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leídos sino también “escuchados” por mucha gente, puesto que su lectura,
El Triunfo de la Nación refiere como tenían lugar estas lecturas en los cafés y
“Hallándome en días pasados en uno de los cafés de esta ciudad, digna de mejor
suerte, al tiempo que había en el mismo sitio reunidos muchos oficiales de todas
las armas, cuerpos y graduaciones, entró uno con un exemplar del N° 34 de su
periódico, cuya lectura excitó en el ánimo de todos los de la reunión, el contraste más
singular de afectos y pasiones” (El Triunfo de la Nación, página 1, edición del
15 de junio de 1821. En CDIP, Tomo XXIII, Periódicos: 1973, 161).
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Reflejando el discurso reaccionario, el mismo periódico fidelista El Triunfo de la
Nación, publicó en su edición del 10 de abril de 1821, un artículo titulado “Los que
“A los enemigos del orden se los ha llamado vilmente, por hombres que parecen
asalariados por los enemigos interiores y exteriores, se les ha llamado
revolucionarios, enemigos del trono y del altar, hereges, libertinos, ignorantes,
fracmasones, ateístas y todo cuanto malo puede haber hasta en el infierno; y esto,
no por otros libertinos, sino por hombres que se tenían por timoratos, religiosos,
patriotas, sabios, enemigos del desorden, amantes de la prosperidad pública y
defensores de la religión inmaculada de Jesucristo” (El Triunfo de la Nación.
página 3, edición del 10 de abril de 1821. En CDIP, Tomo XXIII, Periódicos,1973:
80).
entre una y otra. Esta era la idea que había pregonado el pensamiento reaccionario
su objetivo.
(Tauro del Pino 1973), pretendía entre otras cosas, justificar el motín de Aznapuquio.
verdad lo eran, las líneas arriba citadas son una clara demostración de que ellos
Sin embargo, dado que muchos de los jefes realistas eran probados masones
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masonería o supuesta masonería de los jefes “insurgentes” no fue utilizado en la
En 1821, la prensa fidelista lanzó la acusación de que San Martín y los principales
Existía una campaña de desprestigio contra los “insurgentes” pero era la primera vez
de temer, pues ello significaba que era enemigo de la religión católica, por ende
era un sujeto peligroso (Martínez Riaza 1985: 44). El ser enemigo de la religión
ley del 28 de abril de 1821 que a la letra decía: “El que conspirase directamente...
pueblo de Lima (Martínez Riaza 1985: 212). El autor de la denuncia fue el español
El 28 de abril de 1821 el Rey Fernando VII firmó, por mandato de las Cortes, una ley
referente a las faltas que se cometieran contra la monarquía, la Constitución y la religión.
Recuérdese que para esa fecha la Constitución de 1812 estaba nuevamente en vigencia.
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causa realista hasta los últimos días de la permanencia de Rodil y su guarnición
antes, encontrándose la causa del Rey en una situación más favorable, el obispo
circular del papa Pío VII, allí hablaba de la “horribilidad de los crímenes de los
rebeldes” diciendo:
“Oremos por nuestros hermanos extraviados, a fin de que abran los ojos cuanto antes
y vuelvan al único redil, fuera del cual no hay más que veneno y eterna muerte. (...)
¿Acaso una facción sediciosa y rebelde que trata de erigirse a sí
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Gaspar Rico y Angulo célebre periodista español había escrito sus primeros artículos
en las ediciones de El Peruano de 1810 y 1811. Debido a un incidente con el virrey fue
expulsado del Perú, pero volvió para convertirse en el más celoso defensor de los
intereses realistas. Su pluma ha sido bastante denostada a partir de los comentarios que
sobre sus escritos hizo don Ricardo Palma, en una Tradición titulada, El Primer Cónsul inglés,
donde escribió:
“Don Gaspar Rico y Angulo, periodista español, redactor de El Depositario, literato sin
literatura, gran aficionado al chiste grosero, hombre de carácter atrabiliario y confidente de
Rodil, ...
Fue un borroneador de papel que no valía media oblea partida por la mitad” (Palma 1966
[1884] ).
De él afirmó Paz Soldán que era “célebre por su perversidad y cinismo” (Paz Soldán en
De la Puente 2000: 96).
Sin embargo, el crítico Manuel Zanutelli Rojas en su El Callao, nuestro puerto (Editorial
Leoncio Prado, 1993) considera que El Depositario “estuvo redactado en buena prosa
castellana y, aunque contrario a la causa patriota, desarrolló un periodismo de primera
clase” (Zanutelli 1993). En nuestra opinión la pluma de Rico no carece de picardía e
ingenio, pero dista mucho de poder ser calificada como “periodismo de primera clase”
como sostiene Zanutelli.
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Lamentablemente estos números no aparecen en el microfilm que, conteniendo
algunos números de El Depositario, custodia la Biblioteca Nacional del Perú. Tampoco se
encuentran en otros archivos investigados. Martínez Riaza consigna que los encontró en
la BNP. Actualmente su paradero es un misterio. Debe mencionarse que se ha
consultado a más de una decena de empleados de la BNP incluyendo funcionarios de rango.
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misma pisando lo más sagrado, puede estar autorizada por Dios Nuestro Señor, para
que sea árbitra de los bienes, suerte y vida ni aún del más ínfimo plebeyo?(...)
