Está en la página 1de 2

A LA SOMBRA DEL NARANJO

Piensa maestro que, si murieras ahora,


no doblarían por ti las campanas,
Maestro, la semilla de tu palabra, no habría guirnaldas de olivo en tu frente,
con el deber trazado en la conciencia, maestro, si eres sólo el soldado valiente,
enciende las mentes que esperan que el cielo en cada hijo a la Patria le dio.
como surcos abiertos,
la mano semillera,
que deposita en las células fecundantes, Piensa que la vida se vuelve páramo,
la llama de la idea, llanura, selva o se te vuelve rosal;
que traza el nuevo perfil de México. la vida se convierte en mar,
mar abierto a los conflictos,
mar de ideas subversivas que te agraden,
México tiene en ti un brazo fuerte, que te azotan con sus grandes marejadas,
a un hombre que construye su destino, que te arrancan de tu lancha y te arrojan a la
eres el timonel, el copiloto, playa,
eres pastor y camino, eres peldaño y crisol. que te encallan, que te anclan.

Y sin embargo, maestro, si murieras ahora, Tú has remado intensamente,


no doblarían por ti las campanas, y cuando vuelvas a tu playa satisfecho de tus
no irías a la rotonda de los hombres ilustres, logros
sólo tendrías la paz en tu conciencia y de tu misión cumplida,
como el recluta que ha cumplido con la Patria. buscarás en las miradas algún halago a tus
méritos,
el reconocimiento a tu labor y a tu fatiga;
Grandes méritos en tu haber buscarás en el mar la huella de tu empeño,
pasan inadvertidos, la huella de tus sueños,
pero tienes la satisfacción de haber servido la sombra de tus remos ...
y de cumplir tu deber. nada podrás mirar... nada en la frialdad del agua
...

Conoces como el pastor, el camino y el redil,


los campos donde pastan tus ovejas. Bajarás el áncora y quedará tu lancha fatigada
y tus remos cansados de remar...

Cuidas bien tu rebaño,


lo apartas de los barrancos y desfiladeros, y cuando bajes la cuesta de la vida
cuidas bien al cordero; después de cumplir tu deber,
piensa en los panales desparramados de miel, volverás al punto de partida,
en el olor a hierba, con la jubilación en tu haber,
en el remanso de agua donde calmaste la sed. y el último esfuerzo en la pupila.
Para entonces te enfrentarás a tu realidad,
con un final y un comienzo y largo trecho al
andar.

Te dolerán los escollos y pensarás en las fallas,


en las trampas de la traición que te atacaron de
filo,
recordarás al amigo desenvainando la espada.

Pasarás los viejos días


frente a un nuevo amanecer;
meditarás a la sombra del naranjo,
de aquel viejo naranjo
que con cariño hiciste florecer.

Te admiro maestro,
porque admiro el esfuerzo satisfecho,
el respeto que le has dado a tu nombre,
sé que llegarás al final
con la férrea voluntad del hombre.

No doblarán por ti las campanas,


pero en tus remembranzas,
tus palabras estarán en la palestra
apuntalando las voces de protesta
y elevando los ideales de la Patria.

También podría gustarte