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La literatura en la Segunda República

Este periodo supuso un punto de inflexión en la valoración social del libro y la


lectura porque se pasó de la lectura popular a la lectura pública. Esta
transformación se plasmó en la política bibliotecaria del régimen republicano,
en las estrategias editoriales y en la actitud del público hacia estas iniciativas.
La socialización del libro y la lectura se abordó desde distintos ámbitos: por un
lado, las políticas estatales, a través de las bibliotecas escolares y municipales,
destinadas fundamentalmente al medio agrario, y, por otro, las iniciativas
privadas. En la literatura se desarrolló esencialmente, la búsqueda para
plasmar la identidad nacional retratando la costumbre y el lenguaje propio, así
como el rescate del tema indígena. En la poesía, se destacó la poesía de
Salomé Ureña y Fabio Fiallo programo la libertad como valor supremo en los
contenidos de sus llamados Cuentos Frágiles. En la pintura Epifanio Billini,
Luis Desangles, Leopoldo Navarro y Alberto Rodríguez. Sus obras están
marcadas por los esquemas clásicos y romanticismo tardío. El Teatro, desde
los tiempos coloniales, había sido uno de los medios más populares de
diversión. Conocido etapas superiores de desarrollo. Félix María del Monte fue
el iniciador de la literatura Dramática. La Historia recibió un gran impulso con
trabajos de: Antonio del Monte y Tejada con su historia de Santo Domingo
1853 y con José Gabriel García en el 1883.

Los mayores representantes de la literatura en la segunda república.

Salomé Ureña fue una poetisa y educadora dominicana, siendo una de las
figuras centrales de la poesía lírica del siglo XIX e innovadora en la educación
de las mujeres en su país, influenciada por la escuela positivista y la educación
normalista de Eugenio María de Hostos, de quién fue alumna aventajada. Sus
obras se centraron en el amor a la Patria y en su entorno familiar. Salomé
comenzó a escribir poemas a los quince años, publicándolos dos años después
bajo el seudónimo de Herminia, nombre que usó hasta 1874. Una de sus
primeras poesías llena de ternura fué “Un himno y una lágrima, a la prematura
muerte del joven poeta Lorenzo Puente Acosta”, publicada en el Boletín Oficial
de Santo Domingo, en octubre de 1870. Muchos de sus poemas aparecían en
periódicos de Santo Domingo: El Nacional, La Opinión, Letras y Ciencias, y a
veces, en periódicos extranjeros, recibiendo grandes elogios.

Fabio Fiallo fue un escritor, poeta y político dominicano. Fiallo Cabral era
sobrino del presidente dominicano General José María Cabral y Luna, tío del
diseñador de moda Óscar de la Renta Fiallo, y tío y a la vez suegro del activista
político y anti-trujillista Viriato Fiallo.
Entre los años de 1916-1924, la República Dominicana fue ocupada
militarmente por Estados Unidos. Desarrolló una intensa labor periodística.
Fundó los periódicos El Hogar (1894), La Bandera Libre (1899), La Campaña
(1905) y Las Noticias (1920) y colaboró con el Listín Diario y El Lápiz. Fiallo 'el
poeta del amor' -no fue un poeta fecundo, pero sí muy popular. La vida política
de Fabio Fiallo fue casi la negación de su obra literaria. Fue perseguido y
estuvo en prisión por defender la nacionalidad dominicana frente a las fuerzas
de intervención durante la Primera Ocupación Norteamericana.

Pedro Mir fue un escritor dominicano perteneciente a la generación de los


Independientes del 40, declarado Poeta Nacional de la República Dominicana
por el Congreso Nacional en 1984. Se le conoce como uno de los poetas
dominicanos más destacados. Hay escuelas públicas con su nombre. Pedro Mir
empieza a escribir sus primeros poemas, mostrándolos a amigos y
relacionados. Uno de esos amigos decide sin consultarle, llevar unos versos al
escritor Juan Bosch, quien ya en ese entonces era una figura literaria
importante en el ámbito dominicano. La fibra poética natural del autor llama la
atención de Juan Bosch, pero éste desestima los versos diciendo que el poeta
tiene talento, pero debería "dirigir los ojos a su tierra". Enterado Pedro Mir,
decide escribir sus primeros poemas de corte social y esta vez enviárselos a
Juan Bosch.

El Ave y el Nido

¿Por qué te asustas, ave sencilla?


¿Por qué tus ojos fijas en mí?
Yo no pretendo, pobre avecilla,
llevar tu nido lejos de aquí.

Aquí, en el hueco de piedra dura,


tranquila y sola te vi al pasar,
y traigo flores de la llanura
para que adornes tu libre hogar.
Pero me miras y te estremeces,
y el ala bates con inquietud,
y te adelantas, resuelta, a veces,
con amorosa solicitud.

Porque no sabes hasta qué grado


yo la inocencia sé respetar,
que es, para el alma tierna, sagrado
de tus amores el libre hogar.

¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nido


mientras del prado me alejo yo;
en él mi mano lecho mullido
de hojas y flores te preparó.

Mas si tu tierna prole futura


en duro lecho miro al pasar,
con flores y hojas de la llanura
deja que adorne tu libre hogar.

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