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17/8/2021 P. M. E. c. C. C. U.

y otros s/prescripción adquisitiva

Autos: P. M. E. c. C. C. U. y otros s/prescripción adquisitiva


País: Argentina
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil - Sala J
Fecha: 21-08-2020
Cita: IJ-MCLXI-42

Sumario

1. Aun cuando no se encuentre legislada la nulidad de sentencia firme en el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, siempre resulta admisible deducir la pretensión de nulidad de cosa juzgada,
por hallarse íntimamente vinculada con las garantías constitucionales.

2. La pretensión de nulidad de la cosa juzgada tiene como presupuesto inexorable la existencia de un


vicio sustancial en el proceso que, por maquinación, colusión, error, dolo, etc., conduce así a una
sentencia viciada de nulidad. En ese sentido, quien esgrima este tipo de pretensión deberá
argumentar y probar la existencia de un vicio grave que desvirtuó la utilidad del proceso.

3. La inmutabilidad de las sentencias judiciales solo puede ser quebrada ante la existencia de un vicio
de la voluntad, o la configuración de un juicio irregular (sin observar las reglas del debido proceso) y
no fallado libremente por los jueces.

4. Los motivos legales que autorizan la acción autónoma de nulidad de la cosa juzgada deben
caracterizarse por ser vicios sustanciales de los actos procesales, que sean trascendentes, externos o
heterónomos al proceso y que, además, impliquen una novedad (nova facti o nova reperta), con
respecto al proceso original.

5. Se puede dar el caso de una sentencia que, aun siendo el resultado de un proceso regular en sí y
estando inmune de cualquier defecto de construcción, haya decidido sobre la base de un material
alterado, es decir, no reunido de acuerdo con la libre disposición de las partes, sino modificado por
algunos influjos perturbadores que han actuado fuera del proceso.

6. La cosa juzgada no es una noción de orden lógico, sino un concepto de naturaleza procesal; su
autoridad no es absoluta y necesaria, de manera que cabe admitir su revocación cuando ello es
imprescindible para impedir los efectos de sentencias intolerablemente injustas.

7. En aras de la justicia material y también del principio de economía procesal, se ha considerado,


pretorianamente, a las sentencias interlocutorias y aun a las definitivas como susceptibles del
recurso de “reposición in extremis”. Claro está que ello queda reservado a aquellos casos en los que
media posibilidad de consumación de una grave injusticia como derivación de un yerro judicial,
como se relata en el presente.

8. La propia Corte Suprema de la Nación admitió la atendibilidad de reposiciones in extremis o figuras


análogas interpuestas contra sus resoluciones, no solo haciendo mérito de errores materiales sino
también en función de yerros de otro tipo a los que califica –algo elípticamente– como “esenciales”.

9. No corresponde declarar la nulidad de la sentencia de autos si los vicios imputados a la misma


pueden ser reparados a través de la revocatoria in extremis.

10. Si bien los asientos registrales se presumen ciertos, exactos y completos, lo cierto es que la toma de
razón de los documentos que contengan las diversas situaciones jurídicas registrables no mejora los
defectos materiales o formales que ellas puedan contener. El art. 4º de la ley 17.801 se refiere a
esta cuestión advirtiendo que la inscripción no convalida el título inválido ni sanea sus
imperfecciones o defectos.

11. De acuerdo al art. 4° de la ley 17.801, la inscripción reflejada en el certificado no convalida un


título nulo ni subsana los defectos de que adoleciera. Cuando resulta que ese título antecedente es
falso, entonces el certificado no tiene ni siquiera eficacia publicitaria. M.M.F.L.

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Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil - Sala J

Buenos Aires, 21 de agosto de 2020

Y Vistos: Y Considerando:

I. Por recibidas las actuaciones en formato papel.

II. Vienen estos autos a esta Sala, para conocer sobre los recursos de apelación interpuestos por la Sra. M.
F. Z., contra las resoluciones dictadas con fecha 11 de marzo de 2020 y 19 de marzo de 2020 (punto 2).

La nombrada se presenta en estas actuaciones en su carácter de heredera del Sr. N. A. Z. B. quien –en
vida– resultó ser condómino del inmueble objeto de autos, y si bien no resultó ser parte en estas
actuaciones, su porción pudo verse afectada conforme se desprende de los antecedentes de la causa. De
ahí, su interés legítimo para efectuar los planteos a conocimiento de este Tribunal.

