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EL PRIMER NEW DEAL, 1933-1935.

En los primeros cien días de Roosevelt como presidente, aprobó una gran cantidad de leyes parar establecer la
economía. Estas leyes crearon nuevos organismos encargados de llevar a cabo estas medidas.
El problema más fuerte que enfrentaba Roosevelt era la quiebra casi total del sistema bancario. Sin embargo, la
solucionó fácilmente. Luego de unas “vacaciones bancarias” de unos pocos días, informó que los bancos se abrirían
nuevamente porque ya no se corría ningún riesgo al depositar dinero; y eso hicieron. Con relación a la Bolsa,
se prohibió la financiación de acciones sobre ganancias esperadas. Uno de los principales organismos
creados por Roosevelt fue el Civilian Conservation Corps(CCC), que se encargó de crear campamentos de
trabajo donde los desempleados de 18 a 25 años efectuaran tareas de conservación de la naturaleza. Sin embargo,
los salarios pagados eran muy bajos.
El New Deal jamás tuvo un programa concreto para terminar con el desempleo a través de las obras públicas, ya que
esa organización era excesivamente lenta y carecía de proyectos preparados de antemano. Fue muy criticado, pero
claramente estas iniciativas no se hubieran llevado a cabo de no ser por la depresión. El Tennesse Valley Authority
(TVA), por ejemplo, alcanzó mucho éxito, ya que transformó una región abandonada en un programa de desarrollo.
Sin embargo, requirió de mucho dinero del gobierno, por lo que surgieron interrogantes con relación a si
el dinero fue utilizado correctamente. Según el autor, Roosevelt no conocía el tipo de medidas recomendadas por
Keynes, ya que insistía en entregar una parte de los ingresos de la población a los pobres, pero eso no traía
crecimiento económico. El organismo destinado a estimular a las empresas fue la National Recovery Administration
(NRA), cuya misión era regular los precios y condiciones de competencia en la industria y el comercio. Sin embargo,
estas regulaciones fueron planteadas por las grandes empresas, lo que llevó a que de alguna forma se fomentaran
los monopolios. Un problema muy grave era el de los bajos niveles de rentas agrícolas, por lo que para aumentar los
precios debía disminuir la producción. Por eso, la Agricultural Adjustment Administration (AAA) le otorgaba materias
primas a los agricultores que decidieran restringir su producción. La dificultad estaba en que como las
cosechas seguían siendo muy abundantes, se subvencionaba a los agricultores para que destruyeran sus
cosechas y animales, lo que claramente resultó siendo una medida muy impopular dado que miles de personas se
estaban muriendo de hambre. La AAA no logró reducir la producción y en 1935 no había duda de que la restricción
voluntaria había fracasado. Roosevelt devaluó el dólar a un nivel jamás alcanzado (con consecuencias
internacionales) ya que consideraba que con tal de conseguir la solución a la depresión, no le importaba sacrificar
unas buenas relaciones internacionales. Según Keynes, en este punto estaba en lo cierto porque las
soluciones de los problemas económicos en América tenían más importancia en el mundo que la
estabilidad del dólar. En 1935 muchos habían perdido la confianza en el New Deal ya que el ritmo de recuperación se
ibareduciendo. A esto respondió Roosevelt inclinándose hacia la izquierda.
EL SEGUNDO NEW DEAL, 1935-1941
En las elecciones presidenciales de 1936, Roosevelt ganó. En su segundo discurso el mensaje era claro; había
tomado partido. Los empresarios debían ser considerados como enemigos porque podían frustrar el
cambio social. Los sindicatos recibieron un amplio respaldo federal: todos los empleados cualquiera
fuese su categoría en la empresa, y su capacitación deberían integrarse en un mismo sindicato industrial. Fueron
aumentados los impuestos sobre los ingresos más elevados y se creó un nuevo impuesto sobre las riquezas. El
Tribunal Supremo era tan conservador que era un estorbo para Roosevelt, por lo que luego de amenazar con
nombrar jueces nuevos, el Tribunal comenzó a dictar veredictos más favorables y “liberales”. La derrota francesa
permitió a Roosevelt ocupar por tercera vez la presidencia. Antes, probablemente no tenía intención de hacerlo,
pero todos los demócratas eran conservadores. Al declararse la Segunda Guerra Mundial, Alemania e Italia
declararon la guerra a Estados Unidos, y estos volcaron todos los recursos de su economía y de su sociedad contra
las potencias del Eje.

LOS AÑOS DORADOS


Durante los años 50 mucha gente, sobre todo en los países cada vez más “desarrollados”, se dieron cuenta que los
tiempos habían mejorado de forma notable, decidieron llamarlo “los 30 años gloriosos”.
Para los EE.UU no fue tan revolucionario como los índices de crecimiento de otros países que partían de una base
mucho menor.
No fue hasta los años ’60 cuando Europa acabo dando por sentado su prosperidad.
Una de las razones por lo que se tardó en reconocer lo limitado de su alcance fue que en los años ’50 el crecimiento
económico parecía ser de ámbito mundial con independencia de los regímenes económicos.
El índice de crecimiento de la URSS en los años ’50 era más alto que el de cualquier país occidental y las economías
de la Europa Oriental crecieron casi con la misma rapidez, más deprisa en países hasta entonces atrasados, mas
despacio en los ya total o parcialmente industrializados. La Alemania Oriental Comunista, quedo muy por detrás de
la Alemania Federal No Comunista.
