Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Accidente Cerebrovascular Isquemico
Accidente Cerebrovascular Isquemico
Introducción
El accidente cerebrovascular (ACV) o stroke isquemico, esta conformado por una serie de
-- El Ataque Cerebrovascular (ACV) o ictus isquémico, esta conformado por una serie de
trastornos cuyo denominador común es la afectación de la circulación cerebral.
El compromiso del flujo sanguíneo cerebral puede ocasionar a su vez disfunción transitoria
o permanente de una o varias regiones del encéfalo.
El ACV isquemico pues, se caracteriza por ser una entidad heterogénea, con diferentes
etiologías, fisiopatología propia de cada subtipo, como así también, naturaleza, tamaño y
topografía lesional muy disímiles, perfiles evolutivos variables, etc.
Por lo (que) tanto, es de vital importancia conocer el o los mecanismos responsables a los
fines de interpretar correctamente la situación, con lo cual se logra efectuar un adecuado
abordaje terapéutico y una eficaz prevención secundaria.
Los trastornos circulatorios cerebrales constituyen la tercera causa de muerte en los países
desarrollados, y la primera causa de incapacidad prolongada.
Si bien existen pocos datos oficiales, en Argentina se estima una incidencia de entre 110 y
285 casos por cada 100.000 habitantes, con más de medio millón de personas que viven con
secuelas de este padecimiento. (habria que averiguar los datos del arenas 1 y 2 )
Gran parte del daño cerebral permanente e irreversible, se produce en las primeras horas del
evento, de ahí que el ACV isquemico es una ‘’emergencia medica real’’ que requiere altos
índices de sospecha, destreza, certeza y prontitud por parte del personal involucrado en su
atención. Por ello se ha creado el termino ‘’ataque cerebral’’, a los fines de establecer un
paralelismo con el ataque cardiaco que reafirma la severidad y urgencia con la que deben
tratarse estos pacientes. Por otra parte, encuestas americanas recientes, revelan que la
mayoría de los individuos son incapaces de reconocer los síntomas del ataque cerebral.
Resulta indispensable entonces, la puesta en marcha de programas educacionales dirigidos
a la población, ya que solo el rápido reconocimiento de los síntomas permite la
implementación urgente de terapéuticas efectivas.
Metabolismo cerebral
El cerebro pesa aproximadamente entre 1200 a 1500 gramos, representando solo el 2% del
peso corporal, recibe el 15% del volumen minuto cardiaco total y utiliza para sus
actividades, el 20% de oxigeno y el 25% de la glucosa consumidos por el cuerpo entero.
Las altas demandas energéticas del encéfalo, sumados al hecho de la no existencia de
reservorios de oxigeno o glucosa hacen que la disponibilidad de sustratos energéticos sea
critica para asegurar el normal funcionamiento del tejido cerebral.
Normalmente, la demanda energética del cerebro es satisfecha casi con exclusividad por la
oxidación metabólica de la glucosa.
El consumo de oxigeno de un cerebro humano adulto esta alrededor de los 170 milimoles
por gramo y por minuto, mientras que consume 30 milimoles de glucosa por minuto y por
gramo de tejido encefálico, con una relación consumo oxigeno/glucosa de 6:1.
El flujo sanguíneo cerebral (FSC), normal es de 50 a 60 ml por cada 100 gramos de tejido
por minuto. Del total disponible, el cerebro extrae el 33% y el 10% de oxigeno y glucosa
respectivamente.
El 60% de la energía producida mantiene los gradientes iónicos transmembrana, mientras
que el 40% restante es utilizado para la síntesis, liberación y recaptacion de
neurotransmisores y para el recambio de estructuras celulares.
Tanto el consumo de oxigeno como el de glucosa, como así también el flujo sanguíneo
cerebral varían de acuerdo a las necesidades y diferentes funciones de cada región
anatómica. Al mismo tiempo, la sustancia gris requiere mayor disponibilidad de de
sustratos energéticos que la sustancia blanca debido a la presencia de los cuerpos celulares
y a la alta actividad sináptica.
PPC
FSC = --------------
RVC
Se define a la PPC, como la diferencia existente entre la presión arterial media (presión de
ingreso al circuito-TAM) y la presión venosa cerebral (presión de salida). Sin embargo, esta
última, es desde el punto de vista práctico muy difícil de medir y es casi reflejada con
exactitud por la presión intracraneal (PIC); de esa manera:
La resistencia vascular cerebral, esta determinada por la capacidad de los vasos sanguíneos
cerebrales de contraerse o dilatarse ante diferentes situaciones o estímulos. Esta propiedad
de la vasculatura cerebral, la cual le permite mantener el FSC constante a pesar de
fluctuaciones de la PPC se denomina autorregulación cerebral.
Normalmente el FSC se mantiene sin mayores fluctuaciones entre 50 y 150 mmHg de
tensión arterial media; pero una vez superado dichos limites el FSC sigue en forma pasiva a
la tensión arterial; esto significa que por debajo de los 50 mmHg de TAM, se produce el
colapso pasivo de la vasculatura con la consiguiente disminución del FSC.
En el otro extremo, más de 150 mmHg de TAM ocasionan el vencimiento de la capacidad
vasoconstrictiva, produciéndose dilatación vascular con el consiguiente incremento del
FSC.
Otros de los factores determinantes del FSC, es el consumo de oxigeno cerebral. Cuando
aumentan las demandas metabólicas, se incrementa en forma directa y proporcional el FSC,
a los fines de satisfacer dichas demandas.
TMCO2
Figura
2. Autorregulación cerebral
Definición
Luego de una agresión vascular isquemica aguda, se pueden diferenciar en el parénquima
encefálico, al menos dos zonas: una central, denominada ‘’core’’ con daño estructural
establecido e irreparable, por lo tanto necrótica, muerta; y otra periférica, de mayor
extensión, que potencialmente puede recuperar las funciones perdidas, conocida con el
nombre de ‘’ penumbra’’.