La resolución del día 11/3/2020 –motivada en el pedido de nulidad de sentencia de fecha 8/11/2019 y
revocatoria de fecha 15/11/2019– dispuso la rectificación de la sentencia definitiva de fs. 121/123 dictada
en autos. En tal sentido, textualmente señaló que “... donde dice: “... FALLO: 1º) Haciendo a la demanda
y en consecuencia declaro que M. E. P. ha adquirido por posesión mayor a veinte años el inmueble sito en
la calle Mendoza xxxx, Unidad 1, Planta Baja, de esta ciudad...”; debe decir: “... FALLO: 1º) Haciendo a la
demanda y en consecuencia declaro que M. E. P. ha adquirido por posesión mayor a veinte años el
inmueble sito en la calle Mendoza …, Unidad 1, Planta Baja, de esta ciudad en la proporción de 1/12 ava
parte correspondiente a D. E. C.…”. Asimismo, dejó sin efecto los testimonios ampliatorios ordenados
conforme providencias de fs. 135 y 151 y, por último, hizo saber con relación al condómino N. A. Z. B., que
de acuerdo con lo informado a fs. 157/159 el Registro de la Propiedad Inmueble rehabilitó su titularidad
respecto de la 1/12 ava parte indivisa en la Matrícula FR 16-982/1.

La Sra. M. F. Z., disconforme con ello, plantea contra el decisorio referido, un recurso de revocatoria con
apelación en subsidio. La reposición fue rechazada por el “a quo”, mientras que la apelación fue
concedida en el marco de la otra resolución (también recurrida) de fecha 19/6/2020.

Los fundamentos del recurso fueron esgrimidos por la nombrada en la presentación incorporada con fecha
29/6/2020, en los que indica que el Juzgador ha logrado convencerse que debía cambiar la sentencia que
recaía en las presentes actuaciones, la cual contenía groseros errores que llevaron a hacerle perder a esta
parte su cochera que por derecho le correspondía. Alega que la sentencia definitiva dictada omitió
expresar la proporción adquirida por la parte actora y le otorgó la UF Nº 1 (el 8,19%) en forma completa,
cuando debió transmitir sólo el porcentual 0,6825% y no las 2/12 partes como se otorgó. Por otra parte,
sostiene que lo que la llevó a plantear la nulidad de la sentencia quedó tal cual estaba, atento que no
rehabilita ni rectifica la cochera en cabeza de N. A. Z. Por ello, solicita se haga lugar a la apelación
planteada, y se ordene al Registro de la Propiedad Inmueble a que rectifique o adecue el asiento
perteneciente al nombrado dejando en claro que le pertenece en un 100% sin condominio de ningún tipo,
haciendo saber que la transmisión que se hiciera de esa cochera ha quedado rectificada en las presentes
actuaciones, siendo nula la transmisión que se hiciera de aquella.

En el decisorio del día 19/3/2020 –como consecuencia de la revocatoria efectuada por la Sra. M. F. Z.– el
magistrado de la instancia de grado señaló que al haber rehabilitado el Registro de la Propiedad Inmueble
al Sr. Z. B. como condómino (ver fs. 157 vta. punto 1), la adecuación del porcentaje que se encuentre
superpuesto a partir de la transmisión efectuada mediante la escritura autorizada el 31/01/2017 excede el
ámbito de conocimiento de este proceso, debiendo –en su caso– practicarse las rectificaciones que
pudieran corresponder por vía notarial o a través de la forma que el interesado se creyera con derecho.

Contra dicho pronunciamiento la misma quejosa (M. F. Z.) también interpone un recurso de apelación en
función de los argumentos esgrimidos en la presentación del día 6/7/2020, mediante la cual sostiene que
el Juez con su sentencia, acomodó su tremendo error de la sentencia original, dio de baja las fojas donde
ordenaba al Registro inscribir algo que no correspondía, mas interpreta que no le puede ordenar al Registro
que rehabilite a Z. el 100% de su propiedad. En efecto, refiere que la transmisión efectuada el 31 de enero
de 2017 ha sido basada en los errores de este expediente, por lo que si el Juzgador, con tino, ha
modificado la sentencia, quiere decir que la anterior debe considerarse nula como que nunca existió. Y si
es nula, nunca pudo traspasarse la cochera de su propiedad a ninguna otra persona. Así, indica que la
sentencia da una cochera a P., que la escritura da dos cocheras a L. y que el Registro da media cochera a
L. y media a Z. Es por ello, que solicita se revea la situación aludida, y se ordene rectificar el asiento
perteneciente a esta parte, ordenándose la propiedad del 100% en su favor.
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II. Resumidas la contingencia y las quejas levantadas por la apelante, de las constancias de autos se
advierte que la actora M. E. P. inició contra los herederos de D. E. C. la presente acción con el fin de
usucapir (por el transcurso de más de veinte años de posesión continua) la porción que le correspondía al
demandado en el espacio guardacoches, designado como Unidad 1 Planta Sótano situada en el inmueble
sito en Mendoza xxxx/xx, entre Arcos y Cuba, de esta Ciudad. A tales efectos, indicó que detenta la
posesión desde el año 1977 y que su ocupación en forma exclusiva y excluyente no tuvo oposición.

