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Universidad Rural De Guatemala, San Francisco, Péten.

CARRERA:

Pedagogía.

CATEDRA:

Moral y Etica.

CATEDRATICO:

Nora del Carmen Ramon Guerra.

TRABAJO:

Investigacion.

SEMESTRE:

Noveno.

ALUMNA:

FECHA DE ENTREGA:

11/05/2019.

SAN FRANCISCO, PETEN.


INTRODUCCION.
El presente trabajo tiene como objetivo presentar los conceptos más acertados acerca de
la temática social del acto moral, al igual que de los temas afines que se derivan en este
término.

Como podemos ver desde tiempos inmemoriales la ética o filosofía moral se ha ocupado


y preocupado siempre de la praxis humana. La moral o lo ético es un conocimiento, un
conocimiento que se evoca principalmente al hombre y a Dios en la mayoría de los
casos, de la relación que se establece entre el conocimiento del hombre y el de Dios se
deriva así mismo el conocimiento de lo que es bueno y de lo que es malo.

En nuestra actualidad podemos que estos temas se están quedando atrás es por ellos que
en este trabajo se da una breve explicación de lo que se trata cada uno de estos temas
dándoles un lugar primordial en donde nosotros como futuros pedagogos somos quienes
deberíamos de ser los primeros en practicar cada uno de ellos.
ÉTICA DE VALORES.
Los valores éticos son guías de comportamiento que regulan la conducta de un
individuo. En primer lugar, la ética es la rama de la filosofía que estudia lo que es moral
y realiza un análisis del sistema moral para ser aplicado a nivel individual y social.
Entre los valores éticos más relevantes se pueden mencionar: justicia, libertad, respeto,
responsabilidad, integridad, lealtad, honestidad, equidad, entre otros.
Los valores éticos se adquieren durante el desarrollo individual de cada ser humano con
experiencia en el entorno familiar, social, escolar e, inclusive, a través de los medios de
comunicación.

Los valores éticos demuestran la personalidad del individuo, una imagen positiva o
negativa, como consecuencia de su conducta. Asimismo, se pueden apreciar las
convicciones, los sentimientos y los intereses que la persona posee.

Por ejemplo, el individuo que lucha por la justicia y la libertad, valores considerados
como positivos, son el reflejo de una persona justa. Pero, de lo contrario, se observa un
ser humano apático ante dichos valores y que da cierto apoyo a las injusticias.

Por tanto, los valores éticos permiten regular la conducta del individuo para lograr el
bienestar colectivo y, una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad.

Etimológicamente, la palabra ética es de origen griego ethos que significa “hábito o


costumbre” y el sufijo -ico que expresa “relativo a”.

Valores éticos relativos.

Los valores éticos pueden ser relativos en virtud del punto de vista que posea cada
individuo.

Por ejemplo, para una persona es sinónimo de responsabilidad llegar puntual a su lugar
de trabajo. No obstante, para otro esa situación no es considerada como algo de
relevancia, por lo que puede llegar con retraso a su puesto de trabajo y no sentirse
irresponsable.

Por tanto, se debe mencionar que son muchas las personas que no comparten opiniones
ni respetan los diferentes puntos de vista de otros. Es decir, lo que para algunos es una
actitud ética o positiva, necesariamente, no lo es para otros.

Valores éticos absolutos.

Los valores éticos también pueden ser absolutos en virtud de lo que es considerado
como un hábito o costumbre practicado por toda la sociedad. No son subjetivos y su
sentido permanece invariable más allá de las experiencias personales o colectivas.

Es decir, en términos generales y más allá de las diferencias culturales existentes entre
las personas, todos somos capaces de reconocer qué es la solidaridad o el respeto, así
como de identificar aquellos actos considerados como buenos o malos.
Por ejemplo, todos los individuos saben o reconocen qué es la cordialidad más allá de
que la pongan en práctica o no con quienes están a su alrededor.

Juicio ético.

Por otra parte, cabe mencionar que el ser humano vive en un constante juicio ético, lo
que se refiere a razonar y determinar qué acción, conducta o actitud es la más acertada
en un momento determinado, en función a las normas y valores impuestos por la
sociedad.

Cuando el individuo se encuentra frente a un juicio ético es importante comprender el


problema ético, buscar la mejor solución que no perjudique a otros individuos y
reflexionar porque fue la mejor solución ante esa situación.

Valores éticos y morales.

