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Master de Astrología Psicológica y Evolutiva

“Tránsitos, progresiones y
revolución solar”
Módulo I
Introducción a los tránsitos

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I- ¿Qué son y para qué sirven los tránsitos?

Los tránsitos son, sin lugar a duda, la herramienta astrológica más potente para entender los
procesos evolutivos pasados, presentes y futuros que experimentamos en nuestra vida. Nos
permiten comprender los distintos ciclos y etapas asociados a la edad, así como saber por qué
ciertos ámbitos de experiencia (Casas) y aspectos de nuestra personalidad (Planetas) se vuelven
tan presentes y dominantes en determinados momentos. 

Los planetas se mueven de forma constante, cada uno a su velocidad, haciendo su ciclo por el
zodíaco y transitando a través de los 12 signos. En estricto rigor, la Carta Natal es básicamente
una “foto” que pone en pausa a los planetas. Gracias a ella, podemos ver la alineación específica
que tenían cuando nacimos. Sin embargo, los astros van a continuar moviéndose después del
parto e interactuando con la configuración de la Carta Natal.

El estudio de los tránsitos consiste básicamente en analizar por dónde están circulando los
planetas durante un determinado tiempo (ya sea en el pasado, presente o futuro) y en revisar cómo
interactúan con los planetas en sus posiciones natales, activándolos, movilizándolos, frenándolos,
madurándolos, revolucionándolos y/o transformándolos. En particular, la lectura de los tránsitos
hace hincapié en los aspectos que hacen los planetas en tránsito - es decir, en movimiento - a los
planetas y puntos clave de la Carta Natal, así como también a las respectivas casas natales.

En el lenguaje astrológico el orden cómo establecemos esta relación es siempre desde el planeta
en tránsito al planeta natal. Por ejemplo, puedo decir Júpiter en tránsito está haciendo una
cuadratura a Marte natal. Al igual como ocurre en la interpretación de una carta, para determinar
el tipo de aspecto que un planeta en tránsito hace a uno natal, usamos un orbe determinado, el
cual es más amplio para los aspectos mayores y más estrecho para los aspectos menores. 

Ahora bien, a diferencia de lo que ocurre con el levantamiento de una Carta Natal, para ver los
tránsitos de un momento determinado no es necesario que consideremos la hora exacta, ya que
la mayoría de los planetas se mueve lentamente, variando su ubicación apenas unos minutos de
grado al día. Eventualmente, la que se puede mover más rápido es la Luna, pero el resto se moviliza
muy poco a lo largo del día, entonces no hay grandes diferencias entre revisar los tránsitos en la
mañana o en la tarde.

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1. Consideraciones preliminares

Los tránsitos son una de las técnicas predictivas más importantes de la astrología, sin embargo,
para poder interpretarlos correctamente es necesario que primero dominemos el tema de los
aspectos. Si no sabemos qué significa Marte en cuadratura con Urano o con Neptuno, difícilmente
vamos a poder comprender qué implica un tránsito de Urano a Marte o de Neptuno a este mismo
planeta. Por otro lado, si no entendemos la naturaleza de una cuadratura y la diferencia que puede
tener con una oposición, tampoco vamos a poder dar una interpretación correcta de un aspecto
en tránsito. Por eso, antes de comenzar a analizar tránsitos es fundamental que tengamos un
dominio técnico y una comprensión profunda de la Carta Natal. 

2. La naturaleza de los tránsitos

Los tránsitos nos van revelando las etapas y procesos que vamos viviendo en nuestra vida.
Supongamos que cada uno de nosotros es un jugador de un juego virtual sobre la realidad. La
Carta Natal es entonces un mapa que nos entrega información acerca del jugador que soy y
cómo la realidad se va a manifestar para mí. En la actualidad, en la Tierra viven 7.000 millones
de jugadores diferentes, ¡para que se imagen la enorme gama de jugadores que hay! Podemos
visualizar a los tránsitos como “la Matrix” que va co-creando distintas experiencias de la realidad
para cada persona en distintos momentos de la vida. A nivel individual, estos van marcando las
diferentes etapas (o niveles, en lenguaje de videojuego) del juego de la existencia.  Por ejemplo,
una etapa saturnina a nivel de relaciones (Saturno en tránsito por la Casa VII natal) o una etapa de
liberación individual (Urano en tránsito haciendo algún tipo de aspecto al Sol natal). Lo interesante
es que los tránsitos nos muestran cómo el juego va cambiando tanto nuestra realidad externa,
como interna.

Los tránsitos nos van mostrando el tipo de energía


con la que estamos sintonizando en un momento determinado.

En la medida que un determinado tránsito se activa, lo que hacemos, vivimos y recibimos está
condicionado por la influencia del planeta en tránsito, que básicamente nos está transmitiendo
su energía y vibración. Para ser más gráfico: imaginen que cada planeta en tránsito nos va tirando
un rayo que nos irradia con su energía. Esta puede llegarnos de manera armónica o disarmónica,
dependiendo del aspecto que haga al planeta natal. Por ejemplo: si Urano en tránsito hace un
trígono con mi Sol natal, Urano (la vida) le está tirando un rayo uraniano a mi identidad solar,
así que mi realidad externa se presenta de una manera que potencia la individualidad de mi
Sol de forma muy armónica y fluida. De esta forma, mi personaje-Sol está siendo uranizado
y sintonizará de forma suave con la energía del planeta en tránsito (porque es un trígono).

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Por eso decimos que los tránsitos son verdaderos portales energéticos de nuestra vida que nos van
irradiando con su vibración específica.  

Como ya dijimos, otro factor importante que tenemos que considerar es que los tránsitos de los
planetas rápidos —incluimos ahí desde la Luna hasta Saturno, incluso a Urano— van marcando la
rueda o el ritmo de nuestra vida, es decir, los diferentes ciclos por los que vamos a ir pasando a lo
largo de nuestra existencia. 

Los tránsitos nos van mostrando la etapa o ciclo de


nuestra vida que estamos viviendo.

Una forma de visualizar la energía de un planeta es la espiral. La Luna, Mercurio, Venus etc., todos
forman espirales, unas fluyen de manera más rápida, otras más lentas. Observemos la Luna, ésta tiene
un ciclo de 28 días, o sea, cada 28 días hace conjunción a todos los planetas de la carta, dando una
vuelta a la espiral. Eso nos dice que el ciclo de nuestras emociones tiene esa duración y que durante
este tipo pasaremos por diferentes estados. La gente no se da cuenta de esto porque es muy rápido
y también porque se repite íntegramente todos los meses, pero lo cierto es que todos somos muy
cíclicos emocionalmente. Unos días del mes somos más sentimentales,  se activan inseguridades o
nos sentimos más contentos o desapegados, según donde esté situada la Luna en tránsito. 

Con el Sol ocurre algo parecido. El Sol tiene un ciclo de un año, es decir, de 365 días. Eso significa
que, a lo largo del año, nosotros nos iremos expresando y mostrando de manera diferente, por
ejemplo, habrá meses en los que tenderemos a estructurar mucho nuestra vida, otros, en cambio,
donde nos dejaremos llevar por nuestros sueños y esperanzas, otros donde nos centraremos en
nuestros logros, etc. Todo ello irá dependiendo de la posición que tenga el Sol en tránsito sobre
nuestra Carta Natal (y qué casas y planetas vaya activando). 

Estos movimientos nos muestran que la vida tiene ciclos, que tiene un ritmo especial, y que
debido a esto se van repitiendo ciertas situaciones a lo largo de los años. Quizás no nos ocurran
exactamente las mismas cosas, pero si observamos con detenimiento podremos darnos cuenta
de que existen patrones/esquemas que constituyen una constante. 

Otro ciclo importante es el de Saturno que se demora 28/29 años en dar una vuelta, es decir,
en completar una revolución. Cuando este planeta vuelve a su posición natal hablamos
del “retorno de Saturno” y nos refiere a un ciclo de la vida. El segundo retorno ocurre a los
aproximadamente a los 56 y el tercero a los 84. Cada uno de ellos nos muestra una etapa
vital diferente. Por otro lado, Júpiter tiene un ciclo de 12 años y Urano de 84. Es interesante
observar cómo todo cuadra perfectamente: la revolución de Urano 84 años, que equivale
a 3 ciclos de Saturno y a 12 de Júpiter. Esto nos muestra que todos los planetas funcionan
de manera armónica, dicho de otra forma, los ciclos planetarios tienen una sincronía total.

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Resumiendo:

• Los tránsitos nos muestran cómo la realidad va co-creando alrededor de nosotros,


presentándonos nuevas etapas, desafíos y experiencias. Segundo, los planetas y las Casas
se van activando, es decir, participando de este juego de co-creación lo que nos afecta
directamente, pues los planetas nos irradian un tipo de energía específica. Cuando tengo
un tránsito de Plutón, me pongo plutoniano; cuando tengo un tránsito de Urano, me
pongo uraniano; cuando tengo un tránsito de Neptuno, me siento neptuniano. Cuando
tengo un tránsito de Urano estoy más eléctrico, más nervioso, más acelerado porque
estoy recibiendo la irradiación de la energía de Urano. Si ésta es armónica, por ejemplo,
a través de un trígono, la puedo procesar bien, pero si es disarmónica entonces me está
llegando demasiada energía eléctrica y no sabré cómo manejarla porque es más de lo
que puedo soportar. 
• El movimiento de los planetas también va activando a las Casas, lo que va moviendo nuestra
atención y experiencias por los distintos ámbitos (o escenarios) de la vida. Por ejemplo,
Urano por la Casa II va a uranizar esa área de tu vida, pidiendo que haya libertad, cambios
y novedades en ese escenario. O cuando entre Saturno a una Casa, vamos a sentir que esa
área de la vida se vuelve más densa, con mayores limitaciones y restricciones. 
• Los tránsitos marcan los ciclos. El despliegue de la realidad tiene determinados ritmos,
por eso se repiten situaciones cada cierto tiempo. 

