Presentación Del Módulo (Páginas 18-20), José Brayan Ramírez Neyra

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Describir: Esta obra se sitúa en un espacio nocturno con un cielo

de un tono azul oscuro que dota a la escena de una cierta incógnita.


Si bien no es una noche cerrada tampoco es de día, lo que crea este
espacio que roza la atemporalidad, podría ser la última hora de la
tarde cuando anochece o bien el amanecer cuando desaparece la noche
dejando paso a la luz, a lo cual se suma el horizonte de un tono
claro que ayuda a crear esta atmósfera ambigua.
El paisaje es característicamente árido, como si fuera un desierto
con unas formaciones rocosas situadas en el fondo de la escena,
donde vemos el horizonte. Este espacio despojado de elementos ayuda
y justifica la idea de atemporalidad, es un espacio no identificado
que se interpreta como un escenario ficticio, permitiendo la
representación del mundo del inconsciente, del mundo de los sueños
del artista, en este caso de Salvador Dalí.
Destacan tres figuras humanas, dos de ellas extraordinariamente
grandes encarnando el protagonismo de la escena y relegando a la
jirafa, el motivo del título de la pieza, a un lado en el plano
izquierdo de la composición.

Predecir: Las figuras gigantes son femeninas con una forma clásica que se ha asimilado a la Venus
de Milo, por sus proporciones y silueta. Si bien no es tanto la similitud física como la idea de
la belleza clásica en si, como decíamos con las proporciones, el equilibrio y la armonía de las
partes del cuerpo humano que aquí se recuperan y metamorfosean con la óptica surrealista de Dalí.
Así les abre el cuerpo de forma literal, con una sucesión de cajones abiertos como si se tratara
de una cómoda, de manera que no solo desnuda la figura, sino que nos muestra su interior de forma
directa.
Destaca también, más allá del desequilibrio y la desestructura, la elegancia de las figuras,
estilizadas y sutiles que se sustentan sobre las muletas.
Las figuras sin rostro ponen de manifiesto su ceguera, presentadas sin ojos con una postura
inestable como si fueran sonámbulas.

Entender: El propio artista destaca en su obra la elegancia y el desequilibrio de las figuras


como un punto de contacto con el mundo real, un soporte que conecta su inconsciente con el mundo
tangible. En esencia es un elemente de apoyo tanto mental como físico.
El concepto de “sonámbulas” se refiere a personas físicas y activas, pero mentalmente dormidas,
sumidas en el mundo de los sueños, del inconsciente como mencionábamos anteriormente. Además, su
color, de un azul oscuro refleja la oscuridad de la escena que vemos representada.
Como suplemento al discurso de la obra y objeto que le da título a la misma, encontramos la
jirafa en llamas en la izquierda de la composición. Dalí lo describía como un símbolo de la
guerra y del cual llegó afirmar que era un elemento premonitorio de lo que acabó siendo la
Segunda Guerra Mundial.
Esta obra guarda también una moraleja del tiempo, del tiempo dormidos, del tiempo inactivos y a
la vez “activos inconscientes” como encarna el sonámbulo.
Además, ya vemos representada en esta pieza la actividad paranoico-crítica que formuló Salvador
Dalí en lo que sería su segunda etapa surrealista, en donde lo irracional pasa a existir en el
mundo tangible, es decir, ahora los sueños existen en la realidad física descubriendo así nuevas
fronteras para el mundo conocido.
Así esta obra, como otras en la producción del artista Salvador Dalí, nos muestra una pequeña
realidad recuperada de su inconsciente, de sus sueños, y la representa para nosotros, el público,
haciéndonos partícipes de su experiencia personal.
Describir: Una habitación propia es un
espacio de independencia para el
adolescente y también un espejo de su
personalidad cambiante.
La habitación es demasiado insípida o
poco inspiradora. Pero del mismo modo que
una persona puede sentir cierta ansiedad
en una habitación desordenada, otra,
puede encontrar la creatividad que
necesita.

