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La Santa Cena – Tomado del Manual 2017-2021

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XIII. La santa cena. Creemos que la Santa Cena instituida por nuestro Señor y Salvador
Jesucristo es un sacramento que proclama su vida, sufrimientos, muerte sacrificial,
resurrección y la esperanza de su segunda venida. La Santa Cena es un medio de gracia en
el cual Cristo está presente por el Espíritu. Todos están invitados a participar por la fe en
Cristo y ser renovados en vida, salvación y unidad como Iglesia. Todos deben participar con
aprecio reverente de su significado y por este medio testificar de la muerte del Señor hasta
que Él vuelva. Todos los que tienen fe en Cristo y amor por los santos están invitados por Él
a participar tan frecuentemente como sea posible.
(Éxodo 12:1-14; Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:17-20; Juan 6:28-58; 1
Corintios 10:14-21; 11:23-32)
Éxodo 12:1-14 La Pascua
12 Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los
meses del año.
3 Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada
uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
4 Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y
su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme
al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
5 El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
6 Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del
pueblo de Israel entre las dos tardes.
7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en
que lo han de comer.
8 Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas
amargas lo comerán.
9 Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza
con sus pies y sus entrañas.
10 Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo
quemaréis en el fuego.
11 Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro
bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
12 Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en
la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en
todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.
13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y
pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra
de Egipto.

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14 Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová
durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.

Mateo 26:26-29
26 
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y
dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
27 
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
28 
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para
remisión de los pecados.
29 
Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en
que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Marcos 14:22-25
22 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad,
esto es mi cuerpo.
23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos.
24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo en el reino de Dios.

Lucas 22:17-20
17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre
vosotros;
18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios
venga.
19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por
vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.

Juan 6:28-58
28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos?
¿Qué obra haces?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les
dio a comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi
Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

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35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que
en mí cree, no tendrá sed jamás.
36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que
me envió.
39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en
él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que
descendió del cielo.
42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros
conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
43 Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en
el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel
que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al
Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer
su carne?
53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre,
y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come,
él también vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y
murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

1 Corintios 10:14-21
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14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
15 Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo.
16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El
pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos
participamos de aquel mismo pan.
18 Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del
altar?
19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?
20 Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios;
y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.
21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de
la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

1 Corintios 11:23-32 - Institución de la Cena del Señor


23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la
noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por
vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de
mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del
Señor anunciáis hasta que él venga.

Tomando la Cena indignamente


27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio
come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo.

SACRAMENTOS 700.
LA SANTA CENA

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La administración de la Santa Cena puede introducirse por medio de un sermón
apropiado y la lectura de 1 Corintios 11:23-29, Lucas 22:14-20 o algún otro pasaje
apropiado.

Entonces el ministro puede hacer la siguiente invitación: La Santa Cena,


instituida por nuestro Señor y Salvador Jesucristo es un sacramento que proclama
su vida, sus sufrimientos, su muerte sacrificial, su resurrección, y la esperanza de
su segunda venida. Nos recuerda la muerte del Señor hasta su regreso. La Cena es
un medio de gracia en el cual Cristo está presente por el Espíritu.

Debe ser recibida en reverente aprecio y agradecimiento por la obra de Cristo.


Todos aquellos que verdaderamente se han arrepentido, renunciado a sus
pecados, y han creído en Cristo para salvación están invitados a participar en la
muerte y resurrección de Cristo. Venimos a esta mesa para ser renovados en
vida y salvación y ser hechos uno por el Espíritu.

En unidad con la Iglesia, confesamos nuestra fe: Cristo murió, Cristo


resucitó, Cristo vendrá otra vez.

Por eso oramos: El ministro puede ofrecer una oración de confesión y súplica,
concluyendo con la siguiente oración de consagración:

Santo Dios, Nos reunimos aquí, en tu mesa, en el nombre de tu Hijo Jesucristo,


quien fue ungido por tu Espíritu para predicar las buenas nuevas a los pobres,
proclamar libertad a los cautivos, poner en libertad a los oprimidos. Cristo sanó a
los enfermos, alimentó al hambriento, comió con los pecadores, y estableció el
nuevo pacto para el perdón de los pecados. Vivimos con la esperanza de Su
regreso.

En la noche que Jesús fue traicionado, tomó el pan, dio gracias, partió el pan, lo
dio a Sus discípulos, y dijo: “Tomen, coman; esto es mi cuerpo que es entregado
por ustedes. Hagan esto en memoria de mí”. Así mismo, después de haber
cenado, tomó la copa, dio gracias, la dio a Sus discípulos, y dijo: “Bebed de ella
todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada
para perdón de los pecados. Haced esto en memoria de mí”.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Mateo 26:27-29; Lucas 22:19)

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Así, nos reunimos como el Cuerpo de Cristo para ofrecernos a nosotros mismos
en alabanza y agradecimiento a ti. Derrama tu Espíritu Santo sobre nosotros y
estos tus dones. Haz que por el poder de tu Espíritu éstos representen para
nosotros el cuerpo y la sangre de Cristo, y que nosotros seamos para el mundo el
Cuerpo de Cristo, redimidos por tu sangre.

Por tu Espíritu haznos uno en Cristo, uno los unos con los otros, y uno en el
ministerio de Cristo para todo el mundo, hasta que Cristo venga en victoria final.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Y ahora, tal como
Cristo nuestro Salvador nos enseñó, oremos: Aquí la congregación puede orar el
Padre Nuestro.

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por
todos los siglos. Amén.”

Al compartir el pan el ministro dirá: El cuerpo de nuestro Señor Jesucristo,


quebrantado por nosotros, nos preserve irreprensibles para la vida eterna.
Comamos este pan, en memoria de que Cristo murió por nosotros y seamos
agradecidos.

Antes de participar de la copa, el ministro dirá: La sangre de nuestro Señor


Jesucristo, derramada por nosotros, nos preserve irreprensibles para la vida
eterna. Bebamos de esta copa, en memoria de que Cristo murió por nosotros
y seamos agradecidos.

Después que todos hayan participado, el ministro podrá ofrecer una oración final
de acción de gracias y consagración. (29.5, 515.4, 532.7, 533.2, 534.1)

NOTA: Solamente vino sin fermentar deberá usarse en el sacramento de la Santa


Cena.

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