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REGION CARBONIFERA
“CHERNOBÍL”
FACTORES DE TRABAJO
Las victimas de este desastre, fueron todas las personas cercanas y las que trabajaron en la
limpieza, algunos testimonios de las viudas de los bomberos que trabajaron en el describen
síntomas que se presentaron poco a poco tiempo después a causa de la radiación tales
como; quemaduras en la boca, la lengua, las mejillas. Al principio solo eran pequeñas
heridas, pero después se hicieron mas grandes, empezaron a caerse por capas como una
película blancuzca.
El informe de la OMS afirma que la exposición a la radioactividad se manifestó en 6,000
casos de cáncer de tiroides en niños y adolescentes de Bielorrusia, ucrania y Rusia, como
consecuencia de la leche contaminada. También se produjo un aumento en las
probabilidades de sufrir leucemia en los liquidadores y un pequeño aumento del cáncer de
mama en las mujeres habitantes de las zonas más contaminadas. Pero uno de los daños
profundos y mas duraderos son los daños psicológicos que provocó.
Miles de personas perdieron sus casas, comunidades. Los que vivían ahí se vieron obligados
a abandonar sus tierras, algunos testimonios del libro de Alexievich cuentan lo que sufrían
“Nos dieron una nueva casa. De piedra. Pero sabe, no clavamos ni un solo clavo en siete
años, no era nuestra. Era ajena. Mi marido lloraba y lloraba. Trabajaba toda la semana con
el tractor en el koljos esperando el domingo, y cuando llegaba se la pasaba el día apoyado
en la pared, llorando sin parar”
En ese año se evacuaron a 116,000 personas de las ciudades cercanas, en años posteriores
se reubicaron a cerca de 230,000. Se estableció un radio de 30kmk alrededor de la central,
al que solo podía acceder el personal autorizado.
Algo que hizo que este accidente fuera mas severo, fue el silencio que guardo el gobierno,
la maquinaria soviética siguió funcionando como si nada hubiera pasado. El gobierno
central guardo silencio un día completo. Solo cuando Suecia registró un aumento de
radiación, Rusia reconoció el incidente. Pero no ofreció ningún detalle al respecto.
El accidente de Chernóbil fue una de las gotas que derramo el vaso, para la desintegración
de la unión soviética, el silencio guardado por el gobierno, y las malas decisiones tomadas
para combatir este desastre aumentaron aun mas la desconfianza del pueblo hacia el
gobierno. Había muy poca información incluso en los poblados cercanos a Chernóbil.
Chernóbil no provocó que los países le dieran la espalda a la energía nuclear sino que hizo
que perdiera atractivo para los países que aún no tenían programas nucleares.
Con el paso del tiempo, el sarcófago construido en torno al reactor 4 justo después del
accidente se ha ido degradando por el efecto de la radiación, el calor y
la corrosión generada por los materiales contenidos, hasta el punto de existir un grave
riesgo de derrumbe de la estructura, lo que podría tener consecuencias dramáticas para la
población y el ambiente
En noviembre de 2016, treinta años después de la tragedia, se inauguró un nuevo sarcófago
al que se denominó "Nuevo Sarcófago Seguro" (NSC, por sus siglas en inglés), una estructura
móvil, la mayor construida hasta la fecha en el mundo, en forma de arco de 110 metros de
alto, 150 de ancho y 256 de largo y más de 30 000 toneladas. Se construyó a 180 metros del
reactor y luego se ubicó sobre él mediante un sofisticado sistema de raíles. Se estima que
tendrá una duración de más de cien años. El coste final de la estructura fue de 1500 millones
de euros, financiado por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) junto a la
colaboración de 28 países que aportaron 1.417 millones de euros y construido por la
empresa francesa Novarka. La estructura está equipada con grúas controladas a distancia
con el objetivo de ir desmontando la antigua estructura.
Actualmente la radiación no ha disminuido.
Bibliografía
Valery Soyfer “Chernóbil: ¿Fatalidad o accidente programado? “,Política Exterior Vol. 2,
No. 6 (Primavera, 1988), pp. 211-220
Togzhan Kassenova, La tragedia de Chernóbil, abril 2016 Política exterior vol.30.
Svetlana Alexievich “voces de Chernobyl” 2006 Traducción de Keith Gessen. Nueva York,
NY: St Martin’s Press.