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3. Tipos de tránsitos

Cuando vemos tránsitos sobre una Carta Natal, básicamente podemos encontrarnos con dos
tipos distintos: los generacionales y los individuales.

a) Tránsitos generacionales

Son tránsitos asociados a la edad que tenemos y son comunes para toda la gente que tiene los
mismos años. Por ejemplo, casi todos los niños y niñas entre los 7 y 8 años tienen la cuadratura
de Saturno en tránsito al Saturno natal; o bien, las personas de 44 años aproximadamente tienen
la oposición de Urano en tránsito a Urano natal; o casi todas las personas de 49 años viven la
conjunción de Quirón en tránsito al Quirón natal. Estos tránsitos de edad tienen la particularidad
de que son los tránsitos que un planeta se hace a sí mismo. Por ejemplo, los tránsitos de Saturno a
Saturno natal o de Plutón al Plutón natal.

En el módulo de ciclos y edades los estudiaremos en detalle.

b) Tránsitos individuales

Son el resto de los tránsitos que nos podemos encontrar. No dependen de la edad de la persona,
pues pueden ocurrir en distintos momentos de la vida. Por ejemplo, alguien puede tener la
conjunción de Urano en tránsito sobre su Sol a los 5 o a los 25 o a los 53 o, incluso, a los 81 años.
¿De qué va a depender?, pues de la propia Carta Natal y la configuración de ésta. En este caso
particular, de la distancia que haya en la Carta Natal entre Urano y el Sol. 

Los tránsitos son con respecto a los planetas,


no con respecto a los signos.
Los planetas son los que siempre se están moviendo,
los signos están fijos en el cielo.

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II- Desde un punto de vista evolutivo, ¿Qué son los tránsitos? 

Según la astrología clásica, los tránsitos son castigos o regalos de los dioses. Se habla incluso
de tránsitos benéficos y maléficos en función de los planetas, es decir, tránsitos muy buenos
o muy malos. Sin embargo, desde un punto de vista psicológico y evolutivo los tránsitos están
relacionados con el proceso de evolución personal. 

Ahora bien, una cosa importante de tener clara es que este movimiento no tiene por qué implicar
crecimiento positivo. Los tránsitos nos llevan a movimientos que pueden ser evolutivos (hacia
arriba) o involutivos (hacia abajo), dependiendo de las capacidades que tengamos de procesar la
energía. Por ejemplo, un niño de 3 o 4 años que enfrenta un tránsito por conjunción de Plutón a su
Sol natal no tiene las herramientas para procesarlo. Entonces lo más probable es que lo viva como
un proceso muy doloroso, que densifica sus emociones y vivencias interiores. Esto es un aspecto
muy importante de tener en cuenta en la práctica astrológica. En una realidad dual como en la que
estamos, los tránsitos nos permiten subir o bajar por ella. Por eso, cuando somos pequeños éstos
son complejos porque nos sumergen hasta las profundidades. 

Un adulto tiene la posibilidad de elegir “si tira para arriba” o “tira para abajo”, primero porque tiene
mayores herramientas que un bebé o un niño. Segundo, porque está en su libre albedrío hacerlo. 

Es muy importante tener claro que los movimientos hacia arriba o abajo no son ni buenos ni malos,
sino que dependen de la etapa de la vida en la que estemos en esta encarnación, incluso en nuestro
ciclo de encarnaciones; así como del nivel de conciencia personal. No tenemos que pensar en los
tránsitos de manera saturnina, como si Dios nos estuviera poniendo a prueba y exigiéndonos.

El tránsito es un regalo, una oportunidad de hacer profundos


procesos de transformación personal porque, así como es adentro,
es afuera. Cambios internos van a modificar la realidad
que manifestamos y vivimos en el mundo externo.

Durante un tránsito podemos vivenciar que la realidad externa está modificándose. A la vez,
estos movimientos también están sintonizados con los mundos internos personales y con
nuestros procesos evolutivos como alma. Dicho de otra forma, los movimientos de los planetas en
tránsito reflejan los tiempos, cambios y anhelos que nuestra alma quiere vivir en un determinado
momento. Por ejemplo, un tránsito de Urano no nos va a obligar a hacer algo que nuestra alma
no quiera, pero sí nos puede exigir hacer algo que nuestro ego no quiere. Ahora, ¿cómo vamos a
reaccionar a eso? Libre albedrío personal, no podemos predecirlo. La decisión dependerá del nivel
de conciencia de la persona. 

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Por eso es imposible realmente predecir qué va a ocurrir durante un tránsito, pues es un juego
entre el determinismo (el tránsito ocurre sí o sí en una fecha específica) y el libre albedrío. Entre
más la persona fluye (y menos se resiste) con el proceso que la vida quiere que experimente, más
van a cambiar las vivencias externas que se van a vivir durante este periodo. Así como mayores
pueden ser los cambios internos que haya hecho una vez que éste haya terminado.

El campo cuántico se abre en múltiples oportunidades y todas ellas co-crean al mismo tiempo. Por
ejemplo, ante una situación se van a manifestar todas las opciones, y no hay buenas o malas, sino que
yo —mis infinitos yo— van creando diferentes posibilidades en un determinado momento. Eso nos
dice la física cuántica. Por eso es muy importante aprender a liberar la carga de responsabilidad que
tenemos frente a un tránsito y verlo como una oportunidad. Nosotros elegimos cómo queremos
vivirlo, si enojados, felices, tristes, decepcionados, aceptando creativamente el tipo de experiencia
que nos trae o luchando en contra de ella. La clave es entender que lo de afuera está íntimamente
conectado con lo de adentro y que la manera cómo reaccionemos, influirá sustancialmente en lo
que pasará externamente. En el fondo: tenemos en nuestras manos cambiar la realidad. 

Para comprender esto, debemos sacarnos de la cabeza que un tránsito determina lo que va a
ocurrir y que no hay nada que podamos hacer. Mis posibilidades de reacción interactúan con la
realidad externa y la adaptan a mi propio proceso de evolución personal. Si bien la realidad externa
se está co-creando de cierta forma, yo puedo jugar y modificar esa co-creación. En resumen: el
determinismo y el libre albedrío interactúan y coexisten al mismo tiempo. 

En este sentido, podemos ver que los tránsitos son como el viento que sopla en un sentido
evolutivo. Estos van modificándonos, nos empujan a ir cambiando. Impiden la inercia personal y
que nos quedemos en la misma posición, fijos. 

Otro factor importante a tener en cuenta es que están determinados desde el momento de nacer.
Podemos revisar los tránsitos de cada bebé nacido el día de hoy. Estudiar sus tránsitos por 40
años nos permitirá conocer de antemano cuáles serán los periodos más difíciles o los que tendrán
menos tensión. Los tránsitos representan ese movimiento de evolución.

Si entiendo lo que el planeta quiere de mí,


soy capaz de abrir mi campo cuántico a esa energía. 

Si yo veo que tengo un tránsito de Urano a mi Sol natal, sé que es un momento en que la vida quiere
que me libere de muchas estructuras, de modo que mi individualidad, la parte más auténtica de mí
mismo, salga al mundo. También dice que me atreva a hacer cosas diferentes que nunca he hecho,
e incluso, que cambie la definición de quién soy. Si entiendo eso y juego con esa energía, este
tránsito es un verdadero regalo, pero si ante esta posibilidad digo: “no, no quiero” y me resisto,
toda la vivencia de este tránsito la llevo a situaciones externas que me obligan a hacer el cambio.

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Siguiendo con el ejemplo, si ante un tránsito de Urano al Sol me empiezo a cuestionar la vida,
siento que deseo ser libre, quiero cambiar y modificar algo de mí y examino conscientemente mis
sensaciones y miedos respecto de los cambios o frente a la posibilidad de perder algo a lo que
estoy apegado, me estoy abriendo a la posibilidad de hacer un movimiento interno en la nueva
dirección uraniana. Este cambio interno modifica la realidad afuera. Pero si yo me resisto, el
Universo me dará una “patada”. Es clave entender que no podemos evitar la experiencia marcada
por un tránsito. 

Existen ciertos momentos donde nos salimos de la astrología psicológica y nos vamos a otro plano
que podría llamarse la astrología del alma o espiritual. Desde esta mirada, hay ciertos acuerdos que
tomamos antes de encarnar que se plasman en las situaciones que nos toca vivir. Por eso, hay
experiencias que, gatilladas por los tránsitos, escapan a nuestro control y nos toca sí o sí vivirlas,
aun cuando la actitud que podemos tener al respecto siempre puede modificar su impacto un
poco. Incluso si ocurre algo muy doloroso en nuestra vida, siempre tenemos la posibilidad de
soltar las resistencias, “mirar el dolor a los ojos” y fluir con lo nuevo.

Es muy fácil predecir el tipo de situaciones que una persona que experimenta la vida de manera
muy inconsciente, atrapada en sus rutinas, miedos e inseguridades, puede vivenciar a partir de
un tránsito, porque muchas de ellas serán percibidas como sucesos externos, empujados por sus
apegos y hábitos. Hay que tener claro que no es que la persona no sienta las emociones internas
que la movilizan hacia el cambio, sino que, por el contrario, se resistirá a ellas. O actuará de forma
automática, como siempre lo hace cuando ocurre algo que la amenaza.

