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La Ley General de Educación (1970) y la integración

de los estudios de comercio en la universidad española:


del verde mar al naranja

Jorge Infante Díaz


Universidad de Zaragoza

Recibido: 13/03/2012
Aceptado: 28/03/2012

Resumen: Las enseñanzas mercantiles ofi- Abstract: The official education business
ciales en España atravesaron por una profunda in Spain went through a deep crisis during the
crisis durante los años sesenta del siglo XX. La sixty years of the twentieth century. The inevita-
inevitable reforma se acometió en la «Ley Gene- ble reform was undertaken in the «General Law
ral de Educación y Financiamiento de la reforma of Education and Educational Finance Reform»
Educativa» (LGE) de 1970. Las «Escuelas Profe- (LGE) of 1970. The «Professional Schools of
sionales de Comercio», que no sus enseñanzas, Commerce», were integrated into the University
se integraron en la Universidad como «Escuelas as «University Schools of Business Studies», to
Universitarias de Estudios Empresariales» para give the college degree (Bachelor). The old stud-
impartir el título de Diplomado universitario, en ies commercial business disappeared. The arti-
tanto que las titulaciones mercantiles desapare- cle analyzes the reform for schools of Commerce
cieron. En el artículo se analiza la reforma que in the draft prepared by the ministry, concep-
para las Escuelas de Comercio se proponía en el tual changes introduced in the discussion of the
Proyecto de LGE elaborado por el ministerio, las Law in the Parliament and, finally, the problems
modificaciones conceptuales que se introduje- stemmed from the implementation of the Act
ron en el debate de la Ley en las Cortes y, final- (curriculum, teacher integration ...).
mente, los problemas que se derivaron de la apli- Key words: Commerce schools, University
cación de la Ley (planes de estudio, integración Schools of Business Studies, General Law of Edu-
del profesorado…). cation (1970), University, Spain.
Palabras clave: Escuelas de Comercio, Es-
cuelas Universitarias de Estudios Empresaria-
les, Ley General de Educación (LGE), Universi-
dad, España.

A finales de los años sesenta del siglo XX era inevitable reformar los estudios
Comercio1, bien para actualizarlos, bien para darles una salida digna dentro
del sistema educativo español.

1
Las escuelas de Comercio españolas, donde se estudiaba la carrera de Comercio, impar-
tieron tres títulos académicos secuenciales: Perito, Profesor e Intendente Mercantil o Actuario
de seguros. Para acceder a cada título era necesario haber cursado el anterior. A quienes ob-
tenían alguno de los títulos impartidos en las escuelas de Comercio se les denomina genéri-
camente «Titulares mercantiles» en tanto que en su titulo tiene el calificativo de «mercantil».

Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 15/1 (2012), 11-41


ISSN: 1988-8503 / www.uc3m.es/cian
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La reforma de las enseñanzas mercantiles llevada acabo en 1956 no


había dado el resultado esperado. Desde entonces las escuelas de Comercio
habían entrado en una profunda crisis visualizada en la reducción del nume-
ro de alumnos: Si en el curso 1955-1956 estaban matriculados 51.505 estu-
diantes, en el curso 1960-1961 había 21.668, que disminuyeron en los cursos
siguientes, recuperándose la matrícula a finales de la década de los sesenta,
en parte, por el incremento de las enseñanzas de «Auxiliares mercantiles»2.
Varias fueron las causas de la crisis: Por una parte la reducción oferta aca-
démica con la desaparición de las enseñanzas superiores, las de Intendencia
mercantil y Actuario de seguros, que se habían integrado en la facultad de
Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales en 1953, facultad que se había
creado en 1943; y, por otra parte, la reforma de las enseñanzas medias con la
introducción del grado elemental en el bachillerato general o universitario y
la creación de la rama administrativa en el bachillerato laboral. En definitiva,
la causa de la crisis de las escuelas de Comercio fue que les apareció una com-
petencia académica que se tradujo, también, en una competencia laboral para
sus egresados.
Desde el punto de vista curricular, las escuelas de Comercio se habían
quedado, como escribía en 1975 el catedrático de Economía de la Empresa
Andrés Suárez, «encerradas entre el “debe y el haber” dedicadas al estu-
dios de la Contabilidad, porque si éste es un aspecto importante, debe ser
completado con otros que rigen el mundo de los negocios, tales como la
Administración financiera…»3. Además de las materias contables, el currí-
culo del alumno de Comercio lo configuraban asignaturas de «ciencias» y de
«letras» que habían desaparecido de los planes de estudio de las facultades
de Económicas y del Bachillerato laboral, por ejemplo, Tecnología industrial
o Productos comerciales. Algunas asignaturas tradicionales de las escuelas
de Comercio fueron sustituidas en la licenciatura por otras más actuales o

2
Las enseñanzas de Auxiliares mercantiles se crearon en 1956 en sustitución de las
de «Vulgarización» que llevaban desarrollándose en las escuelas de Comercio desde 1915.
Las enseñanzas de Auxiliares mercantiles se crearon por la «escasa eficacia» de las de
«Vulgarización» y por mantener más enseñanzas en las escuelas una vez que desparecieron
los estudios de Intendencia mercantil y Actuario de seguros. A los estudios de Auxiliares de
mercantiles se accedía con 14 años, con la enseñanza primaria o realizando un examen (las
cuatro reglas fundamentales de matemáticas y un dictado y gramática al nivel de enseñanza
primaria). Los títulos que se obtenían, eran los de «Auxiliar de empresa» y de «Intérpretes
de oficina mercantil». Estos títulos los firmaba el Director de la Escuela. Los estudios no se
consideraban parte de la Carrera de Comercio.
3
Andrés Suárez Suárez, Los estudios de Ciencias Empresariales en España y en el mun-
do, en Económicas y Empresariales. Universidad Nacional de Educación a Distancia, número 1,
(1975): 101.

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que contribuían a diferenciar la orientación de los estudios; era el caso, por


ejemplo, de la Historia del Comercio, Geografía económica…
Durante los años sesenta del siglo XX, los intentos de reforma de la
carrera de Comercio estuvieron marcados por la «ambición» de los agentes
que intervenían el proceso: las propias escuelas y los titulares mercantiles.
Siempre intentaron recuperar los estudios superiores de Comercio, los que
se habían incorporado a la facultad de Económicas en 1953. También pre-
tendían estructurar la carrera con el mismo modelo que se diseñó para las
ingenierías en la Ley de enseñanzas técnicas de 1957. Así, habría un perio-
do técnico, el peritaje mercantil, y uno superior, el profesorado mercantil,
que se impartirían en centros propios. El título de Profesor mercantil sería
equivalente a la licenciatura o la ingeniería superior, lo que llevó, en algunos
casos, a proponer que el título se denominara «Ingeniero Comercial». Con
ello se buscaba mantener una estructura académica integrada que implicara
impartir todos los títulos mercantiles en un mismo centro, como se venía ha-
ciendo en las escuelas de Comercio desde 1887, a la vez que la independencia
de otros centros. Por supuesto, en estos planteamientos subyacía un intento
de promoción socio-profesional de los titulares mercantiles. Ninguna de las
propuestas de reforma de la carrera mercantil que se plantearon entonces
prosperó. La causa de que no se llegaran a reformar las enseñanzas fue el
conflicto de intereses entre los diversos actores de los estudios de comercio
y de ciencias económicas —escuelas y facultades, colegios profesionales y
profesores y estudiantes—.
La reforma se produjo con la Ley General de Educación y Financiamiento
de la Reforma Educativa (LGE). Es decir, que la tan demandada reforma de
las enseñanzas mercantiles se hizo a través de la reforma de todo el siste-
ma educativo nacional. En las páginas siguientes se analiza el debate de lo
referente a la carrera de Comercio en la tramitación de LGE y la integración
de las escuelas Profesionales de Comercio en la Universidad como Escuelas
Universitarias de Estudios Empresariales.

1. La Universidad en la reforma educativa de 1970: la aparición de las «carre-


ras cortas»

La LGE aprobada en 1970 supuso la reforma del centenario sistema educati-


vo español. Villar Palasí se incorporó al Ministerio de Educación en abril de
1968 con la visión sesgada, como él mismo reconoció, de que el problema de
la educación española era la Universidad. Pero llegó a la conclusión de que
ese problema era consecuencia de los graves defectos del sistema educativo.

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Por tanto, la Universidad no era exclusivamente un problema político asocia-


do a los acontecimientos de mayo de 1968. A partir de esa reflexión puede
entenderse la reforma del sistema educativo de 1970.
El primer paso que se dio fue el de realizar en 1968 un diagnóstico
crítico de la educación en España para proponer un conjunto de «solucio-
nes pensables para cada uno de la innumerable serie de problemas relativos
a la enseñanza» solo razonables en el contexto del propio sistema. En eso
consistió el «Libro Blanco» —La educación en España. Bases para una po-
lítica educativa4— que se hizo público en febrero de 1969. Un resumen del
diagnostico de la situación de la educación en España era que «de cada 100
alumnos que iniciaron la enseñanza primaria en 1951, llegaron a ingresar 27
en la enseñanza media; aprobaron la reválida en bachillerato elemental 18
y 10 en bachillerato superior; aprobaron el preuniversitario 5 y culminaron
sus estudios universitarios 3 en 1967»5.
En las «Bases para la política educativa» que se definían en el «Libro
Blanco» se organizaba la Universidad en facultades —centros administrati-
vos y de programación de las enseñanzas— Departamentos e Institutos uni-
versitarios —órganos en los que se «agruparán todas las enseñanzas e in-
vestigación de una materia»— y Colegios Universitarios —centros adscritos
a las Universidades, «en las ciudades y regiones donde exista una auténtica
necesidad» y donde solo se cursaría el primer ciclo de una o varias carreras
bajo la supervisión de la Universidad correspondiente. Las facultades se en-
cargarían de programar las enseñanzas «a partir de las posibilidades ofreci-
das por los diversos Departamentos o Institutos de la Universidad».
Las enseñanzas universitarias las estructuraba en tres ciclos secuen-
ciales, con lo que se introducía un nuevo título académico, el de «Graduado
o Diplomado» para los alumnos que concluyeran el primer ciclo de estudios
universitarios y no quisieran continuar en el segundo ciclo, el que conducía
al tradicional título de Licenciado (cinco cursos). A esos alumnos que con-
cluían el primer ciclo y no continuaban en el segundo se les daría en la mis-
ma Facultad unos complementos de formación profesional de nivel superior
durante uno o dos semestres para adquirir los conocimientos necesarios
para que pudieran desempeñar determinadas profesiones. En la presenta-
ción el 12 de febrero de 1969 de las líneas de la reforma educativa al Consejo
Nacional del Movimiento y a las Cortes, el ministro justificaba la creación de
los estudios universitarios de primer ciclo porque con ellos se trataba «de

4
Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), La educación en España. Bases para una política
educativa, (Madrid: MEC, 1969).
5
MEC, op. cit., 24.

