Altruismo en la psicología.

egoístas contrarrestan este punto de

El altruista es más generoso con la
motivación que atribuye a tales actos.
Si bien gran parte de nuestro
comportamiento está respaldado por
una motivación egoísta, en
determinadas circunstancias, la
ayuda se brinda con el único objetivo
de mejorar o salvaguardar el
bienestar de los demás: esto es
altruismo.
Si ayudamos a alguien en problemas,
por lo tanto, no estamos motivados
por una recompensa o
reconocimiento futuro incognoscible.
Pero, ¿por qué tendríamos un
comportamiento que favorezca a otro
más que a nosotros mismos? Esto lo
llamamos motivación empática quiere
decir que nuestras acciones están
motivadas por nuestras reacciones
emocionales, incluidas la empatía y la
simpatía, ante una situación. En un
sentido literal, experimentamos el
dolor de nuestro amigo, por lo que
ofrecemos nuestro tiempo y ayuda.
La investigación del cerebro en curso
ha confirmado que las neuronas
espejo nos ayudan a representar las
acciones o emociones de las
personas que nos rodean (Rizzolatti y
Sinigaglia, 2010).
Cuando vemos a un niño hambriento
en un comercial, sentimos su
angustia y la de su familia antes de
donar. La motivación empática resulta
de una combinación de nuestros
sentimientos (ternura, compasión y
simpatía) y la tristeza, soledad y
angustia del destinatario. Percibimos
las necesidades de otro o
imaginamos sus sentimientos. Los
vista sugiriendo que todavía estamos
motivados por el interés propio;
ayudamos a otro a eliminar o reducir
nuestros sentimientos incómodos que
resultan de nuestra empatía.
Entonces es ahí donde tenemos el
colectivismo (o selección de grupo),
el colectivista cree que el objetivo
final detrás de la forma en que
actuamos es beneficiar al grupo, más
que a uno mismo. En lugar de
centrarnos en nosotros mismos o en
la persona a la que ayudamos,
estamos motivados para mejorar el
bienestar del grupo al que
pertenecemos. Quizás lo resuma
mejor la psicóloga Robyn Dawes, "no
soy tú o yo, sino nosotros" (Dawes,
Kragt y Orbell, 1988). Sin embargo,
cuando está enmarcado por egoístas,
la motivación para beneficiar al grupo
también promueve el interés propio.
Lógicamente, el comportamiento que
nos motiva a mantener a salvo al
grupo puede dañar indirectamente (o
incluso directamente) a los que están
fuera del grupo. El principalísimo, sin
embargo, evita este dilema,
sugiriendo que el altruismo está
motivado por el objetivo de defender
un principio y, por lo tanto, es
universal e imparcial. Sin embargo,
incluso el comportamiento motivado
por el principalísimo puede verse
como egoísmo si la defensa de los
principios morales es para beneficio
personal. Si bien el egoísmo sigue
siendo un fuerte desafío al altruismo y
es dominante en muchas ciencias
sociales, hay muchos ejemplos
humanos y animales que parecen
contrarrestar esta postura.
Investigaciones recientes respaldan
la idea del altruismo y han
descubierto que las personas se
sienten más felices cuando adoptan
un comportamiento motivado por el
bienestar de los demás (Aknin,
Broesch, Hamlin y Vondervoort,
2015).