Con fecha 28/5/2008 (fs. 121/123) recayó en estas actuaciones el pronunciamiento definitivo mediante el
cual se le reconoció a M. E. P. haber adquirido por posesión mayor a veinte años el inmueble sito en la
calle Mendoza xxxx, Unidad 1, Planta sótano, pronunciamiento que fue consentido por las partes
actuantes. Así, sin realizar ningún tipo de especificación al respecto, se ordenó su anotación en el Registro
de la Propiedad Inmueble de esta Ciudad, la cual fue anotada en un primer término en forma provisoria –
conforme da cuenta la presentación nro. E00765928 del 16/11/2009 de fs. 132– dado que, entre otras
cosas, faltaba la descripción del inmueble e indicar la parte indivisa sobre la que se efectúa la prescripción
(ver observación del registro de fs. 131).

Finalmente, y una vez informados por parte de la actora los antecedentes registrales del demandado D. E.
C. LE … que daban cuenta que detentaba la titularidad de la unidad objeto de autos en la proporción de
2/12 (ver fs. 147), con fecha 12/12/2016 (fs. 151), se ordenó el libramiento de un testimonio ampliatorio
cuya confección se concretó el 16/12/2016 y se retiró el 19/12/2016 (ver fs. 152).

Con posterioridad, más precisamente con fecha 21/6/2019 (ver constancias de fs. 157/159), el Registro de
la Propiedad Inmueble comunicó al juzgado de grado lo decidido en el marco de las actuaciones
administrativas labradas en dicha entidad sobre la matrícula nro. 16-982/1, es decir, sobre la unidad
objeto de autos. Allí, dispuso una medida administrativa de resguardo, la que comprende únicamente la
parte indivisa correspondiente a los titulares, N. A. Z. B., L. A. I. y L. M. L. Ello, por cuanto, en la
oportunidad de matricularse el inmueble y trasladarse las inscripciones del Protocolo de Dominio a la
técnica de registración llamada “Folio Real”, erróneamente se asentó que correspondía a D. E. C. el
dominio de 2/12 ava parte indivisa de la U.F. 1 (ver asientos 1 y 2 de la matrícula FR 16-982/1), cuando en
realidad debió registrarse la proporción que le restaba por la venta a favor de N. A. Z. B., es decir, 1/12
parte indivisa. Como así también, se omitió trasladar a la matrícula de la U.F. la 1/12 ava parte indivisa
comprada por N. Z. B., dominio que permanece registrado y vigente a la fecha en Tomo 3223, Folio 84”.

Por demás, la resolución administrativa referida, entre otras cosas, resolvió rehabilitar al Sr. N. A. Z. B.
como condómino respecto de la 0,6825 de la unidad funcional No. 1 del edificio sito en Mendoza xxxx/xxxx
C.A.B.A., titularidad de dominio que deberá ser asentada como la 1/12 ava parte indivisa en la matrícula
FR 16-982/1, ello, sobre la base de la inscripción practicada en el Protocolo de Dominio de Propiedad
Horizontal de zona norte, Tomo 3223, Folio 84, según escritura de fecha 26 de octubre de 1961 y conforme
con lo establecido por el Art. 108 inc. B, del Decreto 1080/80 (T.O. 1999).

En función de todo ello, el juez de grado (actualmente a cargo del Juzgado), rectificó el pronunciamiento
definitivo efectuado por su antecesor, en el sentido que la demanda promovida por M. E. P mediante la
cual pretendió usucapir la Unidad Funcional Nro. 1, de la calle Mendoza xxxx de esta ciudad, procede
únicamente en la proporción de la 1/12 ava parte correspondiente a D. E. C. y ya no en la de 2/12 ava
parte como fuera ordenado oportunamente a fs. 151. Por ese motivo, también, deja sin efecto las
ampliaciones con relación al primer testimonio ordenadas conforme providencias de fs. 135 (23/6/2010) y
fs. 151 (12/12/2016).

