2 Resumen de La Clase

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La proyección y la derivación de implicación en el textos.

Implicación:
(del latín implicare), en su uso común, es una afirmación que conlleva otra, sin que
la segunda deba ser comunicada explícitamente. Etimológicamente proviene de la
existencia de algo «plegado», doblado u oculto al interior de otro algo. Lo interior
no es visible o perceptible, aunque esté ahí.
La implicación es contrapuesta al término explicación (del latín explicare), que es
el hecho de desplegar lo que está plegado; sacar al exterior, hacer visible, o
comprensible, aquello que está “implicado” en el interior de algo que lo hacía
oculto o no comprensible.

Proyección:
procede del latín proiectio y hace mención del accionar y a los resultados de
proyectar (provocar el reflejo de una imagen ampliada en una superficie, lograr
que la figura de un objeto se vuelva visible sobre otro, desarrollar una planificación
para conseguir algo)

Texto

Una política económica de locos

Impulsar el fracking y abandonar el proyecto de biocombustibles en los llanos


muestran el despiste o la locura sobre la cual nos han montado nuestros gurús de
la economía.
Por: Juan Manuel López | enero 27, 2021

1. Las dos tendencias mundiales más evidentes e inevitables son la disminución


del uso de combustibles fósiles, y, debido a la concentración de la humanidad en
las ciudades, el aumento de los consumidores no productores de alimentos.

2. El primero generado por la conciencia de esta es la primera causa de deterioro


ambiental y la consecuente necesaria disminución de su utilización si se quiere
que el planeta y la humanidad sobrevivan. Los compromisos internacionales del
Acuerdo de Paris y el Protocolo de Kioto y la Cumbre de Copenhague obligan a
los países a orientarse en ese sentido y prácticamente en todo el mundo las
medidas ya están tomadas para ello. La producción de automóviles eléctricos y la
legislación que obliga incluir combustibles vegetales (biodiesel y etanol) así como
el desarrollo de energías renovables (solar, eólica) son muestras de ello.

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3. Por otro lado el crecimiento poblacional en las urbes y el desplazamiento del
campo hacia ellas no es solo un proceso social de campesinos en búsqueda de
las ‘luces de la ciudad’ donde creen lograr mejores condiciones de vida, sino un
fenómeno económico, en la medida que la agroindustria con más eficiencia -más
tecnología, menores costos y mayores rendimientos- no permite la competencia
de la producción campesina; la disminución de los habitantes del campo también
se acompaña a la larga de la reducción del potencial de crecimiento de la frontera
agrícola. La transformación de China es un ejemplo y un dinamizador de este
proceso y se refleja en la subida de los precios internacionales de los granos
debido al aumento del nivel de vida de esa población -lo que comienza a verse
también en el caso de la India-.

4. La evolución en la estructura de la economía mundial parece no existir para las


autoridades económicas colombianas.

5. Nada más absurdo que tener una economía basada en el petróleo cuando uno
no cuenta con reservas sino para un lustro. Nada más insólito que haber
destinado la inversión más grande del país -Reficar, la refinadora de Cartagena-
para tener que operarla con crudos importados (eso fue más grave que todos los
escándalos de corrupción y sobrecostos). Poco comprensible que se busque
nuevas fuentes para mantener esa dependencia estructural de toda nuestra
economía -exportaciones; inversión extranjera; ingresos por impuestos, por
dividendos, y regalías-.

6. Y al mismo tiempo, nada más incomprensible que abandonar el segundo


proyecto de más dimensión del país -el complejo de Bioenergy en los llanos-
porque supuestamente éste no era rentable. Abandonar así el polo de más
desarrollo del llano, en la región con más potencial del país. Dejar en el limbo a
todos los agricultores que se vincularon al proyecto y más de 17.000 hectáreas de
tierras destinadas a ello. Y eso sin tener en cuenta que operacionalmente sí es
rentable aunque el costo contable como amortización y depreciación dé cifras
negativas.

7. Estos dos casos -el del fracking y el abandonar el proyecto de sustitución de


combustibles fósiles por biocombustibles- muestran el despiste o la locura sobre la
cual nos han montado nuestros gurús de la economía.

8. El perjuicio va más allá del absurdo económico ya que en el caso del aspecto
energético se dan también las afectaciones ambientales y sociales. No se

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comprende que cuando el Foro Económico Mundial le reconoce a Colombia una
buena posición de partida en su estructura energética y el mundo se monta en la
Transición Energética, nuestra política sea impulsar el fracking y cerrar la
producción de biocombustibles.

9. Y en el caso de la desatención al sector agrícola, no existe ninguna proyección


a largo plazo o concepción de la función del sector agrícola en sus diferentes
rubros; en cada cosecha se juega a una lotería sin reglas del juego, donde quien
produce no tiene ninguna injerencia. La única política de largo plazo son las
cuotas pactadas en los TLC que somete aún más a la incertidumbre de los
mercados internacionales la suerte inmediata y el futuro de la gente del campo (y
que por los resultados mostrados han sido perjudiciales también para el conjunto
del país). Políticas de improvisación como la de inducir una menor producción
mediante permitir (o propiciar) la quiebra de los productores -como sucedió con
los paperos y hoy con los arroceros- puede calificarse de antisocial.

10. No sobra constatar lo lamentables que son nuestros resultados al seguir este
‘modelo’ si se comparan con los de los de los países asiáticos -China, Corea del
Sur (y probablemente del Norte), Vietnam, Taiwán, Indonesia, Malasia, Singapur-
que con Planeación Estratégica e intervención del Estado (y después de haber
sido países más subdesarrollados que nosotros), superaron todas las economías
lideradas por los gurús que nos guían.

https://www.las2orillas.co/una-politica-economica-de-locos/

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