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capacitar a nuestros jóvenes para determinadas profesiones que exigen aho-


ra un nivel superior, pero que no precisan un ciclo de estudios tan extenso
como es el de la totalidad de los años de las actuales Licenciaturas»6.
Se ponían como ejemplo de las profesiones que a las que se podría
acceder con el primer ciclo de estudios universitarios las de «profesores de
la etapa media de la educación general básica, auxiliares de orientación pro-
fesional, técnicos en audiometría, técnicos en dietética, programadores de
cerebros electrónicos, auxiliares de investigación»7. En el «Libro Blanco» se
hacia una mención expresa al caso de Medicina: el primer ciclo de la carrera
tendría una duración de cuatro años (Premédicas8) y además se crearían los
estudios de «Técnicas Médicas» a los que se accedería con el COU y que ten-
drían una duración tres años. A estas enseñanzas podrían incorporarse los
alumnos de Medicina que hubieran superado uno o dos cursos de de la ca-
rrera; para ello se establecería un cuadro de convalidaciones de asignaturas.
La propuesta de obtener un título intermedio en la licenciatura venía
a resolver el problema social de los alumnos que no terminaban una carrera
universitaria después de varios años en las aulas, puesto que la máxima titu-
lación académica que poseían para incorporarse al mercado de trabajo era la
de Bachiller superior. Con esta medida se reconocía administrativamente una
formación académica que facultaba para determinadas actividades. Desde el
punto de vista de la economía nacional se elevaba la cualificación del capital
humano. Fabián Estapé en la lección inaugural del curso 1963-1964 de la
Universidad de Barcelona resaltó que el Informe de Banco mundial de 1962
sobre la economía española hacía referencia al «inquietante volumen de las
pérdidas de estudiantes que no llegaban a concluir sus estudios»9. Explicaba
que entre las causas de este fenómeno podían estar, entre otras, la estructu-
ra de los planes de estudio o los métodos de enseñanza. El «Libro Blanco»
llamaba la atención sobre la numerosa matrícula en los primeros cursos y
decía «que, como es sabido, es muy alto el porcentaje de estudiantes que no
los superan»10.

6
La Vanguardia, 13 de febrero de 1969: 6.
7
MEC, op cit., 222.
8
El segundo ciclo de Medicina se efectuaría esencialmente en Hospitales docentes, orga-
nizados y reconocidos por el Ministerio de Educación. Este planteamiento conlleva identificar
los Hospitales docentes con Departamentos e Institutos especializados en la medida que los
segundos ciclos de las enseñanzas universitarias se desarrollarían, según las Bases para una
nueva política educativa, en esas unidades universitarias.
9
Fabían Estapé, “Las Inversiones en Enseñanza e Investigación y el Desarrollo Español”,
en Boletín de Estudios Económicos, nº 59 (1963): 323-362.
10
MEC, op. cit., 86.

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Así pues, en 1969, no se preveían centros académicos específicos para


impartir las enseñanzas de primer ciclo. Fue en el Proyecto de LGE que el
Gobierno remitió a las Cortes donde aparecen por primera vez las «escuelas
universitarias» como centros universitarios encargados de las enseñanzas
de primer ciclo terminal (art. 75). Se presentaban como centros en los que
se impartiría un solo ciclo de la enseñanza universitaria «con una duración
de dos a tres años» (art. 31.3); concluidos los estudios se obtendría el título
de Diplomado «en la materia correspondiente que habilite para el ejercicio
profesional» (art. 39.1). Sin embargo, las facultades seguían siendo los cen-
tros «de coordinación de las enseñanzas conducentes a la colación de grados
académicos de todos los ciclos de determinada rama del saber» (art. 72.1).
La idea de las escuelas universitarias consolidaba la estructura cíclica
que definía el Proyecto de LGE para la enseñanza universitaria: Los tres ci-
clos completos se impartirían en las facultades y escuelas Técnicas, mientras
que a las escuelas universitarias y colegios universitarios se impartiría exclu-
sivamente el primer ciclo. La diferencia entre ambos centros, escuelas y co-
legios universitarios, era que las escuelas otorgarían un título universitario,
el de Diplomado, mientras que los colegios no tenían atribuida la colación de
ningún título. Con este sistema, las Escuelas Universitarias impartirían las
«carreras cortas» que anticipó el ministro
Para establecer esas «carreras cortas» en la Universidad estaba previs-
to la transformación las de escuelas normales (Magisterio) estatales en escue-
las universitarias (Transitoria segunda, 3). También consideraba el Proyecto
que las escuelas de Idiomas, las enseñanzas Técnicas de grado medio (las
ingenierías técnicas), o las de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, «según
la extensión y naturaleza de sus enseñanzas», pudieran clasificarse «como
Escuelas Universitarias o Centros de Formación Profesional, (Transitoria se-
gunda, 5). Finalmente, en la Ley aparecen como Escuelas Universitarias, ade-
más de las de Magisterio, las escuelas de Arquitectura e Ingeniería técnica y
la Profesionales de Comercio. Sobre otros centros docentes entonces no uni-
versitarios la LGE establece que los estudios de periodismo «se incorporarán
a la Educación Universitaria en sus tres ciclos y titulaciones», al igual que las
escuelas de Bellas Artes; sin embargo el INEF, lo incorporaba a la Universidad
como Instituto Universitario. En definitiva, no se creaban titulaciones nuevas,
sino que se integraba en la Universidad centros que antes le eran ajenos.
La transformación de las viejas escuelas «profesionales» en centros uni-
versitarios contribuyó a incrementar el número de alumnos universitarios en
España. En el discurso oficial se hacía notar que en los años sesenta se había
producido un incremento de los estudiantes en la Enseñanzas Superior, 355
alumnos cada 100.000 habitantes en 1965, pero aún se estaba lejos de otros

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países como Estados Unidos con 2.840, Francia con 964 o la Unión Soviética
con 1.585. Por otra parte, el porcentaje de los graduados en la Universidad so-
bre el número de estudiantes matriculados era muy bajo: en Gran Bretaña ese
porcentaje era del 38 % cuando en España no llegaba al 6% con una relación
de alumnos universitarios por cada 100.000 habitantes similar. En el curso
1966-1967 el número de alumnos en facultades universitarias y escuelas de
Superiores de Ingenieros era de 141.000 y los matriculados en las escuelas de
Magisterio, Ingeniería técnica, Comercio, Enfermería y Bellas Artes sumaban
150.000. En el curso 1975-1976, el número total de alumnos en esos mismos
centros se había incrementado hasta los 545.000. La aplicación de la LGE había
supuesto cuadruplicar en un quinquenio el número de estudiantes universita-
rios españoles. Dicho de otra manera, se habían alcanzado en el curso 1975-
1976 los 1.500 estudiantes universitarios por cada 100.000 habitantes11.

2. Las enseñanzas mercantiles en el Proyecto de la Ley General de Educación y


la reacción de los agentes de la carrera de Comercio

Por lo que se refiere a las enseñanzas mercantiles, el «Libro Blanco» las incluía
en el apartado dedicado a la Enseñanza Media. Separaba las «Enseñanzas de
Auxiliares Mercantiles» de los dos grados de la carrera de Comercio (peritaje y
profesorado mercantil), porque «no pueden considerarse parte integrante de
la carrera y sí como Formación Profesional». El documento ministerial critica-
ba la obsolescencia del Plan de 1956, del que decía que requería la introduc-
ción de nuevas disciplinas, así como la supresión de otras, por los avances que
se habían producido en las técnicas empresariales. Asimismo ponía de mani-
fiesto el fracaso de la reforma de 1956 porque «no aseguró la necesaria inte-
gración [de las enseñanzas mercantiles] en el resto del sistema educativo»12.
El propio ministro en la presentación en el Consejo Nacional y en las
Cortes del «Libro Blanco», insistió en el desajuste que había entre los estudios
de Comercio con el resto del sistema educativo; eran «como un anejo, como
una separata, como algo diferente que discurre por distintos cauces, que los

11
En el curso 1966-1967 los estudiantes matriculados en esos mismos centros (faculta-
des universitarias, escuelas Superiores de Ingenieros, escuelas de Magisterio, de Ingeniería
técnica, Comercio, Enfermería y Bellas Artes), 291.000, suponían 800 universitarios por cada
100.000 habitantes. La diferencia entre los datos expuestos más arriba para el curso 1965-
1966 radica en que solo se contemplaban como centros de educación superior las facultades
y las escuelas Superiores de Ingenieros, y no los otros, que eran definidos como centros de
enseñanzas profesionales.
12
MEC, op. cit., 77.

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del sistema educativo general»13. También aludió a la elevada cualificación de


los titulares mercantiles, y al desequilibrio entre la demanda de las empresas
y el escaso número de titulados por la caída de la matrícula en los centros.
Paralelamente a la elaboración del «Libro Blanco», el ministro había
nombrado una Comisión para estudiar cómo debía ser la reforma de las en-
señanzas mercantiles14. La Comisión consideró que los estudios de Comercio
debían orientarse hacia la formación de directivos de empresa y que debían
organizarse con una estructura similar a la que tenían las enseñanzas técni-
cas. Se aspiraba a la creación de Escuelas Técnicas Supriores de Comercio,
para recuperar con ello un título superior como el que había pasado a las
facultades de Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales en 1953. Así se
mantendría una organización propia con dos ciclos más el doctorado, que
realmente era lo que se venía solicitando desde 1959.
La propuesta de la Comisión mixta no fue atendida, y el Proyecto de
LGE, en lo referente a las enseñanzas mercantiles, decía (transitoria segunda,
9) que «las actuales enseñanzas de profesorado mercantil se impartirán en las
correspondientes Escuelas universitarias en la forma que reglamentariamen-
te se determine. Las de Peritaje serán materia de estudio en el Bachillerato y
en la Formación Profesional»15. No obstante en los primeros borradores del
proyecto de Ley aparecían las enseñanzas de las Escuelas incorporadas a las
facultades de Económicas como primer ciclo de los estudios.
Al no recoger el Proyecto de Ley las aspiraciones que se habían defen-
dido hasta entonces —organizar las enseñanzas mercantiles como las técni-
cas— la reacción de los estudiantes de Comercio, de los titulares mercanti-
les, del profesorado y de las Cámaras de Comercio no se hizo esperar.