El área de penumbra, pues, es una región del tejido cerebral con daño funcional en riesgo
de afectarse irreversiblemente, pero potencialmente viable, por lo tanto pasible de revertirse
con la aplicación de medidas terapéuticas oportunas.
Por definición, el área de penumbra es una región isquemica con disminución del FSC.
Estudios experimentales y clínicos han demostrado dos umbrales críticos durante la
isquemia cerebral focal.
Cuando el FSC, desciende por debajo de los 20 ml/100gr/por minuto las neuronas pierden
la capacidad espontánea o inducida de conducir el impulso eléctrico; ‘’umbral de fallo
eléctrico’’; caracterizada por alteraciones del electroencefalograma (EEG) y de los
potenciales evocados. Hallazgos electroencefalográficos típicos en esta fase son la
aparición de actividad patológica lenta (ondas theta y delta) con la desaparición
concomitante de los ritmos fisiológicos alfa y beta.
Cuando el FSC alcanza los 10ml/100gr/por minuto, las células son incapaces de mantener
los gradientes iónicos transmembrana; ‘’umbral de falla iónica’’, produciéndose un colapso
iónico, ingreso masivo del calcio al interior celular y disparo de cascadas de diferente
índole y complejidad que interactúan con un único fin: la muerte neuronal.
Es muy importante tener siempre presente que el valor de FSC que determina el ‘’punto de
no retorno’’ depende del tiempo transcurrido desde el comienzo del insulto isquemico.
Figura 4. Relación esquemática entre el FSC e isquemia/infarto cerebral. FSC por debajo
del umbral y en función del ‘’tiempo’’ provoca muerte celular e infarto.
‘’ Time is brain ‘’, es la frase que utilizan los americanos para graficar y concientizar a la
‘’ Tiempo es cerebro ‘’, es la frase que utilizan los americanos para graficar y concientizar
a la población y personal que interviene en la cadena de atención de estos pacientes, que
cada hora de isquemia e injuria tisular que pasa, aumenta el grado y la magnitud del daño
neuronal irreversible. Se considera en promedio, 6 horas como el periodo en el cual las
células amenazadas o en riesgo pueden mantenerse viables mediante la restauración del
flujo o la implementación de medidas terapéuticas que eviten la extensión de la zona de
penumbra hacia el infarto. Este periodo se denomina ‘’ventana terapéutica’’.
Bajo el epígrafe ‘’isquemia cerebral’’, se incluyen todas aquellas entidades que tienen en
común alteraciones del aporte circulatorio al encéfalo, cuali o cuantitativo.
Existen dos grandes grupos: ‘’ focal’’ cuando se afecta solo una región del parénquima
cerebral; y ‘’global’’ cuando el compromiso abarca la totalidad del cerebro.
A su vez, la isquemia cerebral focal se divide en: a) ataque isquemico transitorio (AIT) y b)
infarto cerebral.
Isquemia Cerebral
Focal Global
Ataque Isquemico
Transitorio Infarto cerebral
Hipoperfusion Embolo
Aterogenico
Las causa se AIT son las mismas que para el infarto cerebral (fibrilación auricular,
enfermedad carotidea, etc), por lo que serán discutidas en detalle mas adelante al igual que
las medidas de prevención a tomar con la finalidad de evitar futuros ataques.
El diagnostico de AIT, si bien problemático, requiere de una gran dosis de suspicacia y
sentido común. La historia clínica es fundamental aunque a veces resulta imposible recabar
datos de un paciente con trastornos del habla o de la conciencia durante el evento, por lo
que el examen neurológico puede identificar o clarificar los déficits existentes.
El cuadro clínico de los AIT, dependen del origen y del territorio vascular afectado.
Los AIT carotideos se manifiestan a menudo con síntomas oculares unilaterales como la
ceguera monocular transitoria o ‘’amaurosis fugaz’’ o déficit sensitivos-motores
contralaterales a la lesión, mientras que los AIT vertebrobasilares sueles ser menos precisos
y de mas corta duración. Deficits motores o sensitivos aislados unilaterales que
comprometen al menos dos regiones del cuerpo (cara, brazo o pierna) puede orientarnos
hacia el diagnostico de AIT lacunares.
El laboratorio cumple su rol en el screening de desordenes metabolicos que potencialmente
confundan el cuadro como ser. hipoglucemia, hiponatremia, hipoxemia severa, etc.
Deben incluirse las siguientes mediciones: hemograma, glucemia, uremia, creatinina,
coagulograma, proteína C reactiva y gases sanguíneos cuando la situación lo requiera.
Además, en la sistemática de estudios deben incluirse la radiografía de tórax, el
electrocardiograma (ECG), Holter de ser necesario ante la sospecha de arritmias
paroxísticas y el ecocardiograma, a los fines de determinar no solo la función cardiaca sino
también la posibilidad de fuentes cardioembolicas. En este contexto y cuando sea factible,
es preferible la realización de un ecocardiograma transefofagico ya que es mas sensible y
especifico sobre todo cuando se quiere chequear el arco aortico, la válvula mitral o la
presencia del foramen oval permeable.
Resulta indispensable la realización de tomografía axial computada (TAC) o resonancia
nuclear magnética (RNM) a los fines diagnósticos, ya que con ellas se descartan o
confirman causas tales como: tumor cerebral, hematomas subdurales, hemorragias, etc.
Es importante no olvidar el examen y el estudio de las arterias carótidas ya sea con
ecografía doppler o angioresonancia las cuales tienen una sensibilidad del 83 y 86%
respectivamente para detectar estenosis mayores al 70%. La angiografía digital se reserva
para la confirmación de los hallazgos y para el planteamiento de la técnica y táctica
quirúrgica a emplear.
Tratamiento
1. Antiagregantes plaquetarios
3. Endarterectomia Carotidea
Si bien este tópico será abordado con mayor detalle mas adelante, AIT secundarios a
estenosis carotideas de más del 70%, se benefician claramente con esta modalidad
terapéutica.