En los años ’60 se hizo evidente que era el capitalismo, más que el socialismo el que estaba abriendo camino.
La edad de oro fue un fenómeno de ámbito mundial, la población del tercer mundo creció a un ritmo espectacular:
la cifra de habitantes de África, Extremo ORIENTE Y Sur de Asia se duplico, en los 35 años trascurridos a partir de
1950 y la cifra de habitantes de América Latina aumento aún más deprisa.
Durante las décadas doradas no hubo grandes épocas de hambre, salvo como resultado de la guerra y de locuras
políticas, como en China.
Al tiempo que se multiplicaba la población, la esperanza de vida se prolongó una media de 17 años, a finales de los
años ’60.
Esto significa que la producción de alimentos aumento más deprisa que la población, tal como sucedió tanto en las
zonas desarrolladas como en todas las principales regiones del mundo industrializado.
La producción total de alimentos de los países pobres tanto en los ’50 como en los ’60 aumento más deprisa que en
los países desarrollados.
Hubo un efecto secundario de esta extraordinaria explosión, que ya presentaba un aspecto amenazante: la
contaminación y el deterioro ecológico. La industrialización de los países socialistas se hizo totalmente a espaldas de
las consecuencias ecológicas que iba a traer la construcción masiva de un sistema industrial más bien arcaico basado
en el hierro y en el carbón y “DONDE HAY SUCIEDAD, HAY ORO” (o sea, la contaminación es dinero).
Un solo edificio bien situado podía hacerlo a uno millonario prácticamente sin corte alguno, ya que se podía pedir un
crédito con la garantía de la futura construcción, y ampliar ese crédito a medida que el edificio (construido o por
construir, lleno o vacío) fuera subiendo.
Los aeropuertos sustituyeron a las estaciones de ferrocarril como el edificio simbólico del trasporte por excelencia.
El impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, sobre todo las urbanas e industriales, pero también, las
agrícolas, sufrió un pronunciado incremento a partir de mediados de siglo, debido en gran medida al aumento del
uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural, etc.).
Una de las razones por la cual la edad de oro fue de oro es que el precio del barril de crudo Saudi era inferior a los 2
dólares a lo largo de todo el periodo que va de 1950 a 1973, haciendo así que la energía fuese ridículamente barata y
continuara abaratándose constantemente.
Solo después de 1973, cuando los productores de petróleo, la OPEP, decidió por fin cobrar lo que el mercado
estuviese dispuesto a pagar, los guardianes del medio ambiente levantaron acta por el efecto del enorme aumento
del tráfico de vehículos con motor de gasolina.
También, la producción de productos químicos que afectan a la capa e ozono, experimento un incremento casi
vertical.
Con la era del automóvil, el modelo de producción en masa de Henry Ford se difundió por las nuevas industrias
automovilísticas del mundo, mientras que en los EE.UU los principios de Ford se aplicaron a nuevas formas de
producción, desde casas de comidas, hasta basura (Mc Donald’s es un éxito de posguerra). Y servicios hasta entonces
restringidos a minorías, ahora, se pensaban para un mercado en masas, como sucedió con el turismo masivo a las
playas soleadas, antes de la guerra jamás habían viajado.
Lo que en otro tiempo había sido un lujo se convirtió en un bienestar habitual, por lo menos en los países ricos:
neveras, lavadoras, teléfonos.
En resumen ahora el ciudadano medio de esos países le era posible vivir como solo los muy ricos habían vivido en
tiempos de sus padres, con la natural diferencia de que la mecanización había sustituido a los sirvientes.
La revolución tecnológica, no solo contribuyo a la multiplicación de los productos de antes, mejorados, sino a la de
productos desconocidos, incluidos muchos que prácticamente nadie se imaginaba siquiera antes de la guerra.
Algunos productos revolucionarios, como los materiales sintéticos conocidos como “plásticos”, el nylon (1935), el
poliéster y el polietileno. Otros, como la televisión y los magnetófonos, apenas acaban de salir de su fase
experimental.
La guerra, con su demanda de alta tecnología, preparo una serie de procesos revolucionarios luego adaptados al uso
civil; el radar, el motor de reacción y varias ideas y técnicas que prepararon el terreno para la electrónica y la
tecnología de la información de posguerra.
La edad de oro descansa sobre la investigación científica más avanzada y a menudo absurda, que ahora encontraba
una aplicación práctica al cabo de pocos años. La industria e incluso la agricultura superaron por primera vez
decisivamente la tecnología del siglo XIX.
Los efectos del terremoto ecológico fueron:
 Trasformó completamente la vida cotidiana en los pases ricos o incluso, en menor medida, en los pobres,
donde la radio llegaba ahora hasta las aldeas más remotas gracias a los transmisores y a las pilas
miniaturizadas de larga duración; donde la “revolución verde” trasformo el cultivo del arroz y el trigo; y las
sandalias de plástico sustituyeron a los pies descalzos. La mayor parte del contenido de la nevera o del
congelador (ninguno de los cuales hubiera figurado en la mayoría de los hogares en 1945) es nuevo:
alimentos liofilizados, productos de granja avícola, carne llena de enzimas y de productos químicos para
alterar su sabor, o incluso manipulada para “imitar cortes deshuesados de alta calidad”, por no hablar de
productos frescos importados del otro lado del mundo por vía aérea, algo que antes hubiese sido imposible.
