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El pecado en la Iglesia
K. RAHNER
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algunos Padres hubieran deseado algo más sobre el tema; pero su propuesta
no tuvo suficiente éxito Ñ. Este hecho muestra que nuestra observación no
se basa en una perspectiva meramente subjetiva. Con todo, esa especie de
silencio es muy comprensible, pues, desde sus mismos principios, el Esque-
ma no fue concebido como un tratado completo,sistemático,bien proporcio-
nado de toda la eclesiología. Fue creciendo poco a poco e incidentalmente, a
base de una prolongación del Esquema preconciliar, el cual, al principio,
sólo pretendía abordar ciertos temas particulares que la teología romana
(decisiva para el Esquema preconciliar) tenía por actuales. En una exposi-
ción profunda del tema no se hubiera podido fácilmente pasar por alto la
cuestión del pecado en la Iglesia: no sólo en el sentido de que algunos de sus
miembros son reos de pecados mortales y todos (según la mente, por ejem-
PIO, de Agustín) lo son de veniales, mereciendo, por tanto, el nombre de
pecadores; sino también bajo la pregunta explícita de si es lícito—e incluso
se debe—hablarde una Iglesia pecadora. Teniendoen cuenta la situación en
que se hallaba el pensamiento teológicoy la mentalidad de la comisión que
elaboró el decreto, no se podía esperar una mayoría suficientede votos sobre
esta cuestión. Muchos Padres no tenían una conciencia clara de la importan-
cia del problema: inmediatamente, en el campo teológico;y, mediatamente,
para el ecumenismo y la pastoral. Y en la eclesiologíatradicional de los últi-
mos siglos, si prescindimos de la doctrina acerca dé la pertenencia de los
pecadores a la Iglesia, el tema no estaba tan ampliamente elaborado que,
según la mayoría de los Padres conciliares y de las comisiones teológicas,
mereciera ser tratado explícitamente. Con lo dicho queda explicada la reserva
del decreto en esta cuestión.
Pero, aunque el decreto no ofrezca una exposición compacta del proble-
ma, sin embargo, tampoco lo deja totalmente de lado. En último término, la
Constitución dice lo suficiente para poder servir de germen a la futura teolo-
gía. La exposición siguiente pretende mostrar esa posibilidad que el decreto
ofrece.
111
da
Ante todo, vamos a señalar el contexto dentro del cual la Constitución
doctrina sobre la Iglesia de los pecadores; a saber, al hablar de la Iglesia
a través de
peregrinante. El tema de la Iglesia en camino, en peregrinación
evitar todo
p. e., en el deseo generalde (Eisenstadt,
20 Esta actitud de los Padres se manifiesta,como el obispo Stefan Laszló concretos.
«triunfalismo» en la Iglesia. Algunos Padres,
Austria), pidieron explícitamente que se tratara el tema, proponiendotextoseditado por
Cf. la exposición de LASZLÓ: Die Sünder in der Kirche, en Konzilsreden,
p. 35-38.En parte, se
(Einsiedeln-Zürich-Kôln 1964),
Y CONGAR-H. KÜNG:D. O'HAHLON anterior la atención
al Conciliollamó Katholische
nota allí el influjo de Küng, que en el tiempo eine
Die Lehre Karl Barths und
sobre esta temática, cf., p. e., Rechtfertigung.und Erneuerung als Ruf
20242; Konzit Wiedervereinigung. el tema,
Besinnung (Einsiedeln 1957),
1962), 22-52 (bibliograffa). Cf. también sobre JOUR_XET.
in die Einheit (Wien-Freiburg-Basel CH.
10 de esta exposición),
además de la obra mencionada de Congar (Cf. nota1951),vol. I, XIII s.; II, 395 s., 1943), espe-
L'Eglise du Verbe incarné (2 vol.) (Bruges 1941,
Gemeinschaft (Einsiedeln-Kôln
cialmente 893-894;H. DE LUBAC: Katholicismus als
humildes, intentos: cf., especial-
61 ss. El autor puede remitirse a sus propios, aunque (1947), editados tam-
163-177;
Zeit», 140
mente, Die Kirche der Sünder, en: «Stimmen der
(Freiburg i. B. 1948y Viena 1948).
hién independientemente: Die Kirche der Sünder
EL MISTERIO DE LA 1C,13SIA
tivo, a saber: el hecho de que ésta queda afectada por el pecado de sus miem-
bros. El decreto no dice cómo se ha de concebir teológicamente «ese quedar
afectada» (volveremos sobre ello al final de nuestra exposición); pero, cier
tamente, afirma el hecho. Ante todo, la Constitución dice explícitamente que
los pecados de los cristianos hieren a la Iglesia (peccando vulnerare). Natu-
ralmente, se podría interpretar que esa herida de la Iglesia consiste en las con-
secuencias públicas, sociales, del pecado; pero no en que—de algún modo---
la misma Iglesia es sujeto del pecado de sus miembros. Es decir: queda da.