Todas aquellas medidas que se adoptan a los fines de reducir o eliminar el o los factores de
riesgo para enfermedad cerebro o cardiovascular, también lo son a la hora de prevenir la
recurrencia del AIT o su evolución hacia el infarto cerebral.
Las estatinas reducen el riesgo relativo un 29%, aun en ausencia de dislipemias, mientras
que los antihipertensivos disminuyen el riesgo relativo entre el 25-30%.
En pacientes diabéticos es prioridad el estricto control de los valores de glucemia.
Control del peso, ejercicio, abandono del tabaco y el consumo moderado de alcohol son
otras medidas preventivas que no deben pasarse por alto.
Enfermedad Carotidea Aterosclerotica
Abordaje Terapéutico
El enfoque terapéutico de los pacientes con aterosclerosis carotidea, debe dirigirse hacia el
logro de las siguientes metas:
Tres estudios avalan firmemente la utilización de esta técnica para portadores de estenosis
sintomáticas mayores o iguales al 70%, el NASCET y el estudio cooperativo de veteranos
americanos y el ECST europeo.
El NASCET evidencio que la tasa de accidente vascular isquemico ipsilateral al territorio
carotideo involucrado, a los dos años era del 26% en el grupo tratado medicamente, versus
un 9% en el grupo quirúrgico, esto equivale a una reducción relativa del riesgo de un 65% y
una reducción absoluta del 17%.
Para pacientes con estenosis menores al 50%, los 3 trials coincidieron en forma unánime en
la carencia de eficacia de la cirugía.
Estos pacientes con lesiones carotideas significativas, esto es mayores al 60% y sin
síntomas, fueron evaluados en un estudio multicentrico americano-canadiense (ACAS) que
incluyo 1661 individuos seguidos durante un periodo de 5 años.
Los pacientes operados tuvieron una tasa de eventos isquemicos cerebrales y/o muerte del
5.1% en contraposición al 11% del grupo bajo tratamiento medico (reducción del riesgo
absoluto del 6%). La clave del éxito en este grupo de pacientes radico en los excelentes
resultados de los equipos quirúrgicos intervinientes. La morbimortalidad de la cirugía
estuvo en el orden del 1.4%. En base a estos datos, si la tasa de complicaciones
perioperatorias supera el 3% se eliminarían los beneficios potenciales de la cirugía.
Sintomática Asintomática
Riesgo Riesgo
No Si quirúrgico quirúrgico
> 3% ≤ 3%
Endarterectomia
Tratamiento Medico
Control factores de riesgo, aspirina, estatinas, inhibidores de la enzima
convertidora
Infarto Cerebral
El estudio por imágenes cobra importancia vital en la evaluación inicial de las victimas de
accidentes cerebrovasculares. Resulta prácticamente imposible diferenciar isquemia de
hemorragia en una base puramente clínica.
La TAC sin contraste es el método inicial de elección del diagnóstico por imágenes de un
paciente con déficit neurológico agudo, ya que está disponible en la mayoría de unidades de
emergencia, puede ser realizado con rapidez y es el mejor método para identificar
hemorragia aguda. Por otra parte, no interfieren para nada en enfermos críticos,
multimonitorizados o en ventilación mecánica. El diagnóstico de infarto isquémico es más
difícil en las primeras 12 horas. Caracterizan la imagen, la disminución de los valores de
atenuación o hipodensidad en el orden de las 10 a 30 UH, sin embargo, puede no ser
visible hasta pasadas las 24 horas del ictus. Solo el 5% de los infartos permanece isodenso
durante toda la evolución.
Resulta indispensable la pesquisa de los ‘’signos tempranos o precoces de infarto’’ visibles
en las primeras 6 horas en el 85% de los pacientes con isquemia de la arteria cerebral
media. Estos signos pueden presentarse en forma aislada o coexistir:
La resonancia nuclear magnética es muy útil en la evaluación del stroke agudo. Las
secuencias T1 y T2 identifican la isquemia aguda en una etapa más tempranamente
comparándola con la TAC. El desarrollo de nuevas técnicas como la difusión (diffusion-
weighted imaging) y la perfusión resultan ser más sensibles y específicas en las primeras
horas.
La evaluación de las imágenes con técnica de difusión ayuda al clínico a identificar 98% de
los infartos en las primeras horas y es muy efectiva diferenciando infartos isquémicos
nuevos de los ya existentes.
La combinación de ambas técnicas mencionadas (difusión y perfusión) podría proveer
información pronóstica ya que diferencia el tejido cerebral isquémico de aquel con daño
irreversible.
Las desventajas comparativas de la RMN versus la TAC es que consume más tiempo para
su realización, no siempre está disponible en todos los hospitales, es susceptible al artefacto
de movimiento del paciente y está contraindicada en pacientes con marcapasos, clips
quirúrgicos intracraneales y pacientes muy obesos.
Las escalas de valoración son herramientas útiles para intentar cuantificar de forma fiable y
objetiva, la gravedad del ictus, su evolución, resultado final y también es de suma ayuda a
la hora de evaluar el beneficio de alguna medida terapéutica.
Las escalas neurológicas nos permiten detectar empeoramientos o mejorías en las funciones
neurológicas básicas, se deben aplicar de forma sistemática al ingreso y en intervalos
establecidos. La más conocida para la valoración de pacientes en estupor o coma es la
Escala de Coma de Glasgow (ECG), aunque se diseñó inicialmente para el TCE y no para
el ictus. Entre las escalas neurológicas específicas para el ictus, la más difundida en nuestro
medio es la utilizada por el instituto nacional de salud americano (NIH Stroke Scale). Otras
escalas de valoración neurológica para el ictus son la escandinava, o la escala neurológica
canadiense (www.strokeassociation.org).
Los mejores resultados terapéuticos se obtienen sin lugar a dudas con el rápido
reconocimiento y diagnostico de la situación.