Nadie puede ser buen cristiano e hijo de Dios, no siendo un buen súbdito y fiel vasallo
de su Rey. (Orihuela 1816: 52-54. Carta Pastoral que sobre las obligaciones del
cristianismo y la oposición de este al espíritu revolucionario de estos tiempos dirige
a los Fieles de la Santa Iglesia del Cusco José Calixto de Orihuela. El subrayado es
nuestro).
adjetivos. Cabe preguntarse ¿por qué se esperó hasta 1821 para hacer uso de
este argumento? El autor de esta “revelación” creó toda una compleja red
Como previamente hemos señalado, no era la primera vez que los miembros de
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Sobre la Imprenta Federal de Montevideo existe un antiguo estudio que puede ser
consultado. Feliu y Cruz, Guillermo. “La Imprenta Federal de William P.Griswald y John
Sharpe (1818-1820)” en Revista Chilena de Historia y Geografía. Nº XL p.417, Santiago
de Chile, 1921.
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Según Joaquín Pérez los panfletos fueron: “Diálogo curioso entre el Director
Pueyrredón y su Secretario Tagle”, “El nuevo descubrimiento o máximas secretas del
actual gobierno de Buenos Aires” y cinco números de un panfleto titulado “La Gaceta de
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caricaturas de San Martín, O’Higgins y Pueyrredón, entre ellas la ya mencionada
Buenos Aires pese a los esfuerzos que se hicieron para evitarlo (Pérez 1954: 96).
“Los virtuosos de Montevideo han desplegado su furor inundando esta Capital con
libelos de varias calidades llenos de suciedades asquerosas contra mí, contra
usted, Belgrano, Secretarios de Estado y en suma, contra cuanto hombre hay de
respeto en nuestro Estado: han sido mirados con desprecio y están
desesperados: Álvarez está encargado de los que han salido hasta ahora. Todo
es impreso en Montevideo entre Alvear, Murguanda, Carrera, etc. Dos de dichos
papeles se contraen a decir que tenemos dos logias de francmasones y en ellas
comprenden a medio pueblo; yo no siento sino que me hayan asociado a
Chilabert y algún otro, con que jamás hemos tenido ni podremos tener amistad,
los demás honran a sus compañeros. Van adjuntos los papelones por si Álvarez
se olvida, muéstrelos usted a mi compañero O’Higgins.”
(Pueyrredón a San Martín, noviembre de 1818. Documentos del archivo San
Martín, Tomo IV, página 602, en Zúñiga 1922: 295).
Aquella fue la primera vez que se reveló la existencia de la Logia Lautaro y peor aún,
acompañó a los españoles por donde fueron, hasta terminar en el Callao en 1826.
un Pueblo del Río de la Plata a las provincias de Sudamérica”. Pérez afirmó haberlos revisado
todos, calificándolos de escritos incendiarios llenos de falsedades para desprestigiar a
Pueyrredón, San Martín y sus aliados (Pérez 1954: 101).
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Para 1821, Rico gozaba de credibilidad entre la población que se mantenía aún
fiel a la Corona. Para ellos, Rico representaba una voz de aliento y esperanza.
leyenda:
junio de 1820 es decir, en el número siguiente, publicó una burlona sátira del
supuesto “acuerdo” firmado con San Martín para que éste ordene a la prensa
insurgente mencionar con más respeto la figura del Virrey; a cambio, Rico cesaría
sus “ataques”.
peculiaridad lo transcribimos:
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“Transacción entre el Ilustrísimo Pepito San Martín y el señor sin lustre don
Gasparito Rico.
Verificado en las aguas del Callao (no en las tierras de Punchauca ni en el arenal
de Miraflores).
Riquito: Despacio ñor Pepito. A eso vengo. Salió el Depositario número 42 que se
rebusca en Lima de dos modos. Deme V. El Depositario del quien vive dicen unos,
deme V. El Depositario que dice putas dicen otros.
Pepito: Hombre. No lo he visto. ¿Lo trae V?
Riquito: Lo traigo, pero antes es menester que V. sepa que se lo llevaron a los
comisionados de V. en Miraflores y carcohearon como demonios. La cosa parece
que andaba un poco seria y como hoy sus danzadores ingleses y anglófonos que
le han de achicharrar a usted el alma sino se la hubieran ya
intaranvintatinculado…
Pepito: Gasparito, no te irrites, mi vida. Veamos ese Depositario.
Riquito: Pepito José, no me irrito contigo ni con los ingleses pero debo irritarme
con los españoles infames que no respetan a quien deben…Vengo yo a tratarte
de nuestra guerra de pluma.
Te propongo; que no hablen tus periódicos de la Nación española sino con
respeto, que hablen siempre del señor La Serna con decoro y que nuestro ejército
no lo tereís en boca injuriándolo en lo menos.
Pepito: Convenido siempre que hagas tú lo mismo en El Depositario.
(El Depositario, número 43 del 20 de junio de 1821. Microfilm. BNP).
subrayar las supuestas vinculaciones inglesas de San Martín. Rico habla de una
justificando los suyos diciendo que su objetivo era que se respeten los nombres
del Virrey y del Ejército español. No se hace en este número mención alguna a la
habría “justificado” de esta forma. Era pues, una acusación grave. Esta acusación,
sin embargo, no pasó de ser considerada un infundio más contra los insurgentes”.