ñada por el pecado, pero ella misma no es pecadora. Sin embargo, el texto
habla, además, de que la Iglesia: «debe purificarse siempre» (n. 8), «busca
sin cesar la penitencia y la renovación» (n. 8), «no deja de renovarse a sí
misma» (n. 9); lo cual, indudablemente, incluye una renovación «moral»n,
pues según el contexto, precisamente por eso la Iglesia es, y permanece, la
fiel y digna esposa del Señor. Pero la Iglesia no podría ser sujeto de esa
renovación y purificación si, en cierto sentido, no hubiese sido o fuera antes
sujeto de pecado y de culpa 28. Sería una arbitrariedad hermenéutica el afir-
mar que, de pronto, «Iglesia» significa aquí la masa media de los individuos
creyentes. Aquí, «Iglesia» significa lo mismo que en todo el decreto, a saber:
la Iglesia propiamente dicha. Ella es «la que recibe en su propio seno a los
pecadores» (n. 8) y, por eso, tiene «sufrimientos y dificultades» (n. 8), no sólo
externas, sino también internas; y, por cierto, en el mismo sentido (pariter).
Sería arbitrario el excluir precisamente las aflicciones y dificultades mora.
les 29.Habla en nuestro favor la afirmación (n. 65) de que la Iglesia, solamente
en María «ya» (iam) 30consiguió la perfección por la cual se presenta sin man-
cha ni arruga» (n. 65). Aquí se da, por tanto, cierta interpretación agustinia.
na de Ef 5, 25-27:si exceptuamos a María, la misma Iglesia—encuanto pe-
regrina—todavía tiene la «mancha y arruga»; los creyentes—los Christifide-
—-aún deben «vencer al pecado» (n. 65), «renovándose incesantemente»
les 31
Es significativoel hecho de que, también los carismas deban semir a la «renovación
de la Iglesia», según aparece en el número 12. De ahí se deduce que, implícitamente,
el Conciliopresupone una necesidadconstante de los carismas.
Hay que conjugar esto con el hecho de que: a) en sentido estricto, el sujeto de
la culpa y de la renovaciónmoral sólo puede ser un agente físico, substancial,dotado
de libertad; y, b) la Iglesia es «indefectiblementesanta» (Cf. n. 36).
Respecto a los dicho bajo (a), hemos de notar que, si no admitiéramosuna acepción
más amplia (de verdadera importancia en el campo religioso) del «sujeto de culpa, y
viceversa»,tampoco podríamos afirmar que la Iglesia es sujeto de la santidad (subje
tiva); lo cual ha de ser creído en virtud de la teologíaneotestamentaria,del Credo,
y del resto de la Tradición.
El «propio»,citado anteriormente en el pasaje del n. 8—«recibiendo en su propio
seno a los pecadores»-—, queda resaltado por el hecho de que está contrapuesto con el
mismo Cristo, el cual es el único que, no teniendo pecadd, pudo borrar los pecados
del pueblo. Cf. también n. 42,donde se dice que los hombressantos están «en el seno»de
la Iglesia, lo cual presuponeque la santidad de esos hombres significa algo para la de la
Iglesia.
Este iam debe referirse al privilegio de la exención de todo pecado, que fue
concedido a María en la tierra (Cf. DENZINGER,1516,1573,2800ss.); pues, en el cielo, la
Iglesia es también en los demás santos «sin mancha ni arruga».
n Es curioso en este pasaje (Cf. n. 65), el tránsito de Ecclesia (frase anterior) a
Christifidetes (frase posterior). Indudablemente, los redactores no se atrevieron a
decir aquf que la Iglesia debe vencer al pecado en sí misma y, de ese modo, crecer
en su propia santidad.
PECADO EN 'Gl CS IA
Agustíny a la MysticiCorvoris).
Cf. la nota 3 del n, 40, en el cap. V (referenciasa
229-230(can. 7 y 8).
Cf. DEXZINGER,
1537
Cf, DENZINGER, (decretum de iustificatione, cap. XI).
EL MISTERIO DE IGLESIA
BIBLIOGRAFIA
A continuacion ofrecemos una seleccion de la bibliogra[ia anteviormente citada, sin
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sacramentos, a la direcciôn y disciplina celesiâsticas—noes necesario que posea en
todos los casos y circunstancias la misma cualidad de indefectibilidad escatolégicaque
atribuimos al todo de la Iglesia. Sobre el sentido de estas cuestiones, respuesta y con-
secuencias de las mismas, cf. K. RAHNER : Kirche und Parousie Christi, en : «Catholi-
especialmente, apartado III, p. 122-126.
cas, 17 (1963),113-128; El fondo de ese articulo
pretende 10 mismo que el presente, 10 expone con mayor amplitud y excluye falsas
interpretaciones.
EL MISTERIO DE IGLESIA
Schrif-
Kirche nach der Lehre der Enzyklika Pius Xt/ «Mystici Corporis Christi», en:Escritos
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