Los valores éticos también incluyen los valores morales que son aquellos que permiten
diferenciar lo bueno de lo malo y, lo justo e injusto de una situación o circunstancia
determinada.

El juicio moral es el acto mental que permite al individuo determinar su actitud con
respecto a lo que es correcto e incorrecto.

Valores éticos y humanos.

Los valores humanos son las propiedades, las cualidades o las características que posee
un individuo. Asimismo, estos valores son universales y dinámicos, se comparten en
todas las culturas y, determinan las pautas y las normas de una conducta coherente, por
ello se relacionan con los valores éticos.
Características de los valores humanos.
A continuación, se determinan las características que poseen los valores humanos.

 Jerarquía: hay valores que son considerados superiores y otros inferiores, aunque esto
no les reste importancia en sus prácticas diarias.
En este sentido, se aprecia una escala de valores en el que prevalecen unos valores por
encima de otros cuando existe un conflicto.

 Polaridad: los valores se presentan en sentido positivo pero, también pueden conllevar


a un contravalor.

 Dinamismo: los valores se transforman a medida que pasa el tiempo, por tanto, dan
sentido a la vida del ser humano y a la sociedad.

 Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo.

MORALES ALTRUISTAS

Entendido como una de las cualidades más admirables e inherentes al ser humano, el
altruismo es la capacidad de actuar desinteresadamente en beneficio de otros que
pueden necesitar la ayuda o que se encuentran en condiciones de inferioridad.

Se considera que el altruismo es una condición inherente al ser humano ya que el


mismo, al vivir en sociedad, se relaciona con otros individuos y desarrolla todo tipo
de sentimientos de compasión, empatía y amor que lo llevan a actuar de manera
desinteresada y compasiva.

La palabra altruismo tiene su origen en un vocablo del francés antiguo, altruismo, que


significa darse a uno mismo para ayudar a aquel que lo necesita. Más específicamente
"altrui" del francés, manifiesta "del otro".

Un perfil general del individuo altruista

Se trata de alguien que piensa en los demás y no solamente en sí mismo. Por lo tanto, es
una persona con empatía y normalmente está dispuesta a prestar su ayuda a quienes lo
necesiten.

Como norma general, actúa de manera desinteresada, es decir, sin buscar un beneficio a


cambio de su acción generosa. Es muy probable que la persona altruista actúe por amor
al prójimo o bien por algún tipo de creencias o valores morales.

El altruismo implica en la mayoría de los casos actuar en favor de un otro aún cuando el
resultado de esa acción puede ser perjudicial o dañina para quien la llevó a cabo. En este
sentido, los comportamientos altruistas que muestran los seres humanos y otros seres
vivos se oponen a la teoría darwinista de la supervivencia de los más aptos ya que
supone la completa entrega a pesar de conocer la posibilidad de la muerte o la extinción.

Ejemplos de la vida cotidiana.

El estudiante que ayuda a sus compañeros a realizar las tareas escolares es un claro
ejemplo de persona altruista.

Lo mismo sucede con aquellas personas que colaboran desinteresada y voluntariamente


con entidades sociales.

Los misioneros que trabajan con pueblos oprimidos y en circunstancias extremas son
indudablemente altruistas.

El altruismo es uno de los elementos más celebrados por todas las religiones
tradicionales, especialmente el Cristianismo, el Judaísmo, el Islamismo, el Budismo y el
Hinduismo entre otras. Para todas ellas, el ser humano es un ser noble creado a
semejanza de su dios y por tanto actúa naturalmente en beneficio de aquellos que más lo
necesitan. En el caso del Cristianismo, la entrega de Jesús al sacrificio con el objetivo
de salvar a la Humanidad del pecado es el ejemplo más patente y conocido de altruismo.

¿Somos altruistas o egoístas?.

No existe una respuesta definitiva sobre este interrogante. Si tenemos en cuenta que
todos los seres vivos luchan por su supervivencia, los humanos somos egoístas. Sin
embargo, es evidente que ciertas conductas se alejan de la lucha por la propia
supervivencia y se centran en el beneficio del prójimo.

El altruismo tiene un componente paradójico, pues la acción desinteresada puede


esconder unas dosis de egoísmo. Así, si ayudo a mi vecino a realizar una mudanza
puedo pensar que a cambio voy a obtener un cierto beneficio (por ejemplo, cuando yo lo
necesite podré pedirle un favor o simplemente me voy a sentir bien prestándole mi
ayuda).