13
La intervención del ministro fue recogida en el Boletín Informativo del Colegio Central
de Titulares de Madrid.
14
La Comisión la formaban Antonio López Romero, Presidente de la Asociación de
Catedráticos de Escuelas de Comercio, como Presidente, los catedráticos de Comercio Antonio
Fernández Montells (La Coruña), José Luís Berasategui (Bilbao), Antonio Muñoz Casayús
(Zaragoza) y Marcial López Moreno (Madrid); Ismael González de Diego y Francisco Gil
Cuartero en representación de los Colegios de Titulares Mercantiles; y dos representantes
de los alumnos de las escuelas de Comercio, en este caso José Luís Alfada Camacho (Madrid)
y Manuel Peñalver Quesada (Barcelona). Orden de 6 de noviembre de 1968, por la que se
nombra una Comisión Especial para el estudio de la reestructuración de las Enseñanzas
Mercantiles (BOE del 11 de noviembre de 1968).
15
Entendemos que estarían estas materias entre las «enseñanzas y actividades técnico-
profesionales» que configurarían los planes de estudios del bachillerato: «materias comu-
nes», «materias optativas» y enseñanzas y actividades técnico-profesionales»; Estas últimas
—el alumno debía cursar una— las fijaba en ministerio, se referían a actividades «agropecua-
rias, industriales, comerciales, náutico-pesqueras, administrativas, de bellas artes y otras que
se consideren adecuadas». Arts. 23 y 26 del Proyecto de LGE.

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Los estudiantes se pusieron en huelga —«inasistencia a clase»— a me-


diados de noviembre de 1969. El Proyecto de Ley fue aprobado por el conse-
jo de ministros el 13 de septiembre de 1969 y publicado en el Boletín de las
Cortes Españolas el 24 de octubre. Salvo algunas pocas escuelas Periciales, el
resto secundaron el paro. La tensión continuó tras las vacaciones navideñas
El Ministerio instó a los alumnos a que volvieran a clase; caso de no hacerlo
en 48 horas se les sancionaría con la supresión del derecho a examen (pér-
dida de matrícula). La huelga continuó y los alumnos fueron sancionados. En
Zaragoza los estudiantes acudieron a diario local Heraldo de Aragón (24 de
enero de 1970) a informar de los efectos de la sanción que afectaba a todos
los alumnos —«el importe total de las matrículas sancionadas en Zaragoza
asciende a cuatrocientas setenta y siete mil pesetas»— y a exponer sus rei-
vindicaciones. En Vigo, los padres de los estudiantes se solidarizaron con sus
hijos en sus reivindicaciones y remitieron un escrito al Vicepresidente del
Gobierno pidiendo que se demoraran las sanciones «hasta que se conociera
el informe de la ponencia de las Cortes» (ABC 24 enero 1970).
Los estudiantes pedían que se transformaran los estudios mercanti-
les en universitarios, pero que se impartieran en un centro propio. El argu-
mento que empleaban era que la Economía y la Administración de empresas
son campos diferentes. Esa separación entre económicas y empresariales se
había manifestado en diferentes foros, por ejemplo en el Primer Seminario
Latino-Americano de estudiantes de Ciencias Económicas. En el mismo senti-
do, el profesor Alfonso García Barbancho escribía lo siguiente: «Lógicamente
cuando hablo aquí de ciencia económica estoy excluyendo, por supuesto, a
las denominadas «Ciencias Empresariales» o también «administración de
Empresas». En nuestro país, es bien sabido por todos, existen las «facultades
de Ciencias Económicas y Empresariales», que son una mezcla explosiva de
conocimientos, porque explosivo y contradictorio es que un profesor enseñe
a los alumnos de esas Facultades que todo hay que hacerlo para acrecen-
tar el bienestar social mientras que otro les ilustra sobre como conseguir el
máximo beneficio de una empresa individual y cómo atontar o embrutecer
a los consumidores para que compren lo que no necesitan. …. La aportación
[al pensamiento económico] puede hacerse efectiva en el momento en que
se creen separadamente estas dos Facultades, a saber, Facultad de Ciencias
Económicas y Facultad de Ciencias Empresariales…. Esta separación es la
práctica común de otros países»16.

16
Alfonso García Barbancho, Disparidades regionales y ordenación del territorio,
(Barcelona: Ariel, 1979), 17.

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Los estudiantes consideraban que la LGE condenaba a las enseñan-


zas mercantiles a solo un ciclo corto que no respondía a las necesidades de
la economía nacional, que requería de profesionales con una mayor prepa-
ración académica. Por ejemplo, los estudiantes de la Escuela de La Coruña
argumentaban, para justificar sus demandas, que existían centros privados
que impartían materias propias de la carrera de Comercio. No hay que ol-
vidar que en esos años se habían consolidado plenamente algunos centros
privados de formación empresarial como ICADE que se había fundado en
Madrid en 1957, ESTE en 1956 en San Sebastián o ESADE que venía funcio-
nando en Barcelona desde 1958. Por su parte la asamblea de los estudian-
tes de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles —la Escuela Profesional de
Comercio— de Barcelona tenía dudas de donde se impartirían el segundo y
tercer ciclo los estudios mercantiles, por tanto donde podrían continuar su
formación académica.
La «Asociación de Catedráticos y Profesores Numerarios de Escuelas
de Comercio» también se pronunció sobre la propuesta de la LGE en la mis-
ma línea. Por tanto consideraban que las enseñanzas mercantiles debían
estructurarse en ciclos complementarios y no limitarse a un primer ciclo
de dos o tres años, sino que debía tener continuidad de acuerdo con las
necesidades de la empresa. El presidente de la Asociación diferenciaba la
función del economista, técnico en macroeconomía, de la del titular mer-
cantil en su grado superior, técnico en economía de la empresa. Por tanto
los estudios mercantiles debían ser «una carrera completa, no dividida con
Económicas»17.
En cuanto a la huelga de los estudiantes, la Asociación de Catedráticos
la justificaba porque «estaba muy lejos de la clásica huelga alborotadora y
subversiva» al ser solo una muestra de la disconformidad con el Proyecto de
Ley. No obstante invitaban a los alumnos a que depusieran su actitud y que
siguieran manteniendo dialogo con las autoridades ministeriales.
La «Asociación Nacional de Estudiantes de Comercio» (ANEC) se
había reunido con los responsables del Ministerio. La Directora General
de Enseñanza Media y Profesional, María Ángeles Galino Carrillo18, en de-
claraciones a Televisión para justificar la reforma, dijo que los estudios de

17
Entrevista a Antonio López Romero, Presidente de la Asociación de Catedráticos y
Profesores Numerarios de Escuelas de Comercio, en La Vanguardia, 22 de enero de 1970, 6.
18
María Ángeles Galino Carrillo fue la primera mujer que ha accedido a una Cátedra en
la Universidad Española —en 1953 obtuvo la Cátedra de Historia de la Pedagogía e Historia
de las Instituciones Pedagógicas de la Universidad de Madrid. En septiembre de 1969, fue
nombrada Directora General de Enseñanza Media y Profesional.

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Comercio tenían entidad propia, la de la administración de empresas, y que


se concebían de forma «unitaria y continuadamente desde el peritaje hasta
el doctorado»19.
La organización colegial del los titulares mercantiles presentó a prin-
cipios de junio un «Libro Blanco» sobre las enseñanzas mercantiles20. Era un
documento extenso, que recogía la documentación relativa a la enseñanza
mercantil generada en la década de los sesenta: Artículos de prensa, deman-
das de trabajo, informes, intervenciones en las Cortes…. De las intervenciones
del Consejo de Colegios de Titulares mercantiles conviene destacar la refe-
rencia expresa a los estudios de peritaje mercantil que en el Proyecto de Ley
se diluían en el bachillerato: «…serán materia de estudio en el Bachillerato y
la Formación profesional». Realmente la propuesta del Colegio era que el pri-
mer ciclo de los tres ciclos de los estudios mercantiles universitarios fuera del
de peritaje mercantil, por tanto el segundo sería el de profesorado y el tercero
el doctorado. Así se expresaba el Decano del Colegio de Titulares mercantiles
de Sevilla en declaraciones a ABC de la ciudad21 (22 de enero de 1970).

3. Las enseñanzas mercantiles en el debate de la Ley General de Educación

Durante el debate del Proyecto de Ley en la Comisión de Educación de las


Cortes22 se presentaron diez enmiendas relacionadas con los estudios mer-
cantiles e intervinieron al respecto 25 procuradores. Todas las enmiendas
fueron derrotadas. En general las diferentes enmiendas proponían que las
enseñanzas mercantiles, en todos sus ciclos, se impartieran en Escuelas de
Comercio de rango universitario. El debate fue tenso, como recogen las cró-
nicas publicadas en los medios de comunicación23.

19
La entrevista no se emitió en la fecha prevista, por lo que aparecieron las declaraciones
antes el la prensa escrita. Miguel Delibes, Catedrático de Derecho en la Escuela de Comercio de
Valladolid, ironizó sobre esto en una columna que se publicó en la Vanguardia el 6 de febrero
de 1970: «Por una vez la prensa se anticipó a la noticia….. la entrevista no se había emitido
por mor del partido del Milán…..».
20
Consejo Superior de Colegios Oficiales de Titulares Mercantiles de España, Informe
documental sobre las enseñanzas mercantiles en relación con el Proyecto de Ley General de
Educación (Madrid 1970).
21
ABC, 23 de enero de 1970, Edición de Andalucía, 77.
22
La comisión que dictaminó el Proyecto de Ley la constituían Jaime Capmany, Manuel
Jesús García Garrido, Eugenio López y López, Adolfo Muñoz Alonso y Luís Suárez Fernández;
formaba parte de la Comisión de Presupuestos, la encargada de dictaminar para la disposición
adicional primera, Federico Mayor Zaragoza.
23
«A pesar del ambiente cargado de electricidad, de los recelos, de las opiniones encontradas,

