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“AÑO DEL BICENTENARIO: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”

“FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS: CARRERA DE DERECHO”

TEMA: ETICA, MORAL Y DERECHO COMO REGULACIÓN DE CONDUCTA


HUMANA
CURSO: ORATORIA FORENSE
DOCENTE: JOSE DANIEL MONTANO AMADOR
CICLO: IV
ALUMNO: TEJADA CATASHUNGAJOANATHAN JOSE

PUCALLPA-2021
PRESENTACIÓN
Contenido
PRESENTACIÓN................................................................................................................2
LA ETICA, LA MORAL Y EL DERECHO...........................................................................4
CONCLUSIÓN....................................................................................................................7
RECOMENDACIONES.....................................................................................................8
Bibliografía......................................................................................................................... 10
LA ETICA, LA MORAL Y EL DERECHO

(etica, moral y derecho)”La ética analiza problemas en su generalidad, es inútil acudir a


ella buscando respuestas a lo que debemos hacer o no en situaciones concretas, a pesar
de que la ética influye en nuestras decisiones gran parte de ella se debe a la condición
moral de cada individuo la cual se determina en función a las necesidades de cada
sociedad y al establecimiento del entorno de ésta. Es parte fundamental la moral, el
derecho, y en particular las obligaciones civiles, y si existe un equilibrio entre estos
podríamos afirmar que hay justicia. Los valores son considerados medios porque que nos
conducen a un fin, a diferencia de las obligaciones que se encuentran contempladas dentro
del campo del derecho. En el presente artículo se pretende comprobar la hipótesis de que
el desempeño del abogado debe estar en el marco del derecho y de los principios éticos,
actuando en senderos paralelos, para lograr un equilibrio entre estos, inculcados en la
familia, reafirmados en las escuelas y aplicados en el ámbito profesional.
En el poema épico de la Eneida, Virgilio cuenta la historia de Eneas, que se estableció en
el Lacio y del cual desciende el pueblo romano. Eneas es retratado como un hombre que,
no sólo obedece las leyes, sino que aprende a dominar sus pasiones y subordinar su
voluntad a un plan divino, asumiendo para el bien de su pueblo el sentido del deber, la
virtud romana de la pietas.”
(derecho y etica)“Con motivo de las conductas irregulares que acaparan los medios,
tertulias y público en general, observo que las nociones de derecho, moral y ética vienen
utilizándose con poca precisión, creando confusión. Me gustaría contribuir,
modestamente, al esclarecimiento de los mismos. Los tres conceptos constituyen sistemas
normativos que regulan separadamente la conducta humana, aunque hay que reconocer
que delimitarlos con precisión no es posible. Algunos opinan que los ámbitos de los tres
podrían reflejarse en círculos concéntricos, donde el mayor sería el derecho, el medio, la
ética y el más interno, la moral. Yo pienso, usando el símbolo del círculo, que más bien
estaríamos ante círculos tangentes o secantes, porque hay zonas que se solapan. Por
ejemplo, el deber de no incurrir en conflictos de interés suele constituir a la vez un deber
jurídico y un deber ético. El derecho es un sistema de normas imperativas y ejecutables
para dirigir el comportamiento humano. Santo Tomás definía la ley como la ordenación
de la razón dirigida al bien común y promulgada por quien tiene el gobierno de la
comunidad. Las características de esta rationis ordinatio son la generalidad, la
permanencia, la promulgación formal y, sobre todo, la imperatividad, características que
la distinguen de la moral y la ética. El derecho consiste en reglas reconocidas, con mayor
o menor intensidad, por todos los sectores de una comunidad, distinguibles al ser
expresadas formalmente por escrito, interrelacionadas subjetivamente y ejecutables a
través de mecanismos coercitivos de la comunidad. El derecho constituye el mínimo
