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Mesopotamia: marco geográfico e histórico

Una de las primeras civilizaciones urbanas surgió en las llanuras del Tigris y el
Éufrates (Golfo Pérsicol, un territorio denominado por los griegos Mesopotamia,
término que significa "tierra entre ríos". En este territorio, constituido por fértiles
llanuras, se desarrolló una de las civilizaciones más brillantes de la Antigüedad.
La llegada de la agricultura contribuyó a que estas tierras ofrecieran el espacio ideal
para la formación de una de las primeras sociedades sedentarias.

Las ciudades-Estado

El desarrollo agrícola y el comercio de excedentes permitieron que, en la Baja


Mesopotamia, los sumerios creasen las primeras ciudades (Ur, Uruk, Lagash o
Eridú) en el cuarto milenio a C.
Estas ciudades eran auténticos estados independientes. Estaban defendidas por
murallas y alrededor de ellas se extendían los campos de cultivo, recorridos por
canales y diques que permitían una próspera agricultura. La población estaba
compuesta por personas diferentes orígenes.
El centro de la ciudad era el templo, dedicado a la divinidad que la protegía. El
templo estaba bajo el control de los sacerdotes. Eran precisamente ellos quienes
controlaban las cosechas y se encargaban de recaudar los impuestos. Su jefe
también ejercía el poder político y militar, lo que convertía a las ciudades
mesopotámicas en auténticas teocracias.
El gobernante, o patesi ("sumo sacerdote"), representaba a la divinidad, pero no
era considerado dios como en otras civilizaciones. Sin embargo, si se lo
consideraba una especie de rey con poderes absolutos. Era el jefe de la vida
política, religiosa y económica.
Más adelante, cuando las ciudades sumerias se expandieron, los militares,
convertidos en reyes, pasaron a tomar el poder político, económico y militar,
dejando exclusivamente el culto a los sacerdotes.

La formación de imperios

A partir del tercer milenio a. C., algunas ciudades y pueblos de Mesopotamia


llegaron a dominar militarmente la región. Crearon así imperios que sometieron al
resto de pueblos y ciudades.
● Imperio acadio. Fue creado en el 2300 a. C. por el rey Sargón, quien fue
capaz de someter toda la Baja Mesopotamia.
● Imperio babilónico. Hacia 1800 a. C., la ciudad de Babilonia controló el
resto de ciudades de Mesopotamia. Dos siglos después, parte de su imperio,
incluida la ciudad de Babilonia, cayó bajo el dominio de los hititas, un pueblo
procedente de Asia Menor.
● Imperio asirio. En torno a 1350 a. C., los asirios, un pueblo belicoso del
norte de Mesopotamia, aprovecharon su fuerza militar para fundar un gran
imperio que llegó a extenderse hasta la costa mediterránea y Egipto.
● Imperio persa. Fundado en 550 a. C., aproximadamente, abarcaba desde el
río Indo hasta el Mediterráneo. Bajo su dominio, la región se dividió en dos
provincias o satrapías: Assur y Babilonia (esta ciudad siguió desempeñando
un destacado papel). El Imperio persa perduró hasta ser conquistado por
Alejandro Magno en el siglo IV a. C.

Las actividades económicas

El crecimiento de la civilización mesopotámica fue posible gracias al desarrollo de


una próspera economía.
● La agricultura era la actividad principal. La existencia de ríos y la
construcción de canales permitió obtener abundantes cosechas de cereales,
hortalizas, legumbres, etc. La mayor parte de la tierra era propiedad del rey,
de los sacerdotes y de los nobles, quienes la alquilaban a campesinos
humildes.
● La ganadería complementaba la agricultura. En Mesopotamia se criaron
fundamentalmente ovejas y vacas.
● La artesanía también alcanzó un notable desarrollo, sobre todo, en el trabajo
de la lana, la alfarería, el metal y la orfebrería.
● El comercio se expandió debido a la acumulación de excedentes y a la
necesıdad de obtener otros productos. Mesopotamia exportaba cereales y
tejidos, e importaba oro de Egipto, cobre de Anatolia, y piedra y maderas de
Persia. Inicialmente, el comercio se realizó bajo la forma de trueque, pero
después empezaron a utilızarse las primeras monedas.

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