En cambio, no es lo mismo cuando se trata de alguien que se abre al campo cuántico. Desde este
punto de vista, el rol del astrólogo terapéutico evolutivo no es decirle lo que le va a pasar, sino
que explicarle lo que el campo energético quiere de ella y lo que su alma desea vivir, para que la
persona lo haga. 

Mientras más tránsitos complejos estén ocurriendo al mismo


tiempo para la persona, es más difícil predecir lo que va a pasar,
porque el campo de posibilidades crece exponencialmente y
siempre podemos ir hacia arriba o hacia abajo en la espiral. 

 ¿Por qué es importante entender de tránsitos? 

Porque a medida que vamos practicando la astrología, nos iremos dando cuenta de que la gente
llega a la consulta cuando está viviendo muchos tránsitos o, al menos, uno muy importante. Es
raro que alguien aparezca y que veamos que no tiene ningún tránsito potente en su carta, porque
los tránsitos son crisis, pero también oportunidades de transformación.

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III- Consideraciones Clave

Antes de comenzar a estudiar los tránsitos es necesario que tengamos sumamente clara una serie
de consideraciones y conocimientos clave.

1. La importancia de la Carta Astral de nacimiento

Todas las técnicas predictivas como los tránsitos, progresiones secundarias, revolución solar o
las sinastrías parten de la Carta Natal, si no su interpretación pierde fuerza y sentido. Si yo digo:
Urano está transitando por el signo de Tauro, eso no será lo mismo para Evelyn, Rafael o Catalina
porque los puntos y Casas que se verán activados son distintos en cada caso.

Además, porque la misma Carta Natal nos puede mostrar cuán fácil o difícil puede ser para la
persona vivir un determinado tránsito. Es muy diferente que un planeta en tránsito active a otro
en una carta que solo tiene cuadraturas, versus otra que tenga solo trígonos. Otro ejemplo, no
es lo mismo que Saturno en tránsito entre a una casa sin planetas en la natal, o que pase por otra
donde está Júpiter o Quirón.  

El estudio previo de la Carta Natal nos da valiosísima información personal que se necesita tener
clara antes de la interpretación de tránsitos. Por ejemplo, si tiene dominancia de uno o más
elementos o cuál es la modalidad preponderante. 

Otra consideración importante es ver si el tránsito es un tema de fondo de la Carta Natal o más
bien algo secundario, porque si tú eres un plutoniano con mil planetas en Escorpio, entonces los
tránsitos de Plutón son muy importantes en tu vida. En cambio, si no tienes nada de Plutón en
tu carta, la forma cómo vas a integrar la energía será diferente porque no es algo que domine tu
conciencia. Por lo que es fundamental determinar previamente si la Carta Natal es claramente
saturnina, uraniana, neptuniana y/o plutoniana. Por ejemplo, si Rafaela es una persona muy
saturnina y Urano es una energía que rechaza sistemáticamente, entonces ¿cómo va a vivir un
tránsito de Urano? Lo más probable es que mal. En cambio, Juan es un uraniano “loquillo” al
que le encanta la energía de este planeta, ¿cómo va a vivir este mismo tránsito? Probablemente
mejor. O imaginemos a Bernardita, que es muy neptuniana o tiene la Luna en Piscis, a la hora
de enfrentar un tránsito de Neptuno… se va a ahogar. Pero ella nos dirá: “de acuerdo, pero yo
siempre estoy ahogada, un poco más o un poco menos no importa”. Ahora bien, si Neptuno hace
un tránsito potente a una persona que no tiene nada de Agua y tiene una Luna en Tierra o Aire,
probablemente no sabrá qué diablos le está pasando porque está sintiendo demasiado y no
está acostumbrada a experimentar tanta emoción. Por ello, es muy importante que crucemos la
información de los tránsitos con la Carta Natal, para que así podamos acompañar a la persona
según su propia estructura. 

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No es lo mismo que un planeta en tránsito se mueva por un cuadrante de la Carta Natal que no
tenga planetas, a que lo haga por una zona de la carta con muchos planetas. El movimiento por
casas vacías o zonas desocupadas de la Carta Natal lleva a la persona a poner atención en áreas
a las que normalmente no les da tiempo ni importancia. En cambio, los tránsitos por áreas de la
carta ya pobladas de planetas son desafíos en “terrenos” ya conocidos.

Además, hay un factor clave a considerar: Un tránsito activa un planeta natal, pero de la mano de
éste se despiertan y aparecen todas las características y aspectos que dicho planeta natal tiene
en la carta de nacimiento, además de su posición por signo y casa. Es decir, activa todo un sistema
a considerar. Si Plutón en tránsito le hace una conjunción a Venus natal, no es lo mismo si este
Venus natal tiene una conjunción a Urano o una oposición a Saturno. O si Venus natal está en
Escorpio, Libra o Virgo.

Es importante tener muy clara la configuración de aspectos del planeta en la natal que está
recibiendo el tránsito, especialmente, si está en una conjunción o stellium. Por ejemplo, no es lo
mismo si Neptuno en tránsito le hace una conjunción a un Marte que en la natal está solo o en
conjunción a Saturno o en un stellium de 3 planetas.

Es clave considerar cuando un planeta en


tránsito le hace un aspecto a un planeta con el que
ya tiene un aspecto en la Carta Natal.

Es muy importante considerar cuando un planeta en tránsito le hace un aspecto a un planeta con
el que ya tiene un aspecto en la Carta Natal. Si en la natal hay aspectos disarmónicos (oposición,
cuadraturas o quincuncios) entre ambos planetas, cuando haya por tránsito un aspecto armónico
(trígono o sextil) o de unidad (conjunción), la persona puede sentir que desaparecen las tensiones
y dificultades que normalmente siente en su vida. Por ejemplo, si alguien tiene en su Carta Natal
a la Luna en cuadratura con Saturno, ¿cómo se va a sentir cuando Saturno en tránsito le haga
un trígono a la Luna? Probablemente experimentará una fluidez nueva en el amor y la nutrición,
como si un peso de toda la vida se hubiese liberado, lo que lo puede llevar a dar forma a esa área
de su vida de una manera totalmente diferente.

Por otro lado, si en la natal entre ambos planetas hay aspectos armónicos (trígono o sextil)
o de unidad (conjunción), cuando haya un tránsito entre ambos que genere tensión, como la
cuadratura, oposición o quincuncio, la persona va a vivir algo muy incómodo a lo que no está para
nada acostumbrada. Por ejemplo, imaginemos que una persona tiene al Sol trígono a Urano en
su Carta Natal. Cuando Urano en tránsito le haga una cuadratura al Sol va a ser un momento
muy complejo, pues esta persona está acostumbrada a que Urano le funcione armónicamente en
su vida solar. De forma natural se le ocurren ideas locas y las sabe incorporar a su identidad; es
diferente, pero la gente siempre la ha aceptado; es libre en su vida, pero ello no genera conflictos.

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Pero de repente, Urano le está haciendo la cuadratura al Sol1. Ahora se siente rechazada por otros,
su forma de ser ya no calza con las personas con las que antes tenía fluidez. Sus ideas son tildadas
de revolucionarias o demasiado rupturistas, se siente encerrada y atrapada como nunca.

Considerar la Carta Natal a la base de la interpretación, nos permite también profundizar en la


energía del planeta en tránsito. Si en la natal tenemos una conjunción Plutón-Saturno en Libra en
Casa V, cuando Plutón pase, por ejemplo, por el Descendente no es solo el Plutón arquetípico el
que está cruzando por ese eje, sino el Plutón de la persona que trae incorporada una energía de
Saturno, de Libra y de la Casa V el que va transitando por la Casa VII. Es el Plutón “personal” de la
Carta Natal el que se mueve, con sus características específicas.

Por eso, muchas veces antes de interpretar los tránsitos, tenemos que mirar a la Carta Natal y
hacernos estas preguntas:

• ¿Cuáles son los signos, elementos, modalidades dominantes en la carta?


• ¿Qué hemisferio, cuadrante o casas están muy activas o, por el contrario, inactivos en la
Carta Natal?
• ¿La Carta Natal es jupiteriana, saturnina, uraniana, neptuniana y plutoniana?
• ¿Cuál es la configuración en la Carta Natal del planeta que está en tránsito?
• ¿Cómo está en la Carta Natal el planeta que está activándose con el tránsito? ¿Está en una
configuración compleja o más bien armónica?
• ¿Los temas activados por el tránsito son más bien temas de fondo de la Carta Natal o
asuntos secundarios?

2. La edad de la persona y el ciclo saturnino en el que se encuentra

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es la edad de la persona, es decir, en qué etapa de la
vida se encuentra. Cada etapa y ciclo conlleva desafíos, aprendizajes y experiencias puntuales.
Por ejemplo, Urano en conjunción al Sol, si bien este tránsito claramente tiene un efecto y un
propósito específico, no es lo mismo vivirlo a los 8, 15, 28, 38, 44, 55, 70 u 89 años. 

A los niños menores de 13 años no les vamos a pedir que hagan un proceso evolutivo consciente,
pues normalmente no tienen los recursos del adulto para hacerlo. A los niños se les dan flores o
se les acompaña con terapia para ayudarlos a fluir con las emociones que sienten. También se les
guía y explica lo que están viviendo, no para que hagan una gran transformación personal, sino

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Por el ciclo de Urano, esto le va a pasar dos veces en su vida, si es que vive hasta los 84 años.

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para que fluyan de la mejor forma y así el tránsito deje la menor cantidad de huellas posibles en
ellos. 