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


22 JORGE INFANTE DÍAZ

El texto que proponía la Ponencia, y que fue el que se incorporó al ar-


ticulado de la Ley, decía: «Se desarrollaran orgánicamente y cuando proceda
en Departamentos, los estudios específicos de las enseñanzas Mercantiles,
en todos los ciclos universitarios, de acuerdo con el articulo 6924 y siguien-
tes, garantizando la demanda de la sociedad en todo lo referente a las exi-
gencia de la empresa. Los actuales Centros de las Escuelas Profesionales de
Comercio se integraran en la Universidad como Escuelas Universitarias»
(Disposición transitoria 2ª, 10). Ahora no se hacía, pues, ninguna referencia
los estudios de peritaje mercantil.
Las escuelas Normales, de Arquitectura Técnica e Ingeniería Técnica,
que tenían el miso rango que las Profesionales de Comercio, figuraran todas
ellas en una misma disposición para decir que se integrarían en la Universidad
como escuelas universitarias. ¿Por qué no incluyó a las de Comercio en la
misma disposición? En definitiva todos esos centros tenían un mismo desti-
no en la Ley: transformarse en Escuelas Universitarias.
Otra peculiaridad de la LGE para las enseñanzas mercantiles fue la
referencia a los «Departamentos», referencia que no se hacía para otros
estudios. La Ley definía los Departamentos como «unidades de enseñanza
e investigación en disciplinas afines que guarden entre si relación cientí-
fica», siguiendo lo dispuesto en la Ley de 17 de julio de 196525. Es decir
que se les atribuía la responsabilidad de las enseñanzas afines de toda la
Universidad, agrupando para ello a todos los profesores encargados de im-
partirlas. Los Departamentos estarían físicamente ubicados en la Facultad o
Escuela Superior «en cuyo plan de estudios ocupen sus disciplinas un lugar
preferente». De acuerdo con la Ley de 1965 se había aprobado en 1967 la
estructura de las facultades de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales
que podían organizarse en 15 departamentos, 13 de los cuales eran espe-

de los gritos, que en determinados momentos sonaron en la sala, de los puñetazos airados
que algunos oradores descargaron sobre las mesas, de las réplicas violentas y reiterados
campanillazos que el presidente hubo de administrar para mantener sus criterios, la Ponencia
permaneció imperturbable y serena, firme en sus trece, que es tanto como decir en sus
convicciones, y no alteró una sola palabra del texto elaborado en su informe». ABC, 17 de junio
de 1970, 29.
24
Artículo 69: «1. Las Universidades, a los efectos del artículo 63 de esta Ley, estarán
integradas por Departamentos que, a los efectos administrativos y de coordinación académica,
se integraran en Facultades y Escuelas Técnicas Superiores; y por Institutos, Escuelas y
Colegios universitarios». Boletín Oficial de las Cortes Españolas, 22 de julio de 1970.
25
Ley 83/1965, de 17 de julio, sobre la estructura de las Facultades Universitarias y su
Profesorado. BOE del 21 de julio de 1965. En la Ley se creaba, además de los departamentos
universitarios, la figura del profesor agregado, «categoría intermedia entre el Catedrático or-
dinario y el Adjunto».

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
23

cíficos del ámbito económico-comercial; a su vez estos Departamentos po-


dían subdividirse26.
Entonces, ¿Qué se pretendía con la disposición transitoria 2, 10ª?
Consideramos que la referencia a Departamentos tenía como objetivo man-
tener la esperanza de que las enseñanzas mercantiles seguirían mantenien-
do su identidad a través de un Departamento específico «de Comercio» en la
Universidad.
La organización de los estudios mercantiles en departamentos era una sa-
lida tanto para las enseñanzas como para sus profesores en cuanto que podrían
aparecer orgánicamente como una unidad académica dentro la Universidad,
pero sin ser centro diferenciado con capacidad para la colación de títulos.
La Ponencia justificaba la referencia a los departamentos como una
«garantía firme de que los estudios mercantiles van a impartirse en, a lo lar-
go y a lo ancho, en la Universidad, como Departamentos con entidad pro-
pia, sin necesidad de convertirlos en apéndices de otros departamentos ya
existentes»27. Con esta medida se salvaguardaba la identidad del cuerpo do-
cente y se evitaban algunos de los problemas que se suscitaron en 1953 cuando
los catedráticos que impartían clase en los grados de Intendencia mercantil y
Actuarios de seguros en las escuelas de Altos Estudios Mercantiles se incor-
poraron a las facultades de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales28.
Aquella incorporación se hizo con «iguales deberes y derechos académicos
y económicos que los Catedráticos de Universidad»29. En aquel momento,
1953, había un plan de estudios con asignaturas definidas de las que se ha-
rían cargo los catedráticos de Comercio porque su integración se hizo simul-

26
Decreto 2142/1967, de 19 de agosto, sobre ordenación en Departamentos de las
Facultades de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales. BOE de 9 de septiembre de 1967.
27
ABC, 17 de junio de 1970, 30. En el artículo de Herminio Pérez Fernández, «redactor en
las Cortes» de ABC, la frase aparece entrecomillada.
28
Entre los que catedráticos que se incorporaron a la Sección de Económicas y Comerciales
de las facultades de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales estaban los tres catedráticos de
«Estudios Superiores de Geografía», Luís Manzanares (Madrid), José María Berini, (Barcelona)
y Teodoro Flores, (Bilbao). Igualmente los de «Política Económica» Ildefonso Cuesta Garrigós
(Madrid), Pedro Güal Villabí (Barcelona) y Martín Guzmán (Bilbao). Y los de «Economía de la
Empresa» Manuel Berlanga y Barba (Madrid) e Ignacio Toña Basauri (Bilbao) junto con Jorge
Llovera de «Banca y Bolsa» (Madrid). Además se incorporaron a la facultad madrileña los que
impartían las asignaturas del plan de estudios de Actuario de Seguros: Antonio Lasheras Sanz
para desempeñar la cátedra de «Teoría Matemática del Seguro»; Bourkaib Broussain, para la
de «Seguros Sociales» y Ángel Vegas Pérez para la de «Estadística Actuarial». Estos catedráticos
seguían formando parte del escalafón de catedráticos de escuelas de Comercio, si bien recibían
una gratificación hasta equiparar su sueldo con el de los catedráticos de universidad.
29
Ley de 17 de julio de 1953 sobre Ordenación de las enseñanzas económicas y mercanti-
les. Disposición Transitoria cuarta. BOE de 18 de julio de 1953.

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24 JORGE INFANTE DÍAZ

táneamente con la aprobación del Plan de estudios. Sin embargo, en 1970 se


desconocía que se impartiría en las nuevas escuelas universitarias sustituti-
vas de las escuelas Profesionales de Comercio; solo se sabía que las escuelas
Profesionales se integrarían en la Universidad.
La realidad objetiva era que escuelas Profesionales de Comercio se inte-
graban como escuelas universitarias, es decir como centros universitarios, pero
no como facultades o escuelas Técnicas Superiores que era donde se integra-
rían los departamentos. La pregunta que se hacían en enero de 1970 los actores
de carrera de Comercio era «¿Dónde estarán integrados a efectos de adminis-
tración y coordinación académica los departamentos relativos a las enseñan-
zas mercantiles?»30. No cabe duda que la propuesta de la LGE para los estudios
mercantiles era un canto al sol. La evidencia empírica nos demuestra que nada
de lo que decía la LGE era viable y lo prueba que no se llegara a desarrollar
plenamente una estructura orgánica departamental en la Universidad española
en la década de los años setenta. La Universidad seguía basada en las cátedras
unipersonales en la medida que cuando se creaba otra de la misma materia se
hablaba de que «se desdoblaba» la cátedra. La propia Ley de 1965 permitía que
las cátedras cubiertas con anterioridad a la Ley pudieran no adscribirse a de-
partamentos, aunque era obligatorio para las convocadas posteriormente. De
esta forma se solventaban las reticencias en la constitución de departamentos
pluridisciplinares31. Si se hubiera cumplido la LGE para las enseñanzas mercan-
tiles, el departamento al que hace referencia la Disposición Transitoria 10ª.2
sería «pluridisciplinar». La organización departamental en la Universidad real-
mente no se desarrolló hasta la Ley de Reforma Universitaria de 1983.
En la tramitación final de la Ley sorprende que las dos únicas enmien-
das que llegaron al Pleno de las Cortes fueran las relacionadas con los es-
tudios de Comercio. Rafael Díaz-Llanos Lecuona, que en la Comisión había
hecho unas puntualizaciones sobre la carrera de Comercio y de Económicas,
tras intervenir en el Pleno retiró su enmienda porque consideraba que esta-
ba recogida en el texto de la ponencia32.

30
La Vanguardia, 31 enero de 1970. Barcelona, 25.
31
Para los de las facultades de derecho, vid., Manuel Martínez Neira, “La Facultad de
Derecho en los años sesenta. Creación de departamentos y nuevos planes de estudio” en
Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija de Estudios sobre la Universidad 8 (2005):117-178.
32
La enmienda de Díaz-Llanos decía: «Se reestructuran, cuando proceda, en sus tres ci-
clos y titulaciones de Diplomado, Licenciado y Doctor, los estudios universitarios económico-
comerciales (Economía General), Política Financiera, Economía de la Empresa, Dirección y
Administración de Empresas, Comercio, Contabilidad Nacional, Contabilidad de la Empresa,
Censura de Cuentas, Seguros, Banca y Bolsa y todos aquellos que se estimen necesarios para
atender la demanda de la sociedad.

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
25

Sin embargo el procurador Dionisio Martín Sanz mantuvo la suya. Pedía


que se modificara la redacción de la disposición transitoria 10ª en términos
que había expresado en la Comisión: «Las actuales enseñanzas de profeso-
rado mercantil, debidamente reorganizadas, se incorporaran a las Escuelas
Técnicas Superiores, a las que se refieren los artículos 31, apartado 2º33, y
7234 de la presente Ley. Las de peritaje mercantil quedan integradas en el pri-
mer ciclo completado con el tercer grado de la Formación Profesional35»36. La
enmienda fue rechazada en el Pleno por 199 votos en contra y 149 a favor.
La enmienda implicaba la integración del las escuelas de Comercio en
una estructura similar a las de las Enseñanzas Técnicas que existía desde
1957, si bien adaptada a lo que disponía la LGE. Por tanto no es de extra-
ñar que Martín Sanz, en su intervención en el Pleno, introdujera el termino
«ingeniero mercantil» para denominar los títulos que se colarían en las es-
cuelas. Proponía que las «actuales» enseñanzas de Peritaje mercantil fueran

