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Poemas

de Fernando Pesoa Poemas de Albero Caerio (F.P.)



No quiero rosas mientras haya rosas. No basta abrir la ventana
Las quiero cuando no las puede haber. para ver los campos y el río.
¿Qué he de hacer con las cosas No es suficiente no ser ciego
que puede cualquier mano coger? para ver los árboles y las flores.
También es necesario no tener ninguna filosofía.
Sólo quiero la noche si la aurora Con filosofía no hay árboles: no hay más que ideas.
la diluye en azul y rosicler. (atardecer) Sólo hay como una cueva en cada uno de nosotros.
Lo que mi alma ignora Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo afuera;
es lo que quiero poseer. y un sueño de lo que se podría ver si la ventana se
abriese,
¿Para qué?... De saberlo, nunca haría que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana.
versos para decir que no lo sé.
Siento mi alma pobre y fría…
¿con qué limosna la calentaré?



Autopsicografía
A veces, en días de luz perfecta y exacta,
El poeta es un fingidor. en que las cosas tienen cuanta realidad puede tener,
Finge tan completamente me pregunto a mí mismo despacio
que hasta finge que es dolor por qué siquiera atribuyo
el dolor que en verdad siente. belleza a las cosas.

y, en el dolor que han leído, ¿Una flor tiene acaso belleza?
a leer sus lectores vienen, ¿Tiene acaso belleza una fruta?
no los dos que él ha tenido, No: tienen color y forma
sino sólo el que no tienen. y tan sólo existencia.
La belleza es el nombre de algo que no existe,
Y así en la vida se mete, que yo doy a las cosas a cambio del placer que me
distrayendo a la razón, producen.
y gira, el tren de juguete no significa nada.
que se llama el corazón. Entonces, ¿por qué digo de las cosas: son bellas?

Sí, incluso a mí, que vivo sólo de vivir,
invisibles, vienen a hablarme las mentiras de los
hombres ante las cosas,
ante las cosas que simplemente existen.

¡qué difícil es ser consecuente y no ser sino lo visible!

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