Alguien que tiene entre 20 y 30 años se encuentra en un ciclo totalmente diferente que quien
está entre los 30 y 40. Está probando y experimentando, viviendo un periodo de descubrimiento
y exploración personal. Una persona que tiene entre 30 y 40 años está construyendo su proyecto
de vida, en cambio alguien que tiene entre 40 y 50 años está en plena crisis de la mitad de la vida.
De hecho, éste es un periodo muy potente para hacer muchos cambios radicales y redireccionar
el sentido de nuestra existencia. Entre los 50 y los 60 años es un tiempo de adaptación a una
nueva realidad, sobre todo después de los 60, donde las personas buscamos la trascendencia o
el sentido de la vida. En esos casos se puede hablar del legado, de la conexión con el alma. A una
persona de 79 años no podemos decirle: “Ah, tiene un Sol trígono con Saturno es hora de generar
un negocio y una estructura de dinero”, si a ella le interesa quizás sí, pero a los 75 años no es lo
mismo que a los 35. 

Conversar con la persona que tenemos al frente

Es muy importante que veamos con claridad a la persona que tenemos al frente entendiendo en
qué contexto de edad se encuentra. Para hacer esto va a ser fundamental conocer los ciclos de
Saturno (de 28 años y septenios), así como los desafíos presentes en las distintas edades. Esto se
estudiará en detalle en el módulo de ciclos.

Cada persona es un mundo en sí mismo. Además, no sabemos el nivel de conciencia, crecimiento


personal y desarrollo que tiene. Un tránsito puede vivirse de manera muy diferente dependiendo
de cuánto la persona se conozca y cuán sintonizada esté con su propio proceso de evolución. Por
eso lo ideal es no suponer e ir adaptando la interpretación al consultante.

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3. El orbe de los tránsitos entre planetas

Cuando hablamos de tránsitos entre planetas, básicamente a lo que nos referimos es a los
aspectos que los planetas en tránsito les hacen a los natales. Podemos tener conjunciones,
sextiles, cuadraturas, trígonos, quincuncios y oposiciones. 

Cuando en una Carta Natal estudiamos aspectos, sabemos que éstos tienen un orbe, es decir,
un rango de grados que nos permite decir si existe o no ese aspecto. Lo mismo va a ocurrir en los
aspectos en tránsitos, la diferencia está en que en estos casos los planetas no van a estar fijos,
sino en movimiento, por lo tanto, el aspecto dura un periodo de tiempo. 

Los planetas en tránsito activan al planeta natal unos grados antes y unos grados después de que
se produzca el aspecto partil (grado exacto) y esto es así para todos los aspectos. Por ejemplo,
imaginemos que Urano en tránsito le hace una conjunción al Sol natal que está en el 15° de Tauro.
La conjunción no va a ocurrir solamente cuando Urano en tránsito esté en el 15° de Tauro, sino
que va a empezar cuando Urano esté unos grados antes del 15°; además, va a durar mientras
Urano también esté unos grados después del 15°.   

Para los aspectos entre planetas en una Carta Natal, lo que define el orbe es el tipo de aspecto. Por
ejemplo, la conjunción tiene más menos 10° de orbe y el sextil más menos 4° de orbe. En cambio,
para los tránsitos, lo que va a definir el orbe de acción va a depender del tipo de planeta en

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tránsito y la velocidad con la que se mueva. Entre más lento sea el planeta, menor orbe le vamos
a dar. Entre más rápido sea, mayor orbe vamos a dar. Por ejemplo, Plutón se puede demorar 2
años en recorrer 3 grados. En cambio, Saturno quizás solo tarde un par de meses.

• Para Plutón, Neptuno y Quirón vamos a dar más o menos 3° de orbe.


• Para Urano vamos a dar más o menos 5° de orbe, pues Urano por su naturaleza siempre
se adelanta un poco.
• Para Saturno y Júpiter vamos a dar también más o menos 5° grados de orbe.

Como dijimos, es importante tener siempre presente que, en el caso de los tránsitos, los grados
implican años, es decir, son el periodo en que nos afecta la influencia de ese planeta o, en otras
palabras: el tiempo que se demora el planeta en tránsito en recorrer ese orbe. Por ejemplo, que
Plutón recorra 3° son cerca de 2 años. A medida que el aspecto es aplicativo, o sea, se va acercando
a su posición partil, se va haciendo más potente; cuando está a 1° alerta roja, es muy fuerte; cuando
es partil se siente con toda la intensidad. Luego cuando los aspectos cambian a separativos, o se
van alejando, entonces van perdiendo fuerza progresivamente. 

Por lo mismo, debemos sintonizarnos con la energía del tránsito cuando éste comienza a acercarse
y descubrir la forma de canalizar su vibración constructivamente. Nos podemos preparar. Si
sabemos que estamos a 3° de un tránsito de Plutón o Neptuno a un planeta natal, entonces dos
años antes podemos ir abriéndonos a su energía y prepararnos cuánticamente a recibirla.

Cuando un planeta en tránsitos está a un


grado del aspecto partil, la energía se exacerba,
hasta llegar a un punto de clímax
cuando alcanza el grado exacto.

4. ¿Cuánto dura el efecto de un tránsito entre planetas?

Entre más largo sea el tiempo de acción del tránsito, más potente va a ser. Es decir, mientras más
tiempo esté actuando un tránsito sobre un planeta de la Carta Natal, más profundo será el proceso y
más posibilidades hay de que los efectos planetarios se manifiesten con intensidad y mayor duración.  

Claramente los que tienen un efecto más largo son Neptuno y Plutón, pues son los más lentos
y demoran más en recorrer los grados de orbe (efecto) del tránsito. Pueden estar casi 4 años
actuando sobre un planeta, en cambio, Júpiter puede estar máximo 6 meses haciendo un tránsito,
incluso hasta puede ser un mes, pues Júpiter puede recorrer hasta 10° en 30 días. 

17
Para saber cuánto dura un tránsito, especialmente en los planetas más rápidos como Saturno
o Júpiter, es fundamental mirar las tablas de efemérides. Estas son las tablas que nos muestran
cuánto se mueven los planetas durante un mes o un año. Así sabremos exactamente el tiempo que
le toma en recorrer los grados de orbe2.

Los tiempos de los tránsitos suelen ser:

• Para Plutón tenemos periodos de casi 4 años en este momento. Es importante recordar
que la velocidad de Plutón no es fija, sino que va a cambiando en el tiempo. Entre más
cerca esté Plutón de Escorpio, más rápido se mueve. Por ejemplo, le tomó 12 años en
recorrer los 30° de Escorpio. En cambio, cuando estuvo en Tauro se demoró 31 años en
recorrer los 30° de este, lo que para efectos de un tránsito en este último signo la duración
podría llegar casi a 8 años. 
• Los tránsitos de Neptuno duran casi 4 años.

2
En la página astro.com podemos encontrar las efemérides desde el siglo XIV (incluso antes), hasta el siglo XX.
Revisar https://www.astro.com/swisseph/swepha_e.htm

18
• Los tránsitos de Urano duran aproximadamente 2 años.
• Saturno a veces acelera su velocidad y avanza en muy poco tiempo muchos grados;
mientras que otras veces lo hace muy lento, recorriendo apenas 1° en un mes. Por ello,
podemos tener distintos tiempos de duración, normalmente, entre 3 meses y un año.
• Júpiter también a veces acelera su velocidad y avanza en muy poco tiempo muchos grados
(a veces 10° en un mes); mientras que otras veces lo hace de manera lenta, recorriendo
apenas 2° en un mes. Por lo mismo, podemos tener distintos tiempos de duración de sus
tránsitos, normalmente entre uno y 6 meses.
• En el caso de Quirón la duración de sus tránsitos va a ser aproximadamente de 2 años. Acá
también es importante saber que Quirón a veces avanza más rápido y otras veces mucho
más lento, por lo que es fundamental ver sus efemérides.

5. Retrogradación de planetas en tránsito

Un factor clave de tener en cuenta es que los planetas no siempre están “avanzando” en el cielo. Como
muchos de ustedes saben, los planetas retrogradan, es decir, se mueven “hacia atrás”, retrocediendo.

¿A qué se debe esa diferencia? Al movimiento que tienen los planetas en el cielo. Desde la Tierra
nosotros tenemos la perspectiva de que van trasladándose directamente y de repente frenan y
empiezan a retroceder, luego se vuelven más lentos, incluso se detienen… para, posteriormente,
volver a avanzar “hacia adelante”. 

Por ejemplo, Júpiter puede avanzar casi hasta 20° y después retroceder 15°. Plutón y Neptuno
pueden avanzar hasta 2° y luego retroceder 1,5°.

Este movimiento hacia adelante o hacia atrás es un factor clave de considerar a la hora de
interpretar un tránsito de un planeta sobre otro.  Cuando el planeta avanza se dice que está
directo, cuando retrocede, está retrogrado, y cuando está detenido se le llama estacionario. 

Esto implica que los planetas en tránsito algunas veces pueden tener un aspecto partil (exacto) más
de una vez con el planeta natal. De ida, de vuelta y de ida otra vez, lo cual implica que el tiempo que
este tránsito influirá sobre nosotros es más largo y que cada vez que pase haciendo aspecto partil
al planeta de nuestra carta activará el proceso con mayor intensidad.

Los casos extremos se dan con Neptuno y Plutón que pueden pasar hasta tres veces sobre un
mismo grado.

19
a) Movimiento Directo

El planeta en tránsito se mueve hacia adelante, acercándose al grado exacto donde va a tener
un aspecto partil con el planeta natal. Va aumentando la presión interna y ocurren más sucesos
externos. La vida obliga a hacer ajustes y cambios (internos y externos). El momento cuando pase
por el grado partil va a ser el de mayor tensión y necesidad de cambios.