El concepto ‘’nihilista’’, debe dejarse de lado, para dar paso a una estrategia delineada a
acortar los tiempos, ya que de acuerdo a los enunciados expuestos con anterioridad,
‘’ tiempo es cerebro’’. Por ello, el esfuerzo debe centrarse en la educación de la población
para la pronta identificación de los síntomas de stroke y en los profesionales de la salud
para acortar al máximo el tiempo de llegada a un centro especializado con capacidades para
tratar este tipo de pacientes.
La resucitación cerebral, como así también la evaluación clínica y la terapéutica inicial
deben comenzar sin retraso, ya que los resultados finales dependen en gran medida de la
celeridad con que se aborda esta verdadera emergencia medica.
Etapa prehospitalaria
Al arribar al hospital debe proseguirse con el monitoreo de los signos vitales, y el ABC, al
mismo tiempo que se colocan de preferencia dos accesos venosos, se toman muestras para
analítica sanguínea y se realiza radiografía de tórax y un electrocardiograma. Este ultimo
puede identificar infarto agudo de miocardio o arritmias que predispongan al stroke como
la fibrilación auricular Tratar la hipoglucemia si esta presente, comenzar la infusión de
líquidos isotónicos (solución fisiológica), continuar con oxigenoterapia y convocar al
equipo de stroke. Valorar el status neurológico con la aplicación de escalas como las del
NIH. Acto seguido realizar la tomografía axial computada (TAC).
Deben realizarse todos los esfuerzos necesarios para que todas las medidas antedichas,
incluyendo el análisis de las imágenes tome un tiempo límite de 45 minutos.
El manejo de la hipertensión arterial, controvertido y debatido, se abordara detalladamente
mas adelante, solo mencionaremos la contraindicación formal al uso de vasodilatadores
como la nifedipina sublingual ya que la disminución abrupta de los niveles tensionales
pueden incrementar la extensión del infarto.
Si la TAC no evidencia sangrado, se diagnostica stroke isquemico, y se esta en el periodo
de ventana, esto es, dentro de las 3 horas del inicio de los síntomas, debe considerarse la
terapéutica trombolítica.
Las unidades de stroke fueron desarrolladas por vez primera en Norteamérica en la década
del 60, tratando de imitar el éxito que habían tenido las unidades coronarias.
Una unidad de stroke consiste básicamente en un sector del hospital, destinado al cuidado
de pacientes victimas de stroke, conformado además por un equipo multidisciplinario con
especial interés en la patología, que incluya médicos, enfermeras, fisioterapeutas, terapistas
ocupacionales, fonoaudiologos y trabajadores sociales.
Estudios recientes señalan una disminución relativa del 18% en la mortalidad, una
reducción absoluta del 3% en mortalidad y en la necesidad de cuidados domiciliarios.
Beneficios adicionales se obtuvieron al aumentar un 6% el número de sobrevivientes
independientes para realizar sus actividades diarias.
Identificar signos y síntomas de stroke
25’
Valoración Neurológica Especializada
Revisar historia
Establecer tiempo inicio síntomas
Escala del NIH
Criterios trombolisis
60’ SI NO
Analizar riesgo/beneficio Aspirina
Infundir rtPA Unidad Stroke
No dar aspirina ni anticoagulantes Monitoreo presión sanguínea y
por 24 hs Status neurológico
Cuidados generales
Protocolo stroke institucional
a. Mínimos:
Resonancia magnética/angioresonancia
Resonancia por difusión-perfusion
Angiografía por tomografia
Angiografía por sustracción digital
Ecocardiograma transesofagico
Doppler transcraneal
Consulta neuroradiologica diagnostica e intervencionista.
Consulta neuroquirurgica
TAC
ECG – Rx Tórax
Química sanguínea: hemograma, recuento plaquetario, RIN, KPTT, tiempo y
concentración de protrombina, electrolitos sericos, glucosa, proteína C reactiva,
eritrosedimentacion, enzimas cardiacas, gases sanguíneos, urea, creatinina, perfil
hepático, orina completa.
Oximetria de pulso
Punción lumbar en casos seleccionados
Doppler carotideo, transcranial
ECG
Ecocardiograma transtoracico y transesofagico
Electroencefalograma
RNM-Angioresonancia
Angiografía cerebral
Tabla 3. Situaciones que pueden confundirse con stroke isquemico y deben descartarse.
Las medidas básicas de sostén, están determinadas por el adecuado soporte de las funciones
vitales, el monitoreo del estado neurológico, de la función cardiorespiratoria y la pronta
detección y corrección de todas aquellas situaciones que potencialmente puedan agravar o
perpetuar el daño inicial.
El manejo de la vía aérea es esencial, ya que estos enfermos constituyen una poblacion de
riesgo. Obstrucción de la vía aérea, aspiración de contenido gástrico, edema pulmonar, y
sus consecuencias: hipoxemia y/o hipercapnia, son situaciones deletéreas en el contexto de
injuria cerebral. Dichas alteraciones, son el producto final de una serie de trastornos a
saber: disminución del estado de conciencia, perdida de los reflejos tusígeno y/o deglutorio,
relajación de la musculatura laringofaringea, etc. Si el paciente es capaz de mantener un
‘’drive ventilatorio adecuado’’, se recomienda la administración de oxigeno suplementario
vía cánula nasal, mascaras, CPAP o presión de soporte. Normoxemia (paO2 > 90 mmHg-
Saturación arterial de Oxigeno > 95%) y normocapnia (paCO2: 35-40 mmHg) son los
objetivos a alcanzar. La decisión de intubación endotraqueal debe realizarse con la máxima
celeridad, sin dudas y basadas en el juicio clínico ya que el retraso en la implementación de
tal medida agrava las lesiones preexistentes y aumenta la morbimortalidad como
consecuencia del daño secundario originado por la hipoxemia, hipercapnia o aspiración de
contenido gástrico.