III. Descriptos brevemente los antecedentes de las actuaciones, corresponde aclarar ante todo que en el
interlocutorio apelado del día 11 de marzo del año en curso el Sr. Juez de grado al referirse al bien objeto
de autos, lo identificó como “el inmueble de la calle Mendoza xxxx, Unidad 1, Planta Baja”. Empero,
compulsadas las constancias de estos obrados, no hay dudas que la Unidad Funcional en cuestión (Nro. 1)
se encuentra en la Planta Sótano y no en la planta baja como allí se describe.

Ahora bien, determinado lo anterior, es del caso destacar que “prima facie”, no se advierte el agravio que
le ocasiona a la recurrente la resolución apelada dado que el pronunciamiento en cuestión rectifica la
sentencia definitiva mandando a inscribir únicamente el porcentaje que efectivamente le correspondía al
demandado de autos (1/12) y deja sin efecto las comunicaciones mediante las cuales se ordenaron los
testimonios ampliatorios que superponían la titularidad del nombrado sobre la proporción que
efectivamente le pertenecía a N. A. Z. B. y que por omisión en el registro respectivo generó tal
superposición.

IV. Pese a ello, si bien esta circunstancia sella la suerte del planteo recursivo de la apelante, dadas las
demás críticas ensayadas por la recurrente y teniendo en cuenta las particularidades del caso, sólo para
brindar una mayor satisfacción y en un intento por respetar su derecho de defensa (de raigambre
constitucional), efectuaremos algunas consideraciones al respecto.
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Pues bien, en el caso, la sentencia de primera instancia ha pasado en autoridad de cosa juzgada por
encontrarse firme para las partes involucradas en el proceso. No obstante, consideramos –aun cuando no
se encuentre legislada la nulidad de sentencia firme en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación–,
que siempre resulta admisible deducir la pretensión en examen, por hallarse íntimamente vinculada con
las garantías constitucionales. En efecto, la pretensión de nulidad de la cosa juzgada tiene como
presupuesto inexorable la existencia de un vicio sustancial en el proceso que, por maquinación, colusión,
error, dolo, etc., conduciendo así a una sentencia viciada de nulidad. En ese sentido, quien esgrima este
tipo de pretensión deberá argumentar y probar la existencia de un vicio grave que desvirtuó la utilidad del
proceso.

En este aspecto, la Corte ha señalado que la inmutabilidad de las sentencias judiciales sólo puede ser
quebrada ante la existencia de un vicio de la voluntad, o la configuración de un juicio irregular (sin
observar las reglas del debido proceso) y no fallado libremente por los jueces (CSJN, 19/02/1971,
“Campbell Davidson, J. C. c/Provincia de Buenos Aires”, ED 36-288, Fallos 279:59; “Tibol”, Fallos 254:320;
“Bemberg”, Fallos: 281:59; “Atlántida”, Fallos: 283:66). Por ende, los motivos legales que autorizan la
acción autónoma de nulidad de la cosa juzgada deben caracterizarse por ser vicios sustanciales de los
actos procesales, que sean trascendentes, externos o heterónomos al proceso; y que, además, impliquen
una novedad (nova facti o nova reperta), con respecto al proceso original (Giannini, Leandro J., “Revisión
de la Cosa Juzgada. Cuestiones actuales”, LL 2001-E, 1259; Falcón, Enrique M., “Tratado de Derecho
procesal civil y comercial”, Tº I, Rubinzal Culzoni, 2006, pág. 683).

Siguiendo estos lineamientos argumentales, Calamandrei, refería que “se puede dar el caso de una
sentencia que aun siendo el resultado de un proceso regular en sí, y estando inmune de cualquier defecto
de construcción, haya decidido sobre la base de un material alterado, es decir no reunido de acuerdo con
la libre disposición de las partes, sino modificado por algunos influjos perturbadores que han actuado fuera
del proceso” (Calamandrei, Piero, “La casación civil”, 1945, Ed. Bibliográfica Argentina).

Así, “La cosa juzgada no es una noción de orden lógico, sino un concepto de naturaleza procesal; su
autoridad no es absoluta y necesaria, de manera que cabe admitir su revocación cuando ello es
imprescindible para impedir los efectos de sentencias intolerablemente injustas” (Berizonce, Roberto,
“Medios de impugnación de la cosa juzgada”, Rev. Arg. de Derecho Procesal, ed. n. 2, 1971, ps. 185 y 192).

