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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

Calidad, Pertinencia y Calidez


UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS QUÍMICAS Y DE LA SALUD
CIENCIAS MÉDICAS

DERMATOLOGÍA

CARCINOMA BASOCELULAR
Nombre:

Cabrera Ramírez María José

Semestre:

Noveno “A”

Tutor:
Dra. Ariana Tinoco

Fecha:

09 de Febrero del 2022

Machala- El Oro-Ecuador
Neoplasia epitelial de baja malignidad, formada por células que se parecen a las basales, y por
un estroma fibroso, de localización preferentemente centrofacial y que se caracteriza por
lesiones polimorfas bien limitadas, con un borde acordonado, muchas veces pigmentadas, de
crecimiento lento. Casi nunca metastatiza.
Etiopatogenia
Se deriva de células madres epidérmicas en el infundíbulo piloso. Hay relación con la expresión
de queratinas K4, K8/ K18 y K19. Intervienen la predisposición genética, carcinógenos y
factores ambientales. El más importante es el número de quemaduras solares y la exposición
prolongada al Sol, los rayos X, el arsenicismo crónico y las úlceras crónicas. Las enfermedades
genéticas que suelen concurrir con estas neoplasias son el xeroderma pigmentoso y el síndrome
de los nevos basocelulares. Es posible que los rayos UV induzcan mutaciones en genes
reguladores o supresores tumorales (gen PTCH en el síndrome de los nevos basocelulares) y
que mecanismos relacionados con el receptor de apoptosis CD95 (Fas o Apo-1) impidan la
eliminación del tumor por linfocitos T citotóxicos.
La variedad invasiva se relaciona con características biológicas y ultraestructurales como el
aumento del número de microfilamentos de actina y DNA tetraploide, producción de
colagenasa de tipo IV y colágeno, pérdida de la continuidad de la membrana basal, disminución
de la producción de amiloide, estimulación de la síntesis de glucosaminoglucanos fibroblásticos
y aumento de la adherencia tumoral a fibroblastos. La expresión de integrinas (α-2 y β-1) del
estroma parece limitar el crecimiento de la neoplasia, pero no correlacionarse con el tipo
histopatológico.
Clasificación histológica
 Tumoral o “nodular”.
 Pigmentado.
 Infiltrante.
 Micronodular.
 Fibroepitelial.
 Morfeiforme o esclerodermiforme.
 Superficial o pagetoide.
 Basoescamoso
Cuadro clínico

Predomina en zonas expuestas, con folículos pilosebáceos, particularmente en cara (94%),


donde afecta casi de manera exclusiva la región centrofacial (82%), es decir, el dorso de la
nariz, las mejillas, los párpados, región nasogeniana e infraorbitaria, frente y región nasolabial.
En un 5% se observa en tronco, donde predominan las formas múltiples (superficiales) y sólo
en 1% en extremidades. Es menos frecuente en cuello y genitales, y excepcionalmente afecta
las palmas de las manos, las plantas de los pies o la mucosa oral (esta última sólo en casos
metastásicos).
Las lesiones son muy polimorfas, en general bien limitadas, con borde filiforme, acordonado o
perlado; pueden ser únicas (o varias en casos de epiteliomatosis múltiple), de crecimiento lento,
en promedio 5 mm al año. Se presentan diferentes variedades clínicas, pero de una manera
global se simplifican en: tumorales o “nodulares”, que a veces se ulceran o pueden ser
pigmentados (6-25%); superficiales, que pueden ser múltiples, infiltrantes, y
esclerodermiformes.
 La forma tumoral, produce una lesión saliente de aspecto lobulado, semiesférica,
eritematosa o violácea, muchas veces con telangiectasias; se puede ulcerar o pigmentar, y
suscitar las formas tumorales ulcerada o pigmentada. A veces adopta un aspecto vegetante,
que también se puede erosionar o ulcerar. La forma seudoquística es una neoformación
redondeada translúcida, de superficie rosada o amarillenta, con telangiectasias; en el estudio
al microscopio presenta espacios llenos de material amorfo.
 La forma terebrante, úlcera de Jacobi o ulcus rodens, es una úlcera de forma caprichosa,
bien delimitada e infiltrada, de aspecto hemorrágico y crecimiento rápido, que afecta planos
profundos de los tejidos vecinos, y en forma muy avanzada, cartílago y hueso.
 La forma tumoral ulcerada tiene aspecto nodular, con una úlcera central, bordes elevados
y brillantes y superficie con telangiectasias.
 Las variedades pigmentadas corresponden a cualesquiera de las formas descritas (nodular,
infiltrativa, ulcerada) y se confunden con melanoma maligno, pero el pigmento está
confinado a la lesión y el borde por lo general es perlado.
 La forma pagetoide o superficial produce una lesión aplanada, eritematosa, seca y con
descamación, de aspecto psoriasiforme; puede estar pigmentada y ser múltiple; se le
denomina así por su parecido a la enfermedad de Paget; también es muy parecida a la
psoriasis y el lupus discoide.
 La forma fibroepitelial o tumor de Pinkus se ubica en la parte baja de la espalda, con
aspecto de acrocordón de un color rosado. El carcinoma basocelular infiltrante aparece
como una placa aplanada y puede ulcerarse.
 La forma morfeiforme o esclerodermiforme se localiza en cara; semeja morfea; se
observan abundantes telangiectasias. Son placas mal definidas, sin borde característico ni
pigmentación, o de color blanco marfil; es la que invade a mayor profundidad y extensión.
Datos Histopatológicos