Con respecto a la ventilación mecánica, adoptamos una política agresiva, indicándola en
todos aquellos pacientes que presenten uno o más de los siguientes criterios:
a. Glasgow ≤ 8 puntos
b. Deterioro neurológico
c. Hipertensión endocraneana
d. Insuficiencia respiratoria
e. Patrones ventilatorios anormales
f. Incapacidad de lograr normoxemia y normocapnia, a pesar del aporte suplementario
de oxigeno, broncodilatadores, kinesioterapia intensiva, etc.
Otra de las piedras fundamentales del tratamiento es el logro de estabilidad
cardiocirculatoria. Hipotensión arterial debe evitarse a cualquier costo, ya que es uno de los
factores secundarios que mayor progresión de la injuria producen. La mayoría de estos
pacientes se encuentran hipovolemicos, por lo que la expansión de volumen con fluidos
isotónicos se torna prioritaria. Con respecto al tipo de soluciones a infundir, el debate
coloides versus cristaloides continua, no obstante ello, recomendamos el uso de soluciones
isotónicas (solución fisiológica al 0.9% o ligeramente hipertónicas al 3.5%), con la meta de
lograr presiones venosas centrales en el orden de los 10 a 12 cm. de agua. Bajo ningún
concepto (salvo hipoglucemia), deben prescribirse soluciones hipotónicas como las
dextrosadas o el ringer lactato, ya que favorecen y/o agravan el edema cerebral, promueven
la síntesis de neurotoxicos como el glutamato, provocan acidosis tisular local, factores
todos que al conjugarse, incrementan la presión intracraneal.
La asociación enfermedad cerebro y cardiovascular es muy frecuente, ya que comparten los
mismos factores de riesgo, por lo que la presencia de arritmias no deben sorprendernos.
El ECG en agudo, puede mostrar alteraciones en el segmento ST, u onda T, que simulan un
infarto agudo de miocardio, inclusive con elevación de enzimas cardiacas. Las arritmias,
rara vez, ponen en riesgo la vida. Fibrilación auricular con alta repuesta ventricular o
arritmias ventriculares son las que requieren tratamiento enérgico e inmediato, sin olvidar
la búsqueda y corrección de disturbios electrolíticos principalmente del magnesio y el
potasio. Fallo cardiaco, infarto agudo de miocardio o muerte súbita pueden complicar el
curso clínico.
Alcanzar el equilibrio fisiológico entre los diferentes sistemas orgánicos se torna prioritario
a la hora de resucitar el cerebro. El mantenimiento de la homeostasis del medio interno en
particular lo referente al metabolismo y distribución compartimental del agua y sodio, tiene
una trascendencia vital. Los disturbios del sodio y del agua indefectiblemente alteran la
osmolaridad plasmática, dichos cambios, a su vez, originan profundas alteraciones en todas
las células del sistema nervioso central. En los estados hiperosmolares se produce una
salida del agua del interior celular provocando deshidratación de la misma, mientras que en
los estados hiposmolares existe una ganancia neta de agua con el consiguiente edema
celular. La incidencia de hiponatremia en pacientes neurocriticos esta en el orden del 10%,
pero lo que es mas importante es que contribuye a aumentar la mortalidad según la
patología acompañante, reportándose incrementos que van del 7 al 60%.
Por su parte, hipernatremia, menos frecuente (1%), es un epifenómeno que marca la
severidad del insulto cerebral. Las etiologías de ambos trastornos son multifactoriales y
seguramente han sido abordadas en otra parte de esta obra, solo cabe recalcar aquí la
búsqueda sistemática y ordenada de las causas ya que las terapéuticas pueden resultar
diametralmente opuestas.
Los niveles elevados de glucosa sanguínea, producto de alteraciones metabólicas, respuesta
al stress, etc., son comunes en enfermedades críticas, incluyendo las de origen neurológico.
Evidencia actuales afirman que hiperglucemia tiene efectos perjudiciales en variadas
situaciones de cerebro agudo, entre ellas, stroke isquemico, contribuyendo al
empeoramiento del resultado final tanto en pacientes diabéticos como en no diabéticos.
Hiperglucemia ejerce su efecto dañino a través de múltiples mecanismos como ser:
alteración de la permeabilidad de la barrera hematoencefalica, producción de radicales
libres de oxigeno, acidosis tisular local, estimulación de la liberación de aminoácidos
excitatorios, etc.
El control estricto de los valores de glucemia, al menos en teoría, se asociaría con múltiples
beneficios entre ellos: eliminación de diuresis osmótica, mantenimiento de la función de los
neutrofilos y macrófagos, disminución de la producción de radicales libres de oxigeno,
estimulación de la producción de oxido nítrico, etc.
En otro orden de cosas, insulina tiene efectos antiinflamatorios y neuroprotectores, lo que
nos permite hipotetizar beneficios al adoptar la conducta de tratar agresivamente los niveles
elevados de glucemia en la fase aguda del ictus. Sin embargo, a la fecha, aun no se han
diseñado ni llevado a cabo, estudios que dirijan su atención a este punto en la población de
pacientes neurocriticos, ni siquiera sabemos cual es el cohorte de glucemia aconsejable a
partir del cual debiera comenzarse el tratamiento. Las guías Americanas y Europeas solo
recomiendan el tratamiento a niveles muy aumentados, esto es: > 180 mgs/dl o > 300
mgrs/dl respectivamente, ambos excesivamente elevados, si tenemos en cuenta la evidencia
disponible hoy día que niveles mas bajos, en el orden de los 153 mgrs/dl se asocian a malos
resultados a los 3 meses y que valores por encima de 140 mgrs/dl reducen la eficacia de la
terapéutica trombolítica. En nuestra unidad, monitoreamos los niveles de glucemia a
intervalos frecuentes, cada 2 horas al inicio, corrigiendo con insulina corriente endovenosa
valores que superan los 150 mgrs/dl.
