Está en la página 1de 9

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR


UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
“ROMULO GALLEGOS”
ALDEA UNIVERSITARIA DEL TIGRITO
SAN JOSE DE GUANIPA, ANZOÁTEGUI.

NORMATIVA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS Y


RECLUSION, PRINCIPIOS QUE INFORMAN LA EJECUCION DE LAS
PENAS PRIVATIVAS DE LIVERTAD

Facilitadora: ABG. Johana Dale Participante:


Yolimar Mujica C.I V- 14.132.070
Manuel Quiñonez C.I V- 12.679.754
José Kinsler C.I V- 12.609565
INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación que a continuación ahondaremos busca dar


conocimientos estructurados y sistemáticos en relación a la declaración de los derechos
humanos, su origen y su importancia para la sociedad. De igual forma destaca los beneficios que
alcanzan los reclusos en consecuencia de estos tratados o acuerdos, es decir el alcance jurídico,
que tienen estos acuerdos internacionales, incluso para el delincuente o las personas privadas de
libertad.

DESARROYO

Declaración de Derechos de Virginia (1776)

La Declaración de Derechos de Virginia fue un documento que proclamó que todas las


personas tienen derechos naturales que les son inherentes y llamó a los estadounidenses a
independizarse de Gran Bretaña. Fue adoptada de manera unánime por la Convención de
Delegados de Virginia, el 12 de junio de 1776. Fue el antecedente directo de la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 realizada por la Revolución Francesa y de
la Carta de Derechos de los Estados Unidos que entró en vigencia en 1791 en la forma de diez
enmiendas a la Constitución de Estados Unidos.

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano


La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, aprobada por
la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, es uno de muchos de los
documentos fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a definir los
derechos personales y los de la comunidad, además de los universales. Influida por la doctrina de
los derechos naturales, los derechos del hombre se entienden como universales.
Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos, franceses y de todos
los hombres sin excepción, no se refiere a la condición de las mujeres o la esclavitud, aunque
esta última sería abolida por la Convención Nacional el 4 de febrero de 1794. Sin embargo es
considerado un documento precursor de los derechos humanos a nivel nacional e internacional.
No fue hasta que Olympe de Gouges, en 1791, proclamó la Declaración de los Derechos de la
Mujer y la Ciudadana que las mujeres entraron en la historia de los derechos humanos.
La Declaración fue el prefacio a la Constitución de 1791. La primera traducción
americana completa de sus 17 artículos al español es obra de Antonio Nariño, publicada
en Bogotá, Nuevo Reino de Granada (hoy Colombia) en 1793.
Una segunda versión ampliada, conocida como Declaración de los Derechos del Hombre
de 1793, fue aprobada posteriormente e incorporada a la Constitución francesa de 1793, ambas
de muy breve aplicación. Seguida de la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre y del
Ciudadano de 1795 en la Constitución de 1795 que establece el Directorio.
En el derecho constitucional francés, la Declaración de 1789 es parte de la Constitución
francesa de 1946, que agrega los derechos sociales en su preámbulo, y de la Constitución
francesa de 1958 que conserva el preámbulo de la Constitución de 1946.

Normativa sobre derechos humanos

La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) es considerada generalmente


el fundamento de las normas internacionales sobre derechos humanos. Aprobada en 1948, la
DUDH ha inspirado un valioso conjunto de tratados internacionales derechos humanos. Sigue
siendo una fuente de inspiración para cada uno de nosotros, ya sea en momentos de conflicto, en
sociedades que sufren represión, en la lucha contra las injusticias, y en nuestros esfuerzos por
lograr el disfrute universal de los derechos humanos.
La Declaración supone el primer reconocimiento universal de que los derechos básicos y
las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y aplicables
en igual medida a todas las personas, y que todos y cada uno de nosotros hemos nacido libres y
con igualdad de dignidad y de derechos. Independientemente de nuestra nacionalidad, lugar de
residencia, género, origen nacional o étnico, color de piel, religión, idioma o cualquier otra
condición, el 10 de diciembre de 1948 la comunidad internacional se comprometió a defender la
dignidad y la justicia para todos los seres humanos.