9 bis: 1: Los actuales Centros de las Escuelas de Comercio se integraran en la Universidad


como escuelas universitarias, las profesionales; y en el bachillerato Comercial y en la
Formación Profesional, los de Peritaje. 2. Los que hayan obtenido u obtengan los títulos de
Profesor Mercantil, que se declaran a extinguir, conservaran todos los derechos que la legis-
lación vigente en el momento de promulgarse esta Ley, les hubiese conferido, ratificándose la
convalidación de asignaturas que actualmente se les reconoce para la obtención del título de
licenciado por el tiempo que se establezca y verificada la reestructuración a que se refiere el
numero 9 anterior podrán también conseguir igual titulo cursando el segundo ciclo en cual-
quiera de las especialidades que les sean afines. 3. Los Profesores Mercantiles que hubieran
obtenido el título por planes anteriores al de 1953 podrán concurrir a los concursos y oposi-
ciones a los que accedían en aquella, siempre que reúnan las demás condiciones reglamenta-
rias». (Boletín Oficial de las Cortes españolas. Número 1.111, 22 de julio 1970, 27188).
33
El artículo 3, 2º dice: «La Educación cursada en Facultades y Escuelas Técnicas
Superiores abarcará tres ciclos de Enseñanza, en la forma que, salvo excepciones, se señálala
a continuación: a) Un primer ciclo dedicado al estudio de disciplinas básicas, con una dura-
ción de tres años. b) Un segundo ciclo de especialización, con una duración de dos años. c)
Un tercer ciclo de especialización concreta y preparación para la investigación y la docencia».
34
El artículo 72 establece que: «Las Facultades y Escuelas Técnicas Superiores son Centros
de ordenación de las enseñanzas conducentes a la colación de grados académicos de todos los
ciclos de una determinada rama del saber». Las Facultades y Escuelas Técnicas Superiores
podrán ser orgánicas, lasque, «además de las funciones ordenadoras, la administración de los
Departamentos en ellas integrados».
35
La Formación Profesional «tendrá por finalidad especifica la capacitación de los
alumnos para el ejercicio de una profesión» (art. 40.1). A la formación profesional de ter-
cer grado tendrán acceso los alumnos que hayan concluido el primer ciclo de una Facultad o
Escuela Técnica Superior, todos los graduados universitarios y los graduados en Formación
Profesional de segundo grado «que hayan seguido las enseñanzas complementarias corres-
pondientes (art. 40.2.c). «Los Centros de Formación Profesional de tercer grado formaran
parte de la Universidad» (art. 89.5).
36
Boletín Oficial de las Cortes españolas. Número 1.111, 22 de julio 1970, 27188.

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26 JORGE INFANTE DÍAZ

las de ingeniero técnico, es decir las de primer ciclo, y las de profesorado las
de ingeniero mercantil. Obviamente no pretendía con la enmienda que «los
actuales peritos mercantiles se conviertan en ingenieros técnicos sin haber
completado los estudios pertinentes» que configurarían la nueva titulación.
La denominación de «Ingeniero» a los titulares mercantiles no era nue-
va. El plan de estudios de 3 de marzo de 1922, establecía que el grado supe-
rior, o de altos estudios, impartido en las escuelas de Comercio tendría la es-
pecialidad de «ingeniería comercial», en la que se impartirían materias para
«formar al hombre de empresa, habilitar para cargos de Directores, Asesores
y Secretarios de entidades económicas y grandes empresas y para determina-
dos cargos en la Administración pública». Quienes hubieran cursado el grado
superior obtendría el título de Ingeniero Comercial. El plan de marzo de 1922
no llegó a ponerse en marcha porque a finales de agosto fue aprobado otro37. El
plan de estudios de marzo de 1922, y por ende la organización de las Escuelas
de Comercio que de él se derivaba, ha tenido un carácter mítico entre los titu-
lares mercantiles, quizás porque entre sus autores se encontraba Pedro Güal
Villabí que, evidentemente, siempre lo defendió, incluso en fechas tan tardías
como en 1957 durante el discurso que pronunció con motivo de su jubilación.
Martín Sanz fue homenajeado por el Colegio de Titulares Mercantiles
de Barcelona por su actitud en defensa de los estudios mercantiles. Se hizo
notar que era Vicepresidente de las Cortes y Presidente del Consejo Nacional
de Empresarios. En el acto, que se celebró el 21 de noviembre de 1970, «el
día del Titular Mercantil», pronunció una conferencia con el título «La defen-
sa del Titular Mercantil en las Cortes».
Otra cuestión que llama la atención en la LGE es la referencia expresa a
la equiparación «a efectos académicos, en todos sus derechos, sin excepción
alguna» de los intendentes y actuarios con los licenciados en Ciencias Políticas,
Económicas y Comerciales, secciones de Económicas y Comerciales38. Esta

37
El Plan de agosto de 1922 fue la reacción al aprobado en marzo. El plan de agosto de
1922 fue muy criticado y siempre tuvo un carácter provisional. Sin embargo estuvo vigente
hasta la reforma 1953. Ha sido el plan de estudios que mejor define los estudios de Comercio,
porque consolidó los tres grados de la carrera, peritaje, profesorado e intendencia mercantil y
actuariado de seguros. Que perviviera más de 30 años se debió, sin duda, a las circunstancias
de la política española.
38
LGE, Disposición transitoria quince.- uno: «Los licenciados en Ciencias Políticas,
Económicas y Comerciales (Secciones de Económicas y Comerciales); los licenciados en cien-
cias Políticas y Económicas (Sección de Economía) y los actuales Intendentes y Actuarios
mercantiles, integrados en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales por
la Ley de 17 de julio de 1953, conservaran sus denominaciones, quedando equiparados, a
efectos académicos, en todos sus derechos, sin excepción alguna»

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
27

excepcionalidad, que tampoco se hace con otras titulaciones concretas, sor-


prende en una Ley sobre la ordenación del sistema educativo nacional que
no actúa sobre competencias académicas y profesionales. Subyace en esta
referencia las tensiones que surgieron entre las facultades y las escuelas des-
de que se incorporó al mercado laboral la primera promoción de la facultad.
La Ley de Ordenación de las enseñanzas económicas y comerciales de 1953
no sirvió para resolver el problema. Hasta 1977 no se aprobó el «Estatuto
Profesional de Economistas, Profesores y Peritos Mercantiles»39. Según el
Estatuto Profesional, los profesores mercantiles, y por tanto también los di-
plomados, pueden ejercer las mismas funciones que los «Economistas» en
«relación con la economía de la Empresa» y el «ejercicio profesional» libre.
Sin lugar a dudas, el tratamiento singular a las enseñanzas mercantiles
en la Ley fue consecuencia del intenso debate previo a la redacción de la Ley,
a la movilización estudiantil, pero sobre todo a la existencia de dos centros,
las facultades y las nuevas escuelas, con fines y contenidos similares.

4. La aplicación de la LGE para las Escuelas Universitarias de Estudios Empre-


sariales: formación y especialización profesional.

El desarrollo de la LGE para las enseñanzas mercantiles se materializó, en


primer lugar, en la integración en 1972 de las escuelas Profesionales de Co-
mercio en la Universidad como «Escuelas Universitarias de Estudios Empre-
sariales» para impartir los estudios conducentes al «título de diplomado en
Estudios Empresariales»40.
La integración de las escuelas en la Universidad acababa con más de
100 años de dependencia administrativa del Ministerio responsable de la
Educación española. La nueva situación suponía pasar a depender exclusiva-
mente de la Institución universitaria y a regularse por las normas internas
de la Universidad respectiva.
La dependencia de la universidad no era nueva, pues el Rector era
el máximo responsable de la enseñanza, de cualquier nivel, en su Distrito.
En algunos momentos los directores de los centros superiores de en-
señanza profesional llegaron a participar en la Junta de Gobierno de su

39
Real Decreto 871/1977 por el que se aprueba el Estatuto Profesional de Economistas y
Profesores y Peritos mercantiles. BOE del 28 de abril de 1977
40
Decreto 13781/972, de 10 de mayo, sobre integración de las escuelas Profesionales de
Comercio en la Universidad como Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales. BOE de
7 de junio de de 1972. Artículo sexto, cuatro.

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28 JORGE INFANTE DÍAZ

Universidad. Con la LGE, las nuevas escuelas universitarias eran un cen-


tro más de la Universidad por tanto, la dependencia funcional ya no era
del Ministerio sino de Rectorado. La prueba evidente de este transito ad-
ministrativo fue la desaparición de la Dirección General encargada de la
Enseñanza Profesional en el Ministerio. En el organigrama de Ministerio
aprobado en 1968 las escuelas de Comercio y de Ingeniería Técnica depen-
dían de la Dirección General de Enseñanza Media y Profesional. En la reor-
ganización del Ministerio que se realizó en 1971, como consecuencia de la
aplicación de la LGE, desapareció esa Dirección General. Entonces se creo
una «Dirección General especifica [para] todas las cuestiones relativas a
la Educación Universitaria, debido al carácter peculiar que la autonomía
establecida por la Ley General de Educación va a dar a las relaciones del
Ministerio con las Universidades»41.
Lo que se integraba en la Universidad eran las escuelas Profesionales
de Comercio, no las enseñanzas. Por tanto, no se decía nada en la LGE de los
estudios de peritaje mercantil, aunque en el Proyecto de Ley se los incluía
como materia de estudio en el Bachillerato y en la Formación Profesional.
La «Asamblea de Directores de Escuelas de Comercio» celebrada en no-
viembre 1970 postulaba por la integración de las escuelas Periciales en
la Universidad, porque también contribuían al desarrollo económico for-
mando graduados, a la vez que podían irradiar en las ciudades donde aho-
ra existían la expansión universitaria que fomentaba la Ley General de
Educación.
Las escuelas Periciales de Comercio desaparecieron en 1979 al tras-
formarse en «Centros Nacionales de Formación Profesional». Los estu-
dios de peritaje mercantil, auxiliar de empresa y de intérpretes de oficina
mercantil se extinguieron progresivamente a partir del curso 1979-1980.
Se justificó la extinción de los estudios porque las actividades que venían
desarrollando los auxiliares mercantiles y los peritos podían ser atendidas
por quienes hubieran cursado los grados primero y segundo de formación
profesional en las ramas Administrativa y comercial42. Realmente lo que se
hizo fue equiparar el peritaje mercantil con la Formación Profesional de se-
gundo grado. Prueba de ello es que en 1983 se estableció un sistema de con-
validaciones entre las enseñanzas de Perito Mercantil y las de Formación
Profesional.

41
Decreto 147/1971, de 28 de enero, por el que se reorganiza el Ministerio de Educación
y Ciencia. BOE de 5 de febrero de 1971.
42
Real Decreto 265/1979, de 26 de enero de 1979. por el que se transforman las escuelas
Periciales de Comercio en Centros de Formación Profesional BOE de 17 de febrero de 1979.