Predecir: Normalmente el desorden se


entiende como un defecto a causa de la
pereza o la mala organización, ya que
parece que si se tiene una habitación
desordenada es sinónimo de que una
persona también tiene desordenada la
mente.
En algunos casos, el estado de la
habitación podría estar relacionado con un trastorno psicológico.
Puede que se trate de depresión, la cual puede hacer que sea más difícil mantenerse centrado y
tener la energía para enderezar una habitación. Si te esfuerzas por permanecer en la tarea, puede
ser difícil dedicar el tiempo y la atención que son necesarios para mantener las cosas ordenadas.
Entonces, si bien es posible que notes que la habitación está desordenada y tienes intenciones
de limpiarla, encontrar la concentración y los niveles de energía necesarios para realizar la
tarea puede ser difícil o incluso imposible.

Entender: Tener una habitación desordenada puede ser el resultado de muchos factores. Puede
significar que estás ocupado y tienes poco tiempo para limpiar y organizar. Puede ser una señal
de que tienes demasiadas cosas y te sobran algunas cuantas.
Más allá de las condiciones graves, la psicología detrás de una habitación desordenada puede
depender de algunos factores clave: si tener desorden en la habitación es algo anómalo, si es
algo que realmente te molesta o si es una señal de algo que te ocurre. Según el tipo de desorden,
estas son sus razones:

Desorden normal: Hay personas que el desorden es totalmente normal en sus vidas porque no le dan
prioridad a tener todo limpio y organizado, simplemente les dan prioridad a otras cosas como
pasar tiempo en familia o realizar otras actividades. En este caso, el desorden es simplemente
una situación normal. Si la casa está desordenada y te parece bien, entonces es más una señal de
tu personalidad y de tus preferencias.

Desorden que te molesta: Si el desorden te molesta y te enfada entonces es una señal de que
tienes que hacer algo al respecto. A veces, un desastre puede ser frustrante, pero descubrir por
dónde empezar y cómo abordar el problema puede parecer abrumador. Esto puede significar eliminar
algunas cosas, aprender nuevas tácticas organizativas u obtener otros miembros del hogar para
ayudar con la limpieza.

El desorden como una señal de depresión: Si normalmente eres una persona ordenada y organizada
y de repente todo se desmorona podría ser una señal de que algo está sucediendo en tu vida. Por
ejemplo, el desorden a veces puede ser una señal de depresión. Las personas deprimidas a menudo
se sienten demasiado fatigadas o sin esperanza para mantenerse al día con las tareas rutinarias
del hogar.

Controlar: Si funcionas bien en una habitación desordenada, entonces no dejes que las tendencias
te presionen para que busques un estilo de vida más organizado o minimalista. Sin embargo, si el
desorden es algo que te causa estrés o si sospechas que podría ser un síntoma de un problema
psicológico subyacente, considera las medidas que puedes tomar para abordar el problema. Esto
podría implicar evaluar tus hábitos, hacer que otras personas te ayuden o hablar con un psicólogo
o terapeuta sobre tus preocupaciones para tener un control de la situación, él te podrá ayudar
a llegar al fondo del asunto y elaborar un plan de acción para abordar el problema.
Describir: La trama de la obra está
dictada por el mito de Narciso,
narrada por Ovidio. El héroe de este
mito, un joven hermoso, encantado por
su propio reflejo, rechazó el amor de
una mujer y se convirtió en una flor
que recibió su nombre.
Gracias a su técnica virtuosa, Dalí
logró crear una serie de imágenes
dobles que sorprenden con su
precisión fotográfica. En el fondo
hay un joven que mira su cuerpo con
un aspecto “narcisista”.
En primer plano, también mira su
reflejo en el lago. A su derecha, una
mano de piedra sostiene un huevo, de
donde brota un narciso.
El paisaje que le rodea estimula su visión, y fundamenta sus experiencias visuales de imágenes
dobles. Observamos rocas con forma de cabeza de águila, de calavera y de león con una visión
paranoica de la realidad. Este paisaje está muy próximo del efectuado en las imágenes oníricas.
En cuanto al grupo aparece integrado en el paisaje como en una actitud de preliminar expectación,
más bien como parodiando a un grupo de figuras de ambigua sexualidad en una «Edad Dorada» del
Renacimiento, pero con actitudes poco inocentes.
La figura en el pedestal, representa a una figura con pose manierista, aislada como un héroe
sobre un pedestal y una tarima ajedrezada. Aparece con la cabeza rapada, de espaldas al observador
y manteniendo su mirada fija, como perdida en la tarima ajedrezada que contrasta con el color
rojizo intenso del suelo.
Finalmente, observamos un perro esquelético que devora un trozo de carne.