Es que la revolución tecnología penetró en la conciencia del consumidor hasta tal punto, que la novedad se
convirtió en el principal atractivo a la hora de venderlo todo. La premisa era que lo “nuevo” no solo quería
decir, algo mejor, sino que también revolucionario. En cuanto a productos que representaron novedades
tecnológicas visibles, la lista es interminable y no precisa de comentarios: la televisión, los discos de vinilo,
seguidos por las cintas magnetofónicas (las casetes aparecieron en los ’70) y los discos compactos, los
pequeños radiotransmisores portátiles, los relojes digitales, las calculadoras de bolsillo, primero a pilas y
luego con energía solar, y luego los demás componentes de los equipos electrónicos, fotográficos y de video
doméstico.
 A más complejidad de la tecnología en cuestión, más complicado se hizo el camino desde el descubrimiento
o la invención hasta la producción y más complejo y caro el proceso de creación. La “investigación y
desarrollo” se hizo crucial en el crecimiento económico y por las “economías de mercado desarrolladas”. Los
innovadores que no podían protegerse con tanta facilidad tenían que aprovechar la oportunidad más
deprisa, porque tan pronto como otros productos entraban en el mercado, los precios caían en picada.
 Las nuevas tecnologías empleaban de forma intensiva el capital y eliminaban la mano de obra (con la
excepción de científicos y técnicos altamente calificados) o llegaban a sustituirla.
La característica principal de la edad de oro fue que necesitaba grandes inversiones constantes y que, en
contrapartida, no necesitaba a la gente salgo como consumidores.
En todos los países avanzados, excepto EE.UU, las grandes reservas de mano de obra que habían formado durante la
depresión de la preguerra y desmovilización de la posguerra, se agotaron, lo que llevo a la absorción de nuevas
manos de obra procedentes del campo y de la inmigración; y las mujeres casadas, que hasta entonces se habían
mantenido fuera del mercado laboral, entraron en el en número creciente.
El ideal que aspiraba la edad de oro era la producción o incluso el servicio sin la intervención del ser humano: robots
automáticos que construían coches, espacios vacíos y en silencio llenos de terminales de ordenador controlando la
producción de energía, trenes sin conductor.
Por lo contrario todos los problemas que había afligido al capitalismo en la era de las catástrofes parecieron
disolverse y desaparecer.
Los EE.UU, un país que no había sido desbastado por la guerra, la derrota o la victoria, aunque había acusado la
breve sacudida de la Gran Depresión.
Los demás países trataron sistemáticamente de imitar a los EE.UU, un proceso que acelero el desarrollo económico,
ya que siempre resulta más fácil adaptar la tecnología ya existente que inventar una nueva.
Es evidente que el “el gran salto” no fue solo eso, sino que se produjo una reestructuración y una reforma sustancial
del capitalismo y un avance espectacular en la globalización de la economía.
El primer punto produjo una “economía mixta” que facilitó a los estados la planificación y la gestión de la
modernización económica.
El compromiso político de los gobiernos con el pleno empleo y en menor grado con la reducción de las desigualdades
económicas, es decir, un compromiso con el bienestar y la seguridad social, dio pie por primera vez a la existencia de
un mercado de consumo masivo de artículos de lujo que ahora pasarían a considerarse necesarios. Cuanto más
pobre es la gente, más alta es la proporción de sus ingresos que tienen que dedicar a gastos indispensables como los
alimentos.
La edad de oro democratizó el mercado.
El segundo factor multiplicó la capacidad productiva de la economía mundial al posibilitar una división internacional
del trabajo mucho más compleja. Al principio, esta se dedicó a las llamas “ECONOMIAS DE MERCADO
DESARROLLADAS” es decir, los países del bando estadounidense. El área socialista del mundo quedo en gran medida
aparte y los países del tercer mundo con un desarrollo más dinámico optaron por una industrialización separada y
planificada, reemplazando con su producción propia la importación de artículos manufacturados.
La restauración del capitalismo y el avance de la internacionalización de la económica fueron fundamentales.
El impacto sobre la industria civil de la tecnología producida gracias a la investigación científica de alto nivel
seguramente no fue decisivo hasta los decenios de crisis posteriores a 1973, cuando se produjeron los grandes
avances de la información y de la ingeniería genética; así como toda una serie de saltos había lo desconocido.
La alta tecnología y sus innovaciones pronto se constituyeron en parte mismas de la expansión económica.
Había 4 cosas que los responsables de tomar decisiones tenían claras:
 En primer lugar el desastre de entreguerras, que no había que permitir que se produjera en ningún caso.
 En segundo lugar el sistema planetario había gozado de estabilidad en otro tiempo gracias a la hegemonía de
la economía británica y de su divisa, la libra esterlina. En el período de entreguerras Gran Bretaña y la libra
ya no habían sido lo bastante fuertes para cargar con esa responsabilidad, que ahora solo podía asumir los
EE.UU y el dólar.
 En tercer lugar, la Gran Depresión se había debido al fracaso del mercado libre sin restricciones. A partir de
entonces había que complementar el mercado con la planificación y la gestión pública de la economía o bien
actuar dentro del marco de la misma.
 Y finalmente, por razones sociales y políticas, había que impedir el retorno del desempleo masivo.
