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Michael Scharf.
Cuando se habla de crímenes internacionales, usualmente son cometidos por
grupos grandes de personas; como por ejemplo las redes terroristas o crímenes
de guerras cometidos por gobiernos y agentes militares
En estos grupos criminales existen líderes, actualmente estos no dejan ninguna
documentación de sus órdenes que les dan a sus subordinados utilizando ciertas
frases como “hagamos nuestro trabajo y eliminemos a esas cucarachas”; cuando
en realidad no están hablando de cucarachas si no de grupos étnicos a los que
consideran enemigos.
Historia y la aplicación de la responsabilidad de mando
Esta es un tipo de ley que se aplica cuando un superior o civil debe responder por
cosas que hacen sus subordinados. Esta teoría indica que el superior jerárquico
era el que tenía que ser juzgado por los hechos cometidos por sus subordinados.
Los estatutos de los tribunales internacionales modernos, empezando por el
Tribunal de Yugoslavia y el de Rwanda, la Corte Especial para Sierra Leone e
incluso la Corte Penal Internacional, todos tienen una cláusula muy similar que
dice que el hecho de que un crimen haya sido cometido por un subordinado no
releva de responsabilidad penal al superior.
Aquí está la clave. Si el comandante supo o tuvo razón para saber que el
subordinado iba a cometer tales actos o los había cometido, y el superior no tomó
las medidas necesarias y razonables para impedir tales actos o para castigar a
los perpetradores. Entonces, aquí tenemos tres elementos. Uno es el estándar de
negligencia, que el comandante tiene que saber que hubo un crimen, ese es un
estándar de conocimiento, o tiene que haber razones para que supiera, y ese es
un estándar de negligencia, es decir, que no puede evitar el conocimiento
culposamente.
Si una persona razonable que estuviera en esa situación hubiera investigado, eso
desencadena ese primer factor. El siguiente factor es que la persona que está al
mando tiene que, no haber tomado todas las medidas necesarias y razonables
para impedir esos actos, lo que no quiere decir que tienen que mover cielo y tierra
para detener estos crímenes, sino que deben hacer lo que un comandante
razonable hubiera hecho que tuviera un chance razonable de detenerlos.
Esta teoría de mando, so solo se aplicaba a los militares sino que también a los
ciudadanos privados ya que si tenían conocimiento de que se estaba cometiendo
una atrocidad, con unas simples palabras podía detener a sus trabajadores.
Esta doctrina se aplica solo en algunos países, son grupos criminales que
comenten delitos pero que uno de ellos únicamente colaboro más no ejecuto la
acción puede condenársele por lo mismo, porque de cierto modo el incito al grupo
a cometer el delito, aplicando la versión norteamericana o británica de la ley se
estaría delante de una conspiración que es el crimen que se comete cuando se
actúa conjuntamente para hacer algo criminal, y en ese caso todos los
participantes son responsables de las consecuencias.
Es hacer que una o varias personas cometan el delito de genocidio como lo que
sucedió con los hutus que decidieron eliminar sistemáticamente a los tutsis, y
como parte de esta extensa masacre, 800.000 tutsis, casi dos terceras partes de
esa población, fueron aniquilados en cuatro cortos meses.
Las estaciones de radio jugaron un papel primordial porque a los tutsis no los
mataron solo los militares. Los mataron los obreros de la fábrica de té y la razón
por la que hicieron esto y como lograron hacerlo es porque la gente del radio
decía, salgan y maten a las cucarachas, y les decían dónde estaban las
potenciales víctimas.
Ahora, los tribunales internacionales han examinado esto, y han decidido que la
incitación es lo que se conoce como un crimen incipiente.
Quiere decir que la prueba del resultado no es necesaria para que el crimen haya
sido cometido, solo que el perpetrador haya tenido la intención de que el resultado
ocurriera, y que hubiera potencial en lo que hizo el perpetrador para generar ese
resultado. Entonces, es la intención del orador lo que importa, no la efectividad del
discurso.
El Tribunal de Rwanda en el caso de los medios hizo énfasis en que para que
haya incitación hace falta llamar a la audiencia a que realice una acción de algún
tipo. Hay que probar que las palabras eran un llamado a la acción. En Estados
Unidos, decimos que hay que crear un peligro claro y presente de acción. Si no se
puede probar eso, entonces el lenguaje inflamatorio solo será
considerado discurso de odio y no el crimen internacional de incitación al
genocidio.
VIDEO 3
Terrorismo y Piratería.
Michael Scharf
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Un ejemplo de terrorismo es el narco terrorismo. Estos son grandes grupos de
narco traficantes, los carteles de Latinoamérica y Centroamérica. Los grupos que
operan por toda Asia, Rusia y otros lugares. Ellos cometen actos terroristas. Usan
cosas como coacción, secuestran jueces, amenazan a funcionarios públicos, y no
lo hacen con fines políticos, sino porque quieren engrasar los engranajes de sus
lucrativos sistemas de entrega de narcóticos.
Piratería moderna