nivel aceptable de conducta y convivencia. Muchos, incluidos políticos y hombres de
negocio, piensan que hacen bastante con respetar la ley y que todo es correcto mientras
no sea ilegal. Ciertamente hay que respetar el derecho para evitar coincidir con Hobbes
Homo homini lupus. Por eso, toda sociedad democrática requiere un estado de derecho
en el que todos tienen el deber de respetar la ley. Pero la ley no es suficiente. Para
progresar, una sociedad necesita ser más exigente que este mínimo básico para evitar la
ley de la jungla o del más fuerte.
La moral consiste en las nociones de bien o de mal que guían a cada uno individual y
subjetivamente en nuestra existencia diaria. El término moral procede del latino mores,
que significa costumbres y convicciones. Se refiere a los sentimientos subjetivos de lo
que es bueno y malo en la mente de los miembros individuales de la comunidad. Se trata
de los principios que animan y rigen la vida individual de cada persona y que no pueden
comunicarse a los demás de forma plena. Nuestras convicciones subjetivas del bien y el
mal son indescifrables desde el exterior y se difuminan en el interior. Sorprende la
facilidad con que los políticos acusados de irregularidades invocan la presunción de
inocencia como principio de derecho de que nadie es culpable hasta que no es condenado,
sin tener en cuenta que, dada su elevada función, no basta que respeten las normas
jurídicas como cualquier ciudadano, sino que constituyen referentes de conducta moral y
ética, muy por encima del listón básico de la legalidad. Dice Geoffrey C. Hazard, profesor
emérito de la Universidad de Pensilvania, uno los grandes eticistas mundiales, de cuya
amistad me honro de antiguo y que me ha inspirado en esta reflexión, que el derecho y la
moral se sitúan en los extremos del espectro normativo en relación con la forma e
inteligibilidad mutua y como mecanismos de acción personal y social.
Entre el derecho y la moral está la ética. La ética, que igualmente procede del griego ethos
costumbre, consiste en normas de acción y ejemplificación de valores dentro de una
comunidad. Son normas que son entendidas y compartidas por un grupo humano sobre la
base de un reconocimiento generalmente recíproco. La ética empieza donde termina el
derecho. El Dalai Lama dijo una vez que la ética es el intermedio entre mi deseo de ser
feliz y el de los demás. Hazard añade: al hablar de mi conciencia, me refiero a mi propia
conciencia, lo que es solamente inteligible por los demás por analogía. Cuando hablamos
de deber ético nos referimos a modelos de acción dentro y como parte de una comunidad
y, por tanto, a normas que tienen su aspecto objetivo. Cuando hablamos del derecho nos
referimos a un sistema normativo que, no sólo tiene un contenido objetivo, sino también
que se expresa en un lenguaje formal. Existe una creciente preocupación por la ética y
especialmente por el comportamiento irregular de muchas conductas que vulneran sus
normas. Un general norteamericano manifestaba, ya en 1948, que el mundo ha alcanzado
brillantez pero sin inteligencia, poder pero sin conciencia; el nuestro, dijo, es un mundo
de gigantes nucleares y de niños éticos. Sin duda la principal diferencia entre el derecho,
la moral y la ética estriba en la coercibilidad y en la sanción a sus infracciones. La norma
jurídica es coercitiva y su violación comporta sanciones civiles o penales. Esta misma
coerción no existe en las normas morales y éticas. La violación de las normas éticas no
comporta este tipo de sanciones y sólo la desaprobación por parte de los vecinos, colegas
profesionales o la comunidad en general. La violación de los principios morales
individuales conlleva como única sanción el remordimiento de la propia conciencia.”
(forense)“El derecho a menudo encarna principios éticos. Por eso, un gran presidente
del Tribunal Supremo de los EEUU, Earl Warren, exclamó en una ocasión que el derecho
flota sobre un mar de ética, a pesar de pertenecer a estratos distintos. Muchos actos,
ampliamente condenados como poco éticos, no están prohibidos por la ley -mentir o
traicionar la confianza de un amigo, por ejemplo-. Y lo contrario también es cierto. No