Hay muchas actitudes que normalmente acompañan al altruismo y que tienen que ver
con comportamientos considerados éticos y morales. Entre estas actitudes debemos
mencionar la compasión, el amor por el prójimo, la empatía, la solidaridad, etc. Del
mismo modo, también hay actitudes y formas de actuar opuestas al altruismo y algunas
de ellas pueden ser el egoísmo, el individualismo y la búsqueda de la propia satisfacción
sin importar la necesidad de los demás.

MORAL DE SIMPATIA.
En algunos casos, el origen etimológico de una palabra ya ofrece su definición precisa.
Eso es lo que ocurre con simpatía, que proviene del latín simpathia. Este vocablo, a su
vez, deriva de un concepto griego que significa “comunidad de sentimientos”.
La simpatía, por lo tanto, es aquella inclinación afectiva que existe entre dos o
más personas. Por ejemplo: “Existe una gran simpatía entre ella y yo”, “Marcos y Abel
no se tienen simpatía”.

Por lo general, la simpatía es mutua y nace de manera espontánea. Sin embargo, es


posible que, con el correr del tiempo, el hecho de conocer más a otra persona haga nacer
una simpatía que, en principio, no existía.

Más allá de que el término se utiliza en las relaciones interpersonales, la simpatía


también permite hacer referencia a la inclinación análoga hacia animales u objetos. Para
la física, la simpatía es la relación entre dos cuerpos o sistemas por medio de la cual la
acción de uno induce al mismo comportamiento en el otro.

Por otra parte, la simpatía forma parte de la personalidad de una persona. Se trata de
algo propio de su modo de ser y de su carácter, que convierte a dicho sujeto en alguien
agradable para los demás: “Alfredo me conquistó con su simpatía”, “Gracias a su
simpatía, el candidato logró seducir a los vecinos y quedó bien posicionado de cara a las
elecciones”.

En psicología, el concepto se entiende como un mecanismo de influencia y se encuentra


relacionado con la parte afectiva que moviliza la actitud de un individuo. Cuando éste se
encuentra en una situación agradable, en la que se siente cómoda, experimenta un
estado afectivo positivo lo cual lo ayuda a mantener buenas relaciones con su entorno.

Según los especialistas, para conseguir que una persona se presente positiva y
agradable, es necesario brindarle una situación cómoda valiéndose de los recursos que
existen en el ambiente. Es posible que teniendo en cuenta una serie de elementos, aún si
esa persona se encontraba en una situación de estrés o negatividad, al experimentar un
cambio en su entorno puede modificar rotundamente su actitud. Por ejemplo, invitar a
alguien a una comida para conseguir llegar a él es una buena técnica pues, después de
ésta, aumentará la simpatía del individuo y será posible entablar una relación amistosa.

Como ésta existen cientos de estrategias para conseguir conquistar a un individuo; de


hecho, de ellas se valen quienes dirigen las sectas para conseguir adeptos.

Diferencias entre simpatía y empatía.

Estos dos conceptos suelen confundirse y, aunque en algún sentido se encuentran


emparentados, no son exactamente lo mismo. La diferencia se encuentra en que la
simpatía consiste en la capacidad de percibir una situación de una manera similar a otra
persona, mientras que la empatía refiere a la capacidad de sentir lo mismo que la otra
persona, es decir de ponerse en su lugar.

La segunda es una identificación mental con el estado de ánimo del otro y recibe


diversos nombres como inteligencia interpersonal o emocional; lo que, según diversos
especialistas, consiste en una de las habilidades más complejas de los seres vivos, la
cual es aprendida a través de la educación, no se nace con ella. En este punto se
diferencian rotundamente ya que, al simpatía, surge espontáneamente y no debe ser
aprendida.

Para entender mejor estas diferencias tomemos un ejemplo:

Simpatía: Conoces a una persona y te cae bien, te sientes cercano a ella afectivamente
aun si no comprendes del todo su forma de sentir o pensar.

Empatía: Conoces a una persona y te acercas a ella a tal punto que consigues ponerte
en su lugar, independientemente de si compartes o no su forma de ver las cosas.

MORAL DE SOLIDARIDAD.
La solidaridad es el apoyo o la adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros,
por ejemplo, en situaciones difíciles. La palabra solidaridad es de origen latín “solidus”
que significa “solidario”.

Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin
común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros tanto lo material
como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración mutua entre las
personas.

