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Esta acción tensora de la piel hace que el lipoláser sea ideal para tratar zonas con
flacidez, como la cara interna de los muslos, el abdomen y la papada. La liposucción es
más habitual en los muslos, cartucheras, glúteos, abdomen y rodillas.
Entre las diferencias que puedes encontrar entre el lipoláser y la liposucción están las
siguientes.
Duración de la intervención
Es más corta en el caso de la liposucción. El tratamiento con lipoláser suele requerir el
doble de tiempo.
Anestesia
Dependiendo de la zona a tratar, la liposucción se puede hacer con sedación, anestesia
local o general, y puede ser necesaria la hospitalización. El lipoláser se puede aplicar con
anestesia local, con o sin sedación, y no requiere hospitalización, por lo que puedes
volver a casa en el mismo día tras un breve periodo de observación.
Eliminación de grasas
Estas técnicas ayudan a eliminar la grasa, reducir el volumen y, en el caso del lipoláser,
también a moldear el cuerpo al combatir la flacidez, pero no son tratamientos para la
obesidad. Si lo que quieres es perder peso habla con tu médico para que te indique el
tratamiento más adecuado según tus circunstancias.
Los resultados obtenidos son similares con ambos procedimientos, pero el aspecto de la
piel es el que más gana con el lipoláser, ya que se mejora la firmeza de la piel y se evitan
las pequeñas lesiones.
La experiencia con lipoláser muestra un resultado estable a largo plazo con menor
aparición de celulitis, y con menor efecto rebote, aunque es necesario mantener peso
igualmente.
A la hora de plantearlos estos procedimientos tenemos que tener claro que no sirven para
tratar la obesidad ni para reducir el peso, sino para eliminar grasa y mejorar nuestro
aspecto.