Hipertermia debe tratarse perentoria y agresivamente, ya que tiene notorios efectos
deletéreos sobre las neuronas y la barrera hematoencefalica, al desencadenar inflamación,
estimula la producción de radicales libres de oxigeno, incrementa los niveles de
aminoácidos excitatorios; aumenta las demandas metabólicas cerebrales de oxigeno,
variables todas que contribuyen al establecimiento del daño inicial y al aumento ulterior del
área isquemica. Por otra parte, la presencia de fiebre, ejercen claros efectos negativos en la
evolución ulterior de estos pacientes y si bien no esta clara la metodología a utilizar, se
deben arbitrar los medios necesarios, ya sea farmacológicos (paracetamol, ibuprofeno) o
físicos (baños fríos, mantas térmicas) para mantener temperatura centrales por debajo de
los 37.5 grados centígrados.
En otro orden de cosas, no deben subestimarse, en esta población de pacientes, los
trastornos deglutorios y digestivos. Parálisis intestinal (íleo) o gastroparesia son comunes.
Entre sus mecanismos fisiopatologicos, se destacan la acción refleja ocasionada por el daño
cerebral; mediadores inflamatorios como las citoquinas o medicamentos de uso habitual
como ser: morfina, fentanilo, difenilhidantoina, noradrenalina, etc. Además, casi
rutinariamente en todas las unidades de terapia intensiva del mundo se lleva acabo la
profilaxis de ulceras gástricas o gastritis hemorrágica por stress con la utilización de ya sea
bloqueantes de la producción de ácido clorhídrico como el omeprazol, o bloqueantes de los
receptores H2 como la ranitidina, ambos, elevan el pH, favoreciendo el crecimiento de
gérmenes, principalmente bacilos Gram. negativos. Si a esto le añadimos que el esfínter
esofágico inferior (cuya función principal es evitar el reflujo del contenido gástrico),
tampoco funciona adecuadamente, el riesgo de continuas micro aspiraciones pulmonares es
muy alto, con lo cual, quedan al descubierto una de las razones de mayor peso en la génesis
o desarrollo de las neumonías asociadas a la ventilación mecánica.
Por todo ello, asociamos al esquema terapéutico, gastroquineticos como metoclopramida o
cinataprida, sin olvidar una medida tan simple como la posición semisentada. El estado
hipercatabolico y los trastornos de deglución que acompañan a estos pacientes, hacen que
los alimentemos precozmente, esto es, dentro de las 24 horas iniciales, de preferencia
utilizando la vía enteral por sonda nasoyeyunal.
No deben olvidarse, aquellas medidas que por parecen obvias; o son subestimadas en
cuanto a su importancia, o lo que es peor, no son tenidas en cuenta como el cuidado de los
ojos, la piel y las mucosas principalmente la gingival y la cavidad bucal, la cual debe
someterse a lavados periódicos con clorhexidine u otros colutorios de similar eficacia.
Reposicionamiento periódico, con el objetivo de prevenir la aparición de ulceras por
decúbito y la profilaxis de la trombosis venosa profunda con vendas elásticas, manguitos
neumáticos de compresión secuencial o el uso de heparinas de bajo peso molecular.
Por ultimo, todo aquello concerniente al manejo de la hipertensión arterial. Es bien sabido
que de acuerdo a la actual definición (mas de 140 mmHg de sistólica y/o mas de 90 mmHg
de diastolica), 80% de las victimas de stroke isquemico en la fase aguda presentan cifras
tensionales por encima de los umbrales considerados normales. También es cierto que en la
mayoría de los casos se produce una disminución espontánea con el pasar de las horas.
El debate sobre si tratar o no la hipertensión arterial continua. Los fundamentos que avalan
el tratamiento se basan en que cifras tensionales muy elevadas exacerbarían o
desencadenarían edema cerebral, aumentarían la probabilidad de transformación
hemorrágica del infarto sobre todo en aquellos pacientes sometidos a terapéutica
farmacológica recanalizadora con activador tisular del plasminogeno y provocarían daño
endotelial directo.
Quienes aducen lo contrario argumentan que en la fase aguda del stroke isquemico se
produce una perdida de autorregulación cerebral, con lo cual el FSC se torna ‘’presion
dependiente’’, de manera tal que disminuir tensión arterial significaría disminuir el FSC
agravando la ya comprometida situación del área de penumbra. Estudios clínicos recientes
han señalado que la magnitud de descenso de la tensión arterial en las primeras 24 horas
postictus se asocia en forma independiente con deterioro neurológico, incremento del
tamaño del infarto y malos resultados a los 3 meses del evento.
Existen situaciones que acompañan al stroke donde indefectible e inmediatamente debe
tratarse la hipertensión arterial, ellas son:
Disección de aorta
Infarto Agudo de Miocardio
Edema agudo de pulmón
Encefalopatía hipertensiva
Nefropatia hipertensiva de curso maligno
TAS > 220 o TAD > 120 < 140 Labetalol Labetalol
Nicardipina Nicardipina
Urapidil,
Captopril
Clonidina
Hidralazina
Terapéutica Específica
a. Trombolíticos:
CRITERIOS DE EXCLUSION
1. Historia Clínica
ACV o trauma de cráneo en los 3 meses previos
Historia de hemorragia intracraneal que puede incrementar el riesgo
de sangrado
Cirugía o trauma mayor en las 2 semanas previas
Hemorragia digestiva o hematuria en 3 semanas previas
Punciones arteriales 1 semana previa
Embarazo o periodo de lactancia
2. Hallazgos Clínicos
Sintomatología neurológica que mejora rápidamente
Convulsiones de inicio
Signos de HSA(hemorragia subaracnoidea) a pesar de TAC negativa
TAS > 185 o TAD > 110 mmHg a pesar del tratamiento
Infarto Agudo de Miocardio
Pericarditis
4. Laboratorio
Glucemias > 400 o < 50 mgrs/dl
Recuento Plaquetario < 100.000/mm3
Pacientes que toman anticoagulantes con RIN incrementado
Pacientes que recibieron heparina 48 hs con KPTT prolongado
En el futuro deberán surgir estudios que corroboren los promisorios resultados de otras
opciones como la trombolisis intrarterial selectiva. En teoría, esta técnica ofrecería algunas
ventajas en relación a la terapéutica endovenosa, como ser: mayor eficacia en las tasas de
recanalizacion, permitiría ampliar la ventana terapéutica, (todo ello por la infusión directa
en el trombo), como así también la posibilidad de disminuir los efectos adversos de la
droga, etc. Prourokinasa es el agente utilizado en los trials. Entre las desventajas cuentan la
necesidad de disponer de neurorradiólogo y equipo especializado disponible las 24 horas
los 7 días de la semana. A la fecha, su uso esta restringido a la investigación clínica.