Se observan células semejantes a las basales o células de basalioma, con citoplasma escaso y
un núcleo grande, dispuestas en empalizada, paralelas entre sí. Forman cordones que semejan
pétalos o imágenes caprichosas. Con hematoxilina y eosina se tiñen fuertemente de color
violeta. Se encuentran escasas mitosis y no ocurre anaplasia.
El estroma se dispone alrededor de los grupos celulares. En ocasiones muestra retracción y
contiene abundantes fibroblastos jóvenes y amiloide; pueden observarse cuerpos coloides. Hay
capilares dilatados. En los casos ulcerados se ve gran infiltrado inflamatorio; en los
morfeiformes existen cordones profundamente infiltrados, y en los pigmentados, gran cantidad
de melanina. Puede haber diferenciación queratósica, quística, y adenoide.
Diagnóstico diferencial
 Carcinoma espinocelular
 Melanoma maligno
 Queratoacantoma
 Hiperplasia sebácea
 Queratosis actínicas y seborreicas
 Nevos melanocíticos intradérmicos
 Pápulas fibrosas de la nariz
La presencia de un carcinoma basocelular o espinocelular intraepidérmico se ha denominado
epitelioma intraepidérmico de Borst-Jadassohn. Este término tal vez deba abandonarse, dado
que se refiere a un fenómeno que depende de la presencia de células neoplásicas, rodeadas por
completo (islas) de queratinocitos epidérmicos, y que también se presenta en queratosis
seborreicas, enfermedad de Bowen y poroma (hidroacantoma simple). Tiene un aspecto
verrugoso, muy parecido a una verruga seborreica; se cree que se origina en queratinocitos del
acrosiringio o células pluripotenciales de anexos.
Dermatoscopia

En la variante pigmentada se encuentra ausencia de red de pigmento (2.8% de los carcinomas


