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Todo crecimiento óseo es una mezcla complicada de dos procesos básicos: depósito y
reabsorción, que son efectuados por campos de crecimiento por los tejidos blandos que
revisten al hueso. Como los campos crecen y funcionan de forma diferente en diversas partes
del hueso, éste sufre un remodelado (cambio de forma). Cuando la cantidad de depósito es
mayor que la de reabsorción, el agrandamiento del hueso necesita su desplazamiento, es
decir, una reubicación física, en concordancia con otro desplazamiento óseo
Enlow y Bang han resumido los conocimientos actuales acerca del crecimiento y desarrollo del
maxilar de la siguiente manera:
Al aumentar de tamaño el maxilar, sus diversas partes y regiones pasan a ocupar nuevas
posiciones sobre el hueso. Esto exige un mecanismo de ajuste estructural que provoca
desplazamientos de partes específicas para mantener la forma constante y posición relativa.
Las aposiciones de hueso suceden sobre el margen posterior de la tuberosidad del maxilar.
Esto sirve para aumentar la longitud de la arcada dentaria y agrandar las dimensiones
anteroposteriores de todo el cuerpo del maxilar. Junto con este aumento, existe el
movimiento progresivo de toda la apófisis cigomática en dirección posterior correspondiente.
La zona premaxilar crece hacia abajo. La orientación superficial de esta zona es tal, que el
movimiento hacia abajo se produce por la resorción del lado del periostio de la corteza labial,
que se orienta en dirección opuesta a la dirección del crecimiento. Este patrón de crecimiento
también causa una leve recesión del área de los incisivos en dirección posterior, situación que
también se observa en la mandíbula.
Bibliografía: