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JAIME HUMBERTO MORENO ACERO

Magistrado ponente

AP5426-2019
Radicación N° 55825.
Acta 335.

Bogotá, D.C., doce (12) de diciembre de dos mil


diecinueve (2019).

VISTOS

Se pronuncia la Sala sobre la admisibilidad de la


demanda de revisión instaurada a favor de PEDRO DARÍO
SILVA MORA en contra de la sentencia emitida por la Sala
Única del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa
Rosa de Viterbo, el 27 de julio de 2016, mediante la cual
confirmó el fallo proferido por el Juzgado Promiscuo del
Circuito con Funciones de Conocimiento de Socha –
Boyacá, el 3 de agosto de 2015 que lo condenó a 117 meses
de prisión, inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo término, multa en cuantía
equivalente a 87,495 s.m.l.m.v. y a la accesoria de pérdida
del empleo o cargo público, luego de hallarlo autor
penalmente responsable del delito de concusión.

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Revisión sistema acusatorio No. 55825
Pedro Darío Silva Mora

ANTECEDENTES

1.Fácticos

Fueron así narrados en el escrito de acusación y


reproducidos en los fallos de instancia:

«…en la Fiscalía Veintiuno Delegada ante los Jueces Penales del


Circuito de Socha se adelantó indagación N.°
157576103148200780015, por el presunto delito de Explotación
Ilícita de Yacimiento Minero, así mismo cursa la investigación
157576103148200680072, por los presuntos delitos de
Explotación Ilícita de Yacimiento Minero y Destrucción,
Supresión y Ocultamiento de Documento Privado en contra de
SEGUNDO ALEXANDER ABRIL MALPICA y otros, situación que es
utilizada por PEDRO DARÍO SILVA, quien abusando de sus
funciones como asistente de Fiscal II de dicha Fiscalía en asocio
y a través del doctor HANSEL IVÁN GUSTAVO (sic) CAMARGO LEAL,
abogado defensor del señor ABRIL y de su esposa, que igualmente
se encontraba vinculada a la segunda de las investigaciones,
indujeron al mencionado señor ABRIL a que le cancelara a PEDRO
DARÍO un millón ($1.000.000) de pesos, a fin de obtener una
supuesta colaboración para que se profiera el archivo de las
diligencias, en su favor, siendo así como se hizo un primer pago
de quinientos mil ($500.000) pesos, y el día 29 de mayo de año
(sic) en curso le fue entregado en el local ubicado en el hotel El
Parque de la ciudad de Socha, por parte del mencionado doctor
CAMARGO LEAL, la suma de cuatrocientos cincuenta mil
($450.000) pesos (sic) en efectivo.

Cabe anotar que dentro de la investigación


157576103148200780015, se procedió al archivo de las
diligencias, por parte de la fiscal que conocía del caso el día 08
de mayo de 2007, situación que evidentemente conocía el señor
PEDRO DARÍO en virtud de su cargo y de sus funciones y que fue
utilizado para persuadir en asocio con el doctor HANSEL IVÁN al
señor SEGUNDO ABRIL para que le cancelara la suma de dinero ya
mencionada».

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2.Procesales

El Juzgado Promiscuo del Circuito con Funciones de


Conocimiento de Socha – Boyacá, el 3 de agosto de 2015
condenó a PEDRO DARÍO SILVA MORA a 117 meses de
prisión, inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo término, multa en cuantía
equivalente a 87,495 s.m.l.m.v. y a la accesoria de pérdida
del empleo o cargo público, luego de hallarlo autor
penalmente responsable del delito de concusión.

Impugnada la decisión, la Sala Única del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo, el
27 de julio de 2016, confirmó el fallo confutado, decisión en
contra de la cual el defensor de PEDRO DARÍO SILVA MORA
interpuso recurso extraordinario de casación. Esta
Corporación, mediante decisión CSJ AP1140-2017, Rad.
49423 resolvió inadmitir el libelo.

El condenado le otorgó poder a un abogado para que


interpusiera acción de revisión, la cual se recibió en la
Secretaría de la Sala el 24 de julio de 2019.

LA DEMANDA

El actor invoca la causal 7ª prevista en el artículo 192


de la Ley 906 de 2004, según la cual, la acción de revisión
procede cuando mediante pronunciamiento judicial la Corte

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haya cambiado favorablemente el criterio jurídico que sirvió


para sustentar la sentencia condenatoria.
Fundamenta la causal señalando que esta Colegiatura,
en sentencia CSJ SP7830-2017, Rad. 46165, estudió la
tipicidad del delito de concusión y señaló que para su
adecuación era necesario que concurriera el denominado
«metus publicae potestatis» como ingrediente subjetivo
predicable de la víctima.

Así, luego de resumir las consideraciones expuestas por


los jueces de instancia, aduce que «contrario a lo argumentado
por los Jueces de Primera y Segunda Instancia, y tomando en cuenta
lo decidido por la Sala Penal de la Honorable Corte Suprema de
Justicia mediante pronunciamiento del 1º de junio de 2017, posterior
a los pronunciamientos que por esta vía se cuestionan, dentro del
proceso…no había lugar a proferir sentencia condenatoria en contra
de PEDRO DARÍO SILVA MORA pues en el presente asunto no se
demostró el aspecto subjetivo del tipo denominado metus publicae
potestatis, o miedo al poder público».

Reitera que dentro del presente asunto no se acreditó


que el procesado hubiera constreñido o inducido a Segundo
Fideligno Abril Abril y Blanca Yolanda Vega de Abril, pues,
en sus declaraciones negaron categóricamente conocer al
procesado y haber sido inducidos o constreñidos por él para
la entrega de una suma de dinero, «lo que se traduce en la
ausencia del elemento subjetivo necesario e indefectible, esto es, el
“metus publicae potestatis”, al que el máximo Tribunal de la
Jurisdicción Ordinaria hace referencia»; dichas pruebas
testimoniales, agrega, no fueron valoradas de manera
adecuada por las instancias.

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Finalmente, aduce el libelista que «está ausente ese


requisito subjetivo que mediante decisión judicial del 1 de junio de
2017 proferida por la Honorable Corte Suprema de Justicia , posterior
a la sentencia condenatoria, varió favorablemente el criterio jurídico
que sirvió para sustentar la condena, en punto a la responsabilidad,
puesto que ese requisito subjetivo que hace parte esencial y
estructural de la conducta endilgada brilla por su ausencia lo que de
contera desarticula la responsabilidad penal atribuida al no
actualizarse el injusto».

Por lo anterior, solicita que se deje sin valor la


sentencia condenatoria emitida en contra de PEDRO DARÍO
SILVA MORA.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

De conformidad con lo previsto en el artículo 195 del


Código de Procedimiento Penal de 2004 (en adelante
C.P.P./2004 o Ley 906 de 2004), la Corte entra a examinar la
demanda de revisión interpuesta en representación de los
intereses de PEDRO DARÍO SILVA MORA, con el objeto de
determinar si es admisible o no, lo cual dependerá del
cumplimiento de los requisitos consagrados en el artículo
194 ibídem.

El propósito de la acción de revisión, como


insistentemente lo ha dicho la jurisprudencia de esta
Corporación, es remover la intangibilidad de la cosa juzgada
cuando se establece que una decisión con esa connotación
comporta un contenido de injusticia material.

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En el evento materia de análisis, la pretensión revisora


se fundamenta en la causal 7ª del artículo 192 del Código
de Procedimiento Penal de 2004, conforme a la cual, dicha
acción procede «Cuando mediante pronunciamiento judicial, la
Corte haya variado favorablemente el criterio jurídico que sirvió para
sustentar la sentencia condenatoria, tanto respecto de la
responsabilidad como de la punibilidad».

Sobre el mencionado motivo de revisión, la Sala tiene


dicho que para su configuración es indispensable que el
actor no solamente demuestre cómo el fundamento de la
sentencia cuya remoción se persigue es entendido por la
jurisprudencia de modo diferente, sino que, de mantenerse,
comportaría una clara situación de injusticia, pues, la nueva
solución ofrecida por la doctrina de la Corte conduciría a la
sustitución del fallo.

Así mismo, ha sido insistente en señalar que para su


demostración no basta invocar de forma abstracta la
existencia de un pronunciamiento de la Corte, o relacionar
uno concreto pero desconectado de la solución del caso, sino
que resulta indispensable, además, demostrar cómo de
haberse conocido oportunamente por los juzgadores la nueva
doctrina sobre el punto, el fallo cuya rescisión se persigue
habría sido distinto. (CSJ AP, 11 de mzo. de 2003, rad. 19252)

Sobre el cabal entendimiento de esta causal y la carga


que le compete al demandante para su acreditación, la
Corte ha sostenido lo siguiente (CSJ SP 17 octubre de 2012,
Rad. 36.793, CSJ SP 4 marzo de 2013 Rad. 40.208, entre otros):

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«Para la estructuración de la causal invocada corresponde al


demandante indicar los fundamentos sobre los cuales se sustenta
la sentencia considerada injusta, acreditar el pronunciamiento de
la Sala Penal en el cual se estudia el aspecto que constituye el
soporte del fallo condenatorio y demostrar que hubo un cambio
favorable con incidencia en la providencia cuya rescisión se
reclama.

De lo anterior se extrae que la demanda de revisión sustentada en


la causal 6° de la Ley 600 (numeral 7° Ley 906) debe cumplir
como mínimo los siguientes requisitos: que se dirija contra una
sentencia ejecutoriada cuya condena se haya fundamentado en
un criterio jurisprudencial específico de la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Penal; que el referente jurisprudencial
de la Sala Penal se cambie mediante un fallo proferido con
posterioridad a la providencia que se revisa; que a través de un
análisis comparativo se pueda demostrar que fundamentado
en el nuevo razonamiento jurídico el proveído atacado habría
sido más beneficioso para el demandante».

Así mismo, atendiendo la continua labor hermenéutica


de esta Corporación al estudiar la causal en cita, se ha
precisado que cuando se acude a ella, además de satisfacerse
las condiciones generales de la acción de revisión, el
demandante debe demostrar también otras exigencias,
específicas, como son: i) que posterior a la providencia cuya
remoción se procura, su fundamento jurídico haya sido
entendido por la Corte de manera diversa, o que con
anterioridad al mismo la Corporación haya variado su
postura, sin que fuera oportunamente conocida y replicada
por los funcionarios judiciales al proferir el proveído; ii) que
exista identidad entre los supuestos que dieron pie al
cambio de doctrina, y aquellos contenidos en la
sentencia cuestionada; iii) que los efectos de la nueva

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interpretación de la norma o instituto jurídico resulten


favorables a los intereses del sentenciado bien sea respecto
de la responsabilidad como de la punibilidad, de modo que el
criterio planteado en la providencia objeto de la acción
resulta injusto, y iv) el pronunciamiento judicial con sustento
en el cual se apoya la solicitud debe provenir de la
jurisprudencia emanada de la Corte Suprema de Justicia,
por ser esta Corporación el máximo tribunal de la
jurisdicción ordinaria, atendiendo la función que cumple de
unificar la jurisprudencia nacional como Tribunal de
casación (CSJ AP, 5 de dic. de 2002, rad. 18572).

Expuestos los presupuestos generales y específicos que


se deben cumplir cuando se acciona en revisión, y
confrontada la demanda presentada por el apoderado de
PEDRO DARÍO SILVA MORA, encuentra la Corte que el libelo
no satisface las exigencias señaladas, por la potísima razón
que el cambio jurisprudencial alegado por el actor no ha
existido.

En efecto, la Corte desde la sentencia CSJ SP, 10 de


septiembre de 2003, Rad. 18056, esto es, emitida más de
once años antes de la fecha en que se profirió la decisión
que ahora se pide sea removida, sobre el elemento subjetivo
del delito de concusión, conocido doctrinaria y
jurisprudencialmente como “metus publicae potestatis”,
estableció lo siguiente:

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«Dicha solicitud debe ser inequívoca, pues no toda expresión o


comportamiento del funcionario pueden ser tomados como
delictuosos. No debe quedar duda, por decirlo de otra forma,
acerca de la pretensión del funcionario de poner en venta su
propia función o cargo mediante el ofrecimiento directo, y sin
necesidad de acudir al ardid o a las amenazas.

Es importante señalar finalmente que, en tratándose de una


cualquiera de dichas formas de exteriorizar la exigencia, debe
permanecer subyacente el denominado metus publicae
potestatis como elemento subjetivo predicable de la víctima.
De modo que, si la investidura carece de la capacidad de
persuadirla, en el sentido de no llegar a comprender fácilmente
que no tiene otra alternativa que ceder a la ilegal exacción o
asumir los perjuicios derivados de su negativa, la conducta no
alcanza configuración».

Postura jurisprudencial que ha sido reiterada en


incontables oportunidades (Ver CSJ SP, 22 septiembre 2004,
Rad. 21961; CSJ SP, 3 noviembre 2004, Rad. 21956; CSJ SP, 7
marzo 2007, Rad. 23732; CSJ SP, 2 julio 2008, Rad. 28150; CSJ SP,
24 julio 2013, Rad. 41432; CSJ SP16841-2014, Rad. 44602; CSJ
SP10546-2015, Rad. 46102; CSJ SP3340-2016, Rad. 40461; CSJ
SP7830-2017, Rad. 46165; CSJ SP2865-2018, Rad. 52855).