Sin embargo, se advierte que, en la especie, la sentencia definitiva no adolece de un error sustancial ni
tampoco se aprecian vicios en los actos procesales llevados a cabo durante el trámite del proceso, atento
que en su génesis le reconoce a la actora de autos la posesión que ejerció –durante el transcurso que la
norma prevé para ello– sobre la cochera que utilizó desde el año 1977 y sobre la cual adquirió (cfr. art.
2524 del Cód. Civil - derogado) y consolidó su derecho real allí reconocido. El yerro, entonces, queda
ceñido en la individualización del bien, más precisamente en su porcentaje correspondiente, debido a la
omisión involuntaria explicitada por el Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital Federal (falta de
anotación de antecedentes registrales), en el marco de las actuaciones administrativas por éste libradas
(ver fs. 157/9).

De allí, que coincidimos con el encuadre procedimental efectuado por el magistrado de la instancia de
grado, por cuanto entendemos que el instituto de la revocatoria “in extremis” resulta suficiente y basta
para enmendar y subsanar el yerro aludido precedentemente, sin la necesidad de declarar nula la
sentencia definitiva, en tanto no advertimos, razón alguna que así lo justifique, desde que con la
rectificación efectuada en la instancia de grado se manda a inscribir lo que efectivamente le correspondía
y se le reconoció a la aquí accionante M. E. P.

Así las cosas, en aras de la justicia material y también del principio de economía procesal se ha
considerado, pretorianamente, a las sentencias interlocutorias y aun a las definitivas como susceptibles
del recurso de “reposición in extremis”. Claro está, como se dijo, que ello queda reservado a aquellos
casos en los que media posibilidad de consumación de una grave injusticia como derivación de un yerro
judicial, como se relata en el presente.

La doctrina menciona también que la propia Corte Suprema admitió la atendibilidad de reposiciones in
extremis o figuras análogas interpuestas contra sus resoluciones, no sólo haciendo mérito de errores
materiales sino también en función de yerros de otro tipo a los que califica –algo elípticamente– como
“esenciales” (Chiappini Julio O., “Reposición contra resoluciones de la Corte”, J.A. 06/05/1998, cita de
Peyrano Jorge, op. cit., pág. 69).

Por tanto, a la luz de los argumentos apuntados, consideramos que no corresponde declarar la nulidad de
la sentencia de autos si los vicios imputados a la misma pueden ser reparados a través del instituto
referido precedentemente (revocatoria “in extremis”). En efecto, advertimos que con el decisorio del 11
de marzo de 2020 se rectificó el pronunciamiento definitivo reconociéndole a M. E. P. que la usucapión

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promovida respecto del espacio guardacoches (Unidad Funcional Nro. 1, Planta Sótano) sólo procede por el
porcentaje correspondiente a D. E. C., es decir, en la proporción de la 1/12 ava parte o 0,6825%.

IV. [sic] Ahora bien, la apelante pretende la rectificación del asiento perteneciente a N. A. Z. B. y pide que
se ordene al Registro de la Propiedad Inmueble a que rectifique o adecue el asiento perteneciente al
nombrado dejando en claro que le pertenece en un 100% sin condominio de ningún tipo, haciendo saber
que la transmisión que se hiciera de esa cochera ha quedado rectificada en las presentes actuaciones,
siendo nula la transmisión que se hiciera de aquella.

Sobre el particular, cabe destacar, en primer lugar, que la recurrente no resulta ser parte en el presente
proceso, por lo que su actuación queda únicamente limitada con relación a los derechos que le asisten
sobre el porcentual que en vida le pertenecía a N. A. Z. B., que conforme lo reseñado en los considerandos
que anteceden, ha quedado desligado del presente proceso en virtud de la nueva inscripción ordenada y
de la medida de resguardo dispuesta por el Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital Federal.

Por otra parte, se hace saber que lo solicitado excede el marco del presente proceso cuyo único objeto fue
reconocer a la parte actora los actos posesorios que ejerció durante el periodo de tiempo denunciado en
autos sobre el porcentual del espacio guardacoches perteneciente al demandado C., que le permitieron
adquirir su derecho real (de condominio) en los términos del art. 2524, inc. 7 del C. Civ (derogado),
circunstancia que en definitiva se agota con el presente pronunciamiento. Por este motivo, los pedidos de
anotaciones o rectificaciones que pretende la recurrente a los fines de hacer valer los derechos que le
asisten, deberán ser promovidos y ejercidos, por la vía, forma y por ante quien corresponda.