La supremacía de los EE.UU era un hecho, aunque muchas de las ideas y de las iniciativas procedían de Gran Bretaña,
y el recién creado Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estas instituciones tenían como finalidad facilitar la inversión internacional a largo plazo y mantener la estabilidad
monetaria, además de abordar problemas de balanza de pagos
La propuesta de una organización internacional del comercio acabo en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio
(GATT).
En definitiva, en medida en que los planificadores del nuevo mundo feliz intentaron crear un conjunto de
instituciones operativas que diesen cuerpo a sus proyectos, fracasaron.
A diferencia de las Naciones Unidas, el sistema internacional de comercio y de pagos funciono aunque no de la
forma prevista en principio.
La edad de oro fue la época de LIBRE-COMERCIO, libertad de movimiento de capitales y estabilidad cambiaria que
tenían en mente los planificadores durante la guerra. No cabe duda de que ello se debió sobre todo a abrumado
dominio económico de los EE.UU y el dólar, que funciono aún más eficazmente como estabilizador gracias a que
estaba vinculado a una cantidad concreta de oro hasta que el sistema se vino abajo a finales de los ’60 y principios
de los ’70.
Todo esto también era debido al miedo al comunismo.
Fue la guerra fría lo que les incito a convencerlos de que ayudar a sus futuros cometidotes a crecer lo mas rápido
posible era de la máxima urgencia política, se a llegado a pensar que la guerra fría fue el principal motor de la gran
expansión económica, la gigantesca generosidad de los fondos del PLAN MARSHALL contribuyo a la modernización
de todos los beneficios que quisieron utilizarlos con este fin.
Los norteamericanos financiaron la duplicación de la producción industrial Japonesa entre 1949 y 1953 y no es
ninguna casualidad que 1966-1970 fuese para Japón el periodo de máximo crecimiento.
La economía capitalista mundial se desarrolló en torno a los EE.UU; una economía que planteaba menos obstáculos
a los movimientos internacionales, con una excepción: los movimientos migratorios internacionales tardaron en
recuperarse de su estrangulamiento de entreguerras. La gran expansión económica de la edad de oro se vio
alimentada no solo por la mano de obra antes parada, sino por grandes flujos migratorios internos, del campo a la
cuidad, de abandono de la agricultura.
Así, por ejemplo, las fábricas de Lombardia y Piamonte se inundaron de Italianos del Sur. Empezó a aparecer, sobre
todo a partir de los años ’60 una economía cada vez más TRASNACIONAL, es decir, un sistema de actividades
económicas para las cuales los estados y sus fronteras no son la estructura básica, sino meras complicaciones. Esta
economía trasnacional se convirtió en una fuerza de alcance mundial.
Este proceso vino de la mano con una creciente INTERNACIONALIZACIÓN así por ejemplo entre 1965 y 1990 el
porcentaje de la producción mundial dedicado a la exportación se duplicó.
La nueva división internacional del trabajo y el surgimiento de actividades extraordinarias en paraísos fiscales no solo
fueron de las primeras formas de trasnacionalismo en desarrollarse, sino también la que demuestra con mayor
claridad e modo en que la economía capitalista escapo a todo control, nacional o de otro tipo.
En un momento dado de los años ’60, un viejo centro financiero internacional, la city de Londres, en una gran plaza
financiera extraterritorial, gracias a la invención de las “EURODIVISAS” sobre todo los “EURODOLARES”, los dólares
depositados en bancos de fuera de los EE.UU y no repartidos se convirtieron en un instrumento financiero
negociable. Estos dólares flotantes, acumulados e enormes cantidades gracias a las crecientes inversiones
norteamericanas en el exterior y a los grandes gastos políticos y militares del gobierno de los EE.UU, se convirtieron
en la base de un mercado global totalmente incontrolado, principalmente en creídos a corto plazo y experimentaron
un tremendo crecimiento.
Al final, todos los gobiernos acabaron por ser sus víctimas ya que perdieron el control sobre los tipos de cambio y la
masa monetaria.
A principio de los ’80 las compañías trasnacionales de los EE.UU acumulaban tres cuartas partes de las exportaciones
del país y casi la mitad de sus importaciones y compañías de este tipo.
La función principal de tales compañías era “INTERNACIONALIZAR LOS MERCADOS MAS ALLÁ DE LAS FRONTERAS
NACIONALES”, es decir, convertirse en independientes de los estados y de su territorio. Gran parte de lo que las
estadísticas reflejaban como importaciones o exportaciones es en realidad comercio interno dentro de una entidad
trasnacional como la General Motors, que opera en 40 países. La capacidad de actuar de este modo reforzó la
tendencia natural del capital a concentrarse.
Los europeos y norteamericanos, estos países siguieron siendo los motores de crecimiento de la edad de oro. A
mediados de los ’50 los países industrializados se vendieron unos a otros cerca de tres quintos de sus exportaciones
de productos elaborados, y a principios de los ’70, tres cuartas partes.
Los países desarrollados empezaron a exportar una proporción algo mayor de sus productos elaborados al resto del
mundo, al tercer mundo empezó a exportar manufacturas a una escala considerable había los países desarrollados e
industrializados.
Entre 1970 y 1983 la proporción de exportaciones de productos industriales correspondientes al tercer mundo que
hasta entonces se había mantenido estable se duplico con creces.
Así pues, una nueva división internacional del trabajo empezó a socavar a la antigua.
La marca Alemana Volkswagen instalo fábricas de automóviles en Argentina, Brasil (3 fábricas, Canadá, Ecuador, Etc.