A lo largo de los años, ese compromiso se instaló en el campo del derecho, ya sea en forma de
tratados, de derecho internacional consuetudinario, principios generales, acuerdos regionales o leyes
nacionales, y a través de ellos se expresan y garantizan los derechos humanos. De hecho, la
Declaración Universal de Derechos Humanos ha inspirado más de 80 declaraciones y tratados
internacionales, un gran número de convenciones regionales, proyectos de ley nacionales de derechos
humanos y disposiciones constitucionales que, en conjunto, constituyen un sistema amplio
jurídicamente vinculante para la promoción y la protección de los derechos humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento adoptado


por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de
diciembre de 1948 en París,1 que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados
básicos. Debido a la falta de consenso internacional que existía en ese momento sobre la
obligatoriedad de proteger y respetar los derechos humanos, el documento no logró ser
formalizado como un tratado internacional, obligatorio para los Estados firmantes, y se limitó a
una declaración, que fuera tomada como un ideal orientativo para la humanidad.

Declaración Universal de los Derechos Humanos


La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento adoptado
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de
diciembre de 1948 en París,1 que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados
básicos. Debido a la falta de consenso internacional que existía en ese momento sobre la
obligatoriedad de proteger y respetar los derechos humanos, el documento no logró ser
formalizado como un tratado internacional, obligatorio para los Estados firmantes, y se limitó a
una declaración, que fuera tomada como un ideal orientativo para la humanidad.
Tres décadas después se alcanzó un consenso internacional suficiente para establecer la
obligatoriedad para los Estados de proteger los derechos humanos, al entrar en vigor los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos que, junto con sus protocolos opcionales y la DUDH,
comprenden lo que se ha denominado como Carta Internacional de Derechos Humanos.

Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades


Fundamentales
Convención Europea de Derechos Humanos
El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, más conocido como la Convención Europea de Derechos Humanos, fue
adoptado por el Consejo de Europa el 4 de noviembre de 19501 y entró en vigor en 1953. Tiene
por objeto proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas
sometidas a la jurisdicción de los Estados miembros, y permite un control judicial del respeto de
dichos derechos individuales. Se inspira expresamente en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de
diciembre de 1948.
El Convenio ha sido desarrollado y modificado por diversos protocolos adicionales que
han añadido el reconocimiento de otros derechos y libertades al listado inicial o han mejorado las
garantías de control establecidas. Por otra parte, el número de Estados miembros se ha ido
incrementando hasta abarcar casi todo el continente europeo. Su antigüedad y desarrollo lo
convierten en el más importante sistema de protección de los derechos humanos en el mundo.
Tras las devastadoras consecuencias humanas, materiales y económicas de la Segunda
Guerra Mundial, Europa Occidental vivió un ambiente favorable a la creación de una
organización internacional que agrupara a los Estados democráticos. Ese impulso culminó en la
creación en 1949 del Consejo de Europa. Adicionalmente, el impacto que para la opinión pública
supuso la constatación de los crímenes perpetrados por el Tercer Reich y el impulso
proporcionado por la proclamación por Naciones Unidas de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, propició el interés por crear un mecanismo de garantía colectiva de tales
derechos. La entonces denominada Asamblea Consultiva del Consejo acordó en su primera
sesión iniciar los estudios necesarios para la creación de tal sistema. Solo un año más tarde,
el Comité de Ministros aprobó el proyecto del Convenio Europeo para la Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. El 4 de noviembre de ese mismo año
1950 el Convenio era firmado por los representantes de doce Estados: la entonces recientemente
creada República Federal
Alemana, Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países
Bajos, Reino Unido y Turquía.
Convención Americana sobre Derechos Humanos 
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (también llamada Pacto de San José
de Costa Rica) fue suscrita, tras la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos
Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en la ciudad de San José en Costa Rica y entró en
vigencia el 18 de julio de 1978.1 Es una de las bases del sistema interamericano de promoción y
protección de los derechos humanos.
Si el ejercicio de tales derechos y libertades no estuviese ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados partes están obligados a adoptar medidas legislativas o
de otro carácter que fueren necesarias para hacerlos efectivos. Además, establece la obligación,
para los Estados partes, del desarrollo progresivo de los derechos económicos, sociales y
culturales contenidos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, como medios de
protección de los derechos y libertades, establece dos órganos para conocer de los asuntos
relacionados con el cumplimiento de la Convención: la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
A la fecha, veinticinco naciones se han adherido a la
Convención: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica,
Ecuador, Granada,
Guatemala, Haití, Hondurs, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Trinidad y Tobago
renunciaron a la Convención Americana sobre Derechos Humanos por medio de un comunicado
dirigido al Secretario General de la OEA el 26 de mayo de 1998. Igualmente lo hizo Venezuela
en el 2012. Entre otros instrumentos, ha sido complementada con: Protocolo Adicional a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Protocolo de San Salvador), de 1988
Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la abolición de la
pena de muerte, de 1990 Estos protocolos cuentan con diversos grados de ratificación por parte
de los Estados.
Previo al "Pacto de San José de Costa Rica", se habían establecido otras piezas legales
para la protección de los derechos del hombre, entre estos podemos destacar la Conferencia
Interamericana sobre los Problemas de la Guerra y de la Paz, está el texto oficial de dicha
conferencia celebrada en México en los meses de febrero y marzo de 1945, se proclama la
adhesión de las repúblicas americanas a los principios consagrados para la vigencia de los
derechos esenciales del hombre y se encomendó al comité Jurídico Interamericano la redacción
de un ante proyecto de declaración de los derechos y deberes internacionales del hombre. Este
comité presentaría el fruto de su trabajo durante la Novena Conferencia Internacional Americana
y sería aprobada la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre como un
instrumento de carácter no obligatorio, como una mera declaración.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR, por sus siglas en inglés)
es un tratado multilateral general que reconoce Derechos civiles y políticos, establece
mecanismos para su protección y garantía. Fue adoptado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas mediante la Resolución 2200 A (XXI), del 16 de diciembre de 1966. Entró en
vigor el 23 de marzo de 1976 y ha sido ratificado por 167 Estados, siete más que el PIDESC.1
Fue adoptado al mismo tiempo que el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Se hace referencia a ambos con el nombre de Pactos Internacionales de
Derechos Humanos o Pactos de Nueva York. A su vez, estos, junto con la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, comprenden lo que algunos han llamado Carta Internacional de
Derechos Humanos.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos tienen sus raíces en el mismo proceso que condujo
a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Como la DUDH no se esperaba
para imponer obligaciones vinculantes, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas comenzó a redactar un par de pactos vinculantes sobre derechos humanos destinada a
imponer obligaciones concretas de sus partes.2 Debido a los desacuerdos entre los Estados
miembros sobre la importancia relativa de las negativos Civiles y Políticos
versus positivos Económicos, Sociales y Culturales, dos pactos fueron creados. Estos fueron
presentados a la Asamblea General de la ONU en 1954, y aprobó en 1966, entró en vigor el 3 de
enero del 1976 el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de Derechos
Civiles y Políticos el 23 de marzo de 1976.