En este sentido, se puede citar como ejemplo a La Cruz Roja como símbolo de
solidaridad, ya que es una organización imparcial con una misión humanitaria basada en
el principio de solidaridad que consiste en proteger la vida y dignidad de las víctimas de
guerra y de violencia, así como prestarle asistencia.

La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que cuando persigue


una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.

Solidaridad como valor.

La solidaridad es un valor por excelencia que se caracteriza por la colaboración mutua


que existe entre los individuos, lo que sin duda permite lograr la superación de los más
terribles desastres, como guerras, pestes, enfermedades, entre otros, aplicarlo también
con nuestros familiares, amigos y/o conocidos que se encuentren en situaciones difíciles
y con la ayuda recibida permita salir adelante y mejorar en cierto modo la situación.

La solidaridad entre los seres vivos permite resistir las adversidades que se presenta a lo
largo de la vida. La persona solidaria no duda en colaborar y apoyar a todos aquellos
individuos que se encuentran en situaciones desfavorecidas, lo que permite distinguirse
de las personas indiferentes, egoístas ante sus compañeros.

Es importante fomentar la solidaridad desde la infancia ya que puede ser vista como la
base de otros valores humanos que logra desarrollar valiosas relaciones de amistad,
familiares y/o sociales basadas en la ayuda, apoyo, respeto y tolerancia.
Derechos de solidaridad.

Los derechos de los pueblos o los derechos de solidaridad son aquellos que optimizan el
desarrollo de una persona en un ambiente apropiado, contemplan al ser humano en su
universalidad y buscan garantías para la humanidad como un todo. Es uno de los
derechos humanos más recientes y para que pueda cumplirse tienen que participar todas
las entidades públicas y privadas del mundo y todos los individuos.

Frases de solidaridad.

“El racismo no se combate con el racismo, la mejor forma de combatir el racismo es con
solidaridad.” Bobby Seale.

“El primer paso en la evolución de la ética es un sentido de solidaridad con otros seres
humanos.” Albert Schweitzer.

“La palabra más importante en el lenguaje de la clase trabajadora es solidaridad.” Harry


Bridges.

“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y


perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para
que todos seamos realmente responsables de todos” Juan Pablo II.

Solidaridad en derecho.

La solidaridad es un modo de derecho o una obligación in sólidum, que significa por


entero. En otras palabras, la víctima de un daño puede obtener la reparación total del
mismo solicitando la responsabilidad a uno de los coautores.

Solidaridad en lingüística.

La solidaridad, en el ámbito de la lingüística es la función entre dos elementos que se


implican mutuamente en un texto o están en interdependencia. Por ejemplo, en la lengua
castellana, esta relación se cumple entre los morfemas de número y persona verbales.

Solidaridad y sociología.
Como tal, la solidaridad en sociología puede ser vista como la adhesión de cada uno de
los miembros a unos mismos valores y a unos mismos principios. En este sentido, según
el sociólogo Francés Emile Durkheim puede ser vista de tres maneras:

La solidaridad en la comunidad, es el sentimiento de unidad basado en intereses o metas


comunes, compartido por muchos individuos, para pertenecer a un mismo grupo social,
para trabajar unidos, para lograr una misma meta o para luchar juntos por un mismo
motivo.

La solidaridad orgánica, vista en una empresa, es la interdependencia que existe entre


los diversos individuos debido a la fuerte especialización de cada uno de ellos y a la
irrupción de la división técnica del trabajo en diferentes funciones.

En contraposición a la anterior, la solidaridad mecánica se caracteriza por una total


competencia e independencia de cada individuo en la mayoría de los trabajos, y por
tanto, no hay una necesidad del otro.

En virtud de lo anterior, la solidaridad es saber comportarse con la gente, es un acto


social, y también se refiere a la cohesión o a los lazos sociales que unen a los miembros
de una sociedad entre sí.

Principio de solidaridad.

Existe un principio de solidaridad en la doctrina social de la Iglesia católica y se define


como la consideración del conjunto de características o aspectos que relacionan o unen
a las personas, y la ayuda mutua, la interacción, la colaboración y el servicio que ese
conjunto de relaciones promueve y también alienta. Esta colaboración e interacción
debe contribuir al desarrollo, al crecimiento y al progreso de todos los seres humanos a
partir de los valores cristianos y evangélicos.

MORAL DEL DEBER.


