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CLASES I PARCIAL
CLASE II
SEGUNDA CLASE
De esta manera, no es extraño que algún autor haya reconocido los antecedentes
del Derecho disciplinario en el mundo romano; aunque seguramente sea más
convincente afirmar que la aparición del mismo se produjo de la mano del Estado
moderno, en la medida en que, el Príncipe va perdiendo la facultad de separar
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Impulso constitucional
La aprobación de la Constitución, como en tantos otros aspectos de nuestro
ordenamiento jurídico, abrió nuevos horizontes al ejercicio de la potestad
disciplinaria por la Administración y se van descubriendo las garantías aportadas
por la norma fundamental al nuevo orden sancionador mediante el reconocimiento
de la reserva de ley, el principio de tipicidad, la irretroactividad de la norma
sancionadora no favorable o el principio non bis in idem, garantías que, con el
fundamento de las relaciones de sujeción especial, venían siendo desconocidas o
limitadamente reconocidas por la Administración cuando actuaba su poder
disciplinario, situación frente a la cual, debe advertirse, reaccionó la doctrina y la
jurisprudencia.
prohibición de la doble sanción…) para adecuarlos de tal forma que, sin merma de
éstos, se permita a la Administración ejercer la potestad disciplinaria sobre
aquellos sujetos especialmente vinculados en aras de la defensa in extenso de su
propia organización.
La evolución legislativa
Los esfuerzos realizados por la doctrina y por la jurisprudencia desde los primeros
años de vigencia de la Constitución para ajustar el ejercicio de la potestad
disciplinaria a los principios punitivos del nuevo orden no se han visto
correspondidos en igual medida por parte del legislador, al menos en lo referente
al poder disciplinario de la Administración sobre sus funcionarios. Las llamadas
relaciones de sujeción especial no son entre nosotros un ámbito en el que los
sujetos queden despojados de sus derechos fundamentales o en el que la
Administración pueda dictar normas sin habilitación previa, pues no se dan al
margen del Derecho, sino dentro de él y por lo tanto también dentro de ellas
tienen vigencia los derechos fundamentales y tampoco respecto de ellas goza la
Administración de un poder normativo carente de habilitación legal, aunque ésta
pueda otorgarse en términos que no serían aceptables sin el supuesto de esa
relación. En efecto, tomando como primera referencia el conjunto de previsiones
en materia de disciplina contenida en la Ley se advierte que ésta, pese a prever
faltas muy graves, graves y leves, solo tipificó las primeras, remitiendo la fijación
de las graves y leves al ejercicio de la potestad reglamentaria, para lo que este
precepto, se limitó a establecer una serie de criterios en aras a la determinación
reglamentaria de la gravedad o levedad de las faltas. A las faltas muy graves de
tipificación legal y a las graves y leves de determinación reglamentaría, la propia
ley señaló las correspondientes sanciones.
En Derecho del empleo público, decía Marcial Pons, Madrid, 2007, p. 224, “en
nuestro Derecho también se ha pasado de una situación de deficiencia en las
garantías procedimentales administrativas y jurisdiccionales a su consagración más
plena, con la generalización de un previo procedimiento administrativo sancionador
y el posterior recurso contencioso administrativo”, de lo que deduce, junto al
deterioro del principio de jerarquía administrativa, “el escaso uso que en la
actualidad se hace por las Administraciones públicas de las potestades
disciplinarias”.
Sobre esta base se elaboró un ante proyecto del Estatuto del Empleado Público, en
la que se resaltaba la potestad disciplinaria de las administraciones sobre los
empleados públicos, dando tres tipos: delimitadoras del ámbito de aplicación,
sustantivas y procedimentales. Aunque las normas que contienen los preceptos del
estatuto son comunes a los funcionarios y a los empleados públicos, han sido
dictadas, sin embargo, por el legislador estatal como expresión de competencias
de diferente alcance, pues, en efecto, como se ha indicado, el Estado es
competente para establecer las bases del régimen estatutario de los funcionarios,
en lo que se incluyen las bases del régimen disciplinario de éstos correspondiendo,
la competencia estatal en materia laboral, en los términos de la Constitución, así,
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C) Principio de proporcionalidad, es
aplicable tanto a la clasificación de las
infracciones y sanciones como a su
imposición. Al igual que del artículo que nos
ocupa, se deduce la doble función que está
llamado a desempeñar este principio en el
ámbito sancionador disciplinario. a) Por un
lado, al servicio de la clasificación de las
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Sanciones Las sanciones disciplinarias han estado reguladas durante años, con
algunas importantes. Se trata de las siguientes sanciones:
a) Separación del servicio de los funcionarios, que en el caso de los funcionarios
interinos comportará la revocación de su nombramiento, y que sólo podrá
sancionar la comisión de faltas muy grave.
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Cargos públicos y cargas públicas.- Los cargos públicos son los puestos de
trabajo en partidas presupuestarias. Las cargas públicas son las obligaciones
impuestas por el Estado a través de la Constitución y las layes para el
cumplimiento obligatorio de determinados servicios personales que son de orden
público y beneficio general; como es el caso del servicio militar obligatorio, la
prestación vial, los jurados electorales o los jueces ciudadanos.
La relación jurídico-laboral que existe entre el Estado y sus trabajadores, difiere del
servicio en sí que prestan los trabajadores, que responden a los conceptos de
actividad pública, servicio administrativo o servicio público.
Las "cargas públicas", tipificadas por la imposición legal con prescindencia del
consentimiento de los sujetos a quienes se imputan, pueden ser "cargas
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Naturaleza jurídica.-
Naturaleza jurídica de la función pública.- Los tratadistas del derecho privado dicen
que la naturaleza de la función pública es similar al contrato de locación del
derecho civil; por su parte los tratadistas del derecho público en virtud de la
potestad de mando del Estado que es inherente a la soberanía manifiesta que los
súbditos tienen la obligación de prestar los servicios necesarios al Estado.
DEBERES E INCOMPATIBILIDADES
Deberes y obligaciones de la función
pública.- El primer deber de los funcionarios
públicos y empleados es de lealtad al orden
jurídico-político constitucional. Otros deberes
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Incompatibilidades.- La incompatibilidad
en el ejercicio de la función pública resulta
de una colisión de intereses entre los de la
administración y los del servidor público;
existe incompatibilidad debido a incapacidad,
inelegibilidad e inhabilidad.
RESPONSABILIDADES EN EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA
Alcances de la responsabilidad.- Lograr que
todo servidor público, sin distinción de
jerarquía, asuma plena responsabilidad por
sus actos, rindiendo cuenta no sólo de los
objetivos a que se destinaron los recursos
públicos que le fueron confiados, sino
también de la forma y resultado de su
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Clases de responsabilidad.-
Administrativa, civil y penal.