Sobre todo a partir de mediados de los años ’60.
Esta fue la innovación decisiva de la edad de oro, aunque no encajo del todo hasta más tarde.
Las grandes industrias electrónicas empezaron a globalizarse a partir de los años ’60. La cadena de producción ahora
ya no atravesaba hangares gigantescos en un solo lugar, sino el mundo entero.
Todo esto genero un cambio paradójico en la estructura política de la economía mundial.
Había una razón convincente por la que la expansión de la edad de oro debía producir el desplazamiento de las
viejas industrias del núcleo central de países industrializados, y era la peculiar combinación “Keynesiana” de
crecimiento económico en una economía capitalista basada en el consumo masivo por parte de la población activa
plenamente empleada y cada vez mejor pagada y protegida.
Esta combinación era una creación política que descansaba sobre el consenso político entre la izquierda y la derecha
en la mayoría de países occidentales.Se basa también en un acuerdo táctico entre las organizaciones obreras y las
patronales.
La gran expansión económica de los años ’50 estuvo dirigida, casi en todas partes, por gobiernos conservadores
moderados. En los EE.UU (a partir de 1952) en Gran Bretaña (desde 1951).
La izquierda quedo completamente apartada del poder.
En los ’60 el centro de gravedad del consenso se desplazo había la izquierda, en parte a causa del retroceso del
liberalismo económico ante la gestión Keynesiana.
Los años culminantes de la edad de oro parecieron ser tan favorables a la izquierda moderada, que volvió a gobernar
en muchos estados de la Europa occidental, como contrarios le habían sido los años ’50. Este giro a la izquierda se
debió en parte a cambios electorales que anticiparon los cambios mucho más notables de los años ’70 y principios de
los ’80.
Existe un claro paralelismo entre el giro a la izquierda y el acontecimiento público más importante de la década: la
aparición de estados de bienestar, es decir, estados en los que el gasto en bienestar (subsidios, cuidados, sanitarios,
educación, etc.) se convirtió en la motor parte de gasto público total, y la gente dedicada a actividades de bienestar
social paso a formar el conjunto más importante de empleados públicos.
Los primeros estas de bienestar en este sentido aparecieron alrededor de 1970.
En los años ’60 todos estos elementos mostraron signos de desgaste.
La hegemonía de los EE.UU entro en decadencia y a mediad que fue cayendo, el sistema monetario mundial, basado
en la convertibilidad del dólar en oro, se vino abajo.
Hubo indicios de ralentización en la productividad en varios países, y avisos de que las grandes reservas de mano de
obra que aportaban las migraciones interiores que habían alimentado la gran expansión de la industria, estaba a
punto de agotarse.
Sus expectativas se ajustaban a la única experiencia que tenía su generación: la de pleno empleo e inflación
constante.
Cualquiera que fura la situación que desencadeno “EL ESTALLIDO SALARIAL MUNDIAL” de finales de los ’60 (escasez
de mano de obra, esfuerzos crecientes de los empresarios para contener los salarios reales o como en los casos de
Francia y de Italia, las grandes rebeliones estudiantiles) todo esto se basa en el descubrimiento, por parte de una
generación de trabajadores que se había acostumbrado a tener o a encontrar un empleo, de que los aumentos
salariales regulares que durante tanto tiempo habían negociado sus sindicatos eran en realidad muy inferiores a los
que podían conseguir apretándole las tuercas al mercado.
1968 no fue el fin ni el principio de nada, sino solo un signo.
A diferencia del estallido salarial, del hundimiento del sistema financiero internacional, del boom de las materias
primas de 1972-1973 y de las crisis del petróleo de la OPEP de 1973, no tiene gran relieve en las explicaciones que
del fin de l edad de oro hacen los historiadores de la economía. Un fin que no era inesperado- la expansión de la
economía a principios de los ’60. El sistema se “recalentó”.

CAPÍTULO 14: LAS DÉCADAS DE CRISIS


La historia de los veinte años que siguieron a que siguieron a 1973 es la historia de un mundo que perdió su rumbo y
es la historia de un mundo que perdió su rumbo y se deslizó hacia la inestabilidad y la crisis. Sin embargo, hasta que
la Unión Soviética y Europa se deslizaron hacia la inestabilidad y la crisis socialista colapsara por completo, no se
percibió la naturaleza mundial de la crisis. En el mundo capitalista avanzado continuó el desarrollo económico,
aunque a un ritmo más lento que, que en la edad de oro. El comercio internacional de productos manufacturados,
motor del crecimiento mundial, continuó e incluso se aceleró, en los prósperos ochenta.
En África, Asia occidental y América Latina, el crecimiento del PBI se estancó.
En la antigua zona del socialismo real de Occidente, las economías se hundieron por completo después de 1989:
Rusia, Polonia, Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria. No sucedió lo mismo en Oriente, China y gran parte de los países
del sudeste y este asiático, en los años setenta se convirtieron en la región económica más dinámica de la economía
mundial.
La economía mundial capitalista prosperaba, pero con ciertos problemas. En la Europa occidental, el desempleo
creció, junto la pobreza, la miseria (mendigos en las calles y personas sin hogar)
La desigualdad creció en los países de economías desarrolladas de mercado, en especial desde el momento en que el
aumento casi automático de los ingresos reales al que estaban acostumbradas las clases trabajadoras en la edad de
oro llegó a su fin. Las haciendas gubernamentales se veían agobiadas por los los grandes gastos sociales, que
aumentaron con mayor rapidez que los ingresos estatales.