Así, por ejemplo, en la decisión CSJ SP, 7 noviembre


2012, Rad. 39395, la Corte señaló:

«En efecto, el delito descrito en el artículo 404 de la Ley 599 de


de 2000, es de sujeto activo calificado (por un Servidor Público) y
exige que el actor realice la conducta “Abusando de su cargo o
de sus funciones”, o sea, no es suficiente que el autor del
comportamiento tenga la calidad de funcionario público, sino que
se exige además que se exceda en el ejercicio de sus actividades
oficiales, lo que implica que se debe presentar una relación
causal entre el cargo y las funciones asignadas, y el
comportamiento de inducción, constreñimiento o solicitud de
dinero o cualquier otra utilidad indebida. Es decir que respecto
del delito Concusión, el legislador prevé como condición para su

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configuración no la simple condición de servidor público, sino


esencialmente la situación de aprovechamiento de las funciones
o tareas encomendadas.

En consecuencia, para que se configure el delito propio, dicho


funcionario, además de abusar de su cargo, debe formular el
requerimiento como medio de coacción genérica con base en la
función que cumple dentro de la Administración Pública (metus
publicae potestatis), ya que en caso contrario el agente no
estaría abusando precisamente de su cargo, sino simplemente
prevaliéndose de su condición, ante la ausencia en su estructura
del momento lógico explicativo de un intenso vínculo entre el
comportamiento delictivo y el contenido de la función».

En la sentencia CSJ SP, 24 julio 2013, Rad. 41432 la


Sala expresó:

«Así mismo, debe concurrir el denominado metus publicae


potestatis que hace relación al miedo y angustia originada por el
constreñimiento, inducción o solicitud indebida efectuada por el
servidor público, dadas las consecuencias que produce la
petición corrupta en el particular».

Ahora bien, en la decisión citada por el actor – CSJ


SP7830-2017, Rad. 46165-, la Corte transliteró apartes de la

decisión CSJ SP14623–2014, 27 oct. 2014, rad. 34282, la


cual a su vez transliteró apartes de decisiones más
antiguas, sobre el análisis dogmático y el trato
jurisprudencial del delito de concusión y el ingrediente
subjetivo aquí analizado. Luego, no es cierto que la Corte
haya variado su criterio jurídico respecto del ingrediente
subjetivo del delito analizado; en contrario, la posición ha
sido pacífica desde los albores del año 2003 hasta nuestros
tiempos.

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La lectura del escrito presentado por el abogado revela,


sin el menor asomo de duda, que bajo el ropaje de una
causal de revisión inexistente, su pretensión es revivir un
debate probatorio que se dio en las fases normales, porque
considera que el proceso de valoración de la prueba
adelantado en las instancias no se llevó a cabo en su
conjunto y conforme a las reglas de la sana crítica,
pretendiendo ahora que la Sala reexamine las declaraciones
practicadas al interior del trámite y valore conforme su
particular visión, incurriendo así en el garrafal yerro de
considerar que la acción de revisión es una tercera
instancia o un medio para la reapertura del debate
probatorio ya superado, lo que desnaturaliza su esencia y
efectos.

Es evidente para la Corte, que las argumentaciones


planteadas por el apoderado de PEDRO DARÍO SILVA MORA
debieron haber sido esbozadas al interior del proceso penal;
por ello, cualquier discusión en este momento asociada a
esos aspectos traduce revivir el debate probatorio surtido en
las instancias, lo cual resulta improcedente, pues, la
oportunidad para hacerlo feneció una vez se agotaron los
recursos ordinarios y el extraordinario de casación, del cual
dispuso el accionante.

Por lo anterior, la crítica obstinada a la forma como los


jueces de instancia analizaron las pruebas, resulta no solo
extemporánea sino impertinente, lo que imposibilita
siquiera abordarla en el fondo para verificar su justeza, so

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pena de violentar el principio de la cosa juzgada, aparte de


invadir órbitas de competencia ajenas y dejar sin efecto la
presunción de acierto y legalidad que cubre lo decidido por
los jueces.

Así las cosas, dado que la acción de revisión no


constituye una prolongación del juicio y el escrito incumple
básicamente las exigencias formales que para su admisión
establece la Ley, resulta ineludible su inadmisión de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley
906 de 2004.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Penal,

RESUELVE

Primero: INADMITIR la demanda de revisión


presentada a nombre de PEDRO DARÍO SILVA MORA, por las
razones consignadas en la anterior motivación.

Segundo: Contra esta decisión procede el recurso de


reposición.

Cópiese, notifíquese y cúmplase.

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JAIME HUMBERTO MORENO ACERO


Magistrado

JAVIER ENRIQUE BARRERO BUITRAGO


Conjuez

RAÚL CADENA LOZANO


Conjuez

WHANDA FERNÁNDEZ LEÓN


Conjuez

JUAN DAVID RIVEROS BARRAGÁN


Conjuez

CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO


Conjuez

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Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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