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
29

No obstante, al desaparecer los estudios de peritaje mercantil quedó


la laguna de la formación contable en las enseñanzas profesionales y preuni-
versitarias por lo que, en 1980, «en atención a los conocimientos que abarca
y la demanda social de graduados de la materia», se creó en la rama adminis-
trativa de la Formación profesional la especialidad «contable»43.
Con estos antecedentes, la aplicación de la Ley General de Educación
para las enseñanzas de mercantiles tuvo algunas dificultades que no se dieron
en otras Escuelas Universitarias. Tres fueron, en nuestra opinión, los proble-
mas más relevantes: la carga docente en los planes de estudio, la denominación
del título y la adaptación del cuadro docente a los nuevos planes de estudio.

4.1. Los planes de estudio

El primer problema a resolver era el de la elaboración de los planes de


Estudio. La Autonomía que establecía la LGE permitía a las Universidades
elaborar sus planes de estudios de acuerdo con unas directrices marcadas
por el Ministerio. Los planes, que tendrían un núcleo común de asignaturas
obligatorias y además otras optativas, debían ser refrendados por la Junta
Nacional de Universidades44.
Las directrices para la diplomatura en Ciencias Empresariales se apro-
baron por el Ministerio en julio de 1973 y se vincularon a las de la licencia-
tura en Ciencias Económicas y Empresariales. La Resolución del Ministerio
decía, una vez que definía las materias obligatorias de las Enseñanzas de
Ciencias Empresariales, que «en las Escuelas Universitarias de Estudios
Empresariales las enseñanzas básicas que se impartan deberán ser de
idéntica denominación y contenido de las de primer ciclo de Enseñanzas

43
«… al desaparecer las Escuelas Periciales de Comercio, la citada especialidad [la con-
table] no quedaba cubierta con los actuales perfiles profesionales de la rama administra-
tiva y comercial».Orden de 22 de julio de 1980 por la que se establece la especialidad de
Contabilidad, rama Administrativa y Comercial, régimen general, en Formación Profesional
de segundo grado BOE de 2 de septiembre de 1980.
44
En 1972 el misterio aprobó una directrices genéricas sobre como debían ser los planes
de estudio universitarios. Orden de 23 de septiembre de 1972 sobre directrices para la elabo-
ración de planes de estudio de la Enseñanza Superior. BOE de 25 de septiembre de 1972. En la
Orden se decía, en referencia a los ciclos académicos que era un «esquema ordenador que lle-
va de lo general y formativo a lo particular y predominantemente informativo». Interesante es
que ya se no considera que el primer ciclo conduce a un título, sino que con «la formación que
con el mismo se alcanza permite al alumno, a través de los cursos de Formación Profesional
de Tercer Grado previsto en el artículo 39, 1, de la Ley General de Educación obtener alguno
de los títulos de Diplomado que se establezcan».

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


30 JORGE INFANTE DÍAZ

Empresariales, si bien en las mismas deberán impartirse además otras ma-


terias de profesionalización»45.
El mimetismo de las asignaturas obligatorias de la Diplomatura con las
del primer ciclo de la licenciatura que se estableció para las enseñanzas en
Empresariales no se llevó acabo en las directrices de los planes de las otras
facultades (son de las mismas fechas), donde la referencia a las escuelas uni-
versitarias era genérica y referida a las condiciones de acceso al segundo
ciclo que podía establecer la Universidad «en razón de la tipología con la ca-
rrera correspondiente». Por ejemplo, en el caso de las Ingenierías no estable-
ció esa similitud que existió para Empresariales. Las Escuelas Superiores de
Ingenieros mantuvieron los planes de estudios de 1964, fijándose en 1974
únicamente los requisitos para el acceso de los Diplomados de las diferentes
ingenierías técnicas al cuarto curso de la ingeniería superior46.
Por tanto, la situación de los planes de estudios de las escuelas de
Empresariales fue peculiar. Con la obligación de impartir las mismas asig-
naturas que en el primer ciclo de la licenciatura en Ciencias Empresariales,
las escuelas abandonaron el «verde mar», que había sido el color que iden-
tificaba a las Escuelas de Comercio, para impregnarse del color naranja
que se había institucionalizado para las facultades de Ciencias Políticas y
Económicas en 1944.
El cambio en la emblemática de las escuelas visualiza que no consi-
guieran mantener una identidad propia como se demandaba en la década de
los años sesenta para las enseñanzas mercantiles. Ahora, aún como centros
independientes, las viejas escuelas de Comercio se diluyen en las enseñanzas
universitarias de Empresariales en la medida que sus enseñanzas se subor-
dinan a las del primer ciclo de la licenciatura en Ciencias Empresariales.
Este mimetismo de las enseñanzas de las escuelas con el primer ciclo
de la licenciatura conllevó que los Diplomados tuvieran la ventaja de acce-
der directamente al segundo ciclo de la facultad y, por tanto, la posibilidad
de terminar la licenciatura a la misma edad que los que hubieran iniciado
sus estudios en la facultad. La Resolución del ministerio sobre las directrices
de los planes de los estudios de Ciencias Económicas y Empresariales tam-
bién decía que si para pasar al segundo ciclo se establecía algún requisito,
este se exigiría «por igual a los alumnos propios y a los procedentes de otras
Facultades; Colegios Universitarios y Escuelas Universitarias».

45
Resolución de la Dirección General de Universidades de 17 de julio de 1973, BOE de 11
de agosto de 1973.
46
Diferentes Ordenes de Ministerio de Educación y Ciencia de31 de julio de 1974. BOE
septiembre 1974.

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
31

Con esta medida se resolvía el viejo problema de la edad a la que


concluían la licenciatura los profesores mercantiles. El hecho de que ini-
cialmente no se les convalidara a los profesores mercantiles ninguna asig-
natura de la licenciatura (plan de estudios de la licenciatura de 1944) y
que luego, en 1960, se les diseñara un plan especial —realmente era
unas convalidaciones— obligaba a los profesores mercantiles a concluir
Económicas con más edad que los que procedían del Preuniversitario47.
Ahora se ingresaba en las Escuelas con los mismos estudios preuniversita-
rios que en las facultades.
Por otra parte, la profesionalización que atribuía la LGE para las ca-
rreras cortas se hizo en las escuelas de Estudios Empresariales a través de
las líneas de especialización que se configuraban con materias distintas de
las obligatorias. En 1982, se impartían cerca de 60 especialidades en las es-
cuelas, siendo las más repetidas las que tenían la denominación «comercial»
(Comercial, Comercialización, Gestión comercial, Comercio exterior,….) se-
guida de las contables (cuadro 1).

Cuadro 1: Especialidades existentes en las escuelas universitarias de estudios empresariales


(curso 1982-1983)

Escuelas en las
Denominación
que se imparte
Administración de empresas privadas 1
Administración Pública 1
Administración Pública y tributación 1
Administración y dirección de empresas 1
Administración y gestión de empresas 1
Administrativa 1
Agregación y análisis de estados económico-financieros 4

47
En 1961 los profesores mercantiles debían cursar para ser licenciados 20/23 asignaturas
según la especialidad que se eligiera. Decreto 781/1961, de 6 de abril, sobre convalidación
de los estudios de Profesorado e Intendencia mercantil y Actuariado de Seguros con los de la
Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales (Sección Económicas y Comerciales).
BOE de 22 de mayo de 1961 y Corrección de errores en BOE de 23 de mayo de 1961. Las conva-
lidaciones para los profesores mercantiles de los planes de 1922 y 1953 se aprobaron en 1955.
Los titulados con el plan de 1953 debían cursar entre 24 asignaturas y los del plan de 1922 dos
más (Teoría económica I y Análisis matemático). Decreto de 27 de mayo de 1955 por el que
se determinan los estudios que han de realizar los Profesores Mercantiles en las Facultades
de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales (Sección de Económicas y Comerciales) para
adquirir los títulos universitarios correspondientes. BOE de 1 de junio de 1955

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32 JORGE INFANTE DÍAZ

Escuelas en las
Denominación
que se imparte
Análisis Contable 2
Automatización contable 3
Comercial 9
Comercialización 2
Comercio 1
Comercio exterior 1
Comercio Internacional 2
Contabilidad 5
Contabilidad en información 5
Contabilidad e informática de gestión 3
Contabilidad industrial 1
Contabilidad y control de gestión 3
Contabilidad y sistemas informáticos 4
Contabilidad y control de gestión 3
Dirección de emperezas 1
Empresas agropecuarias 4
Empresas financieras 3
Empresas turísticas 1
Estudio de mercados 1
Estudio de mercados y comercio exterior 1
Financiación 2
Financiación e inversión 3
Financiación e inversión (Banca, Bolsa y Seguros) 1
Financiera 1
Financiera y contabilidad 1
Fiscal 1
Gestión administrativa 2
Gestión comercial 7
Gestión Comercial (Marketing) 2
Gestión financiera 4
Gestión fiscal y laboral 1
Información y control 3
Laboral 1
Mercados financieros 1
Organización y administración 1
Organización y administración de empresas 1
Organización, planificación y revisión de contabilidades 1
Planificación y financiación 1

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
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Escuelas en las
Denominación
que se imparte
Planificación y gestión comercial 2
Política comercial 1
Procesos básicos de producción 3
Relaciones internacionales de la empresa 1
Régimen socio-jurídico 1
Revisión y censura de cuentas 3
Tributación 1
Técnicas administrativas 3
Ventas y publicidad 1
Fuente: Gutiérrez Reñón y Velasco Murviedro (1982).

La aplicación de la autonomía de las Universidades para la elabora-


ción de los planes de estudio supuso que el número y carácter de las asigna-
turas que configuraba cada especialidad fuera diferente en cada Escuela. El
número de asignaturas por especialidad osciló entre las 2 y las 6. Tampoco
tuvieron la misma extensión, puesto que en algunos centros tenían carácter
cuatrimestral mientras que en otros eran anuales con una carga horaria se-
manal reducida, o incluso, en algunos planes, tenían el mismo rango que las
asignaturas obligatorias.
La introducción de las asignaturas de especialización sobre las comunes
con el primer ciclo de las facultades de Económicas, sección Empresariales, su-
puso que los estudiantes de las escuelas tuvieran una carga docente, asignatu-
ras que cursar, muy superior a los alumnos del primer ciclo de las facultades48.
Esta fue la servidumbre que tuvieron los Diplomados en Ciencias Empresariales
para acceder directamente al segundo ciclo de la licenciatura en la sección de
Empresariales de las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales.
Al poner en relación la carga lectiva de las escuelas universitarias con
la del primer ciclo de las facultades sorprende que no hay proporcionali-
dad entre las diplomaturas (tres años y 27/28 asignaturas, además del idio-
ma) y las licenciaturas (cinco años, 30/32 asignaturas). La flexibilidad en la
elaboración de los planes de estudios también se tradujo en el número de
horas que se cursaban los alumnos. Por ejemplo, en la Escuela de Estudios

48
Una recopilación de los planes de estudios de las escuelas de Empresariales, así como
las especialidades y asignaturas que las configuran, puede verse en Concepción Virgili Belda,
Los planes de estudio de las Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales en España,
(Barcelona: Universidad de Barcelona, Escuela Universitaria de Estudios Empresariales,
1985).