Normativa internacional sobre reclusión


Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos.
Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (RM)1 constituyen los
estándares mínimos universalmente reconocidos para la gestión de los centros penitenciarios y el
tratamiento de las personas privadas de libertad, y han tenido un inmenso valor e influencia en el
desarrollo de leyes, políticas y prácticas penitenciarias en los Estados Miembros en todo el
mundo. En reconocimiento de los avances producidos desde 1955 en materia de legislación
internacional y ciencias penitenciarias, la Asamblea General decidió en 2011 establecer un grupo
intergubernamental de expertos de composición abierta para examinar y, eventualmente, revisar
las Reglas Mínimas. Organizaciones de la sociedad civil y los órganos pertinentes de las
Naciones Unidas fueron invitados para contribuir en este proceso.
En el marco de las tres reuniones (2012-2014) a las que la UNODC acompañó de cerca,
el grupo intergubernamental de expertos realizó avances en la identificación de las áreas
temáticas y reglas específicas que debían ser revisadas, respetando al máximo los parámetros
generales del proceso de revisión determinados por la Asamblea General: a) ningún cambio en
las reglas debería reducir el alcance de los estándares existentes, sino que debería mejorarlo con
el objetivo de promover la seguridad y las condiciones humanas para las personas privadas de
libertad, y b) el proceso de revisión debe mantener el ámbito de aplicación de las RM. En la
cuarta reunión celebrada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en marzo de 2015, el grupo de expertos
logró consenso en todas las reglas que estaban sometidas a revisión. En mayo de 2015, la
Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal aprobó las reglas revisadas y las remitió al
Consejo Económico y Social para su aprobación y posteriormente a la Asamblea General para
que se adoptaran como las “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los
Reclusos”.
1. LA DIGNIDAD Y EL VALOR INHERENTES DE LAS PERSONAS PRIVADAS DE LIBERTAD COMO
SERES HUMANOS

2. GRUPOS VULNERABLES PRIVADOS DE LIBERTAD

3. SERVICIOS MÉDICOS Y SANITARIOS

4. RESTRICCIONES, DISCIPLINA Y SANCIONES

5. INVESTIGACIÓN DE MUERTES Y TORTURA DE RECLUSOS6. ACCESO A REPRESENTACIÓN


JURÍDICA

Entre otras

Reglas penitenciarias europeas: un largo camino aún por recorrer


Europa revisa la recogida de información sobre las personas presas y la gestión de sus
expedientes, el tratamiento de las mujeres y las personas extranjeras, y el uso de medidas
especiales de alta seguridad, entre otras cuestiones en tal sentido, han transcurrido más de catorce
años desde que en enero de 2006 se adoptaron las Reglas Penitenciarias Europeas,(en adelante
RPE)., cuando se dictó la Recomendación (2006) del Comité de Ministros del Consejo de
Europa, parece que dado que en ese intervalo de tiempo transcurrido desde el establecimiento de
las RPE hasta hoy se han producido avances considerables en el funcionamiento de la
administración penitenciaria de los estados miembros del Consejo de Europa y las prisiones de
aquellos, como consecuencia de la aplicación de lo dispuesto en las RPE. por los estados
miembros, y el seguimiento de la aplicación de las RPE en el ámbito del Consejo de Europa por
parte de los organismos encargados de ello, y que durante el mismo intervalo de tiempo se ha
dado una asunción de una nueva realidad por parte de la sociedad en general, los sujetos de
derecho, es decir las Organizaciones Internacionales los estados, especialmente en los estados
miembros del Consejo de Europa, cual es la cristalización, en la práctica y en la normativa
penitenciaria, de la demanda social del respeto a los derechos humanos en el ámbito
penitenciario de tal manera que forme parte esencial del núcleo duro que ostenta el nivel más
elevado de protección y de promoción de los derecho s humanos y libertades fundamentales, y
como está corriente en su amplio espectro se encuentra en un proceso de plena transformación se
hacía necesario evolucionar y no quedar limitados por lo dispuesto en las RPE adoptadas en
2.006, sino desarrollar aquellas para conseguir una renovada protección de los derechos humanos
en Instituciones Penitenciarias, y pasar a una nueva fase en la promoción de la dignidad humana
en el ámbito de las Instituciones Penitenciarias de acuerdo a las nuevas exigencias de la sociedad
y a los estándares evolucionados de respeto a los derechos humanos en cualquier ámbito.
Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes
La Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes es uno
de los principales tratados internacionales en materia de derechos humanos contra la tortura. Fue
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984, y entró
en vigor el 26 de junio de 1987, al haber sido alcanzado el número de ratificaciones necesario.
Su antecedente más inmediato fue la Declaración sobre la protección de todas las personas contra
la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes aprobada por la Asamblea
General de Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1975.
La Convención establece una serie de obligaciones para los Estados Parte y crea un órgano de
tratado: el Comité contra la Tortura.
Esta convención cuenta con un protocolo facultativo que fue aprobado en 2002 y entró en
vigencia en 2006. La Convención está antecedida por una serie de considerandos o motivos, e
integrada por 33 artículos divididos en tres partes. La Convención busca impedir absolutamente
el uso de las torturas por parte de los Estados, sin admitir ninguna excusa ni situación
extraordinaria, como la guerra o cualquier otra emergencia.

Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas
de la libertad para las mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok)
Reconociendo la necesidad de establecer reglas de alcance mundial con respecto a las
consideraciones específicas que deberían aplicarse a las mujeres privadas de libertad, y teniendo
en cuenta varias resoluciones aprobadas por diversos órganos de las Naciones Unidas, el 21 de
diciembre de 2010 la Asamblea General de la ONU aprobó las Reglas para el tratamiento de las
reclusas y medidas no privativas de libertad para las mujeres delincuentes (conocidas como
Reglas de Bangkok).
Las Reglas de Bangkok están inspiradas en los principios contenidos en los diversos
tratados y declaraciones de las Naciones Unidas, y están dirigidas a las autoridades penitenciarias
y del sistema de justicia penal en general (jueces, fiscales, defensores, servicios de libertad
condicional, etc.)
Estas Reglas no sustituyen en modo alguno las Reglas Mínimas para el Tratamiento de
los Reclusos (RMTR) ni las Reglas Mínimas sobre las medidas alternativas no privativas de
libertad (Reglas de Tokio) y por ende éstas se seguirán aplicando a todos los reclusos y reclusas,
sin discriminación. Mientras que algunas de las Reglas de Bangkok aclaran las disposiciones
existentes de los instrumentos antes mencionados, otras abarcan aspectos nuevos, no
contemplados anteriormente.
Las setenta Reglas regulan todos los aspectos relativos a la gestión penitenciaria y a la
ejecución de medidas no privativas de libertad, incorporando disposiciones específicas para
mujeres extranjeras, mujeres embarazadas y madres, minorías raciales y étnicas, adolescentes,
etc.
La población objetivo de las Reglas de Bangkok son las mujeres infractoras pero también
alcanzan a los varones, en la medida que algunas Reglas se refieren a cuestiones que interesan a
personas privadas de libertad de ambos sexos, como las relativas a las responsabilidades
maternas y paternas, algunos servicios médicos y los procedimientos de registro.
Las Reglas de Bangkok son el primer instrumento que visibiliza a los hijos e hijas de las
personas encarceladas y se fundamentan en diversas resoluciones de las Naciones Unidas
relacionadas con la situación de las mujeres en prisión y la necesidad de atender y analizar el
impacto del encarcelamiento en los hijos e hijas de las personas privadas de libertad.

Convenio sobre traslado de personas condenadas Estrasburgo, 21.iii.1983


Hecho en Estrasburgo el 21 de marzo de 1983, en francés y en inglés, los dos textos igualmente
fehacientes, en un ejemplar único que se depositará en los archivos del Consejo de Europa. El Secretario
General del Consejo de Europa remitirá una copia certificada conforme del mismo a cada uno de los
Estados no miembros del Consejo de Europa, a los Estados no miembros que hayan participado en la
elaboración del presente Convenio y a cualquier Estado invitado a adherirse al mismo.

Historia del decreto n° 1.317


Proyecto de acuerdo que aprueba el convenio sobre traslado de personas condenadas, adoptado
por el consejo de Europa el 21 de marzo de 1983, en Estrasburgo, Francia.
Publicada: 03-11-1998

También podría gustarte