A principios de los noventa empezó a difundirse un clima de inseguridad y de resentimiento incluso en muchos de
los países ricos. Sin embargo, el hecho central no es que el capitalismo funcionase peor, sino que sus operaciones
estaban fuera de control: nadie sabía cómo enfrentarse a las fluctuaciones de la economía mundial
Las décadas de crisis fueron la época en la que estado nacional perdió sus poderes económicos
La única alternativa que se ofrecía era la propugnada por la minoría de los teólogos ultraliberales, reforzada por la
aparente impotencia y el fracaso de las políticas económicas convencionales.
El recientemente creado (1969) premio Nobel de Economía respaldó el neoliberalismo, al concederlo a Friedrich Von
Hayek (1974) y, dos años después, a otro defensor militante del ultraliberalismo económico, Milton Friedman.
El principal régimen neoliberal, los Estados Unidos del presidente del Reagan, aunque oficialmente, comprometidos
con el conservadurismo fiscal y con el monetarismo de Friedman, en realidad métodos Keynesianos para solucionar
sus problemas, creando un déficit gigantesco.
Ocurrió que los regímenes más comprometidos con la economía del laissez-faire (especialmente los Estados Unidos
de Reagan y Reino Unido Thatcher) resultaron algunas veces ser profunda y visceralmente nacionalistas y
desconfiados ante el mundo exterior.
El sistema productivo de las economías capitalistas quedó transformado por la revolución tecnológica, y se globalizó
o transnacionalizó extraordinariamente.
Consecuencias: la sustitución del trabajo humano por máquinas, aumentando el desempleo mundial. La tragedia
histórica de las décadas de crisis consistió en que la producción prescindía de los seres humanos a una velocidad
superior a aquella en que la economía de mercado creaba nuevos puestos de trabajo para ellos. El declive del
sindicalismo, debilitado tanto por la depresión económica como por la hostilidad de los gobiernos neoliberales,
aceleró este proceso. En los países ricos del capitalismo tenían sistemas de bienestar en los que apoyarse pero en los
países pobres entraban a formar parte de la amplia y oscura economía informal o paralela. La combinación de
depresión y de una economía reestructurada en bloque para expulsar trabajo humano creó una sorda tensión que
impregnó la política de las décadas de crisis. Fueron tiempos en que la gente, con sus antiguas formas de vida
prácticamente arruinadas, estuvo a punto de perder el norte. Esta sensación de desorientación y de inseguridad
produjo cambios y desplazamientos significativos en la logística de los países desarrollados. En épocas de problemas
económicos, los votantes suelen inclinarse a culpar al partido o régimen que está en el poder, pero la novedad de las
décadas de crisis fue que la reacción contra los gobiernos no beneficiaba necesariamente a las fuerzas de la
oposición. Los máximos perdedores fueron los partidos socialdemócratas o laboristas occidentales.
Desde 1970, muchos de sus partidarios (especialmente jóvenes y/o de clase media) abandonaron los principales
partidos de la izquierda para sumarse a movimientos más específicos (ecologistas, feministas y otros nuevos
movimientos sociales). Su importancia no reside tanto en su contenido positivo como en su rechazo de la vieja
política".
En resumen, durante las décadas de crisis las estructuras logísticas de los países capitalistas democráticos, hasta
entonces estables, empezaron a desmoronarse.
También alrededor de 1970 comenzó a producirse una crisis similar que comenzó a minar el mundo de las
economías de planificación centralizada. Desde el punto de vista económico, estaba claro que el socialismo
necesitaba reformas urgentes. La entrada masiva de la Unión Soviética en el mercado internacional de cereales y el
impacto de las crisis petrolíferas de los setenta representaron el fin del campo socialista como una economía
regional autónoma, protegida de los caprichos de la economía capitalista mundial. Para el sistema comunista, al
menos en la esfera soviética, se trataba de una cuestión de vida o muerte. Con todo, la relativa tranquilidad de la
vida socialista no se debía al temor. El sistema aisló a sus ciudadanos del pleno impacto de las transformaciones
sociales de Occidente porque los aisló del pleno impacto del capitalismo occidental. Lo que el estado no se propuso
cambiar permaneció como estaba antes. La paradoja del comunismo en el poder es que resultó ser conservador.

CAPITULO 1: DEL ESTADO SOCIAL AL ESTADO DE CAPITAL.


1. El gran rechazo: A fines de la década de 1960 y principios de 1970 se puso en manifiesto una crisis con
dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales, que inicio el proceso denominado globalización. Esta crisis
de gobernabilidad tomo formas de rebelión.
Los movimientos sociales buscaban llevar el modo de vida a la productividad, es decir a la globalización. Cambiar la
vida en torno a la especialidad de las necesidades y de los deseos imposibles de satisfacer.
El estado se volvió vulnerable por ser responsable de la crisis y no poder solucionarla con las medidas keynesianas.
Por lo tanto había que sustituirlo por un ordenador que sea invisible y anónimo para que no pueda ser atacado. Una
organización en red de sub.-unidades relativamente autónomas. Este ordenador era el mercado.
