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Dominio Por Coaccion
Dominio Por Coaccion
En este lugar no interesa aún la cuestión acerca de si y bajo qué condiciones tal defence
merece ser reconocida. (E.V, 2005)
Por último, se debe tomar posición nuevamente respecto del criterio de la desvinculación
del derecho, especialmente de las réplicas de Roxin y Figueiredo Dias (sub cc)) a las
críticas a este criterio. (E.V, 2005)
Si tales personas son realmente imprescindibles para la realización del plan total de
exterminio, no se podría partir de su fungibilidad en relación con sus superiores. Por tanto,
aquí se está de frente a un doble problema: Por un lado, se necesita también de la
fungibilidad de estas personas para poder fundamentar el dominio por organización del
verdadero vértice de la organización. (E.V, 2005)
Este autor transporta, en definitiva, la estructura de los delitos de deber a la teoría del
dominio del hecho, sirviéndose de un concepto material de libertad. (E.V, 2005)
Los autores que no pertenecen al vértice de la organización, pero sí por ejemplo al nivel
medio de conducción, poseen dominio de la organización dentro del aparato a lo sumo
respecto de sus subordinados.416 Ellos no dominan todo el aparato, sino a lo sumo una
parte de éste. Este dominio parcial justifica su consideración como autores mediatos al
menos respecto de la parte de los sucesos bajo su dominio. Por otra parte, su dependencia
del vértice de la organización parece hablar en contra de una autoría mediata y en favor de
una coautoría fundada en la división funcional del trabajo. Sin tal división del trabajo de
ningún modo se hubiera podido realizar la “solución final”. Tampoco hubiera podido
funcionar tan eficientemente la maquinaria de exterminio de un campo de concentración
como Auschwitz, en particular bajo la orden y supervisión del comandante de campo Höß.
En este sentido, no pueden prosperar los usuales argumentos en contra de la coautoría en el
marco de organizaciones formales, expuestos por último y una vez más por Roxin. (E.V,
2005)
Una vez más: el criterio de la desvinculación del derecho
He sostenido el punto de vista de que el criterio de la desvinculación del derecho, tal como
fue entendido originariamente por Roxin, esto es, en el sentido de un aparato organizado de
poder que está fuera del ordenamiento jurídico, es superfluo para la fundamentación del
dominio por organización. (E.V, 2005)
En mi opinión, una desvinculación del derecho entendida de este modo no puede ser un
presupuesto obligatorio del dominio por organización, porque también existen —en el
ámbito de la criminalidad de Estado— aparatos organizados de poder que actúan
criminalmente sin desvincularse del derecho —al menos sin desvincularse del derecho
positivo, sino a lo sumo del derecho suprapositivo (derecho natural) (E.V, 2005)
Resumen y conclusiones
Consideraciones preliminares
La disposición exige, por tanto, desde el punto de vista objetivo una conducta de
complicidad; al respecto, el concepto de “complicidad” (“aid, abets”), conocido por la
jurisprudencia y las codificaciones, es complementado con aquel de la colaboración de
algún otro modo (“otherwise assists”) y determinado con más precisión con la referencia al
suministro de los medios para su comisión (“providing the means”). Como exigencia
subjetiva especial es necesario que el cómplice preste su colaboración “con el propósito de
facilitar” (“[f]or the purpose of facilitating”) la comisión del hecho principal. En lo que
sigue serán concretados ambos presupuestos sobre la base de la praxis de derecho penal
internacional existente y considerando las teorías del delito nacionales. (E.V, 2005)
Como toda acción de cooperación— y “abetting” —como la facilitación del hecho a través
de ciertas demostraciones de simpatía— no aporta nada, pues según la opinión de la Sala
basta ya con la existencia de “aiding” o de “abetting”. (E.V, 2005)
La presencia en el lugar del hecho, también mencionada por la Sala, asume especial
importancia desde el punto de vista del derecho probatorio. Según la opinión de la
jurisprudencia ella no representa un presupuesto indispensable de la responsabilidad del
cómplice. (E.V, 2005)
Generalidades
Esta opinión parece imponerse cada vez en mayor medida también en el common law. Allí,
la concepción tradicional naturalista de la causalidad es completada por medio de la teoría
de la “proximate cause”, la cual considera que en los casos de causalidad interrumpida
(cortada, adelantada) el tercero que se interpone coloca una causa próxima que desplaza a
la causa remota; en el common law moderno con frecuencia se la entiende de modo más
amplio en el sentido de una previsibilidad del curso causal o como necesaria limitación
normativa del “but for test” —correspondiente a la fórmula de la conditio. Esto es
absolutamente convincente, ya que la cuestión de la proximidad de una conducta
determinada al resultado típico o a la lesión del bien jurídico es una cuestión de valoración
que va más allá de las meras relaciones naturales. Además, también en los proyectos de
codificación pertinentes las consideraciones valorativas desempeñan el rol determinante.
(E.V, 2005)
Elevación causal del riesgo o “puro” aumento del riesgo con realización del riesgo
Ellos coinciden en que una aportación co-causal puede constituir una complicidad punible
sólo si ella ha representado un aumento del riesgo para la víctima y, correspondientemente,
un aumento de las chances de producción del resultado para el autor. Estos autores se
diferencian, sin embargo, en la caracterización de la prestación de asistencia típica.