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34 JORGE INFANTE DÍAZ

Empresariales de la Complutense se requerían más horas de clase para ob-


tener el título de Diplomado de las que se exigían en las tres universidades
madrileñas, incluida la Complutense, para obtener el título de Licenciado49.

4.2. Denominación del título

Otra peculiaridad de las escuelas universitarias de Estudios Empresariales


relacionada con la estructura del Plan de estudios ha sido la denominación
del título otorgado. La LGE creó el título «Diplomado Universitario» para
quienes cursaran una carrera en una Escuela Universitaria. La denomina-
ción de la titulación era la misma que la del centro, o viceversa, el orden de
los factores no altera en este argumento. Inicialmente el graduado de las de
Empresariales obtenía el título de «Diplomado en Estudios Empresariales»,
como figuraba en el Decreto por el que se establecía la integración de las
Escuelas de Comercio en la Universidad50.
Previamente, a primeros de noviembre de 1971, se había aproba-
do la estructura de las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales,
suprimiendo la denominación de Comerciales51. El modelo de Facultad que
se aprobó era el de un centro único para las dos licenciaturas, Económicas
y Empresariales, porque «la íntima conexión entre los estudios empresa-
riales y económicos aconseja integrar aquéllos en las facultades de Ciencias
Económicas y Comerciales, que cambiaran su denominación por la de faculta-
des de Ciencias Económicas y Empresariales, y que podrán también solicitar…
la implantación de los estudios empresariales en todos sus ciclos y niveles»52.
Así pues, para la licenciatura se optó por la denominación de «Ciencias
Empresariales», lo que conllevó a que se empleara también la denominación

49
Alberto Gutiérrez Reñón y Carlos Velasco Murviedo, «La situación actual de los estudios
universitarios de Economía y Ciencias empresariales», en Información Comercial Española,
número 590 (octubre 1982): 3.
50
Decreto 13781/972, de 10 de mayo, sobre integración de las escuelas Profesionales de
Comercio en la Universidad como Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales. BOE de
7 de junio de de 1972.
51
Decreto 2836/1971 de 11 de noviembre, sobre la estructura de las Facultades de
Ciencias Económicas y Empresariales y creación de la de Sevilla. (BOE 29 noviembre 1971).
La nueva denominación afectaba a las facultades de Madrid, Barcelona, Autónomas de Madrid
y Barcelona, Valencia, Bilbao, Málaga, que pertenecía a la Universidad de Granada, y Santiago
de Compostela. Unos meses ante se había desdoblado la Facultad de Ciencias Políticas,
Económicas y Comerciales, de la Universidad madrileña, en Facultad de Ciencias Políticas y
Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales (Decreto de 17 de septiembre de 1971).
52
Ibidem.

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
35

Ciencias Empresariales en la titulación del Diplomado con el fin de evitar


una discriminación innecesaria. De hecho la LGE hablaba de que los alumnos
que terminaran el primer ciclo en la Facultad, si realizaban un cursillo de
profesionalización, podrían obtener el título de Diplomado. ¿En qué? Se su-
ponía que el título que se impartía en la Facultad, «Ciencias Empresariales».
Sobre la denominación de las escuelas, en principio, se había planteado
denominarlas «Escuelas Universitarias de Empresariales y Administración»,
siguiendo las tendencias que se habían instalado en las escuelas de Comercio
en los años sesenta del siglo pasado. De hecho, algunas de las especialidades
que se impartieron llevaban esa denominación, aunque con un sentido gené-
rico, pues englobaban tanto la administración pública como la privada.
Sin embargo, la Comisión que por iniciativa de Ministerio preparó
las Bases que sirvan para la propuesta de un proyecto de reestructuración
de las enseñanzas mercantiles, que esté en línea con las normas de la Ley
General de Educación utilizó los términos Diplomado y Escuela en Ciencias
Empresariales53. Esta Comisión también consideró que sólo el segundo ci-
clo se desarrollara a través de la colaboración entre departamentos. Las
dos consideraciones reflejaban la realidad de la integración de las escuelas
Profesionales de Comercio en la Universidad: por un parte acabar las di-
ferencias académicas y profesionales de las facultades con las escuelas de
Comercio; y, por otra, salvaguardar la independencia de las escuelas que ha-
bían consolidado una identidad propia en la estructura orgánico-académica
de la Universidad.
Como se ha podido observar el término «mercantil» se obvió en todo el
proceso de trasformación de las escuelas de Comercio a favor del mucho más
moderno de «Empresariales». Sin embargo mercantil no es un término obso-
leto. Mercantil alude al mercado, o como dice Rodrigo Uría a las actividades
empresariales en tanto en cuanto que participen en los mercados. «Mercantil»,
que es el adjetivo de nuestro Derecho económico (el que regula las relacio-
nes de los actores económicos). Empero, en el ámbito académico, mercantil
se asociaba a Comercio mientras que «Empresariales» se identifica mejor
con la gestión y funcionamiento de la empresa. Utilizar el termino «Ciencias
Empresariales» permitía dar una nueva orientación a las viejas enseñanzas de
las escuelas de Comercio. Esta orientación era más acorde con la finalidad de
la enseñanza universitaria, la ciencia, que con las de formación profesional, la
técnica. Hoy las enseñanzas de ciencias empresariales en la universidad han
pasado a denominarse de administración/dirección de empresas.

53
Resolución de la Dirección General de Enseñanza media y profesional, de 11 de enero
de 1971.

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36 JORGE INFANTE DÍAZ

4.3. Adaptación del cuadro docente a los nuevos planes

El otro problema que se suscitó tras la integración de las escuelas Profesiona-


les de Comercio en la Universidad fue la situación en la que quedaba el profe-
sorado. El «Libro Blanco» reconocía que el acceso a las cátedras de escuelas de
Comercio se hacía con el mismo reglamento que para las de facultad universi-
taria54. A las cátedras de Comercio podían acceder desde 1944 los licenciados
universitarios, además de los titulares mercantiles. Sin embargo a las plazas
de profesores auxiliares y de profesores adjuntos (figura que se crea en 1953)
podían acceder solo los profesores mercantiles. Las enseñanzas de «Adminis-
tración económica y Contabilidades públicas» y de «Gramática española»55
de las escuelas de Comercio eran impartidas por «profesores especiales»; en
1952 fueron consideras por el ministro Ruiz Jiménez «como fundamentales y
necesarias para la carrera de Comercio por lo que deberán ser consideradas
como cátedras y estar a cargo de catedráticos numerarios»56.
La LGE establecía cinco cuerpos de funcionarios docentes en la Univer-
sidad: Catedráticos Numerarios, Profesores agregados, Profesores Adjuntos de
Universidad, Catedráticos y Profesores Agregados de Escuelas Universitarias.
Para ser profesor agregado de Escuelas Universitarias se requería el título de
Licenciado, mientras que para el de catedrático el de Doctor. Se permitía acce-
der a las plazas de Catedrático de Escuelas Universitaria, mediante concurso
de meritos, a los catedráticos de instituto que poseyeran el grado de Doctor57.

54
MEC, op. cit., p. 77. La oposiciones al cuerpo de Catedráticos de escuelas de Comercio
constaban de seis ejercicios. El primero consistía en contestar por escrito a dos temas sacados
a suerte de los marcados por el tribunal, que debían superar los 100, y publicados 8 días
antes de comenzar el ejercicio; el segundo, en la exposición oral de cinco temas sacados a
suerte de los señalados para el primer ejercicio; y el tercero, en la explicación de una de
las lecciones del programa presentado por el opositor, para cuya preparación dispondrá
de 8 horas incomunicado y con el material que precise. El cuarto era un ejercicio práctico,
el quinto, la trinca, la exposición de un trabajo de investigación que era rebatido por los
otros coopositores; finalmente, el sexto ejercicio consistía en la defensa del programa de la
asignatura que presentaba el candidato.
55
Estas dos asignaturas estaban a cargo de «profesores especiales» que accedían con
el mismo sistema que los Catedráticos. Para serlo de Administración Económica tenían
preferencia los funcionarios de Hacienda.
56
Decreto de 21 de noviembre de 1952 por el que se establece la consideración académica
y jurídica de las enseñanzas de Administración Económica y Contabilidad Pública y Gramática
Española de las Escuelas de Comercio. BOE de 9 de diciembre de 1952.
57
LGE, Disposición transitoria 6ª 7: que «los catedráticos numerarios de enseñanza media
con el título de Doctor podrán concursar en turno restringido, por una sola vez, a las vacan-
tes en disciplinas iguales, o que puedan declararse análogas, del cuerpo de Catedráticos de
Escuela Universitaria»

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
37

También se establecía la reciprocidad para acceder a las cátedras de Bachillerato


los catedráticos de las Escuelas de Magisterio, Profesionales de Comercio y
Escuelas Técnicas de Grado Medio, siempre que fueran licenciados58.
La nueva organización del profesorado de las escuelas universitarias
generó incertidumbre entre el profesorado de las escuelas de Comercio.
Había catedráticos cuya titulación académica era la de Profesor mercantil
(algunas cátedras de Comercio podían ser cubiertas por profesores mercan-
tiles), si bien mayoritariamente eran licenciados, aunque muy pocos eran
doctores. Por otra parte había profesores que impartían únicamente clases
en Peritaje mercantil; también había otros que eran exclusivos para las ense-
ñanzas auxiliares («Profesores Numerarios de las Enseñanzas de Auxiliares
Mercantiles de Escuelas de Comercio»). Finamente había profesores que
veían desaparecer sus asignaturas pues no tenían en la diplomatura ninguna
equiparable en la licenciatura, algo que ya ocurría desde 1944.
En cada Universidad se constituyeron en el último semestre de 1972
«Comisiones gestoras de integración» para cada una de las escuelas univer-
sitarias, entre ellas las de Estudios Empresariales. Las Comisiones estaban
formadas por tres catedráticos de Universidad (en algún caso había profeso-
res agregados) de departamentos afines a la enseñazas de la Escuela59, el di-
rector de la Escuela y un catedrático de la misma. Entre las funciones de las
Comisiones, además de la elaboración del Plan de estudios y la tutela de pro-
fesorado en la disciplinas que impartiera, estaba la de asesorar al Rector sobre
la «continuidad en sus funciones docentes del actual profesorado titulado y
habilitado de las Escuelas Profesionales de Comercio», asignándoles la ense-
ñanza de las materias de los nuevos planes de estudios. Incluso, cuando no hu-
biera profesorado adecuado para impartir las disciplinas, podía proponer la
contratación de nuevo profesorado o «la designación de profesores pertene-
cientes a Centros de Enseñanza Superior para impartir dichas enseñanzas»60.
Como se ha apuntado, el nuevo título que se impartía en la Escuela era
el primer ciclo de la licenciatura en Ciencias Empresariales más las asigna-
turas de especialización profesional. Nada que ver pues con las enseñanzas
que se impartían en las escuelas de Comercio. Por ello, en algunos casos, la
adscripción de los profesores no estuvo exenta de polémica porque había

58
LGE, Disposición transitoria 6ª 8
59
Donde había Facultad de Ciencias Económicas solían pertenecer a estos centros. Cuando
no la había en el Distrito, eran, en general, de ámbito de las ciencias matemáticas y el derecho.
60
Decreto 1378/1972, de 10 de mayo, sobre integración de las escuelas Profesionales de
Comercio en la Universidad como Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales. BOE de
7 de junio de 1972.