20
b) Movimiento Retrógrado

Esto ocurre cuando el planeta ya hizo partil y está unos grados más adelante, pero empieza a
retrogradar y pasa retrocediendo sobre éste otra vez. Normalmente, lo que ocurre acá es que
disminuye la presión externa e interna, así como la complejidad de las situaciones externas.
Muchas personas sienten que ya pasó el “problema”, pero esto no es así, ya que más adelante el
planeta se volverá a poner directo y volverá a atravesar el grado partil. 

Los periodos de retrogradación son de revisión e introspección. De analizar qué paso. De mirar
hacia adentro para comprender qué es lo que la vida quiere que evolucionemos, esto a veces
puede ocasionar crisis internas, sobre todo si la energía del planeta en tránsito no es muy aceptada
desde la estructura de la Carta Natal, no obstante, suelen ser menos intensas que las que se dan
por el movimiento directo. Entre más podamos hacer cambios internos en este periodo, más fácil
será fluir con lo que ocurra cuando vuelva a ponerse directo.

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c) Movimiento estacionario sobre el planeta natal

Esto ocurre cuando el planeta en tránsito se queda “quieto” por un periodo de tiempo, sin avanzar
o retroceder, suele pasar cuando pasa de directo a retrógrado o vice versa. Si se estaciona
haciendo aspecto partil sobre nuestro planeta natal, el efecto será como si se hubiera “sentado”
arriba, aumentará la potencia de su efecto. 

¿Cómo interpretar todas las veces que un planeta en tránsito hace aspecto partil a uno natal?

Ya sabemos que un planeta en tránsitos puede “tocar” (hacer un aspecto) de forma partil o exacta
en más de una ocasión. La primera vez que se produce el aspecto suele ser muy fuerte y sorpresiva.
Lo que ocurra a continuación va a depender de cómo hayamos integrado o fluido con el proceso
de evolución. Si la persona va a haciendo ajustes y cambios, los siguientes aspectos partiles van a
ser intensos, pero menos “violentos” en su acción o, por el contrario, si después del primer partil
no integramos nada y seguimos con el mismo comportamiento anterior, entonces las siguientes
veces que esté directo y haga aspecto partil serán más intensas, pues la vida tiene que “golpear”
más fuerte para que hagamos los ajustes. Por ejemplo, si en un tránsito de Plutón, la primera vez
que pasó partil se vivió algo muy fuerte, pero nosotros no hicimos nada al respecto, entonces la
segunda vez será más intensa y si seguimos sin hacer nada, la tercera lo será aún más. 

Por eso, es muy importante entender que los periodos de retrogradación nos piden hacer un

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trabajo interno de introspección y revisión profunda con la energía del planeta en tránsito. Es
tiempo de “lamerse las heridas”, ver qué tenemos que modificar o reparar en nosotros, ver qué
emociones, recuerdos y traumas se movieron, solo de esta forma vamos a estar preparados para
cuando pase otra vez al modo directo. 

Puntos Medios

Otro tema importante para la astrología de tránsitos


son los puntos medios. Imaginemos que en una Carta Natal
tenemos solo dos planetas en conjunción, un planeta está
ubicado en 10° y el otro a 15°. Cuando Plutón en tránsito,
por ejemplo, llega al primero los afectará a los dos,
pero el impacto en el primero será más fuerte;
lo mismo ocurrirá cuando llegue al segundo, afectará a
toda la conjunción con un peso mayor en el segundo.
El punto medio es, tal como dice el concepto, el grado que
está en medio de los dos planetas, en este caso 12,5°.
Cuando Plutón pase por ahí, gatillará toda la energía y
es un momento de mucha intensidad porque los
afecta a los dos por igual. Entonces cuando
tenemos un stellium podemos ir viendo cuál es el
punto medio entre los planetas para saber cuándo
se va a activar la globalidad de la energía. 

Ahora bien, ocurre lo mismo si tenemos, por ejemplo,


al Sol en 20° de Libra y a la Luna en 22° de Capricornio
formando una cuadratura, cuando un planeta en tránsito
pase por 1° de Sagitario está en el punto medio activando
la configuración. Los orbes en estos casos tienen que ser
exactas, es decir, el planeta en tránsito tiene que hacer
aspecto partil al punto medio entre dos planetas natales.

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6. Tránsitos Armónicos y Tránsitos Disarmónicos 

Para analizar adecuadamente un tránsito tenemos que saber si el aspecto que hace es armónico o
disarmónico, pues el tipo de tránsito, su intensidad y vivencias van a variar radicalmente.

a) Los tránsitos blandos (trígonos o sextiles)

Los sextiles son tránsitos de oportunidad, puede ser que la persona no los sienta o que no ocurra
nada externo demasiado visible, sin embargo, el planeta está alineándose con ella y si lo utiliza,
funciona. La interpretación es muy parecida a un sextil en la Carta Natal. Es un regalo y una
oportunidad.

En cambio, un tránsito por trígono sí se siente, puede ser que no lo aprovechemos, pero está ahí,
se ve, se nota, están ocurriendo cosas allá afuera que hacen que nos demos cuenta de que la vida
está fluyendo con más facilidad (al menos para esos planetas, pues no sabemos si la persona tiene
otros tránsitos complejos en ese momento). 

Como dijimos antes, un tránsito blando o armónico puede resolver configuraciones complejas de
la carta natal. Por ejemplo: si Saturno le hace un aspecto armónico en tránsito a un planeta con
el cual natalmente tiene una cuadratura o una oposición, cambia la vibración de esa energía. El
tránsito armónico puede “arreglar cosas” complejas por un periodo de tiempo.

Es importante considerar que los tránsitos de Plutón se


pueden llegar a sentir con intensidad, resistencia y dolor,
independiente de si el aspecto es armónico o disarmónico.
¿Cuál es la diferencia entre un trígono de Plutón con un aspecto
de tensión (conjunción, cuadratura, oposición o quincuncio)?
Si Plutón hace un trígono a un planeta natal, vamos a morir igual,
porque el efecto de Plutón es “matarnos para renacer” y
ese proceso implica dejar cosas y transformarnos,
pero lo que pasa generalmente con los tránsitos armónicos,
es que la recuperación es más rápida porque hay menos
resistencia de la persona. Duele, pero se suelta más pronto y
eso facilita la transformación con menos sufrimiento.
En cambio, si es disarmónico la resistencia al proceso
puede ser de años y tratándose de Plutón mientras
más resistencia haya, peor lo vamos a pasar. 

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b) Tránsitos complejos

¿Cuáles son los tránsitos duros, los más complejos? La conjunción, la cuadratura, la oposición y el
quincuncio. 

Con los tránsitos duros se tiene que producir un cambio o renovación muy profunda. Como se ha
dicho, hay más conmoción porque suele haber más resistencia. Además, la energía del planeta en
tránsito entra de manera más violenta o compleja, provocando crisis. Nos cuesta mucho fluir con
estos tránsitos, ya que implican hacer grandes cambios o ajustes.

La mayoría de las veces un tránsito por oposición implica que un suceso externo ocurre o que
otra persona nos provoca la crisis o nos muestra las emociones detrás de ésta. En cambio, en
la conjunción normalmente somos nosotros los que empezamos a sentir y vivir las emociones
internas. La cuadratura es una mezcla de ambas, sucesos externos que nos muestran “cosas” que
no somos conscientes de sentir, al mismo tiempo que se activan emociones y estados internos. 

Las conjunciones siempre son fuertes, pero pueden ser menos violentas o conflictivas que una
cuadratura que siempre aplica tensión. Si Plutón hace conjunción al Sol es muy fuerte, pero quizás
lo sea menos que una cuadratura donde la energía de Plutón entra de manera violenta. 

Los quincuncios son tránsitos disarmónicos de menor intensidad. Además, duran menos tiempo,
ya que le damos más menos 1° de orbe (es un aspecto que tiene que ser muy exacto para sentirlo). 

Es clave tener claro que en cualquier tipo de


aspecto disarmónico pueden suceder sucesos
externos y movimientos internos que nos obliguen
a enfrentar el tránsito.

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¿Qué gatilla que ocurran sucesos
externos durante los tránsitos lentos?

Los tránsitos de Urano, Neptuno y Plutón pueden durar años,


por lo tanto ¿cuándo ocurren los sucesos externos que marcan
la crisis? Estos suelen ocurrir cuando el planeta en tránsito hace
aspecto partil al planeta natal, especialmente cuando está directo.
Sin embargo, muchas veces pasan sucesos externos cuando no
tenemos aspectos partiles ¿entonces qué ocurre? Por regla general,
estos hechos suceden cuando hay factores gatilladores. ¿Qué son los
gatilladores? Son los planetas rápidos que a la vez están en tránsito,
especialmente la Luna, Marte y Sol. Estos también pueden hacer
un aspecto al planeta natal que recibe el tránsito del planeta lento.
Si este aspecto es de tensión, entonces gatilla una experiencia
concreta en la realidad (o un movimiento interno muy fuerte), es
en el fondo, la vivencia que el planeta lento en tránsito nos quiere
hacer vivir.  

Por eso se dice que estos planetas más rápidos son


gatilladores de experiencias. En otras palabras, “encienden” los
tránsitos lentos y activan sucesos que están alineados
con las energías que estos implican.

7. Tránsitos por casas

El tránsito de un planeta por una casa natal funciona de manera muy diferente a los tránsitos
entre planetas. 