Los deberes u obligaciones, lo que se tiene que hacer por estar compelido a ello, en
forma interna o externa puede fundarse en varias fuentes: familiares, religiosas,
jurídicas, costumbres, laborales, etcétera. Entre estos deberes, los morales pueden
definirse como aquello que nos es imperativo hacer por demanda de nuestra
propia conciencia, que en caso de no cumplirlo, nos sanciona con el remordimiento.

El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las acciones
clasificándolas en buenas o malas. Lo que se debe hacer es lo bueno, pero lo que no es
tan fácil de descubrir en algunos casos es qué es aquello que llamamos “bueno”. Esto
dependerá de nuestra propia concepción del mundo y de la influencia que en
la formación de nuestras percepciones valorativas hayan tenido la familia, la religión,
los padres o los grupos de amigos.

Muchas veces los deberes morales coinciden con los religiosos y los jurídicos: por
ejemplo no matar es un deber moral, pues si lo hago me condena mi conciencia; pero a
la vez es un mandamiento divino, que si no lo cumplo me conduce al infierno según
la tradición judeo-cristiana, y es también un deber jurídico, pues si mato voy a la cárcel,
tal como lo contempla la ley penal. Hay otros deberes que son morales pero no están
contemplados por las normas jurídicas para castigarlos, como dar limosna a un
necesitado.

MORAL APARTIR DE DARWIN.


En 1986, el filósofo de la biología Michael Ruse publicó una obra titulada Taking
Darwin seriuously. En ella, Ruse trataba de mostrar las implicaciones que la teoría de
Darwin tiene para dos ámbitos centrales en la filosofía: nuestra manera de conocer el
mundo (teoría del conocimiento, o epistemología), y la naturaleza de nuestro sentido de
la moral.

Desde entonces, el trabajo de Ruse ha provocado interesantes y acalorados debates:


recientemente, el filósofo ha publicado un artículo en el blog Talking Philosophy en el
que resume las ideas sobre la ética que podemos encontrar en Taking Darwin
seriuously.

Ruse es un naturalista filosófico, lo que quiere decir que tiene muy presentes los
hallazgos de la ciencia en su tarea filosófica. ¿Cómo se relaciona la selección natural
con la moral y la ética? Según la corriente de la ética evolucionista, nuestros
sentimientos éticos también son un producto de la evolución natural, al igual que las
adaptaciones físicas.

Su existencia se explicaría por el hecho de que fueron esos sentimientos los que
permitieron la cooperación entre individuos, aumentando la probabilidad de
supervivencia de éstos.

Esas ideas, que Ruse asume, le llevan a una de las afirmaciones más provocativas de su
obra. Si la moral y la ética son producto de la selección natural, no tienen una existencia
objetiva, es decir, no pueden ser ciertas de una manera absoluta e independiente de
nuestra mente: en otras palabras, no hay una fuente última de legitimidad moral (como
por ejemplo, la existencia de un Dios trascendente). Pero eso no implica que la moral y
la ética sean un asunto púramente subjetivo, en el que cualquier valor moral se base
únicamente en acuerdos o convenciones: como miembros de una misma especie, los
humanos poseemos unas intuiciones básicas compartidas, que influyen sobre el tipo y la
amplitud de valores que son posibles para seres como nosotros.
CONCUSION.
En conclusión podemos ver que los valores éticos son guías de comportamiento que
regulan la conducta de un individuo, el cual sirve de mucho para así no caer en actos
inmorales que puedan afectar nuestro buen nombre.

Es necesario entender, diferenciar en que es un acto y un acto moral, pues no todos


nuestros actos están llamados a ser "Actos Morales".

Los actos que realizamos es el modo en que nos movemos respecto del fin de
nuestra vida. Cada acto que realizamos nos acerca o nos aleja de ese fin, estos están
dirigidos por normas, que provienen de antecedentes culturales, costumbres y
valores que abarcan todas sus acciones, normas que no siempre tienen un contenido
de valor moral.

En cuanto a la valoración de los actos según los principios o fuentes de la moralidad,


hay que tener en cuenta que el bien consiste en la posesión de todos los elementos
requeridos para la plenitud de un ser; y el mal, en cambio, en la ausencia de alguno
de ellos.

La determinación de la bondad o malicia de los actos humanos se hace por los


elementos que los integran: El objeto, el fin y las circunstancias. Estos elementos no
intervienen todos de la misma manera, cuando determinan la moralidad de los actos
humanos buenos y la de los actos malos.

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