2. El éxodo del capital: Las políticas keynesianas se convertían en un obstáculo para las ventajas del capitalismo. La
planificación solo había sido útil para el periodo de crecimiento extensivo (años dorados). Era preciso liberal al
capital de su dependencia estatal.
El éxodo del capital se aceleró en los comienzos de los ´70 con las multinacionales (firmas que instalaban filiales de
producción en el extranjero para poder ingresar a sus mercados). A finales de los ´70 se hablaba de trasnacionales. El
crecimiento depende de la participación en el mercado mundial. La revolución informática conllevo a la
globalización. La transnacionalización de las firmas se convirtió en sinónimo de “supervivencia”.
3. El fin del nacionalismo económico: El capital, sin derecho alguno, controla la soberanía y es capaz de decidir el
destino de las naciones. El estado supranacional del capital es independiente y se separa de la sociedad, limita y
reglamente el poder de las sociedades de disponer de su lugar. En un aparato que enuncia el derecho del capital
globalizado, aquellos en contra de la globalización, quieren cambiar el fin de esta. Luchan por una globalización
diferente, guiada por una visión, una solidaridad, un proyecto de civilización planetarias.
4. La globalización tiene espaldas anchas: Las catástrofes de la globalización (desempleo, privatización, devaluación,
etc.) son “inevitables y necesarias”. La capacidad competitiva de las firmas depende de su inversión. Las medidas
tomadas sobre la distribución de salarios pueden ser una coartada para redistribuirlas de abajo hacia arriba y
producir ofensivas hacia el estado social. Los privilegios de los asalariados. ¿Por qué la competividad exige los
salarios más bajos pero acepta los más altos? Las tasas de inversión de las trasnacionales han bajado, pero aumentó
la distribución entre los accionistas administradores y CEO (directores generales). Así mismo, se produjo la compra
de una empresa por parte de la otra (fusión); colocación financiera en el mercado monetario y cambiario. Para sus
actores principales, es un conjunto de restricciones que imponen para poder imponer su poder al mundo.
5. La resistible dictadura de los mercados financieros: El poder financiero impone regla de rentabilidad al estado y a
las empresas. Los fondos norteamericanos de pensión y los fondos comunes de colocaciones han introducido una
nueva practica: chantaje y extorsión de fondos (compran acciones de empresas con futuro y les demandan
prosperidad y rentabilidad o les cortan las acciones). El estado trata de que se eviten o frenen el éxodo de capitales
de su territorio. Pero son inaceptables las reformas que desmantelan la protección social con el pretexto de que no
son más financiables. La voluntad política común es el principal instrumento para frenar esta dictadura del capital
financiero, pero el poder irresistible de los mercados existe por la sumisión de los gobiernos al poder financiero. Las
reglas que rigen los mercados mundiales han sido definidas por la principal potencia comercial, la unión europea.
6. El espejo chino: El crecimiento logrado debería hacer retroceder el desempleo en todas partes. La vuelta del
pleno empleo, gracias a los millones de los nuevos consumidores occidentales, es un espejismo. El “desarrollo a
rayas” es el desarrollo de un conjunto de países (china y una veintena mas). El desarrollo solo debe ocurrir en los
países enclaves, la riqueza no deberá ser redistribuida por los estado-nación. El capitalismo propulsa “zonas
económicamente especiales” (centros urbanos), que hay que proteger contra la migración rural. En estas zonas se
implantan las trasnacionales. La industrialización extensiva pasó el límite soportable del punto de vista ecológico. Las
inversiones de las trasnacionales en los países periféricos, crean a menudo más desempleo y no atendían para nada
la extrema pobreza de la masa. Distribuían una masa muy baja de salarios para propulsar la expansión económica
por medio de la demanda solvente.

CAPITULO 2: ÚLTIMOS AVATARES DEL TRABAJO.


1. Posfordismo: El fin del crecimiento fordista dejo dos caminos a las empresas para intentar escapar del
estancamiento: la conquista de porciones de mercado suplementarias (hacer pie en países emergentes) y la
renovación acelerada de la gama de producciones (producir en series cada vez mas cortas a costos unitarios cada vez
más bajos). La producción se orientara a ser cualitativo e inmaterial. Se venden imágenes. De ahora en mas, la
demanda será estimulada por la oferta de lo imprevisto. La lean production (producción aligerada, propuesta por el
toyotismo) deja cesante al personal jerárquico, dejando así, únicamente al personal productivo.
El toyotismo propone una autogestión obrera en el proceso productivo, esto producirá el mejoramiento de los
procedimientos por parte de los propios obreros. El trabajador debe entender todo el proceso productivo. En
síntesis, debe convertirse en “fabricante, tecnólogo y administrador” (polivalente). Se produce entonces, una red de
flujos interconectados, es decir, un sistema auto-organizador descentrado.
2. Uddevalla: En esta fábrica se trató de llevar a los obreros a reflexionar sobre su propio trabajo y a interiorizarse
sobre la concepción del producto y de los equipos. Se trató de superar la alineación del trabajo con una “flexibilidad
elegida” (posibilidad de un miembro de un grupo de tomarse una jornada de licencia), pero para superar la
alineación de trabajo debe haber: a) auto-organización de trabajo por parte de los trabajadores, b) trabajo y modo
de cooperación, unidos por cada uno como generadores de desarrollo, c) objetivación del trabajo en un producto
reconocible para los trabajadores.