Duración del tránsito en una casa

La duración del tránsito va a depender de dos factores:

• Cuánto tiempo se demora ese planeta en recorrer la casa. Esto depende de la velocidad
del planeta. 
• El tamaño de la casa, pues suelen tener tamaños diferentes.

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Todos los planetas tienen su propia velocidad. Debemos tener claro que planetas como Plutón
y Neptuno tienen un ciclo muy largo. Plutón, por ejemplo, demora 248 años en recorrer todo el
zodíaco. Neptuno, por su parte, demora 165 años, aproximadamente, en hacer lo mismo; por lo
tanto, no viviremos lo suficiente para que ambos planetas pasen por todas las casas de nuestra
carta natal. Por eso, cada vez que Plutón y Neptuno entran en una casa se quedan mucho tiempo. 

Si alguien vive 84 años, Urano completará su revolución porque ésa es la duración de su ciclo.
Neptuno alcanzará a pasar por seis casas aproximadamente. Como ya estudiamos, Plutón tiene
una velocidad variable, en la actualidad en 84 años alcanzará a pasar por 5 a 6 casas. Júpiter y
Saturno que son de alta velocidad van a dar varias vueltas por todas las casas en toda la vida de
alguien con 84 años.

Si supusiéramos que las casas fueran iguales y tuviesen 30° de tamaño, tendríamos
aproximadamente los siguientes tiempos de duración:

• Plutón: hoy en día cerca de 16 años en una casa.


• Neptuno: alrededor de 14 años en una casa.
• Urano: más o menos 8 años en una casa.
• Saturno: aproximadamente 3 años en una casa.
• Júpiter: cerca de un año en una casa.
• Quirón: tiene una velocidad variable, pero en promedio 4 años en una casa.

Ahora bien, como la mayoría de los sistemas de casas que podemos usar para levantar una carta,
como Koch o Placidus, entregan casas desiguales, el tiempo de permanencia de los planetas por
casa puede variar bastante de una a otra, dependiendo de su tamaño.

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Efecto del tránsito durante su recorrido por la casa

La intensidad de la vivencia del tránsito no va a ser la misma durante todo su viaje por una casa.

En el diagrama vemos claramente cómo se puede dividir una casa en tres zonas. 

• La primera representa a la cúspide y los primeros 10 grados. 


• La segunda corresponde al resto de la casa, menos aproximadamente los últimos 3
grados. 
• La tercera implica esos 3 últimos grados.

La zona de máxima intensidad y acción del tránsito ocurre desde que el planeta está partil
sobre la cúspide de la casa, hasta los primeros 10° de ésta. Aquí es donde suelen suceder los
hitos más complejos o comienzan las crisis que habrá que aprender a transformar y evolucionar
(dependiendo de cuál sea el planeta en tránsito), durante el resto del tiempo que dure.

Saliendo de esta primera zona, la potencia e intensidad del tránsito va disminuyendo


progresivamente, aunque es clave entender que el proceso no ha terminado.  Podríamos

28
visualizarlo de la siguiente forma (suponiendo una casa de 30°): los primeros 10°, crisis y
movimiento en esa casa; los otros 17° son para ir transformando, construyendo, revisando, etc.
Esto es así porque los planetas en tránsito nos piden que modifiquemos profunda y radicalmente
nuestra visión de esa casa, sobre todo los más lentos y transpersonales. Cada vez que entra
Plutón o Neptuno a una casa, significa que ésta se va a modificar completamente y solo 15 o 13
años después del ingreso podremos ver los resultados. Es decir, al final del tránsito podremos
realmente comprender y ver con claridad qué ocurrió y qué fue lo que se transformó.

Cuando el planeta llega a la tercera zona (los últimos 3° de la casa), entonces se podría decir que
el efecto sobre ésta terminó. Ahora este planeta comienza a activar la siguiente casa y empiezan
a aparecer los síntomas emocionales internos asociados a esa área de la vida e incluso algunas
experiencias concretas, pero cuando el planeta esté en la cúspide de la siguiente casa, es cuando…
¡boom!, tendremos la experiencia real más intensa.

¿Existe otro factor que active con intensidad el tránsito en la segunda zona?

Sí, hay otro factor que puede activarlo con una fuerza muy parecida a la primera zona. Esto ocurre
cuando hay planetas natales en la segunda zona, como lo vemos en el diagrama anterior. En éste
podemos ver que hay una conjunción del planeta en tránsito al natal, lo cual es muy intenso tanto
para el planeta que lo recibe, como para la casa por donde transita.

Si un planeta en tránsito se encuentra con uno en la natal, por ejemplo, pasada la mitad de la casa,
29
aunque ya vaya de salida se vuelve a intensificar, porque afecta con su energía al personaje que
habita en esa casa. Si la casa está vacía, entonces son los primeros 10° los más potentes. 

Los tránsitos por casa significan cambios, maduración,


rupturas, transformación o crisis en relación
con la casa en que se está viviendo.
El proceso puede tardar años en concretarse,
dependiendo de la velocidad del planeta. 

8. Tránsitos por cuadrantes

La Carta Natal está dividida en cuadrantes. Como ya se expuso, los planetas lentos (Neptuno y Plutón)
recorren el cielo a poca velocidad así que se pueden mover durante toda la vida en uno o dos cuadrantes. 

Si el tránsito es por el cuadrante I está transformando nuestra individualidad; si pasan por el


cuadrante II lo que se está transformado es el Yo y el entorno, la individualidad conectada con un
otro; si el tránsito es por el cuadrante III entonces son nuestras relaciones; y si es por IV hay temas
profesionales y otros asociados a los colectivos humanos los que se encuentran movilizados. 
30
9. Tránsitos por casas angulares

Cuando los tránsitos ocurren por las casas angulares (las casas I, IV, VII y X) podemos tener
momentos de especial transformación y crisis personal. Podríamos decir que son de los tránsitos
más fuertes que podemos experimentar. Esto cobra especial fuerza cuando los planetas están
tocando las cúspides de estas casas, es decir, el AC, IC, DC y MC. De estos cuatro puntos, el que
se destaca es el AC.

¿Qué características tienen, por qué son tan importantes estas casas? Porque son los ejes
estructurales de quienes somos. Cuando hay un tránsito potente se modifican todas las áreas
de la vida. Por ejemplo, cualquier tránsito sobre el AC y por la Casa I, trasforma tanto nuestra
individualidad, como nuestras vivencias familiares, así como nuestras relaciones de pareja y lo
que hacemos a nivel profesional, porque en el fondo somos nosotros los que estamos cambiando
de forma radical y eso modifica cómo vivimos las distintas áreas de nuestra vida. O, por ejemplo,
un tránsito por la Casa IV, que se puede expresar en una crisis familiar o bien en el mundo interno,
nos cambia también la forma de ser en el mundo, la manera de vincularnos en pareja y nuestros
temas profesionales y así sucesivamente.

31
Los tránsitos sobre los ejes cardinales tienen
fuertes efectos en la personalidad y
afectan todas las áreas de la vida.

Es particularmente importante cuando vemos que el eje cardinal forma una cruz casi perfecta,
como ocurre en el diagrama anterior. En este caso las cúspides de las casas (AC, DC, IC, MC) están
básicamente a 90° entre sí. Por lo tanto, si un planeta en tránsito está justo sobre el AC, también
le hace cuadraturas al MC e IC; así como una oposición al DC. Cuando tenemos estas cruces casi
perfectas, todas las “puntas” de la cruz (cúspides) sufren un proceso de transformación radical
cuando un planeta transita por cualquiera de ellas.

Esto es bastante menos intenso cuando tenemos una cruz cardinal imperfecta, como vemos en el
siguiente diagrama.

Acá el AC y DC no están a 90° del MC e IC, por lo tanto, un tránsito por cualquier cúspide no tiene
el efecto tan intenso en las cuatro casas.

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a) Tránsitos sobre el Ascendente y Casa I

Los tránsitos en este cuadrante implican un periodo de profundo cambio y transformación


personal. Normalmente son un nuevo nacimiento y una nueva etapa de la vida. Una nueva forma
de ser viene al mundo. 

Antes de comenzar el análisis de los tránsitos por la Casa I y el AC, es importante preguntarnos
qué pasó durante el tránsito en la Casa XII, porque si un planeta entra en la Casa I, viene de la Casa
XII. 

De cierta forma, el tránsito de la Casa XII es tiempo de “sacarnos” y liberarnos de cargas, temas,
emociones, traumas, apegos, condicionamientos y complejos que están en el inconsciente.
Entre más profunda haya sido la liberación desde el inconsciente, más posibilidad de cambio y
renacimiento personal puede ocurrir cuando el planeta en tránsito entre a la Casa I.

Los tránsitos en la Casa I son de reseteo, de reinicio, de un nuevo comienzo. Por eso, mientras más
yo haya limpiado temas inconscientes en la Casa XII, más probabilidad hay de que el nuevo Yo que
surja en la Casa I sea diferente. Si hubo resistencias al proceso por la Casa XII, entonces cuando el
planeta entre en Ascendente, los eventos y la crisis pueden ser muy grandes, pues una parte mía
desde el inconsciente se puede resistir al cambio.

