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Una de las principales obligaciones que el código de ética impone a los abogados, es la
relativa al secreto profesional. En el sistema jurídico dominicano, el abogado está
imposibilitado de divulgar, por cualquier medio, las informaciones que conocer de su
cliente y que ha obtenido de este o terceros. Dispone la normativa vigente que “El Abogado
guardará el más riguroso secreto profesional”, asimismo que “El secreto profesional
constituye a la vez un deber de cuyo cumplimiento ni ellos mismos pueden eximirse (…)”
Esta prohibición no es absoluta, toda vez que cuenta con ciertas limitaciones y
derogaciones que permiten al profesional del derecho, liberarse de su obligación, en casos
concretos. Estas excepciones encuentran su fundamento en la protección del cliente con la
finalidad de evitar que la información que suministra a su representante, la cual en
mayoría de ocasiones constituye información delicada, quede protegida e impedir que
pueda ser usada en su contra.
Un ejemplo de lo anterior es cuando el abogado es objeto de persecuciones de su cliente,
estará dispensado de guardar el secreto profesional, revelando lo indispensable para su
defensa y presentar documentos que este le haya confiado.
De igual forma, cuando el cliente acusa judicialmente al abogado, el mismo queda
dispensando de su obligación, dentro de los límites necesarios e indispensables para
presentar su debida defensa. Así mismo, cuando el cliente revela al abogado la intención
de cometer un delito, en este caso podrá el mismo violentar el secreto profesional
revelando lo necesario para evitar la comisión del mismo.
Es preciso destacar que una vez el abogado termina la relación con su cliente, está
obligado a mantener y guardar el secreto profesional. Tal es el caso cuando el cliente
confía información sobre un proyecto, caso o transacción al abogado, sin importar que el
mismo no se haya efectuado. Igualmente, está impedido el abogado después de aceptado
un caso, aun no se haya formalizado, a prestar servicios a la contraparte de su cliente para
manejar el mismo caso.
La mayor de las limitaciones ha sido establecida por nuestra jurisprudencia, la cual
sostiene que: “(…) el secreto profesional no abarca todos los hechos y circunstancias del
proceso, sino únicamente los de carácter íntimo, en relación a los cuales exista algún
interés material o moral del cliente en que no sean revelados”.
En cuanto a las firmas de abogados, se presume que no se vulneraría el secreto
profesional cuando las conversaciones sean sostenidas entre empleados de un mismo
bufete. Esto es así porque los empleados se rigen por las mismas políticas y normas que
dispone la empresa. Sin embargo, , cuando se desea evitar este tipo de intercambios, , las
propias firmas, a requerimiento o no de sus clientes, solicitan a los empleados envueltos
en un caso o transacción firmar una carta de confidencialidad respecto a dicho caso o
transacción en particular.
Sabemos cómo aplicar algo tan importante para la digitalización
del país como es la firma digital? Si queremos sacarle todo el
provecho y conseguir los máximos beneficios que ofrece,
necesitaremos conocer en profundidad la legislación que la
ampara, sus aplicaciones y las herramientas de las que se
dispone. Por ello les proporcionamos esta guía.