El paramilitarismo en Colombia, hace referencia principalmente al
fenómeno histórico relacionado con la acción de grupos armados organizados en distintos momentos históricos del país: como la violencia de los años 50 con los denominados pájaros y chulavitas, y desde los años 60 en el marco del conflicto armado interno de Colombia grupos ilegales (con diferentes denominaciones según su región de acción), organizados con el fin de combatir a las guerrillas (ELN, FARC-EP, EPL, M-19), junto al Ejército Nacional y a la Policía Nacional, sin el velo de la legalidad del que se veían en vestidos los militares. Estos grupos paramilitares, también denominados autodefensas, se extendieron por diversas regiones del territorio nacional con la participación de políticos, ricos hacendados, empresarios, colonos, ganaderos, narcotraficantes, mineros, campesinos e industriales. En la década de los años 1990, se crearon diversos grupos de autodefensa denominados como Convivir, los cuales en 1997 con su desintegración muchos pasaron a conformar una entidad mayor, de influencia nacional, denominada Autodefensas Unidas de Colombia (bajo la sigla AUC). Posterior a la desmovilización de las AUC, los grupos que no hicieron parte de esta pasarían a ser Bacrim (Bandas Criminales), y GAO (Grupos Armados Organizados) en la actualidad se desconoce si siguen existiendo estos grupos constituidos como paramilitares. Narcotráfico en Colombia El narcotráfico en Colombia se refiere al negocio de las drogas ilícitas de efectos psicotrópicos en Colombia, la producción y distribución de estos productos, así como la evolución histórica de esta actividad económica. El narcotráfico ha tenido directa influencia en la vida política, social y económica del país; también como actor importante del conflicto armado interno, siendo el apoyo económico directo e indirecto tanto de grupos paramilitares, guerrillas y delincuencia organizada (carteles de la droga y Grupos Armados Organizados). Varios dirigentes nacionales han sido acusados de alianzas con grupos de narcotraficantes y/o grupos armados ligados al narcotráfico para ganar poder político y económico.1
El uso de la hoja de coca y otras plantas había formado parte del
América del Sur, pero la demanda mundial empezó durante las décadas de 1960 y 1970, aumentando la producción y procesamiento de cocaína en Colombia. Se implementaron leyes de prohibición en Estados Unidos y en Colombia para sofocar el efecto negativo de las drogas en la sociedad y castigar a quienes las cultivaban, poseyeran, comercializaran o distribuyeran. En Colombia, se acusa a los Cuerpos de Paz de enseñar a los campesinos la fabricación de la cocaína y de involucrarse en el tráfico de marihuana.
Desde el establecimiento de la guerra contra las drogas en los años
70´s, Estados Unidos y algunos países europeos han proveído al gobierno colombiano ayuda logística y financiera para implementar planes que permitan combatir el tráfico de drogas. El programa más notable ha sido el polémico Plan Colombia, el cual también está destinado a combatir los grupos armados ilegales calificados por estos países como terroristas, entre ellos paramilitares, que en la década de 1980 empezaron a financiarse y a ser conformados por narcotraficantes. En Colombia, la guerra contra el narcotráfico empieza el 30 de abril de 1984, fecha del asesinato del Ministro de Justicia: Rodrigo Lara Bonilla; ordenado por el líder del Cártel de Medellín, Pablo Escobar, entonces suplente en la Cámara de Representantes, y de quién Lara ya venía denunciando sus actividades ilegales a raíz del descubrimiento del complejo cocalero de Tranquilandia el mes anterior, por parte de la policía colombiana; razón suficiente para que el gobierno, presidido por Belisario Betancur, implementará de manera inmediata la Ley de Extradición contra los narcotraficantes firmada en el gobierno de Julio César Turbay, luego de esto promulgó el Estatuto Nacional de Estupefacientes (Ley 30 de 1986), teniendo así una herramienta para combatir la fabricación, tráfico y porte de estupefacientes. A pesar de estos programas y leyes, Colombia continuó siendo el líder mundial en producción de cocaína con aproximadamente el 70% del total de distribución a nivel mundial y el 90% del procesamiento, según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos en 2004. El hombre que arrodilló a un país Era el año 1981. En ese momento, Pablo Escobar Gaviria avanzaba en el afianzamiento de un emporio criminal que tuvo como epicentro la ciudad de Medellín, donde vivía con su familia. Las primeras manifestaciones del narcotráfico se habían dado en Colombia en los años 60, con la llamada bonanza marimbera, focalizada en la costa Caribe, pero con repercusiones en todo el país y un punto importante de expendio de marihuana en Cali.
En medio de estas transacciones empezó la comercialización de
pasta de coca que llegaba de Bolivia y Perú y que también tuvo buenos compradores en la capital del Valle; allí fue realmente donde empezó a forjarse el negocio clandestinamente, así como el tráfico hacia los EE. UU.; la demanda permitió consolidar las primeras rutas con personas que movían la droga por los aeropuertos, sin mayores inconvenientes.
Pero en el segundo semestre de 1981, Escobar ya tenía una
relación financiera ilegal con los hermanos Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa Vásquez, así como una visión global del narcotráfico que lo llevó a abrir nuevas rutas aéreas y marítimas por Centroamérica hacia las costas estadounidenses en Florida y California. Muy pronto tuvo el control del 80 por ciento de los estupefacientes que ingresaban a ese país, así como del negocio en las calles de Los Ángeles, Miami, Nueva York y Chicago.
La demanda de cocaína significó el fortalecimiento del cartel de
Medellín y la pesadilla para Colombia. Con su poder corrupto, Escobar llegó al Congreso y el país empezó a conocer su barbarie el 30 de abril de 1984, con el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Desde esa fecha no pararon los homicidios y atentados terroristas.
Pablo Escobar compró las conciencias de militares, policías,
políticos, empresarios, jueces, fiscales y periodistas, pero también terminó con la vida de decenas de ellos. Sumió al país, en la década de los 80, en el caos y la barbarie. ‘El Patrón’, como lo llamaban con respeto sus subalternos, creó un modelo sicarial que hoy se mantiene, reclutando a los jóvenes de las barriadas populares de Medellín. Pero su historia terminó a las 2:50 de la tarde del 2 de diciembre de 1993. El bloque de búsqueda de la Policía ubicó y neutralizó a Pablo Escobar Gaviria. Esta operación se convirtió en el punto de quiebre en la lucha contra el tráfico de drogas. La caída del jefe de la organización narcotraficante más tenebrosa demostró que ninguno de los capos o estructuras era imbatible.
Estrategia para El Mejoramiento Del Servicio Policial Prestado A La Comunidad Mejorando La Perrcepcion Que Esta Tiene de La Institucion y Sus Integrantes