La vida va a pedir que sumemos e incorporemos a nuestra personalidad al planeta en tránsito


por la Casa I. Una analogía sería decir que básicamente por el tiempo que dure el tránsito,
este planeta se vuelve una parte de la estructura del AC y de la Casa I. Es decir, vamos a atraer
situaciones a nuestra vida con la energía de ese planeta. Si nos resistimos a incorporarla, entonces
las situaciones externas se volverán más complejas. En cambio, si la integramos, las situaciones
externas se “relajan”.

b) Tránsitos sobre el IC y Casa IV

¿Qué ocurre? Cambios en el hogar, pasan cosas generalmente a nivel familiar y con nuestras
raíces. Cambios en los vínculos íntimos del hogar (en las relaciones que comparto en mi hogar); o
cambios asociados a mis padres o con hijos o parientes cercanos. A la vez, pueden producirse fuerte
procesos de liberación de temas del linaje familiar o ancestros. También puede haber mudanzas
o incluso cambios físicos en la casa. Es el momento para la resolución de miedos inconscientes
o temas que se arrastran de la infancia o de los padres. Por eso estos tránsitos apuntan a que
podamos resolver tramas asociadas a la familia, ancestros y linaje.

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c) Tránsitos sobre el DC y Casa VII

Aquí lo que se activa es la transformación de la vida en pareja y los vínculos con otras personas, ya
sea con los socios, amigos, etc. La forma de interactuar, de relacionarnos tiene que evolucionar y
transformarse de alguna forma. Así como lo que se entrega y lo que se necesita del otro. Por eso
son tan importantes, porque si transformamos nuestra forma de vincularnos, de dar, de recibir,
también tenemos que modificar nuestra manera de ser a nivel individual.
Estos tránsitos pueden provocar crisis en las relaciones de pareja (si es que se tiene) o hacer que
la persona vea sus dificultades para estar con otro (en caso de estar soltera).

d) Tránsitos sobre el MC y Casa X

Los cambios se vienen a nivel profesional en torno a lo que queremos hacer en el mundo. Temas
relativos a las metas y objetivos que nos hayamos puesto. Generalmente, cualquier tránsito por
la Casa X implica más trabajo y responsabilidades, o también aprender a desarrollar un mejor
sentido de la propia autoridad. 

Nos enfrentan a temas infantiles relacionados con las figuras de autoridad y con nuestros padres.
También aquellos centrados en los logros, lo que queremos hacer en el mundo, la vocación, la
aceptación social y las metas en la vida. Puede haber un cambio de profesión o una transformación
profunda en lo que queremos alcanzar en nuestro trabajo. 

Otra posibilidad cuando hay un tránsito en Casa X, puede haber un cambio importante de trabajo,
pero esto también puede ocurrir en los tránsitos por las Casa II o VI, porque todas ellas tienen que
ver con el ámbito económico y laboral.

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10. Tránsitos por las casas de Agua

Siempre que hay un tránsito por estas casas se produce una crisis emocional interna importante.
Los tránsitos por las casas de Agua son momentos especialmente recomendables para hacerse
terapia y mirar qué ocurre en el interior de nuestro mundo emocional. Momentos ideales para
liberarse de pautas o emociones atrapadas y que condicionan.

Las casas de Agua están relacionadas con lo inconsciente, las emociones, anhelos, traumas,
deseos guardados, etc. Los tránsitos por ellas nos van a remover a nivel interno, incluso sin que
pasen sucesos externos. Normalmente estamos mucho más sensibles, pues se despiertan con

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gran intensidad emociones muy guardadas; podemos tener miedo a desbordarnos o a perder el
control.

Es recomendable profundizar no solo en el mundo emocional personal, sino mirar a temas de


ancestros y linaje, es un tiempo ideal para hacer constelaciones familiares.

Estos tránsitos son mucho más complejos si en la casa de Agua hay planetas difíciles.   Por ejemplo,
que esté Quirón, Saturno y/o Plutón, pues nos revelan que hay potentes traumas o experiencias
dolorosas guardadas en las profundidades del inconsciente.

Es especialmente importante fijarse si la persona tiene una resistencia natural al elemento Agua
o es muy saturnina (más bien rígida a nivel emocional) o no tiene mayor presencia de planetas en
este elemento o si tiene su Luna en Aire, Tierra o Fuego. En cualquiera de estos casos, se puede
vivir con dificultad este tránsito, pues estas personas no saben manejar la conexión con su mundo
emocional interno.

Un tránsito sobre la Luna es análogo a este proceso de tránsitos


por Casas de Agua, pues moviliza el mundo emocional,
sacando a la superficie las emociones guardadas.
Son periodos de introversión o de mirar hacia adentro.
Ciclos ideales para el trabajo y terapia de temas de la infancia,
de la familia, de mamá y del inconsciente.
Momentos para liberarse de pautas o emociones atrapadas y
que nos condicionan desde allí. También son buenos momentos
para hacer constelaciones familiares y trabajar linaje familiar.

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III- Los tránsitos los primeros siete años de vida

El objetivo de los tránsitos durante este periodo es ir actualizando las cargas evolutivas que trae
el alma y que deben ser resueltas en esta vida. A lo largo de los siete primeros años de vida de un
niño o niña, se descarga toda la información que trae antes de nacer. Tanto aquella que viene desde
sus experiencias pasadas de alma, como del linaje familiar más ancestral, así como la heredada de
sus padres. 

La situaciones y vivencias que van a ir ocurriendo estos siete años van a actualizar en esta
encarnación las memorias y recuerdos pasados. Por ejemplo, si en la Carta Natal se ven heridas
de abandono y miedo al apego (Luna/Urano en tensión), entonces las experiencias de los primeros
años van a estar cargadas de situaciones de desapego y pérdida de nutrición.  

Los tránsitos son los gatilladores que hacen que ocurran situaciones y vivencias que nos marcan.
Estos eventos actualizan y moldean nuestra memoria emocional y la estructura de personalidad
de esta vida justamente con los comportamientos pasados que venimos a evolucionar.

Los tránsitos van materializando y co-creando eventos que tienen una importancia fundamental
en la construcción del yo y la propia realidad. 

Cuando uno ve la carta de un bebé con muchas cuadraturas, generalmente ese niño no tiene esas
cuadraturas activas al comienzo de su vida. Éstas se irán materializando a medida que se activen
esos planetas por tránsito. Por ejemplo, un niño puede nacer con una cuadratura de Marte a
Saturno, pero es a los 7 años cuando Saturno en tránsito la activará porque ése es el tiempo que
Saturno demora en hacer aspecto de cuadratura consigo mismo. Solo en ese momento se activará
el miedo, la inseguridad, la cobardía o la sensación de que “no puede” hacer algo. Los tránsitos de
alguna forma hacen que se vuelvan reales los temas que trae nuestra carta, que son los temas de
nuestra alma. 

Por eso, podríamos decir que los tránsitos de los primeros siete años de vida cumplen un rol de
involución. Nos condicionan, activan apegos y la necesidad de control que restringe la individualidad,
la capacidad de fluir con la vida y de abrirnos a otros. Nos moldean creando la estructura de ego-
personalidad (que venimos a trascender). Nos van sumergiendo en la trama dual (amor-miedo o
placer-dolor) que caracteriza este plano dimensional. Nos hacen perder nuestra inocencia y nos
van sumergiendo en la experiencia de estar encarnados en la Tierra. 

El objetivo de los tránsitos durante la infancia


es actualizar las cargas evolutivas que trae
el alma y que deben ser resueltas en esta vida. 

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En cambio, los tránsitos después de los 14 años ya tienen un mucho mayor potencial evolutivo, es
decir, nos empujan a transformarnos para liberarnos de los condicionamientos que se “cargaron”
los primeros catorce años de vida (en especial, los siete primeros).  

Es difícil pedirle a un niño que tiene 5 o 6 años que tome conciencia del proceso evolutivo que
está viviendo, pues básicamente no tiene herramientas para sostenerse emocionalmente solo.
Tampoco ha creado un ego sano que pueda ser la base firme del proceso de observación consciente
de quién es en comparación con su contexto.

Entonces, ¿qué es lo que se hace con los niños? Cuando se trata de un bebé de hasta un año, los
tránsitos pueden experimentarse y somatizarse como problemas para dormir, mucho llanto,
hiperactividad o problemas de salud. Sin embargo, lo más típico es que sean cosas que afectan a
sus padres; son ellos quienes viven externamente el tránsito complejo del bebé. Los tránsitos en
esta edad nos hablan en particular de sucesos externos generalmente asociados a la familia. Los
bebés al estar fusionados con el campo emocional de sus padres hacen propias las experiencias y
emociones que ellos sienten.

En la medida en que crecen, se vuelve una mezcla entre las experiencias y miedos propios, con
temas que también viven los padres. Por ejemplo, un niño de 6 años tiene el tránsito de Saturno
en conjunción a su Sol natal. Justo ha comenzado a realizar actividades de competición con
sus compañeritos y se siente más exigido y evaluado. Siente miedo por esas experiencias y se
inseguriza. Quizás hasta se burlen de él. En paralelo, su padre está teniendo una crisis profesional,
no sabe qué hacer con su vida y tiene mucho miedo al fracaso. O una niña que, a los 3 años, Saturno
le hace un aspecto duro a la Luna ¿qué puede haber pasado?, la mamá quedó embarazada o le
nació un hermano. Ese suceso (aunque no haya sido ella la protagonista) le genera la pérdida de la
nutrición de mamá, activándole los miedos de abandono y a no ser lo suficientemente buena para
ser querida.

En el caso de las niñas y niños, debemos entender


a los tránsitos tanto como procesos propios,
como sucesos que están ocurriendo en la familia,
o que afectan de modo directo a sus padres o hermanos. 

Siempre es bueno revisar la carta de los padres cuando se ve una carta infantil con tránsitos
potentes. 

