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LLUVIA ARTIFICIAL

El agua es uno de los recursos naturales más preciados de nuestro planeta, y en


algunas zonas, uno de los más escasos. En los últimos tiempos, las sequías se están
prolongando debido al efecto del cambio climático. Es por eso que científicos de todo el
mundo llevan investigando la producción artificial de lluvias desde el año 1940, aunque
todavía no se ha conseguido una forma eficiente de controlar las precipitaciones.

La lluvia artificial es una de las maneras en las que el ser humano manipula el


ambiente para producir cambios en el clima, tanto prevenir fenómenos extremos como
para ocasionar un beneficio al ser humano, como estrategia táctica y militar. En el caso
de las nubes, hablamos de que se varía la cantidad y el tipo de precipitación
esparciendo sustancias químicas en el meteoro.

La técnica utilizada hasta ahora se basaba en rociar productos químicos como el yoduro


de plata o CO2 congelado sobre las nubes, para crear ciclos de condensación en las
nubes, provocando así la precipitación. Los más utilizados son el hielo seco y el yoduro
de plata, aunque también se han llevado a cabo con propano líquido y con sal. Todos
ellos dispersados tienen una estructura similar a
los cristales de hielo, que al unirse a las
gotas aumentan su peso y provocan la ansiada
caída. El método habitual para su diseminación
son las aeronaves, aunque cada vez proliferan
más los generadores desde la superficie porque
sus costos son más bajos.

No obstante, después de años de investigación y gracias al desarrollo tecnológico,


el Centro Nacional de Meteorología de los Emiratos Árabes, ha conseguido por primera
vez producir lluvia artificial sin productos químicos. Para ello utilizaron un grupo
de drones que liberó una descarga eléctrica a las nubes, lo que hizo que se generase la
lluvia. Este procedimiento debe ser muy controlado, ya que las altas temperaturas de la
zona hacen que el aire cálido y húmedo se eleve del aire circundante más frío presente
en la atmósfera, provocando vientos que pueden alcanzar los 40 km/h. De esta forma, la
lluvia artificial que se consiguió en Dubai fue intensa, dificultando la circulación de
vehículos en algunas zonas.

Alrededor de 25 países de todo el mundo practican la siembra de nubes como Estados


Unidos, Australia, Rusia, Argentina, Chile, Venezuela y China. La potencia asiática ya
lleva décadas intentando manipular el clima, y a inicios de este año 2021 anunció que
aumentaría su siembra de nubes hasta alcanzar los 5’5 millones de kilómetros
cuadrados, solo que, en este caso, China lo seguirá intentando con productos químicos.

Esto podría tener unos efectos impredecibles para


el medio ambiente, sobre todo cuando se pretende
instalar de forma sistemática y no puntual. Por otra
parte, todas las sustancias utilizadas en este
proceso caen a la superficie disuelto en las propias
precipitaciones que produce, pudiendo alterar la
biodiversidad de la zona.

Su uso, cada vez más prolífico y frecuente, es una cuestión controvertida. Cuenta con
muchos incondicionales que lo consideran una ayuda más para disminuir los niveles de
contaminación, pero son también muchos los que no atisban un efecto causa
proporcionado porque la incidencia de tormentas es muy baja. Además, el yoduro de
plata, el más extendido, es tóxico y según algunos expertos altamente peligroso para la
salud de seres humanos, animales y plantas. Por ese motivo, son muchas
las organizaciones medioambientales y organizaciones de agricultores que han dado la
voz de alarma sobre su uso no controlado, ya que puede tener efectos nocivos en la
salud y en los cultivos de aquellas zonas donde habitualmente se genera lluvia artificial o
se evita la caída de granizo.

BIBLIOGRAFIA:
 ¿Cómo se consigue la lluvia artificial? (lasexta.com)
 Siembra de nubes: ¿qué es la lluvia artificial contra la contaminación? (telecinco.es)

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