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del relieve terrestre positiva, una eminencia natural que se caracteriza por su altitud y, más

generalmente, por su altura relativa, o incluso por su volumen, pendiente, espaciado o


continuidad.[2]​Aparecen como parte de un conjunto —una cadena montañosa, sea
cordillera, macizo, sierra...— o formando un relieve aislado.[Nota 1]​[Nota 2]​[Nota 3]​[Nota 4]​
No existe una definición única de montaña, un término que apareció en Europa entre los
siglos X y XII, y son numerosos los localismos y regionalismos usados para describir este
accidente geográfico, que puede referirse tanto a una cumbre empinada como a una
elevación simple del terreno como una colina, así como al medio en su conjunto. Según
sean los procesos que conducen a su orogénesis las montañas toman formas muy
diferentes: desde escarpes de los márgenes continentales y rifts en dominios extensivos,
hasta cadenas de colisión y plegamiento, pasando por arcos insulares con volcanes de tipo
explosivo en las fases de subducción, sin olvidar el volcanismo de punto caliente del tipo
efusivo o las intrusiones expuestas por la erosión. Con la isostasia, las montañas
experimentan fenómenos de levantamiento y adelgazamiento de la corteza que finalmente
conducen a su desaparición. Las cadenas montañosas más antiguas de la Tierra se
remontan al Paleozoico, y cuanto más antiguas son, tanto más bajas y redondedas tendrán
sus siluetas.

Vista de parte del Himalaya, con el Everest (cerca del centro) y de la meseta tibetana desde
la Estación Espacial Internacional.

Vista de alpinistas (esquina inferior derecha) moviéndose entre una rimaya y una crevasse
en el Alpamayo (Perú).[1]​

El monte Logan (Canadá), la montaña con el mayor perímetro en la Tierra

El monte Kailash (6714 m), en pleno corazón del Tíbet, es una montaña sagrada para
algunos budistas, hinduistas, jainistas y bonistas.

Los peldaños de ascensión al monte Tai, una montaña que recibe más de dos millones de
visitantes anuales.
La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar es de
aproximadamente una cuarta parte del total,[3]​[4]​y el terreno montañoso comprende cerca
del 33% de Eurasia, del 24% de América del Norte, del 19% de América del Sur y del 14%
de África.[5]​Un 10 % de la población mundial habita en regiones montañosas. Todos los
ríos mayores nacen en áreas montañosas y más de la mitad de la humanidad depende del
agua de las montañas, debido a que su purificación es más económica que el agua de mar;
en zonas áridas y semiáridas, esta proporción se eleva a alrededor del 90%.[6]​[7]​

El clima que experimentan las zonas montañosas —con temperaturas de promedio más
bajas (5 °C/km de altitud) y precipitaciones más altas que las llanuras cercanas debidas a la
altitud—, también juega un papel importante en su configuración. Ese clima específico
—generalmente marcado por la estadificación altitudinal— y sus pendientes difíciles de
acceder hicieron casi imposible su explotación humana intensiva, y ahora son la

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