Mi consejo terapéutico con los niños es darles esencias florales para ayudarlos a manejar, liberar
y sanar las cargas emocionales y heridas que los tránsitos van generando en la vida. No podemos
evitar que un infante viva un suceso, pero podemos ayudarlo para que no quede con una herida
infectada. Muchas veces es justamente el exceso de dolor o carga emocional la que no permite
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que integremos de sana manera una vivencia dolorosa infantil. Dar esencias de sanación permite
que la herida sane. Va a quedar una cicatriz emocional (esto no se puede evitar), pero es mejor una
cicatriz que una herida infectada que duele todo el tiempo.

Por ejemplo, si hay un tránsito de Plutón hay que dar esencias plutonianas para calmar la angustia
porque el niño se está cargando de enojo, trauma, resentimiento, descontrol, etc. Al darle flores,
no impedimos que viva esas emociones, sino que ayudamos a que su memoria emocional no quede
tan cargada. Es importante recordar que la gran mayoría de las situaciones emocionalmente
dolorosas que hemos vivido en nuestra vida están asociadas a un tránsito o progresión ocurrido
a edades tempranas. Por ejemplo, si un niño está viviendo un tránsito de Saturno al Ascendente
es probable que se comporte más inseguro y miedoso, se sienta más exigido por la vida en el
sentido de que ésta le pide que madure ¿Qué le damos? Esencias saturninas para el miedo, para
la inseguridad, para potenciar la autoestima. Si el tránsito es de Saturno al Sol, entonces le damos
esencias para Saturno y para el Sol. Si es a la Luna, entonces para ésta y Saturno. Así funciona. A
los niños les sirven muchos las esencias florales para ayudarlos con los tránsitos. 

Ahora bien, ¿con quién se trabaja? Con los padres. Hablando con ellos y preguntándoles qué están
viviendo. Vamos a un ejemplo muy normal: los papás se divorcian. Es seguro que este evento está
asociado a tránsitos muy complejos de los niños (y padres). Otro ejemplo, un papá que se divorció
y rápidamente encontró una nueva novia, justo en ese momento su hija tenía un tránsito de Plutón
a Venus natal. Es decir, aunque ella tenga 5 años se siente totalmente traicionada y engañada por
el padre que está con una nueva pareja y se está cargando de un resentimiento muy grande hacia
él. Incluso éste puede verse alimentado por el resentimiento de su madre, que quizá ni siquiera se
lo tiene que expresar a su hija, pues ambas están conectadas emocionalmente. 

Entonces, lo que tenemos que hacer es explicarle a la mamá y/o al papá las emociones y situaciones
que están viviendo sus hijos, a fin de que entiendan cómo los sucesos que ellos viven los están
afectando y se relacionan con lo que sienten. Se les puede aconsejar que tomen conciencia de
cómo lo que les pasa a ellos marca a sus hijos, invitándoles a que hagan movimientos, cambios o
terapia para trabajar estos temas. 

Por ejemplo, el niño se siente más inseguro porque está teniendo un tránsito de Saturno ¿será que
le están exigiendo más? Entonces hay que dejarlo más tranquilo y no presionarlo tanto porque
ya de por sí se siente presionado. Podemos hablarle en detalle de los miedos, inseguridades y
desafíos de maduración que representa este tránsito para un niño. O, por ejemplo, si el tránsito es
de Urano quizás convenga darle más contención y estabilidad, pues siente que pierde estabilidad
y raíces en su vida, además de explicarle los efectos de este tránsito de Urano a los padres.

Los tránsitos blandos en la infancia, como los trígonos o sextiles a los planetas natales y también las
conjunciones de Júpiter en tránsito a los planetas personales implican periodos de experiencias
agradables. Ayudan a activar y potenciar dones y habilidades que traemos, así como una imagen
positiva de nosotros mismos y de los vínculos con otros.

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Los tránsitos complejos en la infancia

Los tránsitos “densos” tanto de Saturno, como Urano, Neptuno y Plutón representan desafíos
para la seguridad infantil. ¿Qué niño realmente quiere vivir a Saturno?, si este planeta te obliga a
madurar y los niños no quieren hacerlo, incluso los capricornianos. De hecho, no es raro que durante
un tránsito de Saturno, un niño o niña se haya sentido tan presionado, que algo internamente se
rigidizó en su interior y la conciencia quedó fijada ahí. Luego de adulto, tendrá que reparar esa
herida. Pero si en esos momentos le damos esencias, lo ayudaremos a vivir el proceso de otra
forma y el niño ganará dones, talentos, confianza y no se rigidizará tanto. 

Los tránsitos de Saturno son muy significativos porque son los que más se repiten. Si les ayudamos
en esos momentos de maduración, quitándoles los miedos y la inseguridad, y siendo menos
exigentes, ayudaremos a los niños a que aprendan a madurar de forma más natural, ganando
valor, responsabilidad sana y estabilidad interna y, por supuesto, menos rigidez. 

Los tránsitos duros de Saturno, Urano, Neptuno y Plutón activan con mayor fuerza las capas de
protección del ego que se está formando. ¿Cuáles son los planetas asociados a estas capas?3
Plutón, Luna y Saturno. Obviamente, todos estos tránsitos potentes van a activar la estructura
del ego defensivo, el que va a surgir para compensar el dolor. Entre más potente el tránsito, más
necesitamos de una estructura defensiva para sortear y sobrevivir al dolor. Es en este punto
donde podemos ayudar a los niños. 

Tengamos claro que los tránsitos densifican la realidad. Cuando nacemos, todavía no estamos del
todo conectados con la densidad de la vida 3D en la Tierra. Podríamos decir que estamos en un
plano menos dual. Los tránsitos nos van a “bajar” a la realidad, hasta llegar al nivel evolutivo que
nuestra alma viene a experimentar. Hay personas que van a tener mejores experiencias infantiles,
que tienen cartas mucho más amigables. Otras no. La vivencia de cada uno es completamente
diferente. 

Es muy importante entender que no podemos evitar los tránsitos a los hijos, lo que podemos
hacer es trabajar esa energía en nosotros como adultos de manera previa, de forma que cuando
nuestros hijos la experimenten, nosotros tengamos un acercamiento diferente y eso ayudará a
que nuestro hijo la viva de otra forma. 

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Esto se estudia tanto en la parte III de la formación de la Escuela y en los Máster de Quirón y de Plutón y nodos
lunares.

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Los padres no pueden reprimir o impedir las heridas
que los tránsitos profundos van a dejar en sus hijos,
pero sí pueden ayudar a que estas heridas se convierten
en cicatrices y no permanezcan abiertas.

La clave de este periodo infantil es ayudar a que los niños integren de forma sana estas
experiencias. De esta manera, las capas de la personalidad quedan menos rígidas y así se produce
una maduración con menor nivel de dolor y miedo. El ego se vuelve más flexible y adaptable. A
su vez, los padres deben resolver la mayor cantidad de temas internos posibles, de modo que los
hijos no reciban la carga negativa del árbol, sino la positiva.

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Anexo

Frecuencia de los tránsitos

• El ciclo completo de Júpiter es de 12 años alrededor del zodíaco. Es muy común y frecuente
tener tránsitos de Júpiter, ya que avanza muy rápido aspectando a muchos planetas. 
• El ciclo completo de Saturno es de 28/29 años alrededor del zodíaco. También vamos a
vivir muchos tránsitos de Saturno durante nuestra vida. 
• El ciclo completo de Urano es de 84 años alrededor del zodíaco. Los tránsitos de Urano son
mucho menos frecuentes que los de Saturno y Júpiter. 
• El ciclo completo de Neptuno es de 165 años y el de Plutón es 248 años. Estos planetas se
mueven muy lento y avanzando poco durante nuestra vida. Por lo que los tránsitos a otros
planetas son muy pocos. Van a marcar hitos muy potentes y situaciones de cambio muy
importante en nuestra existencia y forma de ser.

Los tránsitos de estos dos últimos planetas son pocos, pero atención, si tenemos un stellium natal,
el tránsito puede durar muchos años. Podemos pasar perfectamente 10 años en un tránsito duro
de Plutón, pero no podemos pasar 10 años en un mismo tránsito duro de Saturno.

En pocas palabras ¿qué representa cada tránsito?:

• Júpiter: expansión, suerte, confianza, oportunidades, viajes, aventuras. Los tránsitos de


Júpiter generalmente son positivos.
• Saturno: maduración, estructura, dar forma, construir, asumir responsabilidades.
• Urano: cambio, ruptura, nuevas experiencias y libertad. Movimientos abruptos. Cambios
inesperados.
• Neptuno: disolución del yo, conexión interior, aumento de la sensibilidad personal y
colectiva, pérdida de límites y barreras del ego.
• Plutón: muerte del yo y transformación personal a un nivel muy profundo, regeneración,
situaciones de impotencia, de soltar apegos, mirar la sombra y experiencias de trauma.
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Es muy importante entender que los planetas transpersonales están diseñados para transformar
y modificar nuestra personalidad, ego, estructura y forma antigua de ser. Por lo tanto, ¿contra
qué energía actúan en lo profundo? Saturno. Estos planetas harán que nuestra realidad externa
cambie. También que se transforme nuestra estructura de personalidad interna. Saturno construye
y da forma. Urano, Neptuno y Plutón transforman lo que Saturno construye y materializa en la
realidad y personalidad.

Todos los tránsitos de Urano, Neptuno, Plutón afectan de alguna forma a Saturno, independiente
si lo tocan o no, porque Saturno es la forma que nos contiene y es la realidad en la que vivimos. Por
ejemplo, los tránsitos de Urano piden que nos liberemos de las estructuras saturninas para que
probemos cosas nuevas y diferentes. Hacen que rompamos las cadenas de Saturno. Por otro lado,
los tránsitos de Neptuno derriten, disuelven las estructuras saturninas que tenemos. 

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