sólo los tres conceptos no están rígidamente delimitados y muchas veces se traslapan,
sino que existe una ósmosis entre los mismos. Normas morales concebidas
subjetivamente por un individuo pueden, gracias a su ejemplo, convertirse en princip ios
éticos para toda una comunidad. Pongo por ejemplo a Gandhi, cuya convicción en la
ahimsa no violencia, se transformó en una norma de conducta de todo un pueblo. No es
infrecuente tampoco que normas éticas se conviertan en legales. Así, la tradiciona l
práctica médica de informar al paciente, ha devenido una obligación jurídica y los deberes
éticos sobre transparencia o no hacer negocios con las acciones de la propia empresa, tras
graves escándalos Enron, WorldCom, Tycon, fueron transformados por la Sarbanes-
Oxley en reglas jurídicas imperativas. De ahí, pues, que el flujo del cambio normativo
suele ser a partir de la moralidad subjetiva a una ética participada por un grupo y
finalmente en ocasiones a una expresión de derecho. El hombre necesita reglas para poder
vivir en sociedad, pero, sobre todo, para vivir de acuerdo con su conciencia.
Relación de indiferencia. Esta es la tesis de aquellos que suponen que entre derecho y
moral no hay caminos de comunión debido a que el derecho positivo es un campo
normativo muy diferente del orden de la moral, y que en todo caso, cada reino tiene su
objeto de estudio o su campo de acción bastante bien definido y muy bien delimitado. En
términos coloquiales valdría decir que lo que es derecho no es moral y viceversa, lo que
atañe a la moral no atañe al derecho. Las bases por las cuales se plantea esta tesis están
bien patentes. Kant es un buen antecedente. Con él hay que distinguir tres cosas. Primera:
que el deber moral se cumple por deber y no por inclinación. La buena voluntad lo es en
sí misma y no por las cosas que ella busca, por los fines que se propone. Segunda: que
los imperativos, como formulaciones de los mandatos de la voluntad, son hipotéticos o
categóricos. Los primeros hacen referencia a un fin externo a la voluntad y los segundos
se representan la acción como objetivamente necesaria, podríamos decir, que su fin es la
voluntad misma; además, los primeros podrían ser caracterizados como particulares,
heterónomos, basados en principios asertóricos condicionales, renunciables a sus
principios y tendientes a la felicidad, cuando los segundos como universales, autónomos,
basados en mandatos apodícticos necesarios, irrenunciables a sus imperativos y
tendientes a la perfección.1 Como consecuencia, en tercer lugar, que hay un orden de la
heteronomía y un orden de la autonomía. Esta historia y su dicotomía se remonta a Kant,
de quien dice Laporta que la obligación moral, como decía Kant, se caracteriza por el
motivo de la acción, que es la norma misma, mientras que en la obligación jurídica el
motivo de la acción es un cálculo, un temor, una conveniencia adaptativa, es decir, algo
externo a la norma. En ese tenor, si se considera que el derecho se obedece por evitar el
mal que implica la imposición de la pena, es decir, un fin utilitario, sacar un provecho o
evitar un perjuicio, estamos en el campo de los imperativos hipotéticos y de la
heteronomía, mientras que si se obedece por causa de la asunción del bien que representa
cumplir la ley independientemente de sus consecuencias, es un imperativo categórico y
el reino de la autonomía.”
CONCLUSIÓN
RECOMENDACIONES
Bibliografía
conducta humana. (s.f.). Obtenido de
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1018-
130X2001000100006

derecho y etica. (s.f.). Obtenido de https://velaelegalgroup.com/que-significan-y-diferencias-


del-derecho-la-moral-y-la-etica/

etica y derecho. (s.f.). Obtenido de https://www.asuntoslegales.com.co/analisis/jose-luis-


rodriguez-506427/sobre-la-etica-y-el-derecho-2232796

etica, moral y derecho. (s.f.). Obtenido de http://www.derecho.duad.unam.mx/amicus-


curiae/descargas/junio09/moral_y_derecho.pdf

forense, P. (s.f.). Obtenido de https://www.gestion-sanitaria.com/2-moral-derecho.html

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