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ANÁLISIS SENTENCIA T-537 DE 2009

En la sentencia T-537 de 2009 se puede observar las posibles situaciones o conflictos que se
pueden presentar cuando una persona obra de mala fe sin tener en cuenta que puede afectar a
otra persona, es por ello que el señor César Augusto Rodríguez Yepes, presentó acción de tutela
en procura de obtener protección judicial del derecho fundamental al debido proceso, que
considera vulnerado con la providencia judicial proferida dentro del proceso ejecutivo seguido en su
contra, por incurrir en vía de hecho, con el fin de proteger sus derechos fundamentales ya que se
vio afectado.

Es muy importante resaltar el principio de buena fe que hace referencia a la honestidad, confianza,
honorabilidad, lealtad y sinceridad que rige a los comerciantes en sus actuaciones, que les permite
obrar con la conciencia de no perjudicar a otra persona ni defraudar la Ley, e implica ajustar
totalmente la conducta a las pautas del ordenamiento jurídico. En esta sentencia el accionante la
sociedad Comunicaciones y Sistemas CYS Ltda., no obró de buena fe al firmar un contrato de
arrendamiento haciéndose pasar como propietario del local arrendado, sabiendo que no podía
subarrendar afectando de manera directa al señor César Augusto Rodríguez Yepes. Es importante
recalcar que el principio de buena fe cubre integralmente la relación contractual, es decir, se
encuentra presente en todas y cada una de las etapas que surjan en desarrollo de la misma.

Se puede evidenciar que en el presente caso se le vulneró el derecho fundamental al debido


proceso al señor Cesar Augusto Rodríguez Yepes, toda vez que en la segunda instancia del
proceso ejecutivo la autoridad judicial se abstuvo de valorar adecuadamente las pruebas
testimoniales y documentales y, por ende, de declarar probada la excepción de contrato no
cumplido a favor del señor César Augusto Rodríguez Yepes, faltando con esto a un deber
expresamente consagrado en el primer inciso del artículo 306 del Código de Procedimiento Civil.
La indebida valoración probatoria y el incumplimiento de una obligación sustancial, expresa y clara
son las justificaciones para reconocer la ocurrencia de tres de las causales de procedibilidad de
acción de tutela contra providencias judiciales y, por lo tanto, para declarar la nulidad de la
sentencia proferida en estas circunstancias, como es el caso.

También es claro que a pesar de tratarse de un contrato de arrendamiento de local comercial, se


basan en la definición y obligaciones contempladas en el Código Civil, que define en su artículo
1973 el contrato de arrendamiento, es un contrato en que las dos partes se obligan
recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa, o a ejecutar una obra o prestar un
servicio, y la otra a pagar por este goce, obra o servicio un precio determinado. Tal como lo
expresa la sentencia objeto de estudio:

El contrato de arrendamiento de locales comerciales está sujeto en su régimen legal a las


disposiciones contenidas en los artículos 518 a 524 del Código de Comercio y por expresa
disposición del artículo 2°, las cuestiones que no se encuentren allí contempladas, deberán ser
resueltas por interpretación analógica o por las normas que sobre el contrato de arrendamiento
establece el Código Civil.

Y en este orden de ideas se visualiza como en esta sentencia es de vital importancia las acciones
legales que se generan y estas deben ser pertinentes y fundamentarse en hechos fácticos a fin de
no crear vacíos jurídicos o caer en negligencia. Si bien la normativa expresa que no se trata de
falla a favor de ninguno sino de demostrar la realidad y legalidad es allí donde prima la esencia de
lo que se ha venido exponiendo con antelación, toda vez que no se pueden vulnerar los derechos
de los arrendatarios y mucho menos dejar de lado las opiniones de los propietarios en cuanto a sus
condiciones.

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