- Previo a la cirugía
Figura 16. Infarto cerebeloso que comprime el cuarto ventrículo, provocando dilatación del
tercer ventrículo y de los cuernos temporales de ambos ventrículos laterales.
1. Cardioembolicas:
Foramen oval permeable
Fibrilación auricular reumática y no reumática
Endocarditis infecciosa
Válvulas cardiacas protésicas
Infarto Agudo de Miocardio
Míocardiopatías
Trombos intracavitarios
Mixomas auriculares
Estenosis mitral reumática
Prolapso de válvula mitral
2. Disección Arterial:
a. Traumática
b. No traumática:
Displasia Fibromuscular
Síndrome de Marfan
3. Estados hipercoagulables:
Deficiencia antitrombina III
Déficit proteínas S, C, plasminogeno,etc
Síndrome antifosfolipidico
Homocistenuria
Crioglobulinemias
Hemoglobinopatias
4. Hematológicas:
Púrpuras trombocitopenicas
Leucemias
Linfomas
Enfermedad de células falciformes
5. Infecciosos:
Meningitis bacteriana principalmente neumococcica
Meningoencefalitis herpetica
Varicela
6. Inflamatorias:
Lupus eritematoso sistémico
Poliarteritis nodosa
Enfermedad de Behcet
Vasculitis Primarias del sistema nervioso central
7. Otras causas:
Síndrome Moya-Moya
Arteriopatia cerebral autosomica dominante con infartos subcorticales
y leucoencefalopatia (CADASIL)
Síndrome MELAS ( encefalomiopatia mitocondrial con acidosis
láctica)
Migraña
Abuso de drogas
Vasculopatias por radiación
Adams HP Jr, Adams RJ, Brott T, Zoppo GJ, Furlan A, Goldstein LB, et al. Stroke Council
of the American Stroke Association: Guidelines for the early management of patients with
ischemic stroke: A scientific statement from the Stroke Council of the American Stroke
Association. Stroke 2003; 34: 1056-1083
Adams HP, Adams RJ, Zoppo GJ, Goldstein LB, et al. Guidelines for the early
management of patients with ischemic stroke. 2005 Update: A scientific statement from
the Stroke Council of the American Stroke Association. Stroke 2005; 36: 916-921.
Zauner A, Daugherty WP, Bullock MR, Warner DS. Brain oxygenation and energy
metabolism: part I-Biological function and pathophysiology. Neurosurgery 2002; 51: 289-
302.
Baron JC. PET in ischemic stroke. In Henry JM, Morh JP, eds. Stroke pathophysiology,
diagnosis and management. 2ed. New York: Churchill Livingstone; 1992.
Lee DH, Kang DW, Ahn JS, Choi CG, Kim SJ, Suh DC. Imagin of the Ischemic Penumbra
in Acute Stroke. Korean J Radiol 2005; 6: 64-74.
Jones T, Morawetz R, Crowell RM, Marcoux FW, FitzGibbon SJ, DeGirolami U, Ojemann
RG. Threshold of focal cerebral ischemia in awake monkeys. J Neurosurg 1981; 54: 773-
782.
Sacco RL, Adams R, Albers G, Alberts MJ, Benavente O, Furie K, Goldstein LB, Gorelick
P, Halperin J, Harbaugh R, Johnston SC, Katzan I, Kelly-Hayes M, Kenton EJ, Marks M,
Schwamm LH, Tomsick T; American Heart Association/American Stroke Association
Council on Stroke; Council on Cardiovascular Radiology and Intervention; American
Academy of Neurology. Guidelines for prevention of stroke in patients with ischemic
stroke or transient ischemic attack: a statement for healthcare professionals from the
American Heart Association/American Stroke Association Council on Stroke: co-sponsored
by the Council on Cardiovascular Radiology and Intervention: the American Academy of
Neurology affirms the value of this guideline.
Circulation. 2006 Mar 14; 113(10):e409-49.
Albucher JF, Martel P, Mas JL. Clinical practice guidelines: diagnosis and immediate
management of transient ischemic attacks in adults.
Cerebrovasc Dis. 2005; 20(4):220-5.
Albers GW, Hart RG, Lutsep HL, Newell DW, Sacco RL. AHA Scientific Statement.
Supplement to the guidelines for the management of transient ischemic attacks: A statement
from the Ad Hoc Committee on Guidelines for the Management of Transient Ischemic
Attacks, Stroke Council, American Heart Association.
Stroke. 1999 Nov; 30(11):2502-11.
Easton JD, Albers GW, Caplan LR, Saber JL, Sherman DG for the TIA Working Group.
Reconsideration of TIA terminology and definitions. Neurology 2004; 62: 29-34.
Sacco RL. Extracranial carotid stenosis. N Eng J Med 2001; 345: 113-1118.
Albers GW, Amarenco P, Easton JD, Sacco RL, Teal P. Antithrombotic and thrombolytic
therapy for ischemic stroke. Chest 2001; 119: 300S-320S.
Coull BM, Williams LS, Goldstein LB, Meschia JF, Heitzman D, Chaturvedi S, Johnston
KC, Starkman S et al. Anticoagulants and antiplatelet agents in acute ischemic stroke.
Report of the joint stroke guidelines development committee of the American Academy of
Neurology and the American Stroke Association. Neurology 2002; 59: 13-22.