Mientras Roxin la descompone en cuatro elementos, a saber, el posibilitar, el facilitar, el
intensificar o el asegurar el hecho principal, Samson prescinde del elemento del
asegurar.534 Esta diferencia, sin embargo, no cambia en nada la coincidencia fundamental.
(E.V, 2005)
Por eso mismo también es convincente aquella posición de la doctrina que para determinar
la idoneidad de tales acciones para la complicidad se atiene a la parte interna del hecho, es
decir, si el colaborador tuvo conocimiento del hecho principal o —en caso de un mero
“tener por posible” en el sentido del dolus eventualis— si existió una “reconocible
inclinación al hecho” del autor principal. Sea como fuere, este caso muestra precisamente
que no sólo ya desde un punto de vista objetivo terminológico es difícil comprender el
concepto de “conductas cotidianas” o “conductas externamente neutrales”, sino que
también las acciones de cooperación en crímenes internacionales probablemente sólo de
modo excepcional pueden ser calificadas de “cotidianas”. Tales acciones pierden su
carácter de cotidianidad ya por servir de medio para un ataque masivo y/o sistemático a
personas o a las condiciones de su existencia. A ello se agrega que pueden resultar
particularidades en los grupos de casos que debido a su carácter delictivo específico y
transnacional son exclusivamente de naturaleza penal internacional. Se piensa, por ejemplo,
en el caso del exportador de armas de guerra que vende armas a un gobierno el cual las
utiliza para cometer crímenes internacionales. ¿El exportador es punible como cómplice de
estos crímenes? ¿Es en realidad el comercio internacional de armas una conducta cotidiana
en el sentido de la definición dada más arriba?578 Probablemente esto debería ser
afirmado, pues el comerciante de armas persigue con su comercio en principio “fines
propios e independientes del autor y del hecho, que no están jurídicamente desaprobados”.
(E.V, 2005)
En general vale lo dicho más arriba: El asistente, con su ayuda, debe haber aumentado el
peligro o el riesgo para el bien jurídico (aumento del riesgo), este (aumento del) riesgo por
él creado se debe haber realizado (realización del riesgo o causalidad de modificación) y su
prestación de asistencia debe haber sido jurídicamente desaprobada (desaprobación del
riesgo). In concreto se trata menos de los casos, en sí no problemáticos, de auxilio mediante
consejos técnicos,581 que de aquellos de un (mero) fortalecimiento de la decisión de
cometer el hecho.582 Al respecto, no debe confundirse el problema indiscutible de la
posibilidad de demostración de una influencia psíquica. (E.V, 2005)
Sin embargo, también en derecho penal internacional rige el principio de que una
complicidad psíquica por medio del fortalecimiento de la resolución de cometer el hecho
entra en consideración sólo en límites estrechos. (E.V, 2005)
Algunos sistemas siguen el principio elegido por el ECPI; otros consideran suficiente el
dolo (genérico), especialmente la mera previsibilidad del hecho principal.613 Para el
derecho alemán y los sistemas jurídicos emparentados con éste es suficiente el dolo
(genérico).614 Esto se corresponde con la jurisprudencia de los tribunales Adhoc, según la
cual, como es conocido, es suficiente con que el cómplice sepa que sus conductas ayudan al
autor principal. (E.V, 2005)
Complicidad y contribución de algún otro modo al hecho colectivo.
En el caso en que llegara a faltar, al respecto, el dominio del hecho del superior, éste
seguirá siendo punible según las reglas de la provocación al hecho que se desarrollarán
seguidamente. Desde esta perspectiva, la codificación separada del ordenar la comisión de
un delito es superflua. Sin embargo, no se debe pasar por alto que la punibilidad del ordenar
la comisión de un crimen internacional está reconocida por la costumbre internacional;646
al respecto, es controvertido si es necesaria una relación jerárquica formal entre superior y
subordinado. (E.V, 2005, pág. 274)
. La CDI entiende con esto que el llamado a cometer delitos debería tener lugar en
reuniones públicas o dirigirse al público en sentido amplio, especialmente mediante su
divulgación por los medios de difusión masivos.684 Del mismo modo, en Akayesu el ICTR
hizo depender la incitación “pública” al genocidio conforme al art. 2 (3)(c) del Estatuto del
ICTR del número de potenciales destinatarios o participantes en una reunión pública, así
como del lugar de dicha reunión. (E.V, 2005, pág. 280)
Se podrá afirmar de todos modos que el superior es responsable en primer lugar por la
ausencia de control y sólo secundariamente (en cierto modo como una consecuencia) por
los propios crímenes base. Aunque el superior tiene un deber de evitar el resultado, en tanto
que el tipo de la responsabilidad del superior se encamina a la evitación de los resultados
causados por los crímenes base —y en este sentido el resultado le puede ser imputado—,22
a él sólo le puede ser exigido, sin embargo, un debido control de sus subordinados mediante
la ejecución de las acciones establecidas en el art. 28, pero no el impedimento directo del
resultado. (E.V, 2005 P.298)