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Lo siniestro del objeto droga

Por Jorge Andrés Landeros Hernández


Licenciado en Psicología

Revelaré desde ya que ambos caminos llevan a lo


mismo resultado: lo ominoso es aquella variedad de lo
terrorífico que se remonta a lo consabido a lo familiar
desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo
familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué
condiciones ocurre?

(Sigmund Freud, Lo ominoso)

Para plantear una clínica de las adicciones hace falta nombrar algo que el sujeto lo
hace tropezar en las diferentes re-peticiones que enfrenta ante el deseo del Otro
de lo familiar. El sujeto de la toxicomanía hace del objeto una adicción de sus
angustias. En primera parte la adicción en los sujetos empieza cuando el discurso
capitalista nos ofrece objetos desechos con vigencia para su venta al público, de
esta misma forma opera la droga ya sea legal o ilegal, ya que el toxicómano se
encuentra atrapado en un goce autista que no hace lazo con los otros, buscando
un reencuentro con lo perdido que se satisface parcialmente.

El problema de la droga viene cuando el sujeto rompe su relación alienante con


ella, cuando empiezan los estragos de las consecuencias que le ha traído, pero
mientras no exista una tensión entre el sujeto y la droga permanece en un silencio
de su relación con ella, y aunque a este se le obligue o se le modifique con su
“rehabilitación” hay algo del orden pulsional que hace que ese goce siniestro haga
de este un placer que nunca sea igual , es por eso que cada sorbo, fumada o
inhalada sea como la primera vez, porque el adicto no hace huella de experiencia
sobre su consumo y lo lleva a los caminos de la pulsión de muerte que siempre se
presenta como algo nuevo.
El problema agudo de la adicción es que se repite y aparece como un placer mas
grande que la familia. Otras de las características que podemos observar es que el
adicto es convertido en un niño generalizado por la droga, que quiere aun mas y
sin cesar perdiendo su dignidad en su deseo como algo que no se alcanza pero
que se motiva hacer logrado. La droga hace función de rechazo del inconsciente
en toda posibilidad y hace que parezca imposible toda intervención terapéutica si
el sujeto no demanda un tratamiento. La droga es una defensa ante lo siniestro del
sujeto ante lo mas familiar que se le presenta, mientras que el goce del objeto
droga hace aislamiento el síntoma en cambio hace lazo con los otros, inclusive al
analista que desde la transferencia hace hablar ese silencio que horroriza al
sujeto.

Jacques - Alain Miller en Extimidad nos aclara que es eso que no se puede
nombrar ante lo que le angustia al sujeto, y forma parte de lo mas intimo que a lo
largo de su historia se vuelve exterior y se presenta como algo desconocido e
inquietante y que retorna bajo en la toxicomanía como objeto droga, un Real en lo
simbólico que forma parte de la repetición incesante de estar consumiendo
aunque se haga “consciente” esa problemática, porque pertenece al orden del
placer de eso que los sujetos no se puede curar. Pero en este caso la droga es un
placer que lo lleva al dolor, a eso que en la orientación lacaniana se le llama goce
que habita al sujeto sin orden. La toxicomanía cumple una función específica en
los sujetos, que es el develamiento del Otro en su forma superyoica feroz donde
esto forma parte de la novela familiar del sujeto que en la práctica clínica nos
encontramos a diario con padres, madres, hijos, hermanos. Entonces aquí la
toxicomanía es una manera de responder cuando el Otro no respondió en su
momento y aunque en la neurosis nunca responde el Otro en su debido tiempo, el
sujeto siempre tiene que arreglárselas con ese malentendido que lo llevar a
presentar síntomas.

La apuesta sin garantía desde el psicoanálisis es ser estabilizado por el síntoma


porque mientras que lo droga es un goce que no hace lazo , el síntoma cumple
una función de hacer existir al Otro de lo social que habita en el sujeto y mas que
curarlo, adaptarlo o eliminarlo hace que el sujeto lidie con lo familiar sin que lo
angustie tanto para llegar a estar saturando ese goce con el objeto droga,
proponiendo un tratamiento que ponga en cuestión lo familiar y aunque la
movilización por producto consumido es difícil, la palabra viene a dar forma a eso
siniestro de la familia que hace presencia en cada inhalada de goce.

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