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La OMS advierte de que las mujeres jóvenes se encuentran entre las que más riesgo
corren
9 de marzo de 2021
Comunicado de prensa conjunto
Los nuevos datos hechos públicos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
y sus asociados demuestran que la violencia contra la mujer continúa siendo un
problema generalizado y devastador y que se empieza a sufrir a edades
alarmantemente tempranas. Cerca de 736 millones de mujeres (es decir, una de
cada tres) sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo o
agresiones sexuales perpetradas por otras personas, unas cifras que se han
mantenido estables a lo largo del decenio más reciente.
Este informe, que presenta datos obtenidos en el mayor estudio realizado hasta la
fecha sobre la prevalencia de la violencia contra las mujeres, ha sido realizado por
la OMS por encargo de un grupo de trabajo especial de las Naciones Unidas. Se
basa en datos que corresponden al periodo comprendido entre 2000 y 2018 y
aporta nuevas estimaciones después de las más recientes publicadas en 2013.
Cabe señalar que, si bien las cifras publicadas revelan tasas alarmantemente altas
de violencia contra las mujeres y las niñas, no reflejan el impacto que la pandemia
de COVID-19 está teniendo en la actualidad.
La OMS y sus asociados advierten de que esta pandemia ha expuesto todavía más
a las mujeres a conductas violentas a causa de medidas como los confinamientos y
las interrupciones de los servicios de apoyo vitales.
Por otro lado, el informe señala que, aunque en muchos países se ha registrado un
aumento de las denuncias de violencia de pareja a los servicios telefónicos de
información y ayuda, la policía, el personal sanitario, los profesores y otras
personas durante los días de confinamiento, solo podremos conocer el verdadero
impacto de la pandemia cuando se puedan volver a realizar encuestas.
Todas las formas de violencia que sufre una mujer pueden afectar a su salud y su
bienestar durante el resto de su vida, incluso mucho tiempo después de ocurridas.
Las víctimas corren mayor riesgo de presentar lesiones, depresión, trastornos de
ansiedad, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual (incluida la
infección por el VIH) y muchos otros problemas de salud. Además, se trata de un
problema que afecta a la sociedad en su conjunto y conlleva unos costos enormes
que repercuten en el desarrollo general y en los presupuestos de los países.