basocelulares pueden presentar retículo pigmentado) y al menos una de las siguientes
estructuras: ulceración (no traumática), estructuras azul-gris, las cuales se subclasifican en:
grandes nidos ovoides azul-gris, múltiples glóbulos azul-gris, áreas en hoja de arce y estructuras
en rueda de carreta. Estas últimas dos estructuras tienen especificidad de 100% en el carcinoma
basocelular, además de la presencia de vasos arborizantes. Cabe señalar que en los carcinomas
basocelulares no pigmentados los vasos arborizantes son las únicas estructuras presentes.
La dermatoscopia permite precisar mejor los márgenes prequirúrgicos, detectar lesiones
milimétricas y subtipos (pigmentado, nodular, superficial, fibroepitelioma de Pinkus e
infundibuloquístico, entre otros), facilita el diagnóstico diferencial con otros tumores y permite
una monitorización no invasiva de la respuesta al tratamiento cuando se emplea terapia tópica
(imiquimod).
Pronóstico
El carcinoma basocelular muy rara vez ocasiona metástasis, pero puede resultar en destrucción
local de piel, tejido celular subcutáneo, cartílago o hueso. El pronóstico depende de la
localización anatómica, tamaño de la lesión, variedad histológica y el tratamiento previo. Los
tumores considerados “de alto riesgo” para recurrencia tienen las siguientes características:
1. Localizados en zona centrofacial (nariz, perioral, periocular) y orejas.
2. Tamaño >1 cm en cara y >2 cm en el resto del cuerpo.
3. Histología infiltrante, basoescamoso, micronodular o morfeiforme.
4. Recurrentes después de tratamiento previo.
Las metástasis son muy raras (5 cm), abandonados, o en pacientes muy debilitados por otras
enfermedades. Los sitios más comunes (85%) incluyen los ganglios linfáticos locorregionales,
hueso y pulmones.
Tratamiento
Depende del sitio, tamaño y tipo histológico, así como de la edad y el estado general del
paciente. El tratamiento inicial adecuado produce curación en más de 90% de los casos. El
método más útil y eficaz es la extirpación quirúrgica. Tanto el diagnóstico como la extirpación
completa siempre deben establecerse por medio del estudio histopatológico. La extensión
subclínica promedio del carcinoma basocelular es de 2.5 mm; por lo que en general se
recomiendan márgenes quirúrgicos de 3 a 4 mm. Sin embargo, las variedades micronodular,
infiltrante y morfeiforme tienden a ser más extensas, por lo que en estos casos los márgenes
deben ser de 6 a 8 mm. Es importante enfatizar que en 20% de casos, los tumores tienen una
combinación de varios subtipos histológicos.
La intervención quirúrgica micrográfica de Mohs es el mejor tratamiento para tumores
localizados en la zona centrofacial, de más de 2 cm de diámetro, o recurrentes, dado que permite
el control del 100% de los márgenes tanto en la superficie como en planos profundos,
preservando al máximo el tejido no afectado; sin embargo, este tipo de cirugía rara vez se
practica en México, porque consume mucho tiempo de quirófano y no existe personal
capacitado para llevarla a cabo.
La radioterapia se prefiere en neoplasias del canto interno del ojo o en las de gran tamaño o
infiltrantes. La técnica puede ser de contacto, superficial o semiprofunda, con dosis
fraccionadas de hasta 3 000 a 5 000 rads en total. Dicha forma de tratamiento está
contraindicada en la variedad morfeiforme, por ser radiorresistente.
El legrado (curetaje) con electrocoagulación es adecuado para tumores localizados en el tórax
o las extremidades, y para lesiones primarias pequeñas (< 1cm) en las mejillas o la frente.
Empero, siempre debe tenerse en cuenta que es un método a ciegas, sin control histopatológico.
La criocirugía sólo debe quedar en manos de especialistas experimentados; ha resultado eficaz
en el tronco y las extremidades, y en lesiones faciales nodulares ulceradas menores de 1 cm.
También es un método a ciegas y requiere de un periodo prolongado para cicatrizar (6 a 8
semanas). En pacientes con piel morena, la criocirugía da lugar a hipopigmentación
permanente. No se recomiendan citotóxicos locales, como 5-fluorouracilo (5-FU) o
pentasulfuro de arsénico, por el alto índice de recidivas; sin embargo, el 5-FU llega a usarse
incluso de manera oclusiva en neoplasias superficiales y en personas que por la edad no son
idóneas para intervención quirúrgica.
En carcinomas superficiales y nodulares también se emplea imiquimod en crema al 5%, con
oclusión o sin ella, dos veces al día a diario, o 3 a 5 veces por semana durante 6 a 12 semanas.
El interferón α2b intralesional muestra resultados satisfactorios en hasta 60%, pero se reserva
para los casos que no pueden resolverse de manera quirúrgica. Otra alternativa es la terapia
fotodinámica, la cual ha demostrado efectividad de 72-100%. Se estudia la profilaxis con
retinoides por vía oral. Recientemente se ha demostrado efecto benéfico con nicotinamida oral.
Lo más reciente es la terapia oral con vismodegib (inhibidor de la vía hedgehog). La indicación
principal es el carcinoma basocelular metastásico, pero se puede utilizar en pacientes con
tumores avanzados que son malos candidatos para cirugía, así como en aquellos con síndrome
de nevos basocelulares.

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