Lip GYH, Kamath S, Hart RG. Antithrombotic therapy for cerebrovascular disorders. BMJ
2002; 325: 1161-1163.
Diener HC, Bogousslavsky J, Brass JM et al. Aspirin and clopidogrel compared with
clopidogrel alone after recent ischaemic stroke or transient ischemic attack in high-risk
patients (MATCH) : Randomised, double-blind, placebo-controlled trial. Lancet 2004; 364:
331-337.
Bhatt DL, Fox KAA, Hacke W, Berger PB, Black HR, Boden WE, at al for the
CHARISMA investigators. Clopidogrel and aspirin versus aspirin alone for the prevention
of atherothrombotic events. N Eng J Med 2006; 354: 1706-1717.
European Carotid Surgery Trialist’s Collaborative Group. MRC European Carotid Surgery
Trial (ECST): interim results for symptomatic patients with severe (70-99%) or with mild
(0-29%) carotid stenosis. Lancet 1991; 337: 1235-1243.
Mayberg MR, Wilson SE, Yatsu F et al. Carotid endarterectomy and prevention of cerebral
ischemia in symptomatic carotid stenosis. JAMA 1991; 266: 3289-3294.
Bryan RN, Whitlow W. y col. Diagnosis of acute cerebral infarction: comparison of CT and
MR imaging. Am. J Neuroradiol 1991;12: 611-20.
Mohr JP, Biller J, Milal SK, Yuh WTC, Tatemichi TK y col. MR versus CT imaging in
acute stroke. Stroke 1995; 26: 807-12.
Kidwell ChS, Hsia AW. Imaging of the brain and cerebral vasculature in patients with
suspected stroke: advantages and disadvantages of CT and MRI. Current Neurology
Neuroscience Report 2006; 6: 9-16.
Cote R, Hachinsky VC, Shurvell BL, Norris JW, Wolfson C. The Canadian Neurological
Scale: A preliminary study in acute stroke. Stroke 1986; 17: 731-737.
Stroke Units Trialists’ Collaboration: Organised inpatient (stroke unit) care for stroke; in:
Cochrane Library, issue 1, 2002. Update software.
Langhorne P, Pollock A, for the Stroke Unit Trialists’ Collaboration: what are the
components of effective stroke unit care? Age Ageing 2002; 31: 365-371.
Fulgham JR, Ingall TJ, Stead LG, Cloft HJ, Wijdicks EFM, Flemming KD. Management of
acute ischemic stroke. Mayo Clin Proc 2004; 79: 1459-1469.
Singh V. Critical Care Assessment and Management of Acute Ischemic Stroke. J Vasc
Interv Radiol 2004; 15: S21-S27.
Diez-Tejedor E, Fuentes B. Homeostasis as basis of acute stroke treatment: stroke units are
the key. Cerebrovasc Dis 2005; 20(suppl 2): 129-134.
Turina M, Fry DE, Polk HC. Acute hyperglycemia and the innate immune system: clinical,
cellular and molecular aspects. Crit Care Med 2005; 33: 1624: 1633.
Capes SE, Hunt D, Maimberg K, Pathak P, Gerstein HC. Stress hyperglycemia and
prognosis of stroke in nondiabetic and diabetic patients: a systematic overview. Stroke
2001; 32: 2426-2432.
Bruno A, Biller J, Adams HP Jr, Clarke WL, Woolson RF, Williams LS et al. Acute blood
glucose level and outcome from ischemic stroke. Neurology 1999; 52: 280-284.
Demchuk AM, Morgenstern LB, Krieger DW, Linda Chi T, Hu W, Wein TH et al. Serum
glucose level and diabetes predict tissue plasminogen activator-related intracerebral
hemorrhage in acute ischemic stroke. Stroke 1999; 30: 34-39.
Bruno A, Levine SR, Frankel MR, Brott TG, Lin Y, Tilley BC et al. Admission glucose
level and clinical outcome in the NINDS rt-PA Stroke trial . Neurology 2002; 59: 689-674.
Reith J, Jorgensen HS, Pedersen PM, et al. Body temperature in acute stroke: relation to
stroke severity, infarct size, mortality and outcome. Lancet 1996; 347: 422-425.
Marion DW. Controlled normothermia in neurologic intensive care. Crit Care Med 2004;
32 (suppl 2): S43-S45.
Rose JC, Mayer SA. Optimizing blood pressure in neurological emergencies. Neurocrit
Care 2004; 1: 287-300.
Oliveira-Filho J, Silva SC, Trabuco CC, Pedreira BB, Sousa EU, Bacellar A. Detrimental
effect of blood pressure reduction in the first 24 hours of acute stroke onset. Neurology
2003; 61: 1047-1051.
Castillo J, Leira R, Garcia MM, Serena JJ, Blanco M, Davalos A. Blood pressure decrease
During the acute phase of ischemic stroke is associated with brain injury and poor stroke
outcome. Stroke 2004; 35: 520-526.
Hacke W, Brott T, Caplan C, et al. Thrombolysis in acute ischemic stroke : controlled trials
and clinical experience. Neurology 1999; 53: S3-S14.
Hacke W, Donnan G, Fieschi C et al. Association of outcome with early stroke treatment :
pooled analysis of ATLANTIS, ECASS, and NINDS rtPA stroke trials. Lancet 2004; 363:
768-774.
Schellinger PD, Kaste M, Hacke W. An update on thrombolytic therapy for acute stroke.
Curr Opin Neurol 2004; 17: 69-77.
Frank JI. Large hemispheric infarction, deterioration, and intracranial pressure. Neurology
1995; 45: 1286-1290.
Rieke K, Schwab S, Kriger D et al. Decompressive surgery in space-occupying
hemispheric infarction: results of an open, prospective trial. Crit Care Med 1995; 23: 1576-
1587.
Gandolfo C, Conti M. Stroke in young’s adults: epidemiology. Neurol Sci 2003; 24: S1-S3.
Uggetti C. Stroke in young people: imaging. Neurol Sci 2003; 24: S15-S16.