En esta forma de producción se origina el problema de la oposición entre el capital (que piensa el producto a
realizar) y el trabajo viviente, es decir el poder de decidir el destino y el uso social de la producción. Luego, al haber
sido reprimidas las tareas repetitivas de la producción, la fábrica pudo evolucionar a una automatización más activa.
Dependía del compromiso y de la adhesión del personal.
3. El sometimiento: Se ofrece a los jóvenes una “identidad de empresa”, que tiene su origen en la cultura
empresarial. Se le pide que se avoque al trabajo y que brinde devoción, produciendo una renuncia a su personalidad
y se le da a cambio una gran familia empresarial; donde todos trabajan por el bien común. Se genera una fábrica
integrada donde se presenta a la empresa como una comunidad de trabajo de pertenencia. Todo esto genera el
peligro de la pérdida total de sí.
La empresa compra ante todo a la persona y a su devoción y luego de conseguir esto, desarrolla la capacidad de
trabajo abstracto de ella. Las funciones tales como cooperar, hablar, etc. entre los trabajadores están
completamente determinadas.
4. Autonomía y venta de si: La autonomía del trabajador tendría que formarse paralelamente de la necesidad que la
empresa tenga y, ganar terreno en todos los planos. Los teóricos de la intelectualidad de masa sostienen que el
trabajo se plantea como libre y constructivo, esto produce que el individuo se “libere trabajando”, sin seguir órdenes
del exterior, si no que continua o sigue la determinación interna. La lean production produce condiciones sociales y
culturales para que el capital domine a la autonomía del trabajo. El general intellect se convierte en el pilar central
que sostiene la producción y la riqueza, no ya el tiempo de trabajo. “Todos a la vez son trabajadores potenciales y
desempleados en potencia”. Las capacidades de la fuerza de trabajo (hombre) no pueden ser mandadas por el
capital, si no que se desplegaran por iniciativas del sujeto. El capital va a apuntar a inducir al sujeto, donde su
“identidad” y mundo sea estructurado. Una “sociedad programada”. Se generan personas, que sometidas por el
capital o el capitalista, venden su persona o talentos a “actividades gratificantes”, pero de una voluntad ajena a la
cual obedecen y no se revelan porque las actividades los complacen (venta de si).
Los prestatarios se consideran “mercancía que trabaja” y es la única forma de considerarse “hombres”. Se produce
un “mercado de personalidad”, la cual será parte integrante de la fuerza de trabajo. La actitud hacia el trabajo es lo
que decidirá en primer término su contratación.
5. El trabajo que anula el trabajo: Al ser el trabajador autónomo puede planificar, controlar y ejecutar;
convirtiéndose así en una empresa de pequeños empresarios autónomos y esto conlleva a una revolución cultural.
Para esta revolución el obrero debe poseer conocimientos del general intellect, y debe de ser bilingüe. Aquellos que
no puedan cumplir estos requisitos, quedan en el margen del mercado de trabajo. Se produce una pequeña “elite”
de trabajadores contratados, solo porque han sido elegidos para perpetuar en el trabajo. Económicamente es más
ventajoso concentrar poco trabajo en poca gente, porque de esta manera, los empleados sienten ser pequeños
empresarios que valorizan su capital-saber. El posfordismo produce la elite al producir desempleo; y su función y
efecto es reducir drásticamente el volumen de empleo. El trabajador posfordista debe identificarse con todo lo que
hace: su trabajo y desempleo que genera.
6. Metamorfosis del salariado: Organización jerárquica a partir de un centro. Hay una vigencia del taylorismo en el
seno mismo del sistema japonés. La empresa madre, la cual “externaliza” las tareas especializadas, cuando toma
medidas drásticas por deferentes crisis (ej: crisis en la demanda), solo afecta con sus decisiones a los proveedores
externalizados, los cuales se rigen por un sistema taylorista. Esto produce dos categorías de empleados. Empleados
permanentes (polivalentes, a tiempo completo, asalariados, etc.) y empleados periféricos (precarios, salarios y horas
variables). A estos últimos se les suman los independientes que son pagados por tarea o por tiempo trabajado.
La adaptación occidental del sistema Toyota debía permitir producir lo mismo pero con la mitad de costos. El empleo
precario es el de los “contratados” que realizan las mismas actividades de los estables pero no poseen la misma
condición y están a disposición del empleador. Se produce una abolición del asalariado, bautizado post salariado,
donde ocurre la negociación salarial entre el empleado y el empleador; y se sustituyen los empleos por situaciones
de trabajo temporario o de tiempo parcial. La empresa apela a prestatarios en caso de necesidad.
Luego están los independientes, self employed, los cuales pertenecen a la elite del saber y son los únicos que
resultan beneficiados. Con el salariado, el capital intenta abolir casi la totalidad de los límites que el movimiento
obrero logro imponer a la explotación.
7. Todos precarios: Salimos de la sociedad de trabajo sin reemplazarla por ninguna otra. Cada uno de nosotros es un
desempleado en potencia, precario; y tenemos como profesión no tener ninguna. El capital ha llegado a que el
trabajo ocupe el centro de la vida y de la conciencia de los empleados. El problema que esto genera es que se piensa
que un ser posee derecho a poseer trabajo. Esta problemática no se prolongaría más si el trabajo pierde el papel
central en la vida de la sociedad. Por otro lado, las potencias dominantes y toda clase de poderes se esfuerzan en
impedir que el trabajo este en vías de eliminación.

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