Ello, sin perjuicio de destacar, que el porcentaje indiviso de N. A. Z. B. quedó resguardado en virtud de la
actuación administrativa llevada a cabo de oficio por el Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital
Federal y, que, en el caso de corresponder, podrá ocurrir directamente por ante el organismo referido de
conformidad con lo dispuesto por los arts. 34 y 35 de la ley 17.801.

En cuanto a las titularidades registrales que refiere la apelante, se hace saber que conforme lo establecido
por el art. 3270 del Código Civil (actualmente art. 399 del CCyCN), en principio, nadie puede transmitir a
otro sobre un objeto, un derecho mejor o más extenso que el que gozaba; y recíprocamente, nadie puede
adquirir sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que tenía aquel de quien lo adquiere. Es
decir, que nadie puede dar lo que no tiene o más de lo que tiene, ni lograr por vía de transferencia
derechos más perfectos de su antecesor.

Desde esa óptica, obsérvese además que, si bien los asientos registrales se presumen ciertos, exactos y
completos, lo cierto es que la toma de razón de los documentos que contengan las diversas situaciones
jurídicas registrables no mejora los defectos materiales o formales que ellas puedan contener. En efecto,
el art. 4 de la ley 17.801 se refiere a esta cuestión, advirtiendo que la inscripción no convalida el título
inválido ni sanea sus imperfecciones o defectos.

En este sentido, ha dicho la jurisprudencia que “... de acuerdo al art. 4º de la ley nacional registral, la
inscripción reflejada en el certificado no convalida un título nulo ni subsana los defectos de que
adoleciera. Cuando resulta que ese título antecedente es falso, entonces el certificado no tiene ni siquiera
eficacia publicitaria...” (Conf. Lilian N. Gurfinkel De Wendy “Derechos Reales” Tº II, Ed. Abeledo-Perrot,
pág. 1643).

Por último y en lo relativo a la inscripción sin condominio que pretende, se hace notar a la recurrente que
la UF 1º, Planta Sótano, se trata de una sola unidad que no está subdividida materialmente en distintas
unidades funcionales. De esta forma, la titularidad de ésta le pertenece a cada uno de los propietarios
(condóminos) que posean derechos de propiedad sobre ésta y que se verá reflejada en la porción indivisa
(o ideal) que a cada uno le pertenece. En efecto, conforme resultaría de los antecedentes registrales la
unidad en cuestión se dividió en doce partes iguales representando cada proporción el 0,6825%. De allí,
que no resultará posible inscribir –como pretende– el 100% de la unidad en cabeza de N. A. Z. B., sino sólo
sobre su porción ideal.

V. Sin perjuicio de todo lo expuesto, dadas las particularidades del caso, las rectificaciones efectuadas con
relación al pronunciamiento definitivo y la medida de resguardo efectuada por el ente registral; se
encomienda que se libren las piezas pertinentes a fin de que también sea informado al registro respectivo
que las providencias de fs. 135 (23/6/2010) y fs. 151 (12/12/2016), mediante las cuales se instrumentó el
testimonio de fs. 152 (16/12/2016), fueron dejadas sin efecto. Ello en pos del correcto conocimiento de
los actos de la causa que permitan la adecuada publicidad registral sobre la matrícula del inmueble de
autos. Asimismo, se hace saber que al confeccionarse los instrumentos respectivos deberá identificarse al
inmueble como “Unidad Funcional Nro. 1, Planta Sótano”, dado que involuntariamente se lo indicó como
“planta baja”.

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En mérito a las consideraciones precedentes, el tribunal resuelve:

1) Rechazar los agravios vertidos por la apelante y en su consecuencia confirmar los pronunciamientos en
crisis en cuanto ha sido motivo de agravios, encomendando el cumplimiento de lo dispuesto en el
considerando V.

2) Las costas de alzada se imponen en el orden causado, atento a no haber mediado controversia (art. 68
del Código Procesal).

3) Regístrese. Notifíquese. Comuníquese a la Dirección de Comunicación Pública de la C.S.J.N. (Ac. Nº


15/13, art. 4º, y 24/2013) y devuélvanse las actuaciones a la instancia de grado. Se deja constancia de que
la Vocalía nº 30 se encuentra vacante. – Beatriz A. Verón. – Gabriela M. Scolarici.

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