Predecir: En la imagen de Dalí se puede ver como la figura de Narciso se transforma en una mano
osificada, de piedra, y de esa muerte resurge la vida. Pero además los dedos de esa mano pétrea
(a la derecha) en los que se ha convertido la imagen humana de Narciso (a la izquierda) sostienen
un huevo que sería la cabeza, pero además es el símbolo del seno materno del que brota una flor.
En cuanto al grupo heterosexual, es aquella porción del yo inconsciente que periódicamente en la
vida, en situaciones de tensión o de contemplación llega a la consciencia como una pieza de la
indagación de uno mismo, de la autopercepción y del autorrechazo que llamamos discernimiento.
Además, refleja una pasión multirracial a la que Narciso da la espalda; y deseo expresados en la
materia libidinosa de sus cuerpos que contrasta con la soledad “masturbatoria” de Narciso. El
grupo heterosexual, dispuesto al final del camino a dejarse embriagar por las aguas del deseo.
La figura sobre el pedestal, entendemos que el cortarse el pelo al rape es el claro signo de
castración, y su figura de héroe sobre un pedestal nos recuerda que el verdadero héroe es aquél
que se enfrenta a su padre y lo vence. El conflicto familiar está servido sobre el suelo
ajedrezado que en términos psicoanalíticos refleja la finalidad del propio juego: poner en jaque
mate al rey, símbolo de la autoridad paterna. Además, él mismo como el héroe freudiano que
aparece representado con una actitud heraclitiana de auto-pudor sobre un pedestal en el que, si
nos fijamos en detalle, aparecen unas pinceladas que insinúan la desnudez femenina. Se nos
representa así, la clave de la interpretación física de las pasiones del hombre libidinoso, como
un dios psicológico sobre el espacio material, matemático, temporal, metodológico que también
representa el enlosado. La figura observa, desde su idealizada postura, la realidad espacio-
temporal einsteniana, racional, que contrasta con la viscosa alfombra libidinosa de colores
enrojecidos por la pasión sobre la que además se proyecta una alfombra ambiguamente fálica.
En la imagen aparece la carne que devora carne, huesos contra huesos, autofagia de un pueblo y
símbolo de la víctima propiciatoria de la Guerra Civil y de todas las guerras, representada en
este animal depauperado, comiendo a la sombra de una estructura ósea, muerta, inmóvil, recorrida
por hormigas, signo de putrefacción, de pulsión y de pasado. Lo feo, la muerte, lo transitorio,
la desaparición… y la vida que también surge de la propia muerte.
Entender:
Dalí se quería mucho a sí mismo, y también le gustaban que le quisieran los demás. Por eso en el
cuadro vemos tras las figuras principales otras más diminutas simulando un grupo de personas de
procedencias varias e identificables por ciertas atuendos y posturas con los que quiere
representar a los muchos enamorados del héroe, y de alguna manera los seguidores de la pintura
de Dalí en todo el mundo.
Todos estos enamorados de Narciso, o de Dalí según se interprete, son tanto hombres como mujeres.
Una ambigüedad sexual siempre presente en la obra y en la vida de Dalí. E incluso coloca otra
figura aislada en la zona derecha del cuadro queda resaltada con el fondo en cuadros blancos y
negros de un tablero de ajedrez, en la que vemos una especie de escultura sobre un pedestal que
es la representación ideal de la belleza y que no se puede distinguir si se trata de una belleza
masculina o femenina.
Se trata de una pintura más reflexiva, rigurosa y cerebral, donde el narcisismo y la relación
entre lo visible y lo invisible cobran mucho peso.
Esta obra maestra surrealista es un gran ejemplo del método “paranoico crítico” de Dalí y sus
“imágenes exactas de irracionalidad”.
Es decir, en esta obra están muchos de los elementos simbólicos y con doble sentido de la pintura
daliniana, y por supuesto prácticamente se puede considerar a esta imagen como un verdadero
autorretrato del artista.
En definitiva, el cuadro está lleno de detalles de carácter surrealista, y muchos de ellos solo
son comprensibles conociendo la obra del psicoanalista Sigmund Freud, por el que Salvador Dalí
sentía verdadera pasión desde sus tiempos de estudiante y a lo largo de su vida.

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