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38 JORGE INFANTE DÍAZ

asignaturas que desaparecían y era difícil reubicar a todos los docentes en el


nuevo plan de estudios.
La solución por la que se optó fue la de introducir en algunas de las
Especialidades asignaturas que les fueran próximas a la cátedra que ocupa-
ban o a la formación académica de los profesores que quedaban «desacopla-
dos». Así se incorporaron a los planes de estudio asignaturas como «Técnicas
de expresión»/comunicación, «Procesos de producción»,… para los catedrá-
ticos de Gramática, Mercancías…. No debemos olvidar que en 1970 el plan de
estudios vigente en las escuelas de Comercio había sido aprobado en 1956
y que los alumnos ingresaban en los estudios de peritaje mercantil con el
bachiller elemental (14 años de edad).

5. A modo de conclusión: ¿Por qué se crearon las Escuelas Universitarias de


Estudios Empresariales?

En la década de los años sesenta del pasado siglo quedó patente la inviabili-
dad del modelo de las centenarias escuelas de Comercio españolas. Una vez
que se crearon y consolidaron las facultades de Ciencias Políticas Económi-
cas y Comerciales y el bachillerato administrativo, las escuelas de Comercio
españolas perdieron parte de su funcionalidad. Las dificultades para su re-
forma venían dadas por la variedad de agentes e intereses que debían parti-
cipar en el proceso. Por ello no se pudo dar una solución específica para las
escuelas de Comercio; tuvo que ser una reforma global del sistema educativo,
la LGE, la que diera salida al agotado modelo de las enseñazas mercantiles
con la creación de las «Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales».
¿Cuál era el propósito del legislador al crear escuelas de Empresariales
y facultades de Económicas y Empresariales con una oferta curricular similar?
Nuestra opinión es que se querían mantener unos centros universita-
rios que tuvieran un carácter profesional diferenciado del perfil que debían
tener las facultades. Quizás la existencia de dos grados universitarios homó-
nimos vino dado por la estructura de la empresa española. Las empresas
constituyen el entramado económico de las sociedades modernas. La acti-
vidad empresarial, junto con la de otras instituciones, fue la que impulsó el
crecimiento económico de los años sesenta. El tejido empresarial en aquellos
años se sustentaba tanto en las grandes empresas que como en las PYMES.
En 1959, en el sector industrial, el 94’6% de la empresas tenía menos de
50 trabajadores; diez años después esta participación había aumentado a
94’9%. Las PYMES en 1958 ocupaban al 38% trabajadores y en 1969 al 44%,
lo que ha permitido concluir que las empresas que se crearon en esos años

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LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
39

eran pequeñas y medianas. Ahora bien, las nuevas las empresas estaban más
capitalizadas y alcanzaban un mayor volumen de producción, por tanto la
productividad era mayor y necesitaban de gestores que conocieran los me-
canismo de los mercados tanto de bienes como financieros o laborales.
En la coyuntura de 1970, las viejas escuelas de Comercio no se adapta-
ban a la nueva estructura productiva española. Era preciso darles un nuevo
impulso para que sus titulados pudieran integrarse en el tipo de empresas
predominantes. La reorientación universitaria contribuyó a la formación en
la gestión de la empresa más que al estricto conocimiento de las normas
jurídico-contables que caracterizaba a la formación impartida en las escue-
las de Comercio61. «A medida que la dirección de la empresa requería una
gama más amplia de conocimientos cada vez más especializados, el núme-
ro, la formación y cualificación de los gerentes y altos directivos en general
aumentó»62. Con la existencia de dos títulos, se pensaba que se respondía a
las necesidades de ese tejido empresarial dual que caracterizó el crecimiento
de la economía española: el diplomado se orientaba a la gestión de PYMES
mientras que el licenciado a la gran empresa.
Otra explicación para la creación de las Escuelas Universitarias de
Estudios Empresariales, en este caso explicación académico-social, podría
basarse en la extensión territorial de las enseñanzas de empresariales. Las 28
escuelas Profesionales de Comercio que había en 1971 se integraron en 14
Universidades63. 24 escuelas estaban en capitales de provincia, 11 de ellas en
la cabecera del Distrito universitario. Las 4 que no se ubicaban en capitales de
provincia eran las de Sabadell, Gijón, Vigo y Jerez de la Frontera (había Escuela
en Barcelona, Oviedo, Coruña y Sevilla y Cádiz). En ese momento, 1972, solo
había 9 facultades de Ciencias Económicas en España. En 1974 se crearon las
de Zaragoza, Valladolid y Oviedo, y al año siguiente la de La Laguna.
Si en 1971 la oferta de las enseñanzas (primer ciclo) de ciencias empre-
sariales en la universidad española se limitaba a 9 centros, la integración de las
escuelas de Comercio implicaba que la oferta se ampliara a 36 centros y al cur-

61
Si el conocimiento de las técnicas contables fue la característica de las escuelas de
Comercio no lo fue meno el estudio de la legislación mercantil. El 11% de todas las asignaturas
impartidas a lo largo de su historia son de contabilidad, fundamentalmente en peritaje y
profesorado mercantil, mientras que un 27 % son del ciclo económico-jurídico, en este caso
en profesorado y en intendencia mercantil.
62
Jesús Mª Valdaliso y Santiago López García, Historia económica de la empresa, (Barcelona:
Crítica, 2009), 333.
63
Decreto 1378/1972, de 10 de mayo, sobre la integración de las Escuelas Profesionales
de Comercio en la Universidad como Escuelas Universitarias de Estudios Empresariales (BOE
7 junio 1972).

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


40 JORGE INFANTE DÍAZ

so siguiente a 40. De esta forma el número de estudiantes aumentó. El acceso


de los diplomados en Empresariales (alumnos de las escuelas) directamente
al segundo ciclo de la licenciatura —accedían en las mismas condiciones que
concluían el primer ciclo en la Facultad— fue un incentivo para la progresión
académica de los estudiantes. Y también lo fue para la sociedad española, por-
que al no tener que crear nuevas facultades con la organización de cinco cur-
sos dispuso de más licenciados con un coste más bajo para el erario público.
Por otra parte, desde un punto de vista socio-territorial, quienes re-
sidían en ciudades sin facultad reducían su estancia fuera de su lugar de re-
sidencia a solo a dos cursos. Era la misma filosofía por la que se crearon los
colegios universitarios en las ciudades donde no había Universidad, pero, en
el caso de los estudios de Empresariales, con la colación de un título univer-
sitario intermedio, el de diplomado. En 1972, en el balance que hace el mi-
nistro ante las Cortes de la aplicación de la LGE, hacía alusión al esfuerzo que
se había hecho en la creación de «Escuelas Universitarias que están regando
con nueva savia las provincias españolas sedientas de esa imagen elevada y
digna que tenemos de la Universidad»64.
Las enseñanzas de Empresariales se extendieron rápidamente por
todo el país. Se crearon en los años setenta nuevas facultades así como con
colegios universitarios donde se impartía el primer ciclo de la Sección de
Ciencias Empresariales de la facultad, que vinieron a ampliar la oferta exis-
tente de estos estudios. A veces esos colegios universitarios en los que se im-
partía el primer ciclo de la licenciatura en Empresariales estaban ubicados
en la misma ciudad donde había Escuela de Empresariales. Muchos de los
colegios universitarios han sido germen de nuevas universidades, por ejem-
plo el de La Rioja, donde las enseñanzas del colegio se han trasformado en
licenciaturas completas y por tanto han dado lugar a las facultades que han
configurado la nueva Universidad. En otros casos las enseñanzas impartidas
en los colegios universitarios se han convertido en licenciaturas con la con-
siguiente reconversión del colegio en facultad, como ha ocurrido con los de
Huesca y Teruel en la Universidad de Zaragoza.
La Ley de Reforma Universitaria (LRU) de 1983 modificó sustancial-
mente el escenario de los centros de la Universidad. El más relevante ha sido
la desvinculación de la titulación ofertada a la especificidad del centro aca-
démico donde se imparte. Con ello se facilitó en algunas Universidades la

64
Discurso del Ministro de Educación y Ciencia, informando a la Comisión de Educación de
las Cortes sobre la aplicación de la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma
educativa. Madrid 14 de febrero de 1972, (Madrid: Servicio de Publicaciones del Ministerio de
Educación y Ciencia, 1972).

CIAN, 15/1 (2012), 11-41


LA LGE (1970) Y LA INTEGRACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE COMERCIO
41

integración de las escuelas de Estudios Empresariales en las facultades de


Ciencias Económicas y Empresariales, sobre todo en las de nueva creación,
como en la Universidad Pública de Navarra. En estos casos, a partir de la
Escuela se creó la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
La LRU integró de hecho a las escuelas de Empresariales en la
Universidad, aunque con carácter formal lo estaban desde 1972. La autenti-
ca imbricación en el tejido universitario se produjo al iniciarse la década de
los años ochenta cuando ya solo se impartían en las Escuelas Universitarias
de Estudios Empresariales enseñanzas universitarias y se producía el relevo
generacional en su seno con el consiguiente cambio de mentalidad. Solo en-
tonces quedaron resueltos los problemas de adaptación a la universidad. Los
centros eran una cosa, pero las estructuras internas universitarias, las que
dan carácter integrador, eran otras a las que hasta entonces no habían llega-
do las escuelas de Estudios Empresariales, a pesar del esfuerzo que habían
realizado para su integración.

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